LOS ROMANOS
El Siglo II d. C., a finales, es la época floreciente en
Hispania. Se enseña latín, se realizan obras espectaculares de ingeniería y
arquitectura, calzadas, puentes y acueductos, se aplica el Derecho Romano que
es la base del actual Derecho en Europa.

TRAJANO
Los emperadores de origen hispano son los que llevan al
imperio a su máximo esplendor y la época de paz, Trajano y su sucesor, Adriano.
Antiguos campamentos militares y asentamientos iberos,
fenicios y griegos fueron transformados en grandes ciudades, unidas por una
extensa red de carreteras. El desarrollo de la construcción incluye algunos
monumentos de calidad comparable a los de la capital, Roma.
La ingeniería civil son imponentes construcciones como el
Acueducto de Segovia o el Acueducto de los Milagros de Mérida, en puentes como
los de Alcántara sobre el Tajo, el de Córdoba sobre el Guadalquivir o el de
Mérida sobre el Guadiana. También se construyeron faros como el que aún está en
uso en La Coruña, la Torre de Hércules.
La arquitectura lúdica como los teatros de Mérida,
Cartagena, Sagunto, Tiermes o Cádiz, los anfiteatros de Mérida, Itálica,
Tarraco y Segóbriga y los circos de Mérida, Córdoba, Toledo, Sagunto y muchos
otros prueban de la importancia de Hispania.
La arquitectura religiosa también se extendió por la
península.
Roma estableció su dominio sobre la Península Ibérica, pero
también trajo su cultura, su economía, su legislación, el sistema político y
militar, las infraestructuras que les permitieron crear y conservar un imperio
y las manifestaciones artísticas de todo tipo. De todo ello se conserva hoy un
importante legado no sólo arqueológico, sino también cultural.

ACUEDUCTO DE SEGOVIA
La latinización, fue un proceso que trajo la pérdida de los
idiomas indígenas, a excepción del euskera, y la sustitución de éstos por el
latín, del que más tarde derivarían las lenguas romances. La escritura ibérica
se siguió usando en muchos ámbitos durante siglos, baste comprobar los grafitos
marcados a punzón sobre cerámicas o bien los nombres de las ciudades escritos
sobre monedas en ibérico o en latín de modo que, a veces se vuelve al uso del
ibérico después de haber acuñado monedas con textos latinos.
La religión de Roma fue fundamental en la vida de las
personas e influye en las decisiones. La palabra religión procede del latín
religare o re-legere, que significaría volver a ligar o unir. Es decir, atar lo
mortal con lo divino. El culto a los dioses en Roma era un deber cívico. A comienzos del siglo IV, el emperador
Constantino abraza la fe católica y deja de ser perseguida para ser la religión
oficial de Roma, el cristianismo se encontraba ya desarrollado en Hispania.
Tras haber sido impuesto como religión oficial, sufrió la segregación entre el
arrianismo que traían los germánicos y el catolicismo de los hispanorromanos
hasta la conversión al cristianismo de Recaredo en 586.

Los Hispano-romanos eran las gentes habitantes de Hispania
tras la dominación romana que se habían quedado como propia la cultura romana,
en toda su extensión. Son los ascendientes que al mestizarse con los visigodos
fueron los reyes cristianos posteriores a la invasión musulmana.
No obstante la introducción del cristianismo en Hispania
romana ofrece varias lagunas. La llegada de Santiago el Mayor es dudosa. La
predicación de san Pablo es poco probable. La introducción del cristianismo
debió realizarse mediante una predicación procedente del norte de África,
durante el siglo I. A finales del siguiente siglo ya estaba muy extendido y en
la siguiente centuria se consolidó.
En otro orden de cosas los romanos dieron a Hispania una
fisonomía distinta, al dotarla de grandiosas obras de arquitectura e
ingeniería. Con su sistema constructivo basado en sillares de piedra, el arco y
la bóveda, levantaron grandes murallas, arcos triunfales, templos, puentes y
acueductos. Además de teatros, anfiteatros, circos, y todo tipo de monumento
conmemorativo o funerario. Las ciudades de Hispania compitieron por la
grandiosidad y la proliferación de sus construcciones monumentales. Roma era un
imperio, una cultura, un pueblo de conquistadores, pero que trataba de
consolidar su poder más allá de la simple ocupación militar. Un dominio que iba
a incidir profundamente en las costumbres y la cultura.
A partir del final del siglo II el sistema imperial romano
fue debilitándose. Las legiones militares y las unidades administrativas
aumentaron su capacidad de autonomía, hasta conformar estados paralelos al
propio Estado.

TEODOSIO
Decaía el sistema esclavista en el que se asentaba la
economía. Levantamientos y revueltas sociales fueron numerosas. Las oligarquías
abandonaron el poder y se trasladaron a sus villas. Se debilitó la demanda y la
producción. Todos estos problemas económicos y sociales se vieron agravados por
los militares dada la presión que ejercieron los pueblos bárbaros sobre las
fronteras del extenso imperio.
Se constituyeron diferentes reinos dominados por pueblos de
origen bárbaro, aunque fue más bien un ingreso más o menos atropellado y
generalmente tutelado por el mismo Imperio Romano. Roma se sirvió con frecuencia
de los bárbaros como complemento necesario de su cada vez más precario
ejército, que dedicaba la mayor parte del tiempo a resolver enfrentamientos
internos y no prestaba la debida atención a la defensa de las antiguas
fronteras.
En el año 378 Teodosio el Grande se convierte en el máximo
dirigente del Imperio Romano y toma dos importantes decisiones. Por un lado
declara al Cristianismo como la nueva religión del Imperio, de esta forma la
iglesia cristiana fue asumiendo cada vez más poder y llegó a desempeñar
importantes cargos administrativos. Por otro lado decide hacer un pacto con los
Godos y les ofrece territorios dentro del Imperio a cambio de que sirvan en las
legiones romanas.
Se dirige primero una invitación a vándalos, alanos y suevos
para que entren. Y no sólo entran, sino que se instalan. Y únicamente saldrán
de España, pasados algunos decenios, o bien para conquistar tierras del norte
de África o bien por presiones de un pueblo más fuerte y mejor organizado, el
visigodo, que tras su segundo ingreso en la península permanecerá en ella hasta
la llegada del islam. Teodosio (347-395), reunió las porciones oriental y
occidental del Imperio, siendo el último emperador en gobernar todo el mundo
romano. Después de su muerte, las dos partes del Imperio se separaron
definitivamente.
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