Sobre la bandera de la I República Española, sólo decir se utilizó la misma bandera rojigualda que se había adoptado en 1785. Lo único que se cambió fue la ausencia de la corona real en el escudo, unificándose bajo este símbolo la bandera del ejército. Vigente en 1873 y parte de 1874. Pero no hay que confundirla con la de la II República, de la cual no se sabe con exactitud quién fue su diseñador, pero sí que
hacia finales del siglo XIX ya se venía usando en diversos círculos
republicanos.
En 1904 el pintor catalán Antonio Estruch la plasmó en un óleo
titulado “Manifestación por la República”.
Unos días después de la instauración de la Segunda República, el nuevo
gobierno establecía la bandera tricolor como oficial de España en su Decreto
del 27 de abril de 1931. El texto oficial argumentaba así el cambio de bandera:
“Hoy se pliega la bandera adoptada como nacional a mediados del siglo XIX. De
ella se conservan los dos colores y se le añade un tercero, que la tradición
admite por insignia de una región ilustre, nervio de la nacionalidad, con lo
que el emblema de la República, así formado, resume más acertadamente la
armonía de una gran España”. Además, las tres franjas pasaban a ser iguales,
perdiendo así la bandera española su singularidad.
El primer error fue que la bicolor no era la bandera de la
monarquía, sino de la Nación Española. El Real Decreto de 28 de mayo de 1785
con el que Carlos III estableció el nuevo pabellón naval español hablaba de
“Bandera nacional”, no de “Bandera real”. De igual forma, en el Real Decreto de
13 de octubre de 1843 que convirtió ese pabellón naval en bandera oficial de
España en todos los ámbitos, se la cita también como “bandera nacional”. Lo que
representaba a la monarquía era, en todo caso, el escudo, o más particularmente
la corona que lo timbraba.
Por otra parte, cuando el gobierno republicano se refería a la “insignia de una región ilustre” estaba haciendo alusión al pendón de Castilla. Es probable que el deterioro de las banderas con el paso del tiempo pudo llevar a la confusión de que el pendón castellano era morado. También es posible que el carmesí, verdadero color del pendón de Castilla, se confundiese con morado, cuando es en realidad una variante del color rojo, tirando hacia el granate. El actual guion del Rey Felipe VI es carmesí, recogiendo esa tradición castellana. Carmesí, no morado.
Al error cometido con la bandera hay que añadir los errores cometidos con el escudo. El citado Decreto del 27 de abril de 1931, paradójicamente, hablaba de “escudo de España” para referirse al formado por las armas de Castilla, León, Navarra, Aragón y Granada, con las columnas de Hércules y el lema de “Plus Ultra”. Lo curioso es que todos esos elementos habían sido introducidos por la monarquía, igual que la bandera bicolor: ¿por qué conservarlos y al mismo tiempo cambiar la bandera? Hay que recordar que las distintas partes de ese escudo se corresponden a otros tantos reinos medievales. La República no tenía inconveniente en reconocer esos reinos ¿por qué cambiar la bandera?
Por otra parte, cuando el gobierno republicano se refería a la “insignia de una región ilustre” estaba haciendo alusión al pendón de Castilla. Es probable que el deterioro de las banderas con el paso del tiempo pudo llevar a la confusión de que el pendón castellano era morado. También es posible que el carmesí, verdadero color del pendón de Castilla, se confundiese con morado, cuando es en realidad una variante del color rojo, tirando hacia el granate. El actual guion del Rey Felipe VI es carmesí, recogiendo esa tradición castellana. Carmesí, no morado.
Al error cometido con la bandera hay que añadir los errores cometidos con el escudo. El citado Decreto del 27 de abril de 1931, paradójicamente, hablaba de “escudo de España” para referirse al formado por las armas de Castilla, León, Navarra, Aragón y Granada, con las columnas de Hércules y el lema de “Plus Ultra”. Lo curioso es que todos esos elementos habían sido introducidos por la monarquía, igual que la bandera bicolor: ¿por qué conservarlos y al mismo tiempo cambiar la bandera? Hay que recordar que las distintas partes de ese escudo se corresponden a otros tantos reinos medievales. La República no tenía inconveniente en reconocer esos reinos ¿por qué cambiar la bandera?
BANDERA DE LA II REPÚBLICA
Además, el escudo elegido para la Segunda República iba
timbrado por una corona mural. Éste es otro de los errores cometidos, pues
dicha corona es un símbolo que se usa en la heráldica de ciudades. En la
antigua Grecia se usaba como corona de la diosa Tyche, que personificaba la
prosperidad de una ciudad. En Roma se otorgaba al primer soldado que conseguía
situar la enseña militar sobre las murallas de una ciudad enemiga.
En Italia,
Portugal y Rumanía esa corona se usa para timbrar exclusivamente escudos de
ciudades. Su primer uso en un emblema nacional tuvo lugar en España en 1869,
cuando el gobierno provisional establecido tras la Revolución que derrocó a
Isabel II acuñó monedas con el mismo escudo que luego usaría la Segunda
República.
El objetivo, claro, era no dejar sin corona un escudo que
tradicionalmente la había tenido, aunque para ello se cometiese un claro error
heráldico. Sólo hay otro caso en que se haya usado esa corona mural en un
emblema nacional: tras la caída del Imperio Austrohúngaro, la nueva República
de Austria cambió la corona imperial que coronaba la antigua águila bicéfala
por una corona mural coronando un águila de una sola cabeza.
Todas las demás
repúblicas prescinden del uso de coronas, con algunas salvedades, como Polonia,
cuyo águila blanca conserva la corona real, señal de que en esa República no
tienen reparos en asumir su historia.

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