lunes, 5 de abril de 2021

EL RÉGIMEN FRANQUISTA - Tercera parte

 Las primeras grandes victorias alemanas de 1940 en la II Guerra, dio un giro en la opinión política y militar en España, y Franco, convencido de que Alemania ganaría la guerra, consideraba que de rebote le ayudaría a recuperar Marruecos. Le escribió a Hitler para felicitarle y recordarle que había sido España la que había iniciado una cruzada contra enemigos comunes. A la vez que, haciendo gala de su cautela, explicaba las carencias españolas para entrar en el conflicto. España se declaró no beligerante. Franco ocupó Tánger para dar seguridad a la zona. Inglaterra lo aceptó. Franco y Hitler se entrevistaron en Hendaya en octubre de 1940. El deseo de Hitler fue contestado con la petición de grades cantidades de alimentos, combustible y mucho material de guerra de todo tipo. Hitler prefirió no desmantelar su imperio conseguido ya que iba a conseguir muy poco a cambio, si acaso Gibraltar y poco más. Franco, hablando con Hitler, no dijo que no entraría, pero no dijo cuándo podría hacerlo, ni cómo. Hitler despreciaba a Franco y manifestó que prefería que le arrancasen varias muelas  tener que negociar con él. De todas formas Franco estaba en deuda con Alemania por la aportación de la legión Cóndor. Los alemanes abandonaron sus pretensiones y se acercaron al este europeo.
REUNIÓN EN HENDAYA FRANCO-HITLER
En el verano de 1941 se lanzó la Operación Barbarroja, que fue la invasión de la Unión Soviética de Stalin por parte de las tropas de Hitler, lo que consigue que Franco encuentre la ocasión para saldar su deuda con Alemania, seguir siendo no beligerante, pues no declara la guerra a la URSS y aprueba el envío de tropas de voluntarios, una división, que sería la llamada División Azul. Lucharon en el frente ruso al lado de los alemanes entre 1941 y 1943. La camisa azul de los falangistas dio nombre a la división. La mandaron el general Muñoz Grande primero y Esteban Infantes después. Fueron instruidos en Alemania antes de dirigirse al frente, Nóvgorod primero y en el sitio de Leningrado después. - Franco culpaba a Rusia de los sucesos revolucionarios de los años 30 que desembocaron en nuestra guerra. Se movilizaron manifestaciones, de estudiantes, falangistas, etc. - El mando español estaría compuesto por oficiales, pero los soldados, muchos no eran profesionales. Se organizó una serie de oficinas de reclutamiento por el país y el éxito fue grande. Aunque se realizó propaganda, se desbordaron las expectativas. Al principio fueron militares con experiencia y muchos simpatizantes de la causa falangista. Se les garantizaba un doble sueldo y las familias cobrarían un subsidio, cartilla de racionamiento más amplia, etc.DIVISIÓN AZUL ESPAÑOLA
Las noticias que fueron llegando con el tiempo del primer contingente sobre la dureza del invierno hizo más difícil conseguir reemplazos. Opositores al régimen se alistaron para obtener una “limpieza de antecedentes”.
Lo cierto y verdad es que aquellos españoles no combatían ayudando a un régimen nazi directamente, sino porque su idea era la de derrotar al comunismo en su propio país, ese comunismo que había sembrado tanto odio y violencia en España.
Pero hay que saber que de los republicanos españoles exiliados, los marinos republicanos, de los jóvenes pilotos enviados para formarse en Moscú, de los comunistas resueltos a no dejar las armas, salieron numerosos combatientes que se enfrentaron a la Wehrmacht encuadrados en el ejército ruso, como guerrilleros tras las líneas enemigas o como pilotos de caza. Centenares de irreductibles republicanos exiliados lucharon y murieron así, en combate o ejecutados por los nazis, tras las líneas enemigas a lo largo de todo el frente ruso, y también en Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia y otros lugares de los Balcanes. Y en Rusia se dio, también, una de esas amargas paradojas propias de nuestra Historia y nuestra permanente guerra civil; porque en el frente de Leningrado volvieron a enfrentarse españoles contra españoles. De una parte estaban los encuadrados en las guerrillas y el ejército soviético, y de la otra, los combatientes de la División Azul, la unidad de voluntarios españoles que Franco había enviado a Rusia como parte de sus compromisos con la Alemania de Hitler. Y el caso es que, aunque la causa que defendían era infame, también ellos pelearon en Rusia con una dureza y un valor extremos, en un infierno de frío, nieve y hielo, en el frente del Voljov, en la hazaña casi suicida del lago Ilmen (los 228 españoles de la Compañía de Esquiadores combatieron a 50º bajo cero, y al terminar sólo quedaban 12 hombres en pie), en el frente de Leningrado o en Krasny Bor, donde todo el frente alemán se hundió menos el sector donde, durante el día más largo de sus vidas y muertes, 5.000 españoles pelearon como fieras, a la desesperada, aguantando el ataque masivo de 44.000 soldados soviéticos y 100 carros de combate, con el resultado de una compañía aniquilada, varias diezmadas, y otras pidiendo fuego artillero propio sobre sus posiciones, por estar inundados de rusos con los que peleaban cuerpo a cuerpo. Obteniendo, en fin, del propio Hitler este comentario: “Extraordinariamente duros para las privaciones y ferozmente indisciplinados”. Y confirmando así, unos y otros, rojos y azules, otra vez en nuestra triste historia, aquel viejo dicho medieval que parece nuestra eterna maldición nacional de que somos buenos vasallos cuando tenemos un buen señor.SITIO DE LENINGRADO-(españoles en ambos bandos)
La invasión de Rusia por Alemania favoreció la colaboración entre ambos países.
Los hombres que se alistaron voluntariamente, para ir a participar en la lucha contra la Unión Soviética, junto al ejército alemán, lo tenían claro. No era para ayudar a Hitler, era para luchar contra el comunismo, que era el gran peligro que amenazó a España años atrás. Fueron casi 50.000 soldados, no todos profesionales los que participaron en varias batallas. No voy a entrar en la ideología de si estuvo bien o estuvo mal, solo en el hecho de aquellos hombres que fueron a pelear, sufrir, morir congelados, ametrallados, en campos de concentración otros y muchos heridos, amputados, etc. Casi 5.000 españoles murieron, cerca de 9.000 heridos. Los que fueron hechos prisioneros, muchos no pudieron sobrevivir al cautiverio en los Gulag, campos de trabajo forzado. Los que fueron liberados lo consiguieron diez años después, una vez muerto Stalin. Los que murieron en combate se encuentran en un cementerio en Novgodod, en Rusia, pero muchos están enterrados en el mismo sitio donde cayeron.
Es verdad que tuvieron que jurar fidelidad a Hitler, pero exigieron que constase que lo hacían para combatir al comunismo.

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