Durante los últimos años se ha desarrollado un meritorio
esfuerzo por ensalzar a uno de los héroes navales de España, Don Blas de Lezo.
Pero lamentable mente por hacer aún más grande la figura del personaje, se le
han atribuido méritos que nos son suyos y se han menospreciado a otros
militares con los que compartió plaza. Este es el caso del navarro Don Sebastián de Eslava, máxima autoridad en la batalla
de Cartagena de Indias, en la que España venció, contra todo pronóstico, a Inglaterra,
logrando mantener la hegemonía en el continente americano. Sebastián de Eslava
y Lazaga nació Navarra en 1685.
Tuvo una temprana vocación por la carrera de las armas y sentó plaza en 1702 de soldado distinguido en el Tercio de Navarra. Asistió a toda la primera campaña de Portugal. Terminada la campaña, concurrió al sitio de Gibraltar. En el transcurso de la guerra de sucesión, donde coincidiría en diversas ocasiones con su hermano Rafael, se halló en el sitio de Barcelona en 1706, en las campañas de Extremadura y Portugal, en las batallas de Almansa, Almenara y Zaragoza y en las victorias de Brihuega y Villaviciosa, y por último, en el sitio de Barcelona, con el empleo de primer ayudante de Guardias en Septiembre de 1714. En 17 años de servicio, Eslava, no sólo ha ascendido al empleo de coronel, sino que brilla como uno de los más destacados.
En 1732 participó en el sitio de Orán y la reconquista de Ceuta y a su regreso de esta campaña le encomiendan la reorganización del regimiento de Castilla. En Toscana se incorporó al ejército expedicionario del Duque de Montemar, encargado de la con quista de Sicilia, y con él pudo asistir a la cabeza de su brigada, y contribuir a la gloriosa victoria de Bitonto y Bari. Después de tomar parte en el largo asedio y conquista de Capua, el año 1734, fue promovido al empleo de Mariscal de campo y destinado como inspector de infantería en Italia. En 1739 el rey Felipe V le encomendó la gran empresa que marcaría su vida para siempre, ser Virrey del restaurado Virreinato de Nueva Granada. La propuesta la realizó el ministro de Marina e Indias José de Quintana.
Tuvo una temprana vocación por la carrera de las armas y sentó plaza en 1702 de soldado distinguido en el Tercio de Navarra. Asistió a toda la primera campaña de Portugal. Terminada la campaña, concurrió al sitio de Gibraltar. En el transcurso de la guerra de sucesión, donde coincidiría en diversas ocasiones con su hermano Rafael, se halló en el sitio de Barcelona en 1706, en las campañas de Extremadura y Portugal, en las batallas de Almansa, Almenara y Zaragoza y en las victorias de Brihuega y Villaviciosa, y por último, en el sitio de Barcelona, con el empleo de primer ayudante de Guardias en Septiembre de 1714. En 17 años de servicio, Eslava, no sólo ha ascendido al empleo de coronel, sino que brilla como uno de los más destacados.
En 1732 participó en el sitio de Orán y la reconquista de Ceuta y a su regreso de esta campaña le encomiendan la reorganización del regimiento de Castilla. En Toscana se incorporó al ejército expedicionario del Duque de Montemar, encargado de la con quista de Sicilia, y con él pudo asistir a la cabeza de su brigada, y contribuir a la gloriosa victoria de Bitonto y Bari. Después de tomar parte en el largo asedio y conquista de Capua, el año 1734, fue promovido al empleo de Mariscal de campo y destinado como inspector de infantería en Italia. En 1739 el rey Felipe V le encomendó la gran empresa que marcaría su vida para siempre, ser Virrey del restaurado Virreinato de Nueva Granada. La propuesta la realizó el ministro de Marina e Indias José de Quintana.
SEBASTIÁN ESLAVA
La elección se fundamentaba en el conocimiento que se tenía
en España de la gran flota inglesa que se preparaba para la con quista de las
Indias, y Eslava representaba a uno de los generales más expertos en sitios y
por su acreditada experiencia en gestión de operaciones.En abril de 1740 Eslava hace su entrada en Cartagena de Indias. Tras su revista a la ciudad se encuentra una situación lamentable, sin ningún estado de defensa, ni armas ni pólvora y sin casi tropa. no coincidieron en la estrategia y tuvieron graves desavenencias. Además, la situación económica de las arcas de la ciudad era desastrosa por la corrupción y los negocios perjudiciales a su real servicio. Los siguientes meses fueron de una actividad frenética, reparando fuertes, armando castillos, y organizando todas las tropas existentes y las venidas desde la península. Contaba en la plaza además con 6 buques de guerra a los que mandaba el almirante Blas de Lezo y que aportaron hombres, cañones y municiones a las defensas. El 13 de marzo de 1741 aparecían en el horizonte los primeros palos de la flota del Almirante inglés Vernon. Compuesta por 186 barcos, 11.000 soldados de desembarco y 12.600 marinos. Eslava contaba para la defensa con 1.905 hombres más los 6 citados barcos de Lezo.
Lo que no se difunde es que en Cartagena no era él quien comandaba la defensa de las fortificaciones, sino el virrey de Nueva Granada, don Sebastián Eslava, un hombre culto, decidido y de carácter. Lezo estuvo enfrentado a su jefe. Ambos tenían el grado de teniente general, siendo Lezo de mayor antigüedad y el comandante directo de los buques de la Armada, lo que no quitaba que el virrey Eslava fuera la máxima autoridad en la plaza.
MONUMENTO A BLAS DE LEZO EN CARTAGENA DE INDIAS DETRAS
EL FUERTE SAN FELIPE
Al igual que Blas de Lezo, Eslava era un hombre de hierro,
enemigo de los halagos y sin pelos en la lengua. Felipe V por Real Cédula de 20
de agosto de 1739, el Rey restauró el Virreinato de Nueva Granada y lo puso a
cargo don Sebastián de Eslava, caballero de la Orden de Santiago.Algunos estudios mantienen a modo de dogma todo lo dicho por Lezo en su diario y lo expresado por los otros protagonistas es tildado de opinión viciada, despreciada o simplemente obviada. Lo cierto es que la lectura de estos diarios no deja duda de la alta autoestima en la que Lezo se tenía a sí mismo”, señalan Jesús Dolado y Eduardo Robles.
Mientras Edward Vernon mandó acuñar en 1741 para conmemorar una supuesta victoria inglesa sobre Cartagena de Indias. Las medallas, acuñadas en anticipación al triunfo, representan a Vernon como vencedor.
Muestra un retrato del almirante Vernon y la leyenda "ADMIRAL VERNON VEIWING THE TOWN OF CARTHAGANA" (Almirante Vernon contemplando la ciudad de Cartagena). Y en el reverso: Presenta una bahía con barcos y la leyenda "1741 THE FORTS OF CARTHAGENA DESTROYD BY ADM VERNON" (1741 los fuertes de Cartagena destruidos por el almirante Vernon). La medalla se acuñó antes de la batalla, por lo que es una "noticia falsa" del siglo XVIII que anticipaba una victoria que nunca sucedió.
Cuando en marzo de 1741 se materializó el tercer intento
británico de tomar Cartagena de Indias, la relación entre Eslava y Blas de
Lezo, ambos igual de temerarios.
En un informe que Eslava envió por Vía Reservada el 1 de
junio de 1741 a José Quintana, expuso lo poco útil que fue la estrategia del
vasco de hundir los navíos: “Todo el interés de Lezo estaba en hundir sus
navíos para que no cayeran en poder del enemigo y resultase él responsable, y
pretender tapar con los cascos hundidos los canales por donde Vernon tendría
que meter sus barcos; pero hundieron todos los barcos mal, no solo los suyos,
sino que hizo hundir además nueve barcos mercantes que había en el puerto, y
semejante ruina no sirvió para nada, porque los que debían desfondarlos los
abandonaron antes de tiempo y así los buques no se hundieron donde debían sino
donde el viento los llevó, de manera que ninguno estorbó para la entrada de
Vernon, quien llegó con sus barcos hasta la misma bahía de las Ánimas, el
puerto de la ciudad”.
El paso de las semanas derivó en un choque directo entre los mandos españoles. Si bien Eslava exigió con palabras gruesas en su informe a la Corte que cesara al marino por insubordinación hasta que explicara su comportamiento, Blas de Lezo no se quedaba corto en el fragmento de su diario que hizo llegar a Madrid al presentar al virrey como un cobarde y un incompetente: “A Eslava no le obedecía nadie, que nunca se arrimó al fuego, y que solo la tropa de marina salvó el honor porque la infantería tuvo un comportamiento pésimo”.
El paso de las semanas derivó en un choque directo entre los mandos españoles. Si bien Eslava exigió con palabras gruesas en su informe a la Corte que cesara al marino por insubordinación hasta que explicara su comportamiento, Blas de Lezo no se quedaba corto en el fragmento de su diario que hizo llegar a Madrid al presentar al virrey como un cobarde y un incompetente: “A Eslava no le obedecía nadie, que nunca se arrimó al fuego, y que solo la tropa de marina salvó el honor porque la infantería tuvo un comportamiento pésimo”.
DESEMBARCO INGLÉS EN BOCACHICA
El choque de pareceres entre ambos hombres no debe tenerse
hoy, en cuenta ya que lo importante son los resultados, y queda claro que ambos
fueron héroes en aquella batalla tan peligrosa para España.Sólo hay que destacar que si Blas de Lezo fue olvidado mucho tiempo, solamente recordado en el ambiente de la marinería, la figura de Sebastián de Eslava, ha sido empañada, cuando no olvidada completamente.
Durante sus 9 años de administración, el virrey Eslava fundó hospitales y ciudades, construyó carreteras, promovió la pacificación de los indios Motilones y aportó armas, dinero y provisiones para defender algunas ciudades, también mantuvo la navegación en el río Zulia. Construyó 20 iglesias, reparó y agrandó otras, protegió la instalación de misiones y organizó las de la Provincia del Darién en Panamá. Así mismo, mejoró las finanzas del territorio y la administración de justicia.
En 1750 finaliza su estancia americana y regresa
a la península. Es nombrado primeramente capitán general de las costas del mar
océano en Andalucía y el Rey Fernando VI le concedió la llave de Gentilhombre
de Cámara. Seguidamente le nombra director general de Artillería española y
poco más tarde le responsabiliza de la Dirección general de Infantería. El 26
de agosto de 1754 fue nombrado ministro de la Guerra (secretario de Estado y de
Despacho Universal de la Guerra), cargo que desempeñó hasta su muerte en 1759.
En 1760 Carlos III crea en honor de Sebastián de Eslava el Marquesado de la Real Defensa, entregándoselo a su sobrino Gaspar de Eslava y Monzón, pues su tío ya había fallecido en Madrid.
Y por idéntica razón, el 26 de agosto de 1760 la Corona otorgó el título de marqués de Ovieco al hijo de Blas de Lezo, Blas Fernando de Lezo y Pacheco, en honor a su padre que murió cuatro meses después de liberada Cartagena, a causa de una infección. De esta forma, el rey premió a ambos protagonistas igualando de esta forma a los héroes de la famosa victoria de Cartagena de Indias.
En 1760 Carlos III crea en honor de Sebastián de Eslava el Marquesado de la Real Defensa, entregándoselo a su sobrino Gaspar de Eslava y Monzón, pues su tío ya había fallecido en Madrid.
Y por idéntica razón, el 26 de agosto de 1760 la Corona otorgó el título de marqués de Ovieco al hijo de Blas de Lezo, Blas Fernando de Lezo y Pacheco, en honor a su padre que murió cuatro meses después de liberada Cartagena, a causa de una infección. De esta forma, el rey premió a ambos protagonistas igualando de esta forma a los héroes de la famosa victoria de Cartagena de Indias.





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