Algunos pueblos ribereños del Mediterráneo habían alcanzado
un mayor desarrollo y cultural que los habitantes de la península. Aquellas
comunidades necesitaban aprovisionarse de materias primas de las que carecían y
llegaron en busca de metales, cobre, estaño, oro y plata. Algunos grupos se
instalaron en las costas de la península en pequeños asentamientos para el
comercio. Iniciaron un comercio de intercambio con los indígenas, al principio
de corto alcance, y sucesivamente esos grupos costeros dieron lugar a poblados
permanentes en los que introdujeron sus costumbres y su cultura. Esto incidió
fundamentalmente en los pueblos indígenas. No era una entrada de inmigrantes ni
tampoco llevaron a un proceso de expansión territorial, sino que fue una
irrupción puntual por causas comerciales. Por eso al estudiar su incidencia
histórica en la península ibérica, hablamos de colonizaciones mediterráneas. La
tradición clásica sitúa la fundación de Cádiz ochenta años después de la guerra
de Troya.
Ello sitúa la fundación entre los siglos XIII a.C. y XI a.C. lo que
la convierte en la ciudad de Occidente de cuya fundación se tienen referencias
más antiguas. La fundación de Cádiz por los fenicios fue la primera ciudad de
Occidente. Estamos alrededor del año 800 a.C. La búsqueda de los metales los
llevó a lo más lejano de Occidente. Levantaron su base comercial en Europa,
Gadir, desde donde se lanzaron a la aventura del Atlántico. Los primeros
colonizadores que se instalaron en la península fueron los Fenicios en el siglo
XI a.C., y dos siglos después se establecieron en Algeciras, Málaga, Sevilla y
fundaron Cádiz. Enseñaron a los pueblos mediterráneos la navegación, el
comercio, la industria, también poseían un alfabeto y se les atribuye el
invento del vidrio. Extrajeron plata, que era muy apreciada en Oriente, la
extracción fue masiva y su comercio muy productivo. Comerciaron con los
Tartessos, y otros pueblos peninsulares existentes. Por entonces se comerciaba
por mar y los fenicios se convirtieron en grandes marinos comerciantes. En los
siglo VIII.VI a.C. se difundieron por Andalucía occidental el hierro y el torno
cerámico. Comerciaron hasta con los egipcios, que no contaban con árboles, y a
los que les vendían madera de cedro y productos manufacturados como joyas de gran
valor, de oro, plata y otros metales preciosos. También cerámicas decorativas.
Por estos motivos se convirtieron en importantes constructores de barcos tanto
de comercio como de guerra. En la península dejaron su imprenta, el alfabeto,
(el sistema de escritura de 22 letras fue creado por los fenicios). Al llegar
ellos aquí no existía la escritura todavía.
En gran parte de Europa usaban el trueque o intercambio de
bienes para comerciar. La llegada de los fenicios y el uso de la moneda hizo
que pueblos como los íberos empezaran a usar las monedas como medio de pago. El
cultivo de vino y aceite a gran escala se generalizó tras la llegada de los
fenicios Como urbanizadores fueron muy importantes ya que establecían un modelo
urbano y de viviendas que con el tiempo sirvió como modelo para la construcción
de ciudades y murallas o elementos defensivos.
La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.
La caída de la ciudad de Tiro en el 573 a.C. llevó la decadencia del comercio fenicio. Su relevo en la península lo tomó una colonia fenicia que se independizó y que había alcanzado un gran desarrollo, los cartagineses, (Cartago) Los fenicios no habían demostrado iniciativas de conquista territorial mientras se dedicaban al establecimiento de colonias comerciales en las costas de España; pero sus parientes y sucesores, los cartagineses, quienes fracasaron en Sicilia contra griegos y luego contra Roma, trataron de compensar su expulsión de esa isla con la conquista de amplios territorios en la Península Ibérica, iniciando la colonización cartaginesa. La primera guerra contra los romanos entre el 264 y el 241 a.C. aunque tuvieron importantes victorias finalmente salieron derrotadas por Duilio, general Romano, y Cartago tuvo que ceder Sicilia y asumió unos fuertes tributos a Roma. Se llamaron Guerras Púnicas dado que los romanos los llamaban Punici, refiriéndose al origen fenicio de Cartago.
Al quedar empobrecidos pusieron su empeño en conquistar la
península Ibérica, o al menos en la región andaluza y levantina. Fueron
luchando y venciendo por las armas o por la diplomacia a los pueblos que se
fueron encontrando, fundamentalmente colonias griegas. El dominio fue muy
rentable con prospecciones nuevas de plata que empezó a manar generosamente
hacia los cartagineses. Ese fue el proyecto y la acción del general Amílcar
Barca, que murió habiendo conseguido para Cartago la plata y los mercenarios
Ibéricos. Cartago estableció también, una serie de colonias en la costa
meridional atlántica de España y un conjunto de otras colonias en el extremo
norte de África y en la costa africana del Atlántico, donde progresaron
notablemente en dirección sur. La isla de Ibiza era escala obligada en las
travesías por el Mediterráneo occidental y fue pronto cabeza de puente para
abrir las relaciones comerciales con el Mediterráneo noroccidental. Le sucedió
Asdrúbal. Un pacificador que se casó con una hija de un rey Ibero y funda
Cartago-Nova (Cartagena) además firma un tratado con Roma fijando límites para
los dos imperios.