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viernes, 15 de agosto de 2025

AL-ANDALUS DURANTE 800 AÑOS

Solemos escuchar y leer incluso a historiadores refutados que los musulmanes dominaron la península Ibérica durante 800 años. Pues bien, nada más lejos de la realidad. Dominar exactamente no, otra cosa es que residieran en parte del territorio, con gran éxito al principio y progresivamente con dificultades hasta su desaparición.

En el año 711 se produjo la entrada del contingente que se expandió con rapidez. Los reinos visigodos estaban disgregados y con luchas internas. Los musulmanes recibieron ayudas de los judíos, porque serían mejor tratados que con los cristianos. Y también de los propios hispano-godos, descontentos por los privilegios que recibían determinadas clases, los invasores ocuparon la capital, Toledo y algo más tarde Córdoba. Aunque todo marchaba sobre ruedas o cierto es que dese el primer momento surgieron disputas entre los bereberes y los árabes, por cargos, territorios y zonas de influencia. Ese fue el origen remoto todavía de los reinos de Taifas. Al-Andalus formaba parte como una gran provincia de un imperio que también abarcaba lo que hoy es Marruecos y llegaba hasta Punjab, en la India. No voy a hablar de la historia completa de este pueblo, pero he de decir que personalmente creo, que si bien fueron invasores, en realidad con el paso de los siglos han formado parte del sustrato y la raigambre de lo que hoy son los españoles.
Para ser claros hay que decir que hacia el 715 habían conseguido control del territorio peninsular y establecer la unidad administrativa. Comenzaba así la etapa musulmana de la cuenca del Ebro, que habría de durar cuatro siglos. La capital musulmana se había establecido primero en Sevilla y en el 717 se trasladó a Córdoba. Aunque el control efectivo se consiguió con la población hispano-goda mediante pactos y capitulaciones con las noblezas y las distintas fuerzas sociales, lo que explica su rapidez. Pero Hispania fue dominada por las armas y mediante acuerdos que permitían retener gran parte de las posesiones a quienes los firmaban a cambio de un impuesto, el “Jaray”. La nobleza y la Iglesia que no se sometía les eran confiscados sus bienes. No obstante las poblaciones que se resistían eran destruidas y quemadas, sus iglesias derruidas, y su población muerta o esclavizada. A los hombres se les crucificaba y las mujeres y niños eran esclavizados siendo islamizados a la fuerza. Como vemos, los musulmanes no se andaban por las ramas.

Asegura Serafín Fanjul que es Catedrático de literatura árabe, miembro de la Real Academia de la Historia. “Hoy en día nadie, ni los historiadores arabistas, creen que Al-Andalus fue un crisol; fue una época terrorífica”. “No sé si se produjo la batalla de Covadonga, lo que sí sé es que durante el siglo VIII entraron unos 100.000 árabes en la Península y en los años 730 y 740 se dieron unas hambrunas tremendas en las zonas de Asturias y Galicia que obligaron a los musulmanes que se habían asentado en el Norte a regresar a su tierra bereber. Fue un éxodo obligado por el hambre más que una heroica batalla de don Pelayo, que desde luego aprovechó esa huida para impulsar la monarquía astur-leonesa. Nunca hubo armonía, eran tres comunidades yuxtapuestas con intercambios comerciales, económicos y administrativos. Lo que había eran dos culturas y tres religiones porque los judíos tendieron a adoptar la cultura romance o la árabe”.
Cuando se dividen en reinos de taifas, al final del siglo X, ya no dominan con la fuerza de antes. Luchan a duras penas por subsistir y pagando para residir, (vasallaje). Digamos unos 300 años de dominación y otros 460 de pasarlas muy mal, sin dominar y perdiendo territorio. 


En el año 711 se produjo la entrada del contingente que se expandió con rapidez. Los reinos visigodos estaban disgregados y con luchas internas. Los musulmanes recibieron ayudas de los judíos, porque serían mejor tratados que con los cristianos. Y también de los propios hispano-godos, descontentos por los privilegios que recibían determinadas clases, los invasores ocuparon la capital, Toledo y algo más tarde Córdoba. Aunque todo marchaba sobre ruedas o cierto es que dese el primer momento surgieron disputas entre los bereberes y los árabes, por cargos, territorios y zonas de influencia. Ese fue el origen remoto todavía de los reinos de Taifas. Con otra religión diferente a la romana, otras costumbres y cultura, lo cierto es que se ganaron también el derecho a pensar con los años que estaban en suelo propio. 
Su organización política fue la siguiente:
Primero los musulmanes dependientes de Damasco del 714 al 756.
Luego se creó el Emirato de Córdoba del 756 al 912
Pasa al Califato de Córdoba del 912 al 1009
"Fitnas de Al-Andalús" del 1009 al 1031, es un periodo de inestabilidad y guerra civil durante el Califato de Córdoba. La fitna dio comienzo tras un golpe de estado orquestado por la propia dinastía Omeya. Ya había algunas Taifas (pequeños reinos musulmanes desde el 1009). 
Las taifas, palabra que significa "bando" fueron hasta treinta y nueve pequeños reinos en que se dividió el califato de Córdoba después del derrocamiento de la dinastía omeya y la abolición del califato en 1031.
-Reinos de Taifas del 1009 al 1238. (Primeros, segundos y terceros)
-Emirato de Granada del 1238 al 1492.

Tras el debilitamiento de los almorávides y los almohades, surgieron los llamados segundos y terceros reinos de taifas hasta el siglo XIII. En el trono se van sucediendo los califas, en medio de una anarquía total. Realmente los problemas eran muy profundos. Luchas por el trono califal, luchas internas por causas raciales entre árabes, bereberes y muladíes o eslavos (esclavos libertos del norte peninsular o de origen centroeuropeo). También influían los mozárabes, el ansia independentista de las áreas con mayores recursos económicos y la presión de los impuestos. Al no tener tropas necesarias para luchar contra sus vecinos o contra el avance cristiano, contrataban mercenarios, incluso guerreros cristianos, como el propio Cid Campeador, que sirvieron a reyes musulmanes, luchando incluso contra otros reyes cristianos. Al principio se les sometía económicamente forzando a pagar un tributo, las parias, a los reyes cristianos. Pero estas rivalidades entre los invasores los cristianos aprovecharían aliándose con los bereberes y asaltaron Toledo. Más tarde los bereberes derrotaron y saquearon Córdoba en 1013. Al conquistar estos el reino de Toledo en 1085 por parte de Alfonso VI de León pidieron ayuda al sultán almorávide del norte de África, Yúsuf ibn Tasufin, el cual derrotó al rey leonés en la batalla de Zalaca en 1086, y conquistó progresivamente todas las taifas. Aunque no consiguió reconquistar Toledo. Pero el rey castellano Alfonso VII y el aragonés Alfonso I el batallador, consiguieron éxitos militares y poco a poco debilitaron el poder musulmán. Estos volvieron a pedir ayuda, esta vez a los almohades, que con el paso del tiempo y las luchas vencieron al rey de Castilla Alfonso VIII en la batalla de Alarcos, en julio de 1195, que fue un tremendo desastre para los cristianos. Se estableció una tregua.
El rey castellano se lo tomó a pecho, y no descansó hasta que pudo montarles la recíproca en las Navas de Tolosa, que, por fin, marcó el principio del fin musulmán. Fue en Jaén en julio de 1212, aparte de voluntarios franceses y de duros caballeros de las órdenes militares españolas, estaba milagrosamente formado por tropas castellanas, navarras y aragonesas, puestas de acuerdo por una vez en su vida. La cosa no estuvo clara hasta el final cuando con mucho esfuerzo se hicieron con victoria. Miles de hombres cayeron, pero finalmente la victoria se decantó del lado cristiano. El Califa Miramamolín escapó huyendo a toda prisa una vez perdida ya la batalla. Navas de Tolosa fue la hecatombe para el imperio Almohade en la Península Ibérica.  

Con esta histórica victoria de la alianza cristiana se había iniciado el declive del dominio musulmán de España. Los musulmanes de la Península Ibérica nunca más se recuperaron de esta derrota. Los reinos cristianos comenzaron a expandirse con mayor fuerza y definitivamente. Estableció una superioridad militar, económica y política. Al-Andalus, ya desmenbrada en Taifas, fueron cayendo hasta que solo quedó el reino de Granada, que duró 280 años más. Después de 1266, en Granada, los reyes de Castilla cobraban un tributo a sus homólogos nazaríes. Un tributo en oro, porque Granada, que se beneficiaba de sus privilegiadas relaciones de sangre con el norte de África, era la puerta del oro africano. Lo cierto es que Granada era un reino próspero, muy poblado y de refinadas costumbres. Pero las cosas no son para siempre. El oro comenzó a escasear, y además, los jóvenes Isabel y Fernando que se habían casado tenían las ideas muy claras; reunir bajo sus reinos los antiguos dominios de los Godos, es decir, todos los territorios que habían sido cristianos. Pero el gobernador moro de Ronda, Mohamed al Zagrí, que se apoderó de la plaza de Zahara en 1481, realmente calculó mal. Isabel I ya había vencido al rey de Portugal, con las tropas al mando de su marido, Fernando de Aragón, se lo pensaron muy bien. Se acuarteló en Córdoba. Organizó un ejército regular con sus distintos cuerpos, con su Estado Mayor. Lo que es la organización de una guerra moderna.

Hasta que finalmente después de una guerra de diez años, el rey de Aragón Fernando II y la reina de Castilla, Isabel I, tomaron definitivamente el reino de Granada en 1492 para la corona de Castilla.
Por lo que resumiendo mucho, diremos que el poder islámico en la Península comenzó en el 711 y fue fuerte hasta el 1031. Posteriormente se sucedieron muchas batallas en diferente Taifas contra distintos reinos cristianos. En el año 1238 fue fundado el reino nazarí de Granada, siendo además vasallo de la corona de Castilla a la que le rendía tributo, que duró, como digimos, hasta 1492. 

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