lunes, 16 de enero de 2017

ORDENES DEL CLUNY Y DEL CISTER EN ESPAÑA

LA ORDEN DEL CLUNY La reforma de la Orden de San benito, iniciada por los monjes franceses de la abadía de Cluny, había de tener consecuencias muy importantes para el arte. En 909 d. C. surge una restauración de las reglas de Benito de Nursia detallando como ha de ser la vida monacal. La abadía de Cluny se impone agrupando un gran número de conventos y llega a ser la orden más importante de aquellos tiempos, con gran cantidad de monasterios en Europa. La orden se apoyaba en la alta aristocracia, el emperador, el rey de Borgoña, los condes y los obispos. La Orden se extendió por España, Italia e Inglaterra, contando con 10.000 monjes. El señor del monasterio era el abad y cada monje en el momento de la profesión rendía homenaje al abad. Había sido Sancho III el Mayor de Navarra (990-1004-1035) el que a principios del siglo XI comenzó a apoyar decididamente la reforma de Cluny en sus territorios, que entonces comprendían prácticamente toda la España cristiana. Sus descendientes, Fernando I y Alfonso VI (en Castilla) continuan la obra.
Catedral de Santiago Hicieron venir monjes de la abadía central de Cluny desde Borgoña a España (concretamente a Sahagún), que conseguirán cambiar el rito mozárabe o de San Isidoro por el rito latino o romano. Con la religiosidad de los monarcas, la expansión de la orden en España y el establecimiento del Camino de Santiago, la difusión del estilo arquitectónico románico fue muy rápida. La abadía cluniacense se autoinvistió como difusora del cristianismo, sobre todo a lo largo del Camino que era donde se fraguaban la Reconquista y la cristianización del mundo musulmán. La Orden de Cluny alzó monasterios, puentes, iglesias y hospitales y recibió edificios, tierras, prioratos y villas a través de decretos reales para conseguir sus fines. La influencia de Cluny con el apoyo de Roma fue determinante en la España cristiana del siglo XI para la abolición del rito mozárabe.
Claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos La ordenación de nuevos miembros, que había atraído gran numero de nobles, más por el prestigio y privilegios que por una verdadera vocación monacal había llevado a una relajación de costumbres alejadas  de la vida espiritual.  El abad intentó medidas tendentes a detener la creciente mundanización, pero llegaron demasiado tarde y no se hicieron efectivas. Si Cluny había adoptado la Regla de San Benito que incluía la pobreza como precepto, el caso es que sus monasterios eran, en ocasiones, verdaderos palacios repletos de lujos y los abades, señores feudales con la máxima relevancia en la política mundana. Desde comienzos del siglo XII el gran atractivo especialmente en la nobleza europea son las Ordenes Militares de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, losTemplarios y otras. Ejemplos de las construcciones son Santa María de Ripoll- San Vicente de Cardona-Catedral de Santiago entre otras muchas. LA ORDEN DEL CISTER La Orden cisterciense es una orden monástica católica reformada, cuyo origen fue la fundación de la Abadía de Císter por Roberto de Molesmes en 1098. En la región de Borgoña, Roberto se retiró con sus seguidores para hacer vida monacal a un lugar aislado llamado Cîteaux (Císter), que cederá posteriormente su nombre a la orden. El sucesor de Roberto sería Alberico que obtuvo la protección papal. Luego, Bernardo de Claraval fue una de las primeras personalidades de la Europa del siglo XII y principal protagonista en el desarrollo de la Orden del Císter.
Monasterio de Poblet Consiguió llevar a la Orden del Císter a su máxima expansión, con un total de 343 monasterios fundados en toda Europa. Los monasterios del Císter se situaban en zonas yermas o inhóspitas pero con abundancia de agua. Normalmente el sitio elegido era un lugar boscoso y aislado por montañas. Eran los propios monjes o laicos que trabajaban para ellos quienes roturaban y cultivaban estas tierras. Esta gran cualidad colonizadora y "civilizadora" de los cistercienses será especialmente útil en el solar hispano del siglo XII y comienzos del XIII, en el contexto de la secular pugna entre cristianos y musulmanes. Hay que tener en cuenta que más allá de los hechos de armas, la verdadera "victoria" y presión sobre el rival musulmán se llevaba a cabo mediante la repoblación de amplios territorios yermos. En ese empeño trabajaron pertinazmente los reyes cristianos durante los primeros siglos de la reconquista. Esta tarea de repoblación se desarrollaba en zonas no muy alejadas del enemigo y contaba con el riesgo de acabar con la propia vida de los repobladores. Por eso, Alfonso VII y Alfonso VIII emplearon a los sacrificados monjes blancos del Císter como avanzadilla durante décadas ocupando espacios de difícil defensa. Como hecho ilustrativo, la histórica Orden de Calatrava nació a partir de unos pocos monjes cistercienses que fueron los únicos que se arriesgaron en defender la fortaleza de Calatrava la Vieja ante la amenaza de los almohades que había, incluso, amedrentado a los caballeros templarios que decidieron abandonarla. En esta misma línea, las órdenes militares españolas, vanguardia de su cruzada contra los almohades, se acogieron a la regla cisterciense.
Monasterio de Veruela La principal razón del mal estado -incluso la ruina avanzada- en que se encuentran bastantes conjuntos monásticos cistercienses es, precisamente, su alejada ubicación de núcleos urbanos. Tras la desamortización de Mendizábal del siglo XIX estos monasterios quedaron abandonados o acabaron en manos particulares que rara vez pudieron o quisieron mantenerlos. La arquitectura cisterciense se consideraba un estilo propiamente dicho, está a caballo entre el románico y el gótico. Incorporan como novedad, la bóveda de crucería sencilla y también frecuentemente el arco apuntado. A diferencia de iglesias parroquiales o monásticas de Cluny, las iglesias del Císter se pintaban de blanco, no empleándose pinturas murales figuradas y las ventanas sólo podían tener cristales blancos. Ello daba a la iglesia una gran luminosidad (a pesar de que en el templo cisterciense no disponía de grandes ventanales ni se tendió a la desmaterialización del muro, como en el gótico). Las construcciones del Cister eran costosas de levantar. Solían tener grandes dimensiones, estaban completamente abovedadas y se edificaban con perfecta sillería. Por ejemplo, en la España cristiana del siglo XII, salvo algunas pocas catedrales, los edificios de mayor porte, sin duda, fueron los conjuntos monásticos del Císter. Los más reconocidos son los monasterios de Poblet, Santes Creus, Vallbona de les Monges, Valldigna, Rueda, Veruela y Piedra, en la antigua Corona de Aragón, el Monasterio de Oliva en el Reino de Navarra, así como el Monasterio de las Huelgas de Burgos o el de Huerta en el Reino de Castilla.

domingo, 15 de enero de 2017

BATALLAS NAVALES CONTRA INGLATERRA

Durante el siglo XVI, la rivalidad entre España e Inglaterra fue muy recurrente. Estamos acomplejados porque nos quedamos con verdades a medias, pero no podemos olvidar que somos de los países que mejor nos ha ido contra los británicos. Pero si algo diferencia sus derrotas del resto es su tendencia a esconder estos fracasos. Lo que ha faltado en España es el interés por leer y estudiar estos episodios. Hemos permitido durante demasiado tiempo que nuestros enemigos escondieran los méritos españoles. Si hiciéramos caso a Hollywood que los británicos son invencibles en el mar. Pero es completamente falso. Cualquier inglés o español al que le pidamos que cite tres derrotas de la Armada española, si es mínimamente conocedor de la historia, lo hará sin muchas dificultades: la Armada Invencible, Trafalgar y la Guerra de Cuba. Si pidiéramos lo mismo sobre la Royal Navy sería casi imposible encontrar siquiera tres. Derrotas inglesas que hoy día parecen estar recuperándose del olvido, como Cartagena de Indias, la Contraarmada o Tenerife, hasta otras confrontaciones desconocidas para el gran público como Veracruz, Atacames, Cádiz o el Raid del Medway. Entre las más ignoradas tenemos la Incursión Castellana de 1380, cuando Fernando Sánchez de Tovar logró penetrar por nada menos que hasta el Támesis.
Isabel I de inglaterra era hija de enrique VIII, la bestia parda que se lió con Ana Bolena dejando de lado a su mujer, Catalina de Aragón, nieta de nuestros RR CC y hermana del Emperador Carlos V. Antes que ella había reinado María Tudor, la primera hija de Enrique y la única de Catalina. María Tudor como buena hija de española era católica, no protestante. Se casó con Felipe II. Y Felipe fue rey, consorte, de Inglaterra antes que de España. Pero no tuvieron hijos. Y María Tudor murió en 1558. Con lo cual al morir ella, Felipe ya no pintaba nada en Inglaterra. Heredó Isabel, y  volvieron las cosas de la religión donde habían quedado antes de María, es decir a las reformas religiosas sin la autoridad del papa de Roma.
Isabel además de palmar en Holanda varias veces tuvo la feliz idea de apoyar a un ladrón de los mares como Francis Drake. La reina concedió numerosas “patentes de corso”, que era una especie de licencias para convertir un oficio deplorable como era la piratería en su servicio útil al pueblo inglés. Así, contó con una armada formada por piratas “por cuenta ajena”. Por tanto, asaltar los buques españoles, asesinar a su tripulación y robar su mercancía ya no era un execrable crimen, sino que era una forma de servir a Dios y a su sagrado pueblo anglicano, puesto que se limpiaba el mar de católicos españoles. Además, esta práctica ayudaba a sanear las finanzas de Inglaterra. Pero claro, Felipe II gobernaba la gran potencia del mundo de entonces que era España, y pensaba en asaltar Inglaterra. Necesitaba una razón de peso para ello. Y llegó, se enteró que había una cosnpiración para asesinar a Isabel y coronar a María Estuardo, que era cristiana. Fue descubierto el complot y aunque al principio se resistió, Isabel terminó por ordenar la ejecución de María, que en su testamento cedió todos sus derechos al trono inglés a Felipe II. María fue ejecutada en febrero de 1587. Y es aquí donde podemos decir que se inicia la guerra naval entre España e Inglaterra. Aunque la guerra comenzó en 1585. En octubre de ese año Drake, saqueó Vigo y Santiago de Cabo Verde, además de intentar hacer lo mismo en La Palma, donde el asalto no tuvo éxito; cruzó a las Indias Occidentales capturando Santo Domingo y Cartagena de Indias, por cuya devolución exigió a las autoridades españolas el pago de un rescate, y San Agustín (en la Florida). Irritado por estos ataques, Felipe II mandó armar una gran flota con la misión de invadir Inglaterra. La ejecución de María I de Escocia en febrero de 1587 ultrajó a los católicos de la Europa continental. Su reivindicación al trono fue heredada por Felipe, que era viudo de María I de Inglaterra. En julio del mismo año, Felipe recibe autorización del Papa Sixto V para deponer a Isabel, que ya en 1570 había sido excomulgada por Pío V. Luego vino la victoria inglesa en Cádiz en 1587. La flota inglesa de Francis Drake destruyó la armada española fondeada en la bahía. Desembarcó en el Algarve destruyendo varias fortalezas, atacó la flota de Álvaro de Bazán amarrada en Lisboa, y poniendo rumbo a las islas Azores. En el transcurso de la expedición la flota inglesa consiguió destruir más de 100 barcos españoles, retrasando los planes españoles de invasión más de un año. Felipe II con este asunto y con que quería acabar con la piratería inglesa y sus constantes incursiones en las posesiones hispánicas, al tratarse Inglaterra de una isla de poco menos de 3.000.000 de habitantes, de los cuales menos de un cuarto se encargaban de su protección, una fuerza militar anticuada y falta de experiencia, Felipe II estimó que un pequeño contingente sería suficiente para someter en pocas semanas todo el país. Ya en el capítulo anterior hemos hablado de la “Gran Armada”, que al ser derrotada los ingleses la bautizaron “La Armada Invencible”, quedándose este nombre irónico incluso entre los españoles para siempre. La armada dirigida por el duque de Medina-Sidonia atacó a la flota inglesa liderada por Charles Howard en el canal de la Mancha. Las condiciones climatológicas adversas y los enfrentamientos con la flota inglesa provocaron la derrota en la que realmente los ingleses solo provocaron el hudimiento de un solo navío español. El resto lo hicieron la circunstancias climatologicas y la mala cartografía. La Contraarmada inglesa, desplegó unas 160 naves de varios tipos y perdió 40 navíos entre hundimientos y capturas causando fuertes pérdidas en las arcas inglesas. A la vez permitió la reconstrucción de la flota española. 
Ayudados por corsarios, los ingleses continuaron con sus robos en alta mar. Pero un sistema de escolta frustaron los ataques. Expediciones de piratas como Martin Frobisher y John Hawkins fueron derrotadas. El navío “Revenge” uno de los más importantes de su marina fue apresado cerca de las Azores en la Batalla de Flores (1591), cuando una flota inglesa pretendía capturar la Flota de Indias. En 1592 Pedro de Zubiaur vencía a un convoy inglés de 40 buques incendiando la nave capitana y capturando otros tres barcos. En 1593 en la batalla de Blaye derrotaba a una pequeña flota de seis buques ingleses hundiendo sus dos unidades principales. Entre 1595 y 1596, Drake y Hawkins murieron en las derrotas sufridas por los enfrentamientos de una expedición inglesa contra los asentamientos españoles en el Caribe, primero en Las Palmas de Gran Canaria y luego en diferentes localizaciones caribeñas. En 1595, cuatro barcos españoles comandados por Carlos de Amésquita desembarcaron en Cornualles, al oeste de Inglaterra. También huyeron sin problemas de una flota enviada para destruirlos. En julio de 1596, una expedición anglo-holandesa dirigida por el Robert Devereux, II conde de Essex saqueó Cádiz, destruyendo la flota española fondeada en la bahía. Esta armada fue reorganizada y los ingleses no pudieron atacarla por otra tormenta en las costas gallegas. Entre junio y agosto de 1597, la flota inglesa organizó la expedición Essex-Raleigh a Ferrol y las Azores, donde no consiguió imponerse a la flota española de regreso de las Indias. Una nueva expedición española contra Inglaterra en octubre del mismo año fue desbaratada por un temporal en el canal de la Mancha. El sucesor de Felipe II, su hijo, continuó la guerra. 
En mayo de 1600 Felipe III de España inició las conversaciones de paz en Boulogne-sur-Mer, que resultaron fallidas. Las tropas españolas serían derrotadas a comienzos de 1602 en la batalla de Kinsale, con la coalición perdiendo 1200 hombres, entre ellos 90 españoles, forzando así su regreso a España y dejando como prioritaria la consecución de sus objetivos en Flandes. Tras la muerte de Isabel I en 1603, su sucesor Jacobo I de Inglaterra firmó en 1604 el tratado de Londres con Felipe III, mediante el cual ambos países acordaban el fin de la guerra. 
El resultado para España fue mucho más positivo. Fue la principal potencia europea en el siglo XVII, hasta que las derrotas contra Francia en la guerra de los Treinta Años y el ascenso del poderío naval holandés acabaron reduciéndola a una potencia más. Pero para Inglaterra llegaría el más grande de todas sus derrotas, la del asedio de Cartagena de Indias. Esto se enclava ya en otra guerra y el sitio acaeció en mayo de 1741. El almirante inglés Edward Vernon atacó con éxito Portobelo en Panamá. La plaza solo contaba con 700 hombres. Realmente inglaterra pretendía cortar la comunicación española y el comercio entre el Virreynato de Nueva España y Nueva Granada para terminar por dificultar las posibilidades de navegación entre América y España. 
Pero un capitán español capturó una nave inglesa dedicada al contrabando en el mar Caribe en 1731. El capitán inglés, de apellido Jenkins, fue llevado ante el capitán español. Este le cortó la oreja, pero le perdonó la vida. Eso sí, le mandó un mensaje el rey de Inglaterra Jorge II. Dicen que Jenkins guardó su oreja en alcohol y volvió a Inglaterra. Pasaron unos años de relación muy tenssa entre Inglaterra y España, donde el rey inglés recibía presión para declarar la guerra. Fue entonces, en 1738 cuando Jenkins pudo contar en la Cámara de los Comunes lo acontecido a todos, incluso a la prensa inglesa. El rey, cuando oyó de dicho incidente, montó en indignación. Y esto hizo que se le llamara “La batalla de la oreja de Jenkins” Las incendiarias proclamas de un parlamentario, decidieron dar un golpe decisivo, para lo que reunió una formidable flota de 186 buques, con 27 600 hombres, armada con 2000 cañones, que salió desde Port Royal (Jamaica) y fondeó a principios de marzo de 1741 junto a la costa de Cartagena de Indias, la ciudad más importante del Caribe. El rey Felipe V en 1739 instauró el Virreinato de Nueva Granada y puso  como virrey a el teninete general Sebastián Eslava. La ciudad estaba defendida militarmente por Blas de Lezo, marino con experiencia en batallar con los británicos y los piratas africanos, y aunque con discrepancias, ambos hombres trabajaron para la defensa de la plaza. Se disponía solamente de unos 3600 hombres y de una flota de seis buques solamente. El asedio y la defensa se conoce por el arrojo, la valentía y la inteligencia de Blas de Lezo y de Eslava, que fueron tan determinantes que ha quedado para la historia y los anales de las batallas casi imposibles de ganar. Pero se logró, con sólo seis barcos y la décima parte de hombres, derrotaron a la Armada de Vernon, que fue un desembarco solo superado en la historia por el de Normandía de la II Guerra Mundial. 
FORTALEZA DE SAN FELIPE

El fracaso de la Armada inglesa, se mire desde el punto de vista que se mire, fue muy superior al de la Gran Armada de Felipe II.

sábado, 14 de enero de 2017

RESUMEN DEL SIGLO XVI

Aparte de las gestas militares, incluso las derrotas, de los siglos XVI y XVII, hay que hablar que España, que era practicamente duenña del mundo adelantado, además dio lo mejor de si mismo, que aún hoy se conserva: su cultura. Conservamos un tesoro incalculable, casi inagotable, que pocas naciones poseen en calidad y cantidad. Esta nación, además de extender sus territorios y aportarles el adelanto de la cultura y los avances de todo tipo, produjo o compraba todo lo bello y destacable que surgía en aquel tiempo. Podemos hablar de escultores, literatos, pintores y artistas y artesanos, constructores, arquitectos y mecenas que potenciaron un desarrollo impresionante del que es necesario difundir y promover. Posiblemente algunos gobernantes de aquel tiempo en otros sentidos puedan ser criticados, incluso no estar de acuerdo con decisiones, que vistas hoy en día, 400 o 500 años después se nos antojan extrañas. Pero lo que no es posible obviar es el aplauso y el mecenazgo que reyes y nobles repartieron como jamás se ha hecho. Cuando hablamos del siglo de oro no todo el mundo está de acuerdo con las fechas. Si hablamos de poder y riqueza es una cosa, pero si hablamos de adelantos y arte se trata de otra. El oro y la plata se gastó en guerras, que quizá no deberíamos haber estado, endeudandonos hasta lo impensable por defender casi siempre una religión, gobernada a su vez en muchas ocasiones por gente corrupta y alejada del auténtico cristianismo, por el que tantos españoles dieron su vida, Los fasto de reyes y holganza de nobles y clérigos sería injusto no reconocerlo pero en las artes y las letras, siempre que no topasen con la religión y la Inquisición, la España de los Austrias resultó espléndida. En lo tocante a ciencia y pensamiento moderno, sin embargo, las cosas fueron menos espléndidas. El peso de la Iglesia era enorme y su resistencia a cuanto vulnerase la ortodoxia cerró infinitas puertas y aplastó innumerables talentos. Por lo visto Felipe II prohibió que los estudiantes españoles se formaran en otros países, y la Iglesia cerró la puerta a libros impresos fuera. Los fanatismos nunca son buenos, y el religioso, la hipocresía social con que los poderes llámense Islam radical, judaísmo, etc. envenenan cuanto se pone a tiro.
En todo caso, con santos o sin ellos, la nómina de artistas españoles de talento de la época es extraordinaria; y el sólo nombre de Velázquez, ya en el XVII, posiblemente el más grande pintor de todos los tiempos, bastaría para justificar el siglo. Pero es que en la parte literaria aún corrió mejor suerte.  El siglo XVI es el siglo de oro de España. Para empezar con los personajes que destacaron lo más grande y de ahí todo nace, son los Reyes Católicos, que aunque doña Isabel muere en 1504, con su testamento y sus órdenes realizadas, deja marcado el camino a los que cogen el turno, y Fernando continúa como lo que era, un príncipe del renacimiento, astuto, gran diplomático y guerrero, triunfador y luchador donde los haya. Dejando también el camino señalado a los que vinieron, sus nietos, Carlos I y Fernando de Habsburgo. Y con los reyes termina la casa de Trastámara. Empiezan los Austrias con la gran parte del camino hecho. Para empezar en 1503 España derrota a Francia en la batalla de Ceriñola, considerada la primera batalla donde se usaron armas de fuego. En1512 Navarra peninsular es conquistada por Fernando. En 1521 Hernán Cortés conquista el Imperio mexica. En 1533 Francisco Pizarro conquista del Imperio incaico. En 1535 los ejércitos del emperador Carlos V conquistan Túnez. En 1571 la flota de la Liga «Santa» vence a la flota otomana en la batalla de Lepanto. En 1572 Francisco de Toledo finaliza la conquista del Imperio inca con el asesinato de Túpac Amaru I. En 1584-1585, Los Tercios españoles asedian Amberes, y finaliza con una gran victoria para las armas españolas. En 1585-1604 se produce la Guerra anglo-española que finalizará con el Tratado de Londres con victoria española. En 1521 Fernando de Magallanes llega a Filipinas y muere ese mismo año. En 1533 Pedro de Heredia funda la ciudad de Cartagena de Indias. En 1538 Gonzalo Jiménez de Quesada funda la ciudad de Bogotá. En 1541 Pedro de Valdivia funda la ciudad de Santiago de Chile. En 1521 el río Amazonas es descubierto por Francisco de Orellana. En 1522 Juan Sebastián Elcano termina la primera circunnavegación exitosa del planeta. Juan Ponce de León (1460-1521) Militar y explorador español, descubre de la Florida. Juan Sebastián Elcano da la vuelta al mundo. Al analizar el mundo cultural en la España del siglo XVI, debemos partir de un hecho esencial: la inmensa mayoría de la población española era analfabeta. La cultura escrita era monopolio de una minoría culta, formada por clérigos y nobles o burgueses cultivados. No obstante, la cultura popular oral estaba muy influenciada por la cultura erudita, muy especialmente a través del clero. La introducción del renacimiento en España fue temprana en la literatura. Citaré solo a los más importantes, aunque ha habido muchos más dignos de mención.  Garcilaso de la Vega y Juan Boscán comienzan, Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza, posible autor del Lazarillo de Tormes (1554) Francisco de Aldana, Luis de Góngora. La otra mira hacia un espiritualismo cristiano, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. En cuanto a la poesía narrativa Alonso de Ercilla autor de La Araucana, que narra la conquista de Chile por los españoles. 
En el terreno del humanismo destacan Luis Vives, Juan Ginés de Sepúlveda, Hernán Núñez de Toledo o Juan de Mariana, entre otros, y otra Antonio de Guevara cronistas de Indias, Hernán Cortés y sus Cartas de relación; fray Bartolomé de las Casas y su Historia de las Indias (1517); Bernal Díaz del Castillo con su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1575); Álvaro Núñez Cabeza de Vaca; los cronistas de la conquista del Perú Francisco de Jerez, Gonzalo Fernández de Oviedo, Pedro Cieza de León, el Inca Garcilaso de la Vega etc. El Lazarillo de Tormes, que inicia el género de la novela picaresca consolidado en una obra de transición, el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes ha sido considerada la primera novela moderna. El teatro español empieza en el renacimiento con una obra maestra, La Celestina, de Fernando de Rojas (1499 y 1502), como La lozana andaluza (1528) de Francisco Delicado o libros de caballerías Amadís de Gaula, 1508, las figuras señeras del también músico Juan del Encina, Lope de Rueda con sus cómicos Pasos (1567, y la revolucionaria fórmula escénica del fénix de los ingenios Lope de Vega (1562-1635), autor este el más prolífico del teatro mundial, y sus primeros discípulos Guillén de Castro (1569–1631) o Juan de la Cueva (1543-1612). En la pintura destacaron muchos, como Juan de Flandes, Vicente Macip, Pedro Machuca, Julio de Aquiles. Hernando de Esturmio, Alonso Berruguete, Juan de Juanes, Vicente Requena el Viejo, Alonso Sánchez Coello, Roland de Mois, Diego de Urbina, Vicente Requena el Joven, Juan Pantoja de la Cruz, El Greco (1541-1614), Luis de Carvajal, Francisco Pacheco y Juan Gómez.  De los conquistadores y exploradores hemos ya destacado en los capítulos anteriores, pero daremos una pequeña lista de los destacados. Gonzalo de Alvarado, Alonso de Bazán y Herrera, Hernán Cortés, Juan de Cuéllar, Diego Pacheco (gobernador), Juan de Escalante, Juan de Garay, Garci Sánchez (conquistador), Juan García de Carvajal, Francisco de Godoy (conquistador), Juan de Grijalva, Francisco Hernández de Córdoba (fundador de Nicaragua), Juan Hidalgo (conquistador), Pedro de Hinojosa, Juan Cano (conquistador), Pedro de Mendoza, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Francisco de Orellana, Francisco Pacheco (capitán), Francisco Pizarro, Juan Ponce de León, Juan Pérez de Tolosa, Rodrigo de Aguirre, Pedro de Valdivia. Del trabajo y el talento de esta gente y muchos más podemos decir que nace la España moderna de la cual mana el resto de la historia hasta nuestros días. 
Está claro que no hay ningún país o cultura que no haya sido invadida por otro o por otra cultura. Al igual que entraron en la península los romanos, godos y musulmanes, los españoles entraron en un continente pero para quedarse, como propio, como extensión de sus reinos, y otorgándole lo mejor que tenía, sus mejores hombres, su cultura, y sobre todo su religión, que tengamos en cuenta que en aquel entoncees era lo más importante que poseía el ser humano. España es la responsable de haber trasladado a América el urbanismo, el derecho, las economías estructuradas, la agricultura, las universidades, las catedrales, las técnicas arquitectónicas, la influencia del Renacimiento, la imprenta, la rueda, la escritura, la música entre otras infinitas cosas. Se fundamos 23 universidades en América desde 1524. Portugal no fundó ninguna en Brasil durante su periodo colonial, mientras que la Inglaterra colonial de entonces, por ejemplo, hasta ese momento se había preocupado más bien poco por educar a sus indígenas. A través de la península, hacíamos llegar a América todas las corrientes intelectuales y las artes que la grandiosa España de entonces absorbía. Además un idioma rico, culto con el que entenderse en todo un continente. Como dijo Carlos Fuentes “Se llevaron el oro pero nos dejaron el oro”. La humanidad entera y sobre todo 550 millones de personas estamos en deuda con ellos.

viernes, 13 de enero de 2017

LA GRAN ARMADA-MENTIRAS INGLESAS

A los españoles nos cuesta, a diferencia de los ingleses, sentir orgullo patriótico por las gestas históricas.Salvo algún grupo de gente que se ha llegado a acomplejar a causa de la eficaz y prolongada propaganda antiespañola (que es cierto que ha calado en algunos sectores de la sociedad), la verdad es que se puede ver que el gran público disfruta, y agradece muchísimo, que le recuerden las gestas de sus antepasados. ¿Dónde están los historiadores hispanos actuales para rebatir toda esta falsa propaganda antiespañola? ¿Dónde los ministros de educación, para hacer que los colegiales españoles conozcan su verdadera historia? Ocurre que los acontecimientos en torno a la “Gran Armada”, que ese es su verdadero nombre, sólo se entienden en el marco de la Guerra anglo-española de 1585 a 1604. Al sacarlos de contexto se deforma mucho la realidad, sería semejante a hablar de la Segunda Guerra Mundial y detenerse en la caída de Francia en 1940, sin mencionar otras importantes batallas como Midway, Stalingrado, o el desembarco de Normandía. Además, fue una guerra con un desenlace y tratado favorable a España.  El llamado desastre de la Gran Armada ni fue tan grave, ni fue mayor que el que sufrió la Armada Inglesa en aguas peninsulares al año siguiente. Es más, el desastre padecido por ellos fue muy superior al nuestro. Pero de nuestro fracaso todo el mundo se acuerda en España y en Inglaterra, y del de ellos casi nadie ha oído hablar en ninguno de los dos países. Desde hace algunos años me dedico a estudiar y divulgar la Historia de España. La Última Batalla de Blas de Lezo”, al conocer la hazaña del vasco, del que inexplicablemente nunca había oído hablar, pues nadie me había hablado de él, ni en el colegio ni en la Universidad. Y a cada paso que doy no hago sino llevarme las manos a la cabeza, pues constato el abismo que existe entre las gestas de nuestros antepasados y la ignorancia tan enorme que tenemos de todo ello en la actualidad. Estamos avergonzados de nuestra propia historia, cuando ha sido de una grandeza y un heroísmo colosales, no igualada por ningún otro país del mundo. Y estamos avergonzados porque no la conocemos, y si la conocemos, la conocemos distorsionada por nuestros tradicionales enemigos, que han sido maestros de la propaganda, al contrario que nosotros, que hemos sido muy dejados en este punto. Voy a poner un ejemplo: la expulsión de los judíos. Parece que sólo fueron expulsados de España, cuando lo cierto es que fueron expulsados de la mayor parte de los países de Europa. De algunos de ellos hasta tres (Alemania) y cuatro veces (Francia). Pero parece que sólo fueron expulsados de España.
Habrá quien al leer estas líneas pueda pensar que peco de chauvinista, pero lo cierto es que, si hace unos años yo no pensaba así, a medida que profundizo en nuestra historia, no hago más que crecer en mi admiración. Y lo mismo le ocurrirá a cualquiera que se tome el esfuerzo de profundizar en este impresionante legado que tenemos, y que no podemos dilapidar alegremente. A lo largo de la contienda Anglo-Española, España cosechó la mayor parte de los triunfos, hasta alcanzar la victoria, con la que consiguió reforzar su control sobre los mares, un hecho crucial, que la mayor parte de los textos y relatos omiten por completo. De hecho, en ese periodo España consiguió reestructurar su marina de guerra de tal manera que, en la inmediata década posterior, fue capaz de transportar tres veces más mercancías entre América y Europa que en la mejor década de cualquier otra época anterior. También como consecuencia de la victoria, España consiguió un tratado favorable con la firma de la paz en 1604. Felipe II quería acabar con la piratería inglesa y sus constantes incursiones en las posesiones hispánicas. Por lo tanto, y al tratarse de una isla de poco menos de 3.000.000 de habitantes, de los cuales menos de un cuarto se encargaban de su protección, una fuerza militar anticuada y falta de experiencia, Felipe II estimó que un pequeño contingente sería suficiente para someter en pocas semanas todo el país Lo que en un primer momento  hubo fue  terror ante la reacción del monarca más poderoso de su era, Felipe II y pánico después ante la cercanía de la mayor flota, en esfuerzos, que ninguna nación ha conseguido nunca reunir, y, finalmente, estupor ante la posibilidad de un contraataque. E incluso cuando toda la grandeza se deshilacho por las adversas circunstancias, lo que restó en la pérfida Albión no fueron los festejos, sino las epidemias y la hambruna que habían poblado la costa, exhaustas por el estéril sobresfuerzo. Hasta la altura del Canal de la Mancha no se efectuó el único gran combate de toda la campaña, por llamarlo de algún modo, pues uno de sus geniales y experimentados generales, Francis Drake (un pirata) no tuvo más ocurrencia que prender fuego a sus barcos y estamparlos contra la armada (los llamados brulotes) causando ciertos estragos. Bien, el resultado del único enfrentamiento directo fue el de un solo barco español hundido.
Temerosos de iniciar un prolongado enfrentamiento, la armada inglesa se batió en retirada hacia su isla para preparar el reabastecimiento y esperar el milagro; sin embargo la flota española, exhausta, con sus objetivos demasiado desdibujados, incapaces de llegar a ningún puerto aliado y con numerosas pequeñas averías se vería obligada a rodear la isla. Las condiciones fueron horribles. Los pequeños arañazos alcanzados por los ingleses fueron transformando los barcos en ruinas flotantes por las tempestades y la defectuosa cartografía portada por los españoles. Esto es la gran victoria por la que brindan: que los españoles tuvieran que dar media vuelta debido al temporal  y a la imposibilidad. Y es que más que una victoria Inglesa fue un cúmulo de desastrosos contratiempos que  bien  resumió Felipe II en su célebre frase: “Yo envié a mis naves a pelear contra los hombres, no contra los elementos”.   ¿Y qué pasó con la "Contra Armada" inglesa sólo un año después, en 1589? La “Contra Armada” inglesa un año después sufrió la mayor derrota de su historia hasta entonces (posteriormente volvería a sufrir grandes y humillantes derrotas frente a España, como por ejemplo en Cartagena de Indias, cuando Blas de Lezo, manco, cojo y tuerto, con sólo seis barcos y la décima parte de hombres, derrotó a la Armada de Vernon, compuesta por 190 navíos, en 1741). El fracaso de la Contra Armada inglesa, se mire desde el punto de vista que se mire, fue muy superior al de la Gran Armada de Felipe II.

CASTILLO DE TORIJA – GUADALAJARA

Es donde ahora se ubica el Centro de Interpretación Turística de Guadalajara. La fortaleza perteneció a la poderosa familia Mendoza quienes ...