lunes, 12 de agosto de 2019

BATALLAS NAVALES CONTRA INGLATERRA SIGLOS XVI Y XVII (PARTE 1)

Durante el siglo XVI, la rivalidad entre España e Inglaterra fue muy recurrente. Estamos acomplejados porque nos quedamos con verdades a medias, pero no podemos olvidar que somos de los países que mejor nos ha ido contra los británicos. Pero si algo diferencia sus derrotas del resto es su tendencia a esconder estos fracasos, como ocurrió en Cartagena de Indias. Lo que ha faltado en España es el interés por leer y estudiar estos episodios. Hemos permitido durante demasiado tiempo que nuestros enemigos escondieran los méritos españoles. Eso es culpa nuestra. Si hiciéramos caso a Hollywood que los británicos son invencibles en el mar. Pero es completamente falso. Cualquier inglés o español al que le pidamos que cite tres derrotas de la Armada española, si es mínimamente conocedor de la historia, lo hará sin muchas dificultades: la Armada invencible, Trafalgar y la Guerra de Cuba. Si pidiéramos lo mismo sobre la Royal Navy sería casi imposible encontrar siquiera tres. Derrotas inglesas que hoy día parecen estar recuperándose del olvido, como Cartagena de Indias, la Contra-armada o Tenerife, hasta otras confrontaciones desconocidas para el gran público como Veracruz, Atacames, Cádiz o el Raid del Medway. Entre las más ignoradas tenemos la Incursión Castellana de 1380, cuando Fernando Sánchez de Tovar logró penetrar por nada menos que hasta el Támesis. Isabel I de Inglaterra era hija de enrique VIII, la bestia parda que se lió con Ana Bolena dejando de lado a su mujer, Catalina de Aragón, que era hija de nuestros Reyes Católicos, o lo que es igual, tía del Emperador Carlos V. El caso es que antes que Isabel había reinado María Tudor, que era hija la primera hija de Enrique y la única de Catalina. María Tudor como buena hija de española era cristiana apostólica romana, no protestante como había instituido su padre para divorciarse. Con lo cual además de volver al cristianismo de Roma, también se casó con nuestro Felipe II. Y aunque no parezca, Felipe fue rey consorte de Inglaterra antes que de España. Pero no tuvieron hijos. Y María Tudor reinó desde 1553 hasta su muerte en 1558. Con lo cual al morir ella, Felipe ya no pintaba nada en Inglaterra. Y el problema estaba aquí, en la sucesión, porque de haber tenido un hijo todo hubiera cambiado, pero heredó Isabel, que si el padre era un animal, la hija los tenía cuadrados. Y volvieron las cosas de la religión donde habían quedado antes de María, es decir a las reformas religiosas sin la autoridad del papa de Roma. Isabel además de palmar en Holanda varias veces tuvo la feliz idea de apoyar a un ladrón de los mares como Francis Drake. Ya sabemos que en el amor y en la guerra todo vale, y eso lo debió haber pensado Isabel porque echó mano de lo que sea para defender lo suyo. Concedió numerosas “patentes de corso”, que era una especie de licencias para convertir un oficio deplorable como era la piratería en su servicio útil al pueblo inglés. Así, contó con una armada formada por piratas “por cuenta ajena”. Por tanto, asaltar los buques españoles, asesinar a su tripulación y robar su mercancía ya no era un execrable crimen, sino que era una forma de servir a Dios y a su sagrado pueblo anglicano, puesto que se limpiaba el mar de católicos españoles. Además, esta práctica ayudaba a sanear las finanzas de Inglaterra, que era, casualmente también, la nación predilecta de Dios según la nueva religión. Pero claro, Felipe II gobernaba la gran potencia del mundo de entonces que era España, y eso de robar y asaltar galeones españoles no estaba bien visto.
Felipe tenía ganas de dejarse de mamandurrias y asaltar Inglaterra entera. Necesitaba una razón de peso para ello. Y llegó. Supo que había una conspiración para asesinar a Isabel y coronar a María Estuardo, que era cristiana. Fue descubierto el complot y aunque al principio se resistió, Isabel terminó por ordenar la ejecución de María, que en su testamento cedió todos sus derechos al trono inglés a Felipe II. María fue ejecutada en febrero de 1587. Y es aquí donde podemos decir que se inicia la guerra naval entre España e Inglaterra. Aunque la guerra comenzó en 1585. En octubre de ese año Drake, saqueó Vigo y Santiago de Cabo Verde, además de intentar hacer lo mismo en La Palma, donde el asalto no tuvo éxito; cruzó a las Indias Occidentales capturando Santo Domingo y Cartagena de Indias, por cuya devolución exigió a las autoridades españolas el pago de un rescate, y San Agustín (en la Florida). Irritado por estos ataques, Felipe II mandó armar una gran flota con la misión de invadir Inglaterra. La ejecución de María I de Escocia en febrero de 1587 ultrajó a los católicos de la Europa continental. Su reivindicación al trono fue heredada por Felipe, que era viudo de María I de Inglaterra. Continuará

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