Carlos II, el anterior rey
había muerto el 1 de noviembre de 1700, sin descendencia. Hemos de recordar aquel “Motín
de los gatos” de 1699, en la que el rey prometió solucionar el asunto, y una de
las cosas que decidió fue la destitución del conde de Oropesa, un declarado
partidario de Carlos de Habsburgo, hijo de Emperador del Sacro Imperio. Esto
fue aprovechado políticamente dado el testamento del rey y la falta de
heredero.
FELIPE V DE ESPAÑA
Una partida de nobles apoyados
por la reina Mariana de Neoburgo, consiguieron apartar del poder a los
partidarios de la sucesión austríaca. Este fue el motivo del cambio en el
testamento por la sucesión francesa en la persona de Felipe de Anjou, de la casa
de Borbón, nieto de Luis XIV de Francia, haciendo constar que las coronas
francesas y españolas no podían ser unidas. Felipe de Borbón o de Anjou,
llamado el Animoso nació en Versalles, Francia en 1683. Era el segundo hijo del gran delfín Luis de Francia
y de María Ana Cristina de Baviera.
Y señoras y señores aquí termina la dinastía de los Austria. Y comienzan los Borbones.
Un siglo nuevo, y con él una
nueva era de progreso y cultura se inauguraba, en fin, para la nación con el
cambio de dinastía, completamente distinta en origen e inclinaciones de la que
acababa de regirla. Durante el último período de ésta había pasado el país por
el angustioso de una larga minoría, por el desdichado gobierno de un monarca
enfermizo y pusilánime, último vástago masculino directo de la gran estirpe de
Carlos V; una larga y complicada guerra civil y europea, durante catorce años,
había después yermado nuestras ciudades, asolado nuestros campos, y apartado de
las artes, de las ciencias y las letras a una generación que sólo parecía
llamada a pelear.
LUIS XIV DE FRANCIA Felipe V de España, no llegó y
besó el santo. Al principio fue tutelado por su abuelo, Luis XIV de Francia, a
través de una camarilla de funcionarios franceses. Esta circunstancia indignó a
la alta nobleza y la oligarquía españolas y creó un clima de malestar que se
complicó cuando el archiduque Carlos de Austria (el futuro emperador Carlos VI
del Sacro Imperio Romano Germánico) comenzó a hacer efectivas sus pretensiones
a la Corona española, con el apoyo de los antiguos reinos de la Corona de
Aragón, pues los catalanes mantenían su resentimiento hacia los franceses por
la pérdida del Rosellón y la Cerdaña transpirenaicos. Leopoldo I, Emperador del
Sacro Imperio Romano Germánico no reconoció a Felipe porque apoyaba a su hijo
Carlos de Austria.
Felipe de Anjou entró en
España llegando en febrero de 1701. El pueblo madrileño lo recibió con una
alegría y con esperanzas de renovación, hizo su entrada pública en la capital
de la Monarquía el día 14 de Abril de 1701, y en este mismo año celebró su
casamiento con la princesa doña María Luisa Gabriela de Saboya; pero declarada
la famosa guerra de Sucesión, a causa de pretender la corona de España el
Emperador de Austria para su hijo el archiduque Carlos, fue reconocido éste por
otras potencias y por los reinos de Aragón, Valencia y Cataluña, de que se
apoderó el ejército inglés y portugués, mandado por el mismo Archiduque.
Fue ungido como rey en Toledo
por el cardenal Portocarrero y proclamado como tal por las Cortes de Castilla
reunidas el 8 de mayo de 1701. En septiembre juró los Fueros del Reino de
Aragón y luego se dirigió a Barcelona y allí en octubre de 1701 juró las
Constituciones catalanas.
Formó un “Consejo de
Despacho”, al que pronto se unió el embajador francés, por imposición de Luis
XIV, ya que en seguida quedó claro que Luis XIV tenía la pretensión clara de
gobernar España y también negoció sin consultarle el casamiento de Felipe con la
princesa saboyana María Luisa Gabriela de Saboya la boda real se celebró en
Barcelona. La reina de 14 años fue asistida por la princesa de los Ursinos de
sesenta años nombrada por indicación de Luis XIV. En 1701 el rey se casó con María Luisa Gabriela de
Saboya, nacida en Turín. Fue madre de Luis I (1807) y de Fernando VI (1711)
En abril de 1702 Felipe V
embarca en Barcelona hacia Nápoles para jurar sus fueros y los de Sicilia y
restablecer la calma, ya que los austríacos que luchaban contra los franceses
en el norte de Italia desde el año anterior habían fomentado un tumulto en
Nápoles, que fue controlado sin dificultades mayores.
La reina María Luisa fue
nombrada gobernadora y lugarteniente general en ausencia del rey (1702).
Mediatizada en su gobierno por el cardenal Portocarrero, actuó con
responsabilidad durante la guerra de Sucesión. El interés de Luis XIV por la
monarquía en España radicaba fundamentalmente en su Imperio de las Indias
Occidentales. De hecho la medida de mayor trascendencia fue la concesión del
monopolio de la trata de esclavos con América a la Compagnie de Guinée, en
agosto de 1701, compañía de la que Luis XIV y Felipe V poseían el 50 % del
capital. Algunos historiadores consideran esta decisión como el detonante de la
guerra de sucesión española y así lo vieron algunos contemporáneos,
especialmente ingleses y holandeses.
En enero de 1701 se firmó una
alianza para realizar operaciones conjuntas contra Francia y dar su apoyo a las
aspiraciones del segundo hijo del emperador Leopoldo I al trono español.
Así en septiembre de 1701 se firmó el Tratado
de La Haya que dio nacimiento a la Gran Alianza, formada por Austria,
Inglaterra, las Provincias Unidas de los Países Bajos, Prusia y la mayoría de
los estados alemanes, que declaró la guerra a Luis XIV y a Felipe V en mayo de
1702. El Reino de Portugal y el Ducado de Saboya se unirían a la Gran Alianza
en mayo de 1703. La entrada en la Gran Alianza de Saboya y, sobre todo, de
Portugal dio un vuelco a las aspiraciones de la Casa de Austria. Así el 12 de
septiembre de 1703 el emperador Leopoldo I proclamó formalmente a su segundo
hijo, el archiduque Carlos de Austria, como rey Carlos III de España, lo que
hizo posible que Inglaterra y Holanda reconocieran a Carlos III como rey de
España. A partir de aquel momento había formalmente dos reyes de España. El
largo conflicto internacional adquirió en España un carácter de guerra civil en
la que se enfrentaron las antiguas Coronas de Castilla y Aragón.
La Guerra de Sucesión Española
duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713. El motivo
aparente era la disputa entre la Casa de Habsburgo, y la casa de Borbón
francesa. Como siempre en el fondo la realidad es que fundamentalmente Inglaterra,
temía la unión entre España y Francia convirtiéndose en un reino de un poder
inmenso en Europa.
CARLOS DE HABSBURGO
En España, la Guerra fue
Civil. La antigua corona de Aragón, es decir, Aragón, Cataluña, Valencia y
Baleares se pusieron de parte de Carlos de Habsburgo, ya que los catalanes
sabían cómo se las gastaban los franceses. Por contra, los borbónicos su principal
apoyo lo encontraron en la Corona de Castilla, y la fiesta duró hasta 1714 con
la capitulación de Barcelona y 1715 con la capitulación de Mallorca ante las
fuerzas del rey Felipe V de España.
Ya veremos que por
consecuencia de las alternativas de esta sangrienta guerra, en que las armas de
Felipe, victoriosas, unas veces, eran vencidas otras, fue invadido Madrid por
primera vez por tropas extranjeras, entrando en 1706 las inglesas y
portuguesas, y habiéndose la Reina y la corte retirado a Burgos los ingleses y
portugueses proclamaron en Madrid al Archiduque. Pero muy luego, atacados por
los mismos madrileños, se vieron obligados a retirarse y entregar el Alcázar: a
pocos días volvió a entrar Felipe, que fue recibido con el mayor entusiasmo; y
dejando por regente a la Reina, marchó a tomar el mando del ejército.
Un siglo nuevo, y con él una
nueva era de progreso y cultura se inauguraba, en fin, para la nación con el
cambio de dinastía, completamente distinta en origen e inclinaciones de la que
acababa de regirla. Durante el último período de ésta había pasado el país por
el angustioso de una larga minoría, por el desdichado gobierno de un monarca
enfermizo y pusilánime, último vástago masculino directo de la gran estirpe de
Carlos V; una larga y complicada guerra civil y europea, durante catorce años,
había después yermado nuestras ciudades, asolado nuestros campos, y apartado de
las artes, de las ciencias y las letras a una generación que sólo parecía
llamada a pelear.
Recordando un poco, la llegada
al trono de España de Felipe V, dado que era un Borbón, crea los fuertes recelos de
los demás Estados europeos. El motivo aparente era la disputa entre la Casa de
Habsburgo, y la casa de Borbón francesa. Como siempre en el fondo la realidad
es que fundamentalmente Inglaterra, temía la unión entre España y Francia
convirtiéndose en un reino de un poder inmenso en Europa.
Y la Guerra de Sucesión Española duró
desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713, por intereses ajenos
y desangrado y empobreciendo a España. En España, la Guerra fue
Civil. La antigua corona de Aragón, es decir, Aragón, Cataluña, Valencia y
Baleares se pusieron de parte de Carlos de Habsburgo. Por contra, los
borbónicos su principal apoyo lo encontraron en la Corona de Castilla.
Como el rey de España poseía
el Ducado de Milán y junto con Francia estaba aliado, las tropas francesas
ocuparon casi todo el norte de Italia. A comienzos de 1702 el primer ataque lo
lanzaron las tropas austriacas contra la ciudad de Cremona, en Lombardía
En 1702 Felipe V desembarcó
cerca de Nápoles pacificando el Reino de las Dos Sicilias en un mes. De ahí fue
a Milán, siendo recibido con entusiasmo. Su comportamiento en estas batallas
fue brillante, rayando lo temerario. Sumido en un nuevo acceso de su enfermiza
melancolía, se reembarcó y regresó a España, pasando por Cataluña y Aragón y
haciendo entrada triunfal en Madrid el 13 de enero de 1703.
Los aliados querían tomar
Cádiz en 1702, pero fracasaron. Necesitaban una base naval. La resistencia se
obtuvo gracias a la aportación personal de la esposa de Felipe V y del cardenal
Portocarrero, ya que el rey estaba en
Italia.
Para interferir las rutas que
comunicaban España con América, especialmente atacaron la flota de Indias que
transportaba oro y plata fundamentales para mantener la guerra. Pero su ataque
fracasó también en la ría de Vigo. En el verano de 1703 El duque de Saboya, a
pesar de ser el padre de la esposa de Felipe V, firmó el Tratado de Turín y
Pedro II de Portugal, que en 1701 había firmado un tratado de alianza con los
borbones, cambió de bando a cambio de concesiones en América.
Carlos de Habsburgo en mayo de
1704 desembarcó en Lisboa con la autorización del rey Pedro II de Portugal.
Traía una flota anglo-holandesa de seis mil
hombres a los que se sumaron otros dieciocho mil portugueses. En Extremadura intentó entrar
en España y fue rechazado por las tropas al mando de Felipe que ya contaba con
cuarenta mil hombres dado los refuerzos franceses.
Los ingleses desembarcaron en
Barcelona en 1704 sin resistencia. Asediaron Gibraltar, defendida por solo 500
hombres, que debió rendirse, en realidad a otro rey español. Aunque una flota francesa
intentó la recuperación de Gibraltar en una dura batalla, debió retirarse. A
partir de entonces, Gibraltar jamás volvería a ser español.
PEÑON DE GIBRALTAR Paralelamente los aliados
consiguieron una importante victoria en Baviera. Setenta mil soldados imperiales, ingleses y holandeses al
mando del duque de Marlborough (el que se fue a la guerra) se enfrentaron un
ejército franco-bávaro. La derrota fue total.
La reina Ana de Inglaterra
envió a un comisionado para realizar un alianza entre Inglaterra y el
Principado de Cataluña. No pudo entrevistarse con nadie por la mediación del
virrey catalán, así que se puso en contacto con el grupo de los vigatans,
(nombre que se les daba a los
partidarios de Carlos). Así nació el pacto de Génova, que establecía una
alianza política y militar entre el Reino de Inglaterra y el grupo de vigatans
en representación del Principado de Cataluña. Inglaterra desembarcaría en
Cataluña, y unidas a las fuerzas catalanas lucharían en favor del pretendiente
al trono español Carlos de Austria contra los ejércitos de Felipe V,
comprometiéndose asimismo Inglaterra a mantener las instituciones catalanas
Se fue extendiendo en Cataluña
la rebelión a favor de Carlos y para 1705 estaban a favor todo el Principado,
salvo Barcelona, por el trabajo del Virrey, que siguió fiel a Felipe. Carlos de Habsburgo se dirigió
hacia Cataluña y en Denia fue proclamado
rey. En agosto llegó a Barcelona desembarcando y fue sitiada la ciudad, al que
se sumaron los vigatans. Capturado el castillo de
Montjuic, los aliados bombardean Barcelona desde allí y en octubre Barcelona
capitulaba y Carlos entraba en la ciudad. En noviembre juraba las
Constituciones catalanas, y a continuación convocaba las Cortes.
Los catalanes tenían un mal
recuerdo de los franceses, ya que en el siglo anterior habían sido súbditos del
rey francés, que además le habían nombrado Conde de Barcelona. Y fueron
tratados con ciudadanos de segunda, además de que los franceses se hicieron con
los puestos de poder y los puntos clave del comercio. Luego con la Paz de los
Pirineos (1659) se perdió el Rosellón, con Perpiñán incluida. Y que nunca se
reunificaría el Rosellón con Cataluña con un rey Borbón en España. Valencia se declaró por Carlos
III en diciembre. Poco le quedaba a Felipe en esos territorios.
Felipe intentó la recuperación
de Barcelona y en el mes de abril sitió a la ciudad. Tomaron el castillo de
Montjuic, pero los sitiados recibieron refuerzos de una flota anglo-holandesa
importante. Lo que le obligó a retirarse. Cruzó la frontera francesa y volvió
por Pamplona. Para colmo un ejército
anglo-portugués tomaba Badajoz y Plasencia y avanzaba sobre Madrid, tomaron
Ciudad Rodrigo y Salamanca, lo que forzó al rey y a la reina a abandonar Madrid
y trasladarse a Burgos con la corte. La situación empeoraba. El
almirante borbónico se pasó al bando contrario. Zaragoza proclamó rey a Carlos
III. Envalentonado Carlos se dirigió a Madrid, en junio de 1706. La frialdad de
los madrileños fue clarísima, lo que sorprendió hasta al propio rey. Fue
proclamado en julio rey de España pero pocos días después abandonó la ciudad
hacia Valencia por la falta de los apoyos, tan solo unos pocos nobles le habían
reconocido. Felipe V volvió a Madrid en
octubre ante el entusiasmo del pueblo madrileño. Mientras Carlos juraba en
Mallorca y juraba en Valencia.
En el centro de Europa las
cosas no iban mejor. España perdía ente el duque de Marlborough los Países
Bajos españoles. También se perdían por otra parte el reino de Nápoles y Milán.
En España un ejército aliado
anglo-luso-holandés en abril de 1707 se midió con las tropas borbónicas en
Almansa, batalla muy importante. Los aliados fueron vencidos y se retiraron,
las fuerzas borbónicas avanzaron recuperando Valencia, Alcoy, Denia y más tarde
Zaragoza. Después cayó Játiva, Lérida, y los pueblos colindantes.
Los Fueros de Nueva Planta
fueron implantados y se abolieron los Fueros de Valencia y los Fueros de
Aragón. Más adelante cayó Tortosa y
Alicante en abril de 1709. Los triunfos terrestres de la
Casa de Borbón eran contrarrestados por los triunfos marítimos debidos a la
superioridad naval anglo-holandesa. En ese mismo año 1708 se perdió la plaza de
Orán y las islas de Cerdeña y Menorca. Además, la guerra en Europa le iba mal a
Luis XIV y sus enemigos le habían puesto al borde del colapso militar. A principios de 1709 comenzó en Francia una
grave crisis económica y Luis XIV envió a un ministro para que negociara el
final de la guerra. Aunque hubo un principio de acuerdo el rey francés lo
rechazó.
Felipe V dejó claro que no iba
a renunciar al trono español voluntariamente, “Tiempo hace que estoy resuelto y
nada hay en el mundo que pueda hacerme variar. Ya que Dios ciñó mis sienes con
la Corona de España, la conservaré y la defenderé mientras me quede en las
venas una gota de sangre; es un deber que me imponen mi conciencia, mi honor y
el amor que a mis súbditos profeso” fueron las palabras de Felipe. No obstante
el francés retiró sus tropas de España dejando unos pocos batallones. Felipe V
entonces expulsó al embajador francés y rompió con el Vaticano ya que había
reconocido al archiduque Carlos de Austria.
En 1710 hubo una posibilidad
de acuerdo pero entre el rey francés y los aliados, que fracasaron.
Carlos III, (para sus
partidarios), comenzó una campaña en Cataluña. Salieron victoriosos en la
batalla de Almenar y en la de Zaragoza. Restableció los Fueros de Aragón que en
los Decretos de Nueva Planta de 1707 habían sido abolidos. Por fin el archiduque
hizo su segunda entrada en Madrid, ya que Felipe se había retirado a
Valladolid. Al llegar a Madrid fue recibido con la misma frialdad que la vez
anterior. Una expedición marítima desde Barcelona se organizó, en las que se
enrolaron mil catalanes y mil valencianos austracistas que se habían refugiado
allí tras la conquista borbónica pero fracasaron ya que nos se sumaron los
valencianos. Los aliados abandonaron Madrid
en el mes de octubre de 1710.
Se organizaban partidas de
voluntarios por Castilla dispuestos a luchar por Felipe V. Éste volvió a Madrid
que fue recibido con gran alegría popular. El comandante francés que le
acompañaba, Vendome, exclamó “Jamás vi tal lealtad del pueblo con su rey”. Las tropas aliadas habían saqueado iglesias a
su paso, ganándose el odio popular. Los
aliados cometieron el error de dividir sus fuerzas en Guadalajara. Dado que Felipe salió en busca de las tropas austracistas el
ejército británico se refugió en la población de Brihuega. Este pueblo está en
un “bacho” y no aseguró la colocación en las alturas que lo rodean. Felipe no
tuvo más que colocar la artillería en lo alto y bombardear la ciudad y luego
asaltarla saliendo victorioso. Los refuerzos aliados llegaron hasta otro
pueblo, Villaviciosa de Tajuña. Siendo avistado por los ojeadores borbónicos,
éstos salieron a su encuentro estableciéndose la batalla que duró todo el día
con victoria borbónica. Estos triunfos fueron claves ya que dejó claro que en
Castilla el pueblo adoraba a su rey Felipe y los aliados vieron muy difícil el
posible reinado de Carlos con un pueblo mayoritariamente opuesto. Felipe
prosiguió su avance hacia Zaragoza que se entregó sin lucha en enero de 1711.
Mientras un ejército francés cruzaba los Pirineos para atacar Cataluña.
En Inglaterra desde el otoño
de 1710 tenían un nuevo gobierno que era proclive a acabar la guerra que estaba
durando demasiado sin resultados efectivos. Además en el mes de abril de
1711 murió el emperador José I de Habsburgo, siendo su sucesor precisamente su
hermano, el archiduque Carlos. Éste no renunció al trono español. Carlos se
marchó el 27 de septiembre de 1711 abandonando Barcelona para ser coronado
emperador con el nombre de Carlos VI pero había dejado a su mujer para
determinar su influencia todavía. Recién el 19 de marzo de 1713 abandonaba
Barcelona con toda solemnidad la emperatriz Isabel Cristina de Brunswick
habiendo nombrado cuatro días antes capitán general de Cataluña a Starhemberg.
Pero la posibilidad de que
apareciera un nuevo Carlos V, Emperador y rey de España, con el territorio
americano no gustaba a los aliados. Comenzaron a ver que sería más interesante
dejar que reinara Felipe en España y así no unir todo ese poder en una persona. Inglaterra inició las
negociaciones para establecer la paz cuanto antes. Francia atravesaba momentos
económicos difíciles y era una oportunidad. Luis XIV negoció en secreto con
Inglaterra que si reconocían a Felipe como rey de España sería a cambio de Gibraltar
y Menorca incluso algunas ventajas en Hispanoamérica. Las negociaciones se
iniciaron formalmente en enero de 1712, a la que España no asistía por maniobras diplomáticas contrarias. En
noviembre de 1712 Felipe, ante las Cortes, renuncia a sus derechos al trono
francés, mientras los otros príncipes franceses hacían lo mismo respecto al
español ante el Parlamento de París, lo cual eliminaba el último punto que
obstaculizaba la paz. El 11 de abril de 1713 se firma la Paz de Utrech.
Inglaterra fue la más beneficiada, pues consiguió Gibraltar, Menorca, el
comercio de esclavos y el permiso de navío en América. Portugal consiguió la
Colonia Sacramento, (la actual Uruguay), Holanda se hizo con lo que habían sido
los Países bajos y la isla de Sicilia, y Francia no hizo ninguna concesión. Es
decir, que se repartieron entre todos las posesiones españolas, rompiendo
Francia así el acuerdo que había llegado con Carlos II al otorgar a Felipe la
defensa del Imperio, que quedó de esta forma totalmente maltrecho.