viernes, 4 de agosto de 2023

LOS CELTAS

Desde el siglo V a.C. se produjo en la península la entrada de nuevos pueblos indoeuropeos, a la vez que las relaciones entre los pueblos indígenas y los colonizadores mediterráneos llegaban a su fase de madurez. Asimilados estos pueblos con el nombre genérico de Celtas no tenían una lengua común, pero si con ciertas similitudes. Celta es un nombre que se da a la cultura y lenguas de grupos étnicos. No era un pueblo, sino un conjunto de pueblos con lengua similar.

El historiador griego Hecateo de Mileto (550 a. C – 476 a. C), fue quien escribió por primera vez sobre un pueblo en la zona actual de Renania y de origen indoeuropeo al que llamó Keltoi. La palabra Keltoi no significa que el pueblo celta estuviera unificado en un solo reino, todo lo contrario. Lo que conocemos como cultura o pueblo celta, según Jesús Dávila Granados (La Mitología Celta, 2013), comprende a una serie de pueblos con otro posible origen en los Alpes suizos, datado, más o menos, en el 1.500 a.C., y dedicados a la extracción de sal para luego su comercialización. Estos pueblos compartían una serie de rasgos, sobre todo lingüísticos, con los que iniciaron la llamada cultura Hallstatt, (actual municipio de Austria),  dentro de la Edad de Bronce. Si seguimos esta teoría, podemos entender que fue a partir de esa época y desde aquel lugar, desde donde los pueblos con lengua y cultura celta se dispersaron, principalmente, hacia el norte y oeste hasta llegar a la Península Ibérica alrededor del 900 a.C., lo cual supone un cambio importante para los historiadores y arqueólogos a la hora de segmentar a los pueblos ibéricos que un poco antes, con los fenicios, y ya definitivamente con los celtas, entraron en la Edad de Hierro. El término, keltoi, algunos lo han asociado a la palabra íbero-euskera kheldar, que significa “hollín”. De esta relación se ha pensado que todos aquellos pueblos del centro y norte de Europa que solían llevar la cara pintada de negro fueron denominados celtas o keltoi por los griegos. Además, otro historiador de la antigua Grecia, Herodoto (484 a.C. – 425 a. C), también habló de ellos; de aquellos pueblos más allá del Danubio que hablaban lenguas celtas y, esta vez, con un origen desconocido. Los celtas procedían originalmente de Asia y pertenecen al grupo de pueblos indogermánicos que en el II milenio a.C. llegaron al centro de Europa y se extendieron hacia el norte, hacia La Galia, Gran Bretaña, Rumania, Turquía y en nuestra península se centraron en el Oeste. Coincidiendo con la zona del valle del Ebro se hablaba una lengua reconocida como celta, pero más al norte, en Galaecia y la Lusitania (Galicia y norte de Portugal), los topónimos, los nombres de las tribus y de las personas, responde a una lengua más antigua, quizá lenguas indoeuropeas anteriores al celta.
Las migraciones serían un reflujo del cambio cultural que en los inicios de la Edad del Hierro las regiones del norte compartieron con el resto de Europa. Dejaron bastante evidencia de su existencia con sus ciudades, los “Castros” que eran poblados fortificados circulares. En latín significaba “fortificación militar”, de ahí la palabra “castrense”, para referirse a esa sociedad militar. Se empezó a habitar desde el siglo VI a. C. No había calles de ángulos rectos y con construcciones, (casas), de forma circular, Se situaban en zonas protegidas por la naturaleza, lugares altos, cerca de los ríos y en terrenos cultivables. Como ejemplo tenemos actualmente el Castro celta de Santa Tecla, en Galicia. Su economía era pastoril y ganadera. Economía rudimentaria, comercio escaso. Los guerreros y pastores se basaban en una gran variedad de clanes, tribus y grupos. La estructura social se organizaba en clases.
Para los celtas su religión se basaba en los druidas, que eran sacerdotes y educadores de los clanes. Luego estaban los nobles, los guerreros los comerciantes y los campesinos. Practican la agricultura y la ganadería, son expertos en metalurgia de hierro y bronce. También aquí las mujeres luchaban junto a los hombres. Las mujeres hacían la labor de campo lo que explica que, entre los cántabros, los hombres recibieran la dote de las mujeres, las hijas recibieran la herencia y casaran a sus hermanos. Las mujeres trabajaban la tierra mientras los hombres se dedicaban a la guerra, las mujeres se ocupaban de los campos y de la casa y los hombres de la guerra, la caza y la ganadería, de acuerdo con la estructura guerrera. En Galicia es donde más se ha asentado el sustrato céltico de la península. Los romanos no pudieron terminar su conquista hasta el año 25 a.C. Eran feroces guerreros y combatían de forma similar que en las Galias. Protagonizaron algunas de las resistencias más heroicas contra los romanos. Por esas coincidencias los romanos les llamaron Galleacia, pequeña Galia, origen del topónimo Galicia. Los galaicos fueron pueblos pres-celtas (unas cincuenta tribus diferentes) y luego fusionados con éstos. Otros pueblos celtas para recordar son los Vacceos (Zamora, Valladolid, Palencia, León, parte de Salamanca) y Lusitanos (Castelo Branco, Coímbra en la actual Portugal). Ambos eran pueblos celtas que no fueron completamente influenciados por los indoeuropeos, conservando así sus costumbres. Los vascones ocupaban la actual navarra y parte de Aragón, y en lo que hoy es Euskadi se asentaron los Caristios, celtas a orillas del Deva en Guipúzcoa. Berones, celtas de las actuales Álava, Burgos, La Rioja y Navarra. Los pueblos celtas de la Península Ibérica, aunque ha habido muchos más, estos con los más importantes: Galaicos, Cántabros, Astures Belos, Arévacos, Vacceos, Cettones, Carpetanos, y Lusitanos. No obstante algunos de estos pueblos pudieron ser “celtizados”, es decir que terminaron siendo celtas aunque no lo eran originalmente.

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