Isabel y Fernando tuvieron cinco hijos. Y criaron a dos más
que eran hijos bastardos de Fernando, concebidos, según se cree, antes del
matrimonio con Isabel. 
La verdad es que el destino fue trágico con los RR.CC. La
muerte prematura de todos y cada uno de los herederos hasta llegar a Juana, tuvo
como consecuencia la entrega inmediata de Castilla, León, Galicia, Aragón,
Valencia y todas las tierras americanas, en manos de una dinastía proveniente de Centroeuropa, dinastía además
completamente ajena a los avatares históricos de la Península Ibérica, y muy
diferentes a castellanos y aragoneses, en costumbres y forma de entender la
vida. Con Juana I de Castilla, encerrada durante muchos años en Tordesillas,
aunque reina nominal, gobierna su hijo Carlos I, un Habsburgo, hijo de Felipe I
de Castilla, el hermoso, que murió a los dos meses de ser proclamado rey, con
ella decía, termina para siempre la dinastía. En este sentido la tragedia de
los Trastámara fue la tragedia de la España de entonces, que abortó como nación
vertebrada bajo una corona autóctona, una Monarquía que entendiese a los
españoles, con sus características de diferentes niveles sociales, máxime en un
periodo histórico en el que termina la Edad Media y comienza la Edad Moderna
con el surgir del Renacimiento. A esto hay que agregar la exploración,
conquista y colonización del continente americano, y la defensa del
catolicismo, ya que el protestantismo había iniciado su reforma hacía unos
años. También se acababa de terminar la Reconquista de los territorios peninsulares
a los musulmanes, y expulsando a los judíos y falsos conversos.
El sentir del pueblo español era que ninguna proeza quedaba
fuera de su alcance. Así hubo un momento en que Castilla pudo ser mediterránea,
siguiendo la vocación aragonesa, volcada hacia el Mediterráneo, o sólo
concentrarse en sus posesiones de Ultramar, cruzando el Atlántico. La potencia
de los Reyes Católicos, los más ricos y fuertes de Europa habrían permitido tal
aventura con éxito.
Evidentemente se inicia una nueva época en España, nueva
dinastía, nuevos proyectos y problemas, nuevos gobernantes y con el nuevo rey,
Carlos I, no obstante ser extranjero, y hasta ser visto con recelo, supo poco a
poco, a pesar de su juventud y de sus consejeros flamencos, ir ganando al
pueblo a pesar de las rebeliones de Castilla y las Germanías, llegando a
convertirse en un gran español, e incluso ser nombrado el V emperador del Sacro
Imperio Romano Germano. Nacido en el año 1500, fue Rey de las coronas hispanas
desde 1517 y Emperador desde 1520. Y llevó y defendió el catolicismo en sus
territorios y en los que gobernaba, no sin faltar guerras y tiempos duros que
tuvo que padecer. Su hijo, Felipe II, amplió aún más las tierras y supo
gobernar con prudencia y organización, llegando a ser el “Imperio donde nunca
se ponía el sol”.
El reinado de los RR.CC. fue desde el año 1479 hasta el año
1504 (muerte de Isabel).
Los hijos de los Reyes Católicos fueron 5: Isabel, Catalina,
María, Juana y Juan.
El único hijo que sucedió a los Reyes Católicos fue Juana la
cuál nunca gobernó por estar desplazada por enferma mental, aunque posee el título
de Reina de Castilla.
En el año 1504 muere Isabel la Católica y en 1516 Fernando
el Católico, siendo regente el Cardenal Cisneros, hasta la llegada de Carlos de
Habsburgo.
Con los Reyes Católicos se crea el concepto de “Las Españas”
dónde cada reino mantenía su autonomía.
Los hijos de los Reyes Católicos fueron los siguientes:
Isabel (1470-1498)
Juan (1478-1497)
Juana I de Castilla (1479-1555)
María (1482-1517)
Catalina (1485-1536)
Tuvo un aborto en mayo de 1475
Y un bebé mortinato en junio de 1482
Fernando tuvo dos hijos bastardos que crio Isabel
1.-Alonso (1470-1520)
con Aldonza Ruiz de Ivorra, noble catalana de Cervera. Llegó a Prelado español,
arzobispo de Zaragoza y Valencia y virrey de Aragón.
2.-Juana María (1471-1510), con Juana Nicolás, una plebeya.
Fue la segunda esposa de Bernardino Fernández de Velasco, III conde de Haro y
VII condestable de Castilla.
ISABEL de Trastámara fue la primogénita y por tanto
la heredera de ambas coronas. Nació en Dueñas el 1 de octubre de 1470, antes de
que reinara su madre, que fue proclamada reina en 1474. Isabel convocó a Cortes
en 1475 en Madrigal y allí su hija fue proclamada Princesa de Asturias,
(heredera de Castilla).
Em 1490 y en cumplimiento del acuerdo de Alcáçovas con
el reino de Portugal, se prepara la boda
de la primogénita Isabel, que ya se había “devaluado” ya que no era heredera a
la corona (al nacer su hermano Juan en 1478 y ser jurado heredero en 1480), con
el heredero del trono portugués, Alfonso de Portugal que había cumplido los 14
años. Los desposorios se celebraron en Sevilla en abril. Pero Alfonso de
Portugal murió en julio de 1491, al año siguiente de su boda, dejando viuda a
la hija de los reyes, y regresó junto a sus padres. Quiso ingresar como
religiosa con las Clarisas, pero no se le permitió.
En 1495 muere el rey portugués y se conviene la boda del
nuevo monarca, Manuel I el afortunado. La princesa Isabel asintió, ya que el
pueblo en su día se había mostrado bien con ella cuatro años antes y puso la
condición de que en el reino se expulsara a los judíos, cosa a la que el rey
aprobó y cumplió. En 1497 muere su hermano Juan, heredero a la corona, con lo
cual Isabel vuelve a ser Princesa de Asturias. Tres años después Isabel tuvo un
hijo, Miguel de la Paz. Nació en agosto de 1498 en Zaragoza y desgraciadamente
su madre falleció en el parto. Quedó el niño al cuidado de sus abuelos, los RR
CC quienes lo juraron heredero de Castilla-León y Aragón. Y también lo juraron
heredero de la corona de Portugal. Las esperanzas no podían ser mayores. Pero
la desgracia se cebaba con la familia de Isabel y Fernando. Miguel de la
Paz murió en Granada en julio de 1500,
sin llegar a los dos años. Fue sepultado en Toledo y cuando estuvo terminada
fue trasladado a la Capilla Real de Granada.
JUAN, nació en junio de 1478 en Sevilla. Naturalmente
la alegría era total. Pero desde el primer momento demostró una salud frágil.
Era débil, inapetente y aunque siempre vigilado por médicos nunca se mostró
como un joven saludable.
En abril de 1480 se celebraron Cortes en Toledo y se juró a
Juan, Príncipe de Asturias y al año siguiente en el mes de mayo fue Jurado en
Calatayud como heredero a la corona aragonesa. Por supuesto esto hacía que
desbancaba a su hermana Isabel como heredera
a las coronas.
En junio de 1481 se
juró al príncipe en Barcelona. En marzo de 1483 el príncipe Juan fue recibido
en Valencia, donde fue jurado por ese reino.
Se aplicaría las leyes de Sucesión para Castilla según las
cuales la corona la heredaba el primogénito. Las mujeres podrían reinar de no
haber varón. La unión dinástica de Castilla con Aragón era un hecho y faltaba
Navarra. Por eso a los 4 años del niño se proyectó la boda con la heredera de
Navarra, Carolina, de 14 años. Muere el rey navarro, pero su esposa prefiere
casar a su hija con Juan de Albret, que encuadraba así los territorios
franceses de Navarra, cosa muy en contra de los intereses de nuestros RR CC. La
ayuda de Francia a Portugal en la guerra contra Castilla habían estropeado las
relaciones entre ambas coronas. Fracasado el intento matrimonial, (incluso uno
anterior con Juana, la Beltraneja), se concertó el matrimonio del heredero Juan
con Margarita de Austria, hija de Maximiliano I, rey de romanos, y también de
la segunda hija, Juana con el archiduque Felipe, hijo y heredero del Emperador
y Soberano de los Países Bajos por parte de madre. De esta forma se concertaron
ambas bodas, sin dote.
En noviembre de 1495 el joven Juan contrajo matrimonio por
poderes con Margarita. Ella llegó a España en marzo de 1497. Fue muy bien
recibida, despertando un encendido amor en el príncipe. Tan sólo habían pasado
dos meses del casorio cuando se evidencia en el joven una debilidad física.
Sufrió un ataque de viruelas en Medina del Campo en el mes de julio. Se supone
que no tuvo relación con su mujer dada la posibilidad de contagio. El príncipe
enfermó gravemente en Salamanca un mes después. Avisados los reyes, Isabel se
quedó para entregar a su hija a don Manuel en la boda y Fernando cabalgó sin
descanso para consolar a su hijo al que vio morir el 6 de octubre de 1497.
Desolados los padres y la viuda, que llevaba un hijo en sus entrañas. Pero
agravando más aún la pena, Margarita perdió al hijo que esperaba a principios
del año siguiente.
JUANA nace en noviembre de 1479 en la ciudad de
Toledo. Realmente la suerte le fue esquiva a esta mujer. Tenía a un hermano
varón y una hermana mayor, por lo que en ese momento era la tercera en línea de
sucesión. Fallecido el padre de Fernando le sucedió como rey de Aragón. Juana
tenía concertado el matrimonio con el archiduque Felipe, hijo y heredero del
Emperador y Soberano de los Países Bajos por parte de madre. Esta boda
conmocionó a toda Europa. Se celebró el 20 de octubre de 1496 con toda pompa y
boato. Por decirlo rápido la española no fue bien recibida en una corte
mundana, lujosa y festiva y dada a los placeres, cosa que chocaba muy
directamente con la austeridad castellana y la religiosidad con la que había
sido criada Juana de Trastámara. A pesar de diferencias de carácter que dieron
lugar a numerosas riñas, entre Juana y Felipe surgió un afecto intenso que
acabó dando a luz a seis niños. Al morir Miguel de la Paz en 1500, Juana se
convirtió en la única heredera de las coronas de Castilla y Aragón, por lo que
su madre, Isabel, le imploró que regresara urgentemente de Flandes a España. Por
entonces nadie cuestionaba la capacidad de Juana para reinar. Sus arranques
temperamentales eran del dominio público, pero se los consideraba un rasgo
heredado de imponente madre, muy religiosa, y de su abuela que después de la
muerte de su marido había quedado en una profunda depresión.
En cuanto Juana y Felipe llegaron a España, la reina Isabel
lo dispuso todo para que las Cortes de Castilla reconocieran a su hija como
heredera legítima al trono. La intención de Isabel era que Juana la sucediese
en Castilla como reina propietaria, con o sin el apoyo del archiduque.
Las Cortes de Toledo en mayo de 1502 fue entonces cuando
empezó a ponerse en cuestión su idoneidad para gobernar. Cuando la reina Isabel
redactó un último testamento poco antes de su muerte, el 26 de noviembre de
1504, existían serias dudas en torno a la salud mental de Juana. Aunque Isabel
la confirmó como heredera de sus reinos, en el documento añadía que si la reina
Juana, "estando en ellos, no quiera o no pueda entender en la gobernación
dellos", sería Fernando quien ejercería la regencia en su nombre.
Isabel dudó seriamente de las aptitudes de su hija para
gobernar. El ferviente deseo de Juana por reunirse con su esposo chocaba con
las intenciones de su madre de que aprendiera a gobernar. Las discusiones entre
ambas mujeres tuvieron un grave efecto en la salud de ambas, hasta el punto de
que la reina sufrió serios dolores en el pecho. Como sabemos la reina Isabel
murió ese año de 1504.
En junio de 1506 Felipe firmó con su padre la concordia de
Villafáfila, en la que se estipulaba que si la nueva reina no quería o no
estaba en condiciones de gobernar, Felipe asumiría total autoridad y hasta
continuaría siendo rey a la muerte de su esposa. Fernando se comprometió a
retirarse a Aragón. La muerte repentina de Felipe el Hermoso, el 25 de
septiembre de 1506, supuso sin duda un tremendo golpe emocional para Juana,
embarazada de su sexto hijo.
Juana se empeñó en reabrir el féretro del esposo, mientras
lo trasladaba de un pueblo a otro de Castilla.
Al negarse a tratar los asuntos urgentes, Juana había demostrado una vez
más su incapacidad para el gobierno. La muerte de Felipe permitía a Fernando
volver a ocupar el poder en Castilla, esta vez como regente en nombre de su
hija Juana y de su nieto, el futuro emperador Carlos V, por entonces un niño de
seis años. El cardenal Cisneros es elegido para ser regente de la corona, en
colaboración con un Consejo del Reino. Fernando marcha a Aragón y luego a
Italia. En 1507 vuelve Fernando y se
encuentra con su hija en un pequeño pueblo próximo a Burgos. Vio a Juana,
acompañada por el carro con el ataúd de su esposo Felipe. Padre e hija tomaron
el camino de Burgos, pero poco antes de llegar doña Juana se negó a seguir.
Fernando hizo que la encerraran en el castillo de Tordesillas en febrero de
1509 fuertemente vigilada. Allí permaneció durante medio siglo, hasta su muerte
en 1555. Murió siendo reina de Castilla. Fernando quedó como regente de
Castilla, aunque se centró en Italia y dejó en su lugar al cardenal Cisneros como
Canciller Mayor de Castilla.
Para los que opinan que Fernando la encerró en Tordesillas,
hay que tener en cuenta que eso ocurrió tres años después de la muerte de
Felipe. Cuando llegó a Tordesillas, Juana estaba acompañada de su hija menor,
la joven infanta Catalina, y no se hallaba lejos del cadáver de su marido,
depositado en el vecino monasterio de Santa Clara. En 1516 murió Fernando y al
año siguiente llegó su hijo Carlos, sería proclamado rey si bien antes visitó a
su madre y llegaron al acuerdo de que Carlos reinaría y ella también, figurando
ambos en los documentos de Castilla, ella delante de él.
Juana I de Castilla murió el Viernes Santo de 1555, a los 76
años, tras haber permanecido confinada casi medio siglo.
MARÍA, nació en junio de 1482. El parto fue difícil
ya que después nacer la niña a las treinta y seis horas nació otra criatura
muerta en ese caso. La guerra contra Granada continuaba y tanto Fernando como Isabel trabajaron uno como militar y la otra con logísticas. En 1498 su hermana Isabel había muerto al parir dejando un
hijo, que moriría dos años después, y al viudo rey Manuel de Portugal. Al año
siguiente lo reyes españoles ofrecieron al portugués a María, a fin de
continuar con la buena relación de los reinos, que de casarse el portugués con
otra persona de familia no afín a los intereses castellanos, como los Braganza
o los Medina-Sidonia, pondría en dificultades a nuestros reyes. Así, obtenida
la pertinente bula papal de Alejando VI, se firmó por poderes la boda en agosto
del 1500, tenía María 17 años. Vivieron en concordia los esposos. Portugal tuvo una época
de esplendor tanto en su expansión americana como en las artes, letras y
arquitectura. Ambos tuvieron el respeto y el cariño de su pueblo. Tuvieron diez
hijos, por lo que la sucesión al trono estaba asegurada. Destacamos a Isabel,
que se casaría en 1526 con su primo Carlos I de España. Mujer de gran belleza,
Carlos al conocerla se enamoró perdidamente de ella y fue su única esposa. Fue por
tanto emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico y reina de España. Actuó
como gobernadora de los reinos españoles durante los viajes de su marido por
Europa. Al morir ella en 1539 Carlos entró en una profunda depresión durante
varios meses que solamente la guerra obligó a seguir con sus trabajos. De esa
unión nacería Felipe II, que en 1578 presentó sus derechos al trono portugués
consiguiendo así cumplir el sueño de sus abuelos los RR.CC. y de Manuel el
afortunado, de reunir en una sola cabeza las coronas peninsulares. CATALINA nació
en diciembre de 1485 en Alcalá de Henares. La reina tenía entonces 35 años,
edad avanzada para aquellos tiempos para parir. No tenía la niña aún los tres
años cuando los embajadores de Inglaterra llegaron para pedir la mano de
Catalina para el príncipe heredero, don Arturo. El 14 de noviembre de 1501, Catalina se desposó con Arturo
en la catedral de San Pablo de Londres, pero el matrimonio duró tan solo un
año. Los dos miembros de la pareja enfermaron de forma grave, causando la
muerte del Príncipe. Su papel en Inglaterra quedó reducido al de viuda y
diplomática al servicio de la Monarquía hispánica. Con la intención de mantener
la alianza con España, el rey Enrique VII tomó la decisión de casar a la
madrileña con su otro hijo, su sucesor, Enrique VIII. Así en 1509 se casan
Enrique y Catalina. Pese a la buena sintonía inicial, la sucesión de embarazos
fallidos, seis bebés de los que solo la futura María Tudor alcanzó la mayoría
de edad, enturbió la convivencia entre el Rey y la Reina. Con todo, Catalina
adquirió gran relevancia política y supo estar a la altura en los asuntos de
Estado. Catalina era una joven brillante, muy culta. En 1513, su marido la nombró regente del reino en lo que él
viajaba a Francia. Así, la Reina tuvo que ver como Escocía invadió
Inglaterra. Catalina congregó al
ejército, a pesar de estar embarazada, cabalgó hacia el norte en armadura
completa para dirigirse a las tropas. Tanto fue así que Erasmo de Rotterdam la calificó como de
enriquecedora conversación y despierta inteligencia. Thomas Cromwel dijo de
ella: "Si no fuera por su sexo, podría haber desafiado a todos los héroes
de la historia" Pero al no tener hijo varón Enrique VIII pidió al papa
anular el matrimonio y ante la negativa de éste, le llevó a romper con la
Iglesia Católica. Creó la iglesia anglicana. Catalina, cristiana muy devota a
pesar del peligro se negó a aceptar la anulación de su matrimonio. Catalina mantuvo su catolicismo firme e impregnó esos
valores en su hija María, que cuando fue reina volvió a instaurar el
catolicismo en Inglaterra. El 7 de enero de 1536 muere Catalina de Aragón. Sus restos
se llevaron a la catedral de Peterborough. Todos los 29 de enero, aniversario
de su entierro, tienen lugar unos actos conmemorativos en la catedral. Hay un
escrito que dice “Catalina, reina de Inglaterra”