viernes, 30 de mayo de 2025

ÓRDEN DE LOS CABALLEROS TEMPLARIOS

Fue fundada en Jerusalén en 1118 por Hugo de Payns y otros ocho caballeros franceses, con el nombre de pobres caballeros de Cristo. Nacieron con la finalidad de proteger a los peregrinos que visitaban Tierra Santa, pero pronto su influencia se extendió por todo el mundo cristiano. A diferencia de lo que ocurrió en otros reinos europeos los caballeros del Temple encontraron en la península Ibérica un escenario no muy distinto al de las lejanas tierras de Ultramar. 


Las peregrinaciones a Roma empiezan a ser sustituidas por las peregrinaciones a Jerusalén y Santiago de Compostela. Crean la una Guía Turística del Camino de Santiago de Ida y Vuelta, (que es el Juego de la Oca). Los peregrinos estaban sometidos a la voluntad de los saltadores, al cobro de los Portazgos, (impuesto al entrar en una ciudad) de los distintos reinos y los ataques de las alimañas. La toma de Jerusalén por los turcos provoca la reacción del Papa Urbano II, que proclama el Concilio de Clermont (1095), donde expone las vejaciones a las que son sometidos los peregrinos y los peligros que amenazan a los Cristianos occidentales. Urbano II, inicia el discurso con la frase "Deus Vult" (Dios lo quiere). Los Príncipes y Reyes de Europa, se adhieren al llamamiento y queda convocada la I Cruzada.

La I Cruzada se dirige a Jerusalén y lo toman en 1099. En 1100, se proclama como Rey de Jerusalén a Balduino I. Pedro el Ermitaño, arrastró a la lucha por la liberación de los Santos Lugares a gente sin preparación. Sólo la intervención del ejército Cruzado, formado por los franceses y flamencos bajo el mando de Godofredo de Bouillon y su hermano Balduino, consiguieron pasar por Constantinopla, cruzar Asia Menor y tomar Jerusalén en julio de 1099. El Rey Balduino I, había asentado su palacio en una Mezquita, que se había construido sobre la ruinas del Templo de Salomón. Luego cambia su residencia a la Torre de David y los Pobres Compañeros de Cristo, pasan a ocupar toda la mezquita que se levantaba sobre las Ruinas del templo de Salomón, pasando a denominarse, del Templo y a sus caballeros Templarios. Mediante solemnes votos pronunciados ante el Patriarca de Jerusalén, se comprometieron a defender a los peregrinos. Observaron la pobreza, la castidad y la obediencia, según la regla de los canónigos regulares. Sus jefes eran dos hombre venerables: Hugo de Payns y Godofredo de Saint-Omer. En un principio, quienes tomaron tan santa decisión eran solamente nueve y durante 9 años sirvieron con ropas de seglar y se vistieron con lo que los fieles les dieron en limosna. En 1128, Hugo de Payns, obtiene el permiso del Rey de Jerusalén, Balduino II, para oficializar la Orden. Los Templarios, venían con las cabalgaduras disponibles, a los puertos de Haifa y Tolomeida, a recoger a los Peregrinos que dirigían a Jerusalén. Los Caballeros Templarios, renunciaban a todo tipo de bienes personales, siendo la Orden la Propietaria de todos los Bienes. Las Reglas de la Orden eran una adaptación de las de San Benito, adaptadas a la versión reformada por los Cistercienses Se adopta el hábito blanco, y posteriormente se le añade la cruz roja. La llegada de los templarios a los reinos peninsulares se produjo en fechas muy tempranas. De hecho, en marzo de 1128, la reina de Portugal, doña Teresa, hace una donación, el castillo en Braga. La orden llegó a tener más de veinte mil miembros repartidos entre sus propiedades en Tierra Santa, y las extendidas por gran parte de Europa, producto de donaciones. Gracias a una buena gestión, su riqueza creció hasta límites insospechados llegando a convertirse en importantísimos banqueros capaces, incluso, de conceder préstamos a reyes y nobles. Posibilitaron la circulación de una gran cantidad de plata por Europa. La orden dispuso de suficientes recursos como para financiar la construcción de setenta iglesias y casi ochenta catedrales durante la Edad Media. Sus crecientes desplazamientos de mercancías, tropas y caballos y llegó el momento en que la magnitud del volumen de transporte les inclinó a construir sus propios barcos. Surgieron por lo tanto astilleros, además de buenos puertos y muelles en sus territorios. De hecho, se calcula que el Temple transportaba unos seis mil peregrinos al año a Tierra Santa desde diversos puertos de Europa, y es comprensible que prefiriesen viajar en estos barcos ya que iban escoltados por galeras armadas que les protegían de la presencia de piratas sarracenos en el Mediterráneo. Autorizados y exentos de impuestos aduaneros por bulas papales, también se dedicaban al comercio de especias, tinturas, tejidos, porcelanas, cristales y lana. Esta importante flota operaba mayoritariamente en el Mediterráneo, la ida y vuelta a Tierra Santa. 

En el Atlántico mantenían un importante tráfico con Inglaterra. A lo largo del Sena dispusieron de una pequeña flota fluvial que conectaba sus casas convento. Sus barcos no estaban sujetos al pago de peaje y ni eran registrados. En el Occidente europeo, la función militar fue sustituida por la económica, aunque en la península Ibérica la función fue doble; por una parte, intervinieron en las campañas de los reyes cristianos contra los musulmanes y, por otra, llevaron a cabo una serie de actividades económicas destinadas a sufragar la guerra en Tierra Santa. La Orden creció rápidamente en los primeros tiempos gracias a las donaciones de todo tipo: tierras, castillos, molinos, ciudades, iglesias, rentas, permisos de explotación. Con frecuencia, los bienes iban acompañados de personas, que ingresaban en la orden como frailes o como donados. Se constituyeron en explotadores modélicos de sus propiedades. El sistema de administración se basaba en las encomiendas. A menudo, sólo trabajaban directamente una parte de sus tierras, las más cercanas y sobre todo las más productivas. El resto lo cedían con diferentes tipos de contratos

Pero la primera participación de la Orden del Temple en una Guerra se realizó en la Península Ibérica. En Tierra Santa habían participado en diferentes escaramuzas. Por entonces la mayoría de la Península Ibérica, se hallaba en gran parte en manos de los Sarracenos. La Orden del Temple, se constituyó como el principal baluarte del Reino de Aragón y el Condado de Barcelona. Ramón Berenguer III, Conde de Barcelona, entra en la orden en 1131.La entrada de los Templarios en la Península, coincide con el reinado de Alfonso I de Aragón y Navarra, el "Batallador ". Para establecerse de forma definitiva en la Península, la Orden recibió del Conde de Barcelona el Castillo Grañena. Fue un gran admirador de la Orden del Temple y decidió crear un Orden similar a la que denominó Orden de Montjoy, que luego se incorporó a la del Temple aportando las inmensas posesiones que tenía en el Sur de Aragón. 
Alfonso I el Batallador, murió en 1134, durante el asedio de Fraga, dejando el reino sin descendencia legal, pero con testamento de la Corona a las Órdenes del Temple, Hospital y Santo Sepulcro. En 1132, la Orden del Temple era la única Orden reconocida. Los Nobles aragoneses, se oponen al Testamento y buscan una solución con las Órdenes, para que el trono de Aragón no recaiga en Alfonso VII de Castilla, que pretendía la corona ya que era tataranieto de Sancho III el Mayor rey de Pamplona. Se llegó al acuerdo que sucediera el hermano Ramiro, Ramiro II el Monje) y en Navarra fue para García Ramírez, "el Restaurador". Separando de esta forma las coronas de Navarra y Aragón después de cincuenta años, quedando fijadas las fronteras definitivas entre Navarra y Aragón. Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, pronto alcanzaría un acuerdo con los templarios para que colaboraran en la Reconquista: la concordia de Gerona, en 1143. Por ella recibieron los castillos de Monzón, Mongay, Barberá, Remolins, junto con la Orden militar de Belchite de Lope Sanz. También otorga donaciones de tierras y derechos sobre las conquistas. Según estas condiciones, cualquier paz o tregua tendría que ser consentida por los templarios, y no solo por el rey. Ramiro, hermano de Alfonso tiene una hija que se llama Petronila y es considerada como la legítima sucesora al Reino. Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona y señor de Provenza se casa con Petronila, pasando a ser Príncipe de Aragón siendo la reina su mujer, Petronila. La legitimación del reinado exigía la renuncia expresa de las Órdenes que habían sido testamentarias de Alfonso I. La influencia y buena relación de Ramón Berenguer IV con la Orden del Temple, de la que su padre era caballero, allanó la resolución del conflicto. Como en toda Europa, la orden se enriqueció con numerosas donaciones de padres que no podían dar un título nobiliario más que al hijo mayor, y buscaban cargos eclesiásticos, militares, cortesanos o en órdenes religiosas. Por entonces la vieja fortaleza de Calatrava había sido encomendada por el rey castellano Alfonso VII a los caballeros templarios. Al morir el monarca a mediados del siglo XII los templarios abandonaron la fortaleza, aduciendo que aquel promontorio fortificado era indefendible en medio de la estepa castellana si no se contaba con fuerzas suficientes. Como era de esperar, los almohades atacaron la fortaleza toledana, pero el abad Raimundo, del monasterio cisterciense de Fitero, organizó su defensa auxiliado por un monje que había sido caballero, Diego Velázquez. Entre los dos aguerridos clérigos convocaron una cruzada, logrando formar un pequeño ejército que resistió heroicamente el ataque. En recompensa, el rey castellano Sancho III otorgó la plaza de Calatrava a los que llamó la Gran Orden Militar de Calatrava. Los reinos cristianos, eran conscientes del peligro almohade y después de varios choques, Alfonso VIII, firma una tregua, que rompe cinco años más tarde, cuando Alfonso VIII de Castilla y León, se propone tomar Sevilla. Aquí es cuando se produce el famoso Combate de Alarcos, el 18 de Julio de 1195, próximo a Ciudad Real, con una evidente inferioridad numérica del ejercito Cristiano. Fue una humillante derrota, que confirmo las estrategias militares que llevo a la Orden del Temple, a retirarse de la Fortaleza de Calatrava. La orden de Calatrava, perdió el enigmático castillo de Calatrava y numerosas posesiones. Años después,1212, la venganza se consumaba con la victoria de la batalla de Las Navas de Tolosa, el principio del fin del reino musulmán. La Batalla de las Navas de Tolosa, que enfrentó a un ejército aliado cristiano formado en gran parte por las tropas castellanas, las aragonesas y las navarras, contra el ejército Almohade, numéricamente superior. Entre los cristianos estaban varios ordenes entre ellas las del Temple. Un años después se sufre la importante derrota de la batalla de Muret, 1213, donde el Temple perdió para Aragón el imperio tras los Pirineos. Esta batalla marcó el final de la expansión de la Corona de Aragón en la región, y, el final de la posible formación de un poderoso reino aragonés-catalán-occitano que hubiera cambiado el curso de la historia de España. El papa, en una bula obligó al Comandante de las tropas del rey francés, ganador de la batalla, Montfort, a ceder la tutela del infante Jaime, que al morir su padre en la batalla quedó huérfano, a los caballeros templarios de la Corona de Aragón. Los templarios se convirtieron en custodios de Jaime I, (luego el Conquistador), en el Castillo de Monzón. 

Recibieron un tercio de la ciudad en Mallorca por sus campañas y también en Valencia. En 1265, colaboraron en la conquista de Murcia. En recompensa, recibieron diferentes propiedades. En 1248, Luis IX de Francia, decide convocar y liderar la Séptima Cruzada, pero su objetivo ya no es Tierra Santa, sino Egipto. El propio rey fue capturado. Fueron los templarios, quienes negociaron la paz y prestaron al monarca la fabulosa suma que componía el rescate. Cuando cae Acre, en 1291 ya luchan los últimos templarios. Cambiaron su cuartel general a Chipre, pero la abandonaron por la oposición de sus habitantes. La orden había participado en una revuelta que destronó al monarca Chipriota, en favor de su hermano, esto permitió que la Orden prolongase su existencia unos años más. Fue Felipe IV el Hermoso, rey de Francia, (no confundir con el marido de Juana de Castilla), quien destruyó la Orden del Temple, pero antes de acceder al trono de Francia en 1285, Felipe ya era rey de Navarra tras casarse en 1274 con la reina Juana I de Navarra. Con lo que nos queda Felipe I de Navarra y IV de Francia, aunque lo de Navarra se lo suelen saltar cuando lo nombran. La historia nos dice que Felipe junto con el Papa Clemente V, tras acusarlos de herejía, el viernes 13 de octubre de 1307, salió a la caza del templario, y encarceló a más de 15000, a los que torturó buscando confesiones, muriendo muchos de ellos en dichas torturas o en la hoguera. De paso, al acabar con el Temple, Felipe se ahorró tener que pagarles la enorme deuda que tenía contraída con ellos. La tradición cuenta que cuando el último gran maestre del Temple, Jaques de Molay estaba siendo quemado a fuego lento, este lazó una maldición; “Clemente V, yo os emplazo ante el tribunal de Dios antes de 40 días, y a vos rey Felipe, antes de un año”. 33 días después de la ejecución, el Papa Clemente V fallecía enfermo, y a los nueve meses, Felipe IV el hermoso, moría por las heridas producidas tras caerse del caballo.

jueves, 29 de mayo de 2025

REINOS CRISTIANOS DE LA EDAD MEDIA

Desde la llegada de los musulmanes en el 711d.C,  hasta su derrota total en 1492, existieron en la península ibérica hasta diez reinos cristianos: Asturias, Pamplona, León, Aragón, Castilla, Galicia, Portugal, Navarra, Mallorca y Valencia. Si bien realmente fueron cinco los que predominaron en diferentes periodos de tiempo, más o menos largos: Asturias-León, Pamplona-Navarra, Castilla, Aragón y Portugal.

Mapa de España siglo VIII
Además no debemos olvidar lo que luego se convirtió en Cataluña, una serie de condados pirenaicos que fueron protegidos y regidos por el Imperio Carolingio durante doscientos años, y después de un breve espacio de tiempo siendo vasallos del Califato cordobés, se unieron al reino de Aragón, conservando su identidad.
De lo que podemos estar seguros es que España se va creando lentamente, primero con pueblos prehistóricos y luego con la llegada de los romanos se crea la provincia romana de Hispania, que al caer lentamente el Imperio, ceden por pacto a los visigodos el territorio y se realiza el desplazamiento y expulsión de los últimos bárbaros, Alanos, Vándalos y Suevos.
Y de aquella provincia de Hispania, se convierte en el reino visigodo que dará lugar a los reinos cristianos que hemos nombrado, luchando y pactando con los musulmanes invasores.
A partir de la desaparición de Roma, la Hispania romana queda en manos de sus pobladores, como propietarios dentro de las fronteras, formando reinos, y rechazando a los invasores y construyendo su laborioso futuro.
La Edad Media se suele dividir en Alta, Plena y Baja.

Carga de la caballería árabe
La Alta Edad Media va desde el siglo V al X, desde la caída de Roma hasta la consolidación de las sociedades con sus reinos territoriales.
La población de la península en el período años 750 al 1100 no debió de superar los cuatro millones de habitantes, con muy distintas densidades de población: alta en los valles del Guadalquivir, Tajo, Ebro y Levante, y desproporcionada para sus recursos en las montañas del norte, mientras que la mayor parte de la Meseta tendría muy bajas densidades.
A los hispanogodos sometidos a un gobierno musulmán se les permitió mantener su religión cristiana (mozárabes) y se ofreció reducción de impuestos a los que se convirtieron al islam (muladíes). La economía en al-Ándalus se basó en una agricultura con mejoras técnicas y nuevos productos, en la ganadería y en un próspero comercio que hizo crecer a las ciudades que ya existían (Córdoba, Zaragoza, Granada, Sevilla, Málaga, Valencia, etc.). También fundaron numerosas ciudades nuevas; Madrid en 865 para proteger a Toledo, Murcia en 825, Badajoz en 875, Almería en 955 por Abderramán III, etc. 
Los musulmanes mantuvieron la agricultura de secano (trigo, vid y olivo) e impulsaron la agricultura de regadío con avances técnicos que conocían como la noria, acequias, pozos, etc. Introdujeron nuevos cultivos desde oriente: arroz, cítricos, caña de azúcar, algodón, etc. El aumento de la producción permitió vender el excedente (producción sobrante) por lo que el comercio creció. Al-Ándalus mantenía circuitos comerciales del califato que llegaban hasta la India, así que el comercio fue una gran fuente de riqueza.
Pero además de la sociedad dominada por los musulmanes, se iban desarrollando y conquistando territorio los reinos cristianos, ya desde Covadonga, si bien esa zona cantábrica no fue primordial para los musulmanes, más interesados en la región transpirenaicas, pero fueron rechazados en Poitiers.

Baja Edad Media
En España la historia en el siglo X viene marcada por la desintegración del Califato de Córdoba y el inicio de los Reinos de Taifas. A la vez las luchas de los reinos cristianos
Ya desde el siglo XI se presenció el nacimiento de nuevas formas de vida y la península comenzó a abrirse al exterior. Cambió la forma de relación entre cristianos y musulmanes, ya que los primeros salieron de la situación de penuria económica y experimentaron un notable crecimiento gracias a recibir las “parias”, es decir tributos que pagaban las Taifas, pequeños reinos musulmanes, como compensación para no ser atacados e incluso ser defendidos de un ataque de otro reino.
Se extendieron las construcciones románicas, primer estilo arquitectónico medieval europeo. El contacto con otros reinos europeos se acentuó con el relegamiento  del viejo rito visigodo en favor del rito latino.  Este cambio en la liturgia tuvo repercusiones culturales ya que se introdujo la escritura, la carolina, en detrimento de la visigótica.
El impulso de la Reconquista determinó el mayor peso de la mesetas central en el conjunto peninsular, que se fue incrementando en detrimento de la de la periferia. En el siglo XII se afianzaron las distintas nacionalidades cristianas que no tardaron en manifestar antagonismos y se producían los cambios sociales y culturales que configurarían en su conjunto lo que se conoce como la Baja Edad Media.
Los efectos de la repoblación afectó a las zonas ocupadas y a las que venían  de los repobladores. Los nobles de la meseta central no querían que sus hombres marcharan a las tierras andaluzas dejando por lo tanto su trabajo. El poder de la iglesia era muy importante. Los negocios marítimos fueron el enriquecimiento de algunos burgueses que acapararon puestos de gobierno. Los mercaderes, y profesionales como juristas notarios, cirujanos, etc. formaban una clase intermedia entre la nobleza y la clase popular compuesta por artesanos y obreros poco especializados. Por debajo estaban los pobres, enfermos, esclavos que la mayoría eran musulmanes capturados en combate, y los judíos recluidos en guetos identificados obligatoriamente en el vestir y dedicados a labores artesanales y comerciales. 


Penetró en España en el siglo XI el Arte Románico por los Pirineos y se extendió por el norte del país a través del Camino de Santiago. Pero precisamente por la gran afluencia en las iglesias, por su poca capacidad para albergar feligreses, nace el Gótico, con unas características muy señaladas. Arquitectura de gran altura, contrafuertes, poderosas columnas, cristaleras amplias y hermosas y espacios abiertos de gran capacidad. Aparece en la península a finales del siglo XII y se le denomina el Gótico español para designar la división espacial del arte gótico que corresponde a los reinos hispano-cristianos y llega al siglo XVI.
Se diferencian el Gótico de la Corona de Aragón donde predomina el Gótico-mudéjar, del Navarro, del castellano , del gallego, etc.
A diferencia del Románico, el Gótico se extiende por la totalidad del territorio peninsular. E incluso también en las islas. Fue influido en la península por las tradiciones culturales y lógicamente el arte andalusí.
Gran parte de sus construcciones las encontramos en los cascos antiguos de las ciudades, haciendo ver el lugar con el atractivo medieval.

La sociedad se dividía en musulmanes: árabes, bereberes y muladíes, y en no musulmanes que eran discriminados: mozárabes, judíos y esclavos. Eso tuvo como consecuencia la coexistencia de varios grupos sociales en al-Ándalus, aunque con diferentes derechos según su religión y su origen. Aunque los musulmanes antes del siglo XI fueron más tolerantes con otras religiones que los cristianos. Se produjeron frecuentes conflictos sociales entre musulmanes y no musulmanes, ya que estos estaban discriminados y entre árabes y bereberes para controlar el poder, lo que llevó a la desintegración del poderoso Califato de Córdoba en el 1031.
Las luchas por la religión y por el territorio entre reinos cristianos y el poder musulmán algo que ya nace desde el reino Astur-Leonés, el de Galicia, el de Aragón, Pamplona (luego Navarra) Castilla, etc.,  marcó para la pérdida de territorio musulmán que quedaban en muchas ocasiones completamente despobladas. Y los efectos de las repoblaciones de las tierras conquistadas por los cristianos afectaron tanto a las zonas ya ocupadas como a las despobladas. Los nobles castellano-leoneses se resistían a dejar marchar a las fértiles tierras andaluzas a sus campesinos ya que veían peligrar sus ingresos. Además se trataba de que los musulmanes no controlasen las plazas fortificadas. En Andalucía los nobles se hicieron con el poder efectivo ya que los extranjeros no podían, por ley, aspirar a cargos de gobierno. En Valencia se repartieron las propiedades y se privilegió el comercio y la artesanía. En Aragón la nobleza consiguió que  se dictaran leyes que convirtieron a los colonos en siervos. Y esto mismo ocurrió en los condados catalanes donde se decretó la “remenca” (redención), que consistía en pagar un rescate si se quería abandonar la tierra. Existió allí un fuerte burguesía mercantil y un proceso de feudalización. El poder económico de la Iglesia allí era muy importante ya que un tercio del territorio catalán le estaba sometido.

Jaime I entra en Valencia 

Los negocios marítimos fueron la base del enriquecimiento de algunos burgueses que acapararon puestos en el gobierno. Mercaderes y profesionales formaban una clase media. Y por debajo estaban los pobres y enfermos, los esclavos que trabajaban en tareas domésticas y luego estaban los artesanos, en su mayoría musulmanes. Los judíos convivían en guetos y debían vestir de una manera determinada, y se dedicaban a labores artesanas, comerciales y financieras.
En muchas zonas de la península se desarrolló la ganadería, que necesitaba poca mano de obra y algo de agricultura. Las malas comunicaciones eran todo un problema. Se exportaba lana a Europa, pero a falta de una industria textil, el transporte estaba en manos de los nobles, ya que solamente ellos poseían caballos. Es por eso por lo que los grandes ganaderos eran los propietarios de las mejores tierras y más extensas, quedando las más pequeñas y pobres para los agricultores .
La minería experimentó un gran auge, en Ávila, Talavera y Valmaseda, sobre todo. También fue importante la extracción de sal.
La expulsión de los artesanos musulmanes de las ciudades supuso un problema y acentuado por el odio popular hacia ellos. Hubo revueltas que los monarcas pusieron fin echando a los musulmanes de las zonas rurales también. Los adinerados y las órdenes militares se adueñaron de las tierras abandonadas y por falta de mano de obra se transformaron de agrícolas a ganaderas.

Reinos de Taifas en el 1037
Los judíos en su mayoría se habían dispersado por la franja mediterránea desde los romanos. Fueron mejor tratados por los musulmanes. Los reyes cristianos los respetaban encargándoles de la administración local y recaudación de impuestos. También se ocupaban en el comercio de paños, joyería y peletería. Algunos pocos judíos poseían tierras y prestaban servicios militares, pero no constan nobles entre ellos. Alfonso X los incluyó en sus tareas culturales y ellos tradujeron del árabe al castellano obras científicas. Muchos judíos hablaban árabe y castellano lo cual les hacía muy útiles. La actividad más controvertida de los judíos fue el de las finanzas. Debido a que los cristianos no podían prestar dinero por considerarlo usura, se permitía entre judíos y cristianos cuando éstos recurrían al préstamo. Cobraban un interés ciertamente alto, el máximo era del 33% y en Aragón era del 20%.
Se desarrolló entonces la cultura hispano-hebrea. Filosofía, matemáticas, astronomía y medicina, y se cultivó la poesía. Además los reyes Alfonso X y Jaime I fomentaron la lectura y escritura en lenguas romances, que se manifestaba en anotaciones al margen para favorecer la comprensión de los textos latinos.
La historia de cada uno de los reinos cristianos y de al-Andalus, muchas veces se solapan los hechos de unos con otros, cada cual tiene su vida propia y perviven diferenciados. De modo que se ofrece cada reino por separado, aunque la misma historia figure en dos reinos a la vez en alguna ocasión.
La carga de los tres reyes en Tolosa 
La Baja Edad Media En España, podemos situarla en el siglo XIII. En el año 1212 los Almohades son vencidos en la Batalla de Las Navas de Tolosa, por tres reinos cristianos, lo que marca indeleblemente el principio del fin de los musulmanes en la península. Para entonces el poder musulmán quedó reducido al reino de Granada que fue fundado en el 1238.
 Los efectos de las repoblaciones de las tierras conquistadas por los cristianos afectaron tanto a las zonas ya ocupadas como a las despobladas. Los nobles castellano-leoneses se resistían a dejar marchar a las fértiles tierras andaluzas a sus campesinos ya que veían peligrar sus ingresos. Además se trataba de que los musulmanes no controlasen las plazas fortificadas. En Andalucía los nobles se hicieron con el poder efectivo ya que los extranjeros no podían, por ley, aspirar a cargos de gobierno. En Valencia se repartieron las propiedades y se privilegió el comercio y la artesanía. En Aragón la nobleza consiguió que  se dictaran leyes que convirtieron a los colonos en siervos. Y esto mismo ocurrió en los condados catalanes donde se decretó la “remenca” (redención), que consistía en pagar un rescate si se quería abandonar la tierra. Existió allí un fuerte burguesía mercantil y un proceso de feudalización. El poder económico de la Iglesia allí era muy importante ya que un tercio del territorio catalán le estaba sometido.

Alfonso X el sabio 
Los negocios marítimos fueron la base del enriquecimiento de algunos burgueses que acapararon puestos en el gobierno. Mercaderes y profesionales formaban una clase media. Y por debajo estaban los pobres y enfermos, los esclavos que trabajaban en tareas domésticas y luego estaban los artesanos, en su mayoría musulmanes. Los judíos convivían en guetos y debían vestir de una manera determinada, y se dedicaban a labores artesanas, comerciales y financieras.
En muchas zonas de la península se desarrolló la ganadería, que necesitaba poca mano de obra y algo de agricultura. Las malas comunicaciones eran todo un problema. Se exportaba lana a Europa, pero a falta de una industria textil, el transporte estaba en manos de los nobles, ya que solamente ellos poseían caballos. Es por eso por lo que los grandes ganaderos eran los propietarios de las mejores tierras y más extensas, quedando las más pequeñas y pobres para los agricultores .
La expulsión de los artesanos musulmanes de las ciudades supuso un problema y acentuado por el odio popular hacia ellos. Hubo revueltas que los monarcas pusieron fin echando a los musulmanes de las zonas rurales también. Los adinerados y las órdenes militares se adueñaron de las tierras abandonadas y por falta de mano de obra se transformaron de agrícolas a ganaderas.
Los reyes cristianos respetaban a los judíos encargándoles de la administración local y recaudación de impuestos. También se ocupaban en el comercio de paños, joyería y peletería. Algunos pocos judíos poseían tierras y prestaban servicios militares, pero no constan nobles entre ellos. Muchos judíos hablaban árabe y castellano lo cual les hacía muy útiles. La actividad más controvertida de los judíos fue el de las finanzas.
Se desarrollo en esa Edad la cultura hispano-hebrea. Filosofía, matemáticas, astronomía y medicina, y se cultivó la poesía. Los reyes Alfonso X y Jaime I fomentaron la lectura y escritura en lenguas romances, que se manifestaba en anotaciones al margen para favorecer la comprensión de los textos latinos.

Iglesia Románica de San Martín de Tours 
El Arte Románico penetró en España en el siglo XI por los Pirineos y se extendió por el norte del país a través del Camino de Santiago. Pero precisamente por la gran afluencia en las iglesias, por su poca capacidad para albergar feligreses, nace el gótico, con unas características muy señaladas. Arquitectura de gran altura, contrafuertes, poderosas columnas, cristaleras amplias y hermosas y espacios abiertos de gran capacidad. Aparece en la península a finales del siglo XII y se le denomina el Gótico español para designar la división espacial del arte gótico que corresponde a los reinos hispano-cristianos y llega al siglo XVI.

Catedral Gótcia de Burgos 
Se diferencian el Gótico de la Corona de Aragón donde predomina el Gótico-mudéjar, del Navarro, del castellano , del gallego, etc.
A diferencia del Románico, el Gótico se extiende por la totalidad del territorio peninsular. E incluso también en las islas. 
Fue influido en la península por las tradiciones culturales y lógicamente el arte andalusí.
Gran parte de sus construcciones las encontramos en los cascos antiguos de las ciudades, haciendo ver el lugar con el atractivo medieval.
 
 

miércoles, 28 de mayo de 2025

HERENCIA MONÁRQUICA VISIGODA

 

La conversión del rey visigodo Recaredo en el Concilio de Toledo del 7 de abril del 589 en el cual quedó sellada la unidad espiritual y territorial del reino visigodo, dejando la religión arriana y abrazando el cristianismo romano, también simbolizaba el triunfo de la civilización hispanorromana sobre los bárbaros, y contribuyó a sellar una alianza entre la corona y la iglesia. Tanto es así que la unión de la península era un hecho por la religión cristiana. Pero como sabemos en el 711 un ejército bereber cruzó el estrecho de Gibraltar, como aliado de los nobles visigodos contrarios a la llegada al trono del rey Don Rodrigo, y tras vencerlo en la batalla de Guadalete, comenzó la conquista de la Península Ibérica. Es la invasión musulmana. El reino visigodo se desplomó y se creó una nueva entidad política, Al-Andalus. 

CONVERSIÓN DE RECAREDO 
No obstante los hispano-romanos y visigodos que componían la población de la península, todos cristianos, a la vez que se desarrolló al-Andalus, fueron creando núcleos de resistencia a los musulmanes, primero en el norte y luego irán avanzando y creando lugar a los reinos cristianos medievales, que son los que se encargarán de hacer frente al musulmán, recuperar territorio al cristianismo o someterlos de alguna forma. En la franja norte de la península, desde las actuales  Galicia a Cataluña, grupos armados combatían a los musulmanes. Operaban sobre todo en la zona cantábrica y eran insumisos a cualquier gobierno desde la época romana, estaban apenas controlados por los visigodos. Aunque se presentan estos hechos como el principio de la Reconquista, más bien parece una continuación de la actitud habitual de los montañeses. Si bien los reinos cristianos no existían entes de la invasión musulmana, por lo tanto se trataba de avanzar por el territorio de la península, recuperando para la cristiandad los pueblos sometidos, y o bien expulsar o conseguir una debilidad que produjera impuestos que los musulmanes debían pagar. Está claro que si no había un rey cristiano con los visigodos, tendría que haberlo escogiendo entre los nobles de la población existente ante de la llegada de los agarenos.

Alfonso I de Asturias, el casto
Por lo tanto se organizaron y luego fueron resistiendo los ataques musulmanes y pudieron destruir guarniciones y atraer a la población visigoda y fundar de hecho y derecho del reino Astur en la persona de Alfonso I, con la corte de Cangas de Onís en el 739. Cuando ochocientos años después, los reyes Isabel y Fernando salen victoriosos en la guerra de Granada, terminando así con el último reducto musulmán en la península, Rodríguez de Almela, historiador, en esos días, al entregarles a los reyes un ejemplar de su “Compilación de las crónicas e estorias de España”, les recordaba que el origen de la legitimidad de los reinos cristianos, estaba en la estirpe visigoda que a su vez la recibiera de Roma por el primer pacto (Foedus) del 418, en Tolosa. Los ocho siglos de convivencia en el mismo territorio tuvo todo tipo de situaciones en las relaciones de diferentes reinos y con los invasores musulmanes. La consolidación de los reinos cristianos durante la Edad Media presenta una dinámica particular. Los reinos de Castilla y León forman el bloque más aventajado y compacto. Era una época en que se confundía el gobierno de los territorios con las administraciones de las propiedades privadas. Por lo que no es de extrañar que los conflictos familiares, los matrimonios de conveniencia y las cuestiones hereditarias determinasen los dominios sobre amplias extensiones, muchas sin poblar incluso.
Las alianzas, enemistades y los frecuentes cambios fronterizos de los reinos eran moneda común. Esto nos lleva a pensar que el sentimiento de Estado o Nación no existía aún, o era solo un esbozo. Los reinos eran hereditarios y competían entre sí e incluso eran capaces de luchar entre hermanos o padres contra hijos. No obstante tanto León como Castilla, Navarra y Aragón estaban en general empeñados en arrebatar los territorios a los musulmanes en aras de la expansión del cristianismo, o al menos de convertir a esos sus pobladores musulmanes en vasallos de los reinos cristianos. Esto explica cómo pudo ser que los islámicos estuvieran tanto tiempo en la península, digamos que gran parte de ese tiempo lo hicieron como inquilinos mal considerados. El Califato de Córdoba se va desintegrando y termina en el año 1031, pero ya se había iniciado la disgregación del territorio en pequeños reinos llamados Taifas. La primera se considera que fue la de Badajoz en el 1009. Pero el avance cristiano hace que los reyes de las taifas pidieran ayuda al sultán almorávide del norte de África, hasta el 11404. Cuando el dominio almorávide empezó a decaer, surgieron los llamados segundos reinos de taifas en 1144 que habían sucedido a los almorávides en su dominio del norte de África.  Tras el fin del periodo almohade, marcado por la batalla de las Navas de Tolosa (1212), hubo un corto periodo denominado terceros reinos de Taifas, que terminó en la primera mitad del siglo XIII con las conquistas cristianas en el Levante de Jaime I de Aragón y en Castilla de Fernando III el Santo. Y perduró en Granada con la fundación del reino nazarí en 1238, que no capituló hasta el 2 de enero de 1492, fecha que pone fin a la Reconquista.

FERNANDO III DE CASTILLA
Si bien esto no impedía que hubiese alianzas tácticas entre cristianos y musulmanes, ya fuese para combatir a los del credo contrario o a los adversarios del credo propio. Muchas veces a la defensa de la fe, se anteponía la necesidad política o económica de asegurar determinada región. Aún ante esta confusa situación, los reinos cristianos fueron consolidando sus propias identidades a través de instituciones y normas sociales, diferentes entre unos reinos y otros muchas veces, pero que les imprimieron sus particulares rasgos sociales, sus usos y costumbres. Su identidad.

MUERTE DE D. JUAN DE AUSTRIA

En enero de 1578, los tercios españoles, a las órdenes de Juan de Austria, derrotaron a los Estados Generales en la batalla de Gembloux, consiguiendo gran parte de los Países Bajos- Se reconquistó todo el Luxemburgo y Brabante. Pero Juan de Austria pronto estuvo necesitado de dinero. Dos ejércitos invadieron el Flandes español: uno francés y otro financiado por la reina Isabel de Inglaterra- Don Juan pidió a Juan de Escobedo, su secretario, que estaba en España, que lograra que lsu hermano el rey Felioe II le enviase dinero. En los Consejos de Estado y de Guerra, el duque de Alba advertía de la arriesgada situación, sin hombres y sin dinero.

Juan de Austria 
Pero Escobedo es asesinado el 31 de marzo de 1578. Posiblemente por orden de Antonio Pérez quizá con la aprobación del rey. ¿Cómo consiguió Antonio Pérez convencer al rey? Se apunta a argumentó que las ambiciones de don Juan de Austria decidiera por su cuenta la invasión de Inglaterra, o se aliase con los rebeldes holandeses o que, incluso, regresara a España al mando de las tropas para destituir a Felipe II. Antonio Pérez era el amante de la Princesa de Éboli, que al parecer confabulaban por el interés que tendría Juan de Austria en la corona de Portugal.
 No hay en la documentación que se conserva de la época dato o indicio solvente de esto. Pero lo cierto es que en 1578, don Juan estaba en Flandes y la principal preocupación era la constante necesidad de tropas y dinero para hacer la guerra. Al conocer la muerte de su secretario, don Juan escribió al rey, y en esa carta se evidencia que don comprendió lo que había ocurrido, y que no podría esperar nada de España, que había sido traicionado él  y su hermano el rey.

Antonio Pérez 
Los escritos de don Juan de aquella época revelan el estado de depresión en que cayó ese verano, al tiempo que progresaba su enfermedad (tifus o fiebre tifoidea). Algunos días debía incluso guardar cama. Su estado de salud se agravó a finales de septiembre, cuando estaba en su campamento en el sitio de Namur.
Viendo cerca su muerte, el victorioso en Lepanto, nombró sucesor en el gobierno de los Países Bajos a su sobrino Alejandro Farnesio y escribió a su hermano, Felipe II, pidiéndole que respetase este nombramiento y que le permitiera ser enterrado junto a su padre, Carlos I. No en vano, en el momento de su muerte, Don Juan de Austria se encontraba aislado política y profundamente herido en su espíritu por la falta de confianza que le había transmitido Felipe II. Solo al fallecimiento de su hermano, el Rey se percató de la perniciosa manipulación que había ejercido Antonio Pérez sobre él y, en consecuencia, de la injusticia que había cometido. Y como queriendo redimirse del injusto trato que le dio en sus últimos años de vida, Felipe II levantó una espectacular escultura para cubrir su tumba en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Un obsequio para un hombre que no dejó nada en su testamento, “Porque nada poseía en el mundo que no fuese de su hermano y señor el Rey”
He de hacer un comentario particular: A principios de 1971 en Barcelona, supe de una exposición que conmemoraba los 400 años de la batalla de Lepanto. Poco sabía yo entonces de aquel hecho y me acerqué a curiosear. En una gran nave, había una enorme mesa donde estaba un gran maqueta de la batalla con la disposición de los barcos y las personas que participaron en la lucha. También había documentos, pinturas, y diferentes elementos usados en el combate. ¡Nada menos que 400 años de la batalla! Me di cuenta que esos hombres lograron cambiar el curso de la historia. La epopeya la protagonizó Juan de Austria con 24 años. Entonces fue cuando la historia de España me empezó a interesar. El Imperio Otomano se estaba haciendo con Europa y solo el Imperio Español era capaz de contenerlo. Con arcabuz, espada, y el arrojo típico de un militar venido de la Península Ibérica. Así combatieron los soldados españoles que, un siete de octubre de 1571, derramaron su sangre sobre la cubierta de decenas de buques para detener, en el golfo de Lepanto, las pretensiones expansionistas turcas.
¿Y si se hubiera perdido? Estaríamos conquistados por los musulmanes otra vez. ¿Dominarían definitivamente Europa? Es posible.
La batalla de Lepanto fue una matanza terrible, sin precedentes, pero sirvió para demostrar que el esfuerzo conjunto de las naciones cristianas podía frenar el avance del Imperio Otomano.
El Imperio Otomano volvería a planta batalla tan sólo tres años más tarde, cuando consiguió conquistar Túnez. En 1574, Venecia firmó en secreto la paz con el sultán, rompiendo la Santa Liga y traicionando a España y al Papa. La derrota para el imperio Otomano supuso el final de su expansión hacia Occidente, su freno en Europa.
No obstante, lo que no sabían todos aquellos soldados es que no sólo habían aplastado a la gran flota otomana que amenazaba el Mediterráneo, sino que también se habían ganado, a base de cañonazo y mandoble, un hueco en los libros de historia.
Trastornado de joven por los libros de aventuras de caballería y otros, con permiso del genial hidalgo, quedé prendado de la figura de Juan de Austria. Un hombre de 24 años había logrado cambiar el curso de la historia, y pensé en la enorme grandeza que pueden llegar a tener algunos personajes como él y como Cervantes, que también allí estaba.

Mausoleo de Juan de Austria 
Don Juan de Austria murió el 1 de octubre de 1578.
Ya presente en la historia, en la pintura, el grabado, los tapices y la escultura, entró en la gran literatura con el canto XXIV de la "Araucana" de Alonso de Ercilla, dedicado a Lepanto, y de la mano de Cervantes en la "Galatea" y en el capítulo XXXIX de la primera parte del Quijote. Más allá de España, el escocés Sir William Stirling-Maxwell escribió "Don John of Austria. Passages from the history ot the sixteenth century", publicado en 1883, y Chesterton situó a Juan de Austria en el centro de su famoso poema Lepanto, fechado en 1915.
Su tumba está cubierta hoy por una estatua yacente de singular belleza que representa al finado ataviado con armadura, si bien, al no morir en combate, está representado con los guanteletes quitados.
Al pie del sepulcro puede leerse "JOHANNES AVUTRIACVS CAROLI V FIL. NATURALIS"

EL GRAN CAPITAN Y BOABDIL

  Gonzalo Fernández de Córdoba era un capitán al servicio de Isabel I de Castilla y de Fernando II de Aragón, y Boabdil (Mohammed ben Abî al...