viernes, 7 de noviembre de 2025

LEGIONES BRITÁNICAS EN LUCHAS INDEPENDENTISTAS DE AMÉRICA

Estos voluntarios de Gran Bretaña e Irlanda, lucharon junto a líderes independentistas  en las guerras contra los ejércitos realistas (leales a la corona), a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Estos soldados, muchos veteranos de las guerras napoleónicas, ayudaron a profesionalizar los ejércitos rebedes e intervinieron en batallas cruciales como Boyacá y Carabobo, jugando un papel fundamental en la independencia de varias naciones sudamericanas.

Capitulación de la batalla de Pichincha 
San Martín asumió el 3 de agosto de 1821 el mando y el poder del Perú con el título de “Protector”. Renunció al protectorado del Perú el 20 de septiembre de 1822. Su gobierno duró un año y un mes y medio.
¿Cuáles fueron los actos más significativos de su gobierno?
1. Lord Cochrane (inglés), el jefe de la flota, se apoderó de todos los fondos del gobierno peruano (Tesoro de la Real Hacienda), y de fondos particulares de Lima, que San Martín había resguardado en los buques peruanos Jerezana, La Perla y La Luisa “para evitar que cayeran en poder de las fuerzas realistas en caso de que éstas tomasen la ciudad de Lima”.
Sin entrar a considerar justificaciones, explicaciones o excesos, tenemos lo siguiente: tan inmensa cantidad de caudales colocados en tres buques fueron fácil presa de Lord Cochrane, quien parte inmediatamente hacia Londres. Ocurrió lo mismo que en Buenos Aires en 1806, donde Beresford embarca el Tesoro de la Real Hacienda (40 toneladas de oro amonedado) en el navío Narcissus con rumbo a Londres. Es lo mismo que sucedió en Potosí, donde Pueyrredón asalta y destruye la Casa de Moneda (agosto de 1811), enviando a Buenos Aires un millón de piezas de plata que el gobierno entrega por títulos de crédito a comerciantes británicos, que lo envían a Londres. En 1822 los británicos se apoderan de doce toneladas de oro amonedadas en Sant Fe de Bogotá (ahora Colombia). Coetáneamente acontece lo mismo en Guatemala (América Central Unida) y México.
 Dr. Julio C. González, “La involución hispanoamericana” “San Martín, Inglaterra y el oro peruano” . “Merecen una mención particular… las Compañías Británicas. A las que Su Excelencia, el Presidente de la República, les ha concedido la ‘Estrella de los Libertadores’ en premio de su constancia y de su valor.” – Coronel Manuel Manrique, Jefe del Estado Mayor, durante la batalla del Pantano de Vargas (Boyacá).

Willam Beresford  

Bajo el mando de Simón Bolívar, los voluntarios británicos llegaron a ser más de siete mil. En el Cono Sur, su número fue menor, aunque no despreciable, pero dado que combatieron en unidades menores mezcladas con tropas de otras procedencias es más difícil seguir sus peripecias.
En general se trataba de veteranos de las Guerra Napoleónicas, originarios de Inglaterra, Escocia e Irlanda, pero también de los territorios alemanes que pertenecían a la Corona británica. Su motivación era tanto política como económica.
Aunque Gran Bretaña había ayudado a liberar la Península Ibérica de las fuerzas de Napoleón, (1808-1814), lo hizo también por lo que se jugaba. Napoleón quería inadir Inglaterra y por eso necesitaba hacerse con España y Portugal. Para la mayoría de los británicos España era “el enemigo”. El Parlamento londinense, según se desprende de sus sesiones, tenía bien en claro que no debía permitirse a España recuperar su antiguo esplendor imperial,  a pesar de los compromisos contraídos en el Congreso de Viena. A nivel popular, la “leyenda negra” estaba muy presente y la posibilidad de liberar a los americanos de la opresión del “papismo” español, era un mandato casi religioso. Por otro lado, en plena revolución industrial con salarios de miseria y el hacinamiento urbano, las historias de un continente extensísimo, rico y casi despoblado, iluminaban la imaginación de los más aventureros. Finalmente, un factor nada despreciable era el de una enorme cantidad de veteranos de casi treinta años de guerra que estaban ahora peligrosamente desocupados y que el gobierno británico quería sacar de la metrópoli.

Francis Burdett 

Por su parte, el gobierno de Londres, si bien extraoficialmente siempre les prestó apoyó, tuvo públicamente una actitud ambivalente frente a ellos: por momentos los condenó como mercenarios; por otros, los alabó como luchadores de la libertad. En cualquier caso, muchos de los oficiales de estas tropas de voluntarios, luego serían reincorporados con sus mismos rangos en el Ejército o la Armada de Gran Bretaña, como si hubiesen estado cumpliendo servicios a Su Majestad británica durante su estancia en América del Sur.
En marzo de 1819, Bolívar decidió unificar a las tropas británicas bajo su mando en una única brigada, que tuvo a James Rooke como comandante. El irlandés Rooke, veterano de las campañas contra la República Francesa y luego Napoleón, amigo íntimo del Príncipe de Gales, se había unido a Bolívar en Angostura, quien le dio el mando del 1º Regimiento de Húsares de Venezuela (compuesto mayormente por voluntarios británicos) y junto a quien combatió durante la campaña.
Luego de combatir en la batalla del Pantano de Vargas, donde Rookeperdió un brazo que le fue amputado.
English, hijo de un comerciante de Dublín, había sido proveedor y, luego, oficial de intendencia del Ejército Británico durante las Guerras Napoleónicas. En mayo encontró a López Méndez, el agente de Bolívar en Londres, y se hizo pasar como teniente de caballería. Fue así que, como Capitán en comisión, se unió en diciembre de ese año a los Húsares venezolanos.
En mayo, el coronel English firmó un contrato con el gobierno “patriota” para reclutar mil hombres en las Islas Británicas. Obtendría un beneficio de 50 libras esterlinas por cada hombre y el grado de General de Brigada en comisión, así como el mando de esta nueva Legión. English tuvo mayor éxito del esperado, y logró embarcar rumbo a Venezuela un grupo de dos mil voluntarios. El nuevo general británico desembarcó en Margarita tomando inmediatamente el mando de todas las tropas de voluntarios extranjeros.

General Johann von Uslar

En julio de 1819, las tropas de English participaron de la toma de la fortaleza de El Morro y la ciudad de Barcelona. Los mercenarios británicos cometieron toda clase de vejaciones, violaciones, robos y destrozos. Hasta las iglesias fueron profanadas.
Impresionado, el general Rafael Urdaneta, encargó a la Legión Británica capturar el fuerte de Agua Santa. English alegó estar enfermo, mientras sus mercenarios eran masacrados por los defensores realistas. Como consecuencia de esto, Blossett tomó el mando de la Legión, mientras English era enviado a Margarita, donde murió en extrañas circunstancias en ese año.
Aylmer en 1798 se había unido a la rebelión irlandesa que, imitando la revolución francesa, los llamados Irlandeses Unidos habían intentado para liberar la Isla Esmeralda y convertirla en una república democrática. Luego de ser derrotado en Ovidstown, sostuvo una guerra de guerrillas en el llamado “bog” de Allen contra las tropas británicas. Finalmente, a cambio de un salvoconducto hacia el exilio, se entregó.
Terminadas las Guerras Napoleónicas y sin perspectivas revolucionarias en Irlanda, en 1819 partió con otros doscientos irlandeses hacia Venezuela. Creada la Legión Irlandesa por el Tte. Coronel O’Connor, Aylmer quedó como segundo al mando.
Herido en la batalla de Río Hacha, murió en Jamaica el 20 de junio de 1820. Nacido en Irlanda, Francis Burdett O’Connor pertenecía a una familia protestante de terratenientes. La Revolución estaba en la genética de este futuro prócer venezolano.

George Canning

Junto con Aylmer, organizó y dirigió la Legión Irlandesa, arribando a la isla Margarita en septiembre de 1819. La vida de estos irlandeses voluntarios en Margarita fue terrible. Bolívar no había encargado preparativos y no había vituallas ni refugios para ellos. Muchos murieron de enfermedades y otros decidieron regresar a Europa. Recién en diciembre la Legión fue reorganizada como regimiento y comenzó a prepararse para desembarcar en Venezuela. En marzo del 20, desembarcaron y tomaron Río Hacha, bajando la Cruz de San Andrés y colocando en su lugar la bandera verde irlandesa con el harpa en el centro. O’Connor y sus lanceros irlandeses tuvieron una actuación destacada en el combate de Laguna Salada, donde —según la propaganda “patriota”— 170 voluntarios derrotaron a más de 1700 realistas. Amotinados por no recibir los pagos prometidos, los irlandeses debieron ser desarmados y conducidos bajo vigilancia a la isla de Jamaica.
Bolívar tuvo en mucha estima a O’Connor y, tras regresar de Panamá, lo hizo Jefe de su Estado Mayor para la campaña de “liberación” del Perú. Fue posteriormente asesor del Ejército Peruano-Boliviano, junto a Otto Braun, y tuvo un papel primordial en la derrota al Ejército Argentino en la batalla de Montenegro/Cuyambuyo. En ese tiempo abandonó su ateísmo y se convirtió a la religión católica, falleciendo en Tarija en 1871.
George Elsom fue el primero en arribar a Angostura con sus legionarios. (Curiosamente lo hizo en la fragata HMS “George Canning”, que tiempo después traería a Buenos Aires a San Martín y demás miembros de la Logia Lautaro.) Luego formará en el 2º Regimiento de Lanceros de Venezuela a las órdenes de Skeene, y finalmente comandará el 2º Regimiento de Rifles de Venezuela. Junto a los hombres de Elsom, venía un grupo de doscientos hanoverianos (alemanes vasallos del Rey británico) a las órdenes de Johan Uslar, o Uzlar.


Lord Thomas Cochrane

Posteriormente, llegarían a Venezuela más voluntarios en expediciones comandadas por los coroneles del Ejército Británico: MacDonald, Campbell y Wilson. El escocés Donald MacDonald comandaba el 1º Regimiento de Lanceros de Venezuela, que habían dejado Portsmouth a fines de julio con destino a Venezuela. El Cnel. MacDonald había sido un simple soldado en el Ejército Británico, pero supo aprovechar las oportunidades. Sirvió en las Antillas, contra españoles, holandeses y franceses. Pero abierta la guerra contra Napoleón en la Península Ibérica, se presentó voluntario en el Ejército Portugués. Así llegó a ayudante de campo el Gral. Ballesteros. Pero el fin de las Guerras Napoleónicas no le sentó bien y pronto se vio abrumado por las deudas.
Por su parte, Peter Campbell reclutó y mandó un Regimiento de “Rifles Negros” en Venezuela y Colombia.
Henry C. Wilson tenía a su mando los llamados “Húsares Rojos”. Estuvo en la Península Ibérica y logró un buen dominio del castellano. Fue por eso que López Méndez lo pondría al frente de los otros coroneles británicos
El 1º Regimiento de Artillería de Venezuela quedó al mando de Joseph Gillmore. De origen irlandés, sirvió como Guardiamarina en las Antillas. Junto con otros oficiales británicos, se unió al Ejército Portugués; en su caso integrándose a la artillería de montaña.
Otro oficial británico que se destacó fue Gustavus M. Hippisley, jefe del 1º Regimiento de Húsares de Venezuela. Ya el 14 de mayo de 1817 acordó con López Méndez los términos del contrato que fue reproducido por el diario Morning Chronicle sin provocar ninguna reacción adversa por parte del gobierno de Londres.

Francis Burdett 

Otros muchos próceres británicos hubo en la América del Sur. Los nombres de Daniel Florence O’Leary, Gregor MacGregor, John Devereux, los hermanos James y John Mackintosh, Richard Trevithick, Thomas C. Wright, Alexander Alexander, George L. Chesterton, William Davy, Thomas I. Ferrier, Thomas Foley, Peter A. Grant, James Hamilton, John Johnstone, Laurence McGuire, Thomas Manby, Richard Murphy, John Needham, Robert Piggot, William Rafter, James Robinson, Athur Sandes, Richard L. Vowell, etc. Asimismo y simultáneamente, los buques británicos “Indian”, “Prince”, “Britannia”, “Dawson” y “Emerald”, servirán a los “patriotas”.
Las historias al servicio de los intereses británicos merecen ser contadas.

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