lunes, 21 de enero de 2019

SIGLO XVI -CRISTOBAL COLÓN (2)

Para la aventura propuesta por Colón, a pesar de las negativas primeras, tal como se ha relatado en el capítulo anterior, los monarcas finalmente fueron convencidos. Isabel y Fernando eran jóvenes, muy emprendedores y decididos. También su pasión de ampliar la cristiandad y obtener el comercio por rutas marítimas nuevas les seducía. El 3 de agosto de 1491, Cristóbal Colón firma con los reyes las llamadas Capitulaciones de Santa Fe, documentos por los cuales se autoriza y financia la expedición de Cristóbal Colón a las Indias por el mar hacia occidente. Además se le conceden a Colón una serie de prebendas y títulos, entre ellos: Almirante, Gobernante, Virrey y el 10% de las riquezas. También se firman varias provisiones y cédulas para que ayuden a Colón en aquellas villas y puertos de mar a las que se dirigía. Una provisión es dirigida a la villa de Palos por una sanción impuesta a algunos de los vecinos de esta villa. Embargó dos barcos por medio de la orden real a la villa de Moguer para que obedecieran la comisión. Pero seguía sin conseguir la tripulación necesaria. La corona perdonaría a los presos que se embarcaran en el viaje. Solo lo hicieron cuatro hombres. No fue fácil reclutar a la tripulación pues la gente veía que el comandante era extranjero, el viaje era incierto y la ruta no era conocida. Todo era motivo de desconfianza. Gracias a la ayuda de franciscanos del monasterio de La Rábida, Colón conoce a Martín Alonso Pinzón, rico navegante y comerciante y hombre de reputada fama y respeto en la zona dada sus muchos viajes por el Atlántico y el Mediterráneo, forma en que consiguió una importante fortuna. Quedó este hombre convencido de las razones de Colón, quién prometió repartir los tesoros que encontrase, con él. Pinzón toma parte decididamente en la empresa y decide desechar las embarcaciones que Colón había confiscado en Moguer y contrató otras nuevas, La Pinta y La Niña, porque las tenía arrendadas. También aportó dinero personal, medio millón de maravedíes, tercera parte de los gastos. También convence a los hermanos Niño que eran miembros de una familia marinera importante. Con esto se consigue enrolar a toda la marinería necesaria, gente de la zona e incluso de fuera de Andalucía. La tercera carabela se fletó, La Santa María, que era más complicada de manejar. Eso infundió confianza al pueblo y se cubrió la cantidad de hombres necesarios para el viaje. En total noventa personas. Los conocimientos y prestigio de los Pinzón fueron fundamentales para la proeza. A Martín Alonso Pinzón en tierras del sur de España se le considera aún hoy el verdadero héroe del Descubrimiento. El viernes 3 de agosto de 1492 estaban listos para zarpar.
Colón en las Capitulaciones de Santa Fe. 
 El Almirante llevó un diario de a bordo, que afortunadamente aún se conserva. También tenemos una carta que escribió a los Reyes a su vuelta relatando el suceso. Se puede reconstruir el viaje con estos datos y de posteriores documentos. Salió de Palos y se dirigió al suroeste, a Las Islas Canarias, que están a la misma latitud en que está lo que hoy llamamos Japón. El 6 de septiembre zarpan de Canarias y comienzan realmente a cruzar el océano. Las órdenes eran de ir al oeste. Los vientos los alejaban de lo conocido fácilmente, pero entonces la pregunta era ¿cómo volveremos teniendo los vientos en contra? La vida a bordo era soportable para esos tiempos. Hoy sería impensable de todo punto. Podemos reproducir el viaje de aquellos hombres pero algunas cosas es imposible ni siquiera imaginarlas. También la inquietud, la intranquilidad de no saber si volverían, o si encontrarían siquiera la tierra buscada. Solo la tenacidad de Colón, su personalidad, la fe cristiana y la ambición eran lo que empujaban a esas gentes a un destino tan incierto. El 26 de septiembre creyeron ver tierra. El 2 de octubre se avistan pájaros dirigiéndose al suroeste. No era lo pensado ir algo hacia el sur, pero cambiaron el rumbo. Si no lo hubieran hecho habrían llegado a Florida. El día 10 de octubre se formó algo parecido a un motín a bordo. La tripulación, muy desanimada, dio tres días para encontrar tierra, de lo contrario darían la vuelta. Al día siguiente apareció en el agua un junco verde unas tablas y hierbas. Esto indicaba tierra, sin duda. Eran las 2 de la noche cuando el marinero que pasaría a la historia, Rodrigo de Triana, gritó Tierra!! La luna reflejaba posiblemente la isla El Salvador. Pinzón hizo los avisos acordados y por fin el 12 de octubre llegaron. Se realizó el encuentro de dos mundos, entonces muy diferentes. El conocimiento del hecho viene de una sola fuente, el libro que escribía Colón, el diario de a bordo. Llamó indios a las gentes que encontró, porque pensó que había llegado a la India legendaria. Realmente estaban en lo que hoy llamamos Las Bahamas, y aunque ya estaban en tierra y la desesperación por llegar había pasado, pero quedaban aún muchas penurias. De la narración de todas la peripecias pasadas por aquellos hombres nos ocuparemos en otros capítulos. El 16 de enero de 1493, emprendieron el regreso. Las naves, por fin, llegaron a Palos el 15 de marzo con pocas horas de diferencia, y Colón marchó a Barcelona para informar a los reyes de su descubrimiento, mientras que Martín Alonso Pinzón falleció a los pocos días, siendo enterrado seguramente en el monasterio de La Rábida según era su voluntad. En su paso por las tierras de España, reconquistadas a los musulmanes, muchos hombres se le ofrecían para enrolarse en un nuevo viaje. Gentes jóvenes que habían sentido la guerra y eran hijos de soldados de reyes que habían luchado contra los árabes. Entre esos muchachos estarían los grandes conquistadores que luego fueron, Francisco Pizarro y Hernán Cortés. En la ceremonia de presentación ofreció los tesoros que trajo con él. Los indios que llevaba estaban llenos de temor y admiración. Para Isabel era la oportunidad de ampliar el cristianismo y para Fernando era la gran demostración del poder de España en Europa. Los acontecimientos que sobrevinieron después sobrepasaron a Colón. Desde Roma se dirigió una bula para los reyes y también nombra en ella a Colón. El Papa bendecía la gesta y aprobaba la conquista que se organizaba, a cambio de que se difundiera la cristiandad por el nuevo mundo y también controlaría las riquezas. Comenzaría entonces la explotación de las nuevas tierras. Hubo después tres viajes más de Colón. En 1493, 1498 y 1502. En 1499, a causa de las denuncias recibidas, los monarcas deciden poner fin al monopolio que tenía Colón sobre las navegaciones a las Indias. Mandaron a un administrador real en el 1.500, el cual detuvo a Colón y a sus hermanos. Todo su trabajo y sus anhelos terminaron. Fue encerrado en una torre y encadenado, y con grilletes llegó a España, pues no quiso que se los quitaran durante el viaje. En la travesía escribió una extensa carta a los reyes. Al llegar recuperó su libertad pero ya había perdido todo su prestigio. Los monarcas ya no confiaban en Colón nada más que como navegante y éste no tuvo más remedio que capitular sus condiciones. A partir de ahora su objetivo sería el de descubrir tierras desconocidas pero no colonizarlas. Y ofrece el negocio a otros navegantes y empresarios para nuevas expediciones. Estos viajes se desarrollaron entre 1499 y 1519. Alonso Ojeda y Américo Vespucio fueron algunos de ellos, éste último es a quién se le considera el primer europeo en comprender realmente que las tierras descubiertas por Colón conformaban un nuevo continente. Para Colón su objetivo había sido cumplido, había logrado lo que pensaba desde hacía años. La verdad es que estaba equivocado, Colón nunca supo que en realidad había descubierto un continente nuevo, murió creyendo que había llegado a Oriente.

BATALLA DE AYACUCHO

Ayacucho, 9 de diciembre de 1824 Es considerada la última batalla y desencadena el principio del fin del Imperio Español en América. En agos...