El Imperio Romano de Occidente desapareció en el 476 y los visigodos alcanzaron su independencia. Nunca se consideraron invasores en Hispania ya que habían venido a través de un pacto con Roma y los hispanorromanos, población autóctona los toleró.
No obstante se registraron revueltas en la primera mitad del siglo V,
por grupos de población. Protestas de campesinos víctimas de la explotación y
genes de las ciudades. Ya no se sentían romanos pero no tenían un proyecto
político. Algunos autores han querido ver en ello el embrión confuso del primer
sentimiento nacional y empeño de desvincularse de un poder superior. Se
denominaron “bagaudas”, y fueron un elemento más en la descomposición política.
Fueron derrotados por los visigodos.
Los últimos emperadores romanos estaban al servicio de los germanos hasta que la situación terminó con Rómulo Augústulo en el 476. Y así fue como Roma desapareció de Hispania después de seiscientos años.
Los visigodos al ser rechazados por os francos se fortalecieron durante todo el siglo VI en Hispania. Llegaron acarreando ya cierta organización política y social, heredada de la tradición clásica, aunque introdujeron cambios en muchos aspectos. Trajeron con ellos una monarquía electiva, aunque no siempre se respetó.
Los habitantes de la Hispania visigoda quedaron divididos en dos poblaciones, la hispanorromana, con sus propias leyes, su cultura latina y su cristianismo católico, y los invasores visigodos, que eran cristianos arrianos, y que, aunque estaban en minoría, detentaban el poder militar. Su número sería de unos 250.000 frente a los 7 millones de nativos peninsulares.
Los últimos emperadores romanos estaban al servicio de los germanos hasta que la situación terminó con Rómulo Augústulo en el 476. Y así fue como Roma desapareció de Hispania después de seiscientos años.
Los visigodos al ser rechazados por os francos se fortalecieron durante todo el siglo VI en Hispania. Llegaron acarreando ya cierta organización política y social, heredada de la tradición clásica, aunque introdujeron cambios en muchos aspectos. Trajeron con ellos una monarquía electiva, aunque no siempre se respetó.
Los habitantes de la Hispania visigoda quedaron divididos en dos poblaciones, la hispanorromana, con sus propias leyes, su cultura latina y su cristianismo católico, y los invasores visigodos, que eran cristianos arrianos, y que, aunque estaban en minoría, detentaban el poder militar. Su número sería de unos 250.000 frente a los 7 millones de nativos peninsulares.
Dado que los visigodos que ocuparon la Península Ibérica estaban más
romanizados que el resto de los pueblos germánicos no hubo un gran choque
cultural entre los invasores y los invadidos. Sin embargo, dadas sus leyes y
costumbres distintas, y su profesión de fe arriana, la asimilación de los
visigodos por la población hispanorromana fue lenta y complicada. El control de
la Península por los visigodos era incompleto, ya que persistía el reino
independiente de los suevos en Galicia. Los vascos rechazaron su sumisión a
autoridades extranjeras. En cambio, los hispanorromanos del sudeste acogieron
con entusiasmo la restauración del régimen imperial.
Los visigodos vivieron en relativa armonía con el pueblo hispánico, regidos por un soberano que en teoría tenía autoridad solamente sobre los visigodos y no sobre los hispanos. Había un código de leyes para los pueblos nativos y otro sistema legislativo para los invasores. Se prohibió el matrimonio entre visigodos e hispanorromanos, prohibición que fue levantada en tiempos de Leovigildo.
Los visigodos vivieron en relativa armonía con el pueblo hispánico, regidos por un soberano que en teoría tenía autoridad solamente sobre los visigodos y no sobre los hispanos. Había un código de leyes para los pueblos nativos y otro sistema legislativo para los invasores. Se prohibió el matrimonio entre visigodos e hispanorromanos, prohibición que fue levantada en tiempos de Leovigildo.
Los
suevos vivían en Galicia y perduraron hasta el año 585, resistiendo los ataques
de unos y de otros, abrazaron el catolicismo. Fueron vencidos en la batalla de
Astorga en el 546, pero no eliminados. Después el visigodo Leovigildo acabó con
toda resistencia sueva en 586 y en lo sucesivo Gallaecia sería gobernada por un
dux visigodo. Leovigildo se proclamó rey de “Galia, Spania y Gallaecia”. Sin
embargo, los suevos estaban ya casi totalmente fusionados por la población hispanorromana
de Gallaecia. Nunca más sintieron el deseo de luchar por su independencia o por
sus costumbres. La lengua sueva desapareció antes de la invasión musulmana.
En 572 Leovigildo elevó Toledo al rango de capital del reino hispano godo. Leovigildo (568-586), se erigió en único monarca y gobernar la totalidad del reino.
Para entonces tenían nuevos vecinos, el Imperio Bizantino.
Llamamos Imperio Bizantino a la parte oriental del Imperio Romano que existió durante toda la Edad Media llegando hasta el Renacimiento. Bizancio era el nombre antiguo de su capital, Constantinopla, actual Estambul. Spania era un territorio incluía una zona de la península ibérica arrebatada al reino visigodo, que había formado parte del desaparecido reino vándalo.
Tras el fin de la conquista de Italia, el emperador bizantino Justiniano, abordó una posible conquista de toda la península ibérica. Pero en el año 549 d.C. los hispano-romanos béticos, se sublevaron contra los visigodos, siendo rey de éstos Ágila, que se negaron a reconocerle. Los bizantinos acudieron en su ayuda bajo el mando de su jefe militar, Liberio. Agila es derrotado y retirado a Mérida, donde los propios visigodos le asesinaron, y reconocieron a su jefe Atanagildo como su soberano. Éste hubo de aceptar que los bizantinos, a cambio de la ayuda prestada, se instalaran en el sur. Las zonas que eran romanizadas eran más prósperas y ricas, quedando en poder de Bizancio, creando además una cabeza de puente sobre todo el territorio español además Baleares y amenaza continua para los puertos catalanes y el sur de Francia. La ciudad de Septem (actual Ceuta), aunque también perteneció al reino visigodo, fue incluida en la provincia de Mauretania. Cuando los bizantinos se apoderaron del sureste peninsular fundaron una nueva provincia conocida como Spania. Una inscripción procedente de la ciudad de Cartagena y fechada hacia 589 o 590, durante el reinado del emperador Mauricio (582-602), en la que se nos dice que el patricio Comenciolo era magister militum Spaniae. El Imperio Romano de Oriente era el Imperio Bizantino. En esa zona estaba establecida la lengua griega, por lo que se considera un imperio griego aliado de Roma.
Justiniano I fue emperador del Imperio Romano de Oriente hasta su muerte en agosto del 565. En 572 queda Leovigildo como rey. Con él se inició el fin de la provincia de Spania. El reinado de este monarca estuvo lleno de conflictos militares, políticos y religiosos, que con gran habilidad logró superar, logrando además conquistar una buena parte de la provincia de Spania.
Según Isidoro de Sevilla, el año 552 se firmó un pacto entre el noble visigodo Atanagildo y el emperador Justiniano (bizantino), por el que el visigodo Atanagildo, que se había revelado, solicitaba ayuda militar para combatir a su rival, el rey visigodo Agila I.
Ese año tropas bizantinas desembarcaron en Carthago Nova (Cartagena), ocupando otras importantes ciudades costeras y continuando su avance hacia el interior.
La ocupación se vio favorecida por la debilidad política y económica de los visigodos en las antiguas provincias romanas Cartaginense y Bética, que estaban dominadas por terratenientes hispanorromanos hostiles a la dominación visigoda, y con una población fuertemente romanizada, siendo la ciudad de Corduba (Córdoba) un importante bastión de rebeldía. La falta de informaciones precisas sobre los bizantinos en la península Ibérica es grande. Dos puntos seguros de conquista bizantina son Carthago Spartaria (Cartagena) y Malaca (Málaga). Además de esas ciudades Asidona (Medina Sidonia) también fue conquistada. La plaza de Sagontia (Gisgonza/Gigonza), al norte de Asidona en la calzada romana hacia Sevilla, también estaba en manos bizantinas, (porque sabemos que los generales de Witerico años 603-610, la tomaron durante su reinado). La conquista abarcó la provincia de Bética. No hay constancia de que Córdoba o Sevilla llegasen alguna vez a estar en manos de los bizantinos.
Las tropas bizantinas en Spania no eran muy numerosas, debido a las guerras que mantenía el Imperio bizantino en otras regiones. Esto hizo que los bizantinos se fortificaran en las ciudades que habían ocupado, dejando el terreno abierto a los visigodos y comenzando así un período de esporádicas luchas, sin resultados para ambos bandos.
La idea era volver a reconstruir el antiguo Imperio Romano, y para ello se conquistaron territorios en Grecia, el Norte de África, Italia o España. Los bizantinos controlaron una zona de la península entre 552 y 624 d.C., aunque quedan escasos restos de esta zona llamada Spania. Poco tiempo como se ve. Además los romanos hispanos seguían hablando latín, tal vez ya algo deformado por el tiempo, pero era latín, el idioma de la civilización, y los visigodos tenían su propia lengua gutural, primitiva y germana, con lo cual había otro motivo para que las dos naciones no se integraran.
Los motivos porque la población hispano-romanos de Spania rechazaban a los visigodos, y es que los godos eran herejes arrianos (una forma distinta del cristianismo romano), mientras que los romanos eran católicos como los romanos orientales o bizantinos. Ya Leovigildo había dado varios pasos a favor de un acercamiento entre los arrianos y los católicos.
En 572 Leovigildo elevó Toledo al rango de capital del reino hispano godo. Leovigildo (568-586), se erigió en único monarca y gobernar la totalidad del reino.
Para entonces tenían nuevos vecinos, el Imperio Bizantino.
Llamamos Imperio Bizantino a la parte oriental del Imperio Romano que existió durante toda la Edad Media llegando hasta el Renacimiento. Bizancio era el nombre antiguo de su capital, Constantinopla, actual Estambul. Spania era un territorio incluía una zona de la península ibérica arrebatada al reino visigodo, que había formado parte del desaparecido reino vándalo.
Tras el fin de la conquista de Italia, el emperador bizantino Justiniano, abordó una posible conquista de toda la península ibérica. Pero en el año 549 d.C. los hispano-romanos béticos, se sublevaron contra los visigodos, siendo rey de éstos Ágila, que se negaron a reconocerle. Los bizantinos acudieron en su ayuda bajo el mando de su jefe militar, Liberio. Agila es derrotado y retirado a Mérida, donde los propios visigodos le asesinaron, y reconocieron a su jefe Atanagildo como su soberano. Éste hubo de aceptar que los bizantinos, a cambio de la ayuda prestada, se instalaran en el sur. Las zonas que eran romanizadas eran más prósperas y ricas, quedando en poder de Bizancio, creando además una cabeza de puente sobre todo el territorio español además Baleares y amenaza continua para los puertos catalanes y el sur de Francia. La ciudad de Septem (actual Ceuta), aunque también perteneció al reino visigodo, fue incluida en la provincia de Mauretania. Cuando los bizantinos se apoderaron del sureste peninsular fundaron una nueva provincia conocida como Spania. Una inscripción procedente de la ciudad de Cartagena y fechada hacia 589 o 590, durante el reinado del emperador Mauricio (582-602), en la que se nos dice que el patricio Comenciolo era magister militum Spaniae. El Imperio Romano de Oriente era el Imperio Bizantino. En esa zona estaba establecida la lengua griega, por lo que se considera un imperio griego aliado de Roma.
Justiniano I fue emperador del Imperio Romano de Oriente hasta su muerte en agosto del 565. En 572 queda Leovigildo como rey. Con él se inició el fin de la provincia de Spania. El reinado de este monarca estuvo lleno de conflictos militares, políticos y religiosos, que con gran habilidad logró superar, logrando además conquistar una buena parte de la provincia de Spania.
Según Isidoro de Sevilla, el año 552 se firmó un pacto entre el noble visigodo Atanagildo y el emperador Justiniano (bizantino), por el que el visigodo Atanagildo, que se había revelado, solicitaba ayuda militar para combatir a su rival, el rey visigodo Agila I.
Ese año tropas bizantinas desembarcaron en Carthago Nova (Cartagena), ocupando otras importantes ciudades costeras y continuando su avance hacia el interior.
La ocupación se vio favorecida por la debilidad política y económica de los visigodos en las antiguas provincias romanas Cartaginense y Bética, que estaban dominadas por terratenientes hispanorromanos hostiles a la dominación visigoda, y con una población fuertemente romanizada, siendo la ciudad de Corduba (Córdoba) un importante bastión de rebeldía. La falta de informaciones precisas sobre los bizantinos en la península Ibérica es grande. Dos puntos seguros de conquista bizantina son Carthago Spartaria (Cartagena) y Malaca (Málaga). Además de esas ciudades Asidona (Medina Sidonia) también fue conquistada. La plaza de Sagontia (Gisgonza/Gigonza), al norte de Asidona en la calzada romana hacia Sevilla, también estaba en manos bizantinas, (porque sabemos que los generales de Witerico años 603-610, la tomaron durante su reinado). La conquista abarcó la provincia de Bética. No hay constancia de que Córdoba o Sevilla llegasen alguna vez a estar en manos de los bizantinos.
Las tropas bizantinas en Spania no eran muy numerosas, debido a las guerras que mantenía el Imperio bizantino en otras regiones. Esto hizo que los bizantinos se fortificaran en las ciudades que habían ocupado, dejando el terreno abierto a los visigodos y comenzando así un período de esporádicas luchas, sin resultados para ambos bandos.
La idea era volver a reconstruir el antiguo Imperio Romano, y para ello se conquistaron territorios en Grecia, el Norte de África, Italia o España. Los bizantinos controlaron una zona de la península entre 552 y 624 d.C., aunque quedan escasos restos de esta zona llamada Spania. Poco tiempo como se ve. Además los romanos hispanos seguían hablando latín, tal vez ya algo deformado por el tiempo, pero era latín, el idioma de la civilización, y los visigodos tenían su propia lengua gutural, primitiva y germana, con lo cual había otro motivo para que las dos naciones no se integraran.
Los motivos porque la población hispano-romanos de Spania rechazaban a los visigodos, y es que los godos eran herejes arrianos (una forma distinta del cristianismo romano), mientras que los romanos eran católicos como los romanos orientales o bizantinos. Ya Leovigildo había dado varios pasos a favor de un acercamiento entre los arrianos y los católicos.
Pero los visigodos tuvieron un rey que supo ser más inteligente y ver el futuro, con lo cual se dio cuenta de las ventajas que le reportaría la conversión al catolicismo de toda la élite visigoda: Recaredo I, hijo de Leovigildo, fue mucho más allá que su padre: convocó un Concilio en Toledo, logrando que en él los arrianos visigodos de la casta dirigente se convirtieran al catolicismo. Año 589.