EL ILUSTRADO MARQUÉS DE LA ENSENADA
El reformador que desafió a una España empobrecida y asediada.
(1702-1781) Uno de los mejores gobernantes españoles del
siglo XVIII. Hombre ilustrado, gran impulsor del poder naval.
Tuvo, sin
embargo, un lado muy siniestro: patrocinó un plan para exterminar a los
gitanos. Como político reformista, Ensenada se proponía aumentar la
capacidad recaudatoria del Estado: la gente tenía que trabajar y pagar
impuestos. Por eso mismo, no podía permitir la existencia de súbditos que
practicaban el nomadismo y sobrevivían de negocios ambulantes que no
tributaban. Los gitanos, a su juicio, constituían una “malvada raza” que no
solo llevaba un estilo de vida diferente a la mayoría, también era responsable
de todo tipo de hechos delictivos.
El advenimiento de Fernando VI incrementó sustancialmente el
poder del Marqués de la Ensenada dándole cancha como un ministro orquesta,
universal y plenipotenciario.
Las reformas de Ensenada son muestra de la labor de un
ministro ilustrado: Se aprueba un nuevo modelo de Hacienda en 1749 que jamás
llegó a aplicarse. Se redujo la subvención del Estado a las Cortes y al
Ejército, pero esta reforma tampoco se dio por completada. Abolición de las
rentas provinciales y un nuevo decreto sobre baldíos, más reglamentos sobre
casas y caballerizas reales y nuevas ordenanzas de obras y bosques. Mejora de la carretera del puerto de
Guadarrama a la altura de San Rafael (entre Madrid y Segovia) y fijación de
aranceles.
FERNANDO VI
Mejora de la navegación fluvial del Ebro hasta Tortosa y
mejora, asimismo, de los puertos de Barcelona y de Palma de Mallorca. Creación
de fábricas de jarcia y lona, del Real Colegio de Cirugía de la Armada en
Cádiz, impresión de códices en árabe o griego, un proyecto sobre la creación de
un archivo histórico en Madrid. Creación del Giro Real en 1752, todas las
operaciones de intercambio con el extranjero quedan en manos de la Hacienda
Real, y así sale beneficiado el Estado. El resultado fue inmejorable. El
desahogo de la Real Hacienda gracias a estas medidas es ya un hecho. Se impulsa el comercio con las colonias de
América. Su misión es acabar con el monopolio de Indias, así como eliminar la
corrupción del comercio colonial. Así, se incrementaron los ingresos y
disminuyó el fraude. En los reinos de la península se eliminan las aduanas
interiores y se liberaliza el comercio. Creación en 1752 de la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando, enmarcada en plena Ilustración.
JORGE JUAN
El marqués había logrado que la monarquía española fuera
recuperando un esplendor que tantos años de guerras inacabables habían
ensombrecido
Trabó amistad con Antonio de Ulloa y Jorge Juan, que enviaron
informes, técnicos navales, ingenieros de caminos, de canales y fabricantes
textiles, vidrios, armas. Se construyen también los tres grandes arsenales
clásicos en que quedarán apoyadas para siempre la Marina y la flota de guerra
españolas: Ferrol, Cartagena y La Carraca.
Jorge Juan y Santacilia visita a Gran Bretaña para informarse
y conocer a fondo a los mejores técnicos navales del momento. Será así como
proyecte y haga realidad la construcción para España de una flota digna en
calidad a la británica, con un aumento de por lo menos 60 navíos de línea y 65
fragatas listas para operar. Asimismo, Ensenada eleva el Ejército de tierra a
186.000 soldados y la Marina a 80.000.
El ministro inaugura un periodo de "paz con todos y
guerra con nadie":
El rey Fernando VI, mostrándose partidario de la máxima
neutralidad posible, lo destituyó. Había demasiado riesgo ante un nuevo
conflicto con Gran Bretaña en el Caribe.
En julio de 1754, el marqués de la Ensenada fue arrestado en
su casa de Madrid por orden del rey, acusado de alta traición a la Corona por
ocultamiento de órdenes de guerra.
CARLOS III
Pero es que dos de los más destacados aristócratas del país
se la tenían jurada. Los Duques de Alba y el de Huéscar, bien untados por los
de Albión, consiguieron que nuestro buen ministro fuera desterrado al Puerto de
Santa María. Más adelante otro Borbón decente, Carlos III, lo indultaría.
Pero lograron sustituirlo al ministro. Los ingleses habían
conseguido su objetivo, que no se construyeran más barcos en España.
Ya lo dijo Bismarck en su momento ante una capciosa pregunta
de un periodista inglés. "España es el país más fuerte del mundo: los
españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido".
Pero no hace falta una
lupa, ni escrutar recónditos recovecos para encontrar increíbles hombres de
Estado, genios o héroes de la milicia y darnos cuenta, de que tenemos un
sobrado surtido de entre los mejores. Prohombres y mujeres, que aportaron a una
sociedad atrasada, el sello reformista que allende nuestras fronteras
comenzaban a brotar. Su actuación al frente del gobierno no fue sencilla y
estuvo plagada de calumnias, bulos y desplantes; todo ello, muy español Más
conocido como el Marqués de la Ensenada, Zenón de Somodevilla y Bengoechea,
está vinculado al reinado de Fernando VI, un monarca reformador a ultranza que
puso el acento en la Armada y la mejora del sistema tributario. Ambos, de la
mano en los asuntos de estado, tocaron las teclas adecuadas para frenar la
patente decadencia que, inexorable, estaba devorando como la carcoma, un
prestigio bien ganado en el concierto de las naciones. Éramos un coloso rodeado
de ávidos liliputienses con malas intenciones. Curiosamente, los anglosajones,
siempre en su idea permanente de dividir, no aceptaban la neutralidad española,
tan fundamental para poder crecer tras tanto desgaste. Pero no hay que olvidar
-y esto es fundamental-, que la política española de siempre, ha sido esencialmente
cainita. El Marqués de la Ensenada tuvo que lidiar con las envidias internas y
las zancadillas externas. Su actuación al frente del gobierno no fue sencilla y
estuvo plagada de calumnias, bulos y desplantes; todo ello, muy español.
Inglaterra jugó un papel determinante en la zapa del gran ministro que fue
Ensenada intrigando, como es habitual para nuestra desgracia, contra este
formidable político.
El proyecto político del marqués tenía una proyección de
centuria, no era de un mandato o una docena de años, no; era algo más grande y
portentoso. Una armada oceánica con más de 150 fragatas de última generación,
factible en lo financiero y apoyada en una ingeniería naval (la de Guarnizo-
Cantabria) de dimensiones colosales, un ejército profesional y una obra civil
espectacular apostando por unas infraestructuras de vanguardia; una revolución
en el catastro, y a esto, había que añadir una sanidad preventiva, mejoras
sustanciales en los astilleros en Cádiz y La Habana y un compromiso regio con
Ensenada que fue determinante hasta que Inglaterra con sus habituales malas
maneras, acabó con la que probablemente fue la figura española más importante
del siglo XVIII. Las vicisitudes padecidas a lo largo de su magistral
gobernanza con los díscolos cortesanos prestos a hacerle la cama sin ningún
pudor (era muy prusiano en su quehacer cotidiano en una corte de vagos), le
hicieron perder la partida frente al futuro de España. Fue un tiempo en el que
la monarquía española se abría a nuevas ideas, iniciativas políticas y una
mejora de la calidad de vida para con el atribulado pueblo.
Este hijo de hidalgos riojanos, tuvo una carrera meteórica
basándonos en el apoyo de otro excelso ministro previo, llamado Patiño que
alentando su probada eficacia lo impulsó hacia las más altas magistraturas del
estado. Pero quizás, su error no fue tal, sino una derivada del hecho de la
propia existencia de Gran Bretaña. Es sabido que el ilustre marino Jorge Juan,
estuvo enredando a través de una nutrida cadena de espías irlandeses y
portugueses en los astilleros del sur de la isla. Tras años de operar como
Pedro por su casa, antes de ser descubierto, ya había tomado las de Villadiego
disfrazado de alfombra persa en una veloz fragata portuguesa dedicada al
comercio. Esta situación, que casi se convierte en un casus belli, descargó
todas las iras de los cabreados británicos sobre el Marqués de la Ensenada que
se vio obligado a dimitir. Aquellos hombres honorables, muy distintos de los de
hoy, como fue el caso de Jorge Juan y el marqués de la Ensenada, dimitirían por
pundonor y ética. El caso de Jorge Juan en particular fue sangrante en su
enfrentamiento con la Iglesia y la Inquisición con el tema de la teoría
heliocéntrica versus la teoría geocéntrica de los tonsurados. Fue obligado a reformar
su teoría. Y así llegó a darse la circunstancia siniestra de que en algunos
libros de ciencia figurase la pintoresca advertencia: “Pese a que esto parece
demostrado, no debe creerse por oponerse a la doctrina católica”. Ésa, entre
otras, fue la razón por la que, en esa época, mientras otros países tuvieron a
Locke, Newton, Leibnitz, Voltaire, Rousseau o d´Alembert, y en Francia tuvieron
la Encyclopédie, aquí lo más que tuvimos fue el Diccionario crítico universal
del padre Feijoo, y gracias.
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