martes, 17 de junio de 2025

CRISTOBAL COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (1)

Para un europeo del siglo XV era muy difícil imaginar un mapamundi de aquellos tiempos. No habían viajado por toda la tierra conocida. Tenían los escritos antiguos y mapas de navegación, pero eran reconstrucciones de viajes hechos por hombres de mar que antiguamente habían surcado las aguas. Y de viajeros, casi aventureros, que se habían internado en remotos países, con otras costumbres, diferentes idiomas y comerciado con ellos con productos nuevos en Europa. No sabían tampoco que en sus mapas faltaba la mitad del mundo. 

MAPAMUNDI SIGLO XV 
Los viajes de los vikingos 500 años atrás eran una quimera, una leyenda. Desde el centro de Europa, mirando hacia el oriente, un joven genovés con algunos conocimientos de marinería y sabiendo que las riquezas estaban al alcance de cualquier persona decidida y valiente, por humilde que sea, meditaba y calculaba como llegar hacia ese mundo de tesoros y tierras desconocidas, pueblos nuevos para él.
Un genovés de aquella época era una persona resuelta, de gran ambición y fuerza de espíritu como para atreverse a cualquier travesía que indicase posibilidad de negocio, y Cristóforo Colombo era un muchacho terco, ambicioso y dispuesto a aprender y adquirir los conocimientos necesarios para progresar en la vida. Su padre, un humilde tejedor, no disponía de capital suficiente para costear una travesía comercial, pero su hijo no por eso dejaría sus sueños de conocer nuevas rutas, de comerciar y enriquecerse.
Pocos fueron los europeos que fueron a Oriente. Realmente no viajaban hacia allí. Comerciaban con los musulmanes que dominaban todo el comercio oriental. Ellos zarpaban de China y tenían los conocimientos náuticos necesarios, usaban la brújula y conocían los caminos y dominaban perfectamente la tierra y las aguas. Desde la India hasta el centro de Europa era dominación musulmana, realmente eran el centro del mundo conocido. Traían oro de Filipinas, sedas y especias de China, esclavos y riquezas de todo tipo. Todo aquello que Europa pagaba y necesitaba. La riqueza que los habitantes acomodados de las ciudades europeas y los comerciantes, reyes y nobles disfrutaban, reclamaban todo aquello que cada vez era más caro. Las especias eran fundamentales en esos tiempos. Necesarios para conservar y dar sabor a los alimentos. La ruta de la seda y la ruta de las especias eran formas de comercio para abastecer en Europa a las clases medias y acomodadas. También era necesario el oro y las piedras preciosas e incluso los esclavos.

MARCO POLO 
Dos siglos antes, tan solo un comerciante ávido de conocimientos y de mundo, Marco Polo, llegó a las lejanas tierras de China, conoció al Agha Khan, el hombre más poderoso y rico jamás conocido. Su fortuna sería más importante que la de cualquier rey europeo. Marco Polo escribió sus memorias describiendo sus viajes y lo que vio y conoció.
Después, un joven genovés, hijo de un humilde tejedor, poseedor de una gran determinación y ambición de conocimientos, soñaba con surcar los mares y llegar a ver pueblos y tierras desconocidas, comerciar con ellos, abrir nuevas rutas. Cursó estudios de geografía y cultura general. Pudo emplearse con los pescadores genoveses y con los comerciantes marítimos. Amplió sus conocimientos con la práctica y con el tiempo fue a Oriente, hasta China. Poseía un ejemplar del libro de Marco Polo, era lo que le inspiraba. Colón tenía una idea clara del Mediterráneo pero una vaga idea de África y Asia.

CAÍDA DE CONSTANTINOPLA
Lo que había sido la capital romana de la cristiandad en oriente, Constantinopla, que durante siglos había soportado asedios y luchas para su conquista, cayó en manos musulmanas en mayo de 1.453. Ese hecho cambió la historia de la humanidad de aquellos tiempos. Esa ciudad era por entonces el centro de la cultura, la religión y el comercio. Su ubicación la hacían fundamental para el control marítimo con oriente. Génova, una ciudad-estado vio perder sus colonias cayendo en manos musulmanas. Peligraba el comercio de Europa occidental. Evidentemente había que encontrar un camino alternativo.
Colón que era joven por entonces pudo presenciar el ocaso de Génova. Tuvo entonces la certeza de que su porvenir ya no estaba allí y a los 25 años se marchó en una expedición comercial, esta vez no a Oriente sino a Occidente. Jamás volvería a su tierra.
Portugal fue su destino. Los portugueses eran grandes marinos, viajaban lejos de su tierra y habían descubierto islas lejanas, ricas y abundantes de productos valiosos en Europa. Colón se volcó hacia la expedición marina portuguesa por la costa africana. Buscaban oro y esclavos y desarrollaban nuevas técnicas de navegación. Hoy podemos suponer que seguramente habían llegado a Terranova, pero no tenemos confirmación de eso. Por entonces era habitual no difundir información de nuevos sitios descubiertos como caladeros o tierras. Los marinos comerciantes y pescadores ocultaban para sí cualquier posibilidad de enriquecerse. Para Colón el ambiente de los marinos portugueses era lo que necesitaba para adquirir nuevos conocimientos. Todo aquello era perfecto para aquel joven genovés. Conocían perfectamente los instrumentos marinos, usaban una buena cartografía, sabían aprovechar los vientos de aquellas zonas. En una batalla naval frente al Cabo de San Vicente su barco naufragó y fue de los pocos que lograron salvarse. Llegó como naufrago a Portugal en 1477. Allí pasó nueve años, no sin dificultades. Luego se ganó la vida un tiempo vendiendo mapas cartográficos y cartas de navegación. Entró en contacto con las casas genovesas que controlaban el comercio con Inglaterra y Flandes. Se casó con la hija de uno de los primeros colonos de Porto Santo y se convirtió en un comerciante acomodado. Viajó por la ruta africana y llegó hasta Guinea. En el tiempo que pasó con los marinos portugueses aprendió a conducir un navío, a aprovecharse de los vientos de la costa africana, a leer y confeccionar cartas de navegación. Seguramente Colón ya pensaba que la tierra era esférica y hay varias hipótesis que hablan de la demostración que obtuvo de este hecho. Una es que el destino quiso que pasase un tiempo en las islas portuguesas del Atlántico y allí se encargó del cuidado de un marinero moribundo, que le contaba como su embarcación había sido llevada por las corrientes desde el Golfo de Guinea hasta el Caribe. Este hombre confió su secreto a Colón porque le escuchaba y creía en sus palabras. La historia confirmaba su teoría de poder llegar a Oriente navegando siempre hacia Occidente. Otra es que los chinos viajaron por gran parte de los océanos y dejaron constancia escrita de ello. Esos mapas fueron ocultados durante siglos por el emperador, pero es posible que algunos comerciantes venecianos que visitaban tierras chinas le hablaran a Colón de estas cartas.
Pero su obsesión era viajar para encontrar oro y especias, también comerciar con sedas, alfombras y diversos productos orientales. El oro lo había visto conseguir fácilmente en África al conocer pueblos donde abundaba generosamente. En las costas africanas vio llegar por mar maderas y frutas de lugares lejanos. Cosas que no eran del allí, seguramente las traían las corrientes del océano a saber de dónde. También viajó a las islas Británicas y a Islandia. Allí pudo ver dos cadáveres con la cara chata, como de chinos, pero quizá fueran esquimales. Pero para Colón cada vez todo se iba aclarando con más fuerza. Los mares traían cosas de Oriente y fue elaborando su hipótesis; no era necesario ir por las rutas conocidas a Oriente, se podía ir por Occidente. Le resultaba evidente su teoría de ir a Oriente. Pero sabía que eso era muy costoso y complicado.
En el siglo XV la gente culta sabía que la tierra era redonda. Colón calculaba que habría unas 3.000 millas náuticas de mar abierto para llegar a Oriente desde Europa. Sus expectativas de presentar un proyecto serio y fundamentado al rey portugués necesitaban del aval de un erudito. 

De Florencia tuvo el respaldo que necesitaba, Toscanelli aprobaba la teoría de Colón. Era cartógrafo y científico de reputada consideración.
En 1.484 presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó muy impresionado. Lo consideró seriamente, no obstante era algo demasiado extraño para entonces. Se formó una comisión de expertos que estudió detenidamente la posibilidad, pero finalmente no lo aprobó. Portugal tenía por entonces un plan más lógico, ir por el sur, por la costa africana. De hecho ya lo estaban realizando. Y en realidad Portugal llegó a Oriente antes que nadie. En 1498 llegaron a rebasar el Cabo de Buena Esperanza, el extremo meridional de África. Vasco da Gama llegó a Oriente. Por eso en Portugal hay monumentos a Vasco da Gama y no hay un monumento a Colón.
Eso hay que buscarlo en el país que realmente realizó la gesta, España.

domingo, 15 de junio de 2025

CONSECUENCIAS DE LA TOMA DE GRANADA

 

Para muchos historiadores la caída de Constantinopla marca el final de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna. Para otros es el Descubrimiento de América y también la invención de la imprenta. Ya poco importa, lo cierto es que la conquista de Granada compensó la caída de Constantinopla y la victoria de ejércitos cristianos frente a los musulmanes. Con el descubrimiento de un nuevo continente el mundo ya no sería el mismo, la religión se extendió como nunca lo había hecho, ni con los romanos. Y todo ello con la visión y el gobierno de nuestros reyes. Jamás hubo un imperio tan grande. Mucho podemos decir de la Guerra de Granada 

Pero solo mencionaré los aspectos que nuestros reyes tuvieron en cuenta y la trascendencia que esta victoria tuvo en la historia del mundo. El enfrentamiento entre Cristianismo e Islam dotaba al conflicto de un rasgo inequívocamente religioso, que la implicación del clero se encargó de remarcar, incluyendo la concesión por el papado de la Bula de Cruzada. Terminada la guerra, Isabel y Fernando recibieron el título de Católicos en1496 por el papa Alejandro VI, siendo un título que se va heredando entre los monarcas españoles, hasta nuestros días. 
La toma de Granada no fue una batalla sino el final de una guerra de un conjunto de campañas militares desde 1482 a1491. Diez años de asedio,  que terminó como sabemos con la rendición en 1492 y por lo tanto con la integración en la Corona de Castilla del último reino musulmán de la península ibérica finalizándose el proceso histórico de la mal llamada Reconquista, pues realmente fue un Recuperación de las tierras invadidas por un imperio extranjero. En todo caso también puede llamarse Cruzada Ibérica. En la guerra, el rey Fernando pide a su mujer que se presente en el campo de batalla para levantar la moral de las tropas. Sucedió que la ciudad llevaba cercada bastante tiempo pero la población no quería rendirse y los soldados cristianos comenzaban a desmoralizarse por el largo asedio. Isabel, haciéndose acompañar de varias damas y de su primogénita Isabel. El impacto de su presencia fue inmediato, no sólo para las tropas cristianas, sino para la población asediada que inició su rendición, pero no ante el rey guerrero, sino ante la valerosa reina. Durante las campañas militares de Fernando, la reina estuvo siempre en la retaguardia, acompañada de sus hijos y pendiente de proveer lo necesario.


Fue la precursora del Hospital de campaña, al hacerse acompañar de personal médico y ayudantes para atender a los heridos en el campo de batalla. Cosa que nunca había existido hasta ese momento. Isabel I de Castilla no dejaba de estar presente. Acudió a algunos asedios, e incluso estuvo en el campamento real durante un terrible incendio. La famosa promesa de no cambiarse de camisa hasta no tomar la ciudad es un mito de imposible verificación. La implicación personal de Fernando fue constante. También correspondió a la nobleza un rol protagónico, como la del confesor Hernando de Talavera. La noticia de la Toma de Granada fue celebrada en toda Europa: en Roma, en Nápoles se representaron dramas en los que Mahoma huía del león castellano, en la Catedral de San Pablo de Londres, Enrique VII de Inglaterra hizo leer una elogiosa proclama: “Este hecho acaba de ser consumado gracias a la valentía y a la devoción de Fernando e Isabel, soberanos de España que, para su eterna honra, han recuperado el grande y rico reino de Granada y tomado a los infieles la poderosa capital mora, de la cual los musulmanes eran dueños desde hacía siglos”.

El 25 de noviembre de 1491 se firmaron las capitulaciones entre el emir Boabdil y los Reyes Católicos, en las que convenían la entrega del Reino de Granada. También fue en este lugar  donde con Cristóbal Colón llegaron a un acuerdo, llamado las Capitulaciones de Santa Fe, para que la Corona financiara el viaje del almirante en busca de una ruta hacia las Indias. Durante la Guerra de Granada, los Reyes Católicos se instalaron en 1483. Para que tuviese en cuenta el enemigo que jamás abandonarían el asedio a la ciudad en 1491 erigieron el campamento en piedra y ladrillo, lo que constituyó un golpe de significativa importancia psicológica para los sitiados en la ciudad de la Alhambra. De esta forma, se edificó la ciudad campamento en sólo ochenta días, incluidas varias torres, muros y una fosa alrededor de toda ella, así como cuatro puertas que en la actualidad perduran.

La victoria sobre el reino nazarí de Granada marcó el inicio de una política de unidad religiosa que llevaría a la expulsión de los judíos y, posteriormente, de los moriscos, así como al establecimiento de la Inquisición. Este proceso, aunque unificó religiosamente a España, también generó conflictos internos y persecuciones, además de una importante pérdida demográfica y económica, especialmente en el reino de Granada, que tardó mucho tiempo en recuperarse de la despoblación y la destrucción.

jueves, 12 de junio de 2025

JOSÉ I, BONAPARTE, REY DE ESPAÑA

 

Pepe Botella, que así le llamaba el pueblo de Madrid,  por su afición a la bebida, (por lo visto era abstemio), y también “El Rey Plazuelas” por su obsesión de embellecer la capital inaugurando nuevas plazas, es como el pueblo de Madrid le llamaba. De nada le valió su deseo de hacer reformas, ni su intento de modernidad a la monarquía. Los españoles jamás perdonaron que Napoleón invadiera el país y se desarrollara la Guerra de la Independencia. 

PEPE BOTELLA 
Menos de cinco años duró su reinado, pues tuvo que huir de la villa y corte el 17 de marzo de 1813, hace 210 años, según recogió La Gaceta de Madrid. "El Rey nuestro señor salió de esta Corte para recorrer las líneas de sus ejércitos". Se fue para no regresar con un inmenso cargamento de joyas y obras de arte, tanto que según la maledicencia popular "no se llevó la Cibeles porque no le dio tiempo".
Actuó como enviado de su hermano en misiones diplomáticas durante las guerras. Después fue embajador en Roma y tras la proclamación de Napoleón como emperador, se convirtió por mandato suyo en rey de Nápoles en 1806 y en 1808 de España y de las Indias.

JOSÉ I BONAPARTE 
Pero su llegada a Madrid, donde fue proclamado ese 25 de julio con la sublevación del 2 de mayo aún reciente y en pleno estallido de la guerra de la independencia, no pudo ser más inoportuna. Intentó atraerse a los ilustrados afrancesados sin lograrlo con sus reformas de corte liberal establecidas en la Constitución de Bayona, poco conocida, por cierto, que a diferencia de la de Cádiz de 1812. El odio de sus súbditos le dedicaban sangrantes coplillas. "Pepe Botella, baja al despacho, no puedo porque estoy borracho" o "cada cual tiene su suerte, la tuya borracho hasta la muerte" y caricaturas representándole de rodillas dentro de una botella. Ante este complicado panorama, José Bonaparte intentó dejar el trono, pero Napoleón se lo impidió, nombrándole generalísimo en España del ejército francés. Intentó llegar a un acuerdo con los constitucionalistas de Cádiz, sin lograrlo.
El monarca paliaba tanto sinsabor con una agitada vida sentimental, pues aunque se casó con Julia Clary, hija de un rico jabonero de Marsella con la que tuvo dos hijas, su esposa jamás pisó tierra española. Algo que propició su relación amorosa con Pilar Acedo y Sarriá, condesa del Vado y de Echauz, con la que se veía en un picadero que mandó construir en la Gran Vía. Era esposa del marqués de Montehermoso, Ortuño Aguirre, un aristócrata afrancesado a quien el monarca compró su palacio de Vitoria cuando tras huir de Madrid, se estableció allí antes de regresar a Francia. Además de Pilar, en su colección de amantes destacan la condesa de Jaruco, la de Merlin, a quien dedicaron el verso "La señora condesa tiene un tintero donde moja la pluma José primero", una soprano apodada "la Fineschi".
Su gran derrota en la batalla de Vitoria en junio de 1813 supuso el final de su reinado y el restablecimiento de la monarquía Borbón con Fernando VII a raíz del tratado de Valençay.

RECUPERACIÓN DE PARTE DEL EXPOLIO
Cuando José Bonaparte decidió abandonar Madrid y dirigirse a Francia por la situación de derrota militar, se llevó una caravana de más de 2 000 carros, el famoso “Equipaje del rey José”, al que Benito Pérez Galdós dedicó uno de sus Episodios Nacionales. La batalla de Vitoria evitó que la comitiva llegase a Francia y José Bonaparte tuvo que huir a caballo y dejar todo su equipaje atrás. La tropa, de los que más de la mitad eran británicos, asaltó con avaricia los carros y se olvidó de perseguir a José Bonaparte, lo que enfadó al general Wellington pero al menos pudo salvar el carro en el que Bonaparte había guardado los cuadros: unas 200 obras de Juan de Flandes, Brueghel, Van Dyck, Tiziano, Rubens, Teniers, Guido Reni, Ribera, Correggio, Murillo, Velázquez, todas sin marco y enrolladas para ocupar menos espacio. Wellington envió 300 obras recuperadas a su hermano a Inglaterra y decidió por su cuenta devolver los cuadros, por lo que su hermano, Henry, en ese momento embajador en Madrid, envió en 1814 una misiva a Fernando VII, informándole de que estaba en posesión del tesoro artístico. Y deseaba devolverlo. No tuvo respuesta y lo intentó de nuevo en septiembre de 1816 en una carta al embajador español en Londres. Recibió la contestación oficial de que el rey había decidido que se quedara con las obras agradeciendo sus servicios. Wellington, que los colgó en su casa, Apsley House, que se ha convertido en un museo perteneciente al English Heritage, donde se puede ver hoy en día “The Spanish gift” (El regalo español). 
En 1816, una vez derrotado Napoleón, la liga de los vencedores obligarían a Francia a devolver lo expropiado. En el museo del Louvre se hizo inventario con más de 5.000 obras de arte robadas en todos los territorios de Europa, de las cuales el comisionado español a tal efecto, el general Álava, solo podría recuperar algo más de cuatrocientas de ellas.

GENERAL LORD WELLINGTON 
En el Congreso de Viena se condenó a Francia a devolver a España el entero patrimonio incautado, algo imposible a todas luces pues solo estaba inventariada una parte ínfima en el “Diccionario histórico de las Bellas Artes en España” del ilustre Agustín Ceán Bermúdez; y es por ello por lo que se haría imposible el rastreo de estas.
José I había utilizado los bienes incautados a las órdenes religiosas para ofrecerlos a los militares más renombrados. De esta manera, el mariscal Soult, comandante general de las fuerzas francesas en España, fue recompensado con seis cuadros procedentes de El Escorial. El general D’Armagnac, gobernador militar, con cuatro. El general Sebastiani, que dirigió la ofensiva contra Andalucía, recibió tres. Y el general Dessolles, que tuvo un papel destacado en la victoriosa batalla de Ocaña, otros tres. Sin embargo, con quien más generoso se mostró el rey fue evidentemente con su hermano, Napoleón. De esta manera, el 26 de mayo de 1813 salieron hacia Francia 300 pinturas. Aunque el convoy estuvo a punto de ser interceptado en la batalla de Vitoria, librada en julio de ese año, los lienzos llegaron a París en perfectas condiciones. Al final sólo doce se consideraron apropiados para ser expuestos en el museo de Napoleón. El resto no se devolvió para servir como decoración para las residencias imperiales.
El francés Frédéric Quilliet, oscuro personaje, había llegado a España antes de la guerra. Quilliet fue el encargado de inventariar las colecciones reales, en especial la del monasterio de El Escorial, de la que desarrolló un gran conocimiento, y otras importantes colecciones privadas.  Quilliet logró apropiarse de muchas de las obras que estaban destinadas a los depósitos reales. Su ambición y descaro llegaron a tal punto que, en 1810, fue cesado de su cargo. 

La “Venus del espejo” de Velázquez actualmente se encuentra en la National Gallery de Londres. Anteriormente perteneció a la Casa de Alba y a Manuel Godoy, en cuya época seguramente se conservaba en el Palacio de Buenavista en Madrid.
Los franceses usaron como guía el "Diccionario histórico de las Bellas Artes en España" de Cea Bermúdez, un coleccionista y crítico de arte de reconocida y sobrada reputación.
Tras la caída de Napoleón en Waterloo ante una coalición de países,   José emigró a Estados Unidos y gracias a la venta de las joyas que se llevó de España, se construyó una mansión en Filadelfia. Allí ocupó su tiempo soñando con construir un imperio mientras caía en los brazos de nuevas amantes, entre ellas, Annette Sauvage, descendiente de la india Pocahontas.
En 1841 logró permiso para regresar a Europa, instalándose en Florencia, donde falleció tres años después, siendo enterrado en Les Invalides de París junto a su hermano gracias a la mediación de su sobrino, el emperador Napoleón III.
Muchos tesoros procedentes de España se encontraban en Francia en 1940 en la Segunda Guerra, durante el Gobierno de Vichy. Varias obras procedentes del Louvre se habían trasladado para protegerlas de los bombardeos. Franco aprovechó el momento para reclamar parte de nuestro patrimonio robado, y en la lista, la primera obra de arte era La Inmaculada de Murillo arrebatada por el mariscal Soult. 

"LA INMACULADA" de Bartolomé Esteban Murillo.
Para negociar con ventaja, Franco explotó la posibilidad de que España apoyara en la Guerra a la Alemania nazi. Con esta premisa, el gobierno francés cedió la venta de tan preciado 

miércoles, 11 de junio de 2025

EL CRISTIANISMO EN ESPAÑA

España se formó como entidad siendo provincia de Roma, Hispania.
Al llegar los romanos y después de las luchas establecieron su cultura, sus leyes, su organización, su lengua y su religión. 
En el Imperio Romano desde Constantino (272-306) y Teodosio (347-395), la religión cristiana era el credo obligatorio para todos los ciudadanos y la Iglesia cristiana, apoyándose muy directamente en las instituciones del Estado, se había convertido en iglesia imperial.
El Reino visigodo de Tolosa o galo-visigodo, con capital en la ciudad gala comenzó en el año 418, tras el pacto (o foedus) entre los visigodos y Roma, y duró hasta el 507. La actuación de los visigodos se ve supeditada por las circunstancias históricas de este pueblo a dar paso al Reino visigodo de Toledo o hispano-visigodo, con capital en la hispana Toledo, que se extendió desde el 507 hasta el 711, año en el que comienza la invasión musulmana en la península ibérica.
Los visigodos no fueron invasores. Llegaron a través de un acuerdo con Roma. Los visigodos recogieron el testigo y conjuntamente con la población existente en la península, los hispano-romanos, fueron un solo reino con la religión católica, apostólica y romana. La población hispanorromana tampoco los vio como invasores, sino como vecinos molestos, gente con la que había que acostumbrarse a vivir.
El godo Leovigildo acabó con toda resistencia de los pueblos bárbaros, vándalos, alanos y suevos en 586, éste último se habían asentado en Gallaecia (Noroeste de la península), y aunque no se marcharon fueron gobernados por los visigodos, y lentamente se incorporaron a la nueva sociedad.

El III Concilio de Toledo (589), en el que el rey visigodo Recaredo abraza la religión cristiano-romana, abandonando la arriana, es donde puede considerarse el punto de partida de nuestra nacionalidad en torno a un solo monarca, a un poder político ejercido sobre una sociedad que avanzaba firmemente hacia su plena integración desde sus dos elementos conformadores, el latino y el germánico.
A diferencia de lo que sucedió en Italia o en el Norte de África donde ostrogodos y vándalos respectivamente constituyeron una minoría extraña y hostil, en España se produjo una fusión generalizada entre godos e hispano-romanos, y sobre esta unidad se pudo alzar un Estado independiente y conformarse la nacionalidad hispánica. Durante el siglo VII se iría consolidando la nacionalidad común de los denominados ya como “hispano-godos”, poseedores de una religión común, gobernados por un mismo monarca, e incorporados plenamente a la Administración los antiguos hispano-romanos.
De ese germen importante nacerán sus herederos, los reinos cristianos que lucharán contra el invasor musulmán.  De no haber  prosado la religión católica es seguro que no habría habido las guerras por la Reconquista y por lo tanto España no existiría tal como la conocemos, en su historia y en su presente.
Los cronistas insisten en presentar a Fernando e Isabel como los restauradores de aquella Hispania que arrancaba de Roma su legitimidad, pero que había perdido en el 711 su propio ser.
Una larga serie de escritores insisten en que la tarea de recuperación no se refería tanto al territorio, la propiedad, como al cristianismo. Con ello remataban la reconquista. En 1491 Rodríguez de Almela al entregarles un ejemplar de su Crónica,  en las vísperas de la caída de Granada, les recordaba a los reyes que el origen de su legitimidad estaba en la estirpe goda que la recibiera de roma por el pacto del 418.

El fresco 'La visión de la Cruz', la visión de Constantino. 
Los españoles de entonces se identificaban más con "su ser católico" que con su "ser nacional". Esto es así por el gran peso que ha tenido en la formación de los españoles el Imperio Romano y la Iglesia Católica, que son universales. No era posible que en un reino existieran dos religiones. Eso pasó en España desde la llegada de los judíos, (con el permiso de los romanos), y luego por la fuerza de las armas con la invasión musulmana. De ahí que los pobladores hispanogodos rechazaran al musulmán, creando reinos territoriales unidos por la fe.
Claro que hubo alianzas e incluso entre cristianos y musulmanes para combatir al enemigo común. Y también tropas musulmanas en un ejército cristianos, como el del Cid. También sucedió que las Taifas, pequeños reinos provenientes de la caída del Califato de Córdoba en el 1031, fueron las más de las veces vasallos de un reino cristiano, pagando unas "parias". El propio reino nazarí de Granada era vasallo de la Corona de Castilla-León. El impago de ese tributo y la toma de la plaza de Zahara en 1481 por parte del gobernador de Ronda, Mohamed al Zagrí, hizo que Fernando e Isabel se organizaran y al año siguiente comenzó una guerra que duraría 10 años. Al reconquistar Granada, termina la presencia libre y la influencia de los musulmanes en el país. Quedando como extraños los judíos, que muchos eran conversos, es decir que se habían convertido al catolicismo. Los reyes se debían a la religión cristiana y esa fue una de las razones para la expulsión de los falsos conversos y los judíos, con la promesa de que podrían volver si fueran bautizados.
La misma Monarquía Hispánica es un monarquía pactista, plurinacional y federal. Si se repasa los personajes de nuestra historia, uno enseguida se da cuenta que nos encontramos con gentes de todos los lugares de la tierra, porque lo que primaba era la lealtad al rey.
Para la Monarquía Hispánica y para la Iglesia Católica lo importante no ha sido nunca la naturaleza (nacionalidad) de una persona, sino la lealtad al Rey y al Papa.
No ocurre lo mismo en los demás países de Europa que profesan religiones cristianas protestantes, que son iglesias nacionales desde el siglo XVI. Los reyes europeos protestantes lo son "Por la gracia de Dios". Los reyes españoles lo son "Porque son investidos en las Cortes después de jurar los fueros". Y, desde luego, lo que acrecentó más el nacionalismo, fueron las revoluciones republicanas, que en sí mismas son siempre nacionalistas.
La legalidad del poder en España la otorgaba la Santa Sede, pues por la "Donación de Constantino", era ella la heredera del Imperio romano. Es decir, que sin aprobación de la Santa Sede y el Sumo Pontífice, nadie legalmente podía ser rey. Los reyes españoles siempre se consideraron los herederos legales del Imperio Romano y, por tanto, sometidos al Sumo Pontífice o Papa. Si el Papa excomulgaba a un rey, cualquier súbdito estaba legitimado para destronarlo y que daban rotos automáticamente todos los vínculos de vasallaje y servidumbre.
La misma Reconquista es mucho más romana y católica que española. Fue impulsada por los Papas y por los reyes, siempre a través de cruzadas que tenían que ofrecer grandes beneficios espirituales (bulas) y materiales a los participantes.
A los reyes hispanos y a la alta nobleza militar para ellos era más ventajoso tener súbditos musulmanes que cristianos, que eran mucho más exigentes. Por eso en la Reconquista siempre tienen un papel militar protagonista los obispos, las órdenes religioso-militares, como el Temple, Hospitalarios y, después, las hispánicas creadas exprofeso, como la Orden de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, entre otras. Tenían más importancia los mesnaderos del Rey (grupo de caballeros cristianos, militares armados que luchaban como mercenarios), y las milicias concejiles, los caballeros pardos castellanos (sin nobleza natural) o en la corona de Aragón gentes de cualquier origen que dispusieran de un caballo y armas, como los almogávares, que la nobleza castellana o los ricoshombres aragoneses.


El cristianismo es una fe que se proclama “dogma de fe”. Norma desde el rey hasta el último morador. Al comienzo del reinado de Fernando e Isabel, judíos y musulmanes formaban comunidades propias, pero habitaban en tierra ajena. Tenían casas de oración, sus leyes y autoridades y escuelas. Tenían permiso del rey para ello esto desde hacía siglos. Abonaban un impuesto (paira) y no podían formar parte de las instituciones. Los musulmanes eran invasores y los judíos al no ser cristianos, el pueblo llano los rechazaba pues no olvidaba que fueron los que rechazaron a Jesús y lo hicieron crucificar y también convinieron acuerdos con los musulmanes en su invasión en el siglo VIII. Y esos cristianos se consideraban herederos de los reyes godos y descendientes de Roma. Por esto es por lo que se dice que “Soy cristiano, apostólico romano”.
Todo esto es importante para entender los hechos. Si se pierde este punto de vista, tan alejado de nosotros en nuestros días, no podremos comprender lo sucedido, sus porqués y las decisión que se tomaron.  Estás características únicas de España respecto a los demás países europeos explica porque los españoles nunca fueron nacionalistas, eran súbditos de la corona a la que defendían con su vida, prueba de ello es que mil años después, ya en el levantamiento de 1808  y la Guerra de Independencia, fue a causa de defender y restablecer a nuestro rey Fernando VII y destronar a José Bonaparte. Recién a principios del siglo XX sucede ese fenómeno del nacionalismo excluyente, y es por causas económicas, escondidas detrás de un malentendido patriotismo.

martes, 10 de junio de 2025

VIKINGOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Aunque no legaron a nosotros nada de su cultura, hay que nombrarlos en la relación de pueblos que llegaron a nuestras costas.
La primera expedición vikinga en la Península Ibérica llegó a las costas asturianas en el año 844. Las fuentes para el estudio de los ataques vikingos a la Península Ibérica son casi exclusivamente escritas. No hay restos arqueológicos de procedencia vikinga en tierras peninsulares.


Arribaron varias veces a la Península. Está demostrado que llegaron a pisar tierra en Galicia, Vasconia o Al-Ándalus. Al menos, eso dicen las crónicas de la época. Fueron divisados por primera vez en Gijón. Luego se dirigieron a las costas gallegas y a continuación siguieron por el litoral Atlántico Peninsular de norte a sur, de manera que, pasando por Lisboa, llegaron a Cádiz, Sanlúcar de Barrameda, hasta llegar a Sevilla remontando el río Guadalquivir. Desde aquí atacaron ciudades del entorno como Coria, Morón de la Frontera, Medina-Sidonia y Niebla. En todos los lugares causaron cuantiosos daños, tanto materiales como en vidas humanas. Pero al final fueron derrotados por el ejército musulmán antes de su inminente llegada a Córdoba. Los vikingos sufrieron grandes pérdidas y no tuvieron más remedio que retirarse, aunque en su camino de vuelta siguieron realizando diversos saqueos.
La historiografía divide en cuatro etapas cronológicas estos ataques. La primera comienza en el año 844 cuando varias embarcaciones escandinavas arribaron a causa de una tempestad al norte de la Península Ibérica. Llegó a las costas gallegas en el año 858. Su destino era Santiago de Compostela. El trayecto que siguieron fue a través de la Ría de Arosa, en la provincia de Pontevedra, saqueando Iria Flavia y sitiando Santiago de Compostela. Sus habitantes tuvieron que pagar un tributo económico a los vikingos a cambio de que la ciudad no fuese saqueada, aunque aun así una vez pagado intentaron entrar en la ciudad. Pero entonces fueron derrotados por el ejército cristiano en un duro combate en el que los vikingos sufrieron numerosas bajas y se vieron obligados a levantar el sitio e irse del lugar. Esta expedición vikinga tuvo como consecuencia el traslado de la sede episcopal del obispado de Iria Flavia, que era la más importante de tierras gallegas y se había demostrado demasiado vulnerable, a Santiago de Compostela, algo que en futuro daría un gran impulso a esta ciudad. Tras esto, descendieron con sus naves por la costa Lusitana hasta alcanzar la desembocadura del Guadalquivir. Una vez allí, optaron por remontar el río adentrándose en Al-Ándalus. Llegaron finalmente a Sevilla, la cual saquearon en torno al mes de septiembre de ese mismo 844. Destruyeron la mezquita de la ciudad, acabaron con la vida de muchos de sus habitantes y también hicieron esclavos. Fue la primera incursión vikinga importante en la península, la misma que terminó provocando el envío de una embajada omeya al encuentro de los nórdicos. A pesar de que, según recogen las crónicas, esta primera llegada de los vikingos a la actual España fue causa del azar, ya habían oído hablar sobre las riquezas de Al-Ándalus. Los escandinavos no tardaron en ser repelidos por las tropas omeyas. Poco más de un mes después del saqueo de Sevilla fueron derrotados en batalla en lo que hoy es el aeropuerto de Sevilla. Después de esto, los supervivientes llevaron a cabo alguna que otra correría poco reseñable en territorio andalusí y en Marruecos. No se supo nada más de ellos hasta el año siguiente, y para entonces ya se encontraban en Aquitania. 

Lo que ocurrió después es que algunos de los vikingos optaron por rendirse a Abd al-Rahmán II, emir cordobés entre el 822 y el 852, quien se tomó bastante en serio el ataque vikingo a sus costas. También recibió una visita de un embajador enviado por el “rey de los vikingos”, quien probablemente llegó a la Península Ibérica desde Irlanda. El emir decidió encomendar a Al-Ghazal, diplomático capaz que ya había servido anteriormente en Bizancio, la misión de remontar el Atlántico con el fin de acordar la paz con los hombres del norte. Este partió desde la actual Portugal, con una carta de Abd al-Rahmán II y con regalos para los escandinavos. Contaba con la compañía de otros funcionarios y de la comitiva enviada por el rey de los vikingos. El viaje fue largo y especialmente duro.
La impresión que causaron los musulmanes entre los nórdicos una vez llegaron a su destino: El rey de los vikingos ordenó a su gente que les preparasen un buen alojamiento y envió a un grupo de gente a recibirlos. Los vikingos se agolpaban para mirarlos y se asombraban mucho de su apariencia y su manera de vestir. 


La historiografía no ha conseguido dar una respuesta suficientemente sólida, y así es como aparece recogido en el texto musulmán: “Eran paganos, pero ahora siguen la fe cristiana y han abandonado el culto al fuego y a su religión anterior, exceptuando la gente de unas pocas islas dispersas por el mar donde aún se conserva la antigua fe, en la que se adora al fuego, se efectúan matrimonios entre hermanos y hermanas y otras aberraciones por el estilo. Los otros guerrean contra estos y los esclavizan”. Los enviados del emir tuvieron dos días antes de ser recibidos en audiencia por el rey. Según sostiene Ibn Dihya, cuando fueron llamados a su presencia, los musulmanes explicaron que no les estaba permitido arrodillarse ante nadie que no fuera el propio Abd al-Rahmán II. Los nórdicos aceptaron la demanda; sin embargo, cuando la comitiva iba a traspasar el umbral de la estancia en la que el monarca les aguardaba, se dieron cuenta de la puerta era tan baja que era imposible cruzarla sin agacharse. Ante esta situación, Al-Gahzal decidió sentarse y entrar en el salón impulsándose con los pies. Al margen de este incidente, parece ser que la reunión entre el embajador musulmán y el rey transcurrió con total normalidad. Comenzaron leyendo la carta del emir, y después pasaron a entregarse obsequios. En lugar de volverse inmediatamente a Al-Ándalus, al-Ghazal aceptó la invitación extendida por los nórdicos para pasar un tiempo entre ellos. De este modo, en el texto aparece recogido como el embajador conoce a una reina llama-da Nud. Parece ser que el musulmán mantuvo una muy buena relación con esta, a la que llegó a dedicar algunas poesías. Ese es el caso, por ejemplo, de un pasaje en el que la reina afirma que “los celos no existen entre nosotros (los escandinavos). Nuestras mujeres están con sus maridos sólo por su propia voluntad. Una mujer permanece con su marido mientras este le resulta agradable, pero le abandona si ha dejado de agradarle”. Según sugiere el texto de Ibn Dihya, Nud pasó tanto tiempo con al-Ghazal que llegó a enamorarse de él. Sin embargo, una vez transcurridos dos meses, la comitiva andalusí deshizo el camino y retornó a la Península Ibérica

lunes, 9 de junio de 2025

CABALLEROS ESPAÑOLES EN LAS CRUZADAS

A finales del siglo XIII, los “Estados latinos de Oriente” estaban en un momento crítico de su historia. La presión de las fuerzas musulmanas, lideradas por sultanes como Khalil, era cada vez mayor. La captura de Acre en 1291 marcó el fin de la presencia cristiana en Tierra Santa y el final de la era de los Estados Cruzados.

Los Estados latinos de Oriente eran una serie de estados que se habían establecido en Oriente Medio tras la Primera Cruzada en 1099. El principal estado era el Reino de Jerusalén, pero también existían otros, como el Principado de Antioquía, el Condado de Trípoli y el Reino de Chipre. Estos estados estaban gobernados por nobles latinos y eran administrados bajo leyes y costumbres latinas.
A finales del siglo XIII, los Estados latinos de Oriente llevan años en franca decadencia, sufriendo cada poco los envites de las tropas sarracenas. El sultán Baibars –que había alcanzado el poder en 1260– y sus sucesores, han ido conquistando una a una las distintas plazas cristianas. El primer enclave en caer fue el principado de Antioquía, en 1268, y tres años después la en apariencia inexpugnable fortaleza hospitalaria del Crac de los Caballeros.
En abril de 1289 parece haberle llegado el turno a Trípoli. La ciudad cruzada, que ha permanecido durante 180 años en manos cristianas, lleva más de un mes sitiada por las tropas sarracenas del sultán Qalawun. Las fuerzas de la ciudad, en manos de Lucía de Trípoli, habían sido advertidas del peligro por Guillermo de Beaujeu, Maestre del Temple, pero su aviso fue ignorado. Ahora es demasiado tarde. A pesar de las tropas hospitalarias, templarias, francesas y chipriotas que han llegado en auxilio, dos de las torres principales han caído ya y una multitud intenta huir antes de probar el temible filo sarraceno.


Doña Lucía, los mariscales del Temple y del Hospital, así como el Senescal de Jerusalén –Sir John de Grailly–, logran escapar, mientras el resto de la población espera con terror su inminente final. Aunque la mayor parte de los defensores ha huido, unos pocos valientes intentan resistir los ataques de los infieles. Entre ellos destacan dos caballeros vestidos de blanco y con una cruz roja sobre su hombro izquierdo. Su nombre: Pedro de Moncada y Guillermo de Cardona. El primero de ellos había ocupado el puesto de Maestre provincial de Aragón entre 1279 y 1282. Los dos hermanos de orden pelean con fiereza, lanzando una y otra vez tajos con sus espadas, pero las brechas en las murallas son ya incontrolables y los templarios sucumben sin remedio ante la hueste sarracena.

Durante los casi doscientos años de existencia de la Orden, otros muchos templarios nacidos en la península Ibérica empuñaron sus armas para enfrentarse a los musulmanes, ya fuera en suelo peninsular –la mayor parte de las veces– o en territorios de Tierra Santa –las menos–. En todo caso, los freires del Temple procuraron siempre hacer honor a la fama que se habían forjado. No en vano, la mayor parte de los cronistas de su época coincidían al señalar que los templarios “eran los primeros en atacar y los últimos en retirarse”.
El caso de Moncada y Cardona es buen ejemplo de ello. Abandonados a su suerte, y seguros como estaban de que la resistencia era imposible, aquellos caballeros decidieron mantener su posición hasta el final. Experiencia no les faltaba, acostumbrados como estaban a luchar contra el “infiel” en las escaramuzas y batallas que se prodigaban en la Península. El propio Pedro de Moncada, algunos años atrás, había tenido oportunidad de vivir una experiencia similar, aunque entonces la aventura terminó con mejor fortuna.
Corría el mes de junio de 1276 y, aunque ya hacía muchos años que el rey Jaime I había conquistado Valencia, la población mudéjar protagonizaba de vez en cuando rebeliones alimentadas desde el reino de Granada. En aquella época, un grupo de rebeldes mudéjares, formado por más de mil hombres a caballo, alzaron las armas contra el monarca aragonés, tomando el control de varias localidades. El rey, ya anciano, se encontraba enfermo, y fueron las tropas de Don García Ortiz de Azagra y otros caballeros –entre los que se contaban el maestre templario Pedro de Moncada y su hermano Guillén Ramón– quienes acudieron a sofocar la revuelta. En total la hueste cristiana, según las crónicas, estaba compuesta por unos doscientos caballeros y más de quinientos soldados. Una cifra que, a la vista del resultado, resultó insuficiente.

Entre los días 16 y 28 de ese mes de junio, las tropas cristianas lucharon con valor ante las fuerzas musulmanas, compuestas por “más de seiscientos caballeros y muchos peones”, en la llamada Batalla de Luchente. Armados con su impedimenta habitual –cota de malla, grandes espadas, lanzas y otros utensilios de guerra–, los cristianos, agotados por el calor y la sed, fueron derrotados sin remedio por sus enemigos. Las bajas cristianas fueron tan grandes que, durante años, aquella derrota fue recordada con el nombre de “Martes de desgracia”. Durante la batalla perdieron la vida Don García Ortiz y muchos caballeros templarios, mientras que el maestre, Pedro de Moncada, fue apresado junto a otros hombres y encerrado en el castillo de Briar. Por suerte para Moncada y sus hermanos templarios, el moro que los vigilaba resultó ser un traidor, facilitándoles la huída y escapando con ellos hasta la plaza cristiana más cercana. En aquella ocasión Moncada había burlado a la muerte, lo que le permitió seguir empuñando su espada durante otros trece años, hasta que perdió la vida en la plaza de Trípoli, a miles de kilómetros de su hogar.

sábado, 7 de junio de 2025

FELIPE II - CLAROSCUROS DE SU REINADO

 

En el Imperio Español no se pondría el sol, pero las dos bancarrotas sufridas en tiempos de Felipe II no nos las quitó nadie. Los Austrias defendieron la religión católica como nadie lo ha hecho en la historia. Y el precio fue altísimo. Desangrados por las guerras exteriores además, en vez de promocionar la industria, incrementar las ventas, pues el oro y la plata americanos hicieron a burgueses y nobles, perezosos e improductivos. También soldados, frailes y pícaros antes que trabajadores, sin que a cambio creásemos en el Nuevo Mundo, como hicieron los anglosajones en el norte, un sistema social y económico estable, moderno, con vistas al futuro. Pensemos que la novela picaresca surgió en esas fechas, y con ser producto del siglo de oro, realmente era una crítica por un lado de las instituciones degradadas de la España imperial y por otro de las narraciones idealizadoras del Renacimiento. 

El Lazarillo de Tormes 

Fue una respuesta a las novelas heroicas mostrando la puñetera realidad del pueblo. El sórdido vivir de la gente sin clase, los miserables desheredados, los falsos o aprovechados religiosos y los conversos marginados. Por otro lado estaban los caballeros y burgueses enriquecidos que vivían en otra realidad, observada por encima de sus cuellos engolados. La gente joven se marchaba, como siempre, buscando oportunidades en donde sea, los Tercios o el Nuevo Mundo. Ahogados por la hidalguía corrupta y por el agua bendita, se anulaban las posibilidades de mejorar, y se buscaban la vida como sea. La corrupción consentida o fomentada por burgueses, con un fisco que estrangulaba al que realmente trabajaba mientras dejaban libres de impuestos al noble o al eclesiástico. Pero el agricultor, el ganadero, el indio, el artesano, el comerciante y en fin todos aquellos que ponían el hombro de verdad son los que sostenían a duras penas a una enorme pléyade de holgazanes que iban arrastrando sus sables por los empedrados o las sotanas por las iglesias, dando además consejos de buen cristiano, de piedad y sacrificio. Con el pretexto que su bisabuelo había estado en la Guerra de Granada o en donde sea y es así como el trabajo serio y honrado del día a día, (parece mentira) cobró mala fama, era de gente sin preparación. Para colmo ha llegado hasta nuestros días porque los padres, madres y chavales prefieren estudiar “Dirección de Empresas” que acudir a la Formación Profesional.


De esta forma es como el oportunismo y la desvergüenza, se convirtieron en señas de identidad; hasta el punto de que fue el pícaro, quien acabó como protagonista de la literatura en vez de serlo el valiente, digno u honrado. Por lo que el modelo a leer y a imitar, dando nombre al más brillante género literario español de todos los tiempos: la picaresca. Lázaro de Tormes, Celestina, El Buscón, Guzmán de Alfarache, Marcos de Obregón, fueron nuestras principales encarnaduras literarias. El único hidalgo noble de corazón que voló por encima de todos ellos resultó ser un hidalgo apaleado y loco. Sin embargo, precisamente en materia de letras, los españoles entregaron entonces nuestros mejores frutos. Nunca hubo otra nación, salvo Francia un siglo después, con semejante concentración de escritores, prosistas y poetas inmensos. Aquella España alumbró genios como Góngora, Sor Juana, Alarcón, Tirso de Molina, Calderón, Lope, Quevedo, Cervantes y el resto. Imagina amigo, que en las calles de Madrid se cruzaban Lope con Góngora, Cervantes con Quevedo. Para morirse de orgullo.

Si todos ellos hubieran escrito en Londres o París serían hoy clásicos universales, y sus huellas seguirían buscándose como ejemplo. Habría monumentos en cada ciudad, y se le rendiría el honor justo a su genio. Ahora viven en el mismo barrio, llamado el “de las letras”, de Madrid, una zona vieja como injusto homenaje a aquellos genios. Construyeron un monumento impresionante para que ahora lo tengamos como nuestro y de aquél que lo quiera ver un legado que usamos unos 550 millones de hispanohablantes. Pero somos como somos y si no se lo creen por la otra costa del charco, pueden buscar por internet el puto barrio donde vivieron estos tíos, Lope, Calderón, Quevedo, Góngora y Cervantes, entre otros. Busquen allí monumentos, placas, museos, librerías, bibliotecas. Nada, la mejor avenida de Madrid se llama Paseo de la Castellana, en vez de Paseo de Miguel de Cervantes Saavedra. Seguro, que don Quijote, esto lo arreglaba en un plis, plas, y además le entendíamos.

viernes, 6 de junio de 2025

BEATIFICACIÓN DE ISABEL LA CATÓLICA.

La canonización de Isabel primero se pidió desde Argentina en la Universidad Católica de Buenos Aires en 1958 con Pio XII, quien acogió con agrado la solicitud.
Una violenta campaña judía y pro-judía había logrado de Roma la suspensión del proceso de beatificación de Isabel la Católica. Suspensión anunciada por el cardenal Felici, Prefecto de la Congregación romana para la causa de los santos, el día 28 de marzo de 1991 y, que inmediatamente, ha motivado las felicitaciones (dirigidas el mismo día o el siguiente) de la célebre organización mundial del lobby judío, la Anti-Diffamation League of B’nai Brith. El historiador francés nos dice que la causa de Isabel la Católica fue suspendida eternamente en 1991.

Isabel I murió en noviembre de 1504 y en febrero de 1505 se hizo el funeral en Roma, ante el papa, que la calificaron de "Beata Santa", es decir en "loor de santidad" algo fundamental que da pie como argumento sólido.
La Comisión Diocesana para la Causa de Beatificación de la Reina Isabel la Católica estudia su contribución a los Derechos Humanos. Hubo en febrero de 2024 una gran peregrinación a Roma con motivo de los 520 años de que en Roma se celebraran los funerales por Isabel I "En loor de Santidad" según se proclamó entonces, hecho a los pocos meses de morir la reina. El propósito principal de esta peregrinación fue solicitar al Papa que impulsara la causa de beatificación de la reina. La peregrinación incluyó la inauguración de un busto en bronce de la reina en la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat, así como la investidura de nuevos caballeros y damas del Capítulo. También se celebró un acto académico con los prefectos del Dicasterio para la Cultura y la Educación y del Dicasterio para las Causas de los Santos, y los peregrinos participaron en la audiencia general con el Papa.

Monumento a Isabel la Católica en Madrid 
En contra de lo que se ha podido decir, en el Dicasterio para las Causas de los Santos no existe ningún tipo de veto, ni de censura, a este proceso. Tampoco hay veto de ningún organismo internacional que pueda influir en las decisiones del Dicasterio para las Causas de los Santos. Por lo tanto, una vez que está concluida lo que se pudiera denominar la Positio histórica, de varios volúmenes, sigue adelante el trámite ordinario a la espera de que le toque el turno para el preceptivo informe de la Comisión de Teólogos. Paso previo a que el papa pueda declarar las virtudes heroicas de la Sierva de Dios, con la consiguiente denominación de Venerable, primer paso para la Beatificación.


En este punto hay que añadir que el papa Francisco, en varias ocasiones, ha preguntado por el estado de la Causa de Beatificación de Isabel la Católica. Así lo han hecho saber, entre otros, el cardenal Antonio Cañizares. En conversaciones privadas el Papa Francisco ha alentado siempre a los responsables de la Causa a que se extienda la devoción a Isabel La Católica, también en las iglesias de Iberoamérica.
Uno de los elementos claves de todo proceso es el milagro. En esta Causa ya obra en poder de la sede romana de un milagro atribuido a Isabel la Católica. Milagro al que en este momento se añade otro posible, un favor considerado como tal a una persona que vive en una diócesis de Estados Unidos y que se está estudiando y certificando en este momento. En la sede de la Comisión, en Valladolid, se recibe con frecuencia comunicación de múltiples favores concedidos por la Reina que después son investigados.
De entre los datos de la expansión de la devoción a la Reina está el éxito reciente de algunas iniciativas editoriales, como la reedición de las Actas del Simposio Internacional “Isabel la Católica y la evangelización de América”.
El problema judío y la causa de canonización. “El judaísmo no perdonará nunca a la reina el exilio forzado de la gran comunidad de judíos de España, las amenazas y las brutalidades que se cometieron para obligar a los judíos a convertirse y, como corolario los crímenes de la Inquisición”, declaraba Jean Kahn, presidente del Consejo representativo de las instituciones judías de Francia en Tribune Juive. (Periódico francés que en 2016, se define a sí mismo como una revista web "republicana, secular, admiradora del Estado de Israel"

Samuel Toledano, (durante años presidente de la Federación de Comunidades Israelitas de España), portavoz de las comunidades judías de España para la Promoción de la Tolerancia Religiosa expresaba en un artículo del Times, que “la reina de Castilla es un símbolo de intolerancia” En el mismo artículo el representante de la Sociedad Islámica decía que: “Isabel se parece más a un demonio que a un santo”
Le Monde hacía a Isabel “responsable de la persecución de miles de judíos y musulmanes”
Mientras tanto, La Croix, ese mismo año quitaba a Isabel su título de “Católica” mencionándola en adelante sólo como Isabel I de Castilla, llamada Católica
Pues yo creo que la persona más santa que ha nacido en suelo español, por sus hechos, por su trabajo y sacrificio y porque después de 500 años siguen negando la beatificación por los intereses y la leyenda negra que se inventaron, y que encima los propios españoles se la creen. La Leyenda Negra permitió que los rivales de España le disputaran cualquier derecho y sigue debilitando a los españoles en la jungla de las relaciones internacionales. La Leyenda Negra ha ninguneado un momento clave de la Historia universal como el Descubrimiento, limitándose a satanizar la Conquista que fue sin duda una hazaña extraordinaria, pero el Descubrimiento de América, del Pacífico y Filipinas es mucho más interesante, porque es algo personal y mutuo, algo tan íntimo como el encuentro, hace cinco siglos, de un español y una india que se aman, y entre besos y caricias engendran la Raza Cósmica que imaginó Vasconcelos. Ese proceso, descubrir al Otro y fundirse en él prosigue en la actualidad.
Piense en el más ilustre de nuestros conquistadores, nuestro último premio Nobel, que nació en Arequipa…
Algunos sectores se niegan a celebrar el 12 de Octubre porque no se conmemora el descubrimiento de América, sino un genocidio.
Ése es un tópico que figura en el organigrama de la Leyenda Negra desde el inicio de la guerra en los Países Bajos (1568) con Guillermo de Orange. Luego se incorporó a la Ilustración y más tarde, lo asumieron el liberalismo y la izquierda. Posteriormente, lo adoptaron los movimientos indigenistas.
En la bula Inter Caetera, fechada a 4 de mayo de 1493, una de las Bulas Alejandrinas, el papa Alejandro se dirigió a los reyes exaltando su catolicismo. El título de "Reyes Católicos de las Españas" fue concedido oficialmente por Alejando VI a favor de Fernando e Isabel en la bula Si Convenit, expedida el 19 de diciembre de 1496. Título que continua a todos los reyes de España, incluso al actual Felipe VI.
Tanto Fernando como Isabel se preocuparon de defender la religión, lucharon por ella y mandaron evangelizar a todo un continente, que hoy es cristiano porque ellos se preocuparon de eso. No hay quién haya hecho más por extender la cristiandad desde la época de Jesús.
No son milagros, es mucho más. Es trabajo duro y constante durante 40 años, de tal forma que ha perdurado por los siglos.

CRISTOBAL COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (1)

Para un europeo del siglo XV era muy difícil imaginar un mapamundi de aquellos tiempos. No habían viajado por toda la tierra conocida. Tenía...