sábado, 29 de noviembre de 2025

LA REINA VICTORIA EUGENIA DE BATTENBERG

Ena, para los suyos, por el gaélico Aithne (fuego pequeño), nació en el castillo de Balmoral (Escocia), en 1887. Pasó su infancia y adolescencia entre esa residencia, el palacio de Buckingham, el castillo de Windsor, la casa Osborne, en la isla de Wight, y el palacio de Kensington.
Victoria, o Ena como la llamaban en su familia, fue fruto de un matrimonio morganático, que es el palabro que se utilizaba para definir a matrimonios entre personas de distinto rango. Su madre, Beatriz, princesa de Reino Unido por nacimiento y su padre, Enrique de Battenberg, un aristócrata alemán.

Victoria Eugenia fue invitada a una cena de gala en el Hôtel du Palais de Biarritz a la que también estaba invitado el rey español, Alfonso XIII. Para aquel entonces el Rey tenía ya 19 años y a pesar de un físico no demasiado agraciado, era considerado una especie de playboy, una suerte de partidazo que había nacido ya con la corona puesta. Su madre, que fue regente durante toda su infancia, María Cristina, estaba acostumbrada a hacer y deshacer a su antojo por aquello de los años de regencia y pensaba que también podía decidir con quién entroncaría su hijo en real matrimonio.
Para desgracia de la Reina regente María Cristina, en aquella cena de gala se cruzó en la vida de Alfonso una joven princesa inglesa de nombre Victoria Eugenia. Para María Cristina aquella era una pésima opción, argumentos en su contra tenía para elegir. Para empezar, profesaba una religión distinta a la de Alfonso, era anglicana, para continuar provenía de un matrimonio morganático en el que la familia real británica emparentaba con una a la que María Cristina consideraba unos advenedizos venidos a menos, los Battenberg.

María Eugenia sobre Alfonso XIII, dijo en una entrevista: “No se puede decir que fuese guapo, pero tenía una buena estatura. Era muy simpático, vivaz, pero no guapo. Era meridional, muy meridional”. Su correspondencia, custodiada hoy en el Palacio Real, estrechó el vínculo en la distancia.
Tras abjurar del protestantismo y recibir el bautismo católico en San Sebastián, en enero de 1906, la Casa Real hizo público su compromiso. La princesa todavía no hablaba español, pero no le costó demasiado aprenderlo: seis meses para seguir una conversación y un año y medio para participar en ella con solvencia.
Aficionada a la lectura, su biblioteca en España alcanzó los mil volúmenes, y hábil para los idiomas, hablaba inglés, francés y alemán, recibió la educación propia de cualquier princesa de la época.
Al público parecía agradarle aquella muchacha “delicada y espiritual”, en palabras de Azorín, a la que los lectores del monárquico ABC habían designado en una encuesta como favorita para desposarse con el rey. A propósito de su llegada a España, la infanta Eulalia, tía de Alfonso XIII, apuntó en sus Memorias: “Se creyó encontrar entre locos al oír las exclamaciones de los madrileños, que a su paso arrojaban flores”.

La ceremonia nupcial se celebró el 31 de mayo de 1906 en la iglesia de San Jerónimo el Real, y, como sabemos, estuvo marcada por el intento de magnicidio de Mateo Morral. Cuando la comitiva regresaba al Palacio Real, el joven anarquista arrojó una bomba desde un balcón de la calle Mayor, matando a unas veinticinco personas. Los reyes salieron ilesos. Años después, Victoria Eugenia recordaría la angustia de aquella jornada en una entrevista a la televisión francesa: “Les puedo asegurar que no fue agradable bajar y ver toda aquella sangre. Vi a un pobre soldado con las piernas así [haciendo una X con los dedos]. ¡Qué horror!”.
El primer hijo de la pareja recibió el nombre del padre. Nacido en 1907, Alfonso de Borbón y Battenberg fue diagnosticado de hemofilia, transmitida por su madre. No podemos saber si los reyes ya lo sabían o no, sobre aquel mal, cuya primera mención en un informe médico sobre el príncipe de Asturias y el benjamín Gonzalo data de 1926. Lo cierto es que la hemofilia fue determinante en la muerte de ambos por accidentes en 1938 y 1934, respectivamente, no superaron los consiguientes problemas de coagulación de la sangre. Fueron golpes muy duros para Victoria Eugenia, madre también de Jaime (1908-1975), Beatriz (1909-2002), María Cristina (1911-1996) y Juan (1913-1993)  que por estas triquiñuelas del destino, Juan, el tercero de los hermanos, y el único sin hemofilia, terminó llevando el título de heredero como Príncipe de Asturias que, a buen seguro, ella se sintió juzgada por su marido y su suegra, María Cristina, por haber introducido la hemofilia en la familia real española. La rigidez de esta última y las constantes infidelidades de Alfonso, padre de varios hijos bastardos con la actriz Carmen Ruiz Moragas y otras mujeres, empañaron su vida.
Ante los desafíos que afrontaban España y el conjunto de Europa, su labor fue todo menos baladí. Las voluntarias de la Cruz Roja Española se desplegaron en el Protectorado Español de Marruecos tras el desastre de Annual de 1921; y si en 1915 Alfonso XIII se animó a fundar la “Oficina Pro-cautivos” para localizar a los presos y desaparecidos de la Gran Guerra, fue por iniciativa de ella.
Curiosamente, el rey fue propuesto para el premio Nobel de la Paz en 1917 por su labor al frente de ese departamento, pero, finalmente, el Comité Internacional de la Cruz Roja fue el favorecido.
 
Cuando en abril del 31 se proclamó la Segunda República, Alfonso XIII dejó el país dejando atrás a su mujer y a sus cinco hijos, un bonito detalle de un hombre que emprendía una huida hacia delante en la que su familia no parecía jugar un papel protagonista. Después de esta salida del país llegaron los años del exilio y en el exilio, el divorcio. Victoria Eugenia terminó tan cansada de desplantes y feos que abandonó a su marido y se fue con su madre a Inglaterra y desde allí le pidió el divorcio y la devolución de la dote que presentó para la celebración de su matrimonio con intereses de los 24 años que habían pasado juntos, además de una pensión compensatoria.
Durante su largo exilio, Victoria Eugenia pudo, al menos, despedirse de España. Se le recuerda también por ser madrina de bautizo del ahora Rey don Felipe VI en febrero de 1968, y además de ser ella la artífice de las conocidas “Joyas de pasar” de la Reina de España, las piezas más importantes del joyero real que lucen hoy las Reinas doña Letizia y doña Sofía.

BAUTISMO DE FELIPE VI 
Si en 1931 había salido por la puerta de atrás, treinta y siete años después, en el aeropuerto de Barajas, frente a una multitud de unas cinco mil personas, se congratuló porque el pueblo no la hubiera olvidado.
Falleció en Lausana, 15 de abril de 1969 en su residencia de Vieille Fontaine a los 81 años de edad.  Enterrada en el cementerio de Bois-de-Vaux,  la esposa de Alfonso XIII, madre de Juan de Borbón y abuela de Juan Carlos I y bisabuela de Felipe VI permaneció allí hasta 1985, hace ahora cuarenta años, cuando sus restos mortales fueron trasladados a España, junto con los de sus hijos Alfonso, Gonzalo y Jaime.

viernes, 28 de noviembre de 2025

SEGUNDA REPÚBLICA ( Y 3)

“Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos”. Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT, el 1 de diciembre de 1935.
Gobernando la derecha el Presidente de España, Alcalá Zamora, encargó la formación del gobierno a Manuel Portela Valladares (diciembre 1935). Intentó formar un gobierno de centro pero fracasó y Alcalá decidió disolver las Cortes y convocar elecciones. La revolución fracasada de 1934 dejó sus consecuencias. La derecha no gobernaba con libertad.

FRANCISCO GRANDE CABALLERO 
Con la CEDA no hubo gobiernos coherentes ni duraderos. Hubo siete ejecutivos, cuatro de Lerroux. Eso más los disturbios en las calles, las huelgas y manifestaciones, pusieron en bandeja al Frente Popular (izquierda), para la convocación de elecciones.
En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron candidaturas a las elecciones de febrero de 1936. El Frente Popular fue un pacto electoral firmado por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, Partido Obrero de Unificación Marxista y Esquerra Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT, con muchos presos en la cárcel, no pidió la abstención y apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas.
La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió con un programa basado en el miedo a la revolución social.  La Falange y el PNV se presentaron por su cuenta.  La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el interior del país. La izquierda obtuvo 278 escaños y el 34% de los votos. La derecha obtuvo 124 diputados y el 33 % de los votos. El resto fue entre el PNV y la Liga Catalana
Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República el día 10 de mayo de 1936  con la abstención de los conservadores . El objetivo era que Indalecio Prieto, hombre fuerte del ala más moderada del PSOE, ocupara la jefatura del gobierno. Sin embargo, la negativa del Partido Socialista, dividido en diversas tendencias, llevó a que se formara un gobierno presidido por Casares Quiroga y formado exclusivamente por republicanos de izquierda, sin la participación del PSOE.
Se inició rápidamente la acción reformista: Amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934. Restablecimiento del Estatuto catalán. Alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo. Franco, Mola y Goded fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares. Reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas. Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia, fue aprobado en plebiscito en junio de 1936, y el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936.

SANTIAGO CASARES QUIROGA 
No obstante Azaña quería evitar una guerra civil y lanzó propuestas conciliadoras que fueron bien recibidas por la CED y la derecha moderada.
Mientras la izquierda obrera había optado por una postura revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente el fin del sistema democrático. Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos callejeros entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. El desorden público era cada vez mayor. El estado de alarma se prorrogó todos los meses para impedir informaciones adversas en la prensa. El derecho de reunión y manifestación permaneció limitado y se decretó la disolución de algún partido, como la Falange, y la restricción de actividades políticas a las asociaciones de militares retirados.
El análisis de la movilización civil y policial contribuye a dar a conocer el papel primordial del Estado en los enfrentamientos de la primavera de 1936. En los parámetros políticos existentes hasta el 17 de julio, las repetidas experiencias anarquistas en 1932 y 1933, o la socialista de octubre de 1934, eran irrepetibles en 1936. Y los grupos vencedores en las elecciones, y los que se aprovecharon del triunfo de la coalición de izquierda, no sólo se encontraban privados de los recursos necesarios, sino que les faltaban argumentos políticos para intentar una acción revolucionaria. Quien ocupó la calle en casi todo el territorio español por medio del uso de la violencia fue el Estado.
Se aplicó un poder que le permitió dominar la calle con más intensidad desde junio de 1936. Además, con la intervención directa, represiva y a veces preventiva de la policía, el Gobierno pudo “desaconsejar” a cualquier grupo político el intento de situar a sus seguidores en la calle. Esa constatación era el mayor síntoma de la debilidad política de los pequeños partidos monárquicos y de la casi desaparecida CEDA.
Las cuatro fundamentales causas que condujeron a España a un levantamiento militar, que por otra parte se veía venir fueron las acciones contra la propia República del “Anarcosindicalismo”. La división del Socialismo. El ascenso del Comunismo de tipo estalinista. La posibilidad golpista de la derecha política. La creciente y enorme conflictividad social.
Para colmo algunas decisiones equivocadas y graves eran muy mal recibidas por el pueblo. Prohibió ser monárquico u ostentar cualquier símbolo monárquico. No estaba permitido siquiera el debate entre monarquía y república.
El propio líder socialista Largo Caballero, un sindicalista y político marxista, histórico dirigente del Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores. Fue ministro, llegó a declarar abiertamente en aquella época que “Las elecciones no son más que una etapa en la conquista y su resultado se acepta a beneficio de inventario. Si triunfan las izquierdas, con nuestros aliados podemos laborar dentro de la legalidad, pero si ganan las derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada “.
Todo el mundo que estuviese un poco al tanto seriamente de las cuestiones políticas, sabía que habría un golpe de Estado, y unos pensaban que sería por parte de militares de derecha y otros pensaban que serían fuerzas de izquierda.
Se organiza la UME, Unión Militar Española, un eje para los contactos entre militares y civiles. Monárquicos Alfonsinos, y Carlistas se reorganizan. Adiestran a los requetés y adquieren armamento extranjero. Algunos se entrevistan con Mussolini para saber de su apoyo a una posible dictadura monárquica. Los generales Goded, Queipo de llano, Franco y Mola, militares relativamente republicanos, que obedecieron fielmente ordenes de los gobiernos de la República, y no habían tenido actuación política y algunos diputados de la CEDA, colaboraron con los conjurados. La idea inicial no era un pronunciamiento militar. En ningún momento se pensó en una guerra civil.

ASESINATO DE CALVO SOTELO 
El 14 de abril, durante los actos conmemorativos del V aniversario de la República, fue asesinado un alférez de la Guardia Civil por establecer el orden y se produjeron unos hechos confusos que de resultas muere un primo del fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera por disparos de un teniente que estuvo a punto de ser linchado por los manifestantes, pero rescatado, termina siendo puesto en libertad sin cargos. Desde este día se convirtió en objetivo de las milicias derechistas. Pistoleros falangistas, (José Antonio estaba encarcelado por esas fechas), seguían actuando y asesinaron al teniente el 12 de julio de 1936.
Mientras en las Cortes, tras lanzar Calvo Sotelo su frase conocida de que “prefería morir con gloria a vivir con vilipendio”, desde su escaño Dolores Ibárruri dijo… “Este hombre ha hablado hoy por última vez”. Y para constatar esos hechos hay dos testimonios interesantísimos, ambos de personas tan poco sospechosas de ser franquistas como el presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas o Salvador de Madariaga; el primero de ellos, confesó haberlo escuchado por estar su escaño muy cerca del de Calvo Sotelo.
La trágica consecuencia fue el posterior asesinato al día siguiente del diputado derechista Calvo Sotelo, como venganza por los compañeros del teniente que quería asesinar al jefe de la CEDA José María Gil-Robles, pero al no encontrar a este en su domicilio se encaminaron al de José Calvo Sotelo, un monárquico moderado que había sido ministro. Se lo llevaron de su domicilio, burlando a sus escoltas con una orden de detención falsa, y tras dispararle dos tiros dentro del coche en el que iban, dejaron su cadáver.
Esto último se va a señalar como la chispa detonadora de todo el proceso conspirativo y precipitó las cosas. El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión golpista contra el gobierno de la República.
La ultraderecha acusó al gobierno del asesinato, lo cual no era cierto, pero vino a demostrar que el gobierno no podía controlar a sus agentes. El país estaba sumido en un profundo desorden, y el detonante no fue un factor político sino militar. Desde las elecciones de febrero de 1936 algunos oficiales de alto rango habían comenzado a conspirar, coordinados por el general Mola. Sanjurjo fue partidario de una extrema dureza para que sea un golpe rápido y efectivo.
Es cierto que un golpe se venía gestando. Eso no sale por generación espontánea, pero la ceguera política del Gobierno republicano presidido por Casares Quiroga hace que los acontecimientos se sucedan de forma imprevisible y no haya reacción. En 1936 con casi 900.000 obreros y campesinos en paro y con hambre, la economía hecha trizas, el capital esperando con miedo, la mediana y pequeña burguesía inquieta, los más previsores largándose a otros países, la calle revuelta y el pistolerismo de ambos bandos ajustando cuentas en cada esquina, el ambiente se pudría con rapidez. Aquello apestaba a pólvora y a sangre.

Manuel de Irujo
Irujo, hombre culto, Ministro de Justicia republicano y miembro del PNV, relató así los sucesos de esa Primavera Trágica: “Sacerdotes y religiosos han sido detenidos, sometidos a prisión y fusilados, sin formación de causa, por miles, hechos que, si bien amenguados, continúan aún, no tan solo en la población rural, donde se les ha dado caza y muerte de modo salvaje, sino en las ciudades, como Madrid y Barcelona y las restantes grandes poblaciones suman por cientos los presos en sus cárceles sin otra causa conocida que su carácter de sacerdote o religioso”.
A menudo se le reprocha a la Iglesia su cercanía al bando nacional. La Iglesia forzosamente tenía que estar más cerca del bando nacional porque el otro, la estaba exterminando desde antes incluso del alzamiento.
El estado de la nación justo antes del alzamiento consistía por parte de los violentos en que los líderes de la derecha eran sacados de sus casas y asesinados como perros por pistoleros de la izquierda.
Una serie de incapacidades para dar respuesta política y la evolución de la sociedad son motivos para pensar en un declive que hay que situar su comienzo ya en tiempos de Isabel II, incluso quizá desde el término de la Guerra de la Independencia.
El ejército, la oligarquía y la iglesia encuentren en el formato de las conspiraciones del siglo XIX el modelo a seguir para evitar un cambio radical que ponía en serio peligro su estatus social.

QUIEPO DE LLANO Y 
F. FRANCO

En 1936 todo el mundo que estuviese un poco al tanto seriamente de las cuestiones políticas, sabía que habría un golpe de Estado, y unos pensaban que sería por parte de militares de derecha y otros pensaban que serían fuerzas de izquierda.
Una violencia que fue in crescendo hace que tanto la oligarquía, parte del ejército y la Iglesia encuentran un peligro desatado que han de sofocar, ya que el gobierno, aunque realizó numerosos esfuerzos por controlar a la calle, se vio superada por los acontecimientos.
Al frente del alzamiento se encontraban militares relativamente republicanos, como Goded, Quiepo de Llano, Mola y Franco, aunque éste último no había tenido ninguna actuación política. También algunos diputados de la CEDA colaboraron.

EMILIO MOLA 
El alzamiento sería de carácter militar y nunca se pensó seriamente en una guerra. El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión golpista contra el gobierno de la República.
 

jueves, 27 de noviembre de 2025

SEGUNDA REPÚBLICA (Parte 2)

Ya el 10 de mayo de 1931 a raíz de la inauguración de un círculo monárquico en Madrid, se había intentado el incendio del diario ABC y se produjeron las primeras víctimas. Después se incendiaron varios edificios religiosos. Al día siguiente el Consejo de Ministros declaró el Estado de Guerra en Madrid. Los incendios se repitieron en Málaga, Sevilla, Córdoba, Alicante y Valencia, ardieron más de cien edificios religiosos y obras de arte de gran valor histórico desaparecieron 
Se amnistió a todos los presos por delitos políticos. El general Sanjurjo fue puesto al mando de la Guardia Civil. Se otorgaba a todas las religiones el mismo trato, se disolvían las órdenes religiosas y se quiso nacionalizaron sus bienes.

MANUEL AZAÑA
En junio de 1931 se produce la primera vuelta de las elecciones generales de España consideradas a Cortes Constituyentes. Poco antes se había modificado la ley electoral de 1907, para permitir que las mujeres y los sacerdotes pudieran presentarse como candidatos. Las listas republicanas tuvieron un rotundo éxito. El día 28 de julio las Cortes eligieron a los 21 miembros de la Comisión de Constitución que iban a redactar el proyecto de Constitución que debatiría la Cámara. Una Comisión Jurídica Asesora elaboró un anteproyecto que aceptaba la fórmula de la "autonomía" para resolver el asunto de las regiones, descartando la solución federal, pero defendía la separación de la Iglesia y el Estado, y la disolución de las órdenes religiosas y la nacionalización de sus bienes. También desaparecía  el Senado. Presentaba además otras novedades sustanciales como la definición misma de la República, las limitaciones al derecho de propiedad y la enseñanza, que se declaraba laica y única.


El debate de totalidad del proyecto de Constitución tuvo lugar entre el 27 de agosto y el 9 de septiembre de 1931. El 9 de diciembre tuvo lugar la votación final del texto aprobado por las Cortes y el presidente de las Cortes anunció que de los 466 diputados, han tomado parte en la votación 368 y han votado sí. La Constitución queda aprobada.
Ya en los debates de la Constitución, Ortega, Unamuno, Marañón, Pérez de Ayala y otros intelectuales que participaron durante los mismos se encontraron con discusiones y desilusión. No habían terminado los debates, cuando Ortega escribe en el periódico “El Sol” el 9 de septiembre de 1931 el segundo de sus artículos más famosos: “No es esto, no es esto”
Sobre el voto femenino un diputado se manifestó en contra del mismo siguiendo "argumentos biológicos" como que a la mujer no la domina la reflexión y el espíritu crítico sino la emoción y todo lo que tiene que ver con los sentimientos. Basándose en el psicoanálisis sostenía que el histerismo es consustancial a la psicología femenina. Pero finalmente quedó aprobado con el texto: "Se reconoce, en principio, la igualdad de derechos de los dos sexos". 

CLARA CAMPOAMOR 
Clara Campoamor defendió su voto particular para incluir en el primer párrafo que tampoco el sexo puede ser objeto de privilegio y la supresión del segundo párrafo para que se reconociera plenamente la igualdad entre hombres y mujeres y no solo "en principio". Victoria Kent también apoyó la propuesta, que finalmente quedó aprobada. Pero el  1 de octubre, interviene Victoria Kent para pedir que se aplace la concesión del voto a las mujeres, porque en su opinión la mujer española carecía de la suficiente preparación social y política como para votar responsablemente, por lo que, por influencia de la Iglesia, su voto sería conservador, lo que perjudicaría a los partidos de izquierdas. Solo se aprobó que la mayoría de edad pasaría de los 21 a los 23 años.
De todas formas las izquierda gobernaban al país. El presidente era Alcalá Zamora, y en otros puestos, Azaña, Lerroux, Mura, Casares -Quiroga.  Se reconocía la libertad sindical y corporativa. Y también se podría gobernar por decreto, y así nació lo que sería la polémica Ley de la Reforma Agraria.
Indalecio Prieto y otros muchos, se encontraban representando a todas las formaciones del frente que derribó la monarquía. Redactaron los decretos fundacionales de la Segunda República.
La derecha monárquica tuvo un rotundo fracaso. Como resultado la mayoría de las izquierdas en el Parlamento dio lugar a lo que dio en llamar  “Bienio reformista” entre los años 1931 y 1933.
Ya en los debates del texto de la Constitución, Ortega, Unamuno, Marañón, Pérez de Ayala y otro intelectuales se dieron cuenta que aquellas Cortes no eran las que ellos habían deseado. Estaba en juego nada menos que la concepción de España como nación unitaria o bien la aceptación de unas realidades históricas singulares y diferentes. Cataluña ya tenía a punto su Estatuto de Autonomía. La discusión sobre el estatuto catalán avanzaba lentamente.
En septiembre de 1932 se aprueba la ley de la Reforma Agraria, que mediante expropiaciones y asentamientos tendría que consolidarse. La aplicación fue un fracaso, solo se logró asentar finalmente a unos 4300 campesinos. La Reforma del Ejército era una de las bases para el afianzamiento de la República. Azaña, ministro de la guerra tomó una serie de medidas que suponían la reducción de jefes y oficiales, el cierre de la Academia de Zaragoza y otras medidas que fueron recibidas con rechazo. Se decretó el pase a la reserva de muchos oficiales. Precisamente estos serían muchos de los que se sublevarían más adelante.
La Reforma de la Enseñanza era otro asunto fundamental. Se construyeron 10.000 escuelas y se habilitaron miles de maestros. La Universidad fue reformada con reducción de exámenes, planes de estudios nuevos. La Facultad de las letras de Madrid se convirtió en la mejor de España. Se reformó la legislación del Patrimonio Artístico y se creó un red de Archivos Nacionales. La reforma cultural cubrió muchos aspectos que sería largo de detallar, pero la cultura popular siguió por su camino de populismo folclórico.
Todas estas reformas, tan rápidas, contaron con el rechazo de la derecha, sobre todo en lo referente al laicismo, la expulsión de los jesuitas. La quema de conventos en 1931 y otras medidas propiciaron la movilización de los católicos contra la República creando la CEDA, (Confederación de Derechas Autónomas). Por lo tanto el republicanismo lo que obtuvo fue que la cristalización de la derecha a la República fuera imposible.

Confederación de Derechas Autónomas (CEDA)
El régimen republicano reconocería el autogobierno de Cataluña, el alcalde de Barcelona Lluis Companys proclamó la “República Catalana dentro de la República Federal Española”. Era una transgresión, y accedió a cambiar el nombre por el de Generalitat de Cataluña.
El catolicismo defendía la Unidad de España y amplios poderes a la Iglesia. Pero en el mundo obrero y en la clase política había un fuerte anticlericalismo y laicismo, y también una rechazo de parte de algunos intelectuales. Esto se trasladó a las clases populares que llegaron a la visceral violencia.
El clima de tranquilidad duró poco tiempo. Los partidos de izquierda republicana chocaban con el catolicismo conservador. Existió un anticlericalismo moderado, pero la mayor parte popular era visceral y violento. El Gobierno no actuó con decisión y se ganó dos enemigos, la Iglesia y el Ejército. Además el gobierno debía resolver los graves ataque anarquistas. Huelgas y manifestaciones en Zaragoza, Tarragona, Valencia y Murcia y más tarde en Andalucía, debiendo acudir el ejército a reestablecer la situación.
Se instauró el matrimonio civil, el divorcio y la enseñanza laica. La política educativa formó las Misiones Pedagógicas, que eran un grupo de estudiantes y profesores universitarios que acudían a las zonas deprimidas. En general el mundo de la cultura y de la intelectualidad mostró su apoyo a la República.
Los partidos políticos eran un mosaico de ideas y las organizaciones obreras jugaron un papel decisivo. El partido PSOE de Prieto y Besteiro con su filial UGT de Largo Caballero. De aquí había surgido en 1921 el Partido Comunista de “la Pasionaria”. Los anarquistas estaban en la Confederación Nacional del Trabajo, (CNT) con Buenaventura Durruti y Federica Montseny.

INDALECIO PRIETO (PSOE)
En Cataluña el más importante fue Esquerra Republicana de Francesc Maciá y Lluis Companys. En el País Vasco era del PNV, nacionalista y conservador. En Galicia surgió la Organización Republicana Gallega de Casares Quiroga. Cinco años tardó en ser aprobado el Estatuto vasco. El estatuto gallego fue aprobado en junio de 1936. En Valencia se estudió el tema, pero estalló la guerra antes de su aprobación. Cosa parecida pasó con el Estatuto de Aragón. El caso  de Andalucía se había resulto para julio de 1936, pero quedó también sin aprobación. Luego tanto en Castilla y León como en las regiones insulares, pasó exactamente igual.
Provocados, el gobierno republicano perdió apoyos en amplios sectores de la clase media y rural. Militares descontentos, al mando del General Sanjurjo, protagonizaron un intento de golpe de Estado en el verano de 1932, que fracasó. Pero puso de manifiesto el sentimiento de gran parte del ejército de oposición ante la autonomía de Cataluña y la tensión creada por las continuas huelgas, manifestaciones y desordenes. Fue un serio aviso.
Las huelgas eran el pan de cada día. Ha habido 734 huelgas en 1931, y 1127 en 1933. Esto desgastó al gobierno de Azaña.  Un asalto y fusilamiento de 14 campesinos en el pueblo de Casas Viejas, episodios que tuvieron lugar en enero de 1933 en Andalucía. Los anarquistas ya repudiaron a la República. La tachaban de burguesa y reaccionaria.
La clase media casi no existía y el pueblo soportando injusticias y miserias.
El gobierno estaba herido y Azaña dimitió en septiembre de 1933. Hubo elecciones Generales el 19 de noviembre en las que las mujeres ya podían votar. La CEDA, el partido de derecha liderado por José María Gil Robles fue la fuerza más votada y en realidad no aceptaba los postulados de la República. Pensaba en rectificar y caminar primero hacia un Estado conservador para legar después aun Estado autoritario. Ni bien llegaron al poder tomaron algunas medidas como devolver las tierras a los nobles, dotación presupuestaria para el clero, que había sido suprimida, y amnistía para los golpistas de Sanjurjo y Primo de Rivera que estaban encarcelados. Se intentó paralizar los procesos autonómicos vasco y catalán. Y el ministro de la Guerra, incorporó a los más altos mandos del ejército a los generales más contrarios a la República, Goded, Fanjul, Franco y Mola.
La izquierda más extremista, los anarquistas de la CNT, inician el 8 de diciembre de 1933 un levantamiento golpista disfrazado de huelga general, que se salda con muertos y heridos, atentados con explosivos, destrucción de archivos, quema de iglesias y atentados contra vías férreas, puentes, líneas telegráficas y telefónicas.

FALANGE ESPAÑOLA Y DE LAS JONS
La Falange Española, partido fascista dirigido por José Antonio, hijo del dictador Primo de Rivera, en febrero de 1934 se fusionó con las JONS.
La CEDA reunía tal cantidad de intereses que no fue posible unificarlos. Se actuó con dureza en las huelgas campesinas de Andalucía y Extremadura.
El hecho más grave es la Revolución de Octubre de 1934, una intentona golpista de carácter bolchevique que si hubiera triunfado llevaría a España  a una dictadura comunista y de socialistas radicales. Tuvo especial incidencia en Asturias y en Cataluña. La huelga general revolucionaria cuajó fundamentalmente en la cuenca minera asturiana del carbón, En el resto del país, donde no existió dicha confluencia fracasando en Madrid y en otras localidades. Los generales Goded y Franco son llamados para que dirijan la represión de la rebelión de Asturias desde el Estado Mayor en Madrid. La represión, con la intervención de fuerzas legionarias y marroquíes fue especialmente dura en Asturias donde la resistencia había llegado más lejos (más de 1.500 muertos y decenas de miles de presos). En Cataluña, al inhibirse la CNT, el movimiento tuvo un escaso alcance, aunque la autonomía fue disuelta y el presidente Companys encarcelado. Los más importantes líderes socialistas del PSOE y la UGT fueron a prisión o se tuvieron que exiliar. En realidad, el estallido de la contienda fratricida no era inevitable. El propio Franco, en 1934, no tenía interés en apoyar un golpe de Estado, sino en servir a una república conservadora, capaz de mantener a raya a los “rojos”.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

26 DE NOVIEMBRE DE 1504

Ese día falleció en el Palacio Testamentario de Medina del Campo (Valladolid), Isabel de Trastámara, conocida como Isabel la Católica, la reina más poderosa del mundo.
Con tres años quedó huérfana de padre. Con diez años, su madre enloqueció y fue apartada de ella. A los diecisiete perdió a Alfonso, su hermano pequeño. Su hermanastro mayor, el rey Enrique IV, la detestaba.
Pero a todo y a todos impuso su mente ágil, su voluntad de hierro, su fe inquebrantable, su disciplina, su decisión, su confianza en sí misma y su inteligencia. Así llegó más alto que ninguna mujer en la historia de la humanidad.



A los dieciocho años llegó a su boda clandestina en Valladolid y así habló a su futuro esposo, Fernando, su primo segundo de diecisiete años: "Te he elegido yo y sólo yo como esposo, en contra de la voluntad del Rey y sin el permiso del Papa. Pero a Dios pongo por testigo de nuestro amor y de nuestra determinación por reinar, cada uno, en Castilla y Aragón".
A los veintitrés años, en su coronación en la Plaza Mayor de Segovia, hizo lo que ninguna mujer había hecho antes: tomar entre sus manos una espada, símbolo máximo del poder real que ella iba a ejercer.


Palacio Testamentario de Medina del Campo 

A los veinticuatro años, en el campo de batalla en Tordesillas, donde un mes después de perder un bebé que esperaba, acudió al frente para defender su corona. Allí lideró a los mil quinientos hombres que lucharon bajo su estandarte y a los que habló así: "Solo soy una débil mujer, pero antes de huir del enemigo he de descubrir si la fortuna está de mi lado".
Así fue como Isabel de Trastámara, se convirtió en la mujer más poderosa del mundo. Con su tenacidad, sembró el camino que llevó al nacimiento del Imperio.

GUERRAS PÚNICAS

Cartago había sido un pequeño establecimiento fenicio fundado en la costa de Túnez a comienzos de I milenio, fundada por emigrantes fenicios...