jueves, 6 de marzo de 2025

LO QUE NATURA NON DA SALAMANCA NON LO PRESTA

 

La Universidad de Salamanca inició su ininterrumpida actividad docente en 1218. Fernando III de Castilla (1199-1252) confirmaría por Real Cédula todas las franquicias y privilegios otorgados a las Escuelas salmantinas; privilegios que, en 1254, ratificaría su hijo Alfonso X "el Sabio", quien emplea por primera vez la palabra universidad en relación con el establecimiento docente.


El papa Alejandro IV concedió al alma máter salmantina el título de Estudio General, quedando así equiparada a las universidades ya existentes en París, Bolonia y Oxford. La Universidad de Salamanca se convirtió, junto con París, Oxford y Bolonia en una de las primeras universidades europeas y hoy en día es la única española que ha mantenido su actividad a través de los siglos.

En el siglo XVI, momento de esplendor de la universidad salmantina (que se convirtió en el foco más importante del neoescolasticismo español frente al erasmismo dominante en Alcalá de Henares), llegaron a frecuentar sus aulas hasta 12.000 estudiantes en un año, muchos de ellos de los más diversos países de Europa, para asistir a sus cursos, impartidas por insignes maestros de la categoría de Fray Luis de León, y otros nombres ilustres del Siglo de Oro.

La Universidad salmantina  ha quedado vinculada a la Historia Universal por una serie de hechos y personalidades que llegaron a marcar la evolución de la sociedad occidental

A causa de la Universidad, en Salamanca se construyeron diversos colegios, sobre todos los llamados Mayores. El más antiguo fue el Colegio Viejo o de San Bartolomé (1401), debido a la iniciativa del arzobispo don Diego de Anaya. El actual edificio, de estilo neoclásico, más conocido como Colegio de Anaya, fue construido en el siglo XVIII sobre otra edificación anterior. Uno de los personajes más ilustres vinculados a la Universidad de Salamanca fue Miguel de Unamuno. Catedrático de griego y rector de la facultad, un busto suyo preside una lujosa escalera en dicho colegio. De entre su ornamentado arquitectónico sobresale su fachada construida en estilo plateresco hacia el año 1525, y se ha convertido en el centro de interés artístico de la universidad. Sobre las dos arcadas de la fachada, se divide en tres cuerpos: en el primero aparece un medallón con los Reyes Católicos y una inscripción en griego que dice “los reyes a la Universidad, y esta a los reyes”; en el central, el escudo imperial de Carlos V, y en el superior, la figura del Papa con dos cardenales.

miércoles, 5 de marzo de 2025

ARQUITECTURA BRUTALISTA EN MADRID

La capital fue escenario de una fertilísima regeneración arquitectónica en la década de los sesenta cuyo emblema es Torres Blancas y cuyas huellas de hormigón describen un itinerario fascinante (y fantasmal). 


Edificio "los Cubos"
Una de las obras más interesantes de la arquitectura madrileña no existe. Y no porque desapareciera con el paso del tiempo, sino porque el Ayuntamiento de Madrid permitió demolerla en 1999. Me refiero a la Pagoda de Miguel Fisac, sobrenombre de la sede de los laboratorios JORBA y víctima de un atentado urbanístico que las autoridades permitieron a expensas de la reputación del brutalismo.


Edificio La Pagoda 
El brutalismo en Madrid más escondido: entre el mal gusto y los ecos a Le Corbusier
El brutalismo es una corriente arquitectónica que se derivó de la precariedad de la posguerra, II Guerra Mundial y cuya idiosincrasia tanto se reconocía en la sobriedad de los materiales, el hormigón, el ladrillo, el metal, como en la funcionalidad de las construcciones. Era la manera de reaccionar a la desolación de los bombardeos y a la devastación de las ciudades, aunque las emergencias de la corriente arquitectónica no contradijo el esmero de una estética severa y responsable, empezando por los "prototipos" de Londres.

Instituto del patrimonio Nacional 
La monstruosidad de la Guerra había introducido un discurso filosófico respecto a la misión del arte. Y a la resignación con que debía aceptarse el fin de la belleza en su dimensión más lúdica y creativa. Procedía un periodo de oscuridad, de sobriedad. O un movimiento de rotundidad y grisura al que pusieron adjetivos interesantes varios de los arquitectos más cualificados de Occidente. Incluidos Le Corbusier, Mies van der Rohe o Alvar Aalto.

Torre de Valencia 
El brutalismo prorrumpió en la España de Franco y lo hizo en Madrid. No me refiero a la fealdad y al feísmo de las construcciones precarias, ni a la vacuidad hortera de la arquitectura megalómana, sino a la condescendencia con que el régimen toleró las fórmulas vanguardistas.
La difunta Pagoda de Fiscac, inaugurada en 1967, fue una de ellas, aunque la expresión brutalista más popular de todas probablemente consiste en las Torres Blancas, de Sáenz de Oiza. No se explica la realización de la obra (1969) sin la mediación de Juan Huarte, propietario de la empresa constructora y mecenas polifacético de las vanguardias.
Se ha convertido Torres Blancas en un icono de la ciudad, más interesante de cuanto puedan serlo la Cibeles o la Puerta de Alcalá. Y en el ejemplo de una peculiaridad del brutalismo madrileño: las obras que jalonan el interés del movimiento no se localizan en barrios populares ni en modelos desarrollistas, sino en zonas privilegiadas de la ciudad y en barrios acomodados.
Es el caso de la urbanización Galaxia en Argüelles o de la zona más exclusiva de Cuzco, aunque el brutalismo también puede identificarse en otros edificios civiles que han sobrevivido a los vaivenes de las modas y que han adquirido una singularidad estética en las entrañas de la villa.
Torres Blancas 
El brutalismo no discrepa de la armonía ni de la belleza, pese a la semántica del movimiento arquitectónico. 
Ni siquiera se manifiesta en la excentricidad o las variedades estrafalarias. Por eso tiene sentido detenerse en el suburbio carísimo de Somosaguas. Y asombrarse con el chalé de hormigón que concibió Javier Carvajal a finales de los sesenta.
Esta corriente bebe de las fuentes del concepto residencial Unité d'Habitation de Le Corbusier en Marsella, fechado también a comienzos de mitad de siglo XX. "La expansión global de este nuevo estilo coincide con la necesidad de reconstrucción en las ciudades en periodo de posguerra, lo que incrementa su popularidad", en palabras de Ana del Rosario Íscar, para Open House Madrid.

Casa Carvajal
Se trata de una propiedad privada, pero la visita clandestina en los aledaños del templo civil permite hacerse una idea del racionalismo brutalista en su expresión más pura y estética. No hace falta transgredir la propiedad privada. Otra posibilidad para apreciarla consiste en navegar en las filmotecas y reanimar La madriguera, una película inquietante de Saura que se rodó en la Casa Carvajal y que redunda en la fertilidad con que las vanguardias cohabitaron con el franquismo, no por afinidad, claro, sino por la ceguera del caudillo y el desinterés mismo. 
 

lunes, 3 de marzo de 2025

PALACIO REAL DE MADRID

Es uno de los más hermosos y mejor conservados de Europa. Sus más de 135.000 metros cuadrados han sido testigos de siglos de la historia de España. Es una de las pocas residencias oficiales de Jefes de Estado que está abierta al público. Cerca de 1,5 millones de visitantes vienen cada año a descubrir sus rincones, sus obras de arte y sus tesoros únicos en el mundo.

Originalmente fue el Real Alcázar, fortaleza levantada en el mismo solar donde hoy se alza la construcción barroca. El rey Enrique III de Castilla lo convirtió en una de sus más frecuentadas residencias. Durante la guerra de Sucesión castellana (1476) las tropas de Juana la Beltraneja fueron sitiadas en el alcázar, lo que ocasionó algunos destrozos. El emperador Carlos I comenzó con reformas en el alcázar, empleando ya una arquitectura renacentista. Felipe II impulsó mayores obras contratando a artistas de Italia, Francia y los Países Bajos. Fue por entonces cuando se construyó la llamada Torre Dorada y la Real Armería, derribada en 1894. Felipe III, Felipe IV y Carlos II continuaron con este proyecto.

Cuando Felipe V, primer monarca español de la Casa Borbón, llegó a Madrid en 1700 y vio que su residencia sería el destartalado Alcázar de los Austrias, se les cayó el alma a los pies. Ese vetusto edificio nada tenía que ver con las refinadas estancias del Palacio de Versalles, donde hasta entonces había residido.  No le gustaba nada el Alcázar. Casualidad o no, lo cierto es que en la Nochebuena de 1734, se desató un violento incendio (algunos creen que provocado) en el edificio. Tras el suceso, el nuevo monarca Borbón decidió renovar por completo el inmueble. Así se iniciaron las obras del actual Palacio Real de Madrid, que en la actualidad es el complejo palaciego real más grande de Europa occidental. Consideró que el antiguo alcázar era demasiado austero y estaba anticuado por lo que acometió nuevas reformas. La reina María Luisa Gabriela de Saboya por su parte y la Princesa de los Ursinos redecoraron las estancias al gusto francés.

Desde que se quemó creencia de que el lugar estaba maldito. Y había quienes establecían que veían fantasmas. Además de este incendio, hay otras leyendas que están en el Palacio Real. En este caso, está relacionado con la vida del rey Felipe V, pues se dice que mandó cortar las manos de su arquitecto Felippo Juvara, quien estuvo al cargo de construir el palacio. Se dice que este arquitecto falleció por todo aquello que mandó hacer el rey y que por esto su espíritu paseaba por el lugar. La segunda esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, tenía muchas pesadillas donde veía un terremoto. Por esto, se ordenó acabar y retirar con aquellas estatuas que estaban en el techo porque tenía miedo de ser aplastada por una de ellas.

Más tarde fueron sacadas del palacio y actualmente las encontramos en los jardines de la Plaza de Oriente. Cuando el rey abdicó en su hijo Luis I, éste murió a los siete meses. Y volvió a reinar Felipe V, que estaba trastornado completamente. depresiones que le “apagaban” por momentos. Estos problemas de salud mental llegaron a su máximo apogeo en la segunda parte del reinado, cuando Felipe V se vuelve completamente loco. Una de las anécdotas es que el rey se consideraba una rana o un muerto que no tenía por qué moverse o hablar.  Se obsesionó con que su camisa estaba envenenada, por lo que se negaba a ponerse una que no hubiese llevado antes.

Entre los secretos que se dicen de este lugar es que hay variedad de pasadizos secretos y que han estado muy vivos a lo largo de la historia. Así es notable hablar de la construcción de  túneles subterráneos que unían la residencia con diferentes zonas.

Hay más leyendas, como los jardines del Campo del Moro que están debajo del Palacio Real. En este caso, destaca la figura de Juan II de Castilla, que rey con sólo 14 años, contrató a un domador de osos. Las leyendas cuentan que un oso le devoró durante una noche porque trataba mal a los animales. Desde ese momento todavía se dice que se escuchan los gritos del hombre en el momento en el que el oso acabó con él.

El último monarca que vivió en palacio de manera continua fue Alfonso XIII, que terminó huyendo de España sin abdicar. Y luego lo ocupó Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, también habitó en el mismo, siendo por tanto el último Jefe de Estado que lo hizo, que también huyo de España. Durante ese periodo fue conocido como Palacio Nacional. Todavía hay una sala, al lado de la Real Capilla, que se conoce por el nombre de "Despacho de Azaña". Otra de las denominaciones empleadas para referirse al edificio es la de Palacio de Oriente; este nombre viene dado por la plaza a la que recae una de las balconadas del palacio, la plaza de Oriente, en la que también se encuentra el Teatro Real.

En cuanto a extensión, tiene 135.000 m² y más de 3.418 habitaciones. Alberga un valioso patrimonio histórico-artístico, entre el que se encuentra el quinteto de los Stradivarius Palatinos, la colección más importante del mundo de estos instrumentos, así como colecciones muy relevantes de otras disciplinas artísticas.

Su construcción comenzó en 1738, según planos del arquitecto Filippo Juvara, modificados de manera notable por su discípulo Juan Bautista Sachetti. Francesco Sabatini se encargó de la conclusión del edificio, así como de obras secundarias de reforma, ampliación y decoración. Felipe V no vivió en continuamente en el palacio, fue su hijo Carlos III el primer monarca que habitó de forma continua el palacio.

Desde entonces fue la morada habitual de los reyes de España hasta 1931. En el edificio continúan celebrándose recepciones, actos oficiales y ceremonias de estado, si bien la residencia de la familia real es el palacio de la Zarzuela, donde Jun Carlos I y Sofía se instalaron tras su matrimonio en 1962, renunciando el rey a vivir en el Palacio Real.  El último monarca que vivió en palacio de manera continua fue Alfonso XIII, aunque Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, también habitó en el mismo, siendo por tanto el último Jefe de Estado que lo hizo. 

Durante ese periodo fue conocido como Palacio Nacional. Todavía hay una sala, al lado de la Real Capilla, que se conoce por el nombre de "Despacho de Azaña". Otra de las denominaciones empleadas para referirse al edificio es la de Palacio de Oriente; este nombre viene dado por la plaza a la que recae una de las balconadas del palacio, la plaza de Oriente, en la que también se encuentra el Teatro Real.  El interior del palacio destaca por su riqueza artística, tanto en lo que se refiere al uso de toda clase de materiales nobles en su construcción como a la decoración de sus salones con obras de arte de todo tipo, como las pinturas de artistas de la talla de Caravaggio, Velázquez, Goya y frescos de Corrado Giaquinto, Tiepolo o Mengs. Otras colecciones de gran importancia histórica y artística que se conservan en el edificio son las de la Armería Real, tapices, porcelanas, relojes, mobiliario y platería.

La colección de los Stradivarius, desde el otro lado de la vitrina, puede parecer un objeto del Museo del Palacio Real de Madrid, pero estos instrumentos, ubicados en el monumental edificio de la plaza de Oriente, son casi entes vivos que aguardan su resurrección una vez superado el límite del frío cristal. Estas piezas, con tres siglos de edad, permanecen expuestas habitualmente a la admiración de los visitantes en un lugar destacado del Palacio Real. Desde 2008 se puede apreciar la calidad de estos instrumentos, ya que Patrimonio Nacional con su generosidad organiza, de manera regular, ciclos de conciertos en vivo de los Stradivarius.

La Real Armería constituye una de las joyas del Patrimonio Histórico Español y es considerada como la más importante de Europa junto con la Imperial de Viena, tanto por el mérito de sus piezas como por la historia que otorga sentido a tal colección de armas, fundamentalmente de gala.

El Salón del Trono fue concebido como la pieza más importante de cuantas conformaban las habitaciones del rey Carlos III en el Palacio Real de Madrid. El Salón del Trono, también llamado Salón de Reinos o de Embajadores, este espacio es, actualmente, uno de los símbolos de la continuidad de la monarquía española. Además, atesora una de las mejores colecciones artísticas de Patrimonio Nacional: todos los elementos que lo decoran, destinados a cantar las glorias de los reyes de España, son obra de los mejores artistas nacionales e internacionales de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX.

El Comedor de Gala se presenta como una de las estancias más amplias del Palacio Real de Madrid. Creado entre 1879 y 1885, ocupa el espacio principal de la fachada de poniente. Actualmente, este salón continúa empleándose en almuerzos y cenas de gala, teniendo una capacidad para más de ciento cuarenta comensales.

Junto a él está la Catedral de la Almudena.

sábado, 1 de marzo de 2025

AL-ANDALUS SIGLO XIII - (Parte 9)

 

Muere Alfonso VIII de Castilla, el vencedor de la batalla de las Navas en 1214, y le sucede su hijo Enrique I de Castilla, pero muere y por asuntos de herencia sube al trono Alfonso IX de León.

Un año antes de morir, en 1229 Alfonso IX de León logra tomar Cáceres y en marzo de 1230 Badajoz es tomada por las tropas de Alfonso IX de León. Muere el rey y hereda Fernando III, (el santo), que recibe de su madre Berenguela, el reino de Castilla y de su padre (en 1230) el reino de León, por lo que se unieron definitivamente ambos reinos.
Nace así la Corona de Castilla-León se unen los reinos y las Taifas y señoríos conquistados a los árabes, Córdoba, Jaén, Murcia y Sevilla. Fernando el santo fue el rey que conquistó Córdoba en 1236, en noviembre de 1248, tomó Sevilla.

FERNANDO III, EL SANTO 

El reino Taifa de Murcia abarcaba por entonces casi todo Al-Andalus, (1228-1266).
Por el reino de Aragón, en tan solo dieciséis años, entre 1229 y 1245, Jaime I de Aragón conquistó gran parte de lo que ya desde 1238 se constituyó como Reino de Valencia. La isla de Ibiza fue conquistada en 1235. Desde 1229 a 1232 luchó por tomar Mallorca y la consiguió y Mallorca se constituyó en reino, uno más de la Corona de Aragón.  Consiguió someter Menorca.
Desde 1232 a 1238 conquistó parte de Valencia, Burriana, Peñíscola y Castellón, en los años siguiente tomó Alcira y Valencia, tras duro asedio y más tarde el resto hasta el límite con Castilla.
En febrero de 1236 llegó Fernando III a Córdoba con su ejército. Los cordobeses esperaron la ayuda de Ibn Hud, que no venía desde Murcia, por lo que iniciaron negociaciones de rendición con Fernando III. Al no aceptar las condiciones del rey para evacuar la ciudad, propició que la ciudad de Córdoba se rindiese en junio de aquel año. En las negociaciones se estableció una tregua de seis años y el pago de parias.
Después de la caída de Córdoba, Ibn Hud se instaló en Almería. A principios de 1238 fue asesinado por el gobernador de Almería, que inmediatamente se alzó con el poder en aquella ciudad. Se anexionó también el territorio almeriense. Numerosas villas y castillos cordobeses fueron anexionados mediante pactos o por las armas. El poder almohade se estaba perdiendo rápidamente y fueron incapaces de socorrer a los musulmanes de Al-Ándalus mientras Fernando III avanzaba por el valle del Guadalquivir.

ALFONSO X, EL SABIO 

Mientras su hijo, Alfonso X el sabio estaba en la reconquista de Levante. Y se estableció en Murcia  firmando un acuerdo con el rey en 1243, viendo éste el peligro al haber tomado Jaime I Valencia. En 1244 se concertó el matrimonio de Violante, la hija de Jaime I, con Alfonso X.
Al año siguiente Jaime conquista Játiva y Alcira.
En 1246 Ibn al-Yadd expulsó al gobernador y quedó como principal de Sevilla, firmando una tregua con Fernando III. Los elementos contrarios a este acuerdo le asesinaron y su líder, Axataf, pasó a ser el nuevo gobernante de Sevilla.
En 1246 el Rey Muhammad ibn Nasr, rindió vasallaje y entregó la ciudad de Jaén a Fernando III, consiguiendo que el nuevo Reino Nazarí de Granada perdurase.
Después de la toma de Jaén en 1246, Fernando III devastó los campos sevillanos de Carmona, Lora y otros, como preparación al asedio a Sevilla para el año siguiente, dominando así todo el valle del Guadalquivir. La conquista de Sevilla no era fácil y se llevó de manera simultánea por tierra y por el río. Ordenó la formación de una flota. Eso les privó a los musulmanes de los refuerzos procedentes de África. Mientras las plazas cercanas fueron atacadas por las tropas castellano-leonesas y se procedió al asedio de Sevilla. La ciudad quedó aislada del castillo de Triana y no tuvo más remedio que rendirse. Después Fernando bajó por el Guadalquivir con dos compañías de saqueo, liquidando las resistencias restantes de las Marismas y de la comarca del estrecho de Gibraltar, Jerez, Arcos, Medina Sidonia y otras ciudades gaditanas como Puerto de Santa María, Sanlúcar, Rota y Trebujena. En estas actividades estuvo implicado el príncipe Alfonso, ejerciendo labores de gobierno, dada la mala salud de su padre. Sólo quedaba Cádiz y Niebla. Pero se registra la excepción del Algarve y Granada, que se declaró vasallo del rey castellano y que como sabemos aguantó hasta 1492.
Muere Fernando III el santo, en 1252. Su hijo Alfonso X, el sabio, continuó la lucha contra las Taifas musulmanas. En 1248 Jerez de Jerez de la Frontera cae a manos de Alfonso X de Castilla, el sabio, el puerto de Rabat en 1260 y conquistó Cádiz en 1262
Por el lado aragonés en 1266 Jaime I sometió Murcia e inició un proceso de repoblación con catalanes y aragoneses, devolviendo luego Murcia a Alfonso X de Castilla.
Muhammad I, fue el primer rey de Granada entre 1238 y 1273,y  fundador de la dinastía nazarí.

JAIME I DE ARAGÓN 

Después de 1266, en Granada, los reyes de Castilla, cobraban un tributo a sus homólogos nazaríes. Un tributo en oro, porque Granada era la puerta del oro africano.
El reino nazarí ocupaba una franja que comprendía desde la punta de Tarifa hasta un 30 km. Al este de Almería. Con un anchura de unos 100 kilómetros.
Aquí aparecen los Benimerines, nombre castellanizado que reciben los Banu Marin, miembros de un imperio de origen bereber. Se movieron al norte de África y tomaron Fez en 1244, convirtiéndola en su capital. Una vez instalados declararon la guerra a los debilitados almohades con la ayuda de mozárabes mercenarios. En 1269 se capturó Marrakech y se hizo con el control de gran parte del Magreb.
La línea defensiva nazarí se centraba en Tarifa y las plazas fuertes como Jimena de la Frontera y Castellar de la Frontera que defendían el acceso a Málaga. Otras poblaciones menores eran Algeciras y Gibraltar.
El rey de Granada por entonces, Muhammad II conseguirá derrotarlos en 1273. Un año después concertó un tratado con Alfonso X por el cual el soberano nazarí daba  una fuerte cantidad en plata.
La presión a la que estaba sometido el nazarí le obligó a solicitar nuevamente ayuda a los benimerines, que esta vez acudieron. Las tropas del sultán Abu Yusuf desembarcaron en Tarifa el 13 de mayo de 1275 convirtiéndola en su base de operaciones desde donde saquearon los campos próximos a Jerez de la Frontera, los benimerines dirigidos por el sultán saquearon las tierras de Sevilla, Córdoba y Jaén.  Finalmente Abu Yusuf volvió a saquear los campos de Sevilla y Jerez antes de retirarse.
En 1277 regresó a la península y emprendió razias contras las poblaciones de Sevilla. A finales de año el sultán sitió a Córdoba, saqueando los arrabales. Alfonso X ante este panorama solicitó la paz, que fue firmada en 1278 en Algeciras. Abu Yusuf regresaba nuevamente a Marruecos. Alfonso X decidió romper la tregua e inicia el sitio de Algeciras. El nazarí Muhammad preparó una armada y ayudó a su aliado norteafricano. El fracaso castellano se completó con un desastre naval.
En 1279 se entrevistaron Alfonso X y Abu Yusuf en la ciudad de Algeciras para concretar una alianza militar contra Granada. Las tropas castellanas asolaron la Vega de Granada hasta la derrota castellana en la batalla de Moclín, en julio de 1280. Los benimerines atacaron la serranía malagueña. La paz se alcanzó en 1281 siendo devueltas las poblaciones a los nazaríes.

JAIME I 

Los benimerines se hacen con las poblaciones de Estepona y Fuengirola; al tiempo que ponían sitio a Málaga. Muhammad II aprovechó la situación para acercarse al hijo de Abu Yusuf, Abu Yaqub, para que intercediera ante su padre para negociar una paz. La acción tuvo éxito y ese año se firmó una alianza, con ello los benimerines rompieron su alianza con Castilla y saquearon las tierras de Sevilla, Carmona, Écija y sometieron a asedio a Jerez. Ese mismo año Granada firmaba una alianza con la corona de Aragón.
Con la muerte de Abu Yusuf en 1286 le sucedió su hijo quien devolvió las plazas y firmó la paz con Castilla. En 1291 Jaime II ponen fin a la enemistad con Castilla y firma el Tratado de Monteagudo que garantizaba seguir la guerra contra los musulmanes. La situación cambia nuevamente cuando los benimerines rompieron la tregua.
Las tropas castellanas tomaron Tarifa en 1292, pero el rey Sancho IV se negó a ceder la plaza lo que provocó que Muhammad II firmara la paz con los Benimerines (1295). Los benimerines, apoyados por el infante Juan de Castilla que se hallaba en rebeldía contra su hermano Sancho IV, fracasaron en el asedio de 1294 a Tarifa, defendida por Guzmán el Bueno.

JAIME I ENTRA EN VALENCIA  

El emir nazarí realizó las negociaciones diplomáticas para oponerse al reino de Castilla. La paz con los benimerines le permitió recuperar las plazas de Algeciras y Ronda, a lo que le siguió la alianza con Aragón en 1296 justo cuando el rey conquistaba el reino de Murcia, aprovechando la crisis entre el rey castellano y los regentes.

viernes, 28 de febrero de 2025

MAPUCHES - MALONES

 Los mapuches son el pueblo indígena más numeroso de Chile y Argentina. También se les llama araucanos que es un nombre dado por los españoles a los indígenas que habitaban la región histórica de Arauco en el siglo XVI.
El explorador y conquistador español de aquella región fue Pedro de Valdivia. Tuvo que vérselas con muchas tribus, una de ellas fueron los “araucanos”.

Valdivia citó para reunirse con un contingente de hombres en Tucapel el día de Navidad para repoblar un fuerte en esa región. Las noticias de un inminente ataque, propaladas por los indios, hicieron que su  lugarteniente demorara en un día su partida con sus hombres. Así quedaron divididas las fuerzas españolas. La estrategia de la división fue del indio  Lautaro, un joven mapuche que los españoles habían  capturado cuando tenía unos once años.
La Navidad de 1553 fue trágica para los conquistadores. Desoyendo la amenaza que presentaban los indios y subestimando sus fuerzas, Valdivia partió en una expedición hacia Tucapel, donde sus enemigos atacarían y quemarían el fuerte el día 25 de diciembre. Preguntados dieron: “Qué quiere nuestra señoría que hagamos, sino que peleemos y muramos”, fue la última consigna de los españoles, que se vieron rodeados sin posibilidad de vencer a unos mapuche que les superaban en número y les habían emboscado por sorpresa.
Mientras sus hombres se entregaban, suicidas, al enemigo, se dice que Pedro de Valdivia intentó huir, abandonando la formación y suponiendo que los indios, distraídos, no iban a perseguirlo. Pero Lautaro personalmente lo perseguiría hasta una ciénaga en la que cayó su caballo y donde el conquistador fue apresado y tratado con violencia: despojado de sus ropas y humillado. Fue asesinado, desollado y, si la crónica es cierta, posteriormente devorado con brutalidad.
No os perdáis “Inés del alma mía” serie hispano-chilena sobre Inés Suárez y Pedro de Valdivia.

Los Araucanos (El Arauco es una región independiente, donde vivía una etnia amerindia, conquistada por Chile y Argentina a fines del siglo XIX), se hallaban parcialmente bajo el dominio o influenciados por el Imperio inca y en su mayoría se sometieron a los conquistadores, pero quienes vivían en el territorio al sur eran totalmente independientes de los incas y se opusieron también a los españoles en la llamada Guerra de Arauco. A fines del siglo XIX, los estados argentino y chileno ocuparon los territorios habitados por mapuches autónomos, mediante operaciones militares llamadas “Conquista del Desierto” y «Pacificación de la Araucanía».
El sistema económico estaba basado en la caza y la horticultura convirtiéndose en un pueblo campesino luego de la radicación forzosa en terrenos asignados por los gobiernos de Chile y Argentina. Actualmente los mapuches sufren de discriminación racial y social en sus relaciones con el resto de la sociedad, y una gran cantidad viven en la pobreza.

La Conquista del Desierto fue una campaña militar llevada a cabo entre 1878 y1885 por el gobierno de la República Argentina principalmente contra las etnias o tribus mapuche y tehuelche, que logró el objetivo de ejercer el efectivo dominio del territorio. Juan Manuel de Rosas emprendió una exitosa campaña contra las tribus indígenas conocida como Campaña de Rosas al Desierto. El 5 de marzo de 1872 el cacique mapuche Calfucurá inició la llamada invasión grande a la provincia de Buenos Aires. Popularmente se le denominó “malón” a los ataques de los indios a poblaciones criollas. Atacaron los pueblos de General Alvear, Veinticinco de Mayo y Nueve de Julio, resultando muertos gran cantidad de criollos, tomando cautivos a los blancos y robando ganado. 

Los indios con frecuencia asaltaban los asentamientos fronterizos, robaban caballos y ganado, y las mujeres y niños capturados eran esclavizados u ofrecidos como esposas a los guerreros. Se firmó un tratado de paz con el cacique  Catriel, que éste rompió corto tiempo después, cuando atacó a las localidades bonaerenses de Tres Arroyos, Tandil, Azul y otros pueblos y granjas en un ataque incluso más sangriento que el de 1872. Las cifras hablan de 5000 indios que arrasaron Azul, Olavarría y otros lugares vecinos. Hacia la década de 1870 los continuos ataques masivos que desde el dominio indígena practicaban los aborígenes contra las estancias y poblados, mediante los malones dificultaban el progreso de la región y del país. El general Julio Argentino Roca fue nombrado nuevo ministro de Guerra por el presidente Avellaneda. Roca creía que la única solución contra la amenaza de los indígenas era subyugarlos, expulsarlos, o asimilarlos. La política de contención del indio en las fronteras no había dado resultados satisfactorios. Roca presentó su proyecto de realizar una serie de incursiones militares llamadas en su conjunto “conquista del desierto” que se llevarían a cabo con una conjunción entre fuerzas militares nacionales más guerreros de las tribus aliadas. La finalidad era dar por término a los constantes ataques indios, y al mismo tiempo, incorporar a los esquemas productivos de la Argentina los territorios pampeanos y patagónicos donde las distintas tribus amerindias habitaban, afianzando definitivamente la soberanía nacional.
Roca creía que la única solución contra la amenaza de los indígenas era subyugarlos, expulsarlos, o asimilarlos.
Fue una falacia, porque aquello de "patacón por oreja", que hizo que prácticamente desapareciesen del mapa la mayoría de las diferentes tribus de todo el país, que fueron sencillamente aniquiladas.
Tanto unos como otros estaban dispuestos a defender lo suyo


jueves, 27 de febrero de 2025

DESVENTURAS DE CERVANTES


En algún lugar de América, de cuyo nombre ni puedo acordarme, hace mucho tiempo vivía un villano, que en su día se encontró con la obra fundamental de la novela mundial. 
D. Miguel de Cervantes Saavedra es el autor de la primera novela moderna, una de las mejores de la literatura universal y unos de los libros más editado y traducido de la historia, el “Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” que fue hace tiempo considerado la obra cumbre de la literatura universal y una de las máximas creaciones del ingenio humano. El Quijote es un libro externamente cómico e íntimamente triste, un retrato de unos ideales admirables burlescamente enfrentados a la mísera realidad; no son pocos los paralelos que se han querido establecer con la España imperial de los Austrias, potencia hegemónica destinada a gobernar el mundo en el siglo XVI y a derrumbarse en el XVII, y con la vida de su autor, gloriosamente herido en el triunfo de Lepanto y abocado luego a toda suerte de desdichas. Los caracteres de Don Quijote y Sancho Panza son una representación del alma humana elevada a la plenitud. Se puede entender que Don Quijote representa la melodía en el desarrollo de la vida, la voz cantante, la ilusión, la imaginación y la aventura. Mientras Sancho es la conciencia, la razón, la lógica de las cosas. Entre ambos se desarrolla la armonía. En general, armonía es el equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo, y su resultado siempre connota belleza y lógica. Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá, Madrid, entre el 29 de septiembre y el 9 de octubre de 1547, fecha en que fue bautizado.
Su abuelo Juan, que era juez de la Santa Inquisición, se fue a por tabaco y dejó de trabajar, dejó la familia, y se dejó crecer las barbas y las ganas de no hacer nada. Por lo que el padre de Cervantes se vio obligado a ejercer su oficio de cirujano barbero, dando tumbos con su familia por la ancha Castilla. El destino de Miguel no pintaba bien. Pero asentados en Córdoba en 1555 Miguel ingresó en el colegio de los jesuitas. Fue un lector muy precoz y sus dos hermanas sabían leer, cosa muy poco usual en la época, aun en las clases altas. Por lo demás, la situación de la familia era precaria. Un año después partieron hacia Sevilla con el fin de mejorar económicamente, pues era la puerta de España a las riquezas de las Indias y la tercera ciudad de Europa en la segunda mitad del siglo XVI. Los Cervantes se trasladaron en 1566 a la nueva capital del reino, Madrid. No se sabe con certeza que Cervantes hubiera asistido a la universidad, en cambio, su nombre aparece en 1568 como autor de cuatro composiciones en una antología de poemas en alabanza de Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, fallecida ese mismo año. En el año de 1569 Miguel fue condenado en Madrid a arresto y amputación de la mano derecha por herir a un tal Antonio de Segura. La pena, corriente, se aplicaba a quien se atreviera a hacer uso de armas en las proximidades de la residencia real. No se sabe si Cervantes salió de España ese mismo año huyendo de esta sanción, pero lo cierto es que en diciembre de 1569 se encontraba en los dominios españoles en Italia, provisto de un certificado de cristiano viejo. En 1571 Venecia y Roma formaban, con España, la Santa Alianza, y el 7 de octubre, comandadas por Juan de Austria, las huestes españolas vencieron a los turcos en la batalla de Lepanto. Fue la gloria inmediata, una gloria que marcó a Cervantes, el cual relataría muchos años después, en la primera parte del Quijote, las circunstancias de la lucha. En su transcurso recibió el escritor tres heridas, una de las cuales, si se acepta esta hipótesis, inutilizó para siempre su mano izquierda y le valió el apelativo de «el manco de Lepanto» como timbre de gloria. Junto a su hermano menor, Rodrigo, Cervantes entró en batalla nuevamente en Corfú, también al mando de Juan de Austria. En 1573 y 1574 se encontraba en Sicilia y en Nápoles, donde mantuvo relaciones amorosas con una joven a quien llamó «Silena» en sus poemas y de la que tuvo un hijo, Promontorio Cervantes se propuso conseguir una situación social y económica más elevada dentro de la milicia mediante su promoción al grado de capitán, para lo cual obtuvo dos cartas de recomendación ante Felipe II, firmadas por Juan de Austria y por el virrey de Nápoles, en las que se certificaba su valiente actuación en la batalla de Lepanto. Con esta intención, Rodrigo y Miguel de Cervantes se embarcaron en la goleta Sol, que partió de Nápoles el 20 de septiembre de 1575. A poco de zarpar, la goleta se extravió y fue abordada, por tres corsarios berberiscos. Tras encarnizado combate y la consiguiente muerte del capitán cristiano, los hermanos cayeron prisioneros. Las cartas de recomendación salvaron la vida a Cervantes, pero serían, a la vez, la causa de lo prolongado de su cautiverio: el corsario convencido de hallarse ante una persona principal y de recursos, lo convirtió en su esclavo y lo mantuvo apartado del habitual canje de prisioneros y del tráfico de cautivos corriente entre turcos y cristianos. Esta circunstancia y su mano lisiada lo eximieron de ir a las galeras. Cervantes protagonizó, durante su prisión, cuatro intentos de fuga. Temía un traslado a Constantinopla. Hassán retuvo a Cervantes hasta el último momento, mientras los frailes negociaban y pedían limosna para completar la cantidad. Por último, en 1580, fue liberado. Tenía treinta y tres años; reflejaba en cierto modo la profunda crisis general del imperio, que se agravaría luego de la derrota de la Armada Invencible en 1588. Al retornar, Cervantes renunció a la carrera militar. 

Mientras tanto, fruto de sus relaciones clandestinas con una joven casada, Ana de Villafranca, nació una hija, Isabel, criada por su Madrid. A los treinta y siete años, Cervantes contrajo matrimonio; su novia, Catalina de Salazar y Palacios. Tenía sólo dieciocho años. Meses antes, el escritor había acabado su primera obra importante, La Galatea, una novela. El editor Blas de Robles le pagó 1.336 reales por el manuscrito. Esta cifra nada despreciable y la buena acogida y el relativo éxito del libro animaron a Cervantes a dedicarse a escribir comedias. Entre 1585 y 1600 Cervantes solía visitar Madrid, allí alternaba con los escritores de su tiempo, leía sus obras y mantenía una permanente querella con Lope de Vega. Ingresó en la Academia Imitatoria, primer círculo literario madrileño, y ese mismo año fue designado comisario real de abastos (recaudador de especies) para la Armada Invencible. También este destino le fue adverso: en Écija se enfrentó con la Iglesia por su excesivo celo recaudatorio y fue excomulgado; en Castro del Río fue encarcelado (1592), acusado de vender parte del trigo requisado. Al morir su madre en 1594, abandonó Andalucía y volvió a Madrid. Pero las penurias económicas siguieron acompañándole. Cervantes dio con sus huesos en prisión, esta vez en la de Sevilla, donde permaneció cinco meses. En esta época de extrema carencia comenzó probablemente la redacción del Quijote. Entre 1604 y 1606, la familia de Cervantes, su esposa, sus hermanas y su aguerrida hija natural, así como sus sobrinas, siguieron a la corte a Valladolid, hasta que el rey Felipe III ordenó el retorno a Madrid. En 1605, a principios de año, apareció en Madrid El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Cuando en junio de 1605 toda la familia Cervantes, con el escritor a la cabeza, fue a la cárcel por unas horas a causa de un turbio asunto, don Quijote y Sancho ya pertenecían al acervo popular. Cervantes escribió a un ritmo imparable: las Novelas ejemplares vieron la luz en 1613. Ese mismo año lo sorprendió la aparición, en Tarragona, de una segunda parte espuria del Quijote escrita por un tal Avellaneda. Así, enfermo y urgido, y mientras preparaba la publicación de las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados, acabó la segunda parte del Quijote, que se imprimiría en el curso del mismo año. El 19 de abril redactó "Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...". Un tal Márquez Torres, le había mandado una recomendación en la que relataba una conversación mantenida en febrero de 1615 con notables caballeros del séquito del embajador francés: "Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondió estas formales palabras: "Pues ¿a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?". Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento y con mucha agudeza: "Si necesidad le ha de obligar a escribir, plaga a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo". En efecto, ya circulaban traducciones al inglés y al francés desde 1612, y puede decirse que Cervantes supo que con el Quijote creaba una forma literaria nueva. Sus contemporáneos no vislumbraron la profundidad del descubrimiento del Quijote. Así, entre el 22 y el 23 de abril de 1616, murió en su casa de Madrid, asistido por su esposa y una de sus sobrinas; envuelto en su hábito franciscano y con el rostro sin cubrir, fue enterrado en el convento de las trinitarias descalzas. Cervantes estuvo en las glorias imperiales de Lepanto y en las derrotas de la Invencible. Fue un producto claro de su tiempo. Fue genial escritor, valiente luchador y desgraciado, incomprendido por los poderosos, reconocido en el extranjero y por la historia. 
Y orgullo español siempre. 

miércoles, 26 de febrero de 2025

BATALLA DE CARTAGENA DE INDIAS – 1741

La “Guerra del Asiento” fue un conflicto bélico que duró de 1739 a 1748, en el que se enfrentaron las flotas y tropas del Reino de Gran Bretaña y del Imperio español principalmente en el área del Caribe.
En el Tratado de Utrecht, (1713), para el fin de la Guerra de Sucesión española, negociado a espaldas de España por ingleses y franceses, se había perdido para España Menorca y Gibraltar y los británicos obtuvieron
junto con el denominado “Asiento de negros” (Derecho a proporcionar esclavos africanos a las colonias de la América española), también la concesión del “Navío de permiso” que permitía el comercio directo de Gran Bretaña con la América española por el volumen de mercancías que pudiese transportar un barco de quinientas toneladas de capacidad.


Se crea así un precedente para que el Caribe se llene de contrabandistas de todo pelaje. El “Asiento” era un permiso de monopolio del “Asiento de negros”, es decir, la trata de esclavos, que fue concedido en alquiler a la empresa inglesa South Sea Company, gracias al cual podía enviar a América un total de 144.000 esclavos. Inglaterra había solicitado que sea durante diez años, pero el rey francés Luis XIV, que tenía junto con Felipe V de España el negocio funcionando, convirtió esos diez años en treinta. Tenía los poderes de su nieto Felipe V.
Una ruta comercial específica y Jamaica se convierte en una gran base de contrabandistas.
El caso es que entre piratas, corsarios, filibusteros y contrabandistas, Inglaterra se iba introduciendo en el comercio con la América española. José Patiño, ministro español que trabajaría intensamente para levantar una nueva fuerza naval digna. Mientras, Inglaterra iniciaría una política de acoso a las rutas comerciales coloniales que obligaría a extremar al máximo sus defensas, responsabilidad que caería en manos de la Armada española. Los políticos y comerciantes ingleses empezaron a considerar la opción de una guerra total contra España. Por lo que se comenzó a malear a la opinión pública. El uso sin disimulo de la piratería a mansalva, hizo que España se viera obligada a reforzar sus flotas en El Caribe con naves de guerra extraídas de su fuerza naval. El contrabando inglés empezó a declinar.
En el año 1737 Inglaterra reclamaba el intercambio de unas presas que habían hecho los guardacostas españoles. Pero la contabilidad del Navío de Permiso y del Asiento de Negros seguían sin ser satisfechas por parte de los anglos. La tensión iba subiendo enteros. Mientras Inglaterra concedía centenares de licencias de corso para combatir a los guardacostas españoles en la Cámara de los Comunes se exigía una respuesta armada.
El detonante de aquella explosiva situación la buscaron al recordar el hecho sucedido siete años atrás. Al suceso en su momento no dieron mayor importancia. 

En 1731se produjo el incidente llamado “La oreja de Jenkins”.
El capitán de un guardacostas español, León Fandiño, le cortó la oreja a un inglés después de haber tomado su navío que se dedicaba al contrabando en las costas de Florida. Se comentó que el capitán español, tras cortarle la oreja, le dijo “Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”, mostrando su oreja.  Llegado a Londres Jenkins presentó una queja formal ante el rey Jorge, quien hizo caso omiso del asunto.
Pero siete años después, el lobby de la guerra lo convencería para que se personara ante los parlamentarios para explicar el episodio aquel. Ante los miembros del parlamento, el tal Jenkins abrió una caja en la que primorosamente envuelta había una oreja que no se entendía cómo podía haber durado tanto tiempo incólume. Buscada la solución diplomática por apariencia se firmó el Convenio de El Pardo, cuyos términos según criterio de los comerciantes y opinión pública inglesa eran muy indulgentes. La Cámara rechazó el Convenio. La prensa británica se encargaría de deformar el incidente de la oreja de Jenkins exagerando la crueldad española mientras las calles londinenses aparecían empapeladas con panfletos, incitando a la guerra contra España. Los comerciantes ingleses utilizaron la rivalidad política interna, para crear una reacción patriótica inducida a presión con la intención de precipitar la guerra. El conflicto armado de 1739 es un claro resultado de esta precuela de manipulación de la opinión pública. Gran Bretaña pretendía dominar los mares y para ello debía desalojar a España de América. La presencia de Gran Bretaña en aguas americanas era un hecho consumado desde hacía tiempo: Belice, Trinidad y Tobago, Jamaica, las Caimán, etc.

Tras arribar el Comandante Edward Vernon con la flota inglesa a la isla de Antigua a principios de octubre de 1739, envió tres navíos a interceptar las naves mercantes españolas. Tras divisar varios buques de pequeño porte en el puerto de La Guaira, decidió atacar cambiando la bandera británica por la española y entrar tranquilamente en el puerto y una vez en él tomar las naves y asaltar el fuerte. Y el 22 de octubre, el capitán Waterhouse entró en el puerto de La Guaira. Los artilleros del puerto esperaron. Tras tres horas de intenso cañoneo, Waterhouse ordenó la retirada de sus maltrechos barcos, que hubieron de recalar en Jamaica para acometer reparaciones de urgencia. El almirante E. Vernon en noviembre de 1739, al mando de seis naves capturó y destruyó la actual Portobelo, en Panamá. El gobernador de la plaza no tenía la defensa preparada. Vernon ordenó respetar las haciendas de los civiles, en previsión de una buena relación con la población.
Tras el éxito de Portobelo, Vernon decidió probar suerte con Cartagena de Indias, considerada un objetivo prioritario. Con la excusa de hacer entregar una carta a don Blas de Lezo, aprovecharía para hacer un estudio de las defensas españolas, pero esto no fue posible porque se prohibió la entrada del Fraternity en el puerto.
Decidieron dar un golpe decisivo, para lo que Inglaterra reunió una formidable flota que salió de Jamaica y fondeó a principios de marzo de 1741 junto a la costa de Cartagena de Indias, la ciudad más importante del Caribe. Inglaterra estaba tan segura de su victoria que el rey inglés mandó acuñar monedas celebrando su triunfo, en las que se leía "La arrogancia española humillada por el almirante Vernon y los héroes británicos tomaron Cartagena” abril de 1741. En ellas aparecía el almirante español Blas de Lezo representado de rodillas entregando su espada al almirante Vernon. La ciudad estaba defendida militarmente por el almirante vasco, marino con experiencia en batallar con los británicos.

FUERTE SAN FELIPE 
Esta nueva Armada Inglesa era la segunda más grande de todos los tiempos, después de la armada aliada que desembarcó en Normandía en la II guerra Mundial . El ejército inglés, comandado por el almirante Edward Vernon, trató de invadir Cartagena de Indias con 32.000 soldados y 3.000 piezas de artillería. Cartagena estaba escasamente defendida.
En aquellos días, Blas de Lezo era el responsable de la defensa de la ciudad. Cartagena de Indias contaba con unas magníficas fortalezas y castillos que protegían la ciudad. Lezo disponía de 3.000 soldados del ejército regular español, reforzados con 600 arqueros indios del interior y unas 1.000 piezas de artillería y tan solo 3 navíos.
Resultó decisiva la eficacia de los servicios de inteligencia españoles, que consiguieron infiltrar espías en la Corte Londinense y en el Cuartel General del almirante Vernon. El plan general inglés así como el proyecto táctico de la toma de Cartagena de Indias fueron conocidos de antemano en las Cortes Españolas y por Blas de Lezo.

BLAS DE LEZO 
Por entonces, el virrey Eslava, suponía que el almirante Torres llegaría a tiempo a Cartagena para atacar a Vernon por la retaguardia, ya que estaba en La Habana. Pero Torres nunca llegó a Cartagena.
En Cartagena no era Lezo quien comandaba la defensa de las fortificaciones, sino el virrey de Nueva Granada, don Sebastián Eslava. Lezo estuvo enfrentado a su jefe.

SEBASTIÁN ESLAVA 
No existía un gobernador militar en la ciudad, por lo que Eslava decidió tomar en persona el mando de la defensa al saber que los británicos se dirigían al puerto caribeño, por lo que Blas de Lezo quedó como su subordinado. Al igual que Blas de Lezo, Eslava era un hombre de hierro, enemigo de los halagos y sin pelos en la lengua.
Felipe V por Real Cédula de 20 de agosto de 1739, restauró el Virreinato de Nueva Granada y lo puso a cargo del teniente general don Sebastián de Eslava. Eslava está considerado uno de los virreyes que iniciaron las reformas borbónicas en América, un ilustrado con conocimiento de ciencias naturales y con la inteligencia de saber que los asedios se ganan por los ingenios militares y no la fuerza bruta.
Don Blas de Lezo, hombre avezado en la mar y acostumbrado a dirigir sus navíos desde una autoridad indiscutible, se vio obligado a poner pie a tierra, y enviar buena parte de sus hombres y los cañones de sus barcos a cubrir puestos en la muralla, porque no había con qué hacerlo.
El virrey Eslava era de carácter áspero, mientras que Blas de Lezo, un brillante estratega que ya había tenido problemas con otros mandos, llevaba muy mal ponerse a las órdenes de “caballeros terrestres”.
Eslava estableció un plan de defensa consistente en asegurar los aprovisionamientos de la ciudad preparándola para soportar un largo asedio; así como basarse en la movilidad de sus escasas fuerzas, que fue utilizando conforme las circunstancias de la batalla lo requerían, además de su mejor conocimiento del terreno y la adaptación al medio. Sabía que si se alargaba la oposición, la insalubridad ambiental causaría estragos en las tropas británicas, como así fue. Para ello, tuvo especial importancia la resistencia, prolongada todo lo posible, en el Castillo de San Luis de Bocachica, para retrasar la entrada de los atacantes en la bahía exterior de la plaza, reparó el Castillo de Bocachica y varios fuertes que protegían el puerto. En el Castillo de San Lázaro puso en marcha una fábrica de munición y carruajes. Se preocupó del suministro de las armas y del entrenamiento de los hombres. Rehabilitó los puestos en Santa Marta, Puerto Cabello y Guaira, también los fuertes de Araya y San Antonio en la provincia de Cumaná y el islote de Caño de Limones.
El 25 de marzo el jefe de los ingenieros propuso una defensa móvil por las fortalezas exteriores (San Luis de Bocachica, Santa Cruz, Manzanillo, Pastelillo, San Felipe y, en último término, El Arrabal), mientras que Lezo apostaba por una defensa estática y por hundir los pocos barcos españoles a la entrada de la bahía para dificultar la navegación de los barcos británicos. Eslava finalmente ordenó que los barcos no se hundieran, pues se trataba de una operación muy compleja y estéril si no se hacía en el lugar exacto, decisión que el vasco no acató.
El paso de las semanas derivó en un choque directo entre los mandos españoles. Si bien Eslava exigió con palabras gruesas en su informe a la Corte que cesara al marino por insubordinación hasta que explicara su comportamiento, Blas de Lezo no se quedaba corto en el fragmento de su diario que hizo llegar a Madrid al presentar al virrey como un cobarde y un incompetente.
La realidad es que el navarro fue herido en combate y que consta su presencia en la primera línea de batalla en momentos críticos. Eslava planeó una defensa en tierra, conocedor de que bastaba con ganar tiempo y dejar que fueran las enfermedades tropicales quienes hicieran el trabajo sucio. Algunos autores hablan de 18.000 bajas entre muertos y heridos en las filas británicas, en su mayoría a causa de enfermedades.
Los cascos hundidos sirvieron de núcleo colector de arena lo que aceleró la formación de la barra, dificultando la navegación.
El 13 de marzo de 1741 la imponente flota del almirante Edward Vernon llegaba a la bahía de Cartagena. El 15 de marzo, llegan los primeros buques ingleses a Playa Grande y dos días después fondearon sobre la misma playa 195 navíos. El 19 de marzo, los ingleses continúan sin disparar y estudian el campo de operaciones. 20 de marzo, toda la armada inglesa queda anclada en la Punta de Hicacos, consiguen desembarcar 500 efectivos cerca de la batería de Santiago y el 21 desembarca el resto del contingente británico. Noche del 20 al 21, los ingleses toman la batería de Varadero y con sus cañones disparan a la de Punta de Abanicos. Los españoles abandonan la batería, quedando Campuzano con un sargento y 11 soldados del regimiento de Aragón y dos artilleros. El 3 de abril, 18 buques alineados frente a Bocachica inician un terrible bombardeo para romper las defensas de los castillos de San Luis y San José. El 4 y el 5 de abril, los fuertes reciben un intensísimo y prolongado cañoneo. Las murallas del  castillo San Luis se derrumbaron y por la brecha abierta cargaron los ingleses a bayoneta calada  desde tierra. Ante la imposibilidad de resistir, se tocó retirada y durante toda la noche continuó el desembarco enemigo.

El 11 de abril los ingleses toman el castillo de Santa Cruz que previamente había sido abandonado. La situación empeoraba para los españoles
El 13 de abril comenzó el asedio de la ciudad con continuos bombardeos. Simultáneamente otra escuadra asediaba  al fuerte Manzanillo.  La situación empezaba a ser desesperada para los españoles, les faltaban alimentos y el enemigo no daba tregua. Iban pasado los días, y el cañoneo inglés no cesaba, era intenso y continuo, mañana, tarde y noche.
Cartagena de Indias fue severamente castigada por la artillería naval inglesa. Vernon estimó que los españoles resistiría dos o tres días más. Los españoles tenían orden de resistir hasta el final no se les permitía ni un paso atrás, habían clavado la bandera e iban a morir allí, defendiendo la ciudad hasta el final. El 16 de abril, a las 4 de la mañana, Vernon decidió que se tomaría Cartagena de Indias al asalto, más de 10.000 hombres desembarcaron por la costa de Jefar, los macheteros jamaicanos, los milicianos americanos y las fuerzas regulares inglesas. Pero las sucesivas ofensivas inglesas se encontraron con trincheras inexpugnables así como con los mosquetes y bayonetas españolas. El 17 de abril, la infantería británica, toman el alto de Popa, a un kilómetro del castillo de San Felipe.
Blas de Lezo  mandó excavar un foso en torno al castillo para que las escalas inglesas se quedasen cortas al intentar tomarlo. Ordenó cavar una trinchera en zigzag, evitando que los cañones ingleses se acercasen demasiado. Les envió dos “desertores” que engañaron y llevaron a la tropa inglesa hasta un flanco de la muralla bien protegido, donde serían masacrados sin piedad.
La noche del 19 al 20 de abril se produjo el definitivo asalto al castillo de San Felipe. Tras  una potente  preparación artillera Vernon intentó asaltar el castillo con unos 10.200 hombres de infantería. Enfrente  tenía la batería de San Lázaro de propio castillo de San Felipe y 1.000 hombres muy motivados.
La sorpresa fue mayúscula, cuando los ingleses comprobaron que sus escalas eran demasiado cortas y no podían escalar las murallas del castillo. Las tropas inglesas no podían atacar ni huir debido al peso del equipo. Aprovechando esta circunstancia, los españoles abrieron fuego contra los británicos, produciéndose una carnicería sin precedentes. Al amanecer, se encontraron con las bayonetas de unos trescientos soldados de los tercios españoles que saltaban sobre ellos desde sus trincheras.
El error del castillo de San Felipe desmoralizó a los ingleses. El orgulloso Vernon había sido incapaz de vencer a unos pocos harapientos españoles.
El pánico se apoderó de los ingleses, rompieron sus líneas de combate y huyeron despavoridos tras la última carga española hacia sus barcos.
Desde el 22 al 25 de abril, decrecieron los enfrentamientos. El 26 los ingleses volvieron a bombardear la ciudad. El 9 de mayo, Vernon ordenó la retirada, levantar el asedio y volver a Jamaica. Había fracasado estrepitosamente. Tan sólo acertó a pronunciar, entre dientes, una frase: “God damn you, Lezo!”, (Dios te maldiga, Lezo)
Vernon envío de una última carta a Lezo: “Hemos decidido retirarnos, pero para volver pronto a esta plaza, después de reforzarnos en Jamaica”. A lo que Lezo respondió con ironía: “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres.”
Los ingleses tuvieron 9.500 muertos, 7.500 heridos, perdieron 1.500 cañones y 50 naves.
Los españoles sufrieron 800 muertos, 1.200 heridos y perdieron 6 naves.
El asedio y la batalla se ha contado infinidad de veces, porque el arrojo, la valentía y la inteligencia de Blas de Lezo y el virrey Eslava fueron tan determinantes, tan grandes que ha quedado para la historia y los anales de las batallas casi imposibles de ganar. Pero se logró. El fracaso de la Armada inglesa, se mire desde el punto de vista que se mire, fue muy superior al de la Gran Armada de Felipe II.

En un informe que el virrey Eslava envió por Vía Reservada el 1 de junio de 1741 a José Quintana, expuso lo poco útil que fue la estrategia del vasco de hundir los navíos: “Todo el interés de Lezo estaba en hundir sus navíos para que no cayeran en poder del enemigo y resultase él responsable, y pretender tapar con los cascos hundidos los canales por donde Vernon tendría que meter sus barcos; pero hundieron todos los barcos mal, no solo los suyos, sino que hizo hundir además nueve barcos mercantes que había en el puerto, y semejante ruina no sirvió para nada, porque los que debían desfondarlos los abandonaron antes de tiempo y así los buques no se hundieron donde debían sino donde el viento los llevó, de manera que ninguno estorbó para la entrada de Vernon, quien llegó con sus barcos hasta la misma bahía de las Ánimas, el puerto de la ciudad”.
No obstante la victoria de las fuerzas españolas prolongó la supremacía militar española en el Atlántico occidental hasta el siglo XIX.
El rey Jorge II ordenó a los historiadores ingleses que no se escribiera nada de la derrota. Y así se ocultó a la historia.


A pesar de su profundo descrédito, a Vernon a su muerte en 1757 se le decidió enterrar su cuerpo en la Abadía de Westminster, como si fuera un héroe más de los que allí reposan.
Blas de Lezo corrió una suerte diferente. Blas quedó muy mal herido por los combates de Cartagena de Indias, murió cinco meses más tarde víctima de las heridas del combate. Y lo lamentable, nadie sabe dónde está enterrado, murió en Cartagena en septiembre de 1741.
Sebastián de Eslava tras la batalla, Felipe V lo ascendió a capitán general de los Reales Ejércitos en octubre de ese año. En 1754 fue nombrado ministro de la Guerra, cargo que ocupó hasta su muerte
Para los ingleses aquella costosa campaña quedaría como una retirada táctica. Al terminar la guerra del Asiento, en 1748 se retornó al statu quo anterior. La integridad territorial española permaneció como antaño. En 1750 Gran Bretaña renunciaría al Navío de Permiso y al Derecho de Asiento a cambio de 100.000 libras.
A pesar del potencial desplegado en todas sus campañas navales, los resultados fueron magros, por no decir nulos.
Existe un monumento al Almirante Blas de Lezo inaugurado por el entonces rey de España Juan Carlos I, acompañado por el embajador de Colombia del 2014.

También hay una fragata de la Armada Española con el nombre “Blas de Lezo”. Lezo está reivindicado como un héroe no solamente en su defensa de Cartagena de Indias, sino en anteriores batallas.
El virrey Sebastián de Eslava y Lazaga es otro gran desconocido y olvidado en la historia de España.

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