viernes, 24 de octubre de 2025

DECRETOS DE NUEVA PLANTA

Nace el reino de España. 
Los Decretos de Nueva Planta fueron promulgados entre 1707 y 1716, y fueron aboliendo las leyes e instituciones de los territorios de la Corona de Aragón: Reino de Valencia y de Aragón (29 de junio de 1707), Reino de Mallorca (28 de noviembre de 1715) y Principado de Cataluña (16 de enero de 1716). Se trataba de unas reales cédulas que establecían la “Nueva planta” de las Reales Audiencias de los territorios de la Corona de Aragón y Castilla.

Los decretos de Nueva Planta desmantelaron los fueros que permitían a los distintos reinos limitar el ejercicio del poder real. Los fueros navarros y vascos, en contraste, se mantendrían plenamente. En junio de 1707 se abolieron los fueros de Valencia y Aragón, en noviembre de 1715 los de Mallorca y en enero de 1716, los de Cataluña. La Nueva Planta trataba de hacer de España un Estado-nación en el que todos los súbditos quedaran sujetos a un régimen común, a unas mismas leyes, a una misma administración. El nuevo sistema institucional en los reinos de la Corona de Aragón se fundamentaba en la instalación en la cumbre del poder del capitán general que ejercía el mando militar y presidía la Real Audiencia, con la cual formaba una suerte de gobierno dual conocido como el Real Acuerdo; el territorio fue dividido en corregimientos y los grandes municipios fueron reorganizados según el modelo castellano (fin de la autonomía y designación de sus cargos por la autoridad real); el intendente, cargo de nueva creación, se situó al frente de la Hacienda, se estableció un nuevo régimen contributivo (Equivalente en Valencia, Catastro en Cataluña, Única Contribución en Aragón, Talla en Baleares); se suprimieron las Cortes, las Diputaciones de Cortes y las Juntas de Brazos (salvo en Navarra) y se constituyeron unas únicas Cortes de Castilla y Aragón, según el modelo castellano que representaban no a los estamentos sino a unas determinadas ciudades con voto, y se derogó el privilegio de extranjería en la provisión de cargos de la Audiencia, por el que tradicionalmente se reservaban los mismos a los regnícolas. En Valencia, se suprimió el Derecho Civil privado, lo que no ocurrió en los demás reinos. En Cataluña, se exigió que se sustanciaran en castellano las causas de la Audiencia y se suprimieron todos los estudios superiores de las distintas universidades, que se concentraron en la Universidad de Cervera. Pese al componente punitivo visible en la propia letra de los Decretos y a la implantación violenta de la nueva realidad administrativa, la valoración de la Nueva Planta exige algunas precisiones. La aplicación de la Nueva Planta fue distinta en 1707, lógicamente precipitada e improvisada, a 1715-1716, mucho más madura y reflexionada.
Con los decretos se inicia un nuevo modelo de organización administrativa absolutista, que respondía al deseo de Felipe V de hacer una administración más homogénea de todos los territorios de la monarquía borbónica, es decir al estilo francés. terminando de esta forma la estructura compuesta y mantenida por la monarquía de los Austrias. También fue aplicada a la organización jurídica y administrativa de la Corona de Castilla, es decir los antiguos reinos de Navarra, Castilla, León, Asturias y Galicia. Solo las Provincias Vascongadas y Navarra, así como el Valle de Arán, conservaron sus fueros e instituciones forales tradicionales por su demostrada fidelidad al nuevo rey durante la Guerra de Sucesión Española.   
Hemos de recordar que España, como único Estado y Nación, no existía, eran un conjunto de reinos que desde Carlos I en 1517 era el rey de todos y cada uno de los reinos, pero no era un solo reino para todo el territorio.
Para los más escépticos diré que yo creo que España nace como tal con Roma. Hay muchos escritos en los reinos cristianos medievales que hablan de Emperador de España, y también hasta una “Estoria de España” de 1270 de Alfonso X, el sabio. 
Recordando las sabias palabras de Menéndez Pelayo “Ni por la naturaleza del suelo que habitamos, ni por la raza, ni por el carácter, parecíamos destinados a formar una gran nación. Sin unidad de clima, ni unidad de costumbres, sin unidad de culto... sin sentimiento de nación, sucumbimos ante Roma tribu a tribu, ciudad por ciudad, hombre por hombre... Fuera de algunos rasgos nativos de selvática y feroz independencia, el carácter español no comienza a acentuarse sino bajo la dominación romana... Roma nos da la unidad de lengua... Pero faltaba otra unidad más profunda: la unidad de creencia... Esta unidad se la dio a España el Cristianismo... Por él fuimos nación y gran nación, en vez de muchedumbre de gentes”
Y si del nombre que Roma dio a la península Hispania, deriva el vocablo España, diremos que el nacimiento comienza con Roma, un germen aún, un proceso larguísimo y complicado. Un proceso histórico, como no podía ser de otra forma.


Los Reyes Católicos no consiguieron la unidad como país. Es más, ni siquiera lo pretendían. Aragón era una corona muy grande, histórica y fundamental y Castilla-León otra. La reina Isabel en Aragón era reina consorte, es decir una figura decorativa. Allí no reinaban las mujeres, en Castilla si. También estaba Navarra, por entonces en manos de príncipes franceses. Y cada reino, con sus Cortes, leyes, usos y costumbres. Carlos I y los sucesores de su dinastía fueron reyes de todos y cada uno de los reinos, pero no del reino de España. Claro que España todo el mundo sabía lo que se llamaba “Las Españas”, como si hubiera más de una. Y es que, por ejemplo América era propiedad de Castilla-León, y Aragón no tenía nada que ver. Como tampoco Castilla tenía que ver con las propiedades de la corona aragonés en Italia y más allá.
Pero cuando Felipe V, por testamento del fallecido Carlos II se proclama rey de Castilla y demás reinos, tiene claramente como misión unificar en una sola testa de forma legal, administrativa, jurídica y militar, a todo el país. Y durante la guerra, y después de esta se llevó a cabo la promulgación de esos Decretos, que hay quienes se sienten perjudicados y a muchos les da igual, porque no hay en ellos un sentimiento regionalista acentuado.
Y aclarar que la Guerra de Sucesión entre Austracistas y Borbónicos, no quiere decir Castellanos contra aragoneses y catalanes. En ambos bandos hubo hombres de una y otra región. Cuando la guerra terminó con el Tratado de Utrech al que España no asistió porque se las arreglaron para no permitir su asistencia, fue firmada por Francia y los Austracistas, y tiempo después por los representantes de Felipe V. Pero en Cataluña hubo algunos que quisieron dejar las cosas como estaban y otros que se rebelaron y continuaron la lucha contra el rey hasta su derrota final en 11 de septiembre de 1714.

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