sábado, 8 de junio de 2024

ISABEL I DE CASTILLA (Primera parte)

Relato basado en la serie de TVE. 
Isabel de Portugal, de la casa de Avis fue reina consorte por su matrimonio con Juan II de Castilla entre 1447 y 1454, año en que murió el rey. Fue madre de la reina Isabel la Católica y del infante Alfonso de Castilla. La corona la heredó Enrique IV, hijo del primer matrimonio del rey, por lo tanto Isabel y Alfonso eran hermanos de padre. 


La reina Isabel estaba muy recelosa del poder que había alcanzado el valido del rey, Álvaro de Luna, que aunque había protegido al rey y vencido en varias batallas, hacía y deshacía en nombre del rey y su poder era enorme. Confabulando con nobles contrarios a don Álvaro consiguieron convencer al rey de que era un traidor y había que deshacerse de él, cosa que se consiguió y don Álvaro terminó decapitado en 1453.
En el pueblo de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, nació Isabel de Trastámara el 22 de abril de 1451. Al nacer era infanta de Castilla, ya que el heredero y por lo tanto Príncipe de Asturias era su hermano de padre Enrique, (futuro Enrique IV),  hijo de Juan II del primer matrimonio con su prima María de Aragón. Dos años después de Isabel nació Alfonso en noviembre de 1453, por lo que Isabel pasaría a quedar en tercer lugar en la sucesión a la corona. Enrique IV, ya rey de Castilla, envió a sus hermanos con su madre a Arévalo lejos de la corte y cerca de Medina del Campo. Isabel de Portugal, ya viuda quedó algo trastornada después de la muerte de su marido y con el tiempo su dolencia fue a más, tanto así que se le aparecía el fantasma de don Álvaro de Luna. 
Isabel está condenada desde su primera juventud al cuidado de su madre y de su hermano que nunca maduró. Allí fue educada por los monjes en la pobreza y la oración. Fue de gran ayuda su mentor y hombre de confianza, Gonzalo Chacón y también su ama doña Beatriz de Bobadilla, personas a las que les profesaría un gran afecto que duró toda la vida.
En testamento, su padre, Juan II, había dejado en herencia al infante don Alfonso que fuese maestre de la orden de Santiago, además de villas y rentas suficientes para su manutención de todos ellos de acuerdo con su rango.

ISABEL DE PORTUGAL 
Pero Enrique IV no cumplía con el deber de enviarle los fondos necesarios llevando a esta familia a una situación de pobreza. 
Aquí es donde entran en escena en la vida de Isabel dos personas importantes durante años. El arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo y Juan Pacheco importante y rico noble castellano, Marqués de Villena. Ambos ven la desidia del rey en su gobernanza, en la forma en que desprecia a sus hermanos y, posiblemente su impotencia sexual, dado que había estado casado con Blanca de Navarra durante trece años y no habían tenido descendencia, (y por lo tanto se pidió la anulación del matrimonio), por lo que el rey se casó con su prima Juana de Portugal, de la casa Avis en 1455, y tras siete años sin hijos, Juana dio a luz en 1462 a una niña que fue también llamada Juana, lo cual vino a encender las sospechas de que no sería hija del rey y sería posible que fuera hija de Beltrán de la Cueva, hijo éste de una familia de nobleza menor, que se había hecho primero paje y luego ascendió rápidamente a mayordomo del rey y prácticamente amigo. 

JUAN PACHECO 
Tanto Pacheco como Carrillo vieron que sería bueno congraciarse con Isabel y Alfonso, porque las cosas podrían cambiar con el tiempo, ya que no pensaban en que Juana llegara a reinar o que pudiera casarse con un extranjero, quedando ellos muy lejos del poder real.  Por lo cual aunaron esfuerzo y visitaron a Isabel de Portugal y sus hijos en presencia de Chacón, y les ofrecieron apoyo y una buena suma de dinero para favorecer la relación, aunque Pacheco y Chacón habían sido enemigos en tiempos de Álvaro de Luna, con lo cual acordaron olvidarse de viejas disputas. 

GONZALO CHACÓN
Es posible que un médico judío hiciera a Juana de Portugal una inseminación artificial y que lograse que la reina quedara embrazada. O al menos eso es lo que se contó en la Corte y como dijimos la reina Juana dio a luz a una niña en 1462, lo que provoca gran alborozo en el rey y sospechas en otros. Así las cosas la reina Juana de Avis ve que la línea de sucesión a la corona está marcada por ese nacimiento, ya que desplaza a sus hermanos, Alfonso e Isabel. Por lo que se decide llevar a la corte a ambos, por seguridad, se argumenta, hasta ver que se hará con ellos, pero separándolos de su madre que quedaría sola en Arévalo, sumida en un profundo dolor que acentuará más su enfermedad mental.
En la corte Isabel descubre sin quererlo la degeneración que había entre la servidumbre, y en el propio arzobispo, propiciada por la reina seguramente para mantener oposición a Isabel. 
Los hijos de Isabel de Portugal piden al rey que trajese a la corte a su madre lo que les es negado. El fiel Chacón intercede ante Diego Hurtado de Mendoza, Marqués de Santillana, un noble dueño de grandes propiedades en Castilla y hombre fiel a la corona para que influyese en la corte para que Isabel y Alfonso pudieran ir a Arévalo a ver a su madre, cosa que consigue. 
Enrique IV en otra torpeza nombra a Beltrán, conde de Ledesma, lo que hace pensar en que es un pago por los servicios prestados. No obstante hay que decir que no hay una documentación ni testigo que lo asegure. La hija de Enrique IV obtuvo el reconocimiento de todos los nobles y eclesiásticos de sucesora por ser hija del rey y su esposa Juana, otorgándole el título de Princesa de Asturias, formalidad tradicional en Castilla. Pero Pacheco protestó por ello por escrito ante notario sin explicar la razón de  porque no tenía derecho la niña. Se puede decir que pensaba que le correspondía a Alfonso, por ser varón y por lo tanto no podía ser desplazado en la sucesión. O porque pensaba que no era hija legítima. 
Lo cierto es que el documento no fue exhibido en esas fechas, sino mucho después, como ya veremos. A pesar de todo Juan Pacheco la apadrinó en su bautizo, siendo las madrinas, su propia esposa y la infanta Isabel, que por entonces tenía once años.

REINA JUANA DE AVIS 
Las voluntades testamentarias del rey Juan II iban siendo burladas una a una. Cuellar que le correspondía a Isabel pasó a manos del de la Cueva. El señorío de Arévalo le fue despojado a su madre, la reina viuda, entregándose a Álvaro de Zúñiga, que iba a contraer matrimonio con una hija de Pacheco.
Estos y otros muchos hechos que sufrió en carne y en su familia, las guardó Isabel en su memoria y en su mentalidad de que dado que el destino de las mujeres de esta clase social, estaban ligados a las uniones para enaltecerlas y no para destruirlas.
Siguen las torpezas de Enrique IV ganándose enemigos y favoreciendo a otros. Beltrán de la Cueva paso de Mayordomo del rey a formar parte de la Orden de Santiago con el cargo de comendador de Uclés en 1459 y al año siguiente le concede la fortaleza de Carmona y el castillo de Ágreda. Y para colme en 1461 entra a formar parte del Consejo Real, desplazando a Juan Pacheco.  
Lo cierto que es Diego de Mendoza había informado al rey de que Pacheco intrigaba, ofendido por estos nombramientos a Beltrán. 

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