La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.
lunes, 31 de julio de 2023
LOS FENICIOS
La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.
domingo, 30 de julio de 2023
PREHISTORIA - IBEROS
El Paleolítico inferior es la etapa inicial de la Edad de Piedra. Comenzó hace unos 2,5 millones de años, cuando están datadas las primeras herramientas conocidas, y duró hasta hace unos 125.000 años. En la península ibérica tenemos reproducidos pinturas y grabados que han permitido atestiguar la presencia humana en nuestro suelo. -Pero del Paleolítico superior, que va desde 40.000 a 10.000 años a.C., sabemos que en la península es en las cuevas de Altamira donde encontramos el ejemplo más representativo, con las pinturas rupestres, que asegura la existencia de grupos. Podemos asegurar que las cuevas fueron utilizadas desde hace unos 35.000 años hasta que fue sellada por un derrumbe hace unos 13.000 años. -Posteriormente, en el Mesolítico, con un clima más templado se producen cambios en las últimas culturas del paleolítico. Sabemos de las herramientas para la caza y la pesca, abrigos, cavernas y dominio del fuego. Hay sedentarismo y también migraciones debido a la necesidad de cazar y pescar. -Después, en el Neolítico, 6.000 años antes de Cristo ya encontramos una economía basada en la agricultura y la cría de animales para el consumo. Se cambia de una subsistencia depredadora a otra de tipo productivo. Esto desarrollará las primeras aldeas y una incipiente estructura social. En Atapuerca se han descubierto un antepasado común de los neandertales europeos y del hombre de hoy. Estamos hablando del Homo Sapiens Sapiens. (¡O sea, que era español!) Los Homo sapiens de Atapuerca tenían afinidades genéticas con Oriente Próximo y Alemania. Son restos fósiles encontrados en este yacimiento, que datan de hace 4.500 años. -La Edad de los Metales se inicia con el Cobre. Abarca todo el III milenio a.C. existieron yacimientos sobre todo en Andalucía. Hacia el 3500 a.C. Algún listo mezcla el estaño y el cobre, y obtiene el bronce, un metal de dureza muy superior a la de cualquier piedra utilizada. La edad del Bronce va desde el siglo XX al V a.C. Estos metales sustituyeron paulatinamente al hueso y a la piedra. Como el estaño comenzó a escasear en Oriente Medio obligó a esos pueblos a la búsqueda del metal. Aquí es cuando comienzan a llegar los extranjeros a la península por primera vez, ¡por suerte! Llegaron a la península y se fabricaban armas y otros utensilios. Hicieron posible la aparición de culturas nuevas y el inicio del megalitismo, otro punto importante es la construcción de megalitos, construcciones arquitectónicas para tumbas, hechas con grandes bloques de piedra escasamente desbastados. Se inicia a partir de finales del Neolítico y dura hasta la Edad del Bronce. La cultura del vaso campaniforme es un enigma hoy en día. Hay quien lo considera de procedencia ibérica y de mediados del III milenio a.C. y que se fue extendiendo por Europa. Esto tiene importancia para la conservación de excedentes y para la comercialización. Se trata de vasijas (si las ponemos boca abajo parecen una campana).
-Desde los siglos XII al III a.C., se desarrollan en la península hechos de gran trascendencia. Entran pueblos indoeuropeos y luego comenzará la romanización del territorio. Esos mil años los estudiosos lo dividen en dos partes según su expansión. Llega el hierro, que comenzó a extenderse desde el 1200 a.C. comenzando por el noroeste y está directamente relacionado con las migraciones de origen indoeuropeo. Esto produjo la relación interna entre los pueblos que habitaban la península. El estudio de textos antiguos, Herodoto y Estrabón, y hallazgos arqueológicos da constancia de una civilización, seguramente la primera como tal, desde el valle alto del río Guadalquivir y Extremadura hacia el sur. Tartessos, que fue el resultado de las influencias orientales sobre la población nativa. -Del s. X al V a. C. fue una civilización de los valles del suroeste, muy rica en la edad del cobre, gracias a los yacimientos de la zona: plata y cobre. Evidencia de comercio con pueblos del Mediterráneo y de Gran Bretaña. Posiblemente, desaparecido por dos factores: la aparición del hierro y la expansión por el Mediterráneo de los fenicios-cartagineses. LOS IBEROS La incidencia de las culturas foráneas sobre el sustrato humano existente alumbró una civilización autóctona, mucho más extensa y duradera y documentada, con grupos de pueblos que en gran diversidad nutren un fondo común, que se denomina Íberos. Los pueblos que de fuentes griegas y romanas daría el nombre a la península. Durante mucho tiempo se creyó que los íberos, juntos con los celtas eran los que habían sido los primeros habitantes de esta península, llegados desde África. Hoy sabemos con seguridad que los íberos fueron los descendientes de las anteriores culturas que se desarrollaron en el sur y el este de la península. Es decir que los íberos eran el mismo pueblo que los de la Edad del Bronce y Hierro antiguos, pero con otro marco de relaciones. Digamos que en un momento dado gracias a sus contactos con Tartessos y griegos salieron del anonimato. La mayoría de los estudiosos que adoptan esta teoría se apoyan en evidencias arqueológicas, antropológicas y genéticas estimando que los iberos procedían de las regiones mediterráneas situadas más al este. Se extienden desde el Norte de Cataluña hasta la desembocadura del Guadalquivir. Economía agrícola, explotación de minas y uso de la metalurgia y la orfebrería. También a la artesanía y gracias al comercio acuñaron sus propias monedas. Algunos pueblos íberos desarrollan la escritura. Habitan en poblados amurallados y su organización social se basa en la tribu donde destaca una aristocracia guerrera. Entre otros, turdetanos, layetanos, edetanos. Alcanzaron su máximo nivel cultural entre los siglos V y III a. C. A los íberos se les nombró de este modo básicamente porque hablaban una lengua común, en contraposición de los que vivían en el centro o noreste de la península, y según los griegos, porque habitaban a los márgenes del Ebro. Establecemos el principio de los Íberos en la península Ibérica en el 2.600 a. C cuando podemos empezar hablar de asentamientos íberos. Poseían una lengua común y junto a una abundante cerámica, una rica tradición artística (Damas de Elche y Baza). Parece que es la lengua el criterio fundamental que los identificaba como íberos desde el punto de vista de los griegos. El íbero aparece en inscripciones desde el sur del Languedoc occidental, el Rosellón, Cataluña, parte de Aragón, Valencia, Alicante, Murcia Albacete, Ciudad Real y Andalucía. Hasta Alicante, es decir sigue las márgenes del río Ebro. O sea, que por aquella parte de Cataluña, Valencia, Aragón etc. fueron los primeros españoles. ¡Quién lo diría!La Dama de Elche, es una escultura Íbera en piedra caliza realizada entre los siglos V y IV a.C.Dama de Baza, escultura íbera del siglo IV a.C., labrada en piedra policromada y realizada por los bastetanos.sábado, 15 de julio de 2023
INVASIONES INGLESAS AL VIRREYNATO DE BUENOS AIRES
El 25 de junio de 1806 desembarcaron las fuerzas inglesas, y ante las pobres posibilidades inmediatas de defensa, las autoridades virreinales aceptaron la intimación del inglés Beresford y entregaron Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata a, que posteriormente fueron vencidas, mes y medio después, por un ejército proveniente de Montevideo comandado por Santiago de Liniers, al que se sumaron milicias populares porteñas, proceso conocido como la Reconquista. En la tarde del mismo día de la rendición del Virreynato, las tropas inglesas desfilaron y enarbolaron la bandera del Reino Unido, que permanecería allí por 46 días. El territorio bajo dominio británico fue rebautizado bajo el nombre de Nueva Arcadia, en alusión a la tierra pastoril griega de tanto peso en las fábulas neoclásicas Los demás miembros del Consulado juraron el reconocimiento a la dominación británica. El general Belgrano (posterior creador de la bandera Argentina), prefirió retirarse "casi fugado", según sus propias palabras, a la Banda Oriental del Río de la Plata, a vivir en la capilla de Mercedes, dejando en claro su postura al pronunciar su célebre frase: "Queremos al antiguo amo o a ninguno". Cosas del destino irónico, el gran defensor del virreinato español ante las fuerzas inglesas, fue un francés, Santiago de Liniers, al servicio de la corona española. Los ingleses habían entrado como Pedro por su casa, sabedores de la superioridad militar y de la inseguridad política existente ya que el virrey Sobremonte, había huido al interior dejando en manos de los criollos la solución al problema. El 12 de agosto, Liniers avanzó sobre la ciudad desatando una batalla campal en distintas calles de Buenos Aires, hasta acorralar a los británicos en el Fuerte de la ciudad. Primero fue tomada la Iglesia de la Merced, ubicada a pocos metros de la Plaza Mayor, y desde el atrio del templo se lanzó la ofensiva al Fuerte. También salieron a la calle centenares de voluntarios organizados y entrenados por Alzaga. Cerca de doscientos prisioneros ingleses fueron custodiados y llevados por las tropas de Garmendia hasta la ciudad de Tucumán, que debía encargarse de alojar, alimentar y custodiar. El general Beresford se rindió y firmó la capitulación el 20 de agosto, en la que se acordaba el intercambio de prisioneros entre ambos bandos. Temiendo un segundo ataque, el Cabildo presionó para que los prisioneros británicos fueran enviados al interior, anulando así los términos de la rendición.
viernes, 14 de julio de 2023
LA ESCLAVITUD EN AMÉRCIA PARTE 5
Así pues, un asiento sería un convenio entre la Corona y un particular. La primera vez que se concedió el asiento de negros se planteó en 1516-1517 con una compañía genovesa. Tras la Guerra de los 9 Años (1688 – 1697) en la que la hegemónica Francia se enfrentó a media Europa, fue firmado el Tratado de Rijswijk, mediante el que Francia consiguió Haití. La parte oeste de esa isla (“La Española”) no fue colonizada nunca, consiguiendo para sí tierras vírgenes donde creó una colonia esclavista. Muy pronto, los portugueses se hicieron con este lucrativo negocio y lo controlaron durante la época de los Austrias.
En 1765, el asiento de negros fue concedido a la Compañía Gaditana de Negros. Entre 1766 y 1770, la Compañía se valió de naves con bandera y tripulación francesa e inglesa para llevar los esclavos a América. Pero hubo que disolverla en 1779.
Debido a la insistencia cubana, reclamaban mano de obra, esta liberalización del tráfico comercial y negrero se consiguió por 1787 dándose licencia el año anterior a la empresa “Backer and Dawson” para introducir negros. Por la misma época se creó la “Compañía de Filipinas”, supliendo los puertos de Río de la Plata y Perú desde Brasil.
Sólo se prohibió la venta de productos que no hubiesen partido de puerto español y que los negros comprados se destinasen obligatoriamente al uso campestre y no servicial. Incluso los extranjeros podían introducir esclavos, aunque no en la Habana. En 1791, y ante su éxito, se prorrogó por 2 años más y se extendió al Virreinato de Santa Fe (Colombia) y Buenos Aires, pudiendo ahora los navíos exportar esclavos y útiles de trabajo.
En 1791 sólo se prohibió la venta del comercio esclavista que no hubiesen partido de puerto español. Desde sus inicios en 1789 hasta 1870, en la América hispana entraron más de 1.500.000 esclavos, de los cuales 600.000 en las islas. Llegó a ser tan efectiva esta introducción y a reportar semejantes beneficios que en 1820 y 1835 Inglaterra, más movida por intereses económicos que en una ética abolicionista, hizo firmar a España su derogación. Los abolicionistas, como el general Prim, quizá asesinado por este motivo, no lo tuvieron fácil. La abolición se decretó en 1886 en Cuba, último bastión esclavista español. La “Paz de Zanjón”, acababa la guerra en Cuba en 1878, consiguió un compromiso y se firmó concretó en 1880.
Amparados en la protección de la Corona Española una gran oleada de peninsulares llegados a las Antillas entre 1814 y 1833 hicieron fortuna con la trata o la explotación de esclavos en los ingenios cubanos, son los que luego serían llamados “Indianos”. Por ejemplo, Pablo Epalza, futuro fundador del Banco de Bilbao. Antonio López y López, Marqués de Comillas, fue el fundador también del Banco Hispano Colonial, cimentó su fortuna como negrero y dueño de cuatro cafetales y cuatro ingenios que aprovechaba para vender sus dotaciones de esclavos. Juan Manuel Manzanedo, natural de Santoña, cuyo pasada oscuro registró Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales, llegó a Cuba como sirviente y acabó amasando una gran fortuna como traficante que después reinvirtió en la promoción del prestigioso barrio de Salamanca en Madrid.
El primer marqués de Comillas, que hizo fortuna con la trata de esclavos en las Antillas, su hija se casó con Eusebi Güell, mecenas de Antoni Gaudí e inspirador del espectacular parque Güell, que a la vez había recibido una considerable fortuna de parte de su padre, Joan Güell i Ferrer, que se había enriquecido también con la trata de esclavos. Josep Xifré, primer presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona, el embrión de La Caixa, también se lucró con el negocio de los esclavos. La familia Vidal-Quedaras participaron del mercado esclavista en el siglo XIX. Joan Mas Roig, antepasado de Artur Mas, como capitán de una pequeña embarcación de astilleros catalanes, navegó entre julio y diciembre de 1844 llevando desde las costas de África hasta las de Brasil, esclavos a bordo. El hermano, Pere Mas Roig con solo 18 años de edad comandaba “La Goleta”, fue capturado con una carga de 259 esclavos, hombres y mujeres, que habían sido encadenados y embarcados en Angola.
Alicia y Esther Koplowitz, dos de las empresarias más conocidas de España, son hijas de Esther Romeu de Juseu y Armenteros, aristócrata cubana y como ellas marquesa de Casa Peñalver, de Campoflorido, del Real Socorro y de Bellavista, pomposos títulos unidos a las grandes plantaciones familiares en Cuba con cientos de esclavos.
Cómo sería la cosa que los viejos maniseros solían cantar una copla y que todavía se recuerda en las calles viejas de la Habana:
“¡Desde el fondo de un barranco.
Grita un negro con afán:
¡Dios mío, quién fuera blanco,
Aunque fuera catalán”.
La reina María Cristina de Borbón, con monumento frente al Casón del Buen Retiro y célebre parada de metro en Barcelona, en compañía de su segundo esposo, practicó y promovió la trata de esclavos en las islas caribeñas y tuvo participaciones en diversos ingenios azucareros en el siglo XIX.
Otro ilustre, Leopoldo O’ Donnell, expresidente de gobierno que ejerció la Capitanía general de Cuba con puño de hierro entre 1843 y 1848, ordenó una cruel represión tras una revuelta esclava en la isla, conocida como “Conspiración de la escalera”, por ser el utensilio que utilizaron para torturar a los sediciosos.
Incluso en los últimos años del negocio negrero, cuando solo subsistía en Brasil y en las Antillas, el ilustrísimo político español Antonio Cánovas del Castillo luchó ferozmente contra los proyectos abolicionistas que surgieron en las Cortes entre 1869 y 1870.
Algunos de muchos ejemplos que ligan nuestra galería de personajes políticos y financieros con la luctuosa y desconocida trata de esclavos española, un negocio grandioso que permitió financiar la revolución industrial que vivieron principalmente Cataluña y el País Vasco en la segunda mitad del siglo XIX. Una terrible lacra que pervivió en territorio español hasta la cercana fecha del 7 de octubre de 1886, cuando la puesta en libertad de los últimos 25.000 esclavos en Cuba y los territorios de ultramar ponía fin a más de 400 años de comercio esclavista español. Solo Brasil conservaba la esclavitud hasta entonces.
El Decreto de 1609 de expulsión de los moriscos se incluyó una salvedad en el reino de Valencia donde se excluía a los que fueran de esclavos.
La ley de abolición de la esclavitud se publicó el 13 de febrero de 1880 y debía hacerse finalmente efectiva en 1888, tras ocho años de transición. Así, el 7 de octubre de 1886 quedaban en libertad los últimos 25.000 esclavos africanos o hijos de africanos de los territorios españoles de ultramar. Únicamente Brasil conservó la esclavitud hasta 1888, ahora empezaba el largo camino del olvido de una terrible institución que, paradójicamente, ayudaría a modernizar a España.
jueves, 13 de julio de 2023
LA ESCLAVITUD EN AMÉRCIA PARTE 4
En el Nuevo Mundo, en islas como Cuba, Puerto Rico y La Española, donde la alarmante tasa de mortalidad de la población nativa provocó las primeras leyes reales para proteger a la población local (Leyes de Burgos, 1512–1513). Aunque en Hispanoamérica hubo esclavos indios (en el Caribe), esta condición fue propia de los africanos. Los indios habían sido declarados libres por la Corona de Castilla, pero no a los africanos, situación que era considerada normal. Había esclavos negros en casi todas las ciudades costeras de España y hasta en la misma corte papal. Es más, la solución de importar negros en las Indias para aliviar el trabajo de los naturales fue sugerida por los mismos religiosos (dominicos) que luchaban en favor de los indios (el padre Bartolomé de Las Casas incluido). Ante las disputas habidas en la época y con motivo de la evangelización del Nuevo Mundo, en 1537, el papa Paulo III emite una bula donde prohibió que los indios fueran esclavizados. Sobre el comercio negrero la mentalidad era muy distinta a las consideraciones a los indígenas.
Los negros no eran considerados seres humanos como los demás. Por lo que no podían tener los derechos habituales y eran considerados como objetos en la práctica. Por supuesto que se debatió si tenían o no alma. Los indígenas fueron considerados personas con alma, por lo que no se les podía esclavizar. Por lo tanto salía económico comprar esclavos negros. El “Asiento de negros” era un convenio entre la Corona y un particular o sociedad comercial. La Corona concedía un arrendamiento de una explotación determinada, con exclusividad. Se utilizó para la explotación de minas y para el comercio de esclavos negros. La primera que se concedió el asiento de negros ocurrió en 1516 con una compañía genovesa. Muy pronto, los portugueses se hicieron con este lucrativo negocio y lo controlaron durante siglos. La legislación española se planteó muy pronto la ilegalidad de dicha práctica (gracias a los escritos de Bartolomé de las Casas y de la Escuela de Salamanca). A partir de 1595 comienza el régimen de asientos, mediante el cual la Corona delega (vende) su monopolio en una persona o entidad mercantil, por un tiempo determinado, señalándose también el número de negros a introducir. En la práctica, los beneficiarios de este sistema serán los comerciantes portugueses, que contaban con factorías en África y eran además, desde 1580, súbditos de Felipe II
El rey de Portugal sacaba beneficios de esto a través de la Casa de los Esclavos, con el asiento de la saca de negros de las factorías, y los monarcas españoles sacaban beneficios a costar de vender licencias para permitir llevar esclavos negros a América. La licencia para transportar un esclavo costaba ocho ducados. Como en muchas zonas de América ya no quedaban muchos indígenas debido a las epidemias, pero la demanda de mano de obra seguía creciendo, los españoles empezaron a importar esclavos africanos. Incluso el fraile Bartolomé de las Casas recomendó la importación de africanos para eliminar la escasez, si bien Las Casas cambiaría de idea posteriormente y se posicionaría también en defensa de los africanos.
En 1530 el Emperador Carlos V prohíbe la esclavitud de los
naturales de América pero en 1534 permite la esclavización de los rebeldes
capturados en guerra justa. Pero para reemplazar a los indios llegaron los
negros. La legislación española se planteó muy pronto la ilegalidad de dicha
práctica (gracias a los escritos de Bartolomé de las Casas y de la Escuela de
Salamanca), por lo que hizo que se importaran personas esclavizadas de África,
que además tenían mayor resistencia física y a las enfermedades, especialmente
las tropicales, comenzando así un comercio a gran escala de esclavos africanos:
el comercio negrero.
El cultivo de azúcar es intensivo en fuerza de trabajo. Para
cultivar el azúcar los portugueses hicieron uso de un importante número de
esclavos africanos. El fuerte San Jorge de la Mina en la Costa de Oro
británica, se convirtió en un importante depósito de esclavos que eran allí llevados
ESTATUA EN LA ISLA DE GOREA, SENEGAL
La doctrina de la Iglesia referente a la esclavitud de los negros se mantuvo en vigor durante los s. XV y XVI en España. En la práctica durante estos dos siglos para nada cambió la esclavitud de los negros en la España peninsular. Se siguieron comprando y vendiendo ,tanto entre seglares como entre eclesiásticos, como un bien suntuario, aunque su condición fue más llevadera que la de sus hermanos en América.
Pese a lo que se difunde en la famosa "Leyenda Negra" Las Nuevas Leyes de Indias son una decisión del emperador Carlos I que convocó en 1540 una junta legislativa que se reunió en la Universidad de Salamanca con la organización de un importante grupo de humanistas, legisladores y religiosos, economistas y abogados. Las disposiciones ponen coto a los abusos detectados en la aplicación torticera de la institución de la Encomienda. Recogen una serie de derechos a los indígenas. En el caso de los negros fueron esclavizados.
El primer asiento de negros fue firmado por la corona a cambio de 900.000 ducados, y obtuvo el monopolio de la introducción de negros a Cartagena de Indias, a donde llevó 25.338 esclavos entre 1595 y 1600. Y el sistema duró hasta mediado el siglo XVII, suspendiéndose en 1640 a raíz de la separación de Portugal. Por ello, hasta mediados del siglo XVI, Portugal se convirtió en el mayor traficante de esclavos de Europa. Los árabes continuaron con sus negocios de esclavos proveyendo, sobre todo, a países orientales. Cuando se abandona el Mediterráneo Oriental y se toma el Reino de Granada eso hace prácticamente imposible que se esclavicen blancos en la Península. Dentro de los esclavos negros estaban los llamados bozales, es decir, los que se habían culturizado en el norte de África o en algún reino cristiano. Los que no eran bozales tenían una vida más complicada, porque primero tenían que aprender prácticamente todo sobre la cultura que les rodeaba.
El jesuita Pedro Claver logró comunicar el cristianismo a
los esclavos. Fue el misionero y sacerdote jesuita español que pasó a la
posteridad por su entrega a aliviar el sufrimiento de los esclavos del puerto
negrero de Cartagena de Indias donde vivió la mayor parte de su vida. Se apodó
a sí mismo el “esclavo de los negros”. Fue santificado. Al llegar Pedro Claver
a las Indias en 1610, una primera toma de contacto con la plaza fuerte de Cartagena
de Indias, ésta era un hervidero de negreros, piratas e inquisidores. Cartagena
de Indias era, por su posición en el mar Caribe, el principal mercado de
esclavos del Nuevo Mundo. Mil esclavos llegaban allí al mes, y los mosquitos y
las enfermedades devoraban a los sanos. El precio de compra de un esclavo era
dos escudos. Aunque muriera la mitad del “cargamento”, el tráfico seguía siendo
rentable. Ni las repetidas censuras del Papa, ni las de los moralistas
católicos podían prevalecer contra ese comercio movido por la avaricia. Los
misioneros no podían suprimir la esclavitud, sólo mitigarla.
lunes, 10 de julio de 2023
LA ESCLAVITUD EN AMÉRICA - PARTE 3
Un nuevo reino venía a engrosar el ya poderoso patrimonio de la reina Isabel, América. Al igual que el reino granadino, el de las Indias se encontraba habitado por gentes infieles, por naturales desconocedores de la fe de Cristo, aunque bastante aptos para ser evangelizados e introducidos en civilizadas costumbres. La Providencia elegía a Castilla, el reino peninsular en donde más vivo se mantenía el espíritu de cruzada contra los infieles, para supremo y único organizador y realizador de la mayor empresa de expansión que conocieron los siglos.
La historia de la esclavitud en España a partir del siglo XV, por tradición, era lícito en Castilla hacer esclavos a los enemigos en las guerras contra los moros (y luego contra reyes paganos de África o Canarias, si se dictaminaba que era guerra justa), para ponerlos a trabajar o para intercambiar por un rescate u otros prisioneros.
Se ha dicho que fue una empresa explotadora de los Reyes Católicos para con el pueblo indígena y también que pretendieron con ello culminar un fabuloso negocio apropiándose de las riquezas naturales de aquellas tierras.
De la abrumadora documentación que todavía hoy se conserva, emerge la principal razón una vez descubierta América: la expansión de la fe de Cristo y como territorio de la corona que se le consideró desde el primer momento, poner en marcha un proceso de modernización de la cultura y la industria, en todos sus ámbitos.
El mismo Cristóbal Colón le habló a Isabel de un proyecto para extender el catolicismo, primero en las islas y tierras que se fueran descubriendo, y luego tendiendo la mano a los reyes de la India que buscaban establecer contacto con los cristianos.
El problema se planteó cuando Colón que no lograba ni riquezas ni siquiera el orden necesario entre las gentes, tratando de impartir justicia mandó colgar a algunos colonos que se habían excedido en sus exigencias con los indios. Todo esto lo comunicó a los monarcas, enviando un navío con algunos hombres con noticias y alguna riqueza conseguida. Pero los reyes entendieron que desobedeció las ordenes de la corona al enfrentarse agrediendo a los indígenas rebeldes que no querían trabajar en las condiciones que impuso, y vender a algunos como esclavos, cosa que Isabel había dejado claro en su voluntad de que se tratara a los indios como súbditos de Castilla. Algunos de los hombres que habían retornado acusaron a Colón de mal gobernante.
Sabemos ahora que la reina adoptó su propia resolución: En 1499 los monarcas deciden poner fin al monopolio que tenía Colón sobre las navegaciones a las Indias. Podría explorar pero no descender a tierra siquiera.
El 27 de agosto llegó Francisco de Bobadilla con poderes de los reyes y 500 hombres armados. Encarceló en un barco a los tres hermanos Colón el 15 de septiembre y los envió encadenados a la península a mediados de octubre, llegando a Cádiz el 25 de noviembre de 1500. Y luego otra Cédula Resolutiva de la libertad de los indios, fechada en Sevilla el 20 de junio de 1500, donde Isabel ordenó recoger a los indios para entregárselos a Pedro de Torres y repatriarlos a sus familias, todo ello por su cuenta y riesgo.
No resulta extraño así que el historiador Rafael Altamira, a la vista del documento correspondiente, reflexionase así: “Fecha memorable para el mundo entero, porque señala el primer reconocimiento del respeto debido a la dignidad y libertad de todos los hombres, por incultos y primitivos que sean; principio que hasta entonces no se había proclamado en ninguna legislación, y mucho menos se había practicado en ningún país”.
Es importante subrayar que, aunque la doctrina universal fuese contraria en la práctica a la libertad de los esclavos, la reina Isabel dudó ya entonces en su propia conciencia de la licitud del tráfico con seres humanos, decidiendo finalmente liberarlos.
Con esta decisión, Isabel se anticipó en 35 años a la formulación del derecho de gentes de Francisco de Vitoria de la Escuela de Salamanca y Domingo de Soto, teólogo de Carlos V.
En un principio se había esclavizado a los pueblos indígenas americanos nativos. Pero en el año 1500 Fernando el Católico ordena la libertad de los indios antillanos que hayan sido reducidos a esclavitud. En 1503 se admite la esclavitud de los indios caribes, debido a su antropofagia, y de los indios rebeldes a la conquista española. Luego las Leyes de Indias de 1512 que protegía a los nativos.
La Reina ordenaba ya en 1503 al gobernador Nicolás Ovando propiciar los matrimonios mixtos, “Que son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la corona española”. Como consecuencia directa de estos matrimonios mixtos, los cargos en la administración indiana debían tener preferencia para los criollos, hijos de españoles y americanos.
TOMA DE CÁDIZ - 1262
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