Roma en sus luchas contra los visigodos, en el año 414,
el general romano Constancio atacó al rey visigodo Ataúlfo, que fue forzado a refugiarse en Hispania, y Atalo, (usurpador del Imperio Romano),
perdiendo otra vez la ayuda de los visigodos, fue capturado y depuesto.
Al año siguiente, en el 415, en virtud de un pacto (foedus) celebrado entre el emperador romano Honorio y el rey visigodo Walia, los visigodos se asentaron en la provincia romana de Aquitania Secunda (Aquitania II), en el sur de las Galias, (Actual Francia). Para frenar el avance, el Imperio romano de Occidente autorizó a los visigodos a asentarse en el sur de la Galia y controlar territorios de Hispania y recibieron tierras donde establecerse, a cambio de la obligación de defender el Imperio frente a los enemigos, las “bagaudae” (rebeliones), y otros pueblos germánicos.
Los visigodos entre 416 y 476 luchan contra los alanos y los vándalos y confinaron a los suevos en Galicia. Después de derrotar a los visigodos, los alanos le ofrecen la corona a Gunderic (428-477 d.C.), quien comienza a llamarse rey de los vándalos y los alanos.
En la provincia romana de Hispania están los Suevos, Alanos y Vándalos, y éstos en su territorio (Vandalucía), vencieron a un ejército romano en el 428, se apoderaron de Sevilla, Cartagena y pasaron a las Baleares. Y vencieron a los Suevos en Mérida. Fracasados los romanos ante los suevos aceptaron abandonar la península en manos de los barbaros. Más tarde, atraídos por las riquezas romanas en África y bajo la presión de las luchas permanentes con los visigodos, en el año 429 d.C. los vándalos dejan España por el estrecho de Gibraltar.
Así es como Hispania queda con sus habitantes naturales del país, los hispano-romanos, y con los visigodos. Roma se sumió en la anarquía y los germanos acabaron por hacerse con el control del gobierno imperial de Occidente. Los últimos emperadores fueron hombres de paja al servicio de los germanos hasta que la situación terminó con el último emperador, Rómulo Augústulo en el 476.
El Imperio Romano de Occidente había desaparecido en el 476, y los visigodos alcanzaron su independencia. En ningún momento los visigodos se consideraron a sí mismos invasores ya que su asentamiento en Hispania había sido legalizado por el ya muerto Imperio Romano de Occidente. La población autóctona, los hispanorromanos, tampoco los vio como invasores.
Y así fue como Roma desapareció de Hispania después de seiscientos años.
Los visigodos constituyeron un reinado en suelo imperial, con capital en Tolosa, (Toulouse) que perduró hasta el 507 en la batalla de Vouillé entre francos y visigodos, con derrota de estos, que tuvo como consecuencia el traslado del reino visigodo de Toulouse actual en Francia, a Toletum, (Toledo) en Hispania. Aquí es donde nace lentamente la monarquía en Hispania, con Ataúlfo. Y aquí permanecería hasta la invasión musulmana en el 711, pero la raza de las mezclas de aquellos habitantes hispanos, provincianos de Roma, (hispano-romanos), durante esos 200 años se mezclaron con los visigodos, creado la población que llamamos hispano-visigoda, y estos son los abuelos y padres de los que crearon los reinos cristianos, que no existían antes de la llegada de los invasores musulmanes, pero esas gentes, pueblos y nobles, se sintieron herederos del reino visigodo, por razones de territorio y de religión, ambas razones fundamentales para luchar contra el usurpador.
Y mientras en el Pirineo en el Carlomagno crea en el 802 la Marca Hispánica y los condados pirenaicos, que quedan en manos de nobles visigodos vasallos de los reinos francos, desplazando así a los musulmanes, y en Asturias se crea un reino cristiano, primero con el noble don Pelayo y ya se fundamenta en el 739 el reino de Asturias con Alfonso I (739-757).
Poco a poco se van consolidado los reinos y los condados y más adelante con pactos y alianzas habrá unos siglos de luchas y tiempos de acuerdos, pero el imperio de al-Andalus va desapareciendo gracias al ímpetu y la determinación de los reyes cristianos y sus pueblos, que hicieron valer aquellos sentimientos heredados de Roma y de los visigodos, tanto es así, que cuando Isabel y Fernando vencen al reino nazarí de Granada, poniendo fin a las luchas contra los musulmanes, quedando todo el país bajo la religión cristiana, Rodríguez de Almela, intelectual, cronista e historiador, en esos días, al entregarles a los reyes un ejemplar de su “Compilación de las crónicas e estorias de España”, terminada en 1491, les recordaba que el origen de la legitimidad de los reinos, estaba en la ESTIRPE GODA que a su vez la recibiera de Roma por el primer pacto (Foedus) del 418, en Tolosa. Y así se entendió. Herederos de Roma y del reino visigodo.
REY ATAULFO - MUSEO DEL PRADO
La noticia
recorrió Europa. Los reyes de Europa, incluido el de Francia, celebraron la
conquista y ordenaron misas en gratitud por la victoria.El Papa hizo repicar al unísono todas las campanas de Roma.
Es por esto que los historiadores consideran que la Monarquía apareció en la península ibérica hace 1.600 años, cuando se instaló el Rey Ataúlfo, primer Rey visigodo, en 415 en la provincia romana Tarraconense según señala la casa del rey de España.
En la Plaza de Oriente de Madrid, frente al Palacio Real, tenemos veintiocho estatuas de reyes visigodos, y dentro del Palacio otras veintinueve, y repartidas por otros puntos las estatuas restantes, incluso la de Atahualpa y Moctezuma.
La idea proviene de la época de Fernando VI y el erudito Fray Martín Sarmiento, quien sugirió empezar por el Rey Ataúlfo, considerando de esta forma el primer rey del país.