El 25 de junio de 1806 desembarcaron las fuerzas inglesas, y ante las pobres posibilidades inmediatas de defensa, las autoridades virreinales aceptaron la intimación del inglés Beresford y entregaron Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata a, que posteriormente fueron vencidas, mes y medio después, por un ejército proveniente de Montevideo comandado por Santiago de Liniers, al que se sumaron milicias populares porteñas, proceso conocido como la Reconquista. En la tarde del mismo día de la rendición del Virreynato, las tropas inglesas desfilaron y enarbolaron la bandera del Reino Unido, que permanecería allí por 46 días. El territorio bajo dominio británico fue rebautizado bajo el nombre de Nueva Arcadia, en alusión a la tierra pastoril griega de tanto peso en las fábulas neoclásicas Los demás miembros del Consulado juraron el reconocimiento a la dominación británica. El general Belgrano (posterior creador de la bandera Argentina), prefirió retirarse "casi fugado", según sus propias palabras, a la Banda Oriental del Río de la Plata, a vivir en la capilla de Mercedes, dejando en claro su postura al pronunciar su célebre frase: "Queremos al antiguo amo o a ninguno". Cosas del destino irónico, el gran defensor del virreinato español ante las fuerzas inglesas, fue un francés, Santiago de Liniers, al servicio de la corona española. Los ingleses habían entrado como Pedro por su casa, sabedores de la superioridad militar y de la inseguridad política existente ya que el virrey Sobremonte, había huido al interior dejando en manos de los criollos la solución al problema. El 12 de agosto, Liniers avanzó sobre la ciudad desatando una batalla campal en distintas calles de Buenos Aires, hasta acorralar a los británicos en el Fuerte de la ciudad. Primero fue tomada la Iglesia de la Merced, ubicada a pocos metros de la Plaza Mayor, y desde el atrio del templo se lanzó la ofensiva al Fuerte. También salieron a la calle centenares de voluntarios organizados y entrenados por Alzaga. Cerca de doscientos prisioneros ingleses fueron custodiados y llevados por las tropas de Garmendia hasta la ciudad de Tucumán, que debía encargarse de alojar, alimentar y custodiar. El general Beresford se rindió y firmó la capitulación el 20 de agosto, en la que se acordaba el intercambio de prisioneros entre ambos bandos. Temiendo un segundo ataque, el Cabildo presionó para que los prisioneros británicos fueran enviados al interior, anulando así los términos de la rendición.
sábado, 15 de julio de 2023
INVASIONES INGLESAS AL VIRREYNATO DE BUENOS AIRES
La participación de las milicias en la Reconquista primero y al año siguiente en la Defensa, aumentó el poder y la popularidad de los líderes criollos militares e incrementaron la influencia y el fervor de los grupos independentistas. Paralelamente, estos motivos convirtieron a las Invasiones Inglesas en uno de los catalizadores de la causa emancipadora en el Virreinato del Río de la Plata. Tanto la Reconquista como la Defensa de Buenos Aires ante las Invasiones Inglesas tuvieron un lugar relevante como antecedente inmediato de la Revolución de mayo de 1810 que dio inicio al proceso de Independencia de la Argentina. Lo cierto es que los territorios españoles de la cuenca del Plata sufrieron, desde su conquista y colonización, el asedio constante de los indios y la amenaza permanente del proceso de expansión de los portugueses desde el Brasil. Al año siguiente, en 1807 se produce el intento inglés de la segunda invasión. Esta vez la flota británica viene al mando del Teniente General John Whitelocke. En esta oportunidad, Don Santiago de Liniers, ya como Capitán de Navío español y Virrey en la ciudad de Buenos Aires. La invasión se inicia el 28 de junio sin hallar resistencia a su paso. Las fuerzas a cargo de Liniers se agrupan y son derrotadas en los Corrales de Miserere, (actual Plaza Once), Liniers se repliega a la Chacarita, reorganiza su fuerza compuesta por 1000 hombres y se lanza a la reconquista de la ciudad el 5 de julio a las seis y media de la mañana. La lucha dura dos días. El Teniente General inglés Whitelocke, sitiado por los criollos, se rinde con todos sus hombres y armas. Por entonces el rey Fernando VII era prácticamente prisionero de Napoleón y José Bonaparte se había coronado como José I de España. Todo esto durante la guerra de la Independencia, que combatía el ejército liberal español con ayuda inglesa y que el gobierno contrario a José I había formado La Junta Suprema Central. La fidelidad de Liniers al legítimo rey, Fernando VII, por el que se estaba luchando en España hicieron que se nombrara a un sustituto en reemplazo de Liniers a Baltasar Hidalgo de Cisneros. Santiago de Liniers era un héroe popular, pero se había retirado. En 1810, cuando ya estaba preparado para regresar a España, le legó la noticia de la Revolución de Mayo. Liniers, contrario a la Revolución que sustituiría al virreinato se unió al grupo que pretendía oponerse a la Primera Junta surgida de la Revolución de Mayo. Fue cuando escribió “Será necesario considerar como rebeldes a los causantes de tanta inquietud. Como militar estoy pronto a cumplir con mi deber. Y me ofrezco desde ya a organizar las fuerzas necesarias. La conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria, en la que se halla debido el atroz usurpador Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente se salvaría, lo asesina en la cama para heredarlo.” El héroe ante las dos Invasiones Inglesas fracasadas, que el Imperio británico emprendió en 1806 y 1807 en Buenos Aires, con el conocimiento de algunos criollos revolucionarios y organizadas por espías ingleses, Santiago de Liniers fue fusilado por orden de Mariano Moreno y Juan José Castelli, miembros de la Primera Junta Revolucionaria de Gobierno. Al año siguiente, en 1811 en España en La Batalla de La Albuera que se enmarca en la Guerra de la Independencia Española, combatieron fuerzas aliadas compuestas por tropas españolas y anglo-portuguesas contra el ejército del Imperio Francés. Las fuerzas anglo-portuguesas estaban a las órdenes del mariscal Sir William Beresford; las fuerzas españolas las mandaba el general Joaquín Blake. En la Batalla de La Albuera José de San Martín combatió a las órdenes del general William Carr Beresford, el mismo que cinco años antes había invadido Buenos Aires. Pero San Martín ya había participado en la batalla de Bailén, julio de 1808, saldada con una sonada victoria para las fuerzas españolas contra las tropas de Napoleón, y fue ascendido por su destacada actuación en la lucha.
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