El actual Toque resuena en las Fuerzas Armadas, una bella
letanía a los muertos. Las Reales Ordenanzas del Ejército de Tierra publicadas
en 1983, dicen “Un acto con el que se recuerda y rinde homenaje a los que
dieron su vida por la Patria”.
Su origen está en la victoria de la batalla de Ceriñola, en 1503 en tierras de Italia. Se libró la batalla de Ceriñola el 28 de abril de 1503. En ella Gonzalo Fernández de Córdoba, alias “El gran capitán” logró detener a la caballería pesada francesa tras fortificar de forma revolucionaria el campo de batalla y ubicar a sus arcabuceros y espingarderos en primera línea.
Su origen está en la victoria de la batalla de Ceriñola, en 1503 en tierras de Italia. Se libró la batalla de Ceriñola el 28 de abril de 1503. En ella Gonzalo Fernández de Córdoba, alias “El gran capitán” logró detener a la caballería pesada francesa tras fortificar de forma revolucionaria el campo de batalla y ubicar a sus arcabuceros y espingarderos en primera línea.
Durante la segunda guerra de Nápoles, en lo que hoy es la ciudad de Ceriñola (Cerignola). Luis de Armagnac, conde de Guisa, duque de Nemours y virrey de Nápoles (desde 1501 comandaba las fuerzas francesas caballería pesada y piqueros suizos fundamentalmente.
Al frente a los españole estaba Gonzalo Fernández de Córdoba, que había conseguido muchas ventajas estratégicas gracias a su cuidadosa preparación de la batalla, pues había ocupado las alturas de Ceriñola, y atrincherado sus soldados con empalizadas, fosos y estacas. Además, también su artillería estaba mejor situada que la francesa.
Desde la primera carga francesa hasta la rendición, apenas transcurrió una hora. La batalla que acabó con la importante victoria de los tercios del Gran Capitán contra los franceses, consolidó los derechos de Fernando el Católico al Reino de Nápoles y otorgándole la soberanía. En esta batalla, según diversos autores, había muchos catalanes, uno de ellos es Cristòfor Despuig, que después de la batalla pone en boca del gran Capitán: "Essos dos caballeros ... si no fuese por ellos no tuvieramos hoy ... qué comer..."
La victoria significó el comienzo de la supremacía de la infantería sobre los jinetes. Fue una hora de combate para obtener una victoria total, un ejemplo imborrable de arte táctico. Los números lo demuestran. Seguramente unas 4.000 bajas entre hallados y enterrados. Al contemplar el campo cubierto de cadáveres, el Gran Capitán ordenó dar tres toques de atención prolongados para que todos rezaran por los muertos. Es evidente que la cosa cuajó porque en el mundo entero suena el Toque español a los caídos por la patria.
Existía mucho antes el territorio y el pueblo, pero España se apuntala de la mano de Fernando el Católico, donde la figura de Gonzalo nos resulta imprescindible en la historia de Fernando y de España. Nacido en 1453, nuestro oficial fue el presente y el futuro de los ejércitos de la época. No en vano es considerado por múltiples historiadores como el genio que logró superar con sus infantes a los carros de combate de aquellos años: los temibles caballeros acorazados franceses.
Tras la larga Reconquista en la Península como espadón de los Reyes Católicos, en 1495 se embarcó en dirección a Italia con el objetivo de defender la región de los invasores franceses. Su mando fue un éxito, pues logró acabar con los enemigos ubicados en Calabria y entrar en Nápoles como vencedor en 1496. Fue entonces cuando empezó a ser conocido como el Gran Capitán. Sus victorias llevaron a la firma de la paz entre los contendientes por un tiempo. En 1502, los vientos de guerra soplaron de nuevo y el enfrentamiento volvió a reanudarse.
El Gran Capitán se sintió tan abrumado por la ingente cantidad de cadáveres que descansaban sobre el campo de batalla, que ordenó dar tres toques prolongados de corneta. El objetivo: que los presentes rezaran, entre uno y otro, una oración en recuerdo de todas las almas que allí se habían perdido. Esta teoría la suscriben otros tantos expertos como Fernando de Salas López, uno de los oficiales que más luchó porque se creara la Cátedra de Cultura Militar “General Palafox”.
“El origen del toque de Oración es del 28 de abril de 1503; al terminar la victoriosa Batalla de Ceriñola (Italia), el Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba ordenó que en lo sucesivo, al caer el sol, se interpretara un toque de corneta en honor de todos los soldados muertos en el campo de batalla». Y esta, todavía hoy, es la teoría más extendida entre expertos, analistas y divulgadores históricos.
No obstante existe la anécdota que cuenta que cuando Fernández de Córdoba preguntó por el paradero del hombre al frente del ejército galo, el Duque de Nemours y Virrey de Nápoles. Nadie lo sabía salvo un paje que le condujo hasta el lugar dónde había hallado sus prendas. Allí encontraron el cadáver de Nemours, desnudo y gélido tras morir. El Gran Capitán ordenó que el cuerpo fuese trasladado al campamento con sumo respeto. Una vez allí, los restos fueron envueltos en un fino lienzo blanco y, luego, introducidos en una caja de madera forrada de terciopelo que marchó hacia Barleta escoltada por una guardia de cien hombres.
Luis XII alabó de esta forma a Gonzalo Fernández de Córdoba cuando conoció la noticia: “No tengo por afrenta ser vencido por el Gran Capitán de España, ya que merece que le de Dios aun lo que no fuese suyo, porque nunca se ha visto ni oído nadie a quién la victoria haga más humilde y piadoso”.