jueves, 15 de septiembre de 2022

VENTURAS Y DESVENTURAS DE COLÓN– Parte 2

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó muy impresionado. Lo consideró seriamente, formó una comisión de expertos que estudió detenidamente la posibilidad, pero finalmente no lo aprobó. Y en realidad Portugal llegó a Oriente antes que nadie. En 1488 llegaron a rebasar el Cabo de Buena Esperanza, el extremo meridional de África. Vasco da Gama llegó en 1.498 a Oriente.
Desanimado Colón marchó de Portugal hacia España buscando mejor fortuna para su proyecto. Era la única potencia naval que podría realizar su proyecto. En 1.484, por entonces España eran en realidad Castilla-León y Aragón, reinos cristianos que luchaban en la reconquista de sus tierras contra los musulmanes que conservaban de su antiguo poder el reino de Granada. Poco a poco los reinos católicos fueron reconquistando las tierras, hasta que la unión del Reino de Castilla con el Reino de Aragón por la boda entre Isabel y Fernando fue una unión dinástica fundamental del que nacerá con el tiempo la completa unidad de los reinos cristianos en un solo país, salvo Portugal.
Colón era un devoto cristiano y apoyaba la causa de los reyes católicos. Sobre el año 1.485 marchó a Huelva a dejar a su hijo con sus suegros, pues su mujer había muerto poco tiempo antes. Allí encontró amistad y compresión en los frailes de La Rábida, donde entabló amistad con el que había sido confesor de Isabel, que influyó ante ésta y los marinos de la zona. También gestionó la audiencia ante los monarcas. Durante unos años recorrió España, aprendió el castellano, hizo amistades y hasta amó a la cordobesa Beatriz Enríquez de Bobadilla y tuvo un hijo con ella. Tuvo tiempo y posibilidades para el estudio de su proyecto y preparó sus cálculos. Colón entró en contacto con la corte en Córdoba y consiguió su primera entrevista el 20 de enero de 1486.
El rey Fernando era un príncipe del Renacimiento, un político, práctico, militar despiadado en la guerra y buen gobernante. Isabel en cambio era más enigmática, romántica y muy devota. Pero decidida y ambiciosa. Esta combinación de personalidades convenía a Colón. En la entrevista se mostró decidido y defendió su proyecto con convicción, ofreció el monopolio del comercio a la corona y la extensión del cristianismo entre los paganos.
Los reyes se mostraron sorprendidos de la teoría de Colón pero interesados por la posibilidad que ofrecía y decidieron nombrar una comisión de técnicos que estudiaría el asunto. Las deliberaciones duraron más de un año. La comisión determinó que los cálculos de Colón estaban errados. Pensaron que el proyecto era acertado pero irrealizable, En realidad tenían razón, la distancia era mucho mayor de la que calculaba Colón y por tanto el coste sería altísimo. No sería posible realizar el viaje. Sin embargo los reyes no le negaron del todo la proposición. No podían responder económicamente la empresa, estaban en plena lucha contra Granada y de esto dependía todo. Venciendo a los musulmanes volverían a considerar la propuesta. Pese a ello los monarcas decidieron retener a Colón y le otorgaron una paga con las que subsistir. Para Colón fue un gran golpe la negativa. A cualquier otro lo hubiera derribado de sus anhelos.
Colón quedó profundamente decepcionado, pero su entereza y la enorme vocación en su teoría eran más fuertes que cualquier desafío que en la vida encontraba. Lejos de desanimarse él contaba con el mejor aliado posible, la fuerza de una pasión que le empujaba hacia su objetivo.
Esperó pacientemente, viviendo de la paga real y de la compra y venta de libros y mapas. Reunió una buena biblioteca, que aún se conserva, enciclopedias de viajes, geografía, etc. Muchos de ellos llevan anotaciones manuscritas. En 1489 se entrevistó nuevamente con los reyes, pero los planes seguían siendo imprecisos; unas sencillas carabelas desde Canarias hasta Japón. Él sostenía que la distancia desde Canarias hasta Asia era de 800 leguas (4.300 km) y por lo tanto el proyecto era realizable. En realidad la distancia es cuatro veces mayor. No obtuvo la aprobación deseada. El ánimo empezó a decaer, envió a su hermano Bartolomé a la corte inglesa. Enrique VII tampoco lo encontró factible.
Al fin cayó Granada en 1492, marcando una nueva época para la cristiandad y para la política del mundo en general.
En la nueva audiencia de Colón, en la que los monarcas aceptaban la posibilidad querían saber sus condiciones. Éste pidió títulos y honores, quería ser nombrado Almirante, Virrey y obtener el 10% de todas las riquezas conseguidas. Eso en aquella época era impensable. Un simple marino genovés, sin título nobiliario siquiera, un desconocido pretendía, simplemente por una teoría que casi era una quimera, que se le nombrara Almirante, algo reservado al Militar de marina de más prestigio. Y también Virrey, es decir vice-rey, un título como de continuación del de rey. Realmente se extralimitó y sus exigencias fueron rechazadas. Lo despidieron con la frase “váyase en hora buena”.
Pero, el tesorero del rey, un judío converso, habló con la reina diciéndole que sería posible. ¿Por qué no? se preguntó y pensó que la oportunidad era única. Podían perder el dinero pero si se conseguía el objetivo, la hazaña sería impresionante, tanto para la cristiandad como para las arcas del reino. Además él mismo aportaría gran parte del dinero necesario.
Los monarcas fueron convencidos. Eran jóvenes y muy emprendedores, decididos y también su pasión de ampliar la cristiandad y obtener el comercio por rutas marítimas nuevas les seducía. Mandaron llamar nuevamente al genovés. Colón ya había partido, pero aún estaba a pocas leguas de la corte, cuando fue alcanzado por los emisarios, se marchaba de España definitivamente pero su destino había cambiado.
Los emisarios reales traían la afirmación de los reyes con la aceptación de sus condiciones. Los Reyes Católicos, particularmente la reina Isabel I, deciden ayudar a Colón en su proyecto de llegar a Asia por Occidente.  Así firman el acuerdo,  las “Capitulaciones de Santa Fe”  fue emitido por la Real Cancillería de la corte de los Reyes Católicos y firmado el 17 de abril de 1492 en la localidad de Santa Fe de la Vega, Granada. Documentos por los cuales se autoriza y financia la expedición de Colón a las Indias por el mar hacia occidente. Además se le conceden a Colón una serie de prebendas y títulos, entre ellos: Almirante, Gobernante, Virrey y el 10% de las riquezas. También se firman varias provisiones y cédulas para que ayuden a Colón en aquellas villas y puertos de mar a las que se dirigía. Una provisión es dirigida a la villa de Palos por una sanción impuesta a algunos de los vecinos de esta villa.
No obstante los problemas no hacían más que empezar.
Embargó dos barcos por medio de la orden real a la villa de Moguer para que obedecieran la comisión. Pero seguía sin conseguir la tripulación necesaria. La corona perdonaría a los presos que se embarcaran en el viaje. Solo lo hicieron cuatro hombres. No fue fácil reclutar a la tripulación pues la gente veía que el comandante era extranjero, el viaje era incierto y la ruta no era conocida. Todo era motivo de desconfianza.
Gracias a la ayuda de franciscanos del monasterio de La Rábida, Colón conoce a Martín Alonso Pinzón, rico navegante y comerciante y hombre de reputada fama y respeto en la zona dada sus muchos viajes por el Atlántico y el Mediterráneo, forma en que consiguió una importante fortuna. Quedó este hombre convencido de las razones de Colón, quién prometió repartir los tesoros que encontrase, con él.
Pinzón toma parte decididamente en la empresa y decide desechar las embarcaciones que Colón había confiscado en Moguer y contrató otras nuevas, La Pinta y La Niña, porque las tenía arrendadas. El sería el Comandante de La Pinta y su hermano Vicente Yáñez será el de la Niña. También aportó dinero personal, medio millón de maravedíes, tercera parte de los gastos. También convence a los hermanos Niño que eran miembros de una familia marinera importante. Con esto se consigue enrolar a toda la marinería necesaria, gente de la zona e incluso de fuera de Andalucía. La tercera carabela se fletó, La Santa María, que era más complicada de manejar. Eso infundió confianza al pueblo y se cubrió la cantidad de hombres necesarios para el viaje. En total noventa personas. Los conocimientos y prestigio de los Pinzón fueron fundamentales para la proeza. A Martín Alonso Pinzón en tierras del sur de España se le considera aún hoy el verdadero héroe del Descubrimiento.

CAPTURA DEL STANHOPE - 1710

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