domingo, 2 de febrero de 2025

EL ILUSTRADO MARQUÉS DE LA ENSENADA

El reformador que desafió a una España empobrecida y asediada.
(1702-1781) Uno de los mejores gobernantes españoles del siglo XVIII. Hombre ilustrado, gran impulsor del poder naval.

MARQUÉS DE LA ENSENADA 

Tuvo, sin embargo, un lado muy siniestro: patrocinó un plan para exterminar a los gitanos. Como político reformista, Ensenada se proponía aumentar la capacidad recaudatoria del Estado: la gente tenía que trabajar y pagar impuestos. Por eso mismo, no podía permitir la existencia de súbditos que practicaban el nomadismo y sobrevivían de negocios ambulantes que no tributaban. Los gitanos, a su juicio, constituían una “malvada raza” que no solo llevaba un estilo de vida diferente a la mayoría, también era responsable de todo tipo de hechos delictivos.
El advenimiento de Fernando VI incrementó sustancialmente el poder del Marqués de la Ensenada dándole cancha como un ministro orquesta, universal y plenipotenciario.
Las reformas de Ensenada son muestra de la labor de un ministro ilustrado: Se aprueba un nuevo modelo de Hacienda en 1749 que jamás llegó a aplicarse. Se redujo la subvención del Estado a las Cortes y al Ejército, pero esta reforma tampoco se dio por completada. Abolición de las rentas provinciales y un nuevo decreto sobre baldíos, más reglamentos sobre casas y caballerizas reales y nuevas ordenanzas de obras y bosques.  Mejora de la carretera del puerto de Guadarrama a la altura de San Rafael (entre Madrid y Segovia) y fijación de aranceles.

      FERNANDO VI 

Mejora de la navegación fluvial del Ebro hasta Tortosa y mejora, asimismo, de los puertos de Barcelona y de Palma de Mallorca. Creación de fábricas de jarcia y lona, del Real Colegio de Cirugía de la Armada en Cádiz, impresión de códices en árabe o griego, un proyecto sobre la creación de un archivo histórico en Madrid. Creación del Giro Real en 1752, todas las operaciones de intercambio con el extranjero quedan en manos de la Hacienda Real, y así sale beneficiado el Estado. El resultado fue inmejorable. El desahogo de la Real Hacienda gracias a estas medidas es ya un hecho.  Se impulsa el comercio con las colonias de América. Su misión es acabar con el monopolio de Indias, así como eliminar la corrupción del comercio colonial. Así, se incrementaron los ingresos y disminuyó el fraude. En los reinos de la península se eliminan las aduanas interiores y se liberaliza el comercio. Creación en 1752 de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, enmarcada en plena Ilustración.

JORGE JUAN 

El marqués había logrado que la monarquía española fuera recuperando un esplendor que tantos años de guerras inacabables habían ensombrecido
Trabó amistad con Antonio de Ulloa y Jorge Juan, que enviaron informes, técnicos navales, ingenieros de caminos, de canales y fabricantes textiles, vidrios, armas. Se construyen también los tres grandes arsenales clásicos en que quedarán apoyadas para siempre la Marina y la flota de guerra españolas: Ferrol, Cartagena y La Carraca.
Jorge Juan y Santacilia visita a Gran Bretaña para informarse y conocer a fondo a los mejores técnicos navales del momento. Será así como proyecte y haga realidad la construcción para España de una flota digna en calidad a la británica, con un aumento de por lo menos 60 navíos de línea y 65 fragatas listas para operar. Asimismo, Ensenada eleva el Ejército de tierra a 186.000 soldados y la Marina a 80.000.
El ministro inaugura un periodo de "paz con todos y guerra con nadie":
El rey Fernando VI, mostrándose partidario de la máxima neutralidad posible, lo destituyó. Había demasiado riesgo ante un nuevo conflicto con Gran Bretaña en el Caribe.
En julio de 1754, el marqués de la Ensenada fue arrestado en su casa de Madrid por orden del rey, acusado de alta traición a la Corona por ocultamiento de órdenes de guerra.

CARLOS III 
Pero es que dos de los más destacados aristócratas del país se la tenían jurada. Los Duques de Alba y el de Huéscar, bien untados por los de Albión, consiguieron que nuestro buen ministro fuera desterrado al Puerto de Santa María. Más adelante otro Borbón decente, Carlos III, lo indultaría.
Pero lograron sustituirlo al ministro. Los ingleses habían conseguido su objetivo, que no se construyeran más barcos  en España.
Ya lo dijo Bismarck en su momento ante una capciosa pregunta de un periodista inglés. "España es el país más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido".
 Pero no hace falta una lupa, ni escrutar recónditos recovecos para encontrar increíbles hombres de Estado, genios o héroes de la milicia y darnos cuenta, de que tenemos un sobrado surtido de entre los mejores. Prohombres y mujeres, que aportaron a una sociedad atrasada, el sello reformista que allende nuestras fronteras comenzaban a brotar. Su actuación al frente del gobierno no fue sencilla y estuvo plagada de calumnias, bulos y desplantes; todo ello, muy español Más conocido como el Marqués de la Ensenada, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, está vinculado al reinado de Fernando VI, un monarca reformador a ultranza que puso el acento en la Armada y la mejora del sistema tributario. Ambos, de la mano en los asuntos de estado, tocaron las teclas adecuadas para frenar la patente decadencia que, inexorable, estaba devorando como la carcoma, un prestigio bien ganado en el concierto de las naciones. Éramos un coloso rodeado de ávidos liliputienses con malas intenciones. Curiosamente, los anglosajones, siempre en su idea permanente de dividir, no aceptaban la neutralidad española, tan fundamental para poder crecer tras tanto desgaste. Pero no hay que olvidar -y esto es fundamental-, que la política española de siempre, ha sido esencialmente cainita. El Marqués de la Ensenada tuvo que lidiar con las envidias internas y las zancadillas externas. Su actuación al frente del gobierno no fue sencilla y estuvo plagada de calumnias, bulos y desplantes; todo ello, muy español. Inglaterra jugó un papel determinante en la zapa del gran ministro que fue Ensenada intrigando, como es habitual para nuestra desgracia, contra este formidable político.
El proyecto político del marqués tenía una proyección de centuria, no era de un mandato o una docena de años, no; era algo más grande y portentoso. Una armada oceánica con más de 150 fragatas de última generación, factible en lo financiero y apoyada en una ingeniería naval (la de Guarnizo- Cantabria) de dimensiones colosales, un ejército profesional y una obra civil espectacular apostando por unas infraestructuras de vanguardia; una revolución en el catastro, y a esto, había que añadir una sanidad preventiva, mejoras sustanciales en los astilleros en Cádiz y La Habana y un compromiso regio con Ensenada que fue determinante hasta que Inglaterra con sus habituales malas maneras, acabó con la que probablemente fue la figura española más importante del siglo XVIII. Las vicisitudes padecidas a lo largo de su magistral gobernanza con los díscolos cortesanos prestos a hacerle la cama sin ningún pudor (era muy prusiano en su quehacer cotidiano en una corte de vagos), le hicieron perder la partida frente al futuro de España. Fue un tiempo en el que la monarquía española se abría a nuevas ideas, iniciativas políticas y una mejora de la calidad de vida para con el atribulado pueblo.
Este hijo de hidalgos riojanos, tuvo una carrera meteórica basándonos en el apoyo de otro excelso ministro previo, llamado Patiño que alentando su probada eficacia lo impulsó hacia las más altas magistraturas del estado. Pero quizás, su error no fue tal, sino una derivada del hecho de la propia existencia de Gran Bretaña. Es sabido que el ilustre marino Jorge Juan, estuvo enredando a través de una nutrida cadena de espías irlandeses y portugueses en los astilleros del sur de la isla. Tras años de operar como Pedro por su casa, antes de ser descubierto, ya había tomado las de Villadiego disfrazado de alfombra persa en una veloz fragata portuguesa dedicada al comercio. Esta situación, que casi se convierte en un casus belli, descargó todas las iras de los cabreados británicos sobre el Marqués de la Ensenada que se vio obligado a dimitir. Aquellos hombres honorables, muy distintos de los de hoy, como fue el caso de Jorge Juan y el marqués de la Ensenada, dimitirían por pundonor y ética. El caso de Jorge Juan en particular fue sangrante en su enfrentamiento con la Iglesia y la Inquisición con el tema de la teoría heliocéntrica versus la teoría geocéntrica de los tonsurados. Fue obligado a reformar su teoría. Y así llegó a darse la circunstancia siniestra de que en algunos libros de ciencia figurase la pintoresca advertencia: “Pese a que esto parece demostrado, no debe creerse por oponerse a la doctrina católica”. Ésa, entre otras, fue la razón por la que, en esa época, mientras otros países tuvieron a Locke, Newton, Leibnitz, Voltaire, Rousseau o d´Alembert, y en Francia tuvieron la Encyclopédie, aquí lo más que tuvimos fue el Diccionario crítico universal del padre Feijoo, y gracias.

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