Los
Tercios estaban formados no solo por soldados españoles, sino también
reclutados en diversas partes de Europa (alemanes, italianos, valones,
borgoñones, flamencos, ingleses, irlandeses...). Los españoles, aunque solo
representaban entre un 30 y un 50% del total de los efectivos, estaban
considerados el núcleo combatiente selecto que daba solidez al conjunto y
aportaba la gran mayoría de los mandos. Ellos constituían la fuerza esencial
que hacía del tercio el soporte seguro y siempre fiel de los intereses hispanos.
Son famosos por su extrema valentía y arrojo, una fe inquebrantable y preferir
morir antes que rendirse. Pero para llegar al centro de Europa, donde se
disputaban las batallas en cuestión, era necesario un camino seguro.
El
llamado “Camino Español” fue ideado en 1563 por el cardenal Granvela cuando
Felipe II todavía pensaba visitar los Países Bajos. Ofrecía la ventaja de que
se extendía por territorios propio o aliados. Fue utilizada la primera vez en 1567 por el
duque de Alba para convertirse en el nuevo gobernador de los Países Bajos, y el
último ejército que recorrió el Camino Español original lo hizo en 1620.
La
geografía del camino era un serio problema, pero no el único. También había que
prever cómo alimentar y alojar cada día a un cuerpo de varios miles de hombres.
En un primer momento esto se resolvió mediante el establecimiento de almacenes
en los principales puntos de concentración de tropas, pero asumir un coste
permanente para un viaje que se realizaba una vez al año como mucho era
económicamente inviable, y aun así era obligado recurrir a menudo a la requisa
por la fuerza de comida y otros recursos en las poblaciones de paso, forzando a
los habitantes a alojar a la tropa, un procedimiento común en las guerras
europeas del momento que si no acarreaba altercados, dejaba arrasados
territorios propios o de los aliados. En 1551, se creó en Saboya el llamado
sistema de etapas. En aquellos mercados locales por donde se preveía que iban a
confluir las tropas en un momento dado, se contrataba el suministro de
alimentos con antelación. Así, cuando llegaban los soldados, la comida y el
alojamiento ya estaban preparados. Luego todo desaparecía cuando los soldados
se iban y el mercado seguía funcionando. Esto no solo evitaba empobrecer la
región, sino que la enriquecía, y además mejoraba el mantenimiento de los
ejércitos.
Para
la década de 1620 el estallido de la Guerra de los Treinta Años pondría a
prueba la estabilidad del corredor militar. Francia se había dedicado a
envenenar las relaciones entre España y los cantones suizos logrando
interrumpir el flujo de soldados en repetidas ocasiones. Se daba en esta zona
un inoportuno choque de intereses, ya no es solo que amenazar el Camino Español
fuese una estrategia más para debilitar el poder de los Habsburgo, es que
Francia misma tenía su propio Camino Francés que atravesaba el sur de Alemania.
Los
tercios de españoles e italianos encontraron otra forma de llegar hasta
Flandes, nada menos que a través del canal de la Mancha. La nueva paz con
Inglaterra garantizaba la seguridad de los navíos españoles que circulasen por
el Mar del Norte. Pero los holandeses no
tenían razones para mostrarse tan amigables. En 1.639 tiene lugar la batalla de
las Dunas, en la que una flota comercial inglesa que transportaba tropas
españolas se encontró de lleno con los buques de guerra del almirante holandés
Troomp. Los marinos ingleses se negaron a combatir contra quienes en definitiva
eran aliados suyos, resultando en la captura de un millar de españoles. La
ficticia seguridad que el canal de la Mancha ofrecía quedaba ahora en evidencia
y España hubo de limitarse a reclutar a su soldadesca en tierra hasta el
colapso final en 1.648.
Unos
años antes, Francia que había entrado en la Guerra de los 30 años de parte de
los protestantes, aun siendo un país católico, porque veía el poder del Sacro
Imperio y el de España. En 1635 declaró la Guerra a España y la situación de
Cataluña era clave dado su posición fronteriza. Dejando a un lado las batallas
habidas, recordamos que quiso invadir España por Navarra, y Francia fue
derrotada en Fuenterrabía. Los catalanes no quisieron acudir a esa asedio
francés. Después de su derrota, casi habían cortado el camino a Flandes, que
usaban los Tercios para abastecerse. De ahí viene lo difícil que es poner una
pica en Flandes. Se pensó abrir un segundo frente en los Pirineos, que
permitiría un rápido abastecimiento a las tropas. Este frente se abriría en
Cataluña, lo que posibilitaría una aportación del Principado. La presencia del
ejército no era agradable para las poblaciones fronterizas. El pueblo
despreciaba al ejército, los nobles no querían aportar y la situación económica
que era grave, influía negativamente para que Cataluña, al igual que el resto
de España, entrara en guerra. Los ecos de la protesta llegaron a Barcelona y en
mayo de 1640, campesinos gerundenses atacaron a los tercios que acogían. A
finales de ese mismo mes, los campesinos llegaban a Barcelona, y a ellos se
unieron los segadores en junio que se dirigían a su manifestación. En Cataluña,
“El Corpus de Sangre” fue una rebelión en Barcelona, del 7 de junio de 1640 por
un numeroso grupo de segadores, con la connivencia de una buena parte de la
población local. Un pequeño incidente entre un grupo de segadores y algunos
soldados castellanos, en el cual un segador quedó malherido, precipitó la
revuelta. Pero esto es otra historia.
El
campo de batalla entre Francia y España que era Cataluña, los catalanes querían
evitar al comienzo de la guerra y por no querer costear algo su defensa en
favor de España, ahora lo hacían en favor de Francia, para colmo cediendo
parcialmente su administración a un extranjero. Francia además quería atacar
Aragón y Valencia.
Un
llamamiento general de Olivares y de Felipe IV en 1643 a todos los estamentos para la formación de un
ejército de unidad, grande pero irregular, acabó en derrota en el intento de la
toma de Lérida, incrementada en su repliegue anárquico hacia Zaragoza. Este fue
el punto final de la carrera del duque de Olivares. El fracaso de su política
centralista en un conglomerado de regiones poco dispuestas a ceder autonomía.
Olivares se retiró y murió dos años después abatido e ignorado por todos.
Para
colmo todavía pudo ver como los mejores Tercios que le quedaban a España, el 19
de Mayo de 1643, eran derrotados los Tercios en Rocroi , de lo que tanto se ha
hablado. Pero la derrota no fue tan abrumadora como la propaganda francesa ha
hecho creer, ya que los tercios recuperaron Rocroi y siguieron combatiendo en
Flandes durante la segunda mitad del siglo XVII.
Sin embargo seis meses después el 25 de
Noviembre del mismo año 1643 los franceses fueron derrotados y tuvieron su
propio Rocroi en Tuttlingen, batalla de la que nadie habla
Además
un año antes de esta batalla, el 26 de mayo de 1642, prácticamente las mismas
tropas que se enviaron a Rocroi habían derrotado al ejército francés en la
Batalla de Honnecourt, de la que tampoco se habla.
Y tampoco se habla de la casi desaparición del
Camino de los Tercios Españoles, y el porqué de su desaparición, que era por el
que se abastecía a los Tercios, que es la consecuencia de varios problemas de
logística y desabastecimiento.
“No
se puede dudar, escribía el cardenal Richelieu a Luis XIII, de que los españoles aspiran al dominio
universal, y que los únicos obstáculos que hasta el presente han encontrado son
la distancia entre sus dominios y su escasez de hombres”.
Según
el historiador británico Geoffrey Parker, la ruina de España y de sus tercios
radicó en no saber adaptarse a los cambios sociales, políticos y religiosos que
se estaban produciendo en Europa. Una rigidez que para muchos explica el
hundimiento de la política de los Austrias. La idea de un imperio multinacional
y católico dejó paso a la fragmentación nacional y religiosa que todavía
perdura en Europa.
Al
factor demográfico, con la despoblación de gran parte de España, se añade la
menguante economía y la escasez de dinero. El tercio era una tropa profesional
muy cara.
Otro
factor del declive militar español viene dado por la deficiente organización
administrativa, política y fiscal de los diferentes reinos y territorios que
componían la monarquía hispana. Falló la excesiva descentralización, contraria
a la tendencia general unificadora, tanto en política como en recursos, de las
potencias europeas del momento. En última instancia, la derrota militar de
España y sus tercios es consecuencia del fracaso político y el deterioro del
Estado.
Los
tercios, como la maquinaria imperial, se van oxidando hasta que, a partir de la
guerra de Sucesión, con la llegada al trono español de los Borbones, se produce
la reorganización de las fuerzas terrestres. Serán sustituidos por regimientos
al mando de coroneles, según los modelos francés y alemán.
Felipe
V no mostró ninguna querencia por ellos, los cortesanos y militares a su
servicio la tuvieron aún menos, buscando un sitio en el nuevo orden que nacía.
Por tanto, es fácil entender que en un abrir y cerrar de ojos los servicios
prestados por los Tercios a la Casa de Austria , criticada sin cesar por la
nueva dinastía y sus partidarios para legitimar con mayor vehemencia su
instauración en el trono de la Monarquía, cayeran en el más terrible de los castigos de
la Historia, el olvido.
En
definitiva, la complejidad del gran reto político y militar que fue mantener
abierto el Camino Español bien pudo ser el origen del dicho castellano «poner
una pica en Flandes», es decir, conseguir algo extremadamente difícil.