En la península la presencia de nobles que se habían
refugiado en la zona astur y Los musulmanes siguieron a lo suyo. Se expandieron
por la península y no era la búsqueda de nuevos territorios simplemente, sino
el avance de una civilización con usos políticos, culturales, religiosos y
militares, completamente distintos a los pueblos de ámbito romano. Los asuntos aunque
se conseguían no eran gratis ni tan sencillas como se había pensado.
Omar II, el Califa por entonces de Damasco, en el 718 hasta
se pensó seriamente en abandonar Hispania.
El impresionante gasto militar para sostener un poderoso
ejército lejos del Califato proporcionaban unos ingresos que no compensaban el
esfuerzo. Por otra parte los bereberes estaban recién islamizados. Los árabes
veían a los bereberes con desdén por este motivo. Para colmo los bereberes
habían recibido una pequeña parte de las pagas y se sentían ofendidos. Los
conquistadores también se reforzaron ofreciendo la libertad a los esclavos que
se convertían al islam. El jefe musulmán Musa no modificó los impuestos, salvo
que las cantidades las recibía el walí, que era su propio título. Las leyes
antijudías fueron derogadas, lo que facilitó las cuestiones con ese pueblo. No
sabemos mucho de las comunidades judías posterior a la conquista musulmana.
Pero parece ser que los judíos fueron eficaces colaboradores cuando la invasión
y su suerte mejoró con ellos ya que
habían sido perseguidos con los visigodos, que les mantuvieron en una situación
de leyes prohibitivas de esclavos y expansión. Sisebuto hacia el año 600 endureció
la política antijudía e inició una campaña de conversiones forzosas de los
judíos al cristianismo, que culminó con el decreto de la primera conversión
general al catolicismo de todos los judíos. Muchos judíos abandonaron Hispania,
pero su número exacto se desconoce. Joseph Pérez afirma que pudieron ser cerca
de 100.000 personas. Relegado al olvido
por los emires de Córdoba, el pequeño reino astur se iba consolidando. Un duque
visigodo tenía una hija que se casó con el hijo de Pelayo, Alfonso. Muere
Pelayo en el 737 y le sucede su hijo Fabila, quedos años después muere atacado
por un oso. Le sucede su cuñado en el trono astur, Alfonso de Cantabria (739 al
757) que fue el primer rey del reino de Asturias, (Don Pelayo fue nombrado
"Princeps"), el primero de una larga serie de reyes españoles que
llevarían ese nombre.
Llamado "Alfonso I el católico" su reinado duró
apenas dos años.
Mientras los musulmanes tienen en su capital una guerra
civil, un enfrentamiento entre clanes árabes rivales y éstos con l abundante
población bereber. Conflictos sociales, luchas religiosas jalonan los últimos
15 años del emirato. El jefe Musa había traído dos grupos étnicos rivales, unos
nómadas y otros sedentarios, agricultores, y esto fomento la rivalidad. Alfonso
I aprovechó las revueltas musulmanas para hacer incursiones en el valle del
Duero y atravesando el Ebro llegar a La Rioja.
Mientras continuaban estos conflictos en Damasco sucumbía la
Dinastía Omeya en el 750. Y era sustituida por la Abbsí. Un príncipe omeya
superviviente de la matanza llegó al norte de África y negoción con los
musulmanes de la península para restaurar el poder Omeya. Los yemeníes le
prestaron su apoyo. Él se llamaba Abd al-Rahman y se inaugura entonces el
emirato Independiente de Córdoba. Reinó desde el 756 al 788 y se dedicó
fundamentalmente a aplastar las revueltas del anterior señor del territorio, de
los partidarios de los abasíes y de algunos grupos bereberes. Al ser proclamado
Emir recurre a los sirios, a los bereberes y un
grueso cuerpo de esclavos, en total quizá unos 40.0000 hombres. Las
consecuencias de este tipo de ejército que se conservó en los descendientes,
fue un elemento de debilidad que se haría sentir en el futuro. Los bereberes se
organizaron en bandas armadas practicando guerra de guerrillas. Diez
años mantuvieron en jaque al emir y fueron derrotados en el 776.
Pero cuando se fundó el Emirato de Córdoba, el reino Astur
con Alfonso I se hicieron fuertes en el norte dejando una zona desierta entre
ellos y el emirato recién fundado. Cesaron los avances cristianos y durante las
siguientes monarquías el reino Astur fue vasallo del cordobés pagando los
correspondientes tributos. Estaba claro que se oponían a estos pagos y dejaron
de hacerlo con el siguiente rey.
Los musulmanes saquearon Oviedo y al volver fueron vencidos
en el 794. Ya hemos dicho que los francos detuvieron a los musulmanes en la
batalla de Poitiers, que tuvo lugar el 10 de octubre de 732 entre las fuerzas
comandadas por el líder franco Carlos Martel (abuelo de Carlomagno), y un
ejército musulmán a las órdenes del valí de Al-Ándalus, cerca de la ciudad de
Tours, en la actual Francia, aunque esta batalla está en entredicho de si en
verdad llegó a producirse o fue una retirada estratégica de los musulmanes, lo
cierto es que los musulmanes no avanzaron. Los francos cristianos derrotaron al
ejército musulmán. Este hecho frenó la expansión musulmana hacia el norte,
desde la península ibérica y es considerada como un acontecimiento muy
importante ya que impidió la continuación de la invasión musulmana por Europa.
Además de haberse defendido y preservado la religión cristiana. Por lo tanto
los musulmanes se conformaron con lo conseguido hasta los Pirineos.
Recordemos que en el 714 Zaragoza fue ocupada por el
sarraceno Musa y se convirtió en un centro musulmán importante llamado “Medina
al-Baida Saraqusta” (Zaragoza la Blanca), que más adelante Carlomagno intentó
ocupar sin éxito el año 788.
Mientras tanto Barcelona formó parte del al-Ándalus desde el
año 718 al 801. En aquel tiempo, la ciudad fue conocida como (Barshilūna o
Barshaluna). Estamos hablando, pues, de casi un siglo de historia.
En el reino astur como dijimos Oviedo fue saqueada por los
musulmanes en el 794 por Hishsan , el sucesor
de Abd al-Rahman I. Desbastó la región alavesa y Asturias.
Alfonso II lo
derrotó en Lotus, pero al año siguiente fue derrotado en Asturias y Galicia,
volvieron a saquear Oviedo, aunque en Galicia sufrieron los musulmanes serias
pérdidas. Pero la superioridad militar era evidente en los musulmanes, además
que para ellos era una guerra Santa, dentro del ambiente devoto del reinado de
Hisham I.
Pero si la guerra era santa para ellos, pronto lo sería
también para los cristianos. El supuesto hallazgo del santo Sepulcro de
Santiago, fue determinante en ese sentido. Los comienzos de la Iglesia en el
norte fueron difíciles, debido a la nula cristianización de los pueblos
primitivos, (prerromanos), pero debido a la posición social y cultural los
cristianos hispano-visigodo se pudieron imponerse. De ahí es cuando surge la
aparición de la herejía adopcionista entre los mozárabes de al-Andalus, un conflicto ideológico que hubiera sido muy
problemático de no mediar Carlomagno con su poderosa iglesia franca que se
había erigido en la guía intelectual del Occidente cristiano. Se hundían los
jerarcas mozárabes y la asturiana se erigía en la legítima heredera de la
tradición visigoda apoyada por todo Occidente. Es por esto la influencia
carolingia en Septimania y los condados pirenaicos además de tender lazo con el
reino asturiano.
Abd al-Rahman I.
Los escrito del Beato de Liébana (776), contribuyó a
difundir la devoción a Santiago. El clima espiritual se identificaba con la
tumba del apóstol en un sepulcro hallado en un monte cercano a la antigua
ciudad de Iría Flavia. La fe se propagó. Alfonso II mandó construir un iglesia y surgieron
leyendas y el campo fue llamado “Campus Stella”, (Compostela), por la estrella
que indicó con su resplandor el sitio exacto de la tumba. Tales fueron los
modestos comienzos de una devoción llamada a hacer de Compostela el más importante centro de
peregrinación de Occidente.