jueves, 27 de junio de 2024

Virreinato de Nueva Granada

Fue instituido el 29 de mayo de 1717 y suprimido en 1723 y restablecido definitivamente el año 1739. Su capital fue Santa Fe de Bogotá con jurisdicción sobre los territorios actuales correspondientes a Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá.

Las consideraciones que manejó la corona para su creación giraron en torno a dos hechos. En primer lugar, la zona era la más importante del continente en cuanto a la producción aurífera. En segundo lugar, su situación entre los dos océanos y puerta de entrada a la América del Sur, le permitiría enfrentar mejor el contrabando y los ataques de piratas y filibusteros del Caribe.

Según el censo de 1778, la población del virreinato ascendía a 742.759 habitantes. Se estimó que la población de los territorios de la actual Colombia ascendía a 940.000 habitantes. Finalmente, la mayor población (62%) se encontraba en los altiplanos andinos colombianos.

La injerencia extranjera, cada día más notoria en las colonias, especialmente por el contrabando y la piratería, merecía enfrentar la necesidad de la conquista administrativa y burocrática, económica y social del ya por entonces viejo imperio de ultramar. La decadencia de la producción de metales preciosos que se experimentó en el virreinato del Perú a fines del XVII provocó la búsqueda de nuevas fuentes de oro y plata, que se creyó encontrar en zonas apartadas pero conocidas de la Real Audiencia de la Nueva Granada. Se llegó a pensar que las minas del Chocó, Barbacoas, Antioquia, Patía y de algunas otras regiones bien podían reemplazar la producción de las agotadas vetas peruanas de Potosí. A lo que se debía sumar su potencialidad agrícola y la gran importancia que tenían sus puertos para el tráfico entre España y América y para el comercio entre las colonias. Todo ello redundó en que la casi abandonada Nueva Granada se convirtiera en objeto de interés y de notoria preocupación para las renovadas autoridades metropolitanas.


Todo ello se tradujo en la creación del cuarto virreinato americano. El primero fue el efímero virreinato de los hermanos Colón, que terminó en 1514. La creación del segundo, el de Nueva España, de 1535 primaron factores de dominio sobre el imperio azteca, de inmensa riqueza. El tercero, el del Perú, creado en 1542, respondió a la necesidad de un mejor gobierno sobre una sociedad lejana, levantisca y tal vez demasiado rica, como lo probaron sus primeras guerras civiles entre conquistadores. El de la Nueva Granada fue establecido por Felipe V en el año 1717, y se creó por la necesidad de la administración y control directo de las provincias marítimas del norte del subcontinente, constantemente asediadas por los extranjeros, y por la esperanza de incrementar las riquezas de la Corona.

El nuevo virreinato, delimitaba su territorio en una extensión de más de dos millones seiscientos mil kilómetros cuadrados que comprendían "toda la provincia de Santa Fe, Nuevo Reino de Granada, las de Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Caracas, Guayana, Antioquia, Popayán y San Francisco de Quito, con todos los demás términos que en ellas estuviesen incorporados". Se designaba como capital a Santafé de Bogotá. Se nombró como presidente de la Real Audiencia y encargado de preparar la transformación administrativa a Antonio de la Pedrosa y Guerrero, miembro del Consejo de Indias.

Más adelante Felipe V envió al virrey un extenso pliego de instrucciones de gobierno que compendiaba las políticas de concordia, protección y desarrollo que para las Indias se había trazado.

Por entonces había quien dudaba de la necesidad de este virreinato. El cabildo de Cartagena de Indias solicitó que el virrey radicara en la ciudad para facilitar la protección del puerto y la costa, objetivo fundamental de la nueva política. En febrero de 1720, Felipe V ordenó a sus funcionarios en Santafé, Cartagena y Popayán que informaran sobre la conveniencia de adoptar lo solicitado. La mayor parte de los consultados optaron por favorecer la determinación original. Prevaleció el criterio que había orientado siempre a la administración colonial española: desplegar las empresas colonizadoras en el interior del continente: ahora también se fomentarían empresas mineras en zonas de difícil acceso.

En noviembre de 1723 se dispuso la supresión del virreinato de la Nueva Granada, puesto que nada nuevo ni bueno se había obtenido y "permanece sin aumento de caudales, ni haberse podido evitar los fraudes y algunos desórdenes que se han ocasionado”. Se designó a Antonio Manso Maldonado como el nuevo presidente de la Real Audiencia. A pesar de que su jurisdicción pasó a pertenecer al virreinato del Perú, el Consejo de Indias dictaminó "que el Presidente de la Audiencia, Capitán General de las provincias de Santafé, tenga uso, y ejerza por sí solo la gobernación de todo el distrito de aquella Audiencia, así como lo tienen los Virreyes de la Nueva España". Con lo que se le proporcionaba completa autonomía al gobernante neogranadino y, según sus funciones, responsabilidades y atribuciones, bien podía equipararse a un virrey. Sólo que un presidente y una Audiencia costaban menos que un virrey y su corte.

Plaza Mayor de Bogotá en  1810

En 1739 el rey designó a Sebastián de Eslava como nuevo virrey de Nueva Granada. Se estableció así su jurisdicción: "Panamá, con el territorio de su capitanía general y audiencia a saber: las de Portobelo, Veragua y el Darién; las del Chocó, reino de Quito, Popayán y Guayaquil. Provincias de Cartagena, Río del Hacha, Maracaibo, Caracas, Cumaná, Antioquia, Guayana y río Orinoco, islas de Trinidad y Margarita.

Durante el resto del período colonial tan sólo se modificó el territorio al crearse la Capitanía General de Venezuela.

Con el definitivo establecimiento del virreinato se afirmaba la necesidad de una clara centralización administrativa como alternativa coherente para la nueva administración hispánica. Así, el principal objetivo de la "segunda conquista", la de los Borbones y sus reformas, no era exclusivamente detener a los extranjeros sino, más bien, controlar a los criollos y orientar las estructuras económicas coloniales hacia la dependencia y complementariedad con la metrópoli.

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