martes, 14 de enero de 2025

TOMA DE CÁDIZ - 1262

En 1262 Alfonso X el Sabio reconquistaba Cádiz para Castilla.
El 14 de septiembre las tropas castellanas lograron tomar Cádiz tras un asedio relativamente breve. La reconquista marcaba la recuperación de una ciudad de gran valor estratégico. Cádiz, una de las últimas ciudades bajo control musulmán en el sur, consolidó la presencia cristiana en el reino de Castilla y jugó un papel crucial en la configuración del Andalucía.

Óleo de Matías Moreno
A principios del siglo XIII, la situación política en la península ibérica estaba marcada por la creciente presión de los reinos cristianos sobre los territorios musulmanes del Al-Ándalus. Durante los siglos anteriores, la fragmentación interna del califato de Córdoba en pequeños reinos de taifas debilitó el poder musulmán en la región, lo que permitió a los monarcas cristianos aprovechar la oportunidad para avanzar en su conquista territorial.
Uno de los principales actores en este avance fue el rey Fernando III de Castilla y León, conocido como Fernando el Santo. Bajo su mando, los reinos cristianos consiguieron importantes victorias como la reconquista de Córdoba y Sevilla. A pesar de estos avances, Cádiz permanecía en manos musulmanas como un puerto estratégico y relevante para el dominio del sur de la península.
Tras la muerte de Fernando III en 1252, su hijo, Alfonso X el Sabio, continuó con la política de expansión hacia el sur. A pesar de los problemas internos de su reinado y de su empeño en conseguir el título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Alfonso X estaba decidido a finalizar la conquista de los territorios bajo dominio musulmán.
La ciudad de Cádiz tenía una gran importancia debido a su posición geográfica y su acceso al comercio marítimo. Con los musulmanes fue un puerto de gran valor militar y económico. Controlada inicialmente por los almorávides y posteriormente por los almohades, Cádiz se convirtió en uno de los últimos baluartes musulmanes en la región.
En los años previos a la reconquista, Cádiz y otras localidades cercanas estaban bajo el control de los benimerines, un grupo bereber procedente del norte de África que había intervenido en Al-Ándalus para apoyar a los musulmanes frente al avance cristiano.


A finales de la década de 1250, Alfonso X había centrado gran parte de sus esfuerzos en consolidar su poder en los territorios recientemente conquistados en el sur de la península. Tras asegurar su control sobre Jerez de la Frontera en 1261, el siguiente objetivo natural era Cádiz.
En el verano de 1262 Alfonso X reunió un ejército bien equipado, con el apoyo de tropas cristianas de los territorios reconquistados y de la nobleza castellana. Además, el monarca contó con el apoyo de la Orden de Santiago y la Orden de Calatrava, cuyos caballeros jugaban un papel fundamental en las campañas de la Reconquista.
La defensa de Cádiz no fue tan intensa debido a que el poder musulmán en la región estaba debilitado por los constantes ataques cristianos y por la falta de refuerzos procedentes del norte de África. Aunque se produjeron enfrentamientos, el ejército cristiano avanzó con relativa rapidez hacia la ciudad.
El 14 de septiembre de 1262, las tropas de Alfonso X lograron tomar Cádiz tras un asedio relativamente breve. La reconquista de la ciudad fue un momento de gran celebración para el reino de Castilla, ya que no solo consolidaba el control sobre el suroeste de la península, sino que también marcaba la recuperación de una ciudad de gran valor simbólico, que había sido un importante puerto fenicio, romano y musulmán.
Cádiz pasó a formar parte del reino de Castilla, y su población musulmana fue en su mayoría expulsada o sometida a la conversión al cristianismo. Alfonso X ordenó la repoblación de la ciudad con cristianos procedentes de otros territorios, un proceso que fue común en las ciudades reconquistadas del sur.


La reconquista de Cádiz tuvo varios impactos estratégicos y políticos. En primer lugar, aseguró para Castilla un puerto clave en la costa atlántica, lo que facilitó el control marítimo de la región y el comercio con otros territorios. Además, la caída de Cádiz completó la reconquista de gran parte del actual territorio andaluz, dejando a los musulmanes con una presencia reducida en la península, limitada principalmente al Reino Nazarí de Granada.
La reconquista de Cádiz consolidó la figura de Alfonso X como un monarca comprometido con la expansión cristiana, aunque su reinado también estuvo marcado por las tensiones internas y su frustrada candidatura a la corona imperial. La toma de Cádiz contribuyó a la consolidación del poder castellano.
La ciudad comenzó a transformarse en un puerto cristiano de creciente importancia. Aunque su papel como centro comercial y militar aún tardaría en desarrollarse por completo, la posición geográfica la convirtió en un punto clave para las rutas marítimas hacia el Atlántico y, posteriormente, hacia América. Mantuvo una gran importancia especialmente en los siglos posteriores, cuando se convirtió en uno de los principales puertos españoles en la época del descubrimiento de América y el comercio colonial.
La reconquista de Cádiz representó uno de los últimos avances importantes en la larga historia de la Reconquista, el proceso de recuperación de la península ibérica por parte de los reinos cristianos. Aunque Granada seguiría bajo control musulmán durante más de dos siglos, la toma de Cádiz consolidó la hegemonía cristiana en el sur de la península.
Hoy en día, el 14 de septiembre se celebra en Cádiz como el día de la reconquista de la ciudad por parte de Alfonso X. Este evento es conmemorado con actos cívicos y religiosos, recordando el momento en que la ciudad pasó a formar parte de la corona de Castilla. La celebración también sirve como un recordatorio del importante papel que Cádiz ha jugado a lo largo de la historia de España, tanto en el contexto de la Reconquista como en épocas posteriores.
La Reconquista de la ciudad fue un hecho militar significativo que consolidó la presencia cristiana en el sur de la península ibérica.
 

domingo, 12 de enero de 2025

EL MUSEO DEL PRADO

Inicialmente fue el Museo de Pinturas inaugurado el 19 de noviembre de 1819.
El proyecto arquitectónico fue aprobado por Carlos III en 1786, y la construcción se desarrolló durante los reinados de padre e hijo, Carlos III y Carlos IV. Pero era una pinacoteca real, es decir no era pública, solamente entraban con invitación personal. En la Guerra de la Independencia, los franceses lo destinaron a cuartel de caballería, y estaba en estado ruinoso. Con el tejado de plomo se fabricaron balas.




Durante el reinado de Fernando VII y por iniciativa de su esposa Bárbara de Braganza se inició la recuperación del edificio, sobre los diseños de Villanueva.
Como era un museo real fue recibiendo donaciones de diferentes personalidades y se fue ampliando. Con la Revolución “La Gloriosa”, (1868) que despachó a Isabel II, el Museo paso a ser de titulación nacional. Es de destacar que a diferencia de otros grandes museos europeos como el Museo de Louvre en París, el Británico en Londres, o el Hermitage en San Petersburgo, en las que sus obra proceden de expolios, de compras fraudulentas, o de botines de guerra como los efectuados por Napoleón o Nelson, todas la obras del Prado está documentada perfectamente su compra o su donación, todo en perfecta regla, nada irregular.
Tiene en total más de 33.000 obras. Más de 1.700 en las salas de la colección permanente, a las que se suman más de 550 en exposiciones temporales dentro o fuera del museo. Obras en almacén: más de 27.000. Dicen que en sus 200 años de vida se perdieron casi un millar y que de ellas se lograron localizar 41.
Según el historiador de arte Jonathan Brown es el Prado el museo más importante del mundo en pintura europea.


Pero el Prado es mucho más. Es un testimonio vivo de la historia, la cultura y el arte españoles. Este icónico museo es un destino imprescindible para los amantes del arte y la historia. Su vasta colección de arte clásico europeo atrae a millones de visitantes cada año, quienes buscan maravillarse con obras maestras que han marcado la historia del arte.
El Museo Nacional alberga una de las colecciones de arte más importantes del mundo. Entre sus salas, los visitantes pueden admirar obras maestras de artistas como Velázquez, Goya, El Greco, Rubens y Tiziano. Destacan piezas icónicas como “Las Meninas”, “El Jardín de las Delicias” y “La Maja Desnuda”, que convierten a este museo en una visita imprescindible para los amantes del arte. Además, su colección permanente incluye más de 8.000 pinturas, 7.000 dibujos, 4.800 grabados y 1.000 esculturas, aunque solo una fracción está en exhibición. que abarcan desde el siglo XII hasta el XIX. No cabe duda de que el Museo del Prado en Madrid es un referente cultural y artístico a nivel mundial. 

Estas son algunas de sus colecciones más destacadas:
1. Pintura Española: El Prado es especialmente reconocido por su colección de arte español, que incluye obras maestras como Las Meninas de Velázquez, La Maja Desnuda de Goya y El Sueño de Jacob de Murillo. Estas obras no solo muestran el talento de los artistas, sino también reflejan los cambios sociales y culturales de su época.
2. Pintura Flamenca y Holandesa: La influencia de los artistas del norte de Europa también se aprecia en la colección del Prado, con obras como El Jardín de las Delicias de El Bosco y El Descendimiento de Van der Weyden.
3. Pintura Italiana: El Renacimiento italiano también ocupa un lugar prominente, con obras de Tiziano, Rafael y Tintoretto que destacan por su sofisticación y belleza.
4. Escultura y Arte Decorativo: Aunque el Prado es conocido principalmente por su pintura, también cuenta con una notable colección de esculturas y objetos decorativos que enriquecen la experiencia de los visitantes.
Ubicado en el corazón de Madrid, este icónico museo es un destino imprescindible para los amantes del arte y la historia.

LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

La Ilustración se desarrolló en nuestro país en el período borbónico. Ya desde principios de siglo XVIII con Felipe V y sus cambios con Decretos de Nueva Planta en la que recurre a intelectuales de diferentes zonas del país. El Diccionario de Autoridades publicado por la Real Academia Española entre 1726 y 1739 se definía "Luz de la Razón" como "El conocimiento de las cosas que proviene del discurso natural que distingue a los hombres de los brutos",  que iba unido a la luz de la crítica o las luces críticas.

JORGE JUAN 

Los ilustrados españoles podríamos decir que es el conjunto de funcionarios que sustentaron el reinado de Carlos III (primer monarca que tiende a la Ilustración) y que, para los historiadores, se explica como la pre-ilustración en España.
La Ilustración española es considerada tanto la primera corriente de pensamiento como el primer movimiento social que planteó el concepto moderno de “opinión pública” en España, hay que tener en cuenta que la sociedad moderna hasta el siglo XVIII no concebía la existencia de una “opinión pública”, en otras palabras, una opinión del pueblo que tenerse en cuenta para el accionar del gobierno. Anteriormente se consideraba que la acción de gobierno dependía solo y exclusivamente de la soberanía real. Si bien es cierto que existían corrientes o apoyos políticos no eran entendidos con el concepto moderno de participación política. Por tanto, el concepto de opinión pública (entendida como una fuerza política en el reino) fue una de las nuevas ideas introducidas en el siglo XVIII.
“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo” era el lema de los que pertenecían al Despotismo Ilustrado europeo en la época de Carlos III rey de España. Es decir que la clase gobernante participaban que el monarca y el Estado eran garantes de la seguridad y bien del pueblo. Pero sin la participación de éste. Las medidas gubernamentales alcanzaban desde las esferas políticas y económicas a las religiosas, sociales y educativas.

ANTONIO DE ULLOA 
Un ejemplo del rechazo de algunas capas de la sociedad fue que el Ministro de Hacienda, el marqués de Esquilache, para conseguir el dinero necesario para las reformas sociales y urbanísticas inició una persecución de los fraudes que solían hacer al fisco las clases altas aprovechando sus privilegios. La jerarquía eclesiástica y la alta nobleza, muy poderosa, iniciaron una campaña de desprestigio contra Esquilache, que al coincidir con una época de malas cosechas, se sumó a ella la clase popular. Se había liberado el precio de los cereales, lo que favoreció la especulación, el alza de precio y por tanto el descontento popular. Finalmente con la excusa de un bando poco importante que prohibía el sombrero de ala ancha y la larga capa castellana, porque favorecían la delincuencia, fue el detonante, manipulado, consiguieron que se suscitara un Motín, que dio como resultado el exilio del ministro, y otras medidas de carácter económico. Luego el sucesor de Esquilache, el conde de Aranda, apoyado por el conde de Campomanes, jurisconsulto y posteriormente ministro, abrió una pesquisa secreta a fin de recoger pruebas que testimoniaran la intervención de los jesuitas en el motín. Desde el principio la animadversión que tenían contra la Compañía de Jesús, hicieron que los investigadores les señalaran como los instigadores de los motines.

PEDRO RODRIGUEZ DE CAMPOMANES 

Desde ese momento el gobierno se planteará la necesidad de conectar con la parte ilustrada de la sociedad española para que se alinease en favor de las reformas. Esto será lo que constituirá a la Ilustración en España como un agente político renovador.
Los “Novatores” fueron quienes sufrieron más ser ilustrados, dado que son intelectuales tempranos que no fueron en su momento bien recibidos del todo, en cierto modo, fueron unos adelantados a su tiempo que comenzaron a virar desde los tópicos religiosos hacia los científicos/razonables, interesándose así en temas -ya clásicos- de la Ilustración, generalmente lo que conocemos como ciencias naturales: física, química o biología.
Científicos y Eruditos se sitúan justo en la franja temporal precedente a Carlos III (1715/59), su gran aporte fue cuestionar el pensamiento conservador aún dominante en la época, eso sí, sus dos representantes, el padre Feijoo y Gregorio Mayans, aunque eran católicos, cuestionaron duramente ciertas prácticas religiosas del momento. El primero, por su parte, cuestionó a la Inquisición, sobre todo en lo tocante a los judíos conversos, el segundo, en cambio, desmontó o acusó a “realidades” católicas de la época, apelando muchas veces a la Historia, es decir, llegando a afirmar la posible falsedad de la venida del apóstol Santiago. Por lo tanto, como lo indica su nombre, la gran característica es su crítica a la realidad en la que están inmersos.

GREGORIO MAYANS 
Reformadores son quienes llevaron a cabo una serie de cambios (reformas) a nivel político que supusieron modificaciones en todos los niveles del panorama castellano, siendo su resultado el programa ilustrado de Carlos III, mejor dicho, de sus ministros, un verdadero ejemplo de modernización. Tales cambios llevaron a modificaciones incluso en la vestimenta típica.
Sin duda la mayor aportación es el intento de modernizar España con carreteras, alcantarillo, alumbrado público nuevo, etc. Por tanto, esta corriente de la Ilustración en España se caracteriza por buscar la modernización tanto infraestructuralmente como en las instituciones y gobierno de la monarquía (es en este momento que se potencian las figuras de los ministros, que se mantienen hasta hoy en día).
La última fase está vinculada con la revolución francesa, por lo que, en muchas ocasiones, se trataba de reformistas que querían, progresivamente, sustituir a la monarquía o, por el otro, establecer más firmemente un despotismo ilustrado.
En este punto gobernaba Carlos IV  y lógicamente las noticias que van llegando hacen que se vayan adoptando medidas en España, como la de cerrar Las Cortes, que estaban en manos de Floridablanca. Se trata de aislar a España de las recetas revolucionarias. Se apoyó al rey francés y se puso fin a los proyectos reformistas. Y la Inquisición de la Iglesia empieza otra vez a destacar, desterrando a Jovellanos, un ilustrado de importante trabajos y realizaciones. El rey apartó de la vida pública a la mayoría de los pensadores avanzados.

MELCHOR G. DE JOVELLANOS 
El fracaso de las medidas de Floridablanca supuso su sustitución por el Conde de Aranda, que concertó una Alianza con Prusia y Austria para ayudar al rey francés, forma de proteger al español. Se preparaba una guerra en Europa que Aranda no apoyaba, ya que  el conde vio la formación de los ejércitos revolucionarios y su respaldo popular en el país vecino, lo que hizo ser partidario de no intervenir, dado el fracaso casi seguro y las pocas ganancias que se podrían obtener.
Aquí es donde termina el período de La Ilustración en España.

sábado, 11 de enero de 2025

ALMANZOR (La cólera de Alá)

Teníamos una estatua de Almanzor en Algeciras, colocada en el año 2002, que conmemoraba los mil años de su fallecimiento, cosa el menos peculiar, porque el despiadado personaje murió en Medinaceli, provincia de Soria, que en aquella época fue frontera divisoria entre cristianos y musulmanes. 


Se fue a esa localidad a morir Almanzor en su retirada de la batalla de Calatañazor, donde dicen las lenguas de doble filo, que perdió el tambor. Si es que existió la batalla, porque parece ser que ni siquiera hubo combate, ya que cuando llego el rey  cristiano (aquí hay distintas versiones de que rey fue, ya que el rey de León solo tenía ocho años en esas fechas), Almanzor ya había puesto los pies en polvorosa. Pero hay grupos políticos que piden que se restaure la estatua, cual prócer de la hispanidad se tratase.
Durante el califato de Alhakén II ocupó importantes cargos administrativos. La muerte de este califa en el 976 marcó el comienzo de la época donde destacó el desgraciadamente recordado Almanzor. Ejerció un poder extraordinario en el Estado andalusí, en toda la península ibérica y en parte del Magreb, mientras el califa quedaba relegado por Almanzor.
Para los que piensan que Al-Andalus era un lugar de la península donde musulmanes y cristianos leían versos y recitaban poemas a la luz de los candiles, mientras los judíos contemplaban la escena maravillados, las “tres culturas en tolerancia”, deberían seguir leyendo un poco más.
“Ciertamente devastó ciudades y castillos y despobló toda la tierra hasta que llegó a las zonas marítimas de la España Occidental y destruyó la ciudad de Galicia”. Con estas tristes palabras explicaba el obispo del siglo XI Sampiro las barbaridades perpetradas por uno de los mayores enemigos del cristianismo en la Península Ibérica: Almanzor. Su fallecimiento dejó tras de sí una estela de crueldad cuyo final celebró así la Crónica Sielense: “Murió Almanzor y fue sepultado en el infierno”.


Protagonizó entre 977 y 1002 cincuenta y seis campañas militares, en su mayoría, contra los reinos cristianos del norte peninsular. El culmen de su barbarie llegó en el 997, cuando arrasó y saqueó Santiago de Compostela. “Destruyó iglesias, monasterios y palacios y los quemó con fuego”, desvelaba el propio Sampiro. Sus huestes solo respetaron el sepulcro del apóstol, nunca sabremos porqué, quizá miedo.
España estaba en una terrible Edad Media baja, en la que cada pueblo o ciudad era frontera y tenía que defenderse de las posibles racias musulmanas buscando cautivos y esclavos (y esclavas), con la que financiar su ejército obteniendo botín que repartir. Ello provocó una población lista para su autodefensa o para realizar ataques de castigo además de un espacio baldío entre el Duero y la cornisa Cántabra para evitar las incursiones. La esclavitud y los cautivos fueron segmentos de población corriente en los dos bandos, unos para negociar rescates y los otros como botín a repartir.
Todo empieza con los primeros reinos cristianos del Norte de España a los cuales los califas de Córdoba consideraban viveros de esclavas o cautivos que pudieran pagar rescate, las esclavas eran muy demandadas en Córdoba e incluso se impusieron tributos a los reyes cristianos de entregar doncellas periódicamente.
Al- Manur o Almanzor (939-1002), durante su época de caudillo musulmán hizo no menos de cincuenta aceifas o incursiones en los reinos cristianos en busca de esclavas que vender en Córdoba y cautivos por los que pedir rescate, llegó a arrasar Zamora, León, Pamplona, Barcelona y Santiago de Compostela, entre otras muchas poblaciones cristianas, hasta hacer más de 200.000 prisioneros entre esclavas, niños o cautivos para pedir rescate o intercambiar por cautivos musulmanes y con ello poder financiar sus campañas. Almanzor utilizó el terror como arma de guerra, en Barcelona lanzaba cabezas de cristianos contra las murallas y pasó a cuchillo a todos los soldados, en Santiago incendió la ciudad y traslado las campanas a Córdoba llevadas a mano  por los cautivos y esclavos. En Córdoba se montó un mercado de esclavos que cubrió los deseos más lascivos y los más bajos instintos de la corte califal, de lo que se aprovechó Almanzor para gobernar sin ser califa, proporcionando fondos a los para las siguientes aceifas. Entre las esclavas más apreciadas estaban las vasconas que fueron las madres del califato y en segundo término las doncellas gallegas, los infantes y jóvenes eran sodomizados.
Por ejemplo, durante el año 982, Almanzor ya era  famoso por su sadismo tras haber conquistado Zamora y después de una gran matanza contra sus habitantes. “Dicen que Almanzor entró en Córdoba precedido de más de nueve mil cautivos que iban en cuerdas de a cincuenta hombres, y que el Walí de Toledo, Abdalá ben Abdelaziz, llevó a aquella ciudad cuatro mil, después de haber hecho cortar en el camino igual número de cabezas cristianas”, según se afirma en una publicación de 1852 hecha por un historiador. Tan solo tres años después, el caudillo volvió a dejar claro que su máxima era usar el terror para doblegar a sus enemigos bombardeando Barcelona con cabezas cristianas, arrasando la ciudad después de acceder a ella, y haciendo decenas de miles de prisioneros tras quemar sus viviendas.  
Como reacción los reyes cristianos hicieron incursiones para tener cautivos que cambiar por cristianos presos. Las posteriores invasiones de almohades, almorávides o benimerines siguieron las mismas pautas de obtener esclavas y cautivos como botín de guerra en sus incursiones en los reinos cristianos.
Según fuentes como el historiador hispano-musulmán del siglo XI, Ibn Hayyan, “jamás dejó durante toda su vida de atacar a los cristianos, asolar su país y saquear sus bienes”. Así lo corrobora María Isabel Pérez de Tudela, profesora titular del Departamento de Historia Medieval.
Después de la muerte de este despreciable carnicero, el Califato de Córdoba duró veintinueve años más, creándose después los reinos de Taifas. Muchos de ellos vasallos de los reinos cristianos. 
 

LOS MOZÁRABES

A los cristianos que viven bajo el poder musulmán que invade España desde el 711 se les llama “mozárabes”. Desde el siglo IX están en minorí...