martes, 12 de noviembre de 2024

CRISTÓBAL COLÓN Y PEDRO ALVAREZ DE SOTOMAYOR

Una teoría aporta datos para demostrar que era la misma identidad, la misma persona.


La teoría se inició con Celso García de la Riega, historiador gallego que en 1898 a petición de la Sociedad Geográfica de Madrid presento su estudio. La Subdirección General del Instituto del Patrimonio Cultural de España, una institución adscrita al Ministerio de Educación y Cultura decidió admitir a trámite, el pasado mes de abril, el estudio de los documentos depositados por los descendientes del historiador y político gallego García de la Riega en la Casa Museo de Colón en Porto Santo (Poio). Esta prueba “documental” es uno de los pilares que sustentan la teoría del origen gallego del navegante, junto la lengua usada por el navegante y las similitudes y gran cantidad de topónimos locales utilizados para bautizar nuevos lugares en el Nuevo Mundo.
Los técnicos del Instituto de Patrimonio Cultural de España, se ratifican en “la autenticidad de los documentos” utilizados para iniciar la teoría del origen gallego de Cristóbal Colón.  Parte de los estudios, ya habían sido presentados en Pontevedra, por la jefa del área de Patrimonio de la institución.
“Sabemos que Colón era gallego porque escribía en el gallego de aquella época, con los mismos giros, y por la toponimia, porque los nombres de los sitios que fue bautizando en el descubrimiento constituyen un calco de las Rías Baixas, de las costas pontevedresas, de hecho hay más de 200 lugares que coinciden. Además en ese momento el único sitio del mundo en donde existía el apellido Colón tal cual, sin que fuese Colombo ni Colóm ni nada por el estilo era aquí en Pontevedra”.
Además se sabe que Cristóbal Colón era noble, un personaje que era recibido por los reyes, tanto los castellanos como los portugueses, franceses, ingleses, todos lo trataron como noble antes, durante y después del descubrimiento, tanto a él como a su hermano Bartolomé y en esa época ningún plebeyo podría tener acceso a esas cortes, llegar a donde llegó Colón, si no era de origen noble. Entonces había que buscar un noble gallego que tuviera tratos que tuviera tratos con la corte portuguesa y castellana, y en 1976-77 Alfonso Philippot enlaza Pedro Madruga con Cristóbal Colón y todo empieza a tener forma.
Pedro Álvarez de Sotomayor, apodado Pedro Madruga nació en Pontevedra en 1430 y murió en Alba de Tormes el 16 de octubre de 1486. En el siglo XV Álvaro Páez de Sotomayor, falleció defendiendo Tuy de los ataques irmandiños, y legó el castillo a su medio hermano Pedro Álvarez de Sotomayor (1430-1486) más conocido por el sobrenombre de Pedro Madruga, uno de los caballeros feudales con más poder en la Galicia medieval a quien se atribuye la introducción de las armas de fuego en el Reino de Galicia. El castillo de Soutomaior se sitúa en el valle del río Verdugo, a pocos kilómetros de la ciudad de Pontevedra.


El apodo de Pedro Madruga viene de que Don Pedro don Álvarez de Sotomayor y el conde de Ribadavia tenían una cuestión por los límites de sus estados y resolvieron zanjarla, para lo cual pactaron lo siguiente: Uno y otro habrían de salir a caballo de sus respectivos castillos, al primer canto del gallo, y en el  sitio donde se encontrasen sería el límite de sus haciendas. Don Pedro tomando al pie de la letra lo pactado, salió de Soutomaior al cantar el gallo a media noche, llegando a las puertas de Ribadavia al rayar el día, cuando comenzaba su contrincante a cabalgar, y al mirarlo allí  exclamó con sorna “madrugas Pedro, madrugas”. Y así fue conocido.
Pedro Madruga había sido uno de los enemigos más importantes de los Reyes Católicos ya que había sido defensor de la causa de Juana, la Beltraneja, hermana por parte de padre de Isabel, a quién esta eliminó de la escena en la guerra de Sucesión Castellana de 1475.
En enero de 1486 fue a pedir audiencia a los reyes a pedir perdón por su postura en la guerra. Y aquí es donde desaparece. Lo que se argumenta es que Pedro Madruga habría fingido su propia muerte durante su viaje a Castilla y continuó con una nueva identidad, la de Cristóbal Colón.
También hay constancia de que los Reyes Católicos prepararon el final de Pedro Madruga. Protegieran en la Corte a su hijo mayor, Álvaro de Sotomayor, y ahora le exigen que se haga cargo del señorío, “desposellendo a su padrei”. Don Álvaro, fiel a los deseos de la Coroa, se presenta, en 1483, en las tierras de su padre y valiéndose del engaño, se apodera del castillo de Soutomaior; Pedro Madruga, que se encontraba en Portugal, al conocer esta traición, deshereda a su hijo mayor y le arroja su maldición.
La muerte de Pedro Madruga, en 1486, queda envuelta en la duda y el misterio. Aquí es cuando viaja a Alba de Tormes buscando la reconciliación y la gracia reales; sin conseguir sus propósitos encuentra allí la muerte. Vasco da Ponte, historiador y genealogista gallego, nos narra expresivamente el hecho:
“…unos dixeron que el conde muriera allí de dos carbúnculos, otros dixeron que el alcalde de Proiaño entrara en el monasterio con sus porquerones y que le hechara un garrote en el pescuezo; unos dicen que fue de una manera y otros dicen que fue de otra, quizá fue de entrambas maneras”.
Pero veinte años después de la guerra de Sucesión entre Castilla y Portugal, ya no había problemas, los reyes sabían perfectamente quien era Cristóbal Colón pero públicamente no podían darle todas las posesiones que le dieron llamándose Pedro Madruga porque el resto de la nobleza se les echaría encima, después de que Madruga hubiese sido un enemigo declarado. La clave es que Pedro Madruga conocía los secretos mejor guardados de la navegación portuguesa, era un experto navegante (algo que muy poca gente sabe), entonces los reyes lo que hicieron fue decirle que no le devolverían el condado de Sotomayor pero a cambio de lo que te daré me entregarás esos secretos de la navegación de Portugal. Y ahí empezaron las negociaciones, aclarando que le darían mucho, concesiones que no se las habían dado a nadie, a cambio de que esos secretos fuesen para Castilla, se ocultaría el nombre de Madruga, se usaría el apellido materno etc. De hecho hay varios autores contemporáneos a Colón que lo llaman Pedro Colón, en la corte y también en Portugal.
Además de ello hay varios detalles, por ejemplo que se hablaba de un centenar de topónimos de la ría de Pontevedra, nombres con los que Colón fue bautizando localidades en el descubrimiento, pero gracias a Portos del Estado, que sacó un mapa con las coincidencias de los nombres de la ría, hoy sabemos que son casi 200 topónimos, sólo un marinero muy experimentado, un gran conocedor de las rías gallegas, podría saber tal número de nombres.
El libro de García de la Riega recoge las últimas investigaciones sobre su teoría. En 1917 y en 1928 se realizan estudios sobre los papeles que aporta García de la Riega que ya había fallecido sin conseguir aclarar con seguridad su antigüedad. Finalmente el caso fue reabierto y estudiado ya con técnicas modernas, sobra la documentación aportada por de la Riega. El 23 de mayo de 2013, María Del Carmen Hidalgo Brinquis, Jefa del Servicio de Patrimonio Documental del IPCE- dio una conferencia sobre los análisis efectuados a los documentos, después de dos meses de estudios y se obtuvieron las conclusiones. El papel de los documentos era del Siglo XV, con Filigrana, marca de agua de la época. Las tintas se correspondían con las tintas empleadas en el siglo XV. Mediante fotografías comprobaron que los papeles no fueron: raspados ni tachados, con intención de engañar, es decir, no había intención dolosa por parte de García de la Riega.
En colaboración con la policía científica, comprobaron que lo escrito por encima era lo mismo que aparecía debajo, es decir, que García de la Riega lo que hizo fue avivar o recalcar por encima las letras que ya estaban escritas con la intención de resaltar los nombres que aparecían en los documentos, es decir apellidos De Colón.

viernes, 8 de noviembre de 2024

ANTONI GAUDÍ

Nació en Reus en 1852 - Murió en Barcelona en 1926. La obra de Antoni Gaudí se inscribe dentro del movimiento modernista catalán, aunque lo supera ampliamente por la originalidad de sus concepciones.

Estudió arquitectura en Barcelona y se graduó en 1878. Inicialmente colaboró en algunos despachos de renombrados arquitectos de la época
En 1883 fue nombrado arquitecto del templo expiatorio de la Sagrada Familia, la obra que ocupó toda su vida y que se considera su principal realización artística, a pesar de que quedó inconclusa y sin un proyecto bien definido. En los primeros años se ocupó de la construcción de la cripta (1883-1891) y el ábside (1891-1893), y compaginó su trabajo en el templo con diversos encargos civiles, como la villa denominada El Capricho, en Comillas, o la casa Vicens, en Gracia, para Manuel Vicens.
EL CAPRICHO
Por entonces entró en contacto con el conde de Güell, con quien mantuvo una relación casi de mecenazgo renacentista. Güell le encargó en primer lugar algunos pabellones para su finca de Pedralbes y el palacio de la calle Nou de la Rambla (1886-1891), donde Gaudí introdujo nuevos elementos constructivos como el arco parabólico. Luego se ocupó del colegio de las teresianas de la calle de Ganduxer y del palacio episcopal de Astorga, que no terminó a consecuencia de la muerte de su mentor, el obispo Juan Bautista Grau Vallespinós.
PALACIO ESPISCOPAL DE ASTORGA 
Al igual que otros modernistas europeos, Gaudí asumió la idea del “arte total” preconizada por Wagner, de donde deriva su aplicación a la arquitectura de técnicas de decoración artesanas (vidrieras, hierro forjado, muebles diseñados por él mismo) y su singular empleo de los mosaicos de fragmentos de cerámica de vivos colores.
LA SAGRADA FAMILIA 
En 1891 abordó la fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia, de cuyas cuatro torres sólo se había construido una a la muerte del arquitecto, la que dio la pauta para el bosque de torres en que debía convertirse el templo. Poco después de 1892, los Fernández y Andrés le encargaron una casa en León, conocida como Casa de los Botines. En lo sucesivo, sus principales encargos fueron inmuebles de pisos, como la casa Calvet, la casa Batlló y la casa Milà, más conocida como La Pedrera y culminación en cierto modo del genio de Gaudí por la singular concepción de su fachada ondulada de piedra y hierro forjado y por el conjunto de chimeneas helicoidales de la azotea.
Su mentor, Eusebio Güell, le confió dos encargos de gran envergadura: una colonia obrera en Santa Coloma de Cervelló, de la que sólo se completó la iglesia, sorprendentemente integrada en el paisaje, y una ciudad-jardín, que también quedó inconclusa y es en la actualidad un parque público (el parque Güell), que integra los distintos pabellones realizados por el arquitecto, así como un espacio columnado (que según el proyecto original debía destinarse al mercado) y la plaza, con un original banco corrido de azulejería.
CASA BOTINES 
En el año 1926, cuando murió atropellado por un tranvía, Gaudí era un arquitecto reconocido por sus coetáneos dentro y fuera de las fronteras españolas, pero su singular genio innovador y creativo no fue aceptado universalmente hasta bastantes décadas más tarde. En la actualidad, su figura es internacionalmente reconocida y su obra se cuenta entre las más admiradas de la arquitectura de todos los tiempos.

 

jueves, 7 de noviembre de 2024

EL FUERTE MOSÉ

El 25 de junio de 1740 se libró en San Agustín una batalla entre españoles e ingleses: la Batalla del Fuerte Mosé, una lucha que tuvo lugar en el marco de la Guerra del Asiento (1739-1748), una contienda entre ambos imperios que tuvo su epicentro en los territorios españoles del Caribe, que en el bando español contó con oficiales tan insignes como Blas de Lezo (en Cartagena de Indias) y que terminó con una derrota inglesa. La Batalla de Fuerte Mosé es recordada en EEUU como "Bloody Mose" (Mosé sangriento) por su extrema dureza.


En 1687, España empezó a ofrecer asilo a los esclavos negros que huían de las colonias británicas de Norteamérica (los llamados "cimarrones"). Estos huidos, a menudo, eran esclavos raptados por los británicos en África, donde habían sido libres. En el Imperio español, igual que en el británico, existía entonces la esclavitud para los de raza negra, pero los esclavos españoles, por las leyes hispanas y las costumbres católicas, recibían un trato mucho mejor que los esclavos de las colonias británicas, pudiendo tener pertenencias propias y manteniendo la unidad de sus familias. Por otra parte en Florida, entonces territorio español, había muchos negros libres. Para los cimarrones la Florida española se había convertido en una puerta a la libertad. En 1693 el rey Carlos II de España ordena que se conceda la libertad a los negros fugitivos que huyan de plantaciones británicas y busquen refugio en la Florida española. Así se acabaría creando el Fuerte Mosé, el primer asentamiento de negros libres de Norteamérica. La Corona española puso dos condiciones a los esclavos asilados para poder vivir libres en Florida: que abrazasen la fe católica, la religión oficial del Imperio, y que contribuyesen a la defensa del territorio. Se formaron milicias negras con los esclavos huidos, para defender la Florida española frente a los ataques ingleses. Estos hombres formaron en San Agustín un asentamiento que también acabó acogiendo a indios americanos que se habían quedado sin hogar durante la Guerra de la Reina Ana (1702-1713), entre Inglaterra y Francia.
Uno de los cimarrones que acabó al servicio de España fue Francisco Menéndez, un criollo cuya vida es digna de una película. Su nombre original era Mandinga y había vivido libre en la Angola portuguesa hasta que fue secuestrado por tratantes de esclavos y llevado a la Carolina británica. Mandinga consiguió huir y vivió con los indios yamasee, en el nordeste de Florida, luchando junto a ellos contra los ingleses. En 1724 Mandinga llegó a San Agustín, donde se le concedió asilo, tomando el nombre español de Francisco Menéndez tras bautizarse en la fe católica.
Francisco ayudó en la defensa de San Agustín frente a los ingleses en 1727, convirtiéndose en el comandante del Fuerte de Gracia Real de Santa Teresa de Mosé, más conocido como Fuerte Mosé, tras su construcción en 1738, cuando el asentamiento de esclavos huidos de San Agustín cobijaba ya a más de 100 cimarrones, entre hombres, mujeres y niños. Deseosos de vengar las penurias de su esclavitud y movidos por un fuerte patriotismo y gratitud hacia España, los milicianos de Menéndez juraron ser "los enemigos más crueles de los ingleses" y derramar hasta su "última gota de sangre en defensa de la Gran Corona de España y la Santa Fe".
En junio de 1740 los ingleses pusieron a prueba el fervor patriótico y la lealtad de los hombres de Menéndez con un ataque al Fuerte Mosé, encabezado por el coronel John Palmer al frente de 170 hombres highlanders escoceses de un Regimiento de Infantería e indios que estaban con los británicos, que asesinaron a algunos de los habitantes negros del fuerte español. Los ingleses consiguieron tomar el Fuerte Mosé, con el objetivo final de conquistar y arrasar San Agustín.


El gobernador español ordenó un contraataque en el que tomarían parte 300 hombres, entre tropas regulares, milicias negras e indios semínolas afectos a España. El asalto se hizo en la madrugada del 25 al 26 de junio, y los españoles pillaron por sorpresa a los ingleses, masacrándoles en un combate en el que se llegó a la lucha cuerpo a cuerpo. Fuerte Mosé quedó destruido, pero la victoria española frenó la ofensiva británica, al dar tiempo para la llegada de refuerzos procedentes de La Habana. Las milicias negras de Menéndez combatieron con una bravura que mereció los elogios del gobernador español de Florida. Como el fuerte había sido arruinado, a los cimarrones se les permitió asentarse en San Agustín, con los mismos derechos que los españoles que residían en esa localidad.
Poco después algunos de sus hombres se unieron a un barco corsario que recibía el apoyo de la villa de San Agustín, con el infortunio de ser capturado en 1741 por un buque británico que tenía el significativo nombre de "Revenge" (Venganza). Cuando los ingleses descubrieron a Francisco Menéndez amenazaron con castrarle en venganza por la sangrienta Batalla de Fuerte Mosé. Finalmente le sometieron a un castigo brutal: 200 latigazos, echándole sal en sus heridas para que no curasen. Después le volvieron a someter a la condición de esclavo en las islas Bahamas. Contra toda esperanza, Francisco consiguió huir de nuevo y volver a San Agustín, donde el Fuerte Mosé fue reconstruido en 1752.
En 1763 España cedió Florida a Inglaterra, y los negros de Mosé se negaron a vivir bajo la bandera británica, por lo que se marcharon a la isla española de Cuba. Francisco Menéndez se mudó con su esposa a la provincia cubana de Matanzas, creando una comunidad llamada San Agustín de la Nueva Florida, mudándose después a La Habana. Es ahí donde se perdió el rastro de Menéndez y de sus milicianos negros. Se especula con que algunos se uniesen a la milicia de La Habana y que una parte de ellos, o sus descendientes, pudiesen volver a Florida con la expedición de Bernardo de Gálvez en 1781. Cuando dos años más tarde Florida volvió a ser española, el Fuerte Mosé estaba en ruinas y no fue reconstruido.


En 1812 fuerzas estadounidenses ocuparon lo que quedaba del Fuerte Mosé, siendo expulsadas por los españoles, que decidieron destruir el viejo y ruinoso fuerte para impedir que volviese a ser tomado. Hoy en día apenas queda rastro de él, salvo un pequeño bosque que recuerda su ubicación, bosque que en 1994 fue declarado Monumento Histórico Nacional de EEUU.

Todos los años y a mediados de junio, un grupo de estadounidenses recuerda la Batalla de Fuerte Mosé con una recreación en la que hombres blancos y negros vuelven a vestir uniformes españoles y a ondear la bandera del Aspa de Borgoña. Esos afroamericanos recuerdan con orgullo su pasado español, puesto que gracias al asilo que concedió España a aquellos cimarrones, Fuerte Mosé fue el primer asentamiento de Norteamérica formado por negros libres.
 

 

miércoles, 6 de noviembre de 2024

VIRIATO -GUERRAS LUSITANAS

Desde el año 180 a.C  hasta el 139 a.C) Tenemos a Viriato, el héroe lusitano denominado “el terror de Roma”. Defendió parte del oeste de la península Ibérica (territorios de la actual Portugal y sudoeste de España) contra los romanos. Viriato se puede considerar más portugués que español, pero en realidad no era ninguna de las dos cosas. 


Era lusitano, un pueblo prerromano que se asentaba en la zona portuguesa de Castelo Branco y parte de lo que conocemos hoy como Extremadura, en España. Hacia el norte, los lusitanos se extendieron hasta el río Duero, donde hacían frontera con los galaicos.  


El 147 a. C., el nuevo líder lusitano Viriato reunió a las tribus lusitanas de nuevo e inició una guerra de guerrillas contra los romanos, sin presentarles batalla en campo abierto. Infligió numerosas derrotas a las temibles legiones romanas, valiéndose de estratagemas. La movilidad de las tropas de Viriato, que aprovechaba su amplio conocimiento del terreno, hacía imposible a los romanos obtener alguna victoria sobre los lusitanos. Viriato sostuvo una guerra de ocho años contra las tropas romanas, llegando a dominar más de la mitad de la Península Ibérica. Varios cónsules y pretores fueron vencidos o muertos en alguno de los combates, como es el caso del pretor Cayo Vetilio en la batalla de Tribola (147 a.C.). Con esta victoria, Viriato se hizo dueño de toda la provincia Ulterior. Su fama se extendió por toda la Celtiberia, donde llegó a ocupar la ciudad de Segobriga (cerca de Saelices, Cuenca).


En el 146 a.C. termina la Tercera Guerra Púnica y los romanos disponían ahora de mayores recursos bélicos para enviar refuerzos a Hispania. Con los nuevos refuerzos llegados a la Península, los romanos pudieron repeler durante dos años a los lusitanos e incluso infligirles varias derrotas. Viriato se vio obligado de atrincherarse. En el 143 a.C. volvió a desplegar una ofensiva contra los romanos, recuperando el terreno perdido.
En el año 140 a.C., Viriato tuvo en sus manos el poder aniquilar el ejército de Serviliano, pero sus tropas habían mermado y estaban ansiosas de paz y Viriato ofreció la paz al enemigo. Los romanos, sabiendo que no podían derrotar al caudillo lusitano, firmaron un tratado de paz, que reconocía la independencia de Lusitania, cosa que no gustó mucho al Senado romano. Roma seguía sin tener dominio alguno sobre la mayor parte de las tierras que más tarde constituirían la Provincia Hispania Ulterior Lusitania, a excepción de El Algarve.
Pero un año más tarde, Roma se recupera de sus derrotas militares en Hispania y envía a un nuevo procónsul para la provincia Ulterior, Quinto Servilio Cepión, cuya primera medida fue romper el pacto llevado a cabo poco antes entre Viriato y su predecesor. Cepión, con un enorme contingente militar, pone cerco a las posesiones lusitanas y obliga a Viriato a retroceder hacia el interior de Lusitania. Viriato, queriendo conseguir una paz honrosa para su gente, envió a tres de sus lugartenientes al campamento de Cepión. El procónsul romano, en vez de negociar, ofreció a los emisarios de Viriato tierras y dinero si le conseguían la cabeza de Viriato. Los tres emisarios aceptaron, cumplieron su misión. El año 139 a.C., Viriato era asesinado por sus propios lugartenientes, sobornados por Roma, mientras dormía en su tienda. Los traidores se presentaron nuevamente ante Cepión para comunicarle que habían cumplido su parte del pacto y reclamarle el dinero y las tierras prometidas por el romano. Dice la leyenda que el general romano los miró con desprecio y les espetó: “Roma no paga a traidores”.

MUERTE DE VIRIATO - José de Madrazo- Museo del Prado 
Con la muerte de Viriato desaparece también la última resistencia organizada de los lusitanos, y Roma continuaría adentrándose en la Lusitania. La caída de Lusitania dejó el camino abierto para el general romano Décimo Junio Bruto, que se interna hasta la inexplorada Gallaecia. La conquista de Talobriga, el último reducto lusitano, supuso el fin de la guerra y la anexión total de la zona.  Con el fin de las Guerras Lusitanas, todo el nuevo territorio conquistado al sur del Duero quedó como propiedad del Estado romano. 
Viriato quedó en la memoria hispanico como el referente heroico de la resistencia sin tregua frente al invasor. 


AL-ANDALUS DURANTE 800 AÑOS

Solemos escuchar y leer incluso a historiadores refutados que los musulmanes dominaron la península Ibérica durante 800 años. Pues bien, nad...