miércoles, 14 de agosto de 2019

BATALLAS NAVALES CONTRA INGLATERRA (Y Parte 3)

Existen bastantes batallas que los ingleses no quieren recordar. Y por esas cosas de nuestra querida España, aquí tampoco las recordamos. Las derrotas sí que las recordamos, o nos las hacen recordar, en libros, películas y utilizando la proverbial candidez de nuestros gobernantes e instituciones. Pero en este grupo somos distintos, y vamos a contar las verdades, tralalá...! 1.- Hubo una Guerra de las Armadas (1585-1604). La reina “Virgen” Isabel I termina derrotada y hundiendo a Inglaterra junto con su Contra Armada. Felipe II reina en España. De aquella guerra los episodios más reconocidos son la Gran Armada Española y la Contra-Armada Inglesa. Con un resultado pésimo en ambos casos. Sabemos de sobra que la Gran Armada Española fue vencida. La diferencia, la gran diferencia, fue que la Monarquía Hispánica (MMHH) se rehízo con rapidez del desastre pero Inglaterra se sumió en un pozo muy profundo del que tardó más de dos décadas en salir una vez finalizada la guerra. Ocurre que los acontecimientos en torno a la “Gran Armada”, sólo se entienden en el marco de la Guerra anglo-española de 1585 a 1604. Al sacarlos de contexto se deforma mucho la realidad, sería semejante a hablar de la Segunda Guerra Mundial y detenerse en la caída de Francia en 1940, sin mencionar otras importantes batallas como Midway, Stalingrado, o el desembarco de Normandía. Además, fue una guerra con un desenlace y tratado favorable a España. 2.- ISLA FLORES Fue una batalla difícil de olvidar para la pérfida Albión. Aquel día de 1.591 una flota los infames corsarios de su Graciosísima Majestad falló estrepitosamente en su habitual intento de saquear hasta la última moneda de oro que los navíos hispanos traían de América en sus bodegas. Felipe II hacía frente a una deuda nacional que era sufragada con las insuficientes monedas traídas desde América. España combatía por entonces contra la reina Isabel I, quien no dudaba en pagar a piratas Los ingleses se enteraron de una noticia: los españoles pensaban hacerse a la mar desde América con una gran partida de oro y joyas en dirección a España. Se pusieron manos a la obra para armar una flota. Dispusieron una veintena de navíos, varios de ellos piratas, cuyo mando fue otorgado al afamado oficial Thomas Howard, un viejo conocido por su participación en varios asaltos y batallas contra los españoles. Además, entre las filas se destacaba nada menos que el bucanero Richard Grenville, capitán del galeón inglés «Revenge» (el buque que, durante años, había navegado a las órdenes del cruel pirata Francis Drake). La Royal Navy se dispuso a viajar a las Azores. Lo que no sabían era que España, harta como estaba de la piratería, había dispuesto una flota de 55 barcos al mando de Alonso de Bazán para, de una vez por todas, escarmentar a los saqueadores. El 9 de septiembre, Bazán organizó el combate. A pesar de que el asalto no se produjo con toda la celeridad que Bazán pretendía, los ingleses no tuvieron los arrestos de plantar combate en mar abierto y, para asombro de los españoles, la mayoría de la flota de la Royal Navy inició la huida a toda vela. Pero la retirada fue demasiado deshonrosa para Grenville quien, desoyendo las órdenes, decidió mantener la posición y, junto a otros dos navíos ingleses más, plantar batalla a los españoles. Bazán ordenó a parte de sus fuerzas acabar con el «Revenge» mientras varios buques seguían en su huida a los ingleses. La contienda no fue muy extensa. A las pocas horas, los buques que escoltaban a Grenville habían abandonado sus posiciones y sólo el «Revenge» se enfrentaba valientemente a los navíos españoles Al anochecer, el «Revenge», buque insignia de Francis Drake, había caído en manos españolas. De 250 hombres que traía el navío quedaron 100, los más de ellos heridos. Por parte española fallecieron aproximadamente 100 soldados y marineros debido al hundimiento de varios buques durante la contienda. No obstante, aquel día España demostró a su Majestad Isabel I que no estaba dispuesta a sufrir más el pillaje de sus infames corsarios. Puede que las aguas europeas se hayan teñido multitud de veces con la sangre de los marineros españoles e ingleses. No obstante, la armada ibérica y la Royal Navy pueden presumir de haberse plantado cara a lo largo y ancho del mundo entero. Precisamente, uno de los lugares más recónditos en los que se encontraron fue en la bahía de Pensacola, cerca de la Florida. Allí, en un día de 1.781, la Infantería de Marina hispana desembarcó y expulsó del terreno a los defensores de la Pérfida Albión. Para saber por qué la armada de nuestro país viajó miles de kilómetros para derramar sangre inglesa hay que remontarse hasta finales del SXVIII, concretamente a 1.763, año en que Inglaterra venció a una coalición de países entre los que se encontraban Francia y España. Por entonces reinaba ya Carlos III que deseaba devolver la afrenta, y cuando llegaron las primeras noticias de que las Trece Colonias americanas habían iniciado un levantamiento contra los británicos. España dio comienzo a una abismal campaña de apoyo a los rebeldes, a los que equipó con armas, munición y uniformes. En la guerra de Independencia de los Estados Unidos, España intervino a favor de las colonias americanas contra los ingleses. España, aliada con Francia a través de los Pactos de Familia, vio la Revolución de las Trece Colonias como una oportunidad.
3.- La Guerra del Designio Occidental o ‘Western Design’ (1655-1660) El impulso de Oliver Cromwell. Felipe IV reina en España. El plan pasaba por quitar a España el Imperio que había construido en América para poder apropiarse de sus grandes riquezas y así poder luchar por la causa del luteranismo en el mundo. Para argumentar el ataque indecente echa mano del argumentario de un tal Guillermo de Orange. Es aquí donde los ingleses reviven la Leyenda Negra para poder justificar la guerra. Y es en Santa Cruz de Tenerife donde se consiguió la primera de sus tres cabezas de león (la de Robert Blake). Los enfrentamientos de Cromwell con la cúpula militar son continuos y la precaria situación económica en que se encuentra Inglaterra al no conseguir sus objetivos de guerra vuelven a llevar al país a un período de gran inestabilidad. Muere Cromwell. En abril de 1660 Carlos II es declarado rey de Inglaterra y entonces decide suspender las hostilidades contra España y tapar vergüenzas. Curiosamente si buscáis “Western Design” en Google no aparece ninguna información en la wiki inglesa. Sí en castellano, en alemán, en francés, pero no en inglés. Oliver Cromwell escribió en sus cartas y discursos: “Y el español no solo es nuestro enemigo accidentalmente, sino que también lo es de manera providencial, de modo que Dios, en su sabiduría, lo dispuso para que fuera cuando hicimos una brecha en la Nación española hace mucho tiempo ". 4.- La Guerra del Heredero inglés. (1625-1630) Felipe IV reina en España. En Inglaterra, Jacobo I. Su hijo Carlos pretende a la hija del Rey español. Pero fue rechazado. Jacobo muere y le sucede su hijo Carlos I, y ya tenemos la guerra. El episodio más relevante sucede en Cádiz, cuando los ingleses intentan atacarla. Una flota de más de 100 barcos, 15.000 soldados y marineros. Fue un costoso fracaso para Inglaterra. La mala gestión junto con los costos desorbitados y el pésimo resultado de la contienda con la dificultad de financiar tal escándalo, enfrentan seriamente al Parlamento con la Monarquía. 5.- LA OREJA DE JENKINS Un capitán español capturó una nave inglesa dedicada al contrabando en el mar Caribe. El capitán inglés, de apellido Jenkins, fue llevado ante el capitán español. Este le cortó la oreja, pero le perdonó la vida. Eso sí, le mandó un mensaje el rey de Inglaterra Jorge II, que decía básicamente que le hubiera cortado también la oreja al rey, si lo hubiese capturado también. Jenkins guardó su oreja en alcohol y volvió eventualmente a Inglaterra. Contó lo acontecido a todos, incluso a la prensa inglesa. El rey, cuando oyó de dicho incidente, montó en indignación. Y esto hizo que se le llamara “La batalla de la oreja de Jenkins” Las incendiarias proclamas de un parlamentario, decidieron dar un golpe decisivo, para lo que reunió una formidable flota de 186 buques, con 27 600 hombres, armada con 2000 cañones, que salió desde Port Royal (Jamaica) y fondeó a principios de marzo de 1741 junto a la costa de Cartagena de Indias, la ciudad más importante del Caribe. Inglaterra estaba tan segura de su victoria que el rey inglés mandó acuñar monedas celebrando su triunfo, en las que se leía "La arrogancia española humillada por el almirante Vernon y los héroes británicos tomaron Cartagena” abril de 1741 En ellas aparecía Blas de Lezo representado de rodillas entregando su espada al almirante Vernon. La ciudad estaba defendida militarmente por el almirante vasco, marino con experiencia en batallar con los británicos y los piratas africanos, que disponía solamente de unos 3600 hombres y de una flota de seis buques solamente. El asedio y la batalla se ha contado infinidad de veces, porque el arrojo, la valentía y la inteligencia de Blas de Lezo fueron tan determinantes, tan grandes que ha quedado para la historia y los anales de las batallas casi imposibles de ganar. Pero se logró. Blas de Lezo, manco, cojo y tuerto, con sólo seis barcos y la décima parte de hombres, derrotó a la Armada de Vernon, que fue un desembarco solo superado en la historia por el de Normandía de la II Guerra Mundial. El fracaso de la Armada inglesa, se mire desde el punto de vista que se mire, fue muy superior al de la Gran Armada de Felipe II. La humillación de la derrota inglesa fue tal, que el rey Jorge II ordenó a los historiadores ingleses que no se escribiera nada de la derrota; y los historiadores ingleses son hegemónicos, lo que ellos no publican no existe. Y como los historiadores no escribieron nada sobre Cartagena de Indias, esta batalla fue injustamente ocultada para la historia. A pesar de su profundo descrédito, a Vernon a su muerte en 1757 se le decidió enterrar su cuerpo en la Abadía de Westminster, como si fuera un héroe más de los que allí reposan. Blas de Lezo corrió una suerte diferente. Blas quedó muy mal herido por los combates de Cartagena de Indias, murió cinco meses más tarde víctima de las heridas del combate. Y lo lamentable, nadie sabe dónde está enterrado. Sus restos quedaron en una fosa común, por lo que su cuerpo no pudo ser enterrado en las condiciones que merecía, Blas de Lezo murió en Cartagena en septiembre de 1741. Existe un monumento al Almirante inaugurado por el entonces rey de España Juan Carlos I, acompañado por el embajador de Colombia del 2014. También hay una fragata de la Armada Española con el nombre “Blas de Lezo”

TRATADOS CON PORTUGAL A RAÍZ DEL DESCUBRIMIENTO

Para entender los acuerdos entre el reino de Portugal y el de Castilla-León, hemos de remontarnos a la Guerra de Sucesión Castellana entre a...