miércoles, 21 de octubre de 2020
31.- REINOS CRISTIANOS - CONDADOS CATALANES - Tercera parte
La batalla de Almenar se produjo en 1082 entre las tropas del rey Al-Mutamán de la Taifa de Zaragoza, comandadas por Rodrigo Díaz de Vivar, contra las tropas del rey de la Taifa de Lérida, que contó con el apoyo del rey de Aragón, Sancho Ramírez, el conde de Barcelona, Berenguer Ramón II y el conde de Cerdaña y Berga, Guillermo Ramón I. El resultado fue favorable al Cid Campeador, que hizo prisionero al conde de Barcelona. Luego lo liberó a cambio de un importante rescate.
En el año 1096 el conde participó en la I Cruzada a Tierra Santa dejando a su sobrino Ramón Berenguer III. Éste supo consolidar y ampliar los límites del condado. Conquistó parte del condado de Ampurias y, al frente de una amplia coalición, emprendió también la conquista de Mallorca, narrada en el documento pisano llamado “Liber maiolichinus” (1117), en el que se llama a Ramón Berenguer III “Dux Catalanensis” y catalanicus heros, mientras que sus súbditos son denominados “Christicolas catalanenses”, en lo que se considera la referencia documental más antigua a Cataluña. Se trata de un libro sobre las luchas para liberar a los esclavos cristianos y vencer a los corsarios musulmanes que, con base en las Baleares, sembraban el terror por todo el Mediterráneo “desde Hispania hasta Grecia”.
Sin embargo, el conde tuvo que abandonar sus conquistas ante el avance de las tropas almorávides en la península. Recibió asimismo mediante herencia los condados de Besalú y Cerdaña, formando progresivamente un espacio territorial muy similar al de la llamada Cataluña Vieja, además de avanzar hacia Lérida y repoblar territorios fronterizos como la ciudad de Tarragona, restaurándola efectivamente como sede episcopal. Éste se casó con la hija del Cid, María, y acudió en ayuda de Valencia en el 1099, ciudad que estaba gobernada por Jimena, viuda ya del Cid. Murió su esposa y se casó con la condesa Dulce, de forma que pudo ampliar sus dominios transpirenaicos al incorporar el condado de Provenza gracias a su matrimonio. Éste conde legó a su hijo, que sería Ramón Berenguer IV los condados de Vic, Barcelona, Gerona, Cerdaña y Besalú.
Sería Ramón Berenguer IV el que se casara con Petronila, la heredera del rey de Aragón, Ramiro II. En noviembre de 1137, Ramiro ofreció a su hija (de un año), en matrimonio. La boda se celebró en Lérida en agosto de 1150. Ramiro II depositó en su yerno el gobierno del reino, pero no la dignidad real, firmando este al casarse como Conde de Barcelona y fue nombrado “Princeps de Aragón” que en la época significaba primus inter pares. Un documento del rey hacia el conde termina diciendo: “Tú, en cambio, convienes conmigo, en palabra de verdad, y pones tus manos entre mis manos, que no enajenes, ni hagas enajenar, este reino que te doy, durante la vida de los hijos de mi hija. [...] Y que durante toda mi vida me tengas como padre y señor. [...] Aunque te entregue el reino, sin embargo, no renuncio a mi dignidad”. Luego renunció al gobierno (aunque no a su título de 'Señor Mayor de la Casa de Aragón').
Petronila y Ramón Berrenguer IV ------------
Es esta cuestión muy discutida, pero existen documentos escritos por el rey. El papel de Ramón Berenguer IV a partir de los esponsales de 1137 fue el de administrador de la Casa de Aragón como regente y en la documentación se intituló “Princeps”, como dijimos, pero nunca rey. Fue Ramiro II quien siguió siendo “señor, padre y rey” como reza la documentación aducida. “Y yo predicho Ramiro sea rey, señor y padre en el citado reino y en todos tus condados mientras me plazca” (se refiere a los condados de Sobrarbe y Ribagorza) e “In tota vita mea teneas me sicut patrem et dominum” (en toda mi vi vida me tengas como padre y señor), y ostentando el título de Rey de Aragón hasta su muerte en 1157, con lo que Ramón Berenguer IV se integraba en la Casa de Aragón al ser pactadas sus capitulaciones matrimoniales de acuerdo a las instituciones jurídicas del derecho aragonés, y dando lugar, tras el reinado de Ramiro II, a que la reina fuera su hija Petronila, hasta que el 18 de junio de 1164 esta abdica en favor de Alfonso II, transcurridos dos años desde la muerte de su marido.
En 1157 nacía en Huesca el primogénito de la pareja, llamado Alfonso. Tras la muerte de su esposo, Petronila abdicó en su hijo Alfonso II el Reino de Aragón y el condado de Barcelona. A partir de esto, se retiró y vivió privadamente el resto de su vida. El abuelo, Ramiro II, después de su muerte, cumplió su sueño de salvar la monarquía y además unir el Reino de Aragón con el Condado de Barcelona en un heredero suyo.
Petronila y Ramón se habían casado conforme al derecho aragonés, es decir, en un tipo de matrimonio donde el marido se integraba a la casa principal como un miembro de pleno derecho. El acuerdo supuso, como dijimos, la unión del condado de Barcelona y del Reino de Aragón en la forma de lo que más adelante fue conocido como Corona de Aragón. En un contexto de alianzas medievales, la asociación de ambos territorios no fue, pues, el fruto de una fusión ni de una conquista, sino el resultado de una unión dinástica pactada entre la Casa de Aragón y la poseedora del condado de Barcelona. De hecho, originalmente los territorios que formaron la Corona mantuvieron por separado sus leyes, costumbres e instituciones.
Así es que con el hijo de estos, Alfonso II, quedaron asentados Aragón y el condado bajo las cuatro barras de la monarquía aragonesa.
Hay que aclarar que los términos Catalania y catalanenses no se encuentran escritos hasta 1117 en los Usatges de Barcelona, (condiciones de los usos y costumbres). Y la denominación Principado de Cataluña (Principatus Cathaloniae) no la encontramos escrita hasta 1350. Se trataba de una denominación jurídica, no exactamente un título de casa real. En esa época de la unión se hablaba del condado de Barcelona, que no abarcaba todo lo que hoy es Cataluña. El término jurídico se utiliza a partir del siglo XIV para nombrar al territorio bajo jurisdicción de las Cortes Catalanas, cuyo soberano era el conde de Barcelona, título que coincidió con el de soberano de la Corona de Aragón en Alfonso II y posteriormente de la Corona de España hasta los Decretos de Nueva Planta de 1707 promulgados en tiempos de Felipe V.
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