viernes, 26 de julio de 2024

VIAJAR A LA INDIA POR EL OCCIDENTE

La caída de Constantinopla en manos musulmanas, la presencia del mundo islámico tanto al este como al oeste del Mediterráneo, dejaban a Europa cercada y con las rutas comerciales bajo control ajeno.
Portugal, el país más occidental del continente, y sin compromisos europeos, iniciaría la gran aventura oceánica, en la que le siguió la Corona de Castilla y a la que poco a poco se irían sumando otros países.
Desde finales del siglo XIV, los turcos extendían sus conquistas por los Balcanes y el Próximo Oriente, con lo cual lograron controlar el comercio entre la Europa cristiana y Asia, de donde procedían las apreciadas especias y la seda. Los portugueses iniciaron a principios del siglo XV, bajo el impulso de Enrique “el navegante”, la exploración del Atlántico por las costas de África, y a lo largo de toda el siglo consiguieron grandes avances.


Uno de esos hitos lo puso Bartolomé Díaz en 1488 al rebasar el Cabo de Buena Esperanza, el extremo meridional del continente africano. Estas fueron dos de las circunstancias que contribuyeron al inicio de la llamada  “Era de los grandes Descubrimientos”, un período durante el cual Europa occidental se lanzo al descubrimiento, exploración, conquista y colonización de todas las tierra emergidas, desconocidas hasta entonces.
Para un europeo del siglo XV era muy difícil imaginar un mapamundi de aquellos tiempos. No habían viajado por toda la tierra conocida. Tenían los escritos antiguos y mapas de navegación, pero eran reconstrucciones de viajes hechos por hombres de mar que antiguamente habían surcado las aguas. Y de viajeros, casi aventureros, que se habían internado en remotos países, con otras costumbres, diferentes idiomas y comerciado con ellos con productos nuevos en Europa. No sabían tampoco que en sus mapas faltaba la mitad del mundo. Los viajes de los vikingos 500 años atrás eran una quimera. Constantinopla cayó en mayo de 1.453. Ese hecho cambió la historia de la humanidad de aquellos tiempos. Esa ciudad era por entonces el centro de la cultura, la religión y el comercio. Su ubicación la hacían fundamental para el control marítimo con oriente. Génova vio perder sus colonias cayendo en manos musulmanas. Peligraba el comercio de Europa occidental. Evidentemente pensar en que había que encontrar un camino alternativo no era algo descartable. Los portugueses lo estaban consiguiendo con navegación “de cabotaje”. Por entonces era habitual no difundir información de nuevos sitios descubiertos como caladeros o tierras. Los marinos comerciantes y pescadores ocultaban para sí cualquier posibilidad de enriquecerse. Conocían perfectamente los instrumentos marinos, usaban una buena cartografía, sabían aprovechar los vientos de aquellas zonas.
Ya sabemos que fue Cristóbal Colón quien fue el precursor, el gran visionario que apareció en los momentos precisos para desarrollar una teoría que parecía descabellada. Necesitaba más información y sobre todo la organización para realizar la idea que le rondaba desde hacía tiempo. Colón ya pensaba que la tierra era esférica y hay varias hipótesis que hablan de la demostración que obtuvo de este hecho. Una es que el destino quiso que pasase un tiempo en las islas portuguesas del Atlántico y conoció una historia que confirmaba su teoría de poder llegar a Oriente navegando siempre hacia Occidente. Otra es que los chinos viajaron por gran parte de los océanos y dejaron constancia escrita de ello. Esos mapas fueron ocultados durante siglos, pero es posible que algunos comerciantes venecianos que visitaban tierras chinas le hablaran a Colón de estas cartas.
Su obsesión era viajar para encontrar oro y especias, también comerciar con sedas, alfombras y diversos productos orientales. El oro lo había visto conseguir fácilmente en África al conocer pueblos donde abundaba.
En el siglo XV la gente culta sabía que la tierra era redonda. Colón calculaba que habría unas 3.000 millas náuticas de mar abierto para llegar a Oriente desde Europa. Sus expectativas de presentar un proyecto serio y fundamentado al rey portugués necesitaban del aval de un erudito. De Florencia tuvo el respaldo que necesitaba, Toscanelli aprobaba la teoría de Colón. Era cartógrafo y científico de reputada consideración.
En 1.484 presentó al reino de Portugal su empresa. Se le escuchó y se formó una comisión de expertos pero finalmente no se aprobó. Portugal tenía por entonces un plan más lógico, ir por la costa africana. De hecho ya lo estaban realizando. Y en realidad Portugal llegó a Oriente antes que nadie.
Después de mucho sacrificio durante ocho largos y penosos años, consiguió el apoyo de los Reyes Católicos para realizar su impresionante idea.
El rey Fernando era un príncipe del Renacimiento, un político, práctico y buen gobernante. Isabel en cambio era más enigmática y muy devota, pero decidida y ambiciosa. Esta combinación de personalidades convenía a Colón. Los monarcas fueron convencidos. Eran jóvenes y emprendedores, decididos y también su pasión de ampliar la cristiandad y obtener el comercio por rutas marítimas nuevas les seducía. Y se comenzó algo que resultó ser mucho más grandioso de lo pensado.
Cuando el reino de Granada cayó ante los reyes cristianos, Europa estalló de alegría, los reinos, el papa y todos los pueblos. Isabel y Fernando si no hubieran hecho nada más a partir de entonces serían igual de grandes en la historia que lo son ahora. Pero el destino quiso que junto con Colón, y con un impresionante plantel de hombres dispuestos a la exploración y conquista de tierras ignotas, el mundo, el planeta se hiciera más grande, más rico, más hermoso.
Lógicamente los hechos fueron desarrollándose con muchísimos problemas y dificultades desconocidas. Y se fueron resolviendo a medida que aparecían, muchas veces no era posible prever que pasaría al día siguiente.

Desde el Descubrimiento en 1492 hasta que en 1570 un decreto del rey Felipe II prohibió que los actos de conquista se llamaran de esta manera, y exigió que se denominaran bajo el nombre de actos de pacificación, esos ochenta años, son la que llamamos exploración y conquista pasando a ser los virreinatos y la organización virreinal los encargados del desarrollo de los territorios y sus pobladores.

jueves, 25 de julio de 2024

CASTILLO DE TORIJA - GUADALAJARA

Es donde ahora se ubica el Centro de Interpretación Turística de Guadalajara. La fortaleza perteneció a la poderosa familia Mendoza quienes lo construyeron y la conservaron desde finales del siglo XV hasta principios del XVI.  
Se dice que los caballeros Templarios, habitaron el castillo hace unos siglos. Incluso en la entrada hay una relación de personalidades que fueron usuarios del castillo, y se les nombra. Incluso dentro del castillo, en una pequeña sala hay un muñeco que corresponde al último Gran Maestre, Jacques de Molay, está sentado y vestido con la capa blanca con cruz roja de esta orden de monjes guerreros.
Sin embargo, los templarios no estuvieron exactamente en el castillo, sino que, según contemplan los historiadores vivieron en un convento de la Orden del Temple, bajo la advocación de San Benito, que existía en el pueblo gracias a una bula del papa Alejandro III, hacia 1170. El castillo de Torija fue levantado cuando había desaparecido la Orden y es de nueva planta como atestiguan las pruebas arqueológicas realizadas. Sus garitones y el  adarve voladizo junto con ciertos elementos decorativos nos dan la certeza de que fue levantado en el siglo XV, y no en el XIII, por lo tanto los Templarios jamás pudieron estar allí dado que la orden fue disuelta en 1312, casi trescientos años antes de construirse el castillo.

No hay documentación fiable desde 1444, en la guerra de Castilla y Navarra, con la toma de Torija, camino de Madrid, según crónica del valido  castellano Álvaro de Luna. El castillo tuvo importancia en las luchas entre los reyes de Aragón y Castilla. Durante el reinado de Juan II de Castilla y los años de don Álvaro de Luna y los infantes de Aragón que estos promovieron la guerra contra el castellano. Pese a la derrota de los infantes en Olmedo,  entre las que se encontraba Íñigo de Mendoza no lograron reconquistar las plazas de Torija y Atienza. Fue el marqués de Santillana y el arzobispo Carrillo personajes destacados en la vida de Isabel la católica que incorporaron incorporaron estos pueblos a Castilla.

En la Guerra de la Independencia, (1808-1814) el castillo fue volado por “El Empecinado”, para que no sirviera de a las tropas de Napoleón. Pero ha sido reconstruido completamente.
Se cuenta esta leyenda relacionada con los templarios de Torija:

La Orden del Temple ya llevaba años asentada en la Península Ibérica. A mediados del siglo XII se instalan en la villa de Torija. Una circunstancia que pudo promover la llegada templaria a la villa fue la existencia de una importante comunidad judía en este pueblo. Los habitantes de Torija, durante mucho tiempo, han sido conocidos como “judíos” y los Templarios pudieron asentarse en estas tierras para poder recibir influencia de los cabalistas judíos que había por todas las tierras de Guadalajara. La Orden del Temple siempre ha estado vinculada con la búsqueda del conocimiento, y en la provincia de Guadalajara vieron un centro clave para empaparse de los saberes de la mística judía, con personajes de la talla de Moisés de Guadalajara.
Los famosos monjes-guerreros llegaron al pueblo alcarreño en busca de un tesoro oculto que pertenecía al rey Salomón, situado en un lugar indeterminado del reino de Toledo, al cual pertenecía Guadalajara. Los Templarios tenían también la misión de recuperar objetos sagrados y aquellos que conformaban “el tesoro del rey Salomón”.

Ibn Idari relata que los romanos saquean el templo de Jerusalén y llevan la Mesa de Salomón a Egipto, donde permanece hasta que un grupo de cristianos la trasladan a la capital visigoda de Toledo con motivo del avance musulmán por el norte de África.
Otra teoría dice que la Mesa de Salomón real fue traída a la Península Ibérica por los judíos que huían de Israel durante la invasión de Nabuconodosor, siendo estos los primeros judíos que arribaron a unas tierras donde vivirán una historia llena de sobresaltos y penurias. 
En la memoria de los judíos de Guadalajara está presente la historia de la Mesa de Salomón, como muestra el rabino Moisés Arragel de Guadalajara en su Biblia de Alba con dibujos de cómo era la reliquia, destacando el oro.
En Toledo, un caudillo musulmán consigue un botín repleto de joyas y ornamentos, además del apoyo de una comunidad judía harta de los desprecios cristianos. Son los propios judíos quienes revelarían la ubicación exacta de la Mesa de Salomón a Tariq, que no se encontraba en Toledo, sino escondida en una población situada a dos días de la capital. El historiador Abd al-Hakam sugiere que Tariq solo se dirigió a Toledo en busca de la preciada Mesa. El desenlace acaba con la desaparición de la Mesa su-puestamente en tierras andaluzas tras ser trasladada a los dominios del califa, que pidió verla con sus propios ojos.
Hay que tener en cuenta que el nombre del caudillo se pronunciaba como “Tarij” y su evolución fonética evolucionó a “Tarija” (lo mismo ocurrió con Tarifa, en Cádiz, bautizada así en honor a este personaje).
Ximénez de Rada, (1170-1247), arzobispo e historiador, sostiene que para localizar el pueblo donde Tariq encontró la Mesa hay que seguir las siguientes indicaciones: “siguiendo la cuesta de Zulema y encima del Burgo de San Justo”. Este apartado se ha relacionado siempre con Alcalá de Henares, pero esta ciudad nunca ha sido un burgo. El único pueblo con el nombre de “Burgo” en todo el valle del río Henares es, precisamente, Torre del Burgo, poblado que nació dependiente del monasterio de Sopetrán y situado cerca de Torija, lugar que Cuenca y Del Olmo reconocen como la ciudad de la Mesa.
Queda patente que son muchos los indicios que apuntan a que Torija fue aquella localidad a la que Tariq acudió en busca de la Mesa de Salomón y donde dio con ella, según las crónicas árabes; este acontecimiento ha quedado reflejado en la toponimia del lugar, incluso en el propio nombre del pueblo. También se sabe que los Templarios se asentaron en Torija, aunque se desconocen los motivos, que sobrepasan cualquier contexto de guerra. ¿Siguieron los pasos del caudillo árabe en busca de la Mesa de Salomón? La respuesta se encuentra escondida en algún lugar de los mágicos páramos de La Alcarria.
Por otra parte, visitando el castillo pueden tener una buena información histórica del camino del Cid por tierras de la Alcarria, con un video en una sala de proyección.

También existe una planta completa dedicada a Camilo José Cela y su “Viaje a la Alcarria”, con fotos de la época.

Asimismo una mesa electrónica nos descubre los puntos más interesantes de Castilla la Mancha. También una completa información de los productos de la tierra, vinos, miel y artesanía.
 
 


martes, 9 de julio de 2024

LA INQUISICIÓN DE TORQUEMADA

La Inquisición, como tribunal eclesiástico, solo tenía competencia sobre cristianos bautizados, no contra judíos o musulmanes.
Hemos de comprender que en un reino en aquella época no podían existir dos o más religiones, la del rey era la obligatoria para todos sus súbditos.


La causa de la Reconquista, no fue solamente por el territorio como se cree, sino fundamentalmente por conservar en el pueblo la religión cristiana que en aquellos tiempos era más importante que la propia vida. No existía la libertad de culto, por eso, a partir de la Toma de Granada, se pensó en ofrecer a los judíos o la expulsión o la conversión al igual que hicieron los visigodos más de mil años antes.  
A los musulmanes (moriscos) se les ofreció quedarse bautizados tras la Pragmática de Conversión Forzosa de los Reyes Católicos de 1502 en la Corona de Castilla, y en la Corona de Aragón hasta 1526.
Y a estos conversos son los que se les vigiló para que no profesaran su religión contraviniendo a la religión cristiana.
Cuando los Reyes dictaron el edicto de expulsión, los judíos habían  sido expulsados de todos los países y sólo quedaban dos por adoptar esa  medida: Portugal y Austria, que muy pronto se sumaron al sentimiento  generalizado de odio a los hebreos. Es de decir que, mucho antes de la  expulsión Sus Altezas  quisieron convertir a los judíos a la fe cristiana, y mandaron por todas las ciudades, villas y aldeas, a predicadores que  instruyeran a los herejes en la doctrina de la Iglesia  Romana. Y muchos, escarmentados por las grandes matanzas del siglo XIV y por lo que se vislumbraba que iba a venir, se convirtieron, aunque  algunos siguieron judaizando. Contra éstos últimos se estableció la  Inquisición.


Tomás de Torquemada, el dominico, fue fundamental para que los Reyes Católicos aprobaran la expulsión de los judíos de España. Algunos de sus colaboradores en el Santo Oficio eran cristianos conversos
Durante la mayor parte de su historia, sin embargo, al no existir libertad de culto ni en España ni en sus territorios dependientes, su jurisdicción se extendió a la práctica totalidad de los súbditos del rey de España. Así las cosas, desde la creación de los tribunales americanos, nunca tuvo jurisdicción sobre los indígenas. El rey de España ordenaba que los inquisidores nunca procediesen contra los indios, sino contra los cristianos viejos y sus descendientes y las otras personas contra quien en estos reinos de España se suele proceder.
Tomás de Torquemada fue el primer Inquisidor General de Castilla y Aragón. Y en cuanto a cifras de ejecutados, muchos historiadores modernos achacan a las exageraciones de la leyenda negra vertida contra España.
El hispanista Joseph Pérez echa luz sobre esta aparente contradicción “El antijudaísmo militante de algunos conversos se debía a su deseo de distinguirse de los falsos cristianos mediante la severa denuncia de sus errores”.
La creciente presión social sobre la comunidad hebrea en el siglo XV desembocó en la conversión al Cristianismo de casi la mitad de los 400.000 judíos que habitaban en España. Los hijos de muchos de ellos acabaron ingresando en el clero, como demostración de compromiso con su nueva religión.
Al no ser Torquemada una figura destacada hasta su edad adulta, poco se sabe de sus padres. Tras progresar en la orden, fue nombrado prior del convento de Santa Cruz de Segovia. Allí conocería a Isabel la Católica, que le designó como uno de los tres confesores personales de los Reyes Católicos por su prudencia, rectitud y santidad. Tradicionalmente, este cargo servía a muchos eclesiásticos como puente hacia otras posiciones más elevadas y para entablar contactos con los personajes más destacados de la Corte. Por ello, pese a su vida austera y su perfil discreto, el dominico fue elegido para reformar la institución, la cual desde su fundación en 1478 no estaba cumpliendo los objetivos planteados por los Reyes Católicos.


El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus reinos. A diferencia de su versión medieval, la primera creada en el siglo XII en el sur de Francia, la institución que pusieron en marcha los Reyes Católicos estaba bajo el control directo de la Monarquía y tenía como prioridad lograr la unidad religiosa en un territorio repleto de falsos conversos, no sobre los judíos. A raíz de un informe realizado por el arzobispo de Sevilla, el Cardenal Mendoza, y por el propio Tomás de Torquemada denunciando las prácticas judaizantes que seguían realizando impunemente los conversos andaluces, los Monarcas solicitaron al Papa Sixto IV permiso para constituir este órgano en la Corona de Castilla.
Inicialmente, la actividad del Santo Oficio se centró solo en la diócesis de Sevilla y Córdoba, donde se había detectado un foco de conversos judaizantes. En 1481, se celebró el primer auto de fe, precisamente en Sevilla, donde fueron quemados vivos seis detenidos acusados de judeoconversos. Sin embargo, los escasos resultados no eran los deseados por los Reyes Católicos, que, buscando incrementar el acoso contra los conversos, nombraron a Tomás de Torquemada para el cargo de Inquisidor General de Castilla en 1483. La elección respondía a dos razones obvias: era el confesor de Isabel, con la consiguiente influencia que ello conllevaba; y pertenecía a la orden de los dominicos. Pues, los miembros de la orden de predicadores habían ejercido el papel de inquisidores durante la Edad Media y se dice, incluso, que Dominicanus es un compuesto de Dominus (Dios) y canis (perro), significando «”os perros del Señor”, por su celo en la búsqueda de herejes.
La incansable actividad de Torquemada, el martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de su país, el honor de su orden, en palabras del cronista Sebastián de Olmedo, llevó a miles de personas al fuego y extendió estos tribunales por toda la península. En 1492 ya existían tribunales en ocho ciudades castellanas (Ávila, Córdoba, Jaén, Medina del Campo, Segovia, Sigüenza, Toledo y Valladolid) y comenzaban a asentarse en las poblaciones aragonesas. Establecer la nueva Inquisición en los territorios de la Corona de Aragón, en efecto, resultó mucho más complicado. No fue hasta el nombramiento de Torquemada en 1483 también Inquisidor de Aragón, Valencia y Cataluña cuando la resistencia empezó a quebrarse. Además, el asesinato en 1485 del inquisidor zaragozano Pedro Arbués, hizo que la opinión pública diese un vuelco en contra de los conversos y a favor de la institución.
Torquemada inauguró el mayor periodo de persecución de judeoconversos, entre 1480 a 1530, que posteriormente fue sustituido por el acoso a otros grupos considerados subversivos, como los calvinistas o los protestantes. Del mandato de Torquemada según el hispanista Henry Kamen unas 2.000 personas hasta 1530. Pero, donde no caben dudas es en que de todos esos años fue en 1492, la fecha de la expulsión de los judíos de España, cuando se alcanzó las mayores cotas de violencia contra esta minoría religiosa. Por supuesto, Torquemada, encargado de redactar parte del edicto de expulsión, jugó un papel crucial en el proceso.
Se conservan completos los archivos inquisitoriales entre 1540 y 1700. En ese periodo se desarrollaron casi 45 mil procesos por herejía, de los que la mayoría fueron resultados absolutorios y 1.346 resultaron condenados a muerte,  aproximadamente la mitad de los condenados ya habían fallecido y se hacía un simulacro con un muñeco.
La decisión de los Reyes Católicos se fundamentaba en la mala influencia que ejercían los judíos, que no eran perseguidos por la Inquisición, en los conversos. Tras redactar las condiciones básicamente, elegir entre bautizo o expulsión, Torquemada presentó el proyecto a los Reyes el 20 de marzo de 1492, que lo firmaron y publicaron en Granada el 31 de marzo. La influencia de la Inquisición, en concreto de Torquemada, fue notable para que los Monarcas abordaran una medida tan radical , para la que ni Isabel ni Fernando se mostraron especialmente predispuestos años atrás.
También es célebre la abrupta respuesta del Inquisidor General a los intentos de los judíos influyentes por rebajar la medida. Entre el mito y la realidad, se cuenta que el empresario judío Isaac Abravanel, que había servido en distintos cargos a los Reyes Católicos, ofreció al Rey Fernando una suma de dinero considerable para retrasar la medida . Al enterarse Tomás de Torquemada, se presentó ante el Rey y les arrojó a sus pies un crucifijo diciéndole: “Judas vendió a Nuestro Señor por treinta monedas de plata; Su Majestad está a punto de venderlo de nuevo por treinta mil”.
En 1494, la salud de Torquemada empezó a declinar y dos años después se retiró al convento de Santo Tomás de Ávila que él mismo había fundado, desde donde siguió dictando las órdenes de la institución religiosa. A su muerte, en septiembre de 1498, le sucedió en el cargo de Inquisidor General fray Diego de Deza.
Torquemada estaba considerado como un eficiente administrador, un trabajador pulcro y un hombre imposible de sobornar. Era la virtud personificada para su época, aunque sus prácticas sean sumamente crueles a los ojos actuales. La leyenda negra contra los españoles, además, aprovechó para hinchar la cifra de fallecidos bajo su mandato, hoy se maneja la cifra en quince años en unas 10 cada mes. 

miércoles, 3 de julio de 2024

MÁS DE DOSCIENTOS AÑOS DE LAS EMANCIPACIONES AMERICANAS

Fue el siglo XIX el testigo de la debacle histórica de España. La ocupación de la península por el ejército napoleónico propició la insurgencia de los partidarios de la secesión americana alentada por la masonería y las potencias enemigas tradicionales de España (Inglaterra y Francia) y, posteriormente, Estados Unidos.

PRIMERA DERROTA DE UN EJÉRCITO NAPOLEÓNICO. BAILÉN (19/7/1808)

El resultado de aquel proceso secesionista, auténticas guerras civiles entre españoles de América, fue la liquidación de Hispanoamérica como proyecto histórico y la ruptura de su unidad. En su lugar se instaurará el espurio concepto de Latinoamérica y una multitud de naciones supuestamente independientes sometidas al arbitrio de las potencias neocoloniales que impulsaron su secesión de España (Inglaterra, Francia y Estados Unidos).
Como reconocen muchos intelectuales hispanoamericanos, uno de los pecados de las repúblicas nacidas de los virreinatos, que les acompaña hasta hoy, es su deseo de ser antiespañoles, como escribió el venezolano Carlos Rangel.
En la entrevista de Bolívar con San Martín, mientras San Martín se inclinaba por un régimen monárquico, (Carlotismo) con características constitucionales, Bolívar se mostró partidario de una república democrática y, en forma general, la consolidación de América del Sur unificada.
Para los hispanoamericanos acceder a la vida independiente significó una profunda crisis moral, intelectual y espiritual, un rechazo de sí mismos, tal como los había forjado España, y un referirse, para definir una nueva identidad, por una parte a un pasado mítico, precolombino, “buensalvajista”; y por otra parte a ideas y prácticas políticas completamente exóticas y que no estaban ni remotamente preparados para manejar.
A este odio por su propia sangre se ha unido un amor enloquecido por pensadores y gobernantes, sobre todo de origen anglosajón, que les pagan con el desprecio
El año 1810, en Londres, estuvo dominado por las noticias que llegaban de España acerca del desmoronamiento de la monarquía, ante la consolidación de la ocupación napoleónica y el resurgimiento de las autonomías locales como mecanismo de resistencia ante el invasor. Se expandía igualmente el temor de que los codiciados territorios americanos cayeran también en manos del emperador francés.
Dado el aislamiento en que Napoleón había colocado a Inglaterra, a ésta no le quedaba otro camino, si no quería asfixiarse económicamente, que impedir que el emperador incorporara América a sus dominios; y esto sólo podría lograrlo ayudando a estas colonias a conquistar su independencia.

ESCUDO INGLÉS DE LA COMAÑÍA DE LAS INDIAS ORIENTALES 

Desde fines del siglo XVIII la corona inglesa, por medio de la Compañía de Indias Orientales, venía realizando planes para la conquista de esta parte de América, con el propósito de insertar sus productos y manufacturas en la sociedad hispanoamericana y encontrar una solución luego de su fracaso en el acceso a América Central. A ver ¿quién me da detalles sobre la Compañía de Indias Orientales?
Al tiempo de la guerra de la Península, Inglaterra se debatía entre dos objetivos contradictorios. El principal era, por supuesto, detener a Napoleón, y a estos fines España y Portugal eran los únicos aliados que Inglaterra tenía en Europa. Por otro lado, un clamor público demandaba, en Inglaterra, que la corona extendiera “sus conquistas al Nuevo Mundo, de modo de mantener un equilibrio”, lo cual era importante tanto desde el punto de vista militar como comercial. Napoleón había impuesto un bloqueo al continente e Inglaterra se sentía en la necesidad de encontrar nuevos mercados cuanto antes.
Hispanoamérica ofrecía la oportunidad más promisoria, pero los españoles se aferraban a su monopolio: estaban convencidos de que todo esfuerzo por preservar sus colonias de ultramar se volvería inútil si otras potencias quedaban en libertad de comerciar con esas colonias. Los revolucionarios americanos sabían que era esa resistencia española lo que más inquietaba a Inglaterra. Por lo tanto, ellos prometían libre comercio, y aun facilidades territoriales, a cambio de la ayuda militar que Inglaterra pudiera prestar a los movimientos independentistas. La oferta tentaba a Inglaterra, pero la necesidad de no irritar a sus aliados europeos frenaba toda acción práctica.

REOLUCIÓN FRANCESA (CUADRO  REPRESENTATIVO) 

Como asociación consagrada a la Libertad, Igualdad y Fraternidad, portadora de ideas supranacionales y amparadas por el más estricto secreto, la moderna masonería (fundada en Londres en 1717) era ideal para prestar asistencia indirecta a los revolucionarios hispanoamericanos. Eso no pudo pasar inadvertido a los masones británicos, entre los cuales había figuras de tanta prominencia como el Príncipe Regente, opuesto a la idea de que Gran Bretaña diera apoyo formal a movimientos subversivos en Hispanoamérica. El futuro Jorge IV había sido iniciado en 1787 por su tío Henry Frederick, Duque de Cumberland, en la Logia Príncipe de Gales, 259EC, Londres. En 1811, el príncipe era Gran Maestre de la Moderna Masonería Constitucional Inglesa.
Por aquella época circulaba en Londres Francisco de Miranda quien en 1798 fundó la logia que aglutinaría a los padres de la emancipación Americana: “La Gran Reunión Americana”. La casa, emplazada en 28 Grafton Street (hoy 58 Grafton Way) fue el epicentro donde se gestó el plan para libertar América. Miranda había intentado desde 1791 persuadir a la corona inglesa a que participe en la emancipación de América. Recién en 1812 zaparía la fragata George Canning donde venían San Martín, Alvear, Bello, O`Higiggins a poner en marcha el plan redactado por Maitland.
La Masonería fue el conducto por el cual se logró la emancipación de América. Por sus cualidades, esta organización tenía todo para resguardar la información y poner a cubierto a los miembros que realizarían el trabajo.
En enero de 1812 llegan al puerto de Buenos Aires y desde aquí la historia ya está conocida por todos. Ganar el puerto de Buenos Aires; Tomar posiciones en Mendoza; Coordinar acciones con un ejército en Chile; Cruzar los Andes; Derrocar a los españoles y controlar Chile; Continuar por mar a Perú; Emancipar Perú.

LEANTAMIENTO CONTRA FRANCIA EN MADRID  2 DE MAYO DE 1808 

En Napoleón controlaba España y tenía prácticamente secuestrado a la familia real, y desde 1812 los liberales españoles eran partidarios de establecer una monarquía constitucional. La monarquía en América quedaba a su propia defensa, con sus posibilidades en cada región. Los partidarios del absolutismo, tras recuperar el gobierno en 1815, enviaron una expedición de ultramar de unos diez mil españoles, que bajo el mando de Pablo Morillo tenían como objetivo reprimir la insurrección hispanoamericana y alejar el peligro de los propios militares liberales de España. Fue el último contingente militar hacia América.

Sin embargo en 1820, una segunda expedición a ultramar de unos veinte mil españoles que había sido organizada en Cádiz por el antiguo virrey de Nueva España, nunca llegó a partir porque fue sublevada contra el propio Fernando VII y en favor del Trienio liberal y suprimió cualquier auxilio a los realistas, paralizó las operaciones militares de forma unilateral, y envió negociadores a los independentistas americanos sin ningún resultado, convirtiéndose de facto en una renuncia a los territorios de ultramar en conflicto. El año 1820 marcó el declive de los realistas.

MANDIL MASÓN DE SAN MARTÍN (LOGIA DEL PERÚ)

El famoso ejército realista que se estudia en los colegios de Sudamérica, como si hubieran sido tropas españolas solamente, en realidad fue una organización improvisada, surgida de la reacción de los defensores de la monarquía española, que sólo reconocían la autoridad del rey español a través de los virreyes y las autoridades instaladas en España, y tuvo como fin intentar detener el proceso de independencia de las colonias americanas. La mayor parte de las agrupaciones militares realistas fueron entonces de nueva creación y se formaron por unidades americanas nuevas en su mayoría, por unidades recicladas del desarticulado ejército colonial americano que permanecían leales y por unidades expedicionarias formadas en España ad hoc, que a su vez mantendrán su continuidad únicamente por reemplazos de americanos.

Nada más que como ejemplo en la definitiva batalla de Ayacucho, que marcó la consolidación de las emancipación del Alto Perú, desarrollada en diciembre de 1824, solo 900 hombres del ejército realista habían nacido en España, el resto eran criollos y nativos americanos. La batalla de Ayacucho concluyó con un acuerdo firmado en el mismo campo de batalla por los jefes españoles, el general Sucre y su estado mayor.

lunes, 1 de julio de 2024

VIRREINATO DE PERÚ

Creado en 1542, instituido por las Leyes Nuevas, con capital en Lima, y extensión por toda Sudamérica, excepto Venezuela y Panamá. Fue más longevo que el Imperio Incaico, sobre cuyas ruinas se edificó.
Mientras los españoles afianzaban su posición en las tierras del Incario y los nativos, liderados por Manco Inca, se refugiaban en Vilcabamba, convertido en eje de la resistencia a los invasores, en 1542 fue creado por orden real el virreinato del Perú. La ciudad de Lima fue la sede del gobierno virreinal y acogió el 15 de mayo de 1544 al primer virrey del Perú, Blasco Núñez de Vela. La guerra civil costó la vida al flamante virrey y sólo a partir de 1555 (mandato de Andrés Hurtado de Mendoza) el Perú comenzó a vivir una etapa de mayor tranquilidad y prosperidad.


La nueva unidad política era más extensa en superficie que el virreinato de México. Abarcaba todo el continente sudamericano, excepto el Brasil que era portugués, las Guayanas y la costa del Caribe en Venezuela.
El ámbito del virreinato del Perú incluyó, en principio, la mayoría de las gobernaciones suramericanas. No obstante, el poder directo del virrey se manifestó sobre Lima, Charcas y Quito, pues éstas no tenían gobernador político. Mientras tanto, Panamá, Chile y el Río de la Plata eran territorios regidos por presidentes-gobernadores (autoridad máxima de una gobernación que cuenta con una Real Audiencia), que además eran capitanes generales, por tratarse de tierras de guerra. En consecuencia, actuaban con plena autonomía política dentro de la esfera del virreinato.
En el último cuarto del siglo XVI comenzó el auge de la producción minera en Humanga y Potosí. El virrey Francisco de Toledo fue un activo e inteligente organizador que puso en marcha la administración virreinal. Visitó gran parte del virreinato durante cinco años y no dejó zona sin modificar. Aplastó la última rebelión indígena acaudillada por Tupac Amarú, hijo de Manco Inca que fue apresado y decapitado en Cuzco en 1572.
Promovió las reducciones de los indios en poblados. Instauró el Tribunal de la Inquisición que excluía a los indígenas.
Lo virreyes de las últimas décadas e inicios del siguiente siglo mantuvieron el ritmo creciente de la producción minera contribuyendo en el esfuerzo de la Corona de Felipe II. También debieron de hacer frente a las constantes amenazas piratas. Causa por la que la corona se decidió a formar la Gran Armada para invadir Inglaterra y mantener la guerra de Flandes.
Hurtado de Mendoza fortificó el puerto de El Callao, y alcanzó éxitos contundentes contra el pirata Hawkins y mientras Drake fracasaba en su ofensiva en Panamá.



El comercio entró en una fase de prosperidad alentada por el tráfico de navíos que hacían la ruta de Guayaquil, Panamá, Arica y Valparaíso.
Preferían saltarse las normas y comerciar a través del Pacífico con Acapulco, desde donde podrían conectar con los flujos del Galeón de Manila y con las flotas de Nueva España, que pasaron a convertirse en el vínculo preferente con las economías europeas. Las ventajas de este nuevo diseño eran evidentes: El Pacífico era más seguro que el Caribe, que se encontraba infestado de piratas, corsarios y bucaneros, asentados en una infinidad de islas, sobre todo en las Pequeñas Antillas y, desde 1655 en Jamaica.
 
Lima la capital, según el censo de 1700 tenía una población de 37.259 habitantes. Aunque no era completo por no haber incluido a todas las clases populares, la tendencia al aumento era evidente, y se revelaba en el lento pero efectivo crecimiento del área de la ciudad.
La guerra de los nueve años (1688-1697) que había enfrentado a Francia contra España, Inglaterra y Holanda tuvo como consecuencias el aumento de los ataques de la piratería en toda el área del Caribe. Pero España según el tratado de Ryswick solo perdió la parte occidental de la isla de La Española, que ya estaba ocupada hacía años por los franceses.
El último tramo del siglo había visto la necesaria Recopilación de Leyes de Indias, promulgada en 1680. Llegó un momento en que las leyes eran tantas, tan variadas y tan complejas, que fue difícil el conocerlas y mucho más el aplicarlas. El proceso recopilador, que duró más de un siglo, fue lo que debió llamarse Código de Indias, que mantuvo su vigencia hasta el surgimiento de las repúblicas americanas, del siglo XIX.
Durante todo el siglo XVII se había continuado fundando ciudades en la América española. En el Virreinato del Perú en 1700, permanecían trece de las primeras Universidades del virreinato.
En 1700 apareció la primera publicación periódica en todo el continente americano, el “Diario de Noticias sobresalientes de Lima y Noticias de Europa”, considerándose la más antigua.
En estos últimos años del siglo, apenas se enviaron hombres a América, y la única participación peninsular en la defensa de las Indias estuvo a cargo del traslado a las plazas americanas y a las armadas que la guarnecían.  España se encontraba de nuevo en guerra contra Francia desde 1688, no había sido capaz de apuntalar convenientemente sus defensas en Indias. Ilustra esta situación lo ocurrido en Cartagena de Indias, a finales  del siglo XVII. Situada en la costa del Caribe meridional, constituía el puerto más importante y era pieza clave en el circuito que unía España y las Indias.
Los Galeones de Tierra Firme amarraban en su imponente puerto y realizaban el primer gran intercambio comercial antes de continuar su singladura por aguas caribeñas. Hasta mediados de siglo no se había empezado a construir las primeras fortificaciones en piedra, su sistema de defensa naval era prácticamente inexistente, y las tropas aún se organizaban siguiendo patrones feudales: las compañías pertenecían a un capitán (de quien recibían el nombre), y era éste el encargado de la recluta, aprovisionamiento y control de sus hombres. Pese a que las pagas eran de procedencia pública (y casi siempre de un situado externo), la guarnición de Cartagena se nutría de hombres locales, sin formación militar profesional, y con tendencia natural a desertar en cuanto se dilataban los pagos.



Cuando el francés barón de Pointis, con una escuadra de 29 naves y 6.500 hombres, se presentó en 1697 ante las murallas de Cartagena, el destino de la ciudad era inevitable. Sin cobertura naval, y con unas tropas mal pagadas desde hacía dos años y reducidas a menos de la mitad, la conquista y destrucción de Cartagena representó el punto más bajo de un sistema militar incapaz de sostenerse. Las consecuencias fueron trágicas para la ciudad, que quedó virtualmente desconectada del circuito comercial del que era eje principal, durante veinte años.
Aunque los ritmos de navegación deberían ser de dos convoyes anuales, y existía una estrecha colaboración entre la marina mercante y la marina militar, el sistema de flotas y armadas entró en crisis a mediados del XVII, aunque no fue abandonado hasta bien entrado el siglo XVIII.
Como consecuencia, al reducirse el número de las flotas de Nueva España y de Tierra Firme entre 1650 y 1700, decayó el comercio entre la Península y las Indias.
El comercio entre la península y América se mantuvo sostenido por la Carrera de indias, con la tradicional navegación en convoyes y el sistema combinado de flotas y armadas. El convoy más complejo que era el de Tierra Firme o Galeones de Tierra Firme, coordinaba la flota mercante que viajaba a Cartagena de Indias, Portobelo y otros puertos, con la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias.  El otro convoy, la flota de Nueva España que se dirigía a México, era una flota mercante como la de Tierra Firme.
Estos  41 convoyes que en total no alcanzaron siquiera a representar la mitad de ese óptimo teórico. Tal descenso obedecía a diversas causas, pero una de las principales tenía que ver con la autosuficiencia americana y con las nuevas rutas establecidas como las de Acapulco–Manila-China y la de Cádiz-Buenos Aires. Otras causas fueron la competencia de espacios económicos alternativos como la Carrera del Pacífico entre ambos virreinatos, el contrabando, las guerras y la inflación.
El descenso de las remesas reales de plata tuvo consecuencias catastróficas para la Hacienda Real castellana y, por ende, para la posición política y militar de la Monarquía en el concierto europeo. Hasta entonces, había podido acudir con una posición enormemente ventajosa a los mercados crediticios del XVII gracias a la plata.
La Guerra de Sucesión Española (1701-1713) evidenciaría los intereses de las grandes potencias europeas por adquirir el control de las posesiones americanas españolas. La España de Felipe V fue aliada ahora con su vieja enemiga Francia, dado que Felipe era nieto del rey Francés y éste era el que había influido para la proclamación de Felipe.
Estallada la guerra de sucesión, la repercusión en tierras americanas fue escasa.

TOMA DE CÁDIZ - 1262

En 1262 Alfonso X el Sabio reconquistaba Cádiz para Castilla. El 14 de septiembre las tropas castellanas lograron tomar Cádiz tras un asedio...