En septiembre de 1868 se inicia un agitado período en la
historia del siglo XIX español, con el Sexenio revolucionario (1868-1874), a
raíz de un pronunciamiento militar que destrona a Isabel II; la Constitución de
1869; la regencia del general Serrano; la monarquía democrática de Amadeo de
Saboya y la proclamación de la Primera República.
Todo había comenzado el lunes 11 de febrero de 1873, cuando
el diario “La Correspondencia de España” dio la noticia de que el rey Amadeo I
de Saboya había abdicado. Inmediatamente los federales se agolparon en las
calles de Madrid, pidiendo la proclamación de la República. La abdicación del rey estuvo motivada por las dificultades a
las que tuvo que enfrentarse durante su corto reinado, como la guerra de Cuba,
el estallido de la Tercera Guerra Carlista, o la oposición de los monárquicos
alfonsinos, que aspiraban a la restauración borbónica. El 11 de febrero de 1873, las Cortes proclamaron la
República como forma de gobierno por 258 votos a favor y 32 en contra. La
República surge como una fórmula inédita para aplicar los postulados de la
Revolución de 1868. El Partido Radical y el Partido Republicano Federal eran
los dos grupos políticos mayoritarios en las Cortes, con intereses
contrapuestos: los radicales defendían una república unitaria, mientras que los
republicanos eran partidarios de un modelo territorial federal. El 11 de junio,
las Cortes proclaman la República federal y de forma inmediata los grupos
federalistas provinciales, junto a los anarquistas, forman minúsculas
repúblicas autónomas, los cantones, principalmente en Andalucía y la costa
mediterránea.
Estanislao Figueras
En junio, surge la república federal y reformista y al mismo
tiempo, desde unas posturas extremistas, la república cantonal. En once meses, la República tuvo cuatro presidentes.
Estanislao Figueras y Francisco Pi y Margall, intentaron realizar algún cambio
importante en el devenir de la historia de España. Los dos últimos presidentes,
Nicolás Salmerón y Emilio Castelar, representaban una reacción conservadora
que, con el apoyo del Ejército, pretendió restablecer el orden, la autoridad y
el gobierno frente al movimiento cantonalista. El primer gobierno de la República tuvo que afrontar una
situación económica, social y política muy difícil. En la primera sesión de las
Cortes Constituyentes, fue elegido Estanislao Figueras como el primer
presidente del Poder Ejecutivo. Tras su caída, Pi y Margall presentó un
proyecto ante las Cortes, basado en la necesidad de acabar con la guerra
carlista, la separación de la Iglesia y el Estado, la abolición de la
esclavitud y las reformas en favor de las mujeres y los niños trabajadores.
Francisco Pi y Margall
Estanislao Figueras, apenas contó con apoyos sociales ni por
parte de la burguesía, que tan solo quería una democratización sin cambios
drásticos, ni por parte de los obreros y campesinos, que reclamaban un mejor
reparto de tierras y reducción de las jornadas laborales. Fueron numerosas las
revueltas que se sucedieron por parte del campesinado en Andalucía y las
movilizaciones populares en Cataluña. En el ámbito internacional, solo Estados Unidos reconoció a
la República. Pi y Margall, fue el encargado de redactar un nuevo proyecto de
Constitución en 1873, que nunca entró en vigor. La tensión llegó a su cenit cuando los diputados más
radicales abandonaron la Cámara en protesta por las medidas del gobernador
civil de Madrid contra el desorden callejero.
Rebeliones Cantonales
Durante aquellos meses, la República se sintió acosada desde
el triple frente de la guerra en Cuba, la contienda contra los carlistas y la
lucha contra los cantonalistas. La dimisión de Salmerón llevó a la presidencia
a Castelar, defensor de una república unitaria. Consiguió que las Cortes lo
invistieran de poderes extraordinarios para combatir el carlismo y el
cantonalismo y que se suspendieran sus sesiones. Castelar gobernó mediante
decreto, suspendiendo las garantías constitucionales y suprimiendo algunos
derechos individuales. En el debate con que se abrieron, Salmerón anunció que
retiraba su apoyo por lo que Castelar solicitó un voto de confianza que perdió
y presentó la dimisión. Las tesis del anarquismo ganaban adeptos y se imponían a la
corriente marxista. A las protestas se sumaron los desórdenes generados en
numerosos puntos de la península desde el mismo momento en que se tuvo
conocimiento de la proclamación de la República. En amplias capas de la
población, sobre todo en las más desfavorecidas, la idea de república iba unida
a la de revolución.
Caricaturas de periodico sobre la República
La vida de la República transcurrió entre grandes tensiones
políticas y sociales. El incipiente movimiento obrero, en sus dos vertientes,
marxista y anarquista, no se sintieron ligados a los planteamientos
republicanos. La República fue un sainete, un sindiós y un carajal. “Las sesiones de las Constituyentes me atraían, y las más de
las tardes las pasaba en la tribuna de la prensa, entretenido con el
espectáculo de indescriptible confusión que daban los padres de la Patria. El
individualismo sin freno, el flujo y reflujo de opiniones, desde las más
sesudas a las más extravagantes, y la funesta espontaneidad de tantos oradores,
enloquecían al espectador e imposibilitaban las funciones históricas. Días y
noches transcurrieron sin que las Cortes dilucidaran en qué forma se había de
nombrar Ministerio: si los ministros debían ser elegidos separadamente por el
voto de cada diputado, o si era más conveniente autorizar a Figueras o a Pi
para presentar la lista del nuevo Gobierno. Acordados y desechados fueron todos
los sistemas. Era un juego pueril, que causaría risa si no nos moviese a
grandísima pena”. Esto lo escribió el grandísimo Pérez Galdós.
Emilio Castelar
El Partido Republicano llegó al poder dividido entre
unitarios y federales y éstos a su vez entre intransigentes y moderados, según
el método a emplear para una España federal. Los partidos estaban divididos. La
I República marcó, en su corta duración, la culminación de proceso
revolucionario del sexenio, en cuanto a los más caracterizados rectores del
republicanismo democrático, Figueras, Pi Margal, Castelar, Salmerón y otros,
aparecieron como los únicos capaces de materializar los ideales de la revolución
de 1868. Desde el 11 de febrero de 1873 el día en que comenzó, hasta el 29 de
diciembre de 1874 en que se disolvió, en los veintidós meses que duró, los
Gobiernos de la Primera República Española fueron 8 en total, 5 durante la
República Federal y otros 3 durante la República Unitaria, A saber: Gobiernos de la República Federal: Presidencia de Estanislao
Figueras (11 de febrero - 11 de junio de 1873). Presidencia de Francisco Pi y
Margal (11 de junio - 18 de julio de 1873). Presidencia de Nicolás Salmerón (18
de julio - 7 de septiembre de 1873). Presidencia de Emilio Castelar (7 de
septiembre de 1873 - 3 de enero de 1874). El 9 de marzo de 1873 la Diputación de Barcelona, dominada
por los republicanos federales volvía a intentar proclamar el Estado catalán,
como ya había hecho el 12 de febrero; y, como en aquella ocasión Pi y Margall
desde Madrid les hizo desistir. Tres días después, el 12 de marzo, llegó a
Barcelona el propio presidente del Poder Ejecutivo de la República, Estanislao
Figueras, para disuadirlos definitivamente. La I República marcó, en su corta duración, la culminación
de proceso revolucionario.
Nicolás Salmerón
El primer gobierno de Figueras duró quince días. El de Pi y
Margal duró un mes. El de Nicolás Salmerón dos meses. El de Emilio Castelar
duró cuatro meses. Y la presidencia de Francisco Serrano tuvo tres gobiernos
desde enero a diciembre de 1874. Crecida la anarquía por todas partes, Figueras
se marchó en secreto a Francia, sin presentar la dimisión. Nicolás Salmerón
comenzó a poner sitio a Cartagena donde los cantoneses (insurrección cantonal)
se habían apoderado de la escuadra. Como no quiso firmar penas de muerte
dimitió duró 51 días. El 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio
Martínez-Campos se pronunció en Sagunto a favor de la restauración en el trono
de la monarquía borbónica, en la persona de don Alfonso de Borbón, hijo de
Isabel II. Serrano les ordenó no resistir, y el Gobierno aceptó la decisión sin
protestar. El 31 de diciembre de 1874 se formó el llamado
Ministerio-Regencia, presidido por Cánovas del Castillo, a la espera de que el
príncipe Alfonso regresara a España desde Inglaterra. Después del periodo navideño, cuando se reabrieron las
Cortes el 2 de enero de 1874 el capitán general de Madrid, Manuel Pavía, tenía
preparadas sus tropas para el caso de que Castelar perdiera la votación
parlamentaria. En el lado contrario, batallones de Voluntarios de la República estaban
preparados para actuar si vencía
Castelar. Nicolás Salmerón anunció que retiraba su apoyo a Castelar.
En su discurso acusó a Castelar de haber abandonado la «política republicana. Hacia las cinco de la madrugada del 3 de enero se votó la
cuestión de confianza al gobierno presentada por varios diputados de la derecha
en la que Castelar salió derrotado por lo que obligó a este a presentar la
dimisión.
General Pavía. A las siete menos cinco de la mañana se reanudó la sesión y
cuando se estaba iniciando la votación de investidura del nuevo gobierno se
supo que las tropas Pavía habían rodeado el edificio del Congreso y el propio
general se encontraba en la plaza frente al edificio. Dos ayudantes suyos le
entregaron una nota a Salmerón, presidente de las Cortes, que decía: «Desaloje
el local». Le dieron cinco minutos de plazo para cumplirla. Salmerón les dijo
que le comunicaran a Pavía que estaba atentando contra la soberanía nacional y
contra la República y «que el tribunal del pueblo será inexorable contra el
autor de semejante crimen». Salmerón informó a los diputados lo que estaba
sucediendo a lo que estos respondieron con vivas a la soberanía nacional y
mueras a los traidores y a Pavía. A continuación penetraron en el edificio los soldados del
regimiento de Mérida, seguidos por los guardias civiles encargados de la
custodia del edificio al mando de coronel Iglesias, que se había pasado al lado
de los golpistas. Hubo disparos al aire en los pasillos para que los diputados
aceleraran el abandono del hemiciclo. Uno de los últimos en salir fue el
todavía presidente del Poder Ejecutivo Emilio Castelar. Pavía envió un telegrama a los jefes militares de toda
España en el que les pedía su apoyo al golpe. Como Castelar había rehusado el ofrecimiento del general
Pavía para que presidiera el «gobierno nacional» que él proponía. La presidencia del Poder
Ejecutivo de la República
la asumió el líder del Partido
Constitucional el general Serrano, duque de la Torre, quien se fijó como objetivo
prioritario acabar con la rebelión cantonal y con la tercera guerra carlista.
Su gobierno estuvo integrado por constitucionalistas, radicales y un
republicano unitario. La Primera República oficialmente continuaría casi otro año
más, con el general Serrano al frente. El líder del partido alfonsino Antonio Cánovas del Castillo le
comunicó a la
reina exiliada Isabel II que “Los
principios democráticos
están heridos de
muerte” Serrano aceptó el cargo de presidente del Poder Ejecutivo de
la República, y disolvió
las Cortes republicanas en 1874 instaurando una especie de dictadura
republicana de concentración
con talante conservador. Serrano gobernó
apoyado en la Constitución
de 1869, que a su vez era la primera Constitución democrática.
Serrano acabó con
la rebelión
cantonal y levantó
el sitio de Bilbao en 1874, dejando a los carlistas prácticamente derrotados.
Pero la destrucción de las fuerzas políticas republicanas había abierto el
camino para la restauración de los Borbones, precipitada en los días finales de
diciembre de 1874, El 9 de enero de 1875 llegó a España el rey Alfonso de Borbón y Borbón y fue
proclamado rey ante las Cortes Españolas.
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