lunes, 11 de marzo de 2019

25- FELIPE V - (3) DECRETOS NUEVA PLANTA

A la morir el emperador José I le sucede su hijo, el archiduque Carlos de Habsburgo, en plena guerra de Sucesión Española, el cual era pretendiente al trono español, y que sin renunciar, hizo pensar a sus aliados que la posibilidad de un nuevo emperador, al estilo de aquel Carlos V español de dos siglos antes, abrieran los temores de Europa y sobre todo Inglaterra. Era preferible que reinara el francés Felipe de Anjou en España. Por lo tanto, esto nos lleva al 11 de abril de 1713 en que se firmaba en Utrecht el primer tratado entre Francia, Gran Bretaña, Prusia, Portugal, el ducado de Saboya y las Provincias Unidas (aproximadamente la actual Bélgica). Como se ve, España queda excluida de este primer acuerdo. Bueno ya hemos hablado en el capítulo anterior de las condiciones, negativas para España, de este tratado. Sólo recordar la pérdida negociada de Gibraltar. Las tropas austriacas se marchan del principado de Cataluña en junio de 1713. A partir de ahí comienza una guerra que se prolongó durante casi catorce meses, concentrada en Barcelona y Cardona. El punto de inflexión será cuando las tropas felipistas rompan el sitio de Barcelona el de 1714. Mallorca, Ibiza y Formentera cayeron diez meses más tarde, el 11 de julio de 1715. Carlos de Habsburgo, se había marchado el 27 de septiembre de 1711 abandonando Barcelona para ser coronado emperador con el nombre de Carlos VI, pero había dejado a su mujer para determinar su influencia todavía. Recién el 19 de marzo de 1713 abandonaba Barcelona con toda solemnidad la emperatriz Isabel Cristina de Brunswick habiendo nombrado cuatro días antes capitán general de Cataluña a Starhenberg. Retiradas las tropas inglesas, las Cortes catalanas debían decidir si se entregaban a Felipe V, tal como habían pactado una semana antes los representantes imperiales y borbónicos en el Convenio de Hospitalet. La Diputación de Cataluña proclamó la resistencia. Pero la nobleza se opuso prestando obediencia a Felipe V. También el clero y las ciudades de Vich y Valls. Batalla de Almansa. 

Batalla de Almansa, por Ricardo Balaca. Siglo XIX.
No están del todo claras las razones para continuar la lucha contra el Borbón. La temporal unión con Francia no traía buen recuerdo. La postura antifelipista no tenía ningún sentimiento separatista a tenor de que habían luchado a favor del otro candidato, a Carlos de Habsbugo incluso lo habían hecho jurar antes las Cortes y proclamado como Carlos III para el conjunto del país. Se editó un folleto en el que se justificó seguir la lucha, no por defender la secesión sino un estado federal y por la lucha de la libertad de España. Felipe V sitió Barcelona a finales de julio de 1713, en las luchas por ambos bandos se cometieron atrocidades, quemados, torturados, etc. En abril de 1714 comenzó el bombardeo de Barcelona por la artillería borbónica que no pararía hasta su rendición, que se produciría el 11 de septiembre de 1714. Pero aquí es necesario aclarar unos puntos. 
Los Decretos de Nueva Planta que instauró Felipe V, (entre 1707 y 1716), por los cuales quedaron abolidas las leyes e instituciones propias del Reino de Valencia y del Reino de Aragón en junio de 1707, del Reino de Mallorca en noviembre de 1715 y del Principado de Cataluña, tiempo después en enero de 1716. Todos integrantes de la Corona de Aragón que se habían decantado por el archiduque Carlos. Estos decretos también fueron aplicados a la organización jurídica y administrativa de la Corona de Castilla. Cataluña nunca fue un estado soberano, y en 1714 era una región un con algunas instituciones propias, como en cualquier otro lugar de la Europa del Antiguo Régimen, y parte constituyente de la Corona de Aragón.
 
PROCLAMACIÓN DE LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA 
No se trataba de una guerra entre castellanos y catalanes, sino entre partidarios de dos candidatos al trono de España. Felipe V no incorpora a Cataluña a Castilla, sino que uniformó legislaciones y centralizó el gobierno, fenómeno general en toda la Europa de aquel tiempo. No todos los catalanes eran austracistas ni todos los castellanos borbónicos. Muchos de los más importantes gobernantes castellanos fueron austracistas y en Cataluña hubo comarcas enteras que se destacaron por su borbonismo. Cataluña no fue partidaria de Carlos desde el primer momento, pues las cortes catalanas juraron por rey a Felipe V en 1702, tres años antes de hacer lo propio con el Archiduque Carlos tras el desembarco anglo-holandés en Barcelona. El 11 de septiembre de 1714 hubo castellanos defendiendo Barcelona del mismo modo que el ejército de Felipe V contó con miles de voluntarios catalanes. Los catalanes austracistas no eran separatistas, sino al contrario. Durante el sitio de Barcelona por las tropas de Felipe V, todos, sitiadores y sitiados, ven claramente que la ciudad tiene los días contados porque el asedio es poderoso y los límites de la resistencia de los defensores están a punto de alcanzarse. Por ello, sus propias autoridades lanzan un último llamamiento a los defensores y demás habitantes de Barcelona para que acudan a las murallas rotas para el esfuerzo final. Pero al poner un plazo para ello y la condición de que aparezcan fuerzas suficientes para continuar la lucha, están revelando que lo que desean es agotar la última posibilidad y llegar a negociaciones sobre los términos de la rendición. Proclaman sus deseos con un escrito que finaliza así. “Derramar su sangre por su rey y por la libertad de toda España. Dado en la Casa de la Excelentísima Ciudad residente en el portal de San Antonio, estando presentes los citados Excelentísimos señores y personas asociadas, a 11 de septiembre, a las 3 de la tarde, de 1714.” Lo que ahora se festeja como “Diada” Por entonces no existía el derecho individual de cada uno para elegir en cada ocasión en qué bando luchar. Por lo tanto, hubo súbditos de Felipe V que, por decisión propia, se convirtieron ante él, en reos de Lesa Majestad al haberse puesto de parte de los que querían arrebatarle la corona. Y fueron castigados conforme a los estándares europeos de aquel siglo XVIII. Así como el rey castigó la deslealtad, premió la lealtad de diversos modos. Por ejemplo, Cervera (Lérida) fue agraciada con la única universidad autorizada en Cataluña, y el escudo de Murcia recibió un león coronado que sujeta una flor de lis y un lema laudatorio, en reconocimiento del apoyo que había prestado al rey. Honores similares fueron concedidos a otras localidades españolas. Como se suele decir, “Después de un incendio, no se dejan rescoldos”. Y eso ha pasado siempre después de una guerra. Pero, como dijimos durante la guerra Felipe V, en 1707 había promulgado los “Decretos de Nueva Planta”. Solo las Provincias Vascongadas y Navarra, así como el Valle de Arán, conservaron sus fueros e instituciones forales tradicionales por su demostrada fidelidad al nuevo rey durante la Guerra de Sucesión. Este es el momento en que diversos autores señalan como el nacimiento de la Nación Española (La Promulgación de Los Decretos de Nueva Planta) en el sentido que ahora se le da, si bien con una monarquía absolutista, que era lo que imperaba en Europa en aquella época.

sábado, 9 de marzo de 2019

24- FELIPE V - (2) GUERRA DE SUCESIÓN

El 10 de octubre de 1705 Carlos III de Habsburgo, el Archiduque, juraba en Valencia los Fueros y quedaba asimismo consagrado como monarca del Reino de Valencia. En el resto de los frentes europeos los borbónicos eran derrotados en la batalla de Ramillies, en mayo de 1706, y 15.000 soldados eran hechos prisioneros, con lo cual el ya duque de Marlborough tomaba casi todos los Países Bajos españoles, y en Italia el duque de Saboya toma Milán y conquistaba para el archiduque Carlos el reino de Nápoles. El 25 de abril de 1707 se produjo la batalla de Almansa, (localidad entre Valencia y Alicante). Las tropas de Felipe V derrotaron a las del archiduque Carlos. El Reino de Valencia fue ocupado y las leyes e instituciones propias del Reino de Valencia y del Reino de Aragón el 29 de junio de 1707 quedaron abolidos tras la publicación de los Decretos de Nueva Planta. (Luego veremos de que tratan) 
Decretos de Nueva Planta
En 1710 Carlos volvió a intentar ocupar Madrid por segunda vez. Victorias en Almenar y en Zaragoza el reino de Aragón pasó a manos austracistas y Carlos III cumplió su promesa y restableció los fueros de Aragón, abolidos por el Decreto de Nueva Planta de 1707. Finalmente se produjo la segunda entrada en Madrid del Archiduque Carlos el 28 de septiembre, Felipe V y su corte no les quedaba otra que pirarse a Valladolid aunque sólo permanecería allí un mes. Casi al mismo tiempo se organizó una expedición marítima en Barcelona para reconquistar el reino de Valencia, en las que se enrolaron mil catalanes y mil valencianos austracistas que se habían refugiado allí tras la conquista borbónica de su reino, pero la empresa fracasó. "Esta ciudad es un desierto" dijo Carlos cuando entró en Madrid por segunda vez. Mientras Felipe V al estilo de los Reyes Católicos, volvió a entrar por tercera vez en Madrid el 3 de diciembre, en medio de un clamor estruendoso. Vendôme comentaría: “Jamás vi tal lealtad del pueblo con su rey”. Sin mediar batalla alguna el archiduque Carlos se había retirado del hostil y frío terreno castellano. Sus tropas saquearon iglesias en la retirada, lo que les granjeó el odio del pueblo. Felipe V salió con sus tropas sin perder tiempo en pos del ejército austracista, que había cometido el error de dividir sus fuerzas en la Alcarria. Aquí pasó una gilipollez militar. Se refugiaron en Brihuega, que es una población situada en una zona baja, rodeada de terrenos altos. El ejército borbónico no vaciló en colocar piezas de artillería en las alturas circundantes y bombardear la ciudad para desencadenar después un asalto, dando así inicio la batalla de Brihuega. Al cabo de unas horas, capituló y la plaza fue tomada junto con 4000 prisioneros. Otra victoria en Villaviciosa hizo evidente una cosa: el pueblo castellano colaboraba con entrega casi pasional con el rey borbónico. 
La Gran Alianza de La Haya entendió que aunque ganasen la guerra nunca ganarían al pueblo que nunca lo aceptarían. 

PAÍSES DE LA GRAN ALIANZA DE LA HAYA
El 17 de abril de 1711 murió el emperador José I de Habsburgo, siendo su sucesor su hermano el archiduque Carlos. Tres días antes había fallecido Luis de Francia, apodado el «Gran Delfín» y padre de Felipe V. Estos decesos dieron un giro a la situación. La posible unión de España con Austria en la persona del archiduque podía ser más peligrosa que la unión España-Francia: suponía la reaparición del bloque hispano-alemán que tan perjudicial había sido a los otros países en los tiempos del emperador Carlos V. Los demás estados europeos, y sobre todo Inglaterra, aceleraron las negociaciones de cara a una posible paz cuanto antes, ahora que la situación les era conveniente, y comenzaron a ver las ventajas de reconocer a Felipe V como rey español. Al final, la España borbónica y su aliada Francia ganaron la guerra; pero éramos ya tal piltrafa militar y diplomática que hasta los vencidos ganaron más que nosotros, y la victoria de Felipe V nos costó un huevo de la cara. Con la paz de Utrech, todos se beneficiaron menos España. Resumiendo la historia de Carlos III, que así lo llamaban en Cataluña, había desembarcado en España en 1705 y permaneció durante seis años, sólo pudiendo ejercer su gobierno en Cataluña, hasta que en 1711 la muerte de su hermano, José I, lo hizo regresar a Viena para asumir la corona del Sacro Imperio Romano. Abandonaba así, realmente derrotado, sus pretensiones de reinar en España. Con lo que nos abocamos al Tratado de Utrech. Por terminar la odisea de la que temían los RR CC y que desgraciadamente se cumplió, con la bajada de pantalones de nuestros gobernantes de entonces y la rapiña histórica que caracterizó siempre a Gran Bretaña. El pacto del rey francés Luis XIV con Inglaterra se produjo en secreto. Inglaterra se comprometía a reconocer a Felipe V como rey de España a cambio de conservar Gibraltar y Menorca y ventajas comerciales en Hispanoamérica. Las conversaciones formales se abrieron en Utrecht en enero de 1712, sin que los representantes españoles pudieran asistir con la excusa de la documentación necesaria que requerían los extranjeros. 
El 11 de abril de 1713 se firmaba en Utrecht el primer tratado entre Francia, Gran Bretaña, Prusia, Portugal, el ducado de Saboya y las Provincias Unidas (aproximadamente la actual Bélgica). Como se ve, España queda excluida de este primer acuerdo. En tanto que es el botín principal que se disponen a despojar y repartirse las potencias beligerantes, Inglaterra le reserva un tratamiento especial y aislado. Tres meses después, los representantes de Felipe V, retenidos en París casi un año para que no interfirieran en las negociaciones entre Francia e Inglaterra, con la excusa de que necesitaban un pasaporte para ir a Utrecht, se incorporaban al acuerdo con la firma del tratado entre Gran Bretaña y España. Merced a ese acuerdo, Gran Bretaña recibía Gibraltar y Menorca, así como amplias ventajas comerciales en el imperio español, haciéndose con el monopolio del asiento de negros, es decir, la trata de esclavos. Pero además nos quedaron graves flecos internos, resumibles en la cuestión catalana. 
Hace ya más de 300 años de la firma de los tratados de paz de Utrecht, Rasttat y Baden, que pusieron fin a la gran conflagración europea conocida como la Guerra de Sucesión Española. El primer tratado de Paz que puso fin a la Guerra de Sucesión Española marcó un momento especialmente crítico en la historia de Europa. Puso fin a una serie de devastadoras guerras confesionales y dinásticas que habían costado millones de vidas. Este acuerdo es considerado como un acontecimiento crucial en el proceso de cooperación y gestión diplomática de los conflictos entre las potencias europeas que perdura hasta nuestros días.
Felipe V en 1707 había promulgado los “Decretos de Nueva Planta”. Conjunto de decretos por los cuales quedaron abolidas las leyes e instituciones propias de la Corona de Aragón, es decir, del Reino de Valencia, del Reino de Aragón, del Principado de Cataluña y del Reino de Mallorca, terminando de esta forma la estructura compuesta y mantenida por la monarquía de los Austrias. También fue aplicada a la organización jurídica y administrativa de la Corona de Castilla, es decir los antiguos reinos de Navarra, Castilla, León, Asturias y Galicia. Solo las Provincias Vascongadas y Navarra, así como el Valle de Arán, conservaron sus fueros e instituciones forales tradicionales por su demostrada fidelidad al nuevo rey durante la Guerra de Sucesión Española. Felipe V promulgó una variante de la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres y a sus descendientes. Solo podrían heredar el trono de no haber herederos varones en la línea principal (hijos) o lateral (hermanos y sobrinos), con lo que se pretendía bloquear el acceso de dinastías extranjeras al trono español. Se establece el castellano como la lengua oficial del estado. Aparece el catastro. Se disminuye el poder de la Iglesia. 
Las tropas austriacas se marchan del principado de Cataluña en junio de 1713. A partir de ahí comienza una guerra que se prolongó durante casi catorce meses, concentrada en Barcelona y Cardona. El punto de inflexión será cuando las tropas felipistas rompan el sitio de Barcelona el 11 de septiembre de 1714. Mallorca, Ibiza y Formentera cayeron diez meses más tarde, el 11 de julio de 1715.

miércoles, 6 de marzo de 2019

23- FELIPE V- GUERRA DE SUCESIÓN

Ya en su testamento la reina Isabel I la católica, había recomendado nunca perder la soberanía de Gibraltar. Una visión con 200 años de adelanto. Carlos II murió en noviembre de 1700. Dado que el heredero que se había pactado, José Fernando de Baviera, murió antes que Carlos, y ya estaba preparado la intriga para un testamento nuevo excluyendo a los Habsburgo, el rey Carlos II firmó testamento esta vez en favor de Felipe de Anjou, (futuro Felipe V de España), nieto de Luis XIV de Francia. Y aquí termina la dinastía de los Austria y comienza la de los Borbones.
Carlos, a pesar de todo, logró mantener intacto el imperio frente al poderío francés de Luis XIV. Se había rechazado al candidato que era el archiduque Carlos de Habsburgo que se lo tomó fatal; y aun peor su familia, los reyes de Austria. Inglaterra fiel a su eterna política de no consentir una potencia poderosa ni un buen gobierno en Europa, se alió con Austria para impedir que Francia, con España y la América hispana como pariente y aliada, se volviera demasiado fuerte. 

FELIPE V 
Cuando Felipe, duque de Anjou  fue designado rey  de España contaba con 17 años. Se casó en 1701 y con su esposa se embarcaron hacia haciendo escala en Marsella y continuando por tierra. Entraron en Barcelona donde fueron recibidos con grandes festejos. Permanecieron todo el invierno y en la primavera de 1702 él partió para Nápoles dejando a su esposa como gobernadora. En Zaragoza presidió las Cortes de Aragón. En el verano marchó a Madrid  donde también fue acogida con celebrciones y poco después llegó Felipe y se encontraron en Guadalajara entrando en Madrid, juntos en enero de 1703. En 1713 nació su hijo Fernando, que llegaría a ser rrey, pero la madre falleció en ese último parto. Convenido un nuevo matrimonio el rey contrajo segundas nupcias y la elegida fue Isabel de Farnesio, mujer de amplia cultura que contaba con 21 años. 
Pero en marzo de 1702, las potencias de la Gran Alianza (Inglaterra, Holanda y el Imperio), que se había constituido seis meses antes, declararon la guerra a Francia y España en defensa de la candidatura del archiduque Carlos de Austria a la sucesión de España, negando la validez del testamento de Carlos II. Dos años más tarde, a la Gran Alianza se unirían el ducado de Saboya y el reino de Portugal. La primera iniciativa de Don Felipe fue desplazarse desde Barcelona a Nápoles y Milán para intentar pacificar a la nobleza napolitana y controlar sus posesiones italianas amenazadas por los austrinos. Regresó de Nápoles en enero de 1703. María Luisa se ocupó en Madrid de los asuntos de Estado con notable eficacia.
En Cataluña, aunque el peso de los austrinos fue muy grande desde 1704, no faltaron sectores favorables a Felipe V dentro de la nobleza (Cardona, Bac, Agulló, Potau, Taverner, Copons, Perelada, Aytona), del clero (obispos de Gerona, Lérida, Tortosa, Vic y Urgell) y algunas ciudades (Cervera, Berga, Manlleu, Ripoll, Centelles). Los navarros y los vascos se mostraron absolutamente fieles a Felipe de Borbón.
La guerra ocupó intensamente al Rey hasta su definitiva resolución en 1714. La movilidad de Don Felipe fue constante, determinada por los avatares bélicos: campaña en la frontera portuguesa tras el desembarco del pretendiente Carlos en Lisboa, con larga estancia del Rey en Extremadura (primavera de 1704); estabilidad en la Corte, con instalación en el Buen Retiro (hasta febrero de 1706), mientras se desarrollaban acontecimientos fundamentales de la guerra de Sucesión (pérdida de Gibraltar e incorporación de la mayor parte de la Corona de Aragón a la causa austrina); asedio frustrado a Barcelona tras la caída de la ciudad en manos del archiduque Carlos (abril-mayo de 1706); situación de máximo peligro, con salida obligada de Madrid y toma fugaz de esta ciudad por los austrinos (julio de 1706); retorno a Madrid, con estancia continuada (1706-1709), período en el que se produce la victoria borbónica de Almansa, que generó renovadas ilusiones en la causa de Felipe V; nueva crisis en 1710, que obligó al Rey a combatir directamente en el frente de Aragón (derrota de Almenara, retirada forzosa de la Corte de Madrid, que tuvo que desplazarse a Valladolid y Vitoria); revitalización posterior desde diciembre de 1710 (retorno a Madrid, victorias de Brihuega y Villaviciosa, asunción por el archiduque Carlos del Imperio Austríaco a la muerte de José I), que fue el pórtico al fin de la guerra.
Así empezó la Guerra de Sucesión, que duró doce años y que algunos dicen que esa fue la Primera Guerra Mundial, ya que intervinieron todas las potencias europeas. Austríacos, ingleses y holandeses se lanzaron como buitres a ver qué podían rapiñar, invadieron nuestras posesiones en Italia, saquearon las costas andaluzas, atacaron las flotas de América y desembarcaron en Lisboa para conquistar la Península y poner en el trono al austríaco. La Guerra de Sucesión Española duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713. El motivo aparente era la disputa entre la Casa de Habsburgo, y la casa de Borbón francesa. Como siempre en el fondo la realidad es que fundamentalmente Inglaterra, temía la unión entre España y Francia convirtiéndose en un reino de un poder inmenso en Europa. En España, la guerra en realidad fue una guerra civil entre “borbónicos” y “austracistas”, como se decía. El principal apoyo de Felipe V lo encontró en la Corona de Castilla y los austracistas en la Corona de Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714 con la capitulación de Barcelona y 1715 con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas del rey Felipe V de España. Para la Monarquía Hispánica, las principales consecuencias de la guerra fueron la pérdida de sus posesiones europeas y la desaparición de la Corona de Aragón, lo que puso fin al modelo federal de monarquía. Luego veremos como se desarrollaron los asuntos político-jurídicos. 
La reina Ana de Inglaterra, que era un bicho de cuidado, en marzo de 1705, nombró un comisionado suyo para contratar una alianza entre Inglaterra y cualquier provincia de España, preferentemente Cataluña. Es decir, que nos querían “ayudar”. Así nació el “Pacto de Génova” que según los términos del acuerdo, Inglaterra desembarcaría tropas en Cataluña, que unidas a las fuerzas catalanas lucharían en favor del pretendiente al trono español Carlos de Austria, (Habsburgo), contra los ejércitos de Felipe V, (Borbón), comprometiéndose asimismo Inglaterra a mantener las leyes e instituciones propias catalanas. Los catalanes tenían un mal recuerdo de los franceses Borbones desde que habían perdido El Rosellón, y de su etapa de independientes pero súbditos del rey francés, cuyas tropas y administración se pasearon por Cataluña como dueños. Mientras que la Casa de Austria siempre había respetado sus Constituciones. 

CARLOS DE HABSBURGO  
Desembarcan los ingleses y toman el peñón de Gibraltar sin apenas resistencia, comandados por militares nombrados por el pretendiente austriaco como vicario de la Corona de Aragón al frente. Ya no se marcharían de allí jamás. Recordad la profecía de Isabel la Católica. 
En mayo de 1704 la escuadra de 30 barcos ingleses y 18 holandeses, se presentó ante Barcelona a la espera de que se produjera el alzamiento austracista de la ciudad. Pero fallaron en su previsión y las instituciones catalanas no actuaron, a pesar de sus simpatías por la causa del Archiduque, adoptando en cambio una actitud temerosa y servil ante el virrey del Borbón. En junio de 1705 se firma el “Pacto de Génova” para derrocar a Felipe V. Según el acuerdo Inglaterra se comprometía a desembarcar en España a 8.000 soldados de infantería y 2.000 de caballería de las fuerzas de la Gran Alianza y a entregar armas para las fuerzas catalanas. A cambio Cataluña reconocería a Carlos de Austria como legítimo rey de España y el nuevo rey debería jurar y mantener las leyes catalanas Los “vigatans” que eran catalanes, establecieron la rebelión en favor del Archiduque Carlos y a principios de octubre de 1705 se habían adueñado prácticamente de todo el Principado, excepto de Barcelona donde seguía dominando la situación el virrey Velasco. Por su parte el archiduque Carlos, embarcó en Lisboa rumbo a Cataluña al frente de una gran flota aliada. Carlos fue proclamado rey de España con el nombre de Carlos III, (que no debemos confundir con el otro Carlos III, que era Borbón, años después). En agosto llegaba la flota aliada (inglesa) a Barcelona, cuando estaba en pleno apogeo la revuelta austracista catalana, y pocos días después desembarcaban unos 17.000 soldados, dando comienzo al sitio de Barcelona de 1705 El 15 de septiembre de 1705, capturaron el castillo de Montjuic y los aliados comenzaron a bombardear Barcelona desde allí. El 9 de octubre el virrey en Barcelona capitulaba y Carlos entraba en la ciudad. El 7 de noviembre juraba las Constituciones Catalanas y a continuación convocaba las Cortes catalanas. Valencia se declaró por Carlos III el 16 de diciembre, así que a finales de año, en Cataluña y Valencia, sólo Alicante y Rosas permanecían fieles a Felipe V. Tras la rendición de Barcelona, Felipe V intentó recuperar la capital del Principado de Cataluña y un ejército borbónico integrado por 18 000 hombres inició el Sitio de Barcelona el día 3 de abril. A finales de mes los borbónicos ya controlaban el castillo de Montjuic desde donde prepararon el asalto a la ciudad. Pero el 8 de mayo llegaba a Barcelona una flota angloholandesa compuesta por 56 barcos y con más de 10 000 hombres a bordo. Felipe V se marchó de España, cruzó la frontera francesa y seguidamente entró en España por Pamplona. Zaragoza proclamaba a Carlos III, que dejó Barcelona y el 27 de junio de 1706 y tuvo lugar la primera entrada en Madrid, siendo recibido con una frialdad que sorprendió al propio Carlos. En Madrid fue proclamado el 2 de julio como Carlos III rey de España pero a finales de ese mismo mes abandonaba la capital con destino a Valencia debido a la falta de apoyos que había. Felipe V volvió a entrar en Madrid el 4 de octubre ante el clamor popular. Por contra, el mismo día Mallorca proclamaba a Carlos como su rey tras la toma austracista. El 10 de octubre Carlos III, el Archiduque, juraba en Valencia los Fueros y quedaba asimismo consagrado como monarca del Reino de Valencia. En el resto de los frentes europeos los borbónicos eran derrotados en la batalla de Ramillies, en mayo de 1706, y 15000 soldados eran hechos prisioneros, con lo cual el ya duque de Marlborough tomaba casi todos los Países Bajos españoles, (de ahí viene,(“¡Mambrú se fue a la guerra, tralalí tralalá que pena!”)… y en Italia el duque de Saboya toma Milán y conquistaba para el archiduque Carlos el reino de Nápoles.

lunes, 4 de marzo de 2019

22-- CARLOS II DE HABSBURGO - (final)

Carlos II fue proclamado rey en 1665, a los tres años pero continúa la regencia de su madre. La reina regente y su valido Valenzuela fueron desplazados del poder en 1677 por Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV, padre de Carlos II. Tomó el poder apoyándose en la nobleza. 
Valenzuela fue desterrado y la Reina madre abandonó la Corte fijando su residencia en el Alcázar de Toledo. 
Juan José de Austria se había hecho con el poder y gobernaba con el beneplácito del rey. Por otro lado Carlos II quería casarse cuanto antes y ya tenía previsto el enlace con María Luisa de Orleans, una francesa. Tenía el rey 18 años. Era evidente que el apoyo a Juan José, ya enfermo y desacreditado, disminuiría con la entrada de una reina francesa. Sin apoyos todavía logró instaurar “La Gaceta de Madrid”. Luchó toda su vida por afianzar su posición en la corte del Imperio español. Su muerte aconteció posiblemente por envenenamiento, en septiembre de 1679. 
Ese año de 1679 el rey tenía 18 años y se casa con María Luisa de Orleans, reina desde 1679 hasta 1689. sobrina de Luis XIV de Francia. Él era realmente desagradable y ella tenía una educación mucho más libre que la castellana. Aguantó pacientemente a su marido y llegó a ser afectuosa con él, mientras que el rey parecía estar enamorado de ella. La reina no quedó embarazada a pesar de los intentos. Las presiones de los médicos se multiplicaron para aumentar su fertilidad. Tanto fue así que terminaron por enfermarla y murió en febrero de 1689 a los 26 años de edad, dejando a Carlos muy deprimido. El aspecto del rey era impresionante, un desgraciado. Unos exorcistas declararon que el rey estaba hechizado y con potingues terminaron por minar definitivamente la salud del rey.

CARLOS II 
El rey se casó por poderes un mes después no sin problemas con otra extranjera, Mariana de Neoburgo, que reinó desde 1690 hasta la muerte del rey en 1700. La boda en persona con el rey Carlos se llevó a cabo en mayo de 1690. Él no tenía heredero y ella tenía una educación mucho más libre que la castellana y las mujeres de su familia gozaban de una fama de gran fertilidad. El embajador francés en Madrid, describió en pocas palabras la nueva posición de Mariana en la corte española: “La princesa de Neoburgo ha adquirido tal ascendiente sobre el espíritu del rey, su esposo, que bien puede decirse que es ella la que reina y gobierna en España... los cargos y dignidades se otorgan a los que le muestran rendimiento; los méritos, el rango o los servicios prestados no ponen a cubierto a quienes se oponen a su voluntad, ni les salvan de la desgracia y el destierro. Por lo demás, la autoridad de la Reina se funda más bien en el temor que tienen a su resentimiento que a su amor al pueblo...” Ella fingió cuantos embarazos le interesaba. Anuló la voluntad de Carlos, pero nunca quedó embarazada. 

Reina Mariana de Neoburgo
La situación de España, perdiendo en todos los sentidos, marcó un final de siglo terrible. El rey Carlos II llegó a representar el hundimiento de la España que había sido. Ya su padre, Felipe IV, pensaba que Dios había abandonado a toda su dinastía. La endogamia practicada continuamente por la casa de Austria trajo como fruto a Carlos, símbolo de la decadencia de los Austria y de la mismísima España, que estaba en guerra con Francia y formaba parte de una coalición militar con Inglaterra y Holanda. El rey francés no perdía detalle de los vaivenes de la corte española. La firma de la paz de Nimega fue la claudicación de España ante Francia cediendo el Franco Condado y algunas plazas de los Países Bajos. Cataluña es invadida por Francia y tendrá que capitular en 1697. Los catalanes desconfiaban de la monarquía porque decían que no les habían apoyado lo suficiente, y la monarquía desconfiaba de la fidelidad de Cataluña. Los problemas financieros que había dejado Felipe IV se agravaban. Comenzó a circular moneda falsa, Castilla y Andalucía sufrían una profunda crisis, la ganadería y el abandono de las tierras, todavía en un sistema feudal. Peste, sequía y hambre. Pero aquí es donde se produce una gran diferencia entre Castilla y la periferia. Galicia, el país vasco y otras zonas comienzan nuevas técnicas, unas de siderurgia y otros de cultivos de lana y seda. La España del mediterráneo supera la crisis. Se dijo que “no es oro y plata lo que traemos de las Américas, sino sangre de indios”. Solo podían viajar al nuevo mundo los súbditos castellanos. La rebelión popular llamada “motín de los gatos” fue la expresión popular del descontento existente en el pueblo y la corte. 

Motín de los gatos (1699)
El motín era una revuelta por el desconteto por la carestía y falta de alimentos. Pero en realidad fue promovido desde instancias reales. El conde de Oropesa era en principio en heredero al trono español.Venía un cambio de siglo y de dinastía. 
La revuelta fue aprovechada por los partidarios de la sucesión francesa en la persona de Felipe de Anjou, de la casa de Borbón. El importante cardenal Portocarrero, la reina y sus partidarios consiguieron apartar al pretendiente de la casa de Habsburgo, Carlos. Triunfaron en sus pretensión y el primer afectado fue el Conde de Oropesa, a la sazón valido del rey, que era partidario de Carlos e Habsburgo.  

Firma de la destitución del Conde de Oropesa

Volviendo a años anteriores y resumiendo los aspectos políticos del reinado diremos que España reconoce la independencia de Portugal y recibe Ceuta a cambio. En 1674, se subleva Messina contra España. Debilitado el ejército en Cataluña, cambian la cosas y si en 1674 se había invadido el Rosellón, en el año 1675 son los franceses los que invaden Cataluña, como lo habían hecho en 1640 con apoyo catalán. Posteriormente, sigue la guerra con distinta suerte para ambos bandos que van manteniendo un constante equilibrio en su situación de fuerza. Un hecho importante fue la Paz de Ryswick, firmada con Francia en 1697 donde  España recuperó la Cataluña invadida por los borbones franceses, algo que fue fundamental en la Guerra de Sucesión que vendría más adelante. La consecuencia más importante de esta paz fue la posibilidad de Francia de acceder al trono de la Corona española. Se había pactado un heredero, José Fernando de Baviera, pero murió un año antes que Carlos, en 1699. El rey Carlos II hizo testamento en favor de Felipe de Anjou, (futuro Felipe V de España), nieto de Luis XIV de Francia, haciendo constar que las coronas francesas y españolas no podían ser unidas. Carlos II se murió hecho una pavesa el pobre, en 1700. Y aquí termina la dinastía de los Austria y comienza la de los Borbones. Según algunos historiadores modernos, no fue tan malo el reinado de Carlos II. Tuvo la desgracia de ser el último Habsburgo, y vivió en el período posterior a la derrota y la pérdida de la hegemonía internacional de su monarquía, y, la mala fortuna de que su competidor, el rey de la potencia dominante de su padre, Felipe IV, fuera Luis XIV, el más astuto e inteligente monarca europeo de la época, que necesitaba enfrentarse y debilitar a la monarquía de España. Carlos II reinó en un momento en que Luis XIV de Francia habría de convertirse en la figura a imitar por los monarcas ilustrados de la centuria posterior. En buena medida la recuperación demográfica y económica del siglo XVIII en España se produce en aquellos años.

Ciertamente, hubo una decadencia. Afectó esencialmente a la capacidad de la monarquía para reclutar y financiar sus ejércitos y marinas. España seguía siendo una gran potencia, con territorios extendidos por media Europa, además de su formidable imperio colonial. El problema, ante la falta de dinero y hombres, era la escasa capacidad para defender sus posesiones.


ALCAZAR DE LOS REYES CRISTIANOS – CÓRDOBA

Situado junto al río Guadalquivir y no muy lejos de la mezquita-catedral y del alcázar de los califas, hoy Palacio Episcopal. Se trata de un...