(Congosto,
Castilla y León, 154 – Islas Salomón,
octubre de 1595) fue un navegante español que llevó a cabo dos expediciones al
océano Pacífico descubriendo las islas Salomón y las islas Marquesas.
En 1565 el navegante Pedro de Ahedo ya había planteado la idea de realizar un viaje al océano Pacífico en busca de las míticas islas Salomón, que fue puesta bajo el mando de Álvaro de Mendaña, que en ese momento era administrador de la encomienda de León de Huanuco, (Perú)
La expedición partió del puerto de Callao (Perú) el día 19 de noviembre de 1567. Estaba formada por dos naos mercantes. El 15 de enero de 1568 divisaron la isla de Nombre de Jesús, pero ante la imposibilidad de recalar, prosiguieron su ruta, arribando el 9 de febrero a Santa Isabel (islas Salomón), donde establecieron su centro de operaciones.
En 1565 el navegante Pedro de Ahedo ya había planteado la idea de realizar un viaje al océano Pacífico en busca de las míticas islas Salomón, que fue puesta bajo el mando de Álvaro de Mendaña, que en ese momento era administrador de la encomienda de León de Huanuco, (Perú)
La expedición partió del puerto de Callao (Perú) el día 19 de noviembre de 1567. Estaba formada por dos naos mercantes. El 15 de enero de 1568 divisaron la isla de Nombre de Jesús, pero ante la imposibilidad de recalar, prosiguieron su ruta, arribando el 9 de febrero a Santa Isabel (islas Salomón), donde establecieron su centro de operaciones.
Álvaro de Mendaña mantenía buenas relaciones con los nativos de la isla Santa Isabel. Se trata de un archipiélago de Oceanía situado al sudoeste del océano Pacífico y al este de Papúa Nueva Guinea, que en la actualidad forma parte de la Mancomunidad Británica de Naciones y cuyo territorio pertenece a la Melanesia.
Llegado el mes de agosto, y considerando la precaria situación de la flota y la escasez de suministros, Mendaña tomó la determinación de regresar a América y organizar, tiempo después, una nueva expedición mejor equipada, por lo que en 1571 regresó a la Península buscando una vez más el apoyo del Consejo de Indias. Existió un encuentro entre Mendaña y el soberano Felipe II, y le expuso sus planes con respecto al archipiélago de las Salomón. Durante su estancia en Madrid, Álvaro mantuvo un romance con la hermana de Miguel de Cervantes. No llegaron a contraer matrimonio.
Al año siguiente consiguió por fin llegar a un acuerdo con la Corona para poner en marcha su proyecto colonizador, firmándose las nuevas Capitulaciones en las que se le hacía adelantado de las islas Salomón. Embarcó y llegó a Panamá a finales del año 1576, donde fue detenido y encerrado en el calabozo por orden de Gabriel de Loarte, presidente de la Real Audiencia de esa ciudad. Fue acusado de reclutar hombres para su jornada sin contar con la preceptiva licencia; quedó en libertad tiempo después, siguiéndose instrucciones del Rey.
Esperando su momento, Mendaña se enroló en la armada aprestada para detener al corsario Francis Drake que, entre noviembre de 1578 y febrero de 1579, había realizado ataques y saqueos en la costa.
Durante veinticinco años Mendaña intentó hacer un segundo viaje para colonizar las islas Salomón. Aunque tenía la aprobación del rey, se encontró con el rechazo de las autoridades coloniales, descontentas con los resultados del primer viaje. Fue el nuevo virrey, García Hurtado de Mendoza, quien patrocinó la nueva expedición. Se organizó como una expedición privada donde el virrey aportaba los efectivos militares, en tanto que Mendaña convencía a mercaderes y colonos para participar en la aventura. El objetivo era establecer una colonia en las islas Salomón impidiendo que los piratas ingleses encontraran un refugio en el Pacífico desde donde pudieran atacar las Filipinas o la costa americana.
Cuando en 1593 el viaje a las Salomón parecía ya una realidad inminente, cruzó el estrecho de Magallanes el corsario Richard Hawkins, irrumpiendo en diferentes poblaciones del litoral. Mendaña aprestó entonces la flota y puso al frente de la misma a Beltrán de la Cueva y Castro, que en combate naval derrotó a los ingleses en 1594, en la bahía de Atacama, al noroeste de Quito (Ecuador).
Zarpó por fin del puerto de Callao el 9 de abril de 1595. En este segundo viaje hacia el Pacífico Sur, el objetivo era establecer una colonia en las islas Salomón, por lo que el pasaje alcanzaba cerca de cuatrocientas personas, incluyendo mujeres y niños.
Se internaron mar adentro, divisando el 21 de julio la isla de la Magdalena, (mundialmente conocida a través de las pinturas del genial Paul Gauguin), decidiendo seguir viaje por las islas cercanas, aproximándose a San Pedro, Dominica, y Santa Cristina. Bautizándolas con el nombre de islas Marquesas de Mendoza. Las islas Marquesas son el mayor archipiélago de todos los que conforman la actual Polinesia Francesa.
El 5 de agosto partieron hacia el oeste en busca de las islas Salomón, localizando el 20 de agosto el grupo de San Bernardo y La Solitaria. El 8 de septiembre atisbaron La Huerta, Recifes, y la Santa Cruz. Viendo las posibilidades que ofrecía Santa Cruz para su colonización y el buen trato dispensado por los nativos, decidió fijar allí un asentamiento permanente, estableciéndose en la bahía Graciosa, dictando normas tendentes a regular su gobierno y decretando la inviolabilidad de los derechos y propiedades de los naturales. Tenía un delicado estado de salud. El paso de los días estaba haciendo mella entre los pasajeros por no alcanzar las tan añoradas islas de Poniente. Las habladurías fueron acrecentándose hasta llegar a constituirse dos facciones: una de apoyo a Mendaña y su familia política y otra de apoyo al maese de campo, quien abogaba por abandonar la isla y proseguir la ruta marcada.
Pedro Merino Manrique y sus partidarios, utilizaron como medida de presión el saqueo de los poblados, alentando con ello al levantamiento de los nativos en contra de los españoles, y forzar así la salida de la isla. Cuando la situación era ya imposible de reconducir, se adoptaron medidas realmente drásticas. Mendaña ordenó entonces que se ejecutase a los cabecillas. Y a pesar de que se tomaron medidas ejemplarizantes, tal y como era de esperar, la agresión de los aborígenes hacia los peninsulares fue imposible de contener.
La malaria, mientras tanto, seguía debilitando la salud del preclaro marino, que falleció el 18 de octubre de 1595, a la edad de cincuenta y tres años, siendo enterrado con todos los honores en la iglesia allí construida. En sus últimas voluntades el descubridor nombró gobernadora de la expedición a su esposa.
Hago un alto aquí para recordar a la primera mujer Almirante de la Armada Española, Isabel Barreto. El 18 de octubre de 1595 Isabel Barreto se convertía en Adelantada de las Islas Salomón y del Poniente, Gobernadora de la Colonia de Santa Cruz, Capitana General y Almirante de la flota de su Majestad Felipe II. Esta navegante gallega es considerada la primera mujer con el cargo de Almirante de la Marina Española.
Se cree que Isabel Barreto nace en Galicia alrededor de 1567, desde donde se traslada con su familia al Virreinato de Perú, en donde pasaron a formar parte de la alta sociedad de Lima. Es allí donde conoce al famoso Álvaro de Mendaña con el cual se casa en 1586. La novia aportaba una cuantiosa dote que les resultaría de gran utilidad para financiar la expedición que les dio la fama y marcó su destino. Ella tenía 19 años, Álvaro 44.
Continuamos…
Haciéndose eco del sentir generalizado de los expedicionarios y siendo
consciente del significativo número de bajas producidas a causa de enfermedades
infecciosas, dejaron la isla el 18 de noviembre, poniendo rumbo a las Filipinas.
En el transcurso de la travesía, el 10 de diciembre desapareció la galeota San Felipe, de la que se perdió la pista. Diez jornadas después corrió la misma suerte la fragata Santa Catalina, y que hacía agua carcomida por la bruma, y en la que se custodiaba el féretro con los restos de Álvaro de Mendaña.
La capitana San Jerónimo avistó tierra el 14 de enero de 1596, pero por una serie de complicaciones se produjo el desembarco el 11 de febrero, donde había una gran expectación y fueron recibidos por las autoridades Filipinas.
El archipiélago del Pacífico en Oceanía es ahora un paraíso fiscal que pertenece a la Commonwealth británica y cuyo idioma oficial es el inglés, pero las islas fueron descubiertas por Mendaña de Neira en 1567. Con aquel descubrimiento, el Imperio Español alcanzaría su mayor gloria y expansión, tras las sucesivas expediciones de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, Miguel de Urdaneta, Jofre de Loaisa, Álvaro de Mendaña.
Mendaña y sus hombres las bautizaron con el nombre bíblico de Islas Salomón en honor a la leyenda de la tierra mítica que circulaban desde hacía siglos, el país de Ofir, un puerto-región mencionado en la Biblia célebre por sus riquezas.
Durante siglos se sostuvo que el rey Salomón recibía cada tres años durante su reinado un cargamento de oro, plata, sándalo, piedras preciosas, marfil, monos y pavos reales de Ofir. Esta leyenda pobló la imaginación de aventureros y navegantes y numerosas conjeturas entre ellas las de su ubicación en Asia, hasta que el viaje de Mendaña, trasformó la imaginación por la realidad, al situar las costas del archipiélago en el mapa y en las cartas náuticas y establecer la ruta para llegar hasta ellas. Su nombre, “Salomón”, quedó como vestigio de aquella creencia, a pesar de que no encontraran ni oro, ni plata.
El ”Mar del Sur” culminaba el sueño de Cristóbal Colón, interrumpido por el enorme continente americano: establecer el camino definitivo entre las Indias; Catay y Cipango por vía marítima con Europa.
El Museo Naval homenajea aquella fantástica epopeya de cinco siglos con una exposición que reúne más de 170 piezas entre mapas, retratos, diarios de viaje, sextantes y otros instrumentos de navegación de la época y modelos de los navíos que se emplearon, y que detalla no sólo los sucesivos viajes y los descubrimientos geográficos del XVI al XX, sino también su alcance y calado, como el impacto comercial y científico que tuvieron las sucesivas expediciones.
Fueron dos siglos de predominio mundial y naval sólo compartido con los portugueses, en los que el Imperio Español de los Austria se erigió como la potencia mundial hegemónica.
Sin embargo, el fin de los Austrias no significó el fin de la expansión española en el Pacífico.
En el transcurso de la travesía, el 10 de diciembre desapareció la galeota San Felipe, de la que se perdió la pista. Diez jornadas después corrió la misma suerte la fragata Santa Catalina, y que hacía agua carcomida por la bruma, y en la que se custodiaba el féretro con los restos de Álvaro de Mendaña.
La capitana San Jerónimo avistó tierra el 14 de enero de 1596, pero por una serie de complicaciones se produjo el desembarco el 11 de febrero, donde había una gran expectación y fueron recibidos por las autoridades Filipinas.
El archipiélago del Pacífico en Oceanía es ahora un paraíso fiscal que pertenece a la Commonwealth británica y cuyo idioma oficial es el inglés, pero las islas fueron descubiertas por Mendaña de Neira en 1567. Con aquel descubrimiento, el Imperio Español alcanzaría su mayor gloria y expansión, tras las sucesivas expediciones de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, Miguel de Urdaneta, Jofre de Loaisa, Álvaro de Mendaña.
Mendaña y sus hombres las bautizaron con el nombre bíblico de Islas Salomón en honor a la leyenda de la tierra mítica que circulaban desde hacía siglos, el país de Ofir, un puerto-región mencionado en la Biblia célebre por sus riquezas.
Durante siglos se sostuvo que el rey Salomón recibía cada tres años durante su reinado un cargamento de oro, plata, sándalo, piedras preciosas, marfil, monos y pavos reales de Ofir. Esta leyenda pobló la imaginación de aventureros y navegantes y numerosas conjeturas entre ellas las de su ubicación en Asia, hasta que el viaje de Mendaña, trasformó la imaginación por la realidad, al situar las costas del archipiélago en el mapa y en las cartas náuticas y establecer la ruta para llegar hasta ellas. Su nombre, “Salomón”, quedó como vestigio de aquella creencia, a pesar de que no encontraran ni oro, ni plata.
El ”Mar del Sur” culminaba el sueño de Cristóbal Colón, interrumpido por el enorme continente americano: establecer el camino definitivo entre las Indias; Catay y Cipango por vía marítima con Europa.
El Museo Naval homenajea aquella fantástica epopeya de cinco siglos con una exposición que reúne más de 170 piezas entre mapas, retratos, diarios de viaje, sextantes y otros instrumentos de navegación de la época y modelos de los navíos que se emplearon, y que detalla no sólo los sucesivos viajes y los descubrimientos geográficos del XVI al XX, sino también su alcance y calado, como el impacto comercial y científico que tuvieron las sucesivas expediciones.
Fueron dos siglos de predominio mundial y naval sólo compartido con los portugueses, en los que el Imperio Español de los Austria se erigió como la potencia mundial hegemónica.
Sin embargo, el fin de los Austrias no significó el fin de la expansión española en el Pacífico.