jueves, 26 de enero de 2017
DESAMORTIZACIONES Y EXPOLIOS EN ESPAÑA
Pepe Botella, esa decir el Bonaparte rey, por imposición de Napoleón, en agosto de 1809 ordenó la supresión de las Órdenes regulares, monacales, mendicantes y clericales, y de paso los bienes pasarían a la propiedad de la nación. Con un par.
El gobierno de José I Bonaparte y la ocupación del ejército francés fue el periodo de la Historia de España en el que se produjo un mayor saqueo y destrucción del patrimonio histórico y artístico. Muchos edificios, iglesias, monasterios y palacios fueron demolidos por formar parte del sistema defensivo de las ciudades como Zaragoza, Gerona, Cádiz, Alicante, Salamanca, Burgos. Pero otros fueron saqueados e incendiados sin más por vandalismo o por venganza. Algunos nunca fueron recuperados y otros por su valor artístico fueron reconstruidos entre los siglos XIX y XX.
A estas destrucciones se sumó el pillaje de obras de arte llevado a cabo por Napoleón en su intento de crear en París el Museo Napoleónico. Este albergaría todas las obras de arte saqueadas durante sus campañas por Europa. Numerosas pinturas fueron llevadas allí para no volver. Igualmente la oficialidad y las tropas francesas (y en menor medida también las inglesas) robaron todo aquello que juzgaron de valor y pudieron llevar consigo.
En su huida, José Bonaparte, que ya previamente había expoliado las Joyas de la Corona Española, se llevó más de doscientas pinturas de pequeño y mediano formato, fácilmente transportables, escogidas entre las de mayor calidad de la Colección Real.
Inglaterra era aliada de los ejércitos españoles en su lucha contra Napoleón. No obstante las consecuencias materiales de la guerra fueron desastrosas para España. A la gran cantidad de muertos y el asolamiento de pueblos y ciudades se unieron la rapiña de muchos franceses y también de los ingleses, cuya deslealtad puede verse en el bombardeo, ordenado por Wellington, de la industria textil de Béjar que era competidora de la inglesa o en la destrucción de la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro den Madrid cuando ya los franceses se habían ido.
Tras su salida de España, José Bonaparte se trasladó a Estados Unidos donde, gracias a la venta de las joyas de la corona española, se construyó una mansión en Filadelfia, lujosamente amueblada y con una impresionante colección de libros raros y obras de arte. Allí residió con una amante estadounidense, con el título de conde de Survilliers, entregado a obras de beneficencia y a proteger a los bonapartistas emigrados por medio de la masonería hasta 1841.
Parte del cargamento de obras de arte que José Bonaparte sacó de España fue interceptado por las tropas del Duque de Wellington tras la Batalla de Vitoria.
Al parecer, el Duque informó al rey Fernando VII solicitándole instrucciones para efectuar la devolución de las obras, pero éste le respondió que se las regalaba. Perplejo por la respuesta, Wellington volvió a escribirle, agradeciéndole su generosidad pero diciéndole que era un regalo que no podía aceptar, puesto que eran piezas muy numerosas y de gran valor que eran propiedad de la Corona Española, y pidiéndole de nuevo que le indicara los detalles para devolvérselas.
Sin embargo, Fernando VII persistió en su absurda postura, con lo que dichas obras, que incluían cuadros tan extraordinarios como El aguador de Sevilla, de Velázquez, o La oración en el huerto, de Correggio, acabaron en manos del Duque.
Este episodio es conocido irónicamente por los británicos como The Spanish Gift (el Regado Español), conservándose actualmente una parte de estas obras en la residencia londinense del Duque de Wellington (Apsley House).
Otro británico que se benefició de la huida de José Bonaparte fue el coronel James Hay, que se apropió por su cuenta de El matrimonio Arnolfini, de Jan van Eyck, hoy en la National Gallery de Londres, en el que se supone que Velázquez se inspiró para pintar Las Meninas.
Curiosamente, se cuenta que el duque de Wellington no tenía aficiones artísticas y que reunió tantos tesoros sin pagarlos: los recibió como regalos en señal de gratitud por sus éxitos militares.
La colección incluye las más de 90 pinturas que Wellington aprehendió a José Bonaparte cuando éste huía de España. Estos cuadros, tras ser “regalados” al duque por Fernando VII, fueron enviados a Inglaterra y se catalogaron en la Royal Academy de Londres.
Gracias a esa “generosidad” del rey español, Apsley House cuenta con tres originales de Velázquez, caso infrecuente en las colecciones extranjeras: el citado Aguador de Sevilla, un Retrato masculino y Dos hombres a la mesa, ejemplo de la etapa sevillana del pintor.
También cuenta con una versión simplificada del “Retratos de Inocencio X”, que podría ser una réplica igualmente pintada por Velázquez pero que suscita dudas de autoría.
Otros pintores de la “huida” fueron: Juan de Flandes, Ribera, Murillo, Claudio Coello, Giulio Romano, Guercino, Guido Reni, Van Dyck, Jan Steen, Jan Brueghel el Viejo, o el Retrato ecuestre del duque de Wellington, pintado por Goya.
Otra de las obras que José Bonaparte sustrajo en España, y que pasaron al duque de Wellington, es una versión del tema Dánae recibiendo la lluvia de oro pintada por Tiziano. Esta obra quedó excluida de la donación Wellington al English Heritage (Patrimonio Ingés) y ha permanecido inédita en el domicilio particular de la familia, en un sector privado de Apsley House.
Pero además del saqueo, y expolio de los franceses, del regalo que el gran boludo de Fernando VII, el peor rey que se puede tener, a los ingleses, tambien entre los españoles hay que hacer ver, que cabrones los hay en todos los rincones.
Los bienes expropiados por José I pasaron a manos oficiales. Con lo cual muchas instituciones quedaron disueltas de hecho. Conventos, monasterios, hospitales, casa de acogida, etc.
Algunas cantidades obtenidas se devolvieron después, en 1814, a la salida del francés.
Pero “Desamortizaciones “ hubo varias en España. Mucho antes, durante el reinado de Carlos IV, se aprobó la desamortización de determinados bienes de "manos muertas" que se pondrían a la venta. “Manos muertas” significaba que eran propiedades que estaban en poder de manos sin posibilidad de que sean vendidas. Con lo cual la Iglesia en esto iba a la cabeza. Se conseguían, propiedades, sobre todo tierras y restar fuerza al clero.
La Orden de San Juan de Jerusalén y de las cuatro órdenes militares españolas, Orden de Santiago, Orden de Alcántara, Orden de Calatrava y Orden de Montesa; los de los conventos y monasterios suprimidos o destruidos durante la guerra; las fincas de la Corona, salvo los Sitios Reales destinados a servicio y recreo del rey; y la mitad de los baldíos.
Más adelante, en 1836 durante la regencia de María Cristina de Borbón se realizó la de Mendizabal. Comisiones municipales ese encargaron de la realización, con el consiguiente aprovechamiento y corrupción generalizada. Como tantas veces pasa, se consiguió el efecto contrario. Se le quitaba la propiedad a unos para vendérselos a otro, que normalmente eran gente adinerada, que con las tierras sacaba provecho, pero los monumentos y construcciones jamás fueron conservadas debidamente. Los labradores nunca pudieron comprar en las pujas.
Luego hubo la desamortización de Espartero, que no llegó a buen termino.
La desamortización de Madoz en 1855 además de expropiaciones del clero, también se hicieron a particulares. Pero fue también un expolio al fin y al cabo.
Todas estas desamortizaciones tuvieron repercusiones no previstas. Exclaustración de miles de religiosos. Desatención de las personas más desfavorecidas. Enriquecimiento de las clases pudientes en detrimento de los agricultores y jornaleros. Muchos de ellos al verse privados de recursos se acentuó la tendencia emigratoria de la población rural, que se dirigió a zonas industrializadas del país o a América, a finales del XIX y principios del XX.
El prestigioso historiador Caro Baroja, aseguró que además de las económicas, la supresión de las órdenes religiosas, tuvo unas "consecuencias enormes en la historia social de España". Es evidente que también existió una cierta venganza o resentimiento en la aplicación de las medidas. Un término usado por Baroja, “Laificado”, lo emplea para explicar que por ejemplo en Madrid Salustiano de Olózaga, gobernador de la capital, que mandó derribar diecisiete conventos, diciendo que la ciudad “dejó de estar ahogada por una cadena de conventos" Y se fumó un puro.
Pero no todo iban a ser desgracias. Hubo zonas que mejoraron al especializar los cultivos y al parcelar las tierras.
Pero las desamortizaciones han sido, desde el punto de vista ecológico, una auténtica catástrofe. Se hizo carbón con el bosque comprado. Se esquilmaron los recursos de los montes y hubo una inmensa deforestación, con la pérdida por extinción de especies vegetales y animales autóctonos.
Los edificios mejor conservados por el clero, se transformaron en públicos, como museos, oficinas, cuarteles, etc.
El resto pasó a manos privadas.
miércoles, 25 de enero de 2017
LA PIRATERÍA INGLESA CONTRA ESPAÑA
Inglaterra en el año 1500 era una isla pobre y sin industria. Poca población y viviendo en pequeñas aldeas, unos cuatro millones de personas. La inmensa mayoría viviendo en el campo. En muchas ocasiones una vida miserable por el abuso de los terratenientes.
La gente huye de las aldeas buscando mejores condiciones de vida y de la esclavitud de los terratenientes. La única ciudad es Londres. Y miles de personas llegan a ella, buscando trabajo y deseando prosperar. No hay trabajo para todos y la única salida es el Mar, con las expediciones corsarias hacia América apoyada por algunos reyes. Una guerra encubierta en el mar que llegó a poner en peligro las colonias de América. Durante 200 años Inglaterra debilitó a España, sin declararle la guerra.
Inglaterra reunía todas las condiciones para ser un nido de piratas. Un país pobre y atrasado si se compara con algunas zonas de Italia, Flandes y Países con numerosas colonias en todo el mundo y con un rico comercio internacional, como eran España y Portugal. Estos Países ricos estaban siempre escasos de marinos, ya que sus amplias rutas hicieron que necesitara una gran marina para poder conectar y abastecer a sus colonias. Sin embargo en Inglaterra sus marinos estaban ociosos y desocupados por el escaso comercio del país, sin el comercio los marinos eran pobres, ociosos y ven barcos con ricas mercancías.
Por delante de sus ojos por el Canal de la Mancha pasaban todo tipo de mercancías. Flandes y en concreto Amberes era un centro comercial utilizado sobre todo por España y Portugal para distribuir sus productos por toda Europa del Norte y a la vez comprar paños y algunos productos industriales.
Portugal llevaba sus propios vinos, las tan valoradas especies, maderas y piedras preciosas traídas desde Oriente o Brasil. España sus vinos, los cereales del Mediterráneo, oro, plata y los sorprendentes productos de América.
Ha habido hasta familias de tradición pirata. Todo un negocio con historia de generaciones dedicadas a la piratería. Estas familias algunas con generaciones en este lucrativo negocio, realizaban la compra del barco y su avituallamiento, sobornos a funcionarios, detalles monetarios para que los nobles hicieran la vista gorda y también pagaban a los piratas que eran los que realizaban el trabajo más peligroso.
Con la mercancía robada se encargaban de la distribución en Londres o en otros puertos mediante sus encubridores para su venta respetable. Comerciantes de lo robado. Toda una tradición y una red encubierta para vender los productos robados por los piratas. Incluso llegaron a tener sus propios alojamientos durante su estancia necesaria mientras hacían las transacciones.
Con la piratería se conseguía dinero rápido, fácil y prestigio social
El prestigio social de la piratería y de sus principales jefes era conocido por todos. En las reuniones de la alta sociedad su participación era algo habitual. Con el dinero obtenido ascendían en la escala social y familias enteras controlaban el negocio. Otros famosos piratas ya procedían de familia noble y con la mejor educación. Con esta cultura, no nos debe extrañar que piratas célebres famosos incluso tan salvajes como Morgan fueran ascendidos a gobernadores.
A otros corsarios se les recibía con honores dandoles un título nobiliario, ascendiéndoles de esta manera a la nobleza. Demasiado habitual era que los terratenientes apoyasen a
bandidos y piratas a cambio de una parte importante del botín.
Y esto se convirtió en algo tan profesional que se financiaban todo un entramado burocrático entramado para que no hubiera problemas con el negocio.
La piratería conseguía prácticamente no tener castigo. La corrupción entre jueces y nobles con un entramado social que los protegía. Exceptuando algunos pocos casos la mayoría de los ataques piratas no fueron castigados. Sólo cuando los emprendedores por su cuenta eran capturados recibían las penas que les correspondía.
Con las expediciones corsarias se enriqueció, a la vez que evitaba que el oro llegara a las arcas de la Corona Española. Inglaterra cada vez más rica, y España cada vez con más gasto por la necesidad de fortificar las colonias de americanas y mantener una marina de defensa de las costas. Tras el desastre del intento de invadir Inglaterra con la Gran Armada, Gran Bretaña se sintió segura.
Obligó a España a invertir ingentes cantidades de oro, en las defensas de las Colonias de América. Se tuvieron que crear convoyes de escolta, para evitar la captura de los Galeones. Pronto hubo dos flotas defensivas permanentes. Una en el Caribe y otra en el sur de la Península Española, las cuales hacían las funciones de guardacostas.
Esta piratería limitó enormemente el tráfico marítimo entre América y España, por la inseguridad que provocaban los ataques constantes de corsarios y piratas. Las embarcaciones sólo se atrevían a viajar agrupadas en convoyes con protección militar dos veces al año.
Como parte de un acuerdo después de la Guerra de sucesión española, se le fue concedido a Inglaterra el Asiento de Negros por parte del gobierno de España para proveer esclavos a las colonias Españolas en el nuevo mundo, abriéndole las puertas a traficantes y mercaderes británicos a los tradicionalmente cerrados mercados Españoles en América. Este arreglo también contribuyó fuertemente a la expansión de piratería por el oeste del Atlántico. El comercio en las colonias explotó al mismo tiempo que hubo una abundancia de marineros experimentados después de la guerra. Los mercaderes usaron esta excedente oferta de marineros para bajar los salarios y así maximizar sus ganancias, creando condiciones precarias dentro de sus embarcaciones. Los marineros de naves mercantiles, de moral baja y con las condiciones de vida que eran tan pobres que muchos marineros preferían una existencia libre como piratas. El volumen incrementado de navíos comerciales también creó un gran número de bandidos acechándolos.
Aunque algunos detalles son regularmente omitidos, el impacto de la piratería en la cultura popular es difícilmente subestimado.
Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas de Charles Johnson, es la principal fuente para las biografías de muchos piratas conocidos de la edad de oro, proveyendo también una imagen extensiva del periodo. Dando un estatus casi mitológico a personajes como Barbanegra y Calicó Jack, el libro marcó el estándar para representar las vidas de mucho piratas de la edad de oro; además de influenciar la literatura de Robert Louis Stevenson y J. M. Barrie. Trabajos literarios como La isla del tesoro y Peter Pan marcaron la imagen de los piratas que se tiene hoy en día. Películas como Pirates of the Caribbean y el anime/manga One Piece han trazado una imagen romántica sobre el ideal de la piratería.
Muchas afirmaciones y especulaciones sobre su imagen, vestimenta, código de etiqueta, etc. también atribuyeron a su misterio y leyenda. Por ejemplo, los hombre usaban aretes con el propósito de que su valor en oro o plata pagaran un entierro si se llegaban a perder en el mar y su cuerpo llegaba a la costa.
Más recientemente, detalles menos acertados sobre la imagen de los piratas han ganado popularidad (por ejemplo el Día Internacional de Hablar como un Pirata). Sin embargo este fenómeno simplemente ha ayudado a expedir e implementar el romanticismo en el mito de la piratería.
En la mayoría de los casos de los piratas a sueldo de las familias recibían ayuda si era necesario e intervenían las influencias o los sobornos. Era tal el entramado que tanto jueces como legisladores tenían su complemento de alguna forma. Sólo en ciertos casos cuando atacaron propiedades del gobierno o de altos aristócratas fueron castigados con la horca, aunque generalmente con una ligera pena quedaban libres.
Y en lo que se refiere a ataques corsarios al exterior no había motivos para sentir ningún miedo las patentes de corso lo garantizaban.
A diferencia del siglo XVII, a comienzos del siglo XVIII, los piratas ya no eran corsarios, es decir sus actividades no estaban promocionadas ni costeadas por sus respectivos gobiernos a cambio de su apoyo en la guerra. Ahora no eran considerados militares irregulares, sino simples ladrones que no creían en gobiernos ni leyes, solo querían riqueza, libertad y la oportunidad de ser alguien. Al principio, los piratas se componían mayoritariamente de antiguos corsarios y militares desempleados, pero, con el paso del tiempo, sus filas se nutrieron de marinos mercantes, esclavos fugitivos, forajidos y jóvenes aventureros. Todos ellos tenían una cosa en común: querían ser libres y sobre todo ricos, algo que en aquella época era casi imposible para la gente de condición humilde. La vida de los piratas siempre ha sido vista de forma romántica, héroes populares que decidían arriesgar su vida para tener una oportunidad de enriquecerse, personas carismáticas que no aceptaban las leyes de sus naciones, solo sus propias leyes. Pero dejando a un lado el aspecto romántico que nos ha trasmitido el cine y la literatura, la mayoría de los piratas eran idénticos a cualquier banda de asaltantes de tierra firme, solo querían obtener riquezas sin importarles la vida de las personas que robaban. Incluso había piratas que eran auténticos psicópatas que violaban, torturaban y mataban por simple placer.
En el mar engañaban a sus víctimas, utilizando otras banderas. De esta forma se podían acercar lo mas posible, sin levantar sospechas. Cuando ya estaban cerca de la nave, utilizaban la bandera pirata, para atemorizarlos y hacer que se rindieran.
Algunos utilizaban la bandera negra como aviso. Si el barco no se rendía, sacaban la bandera roja, indicando que matarían a todos. Esto causaba pavor en las tripulaciones de los barcos.
Los barcos que asaltaban eran normalmente mercantes, con escasa tripulación, y sin soldados. Por lo que no solían encontrar en ellas, gentes de armas, que pudieran ser auténticos rivales, en el combate.
La fama romántica, aventurera y casi heroica que acompaña a los piratas en las novelas y películas, no hacen sino profundizar en la injusticia, en un latrocinio autorizado, fomentado y disfrutado por Inglaterra perjudicando durante siglos a España y Portugal, que además tiene como consecuencia para Inglaterra que ya los llevan en su ADN político, imperialista y comercial.
Una pequeña relación de los corsarios más conocidos.
SIR FRANCIS DRAKE (1540-1596). Corsario y Navegante. Desde muy joven navegó con John Hawkins, realizando viajes desde Europa a África y America, especialmente en expediciones de tráfico de esclavos y contrabando.
Tras años de practicar la piratería y el tráfico de esclavos consiguió entrevistarse con la Reina Isabel I de Inglaterra que le aportó los más modernos y grandes barcos de Inglaterra y paso a ser corsario a su servicio.
JOHN HAWKINS (1532-1595) Almirante y Corsario. Con una patente de corso de la reina Isabel I de Inglaterra realizó la segunda expedición en 1564 a bordo del Jesus of Lubeck, junto con otros tres navíos, con el propósito de vender esclavos africanos en Borburata en la costa de Venezuela, Curazao, Río Hacha y Cartagena de Indias. Al regresar a Inglaterra, gracias a los sustanciosos dividendos repartidos, fue honrado por la reina Isabel I con el título de caballero.
SIR WALTER RALEIGH (1554-1618) Fue marino, pirata, corsario, escritor, cortesano y político inglés, que popularizó el tabaco en Europa y la patata en Inglaterra. Instaló una colonia en Virginia. Fue elegido miembro del Parlamento varias veces y gozó de gran influencia en la corte isabelina
THOMAS CAVENDISH (1555-1592). Imitó las hazañas de Drake. Recorrió la Argentina y atravesó el estrecho de Magallanes llegando al Pacífico.
Mas información sobre batallas de España e Inglaterra ver en este blog https://hispahistor.blogspot.com.es/2017/01/batallas-navales-contra-inglaterra.html
martes, 24 de enero de 2017
CARLOS II- EL ULTIMO AUSTRIA
Antes de hablar de Carlos II diremos que con su padre, el francés Luis XIV impuso la hegemonía de Francia sobre España a los cien años del tratado de Cateau-Cambrésis. Las cosas habían cambiado mucho para España.
El 17 de septiembre de 1665, murió el rey. Pero hemos de reconocer que Felipe IV fue un mecenas de las artes; la suya fue la mayor colección de pintura que hubo en Europa. Reunió para los palacios de la Corona centenares de cuadros, la mayoría expuestos o guardados en la actualidad en el Museo del Prado. Entre los artistas de los que incorporó obras a la Colección Real figuran Rubens, el pintor más prestigioso de Europa en su época, Rafael, Mantegna, Durero, pintores venecianos como Tiziano, Veronese y Tintoretto, múltiples pintores barrocos españoles, flamencos, italianos y franceses, Ribera, Zurbarán, Van Dyck, Reni, etc. pero el pintor español más importante por la protección que dispensó a lo largo de cuarenta años fue Velázquez.
Sin el apoyo de este rey, el pintor sevillano no hubiese desarrollado una carrera tan brillante. Fue el Casón de Buen retiro, regalo del Conde Duque de Olivares al rey, de lo que realmente nos ha llegado solo la mitad de la construcción.
La música ocupó un lugar importante en la Corte de Felipe IV. Mateo Romero fue el Maestro de Capilla pero hubo otros compositores cerca suyo: Gabriel Díaz, Alvaro de los Ríos, Miguel de Arizo, Juan Bas de Castro y Manuel Machado, trabajaron en la composición de partituras.
Felipe IV no sólo se mantuvo contemplativo en relación a las artes sino que llegó a pintar, escribir y componer música.
Su reinado fue clave para el desarrollo artístico en España, lo cual explica que este siglo sea conocido como EL Siglo de Oro en España.
Aquella España alumbró genios como Góngora, Sor Juana, Alarcón, Tirso de Molina, Calderón, Lope, Quevedo, Cervantes y el resto. Imagina amigo, que en las calles de Madrid se cruzaban Lope con Gongora, Cervantes con Quevedo. Para morirse de orgullo.
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Como sería el pollo que le llamaban “El hechizado”. Era Carlos II, el hijo de Felipe IV y Mariana de Austria. Desde su nacimiento mostró una gran debilidad física y mental, atribuida a la consanguinidad de sus padres. Felipe IV con 44 años tuvo a Carlos II fruto de la unión con su sobrina Mariana, de 14 años. Carlos, incapaz para llevar los asuntos del estado, su reinado fue una constante lucha de facciones cortesanas en la que se sucedieron como personajes fuertes su madre, su hermanastro Juan José de Austria, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa. Esta inestabilidad y una gravísima crisis económica empeoraron la maltrecha situación internacional de España ante el expansionismo agresivo de Luis XIV de Francia. Pese a que contrajo matrimonio en dos ocasiones fue incapaz de engendrar descendencia, lo que produciría una inmensa expectativa internacional sobre su herencia. Finalmente dictó testamento a favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV.
Se sabe con casi total seguridad que padeció el síndrome de Klinefelter, enfermedad genética que consiste en una alteración de los cromosomas.
Infertilidad, niveles inadecuados de testosterona, disfunción testicular, genitales pequeños, trastornos conductuales y aspecto eunucoide, talla alta, extremidades largas, escaso vello facial y distribución de vello de tipo femenino. Un número.
Con el fin de que aquel débil muchacho sobreviviera, fue alimentado por 14 amas de cría distintas, que le amamantaron hasta la edad de 4 años, y no se continuó durante más tiempo porque se consideraba “indecoroso” para un monarca.
Su padre falleció cuando Carlos contaba 4 años de edad. Sin embargo, no pudo sostenerse en pie hasta los 6 años de edad, debido probablemente a un raquitismo por déficit de vitamina D, agravado también por la falta de luz solar, puesto que prácticamente no se sacó al niño al exterior por temor a los enfriamientos. Se sabe también que distintos padecimientos de origen infeccioso minaron la salud del pequeño monarca: infecciones respiratorias de repetición, sarampión, varicela, rubeola y viruela. Además, padeció epilepsia desde la infancia hasta los 15 años, que posteriormente recurrió al final de su vida. Y, por último, no podemos olvidarnos de un evidente retraso intelectual: Carlos II no aprendió a leer hasta la edad de 10 años y nunca supo escribir correctamente. Padecía ataques de cólera desmesurados y tuvo adicción alimentaria al chocolate (chocoholismo).
Su autopsia desveló que: “No tenía el cadáver ni una gota de sangre; el corazón apareció del tamaño de un grano de pimienta; los pulmones, corroídos; los intestinos, putrefactos y gangrenados; un solo testículo, negro como el carbón, y la cabeza llena de agua”.
Pero empecemos por el principio.
Al morir Felipe IV asume la regencia Mariana de Austria por minoria de edad de su hijo Carlos.
El rey Carlos II llegó a representar el hundimiento de la españa que había sido. Ya su padre pensaba que Dios había abandonado a toda su dinastía.. La endogamia practicada continuamente por la casa de Austria trajo como fruto a Carlos, símbolo de la decadencia de los Austria y de la mismísima España
Durante la regencia, la reina madre, aconsejada por su confesor y Jefe de la Inquisición se tomaron medidas restrictivas y represivas como cerrar la Casa de Comedias lo que molestó al pueblo llano. En las protestas ganó la oposición encabezada por Juan José de Austria, hijo de Felie IV con María Calderón, una actriz. Juan José se había ganado el respeto del pueblo por los éxitos militares en las campañas de Nápoles y la rendición de Barcelona, que volvía al redil tras doce años del alejamiento de Cataluña a la monarquía española, apoyandose en la francesa.. Frustado por ser excluido de la acción de gobierno, se convirtió en conspirador. Llegó a realizar el primer pronunciamiento de la historia moderna, y consiguió echar al inquisidor, pero se ganó el desprecio de la regente, su madrastra.
JUAN JOSE DE AUSTRIA
Luego, a partir de los 14 años Carlos reinaba según el testamento de su padre. Su hermanastro Juan José de Austria se había hecho con el poder y gobernaba con el beneplácito del rey. Pero el precio de los alimentos eran enormes y el pueblo culpaba a Juan José. Por otro lado el rey quería casarse cuanto antes y ya tenía previsto el enlace con María Luisa de Orleans, una francesa. Tenía el rey 18 años. Era evidente que el apoyo a Juan José, ya enfermo y desacreditado, disminuiría con la entrada de una reina francesa. Sin apoyos todavía logró instaurar “La Gaceta de Madrid”, pero acabó muriendo en septiembre de 1679.
España estaba en guerra con Francia y formaba parte de una coalición militar con Inglaterra y Holanda. El rey francés no perdía detalle de los vaivenes de la corte española. La firma de la paz de Nimega fue la claudicación de España ante Francia. Cataluña es invadida por Francia y tendrá que capitular en 1697. Los catalanes desconfiaban de la monarquía porque decían que no les habian apoyado lo suficiente, y la monarquía desconfiaba de la fidelidad de Catluña.
Mientras tanto el rey, que ya se había casado con la francesa, no tenía heredero, él era realmente desagradable y ella tenía una educación mucho más libre que la castellana.
Los problemas financieros que había dejado Felipe IV se agravaban. Comenzó a circular moneda falsa, Castilla y Andalucía sufrían una profunda crisis, la ganadería y el abandono de las tierras, todavía en un sistema feudal. Peste, sequía y hambre.
Pero aquí es donde se produce una gran diferencia entre Castilla y a periferia. Galicia, el país vasco y otras zonas comienzan nuevas técnicas unas de siderurgia y otros de cultivos de lana y seda. La españa del mediterraneo supera la crisis. Se dijo que “no es oro y plata lo que traemos de las americas, sino sangre de indios”. Solo podían viajar al nuevo mundo los subditos castellanos.
Además el poder de la iglesia aumenta considerablemente. También en europa.
Los cientificos se enfrentaron a la Inquisición. El marqués de Mondejar fue su defensor.
La reina no quedaba embarazada y las presiones se multiplicaron para aumentar su fertilidad. Tanto fue así que terminaron por enfermarla y murió en febrero de 1689 a los 26 años de edad.
El rey se casó por poderes un mes después no sin problemas con otra extranjera. Ella fingió cuantos embarazos le interesaba. Anuló la voluntad de Carlos, pero nunca quedó embarazada.
MARIA LUISA DE ORLEANS-
La situación de España, perdiendo en todos los sentidos, marcó un final de siglo terrible.
El aspecto del rey era impresionante, un desgraciado. Unos exorcistas declararon que el rey estaba hechizado y con potingues terminaron por minar definitivamente la salud del rey.
La rebelión popular llamada “motin de los gatos” fue la expresión popular del descontento existente en el pueblo y la corte. Venía un cambio de siglo y de dinastía.
Resumimos los aspectos políticos del reinado. España reconoce la independencia de Portugal y recibe Ceuta a cambio. En 1675 Francia invade Cataluña. Un hecho importante fue la Paz de Ryswick, firmada con Francia en 1697. La consecuencia más importante de esta paz fue la posibilidad de Francia de acceder al trono de la Corona española. El Rey decidió gobernar pero su manifiesta incapacidad se puso en manos de su segunda esposa. Se había pactado un heredero, José Fernando de Baviera,pero murió un año antes que Carlos en 1699. El rey Carlos II hizo testamento en favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, haciendo constar que las coronas francesas y españolas no podían ser unidas.
Y a partir de aquí comienzan los Borbones, no si antes declararse la Guerra de Sucesión Española.
lunes, 23 de enero de 2017
FELIPE IV- LA DECADENCIA ESPAÑOLA
España estaba en plena guerra de los Treinta Años, entre 1618 y 1648, y aunque el conflicto era entre Estados partidarios de la reforma y de la contrarreforma dentro del propio Sacro Imperio Romano Germánico, donde España mandaba, poco a poco, se fueron incorporando al tomate las distintas potencias europeas y entonces se convirtió en una guerra general por toda Europa, por razones no necesariamente relacionadas con la religión. Como siempre, territorios y poder. Pero estábamos hablando del suelo patrio. Aquí, para ayudar, hubo disturbios, insurrecciones y todo tipo de desmanes, maricón el último. A pesar de que en la guerra con Francia la cosa no iba mal, a los franchutes seguíamos dándoles una ensalada de hostias y se habían acostumbrado, de tal forma que los Tercios llegaron casi hasta París, cosa que hoy ni se recuerda.
Algunos, y no quiero mirar a nadie, no estaban por la labor del aporte monetario para la cosa bélica y el valido del rey,el Conde Duque de Olivares, cedió con la cuestión de los fueros y privilegios de los antiguos reinos. Las cortes catalanas de 1626 y 1632 rechazaron el pago de imposiciones fiscales para la contribución a la guerra con francia. Y se armó el quilombito.
1640 sería un año horrible para españa, se proclamó la revolución de Portugal con el llegada al trono del rey Juan IV.
La decadencia de España se hizo claramente visible. La represión engendró más disturbios y en Cataluña se sublevó con el Corpus de Sangre. Un motín de campesinos prendió la chispa en Barcelona, donde el virrey fue asesinado. Olivares, eligiendo la línea dura, de palo y tentetieso, se lo puso fácil a los extremistas de corazón o de billetera que ya entonces, con cuentas en Andorra o sin ellas, se envolvían en hechos diferenciales y demás parafernalia. Doce años de guerra cruel en Cataluña, un ejército rebelde que masacraba cuanto olía a español, mientras pagaban el pato la mayoría de los españoles, como siempre. Dado que España estaba jodida con la guerra europea favoreció a los insurgentes catalanes, pero cuando vino el contraataque y los tercios empezaron a repartir a diestro y siniestro en Cataluña, se olvidaron de la independencia, “¡-tampoco hay que ponerse así!”, y con un par, y sin vergüenza alguna, va y se ponen bajo protección del rey de Francia. Se declararon súbditos suyos y al fin, lo proclamó conde de Barcelona, porque reyes allí sólo los había habido del reino de Aragón. Cataluña se echa en manos francesas, cosa que durá hasta 1652. La jugada del cambio de una monarquía española por la monarquía de Luis XIV, que no lo sabían entonces, era la más dura y centralista que estaba naciendo en Europa, y si no, se puede comparar cuatrocientos años después el grado de autonomía de la Cataluña española con el de la Cataluña francesa, el Rosellón, que se perdió entre col y col para siempre. Pero a los nuevos súbditos del rey francés les salió el tiro por la culata, porque el ejército libertador, que los protegería resultó ser todavía más desalmado que los ocupantes españoles, ¡Toma del frasco, Carrasco!.
Las atrocidades y abusos franceses tenían a los catalanes hartos de su nuevo monarca; así que al final resultó que antiespañol, lo que se dice antiespañol, en Cataluña no había nadie. Sorpresas que da la vida, que diría Rubén Blade. Se mantuvieron los fueros y costumbres y mira, aquí “no ha pasao nada, chaval” y Cataluña volvía al redil a gusto. De momento.
Los gabachos pusieron en puestos de privilegio y mando a sus gentes y… bueno para abreviar, trataron a la población como ciudadanos de segunda. Pero hay que saber que Cataluña, y por consecuencia España, perdieron para siempre el Rosellón, que es hoy la Cataluña gabacha, donde están prohibido los escritos oficiales en catalán. Francia, se benefició cuanto pudo, Portugal se independizó, los ingleses seguían acosándonos en América, y el hijo de puta de Cromwell quería convertir México en colonia británica. Por suerte, la paz de Westfalia liquidó la guerra de los Treinta Años, dejando a España y Francia enfrentadas. Resuelto a acabar con la úlcera, Juan José de Austria, hermano de Felipe IV, empezó la reconquista digamos, de forma expeditiva, de la provincia de Lérida.
En España vivían unos 8 millones de personas, pero salvo el clero y los nobles el pueblo raso las pasaba canutas. Las ¾ partes de la plata y el oro que llegaban de las Indias en eran privadas. El resto se iba en pago de las deudas enormes por la hacienda real. Los judios portugueses y banqueros genoveses adelantaban el dinero a la hacienda española, con lo cual el oro y la plata desaparecia y eran sustituidos por el cobre.
«Rocroi, el último Tercio», cuadro del pintor Augusto Ferrer-Dalmau
Felipe IV, el rey pasmado, sabemos que había delegado en el Conde Duque de Olivares, que era una persona inteligente, con ideas que quiso poner a España en la reforma, levantar el negocio. Un hombre a la altura de Richelieu. Pero si algo hacemos bien en España es el suicidio colectivo, y porco a poco, aquel sueño imperial, que fue y se podía haber conservado más tiempo, y dejado como herencia una situación de riqueza material y cultural de no te menees, lentamente se fue yendo por la alcantarilla, quedando las piezas de pintura, arquitectura y literatura, sobre todo, por encima de la falta de auténtico patriotismo conservador y protector que debería haber habido, y desarrolar a un pueblo analfabeto, inculto y dirigiddo por clérigos corruptos al igual que una clase dominante.
En siglo y medio, tanto gobernante mediocre, tanto vago con título, tanto gasto en guerras para cuidar una religión que ya estaba dividida, precisamente por culpa de los que la dirigían, consiguieron que España fuese perdiendo lo que llegó a ser y tal como decía Quevedo, No ha habido otro rey como Fernando, el católico, que supo entender a su pueblo y supo defenderlo.
Las regiones luchaban por mantener sus fueros y privilegios, y siguen con ello en pleno siglo XXI, dejando intacto un razonamiento de separación al sitema medieval de los reinos o peor aún de las Taifas.
Felipe IV seguramente vio que aquella españa no se podría arreglar. Jubiló a Olivares y el intento de hacer un estado pujante y culto se fue a la mierda. Precisamente lo que estaba logrando Richelieu en Francia, potenciar a su país y convertirla en el eje de Europa.
El pueblo español, cosido a impuestos, con sus derechos marginados, o se iban a morir a cualquier guerra, o marchaban a morir a América, o morirían pasandolas putas en su propio país. Elije tu mismo.
Los piratas ingleses y holandeses, una guerra con Portugal que duró 28 años, rebeliones en las diferentes regiones. Batallas de Montijo, Elvas, Évora, Salgadela y Montes Claros, con Portugal, donde los fronterizos recibieron ostias de todos los colores, sin comerlo ni beberlo. De todo aquello solo quedó Ceuta.
Por el Tratado de Westfalia, firmado en 1648 España reconocía la independencia de las Provincias Unidas y la conservación de Flandes. En la guerra europea al final quedó en una lucha jodida con la Francia de Luis XIV. Las posibilidades de enviar tropas por el Camino Español por Génova, permitía abastecer a las tropas de Flandes, a duras penas se mantenía hasta que finalmente se perdió. Los tercios españoles resistían a la deseesperada, ayudados por italianos y flamencos católicos. Y por ahí es donde se iba el dinero y la sangre de nuestros mejores soldados.
Como en Francia se produjo una guerra civil los españoles vencieron a los franceses en Valenciennes en 1656.
Se firmó la Paz de los Pirineos dado la dificil situación económica española. Inglaterra y Francia se repartieron el flandes español. Se cedía el Rosellón, la mitad de la Cerdeña, etc. Para no soliviantar más las cosas se estipuló el casamiento de la infanta María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, con Luis XIV de Francia. Así se impuso la hegemonía de Francia sobre España.
Continuó la lucha contra los portugueses los cuales ganaron dirigidos por Alfonso VI de Portugal en 1665 en la batalla de Villaviciosa, en el mes de junio, puso fin a la esperanza de unión entre la Monarquía española y Portugal.
Felipe IV moriría poco des pués, en el mes de septiembre.
Pero la batalla de Rocroi, aunque no fue la última, en 1643, donde los Tercios perdieron todo menos el honor y la gallardía, quedó como símbolo del ocaso español. Recomiendo la lectura sobre la batalla. Y nuestros viejos Tercios, que habían hecho temblar a Europa entera, que habían sido el ejemplo de valentía y disciplina militar, fueron dejándose caer silenciosamente, fieles a su leyenda, y así fue como España, habiendo sido dueña de medio mundo, solo reteniendo algo un par de siglos más, lentamente el sol fue poniendose.
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