sábado, 15 de febrero de 2025

AL-ANDALUS - SIGLO XI - (Parte 7) -

Prácticamente desde que llegaron los musulmanes comenzó una resistencia, que posteriormente se llamó Reconquista. Es verdad que dominaron gran parte de la península durante los tres primeros siglos, pero los reinos cristianos no existían cuando ellos invadieron, solo el reino visigodo. Los reinos cristianos se fueron formando lentamente y luchaban por su territorio y por la religión cristiana, que aglutinaba a los pueblos. Como dijimos  el Califato de Córdoba  (929-1031) fue su época de esplendor. Después se dividieron en pequeños reinos, las Taifas. Los Primeros reinos de Taifas tuvieron una vida muy corta, ligeramente superior al medio siglo, pues fueron barridos por los invasores almorávides (1090), que puso fin a estos reinos  independientes. Veamos:
Los Almorávides eran monjes-soldado salidos de grupos nómadas provenientes del Sáhara. Fueron los fundadores de Marraquech. Era una facción que predicaba el cumplimiento ortodoxo del islam. La reclamación realizada por Alfonso VI sobre las plazas sevillanas y el hecho de que amenazara también con tomar Córdoba y Zaragoza, determinaron a los taifas de Sevilla, Granada y Badajoz a invitar al almorávide Yusuf ibn Tashufin a pasar a la Península, algo que los almorávides esperaban con ansiedad. Llegaron en el 1085. Era una apuesta arriesgada pero los cristianos estaban sacando partido a la división musulmana en pequeños estados.
Para los cristianos la guerra contra Al-Andalus está planteada como una guerra santa y lo que era provisional es ahora permanente.

YUSUF IBN-TASHUFIN
Alfonso VI exigió el pago de tributos incluso a la poderosa Sevilla, que para librarse de esto pidió ayuda a jefe almorávide Yusuf ibn-Tashufin, que logró vencer al rey castellano cerca de Badajoz en el 1086. Pero el rey cristiano prosiguió con su trabajo en tierras musulmanas. Esto hizo que ibn-Tashufin decidiera quedarse en la península, con la protestas de algunos suyos. Se inició una etapa de corrupción. Se produjeron enfrentamientos, y sometidos, debieron comprar su supervivencia a los Almorávides, los judíos con grandes sumas de dinero, pero los mozárabes se vieron obligados a emigrar.
En 1085 Alfonso VI se hace con el reino musulmán de Toledo. Los almorávides africanos se enfrentarán con Alfonso VI en Zalaca, (Badajoz), infligiéndole una severa derrota y poniendo en peligro las nuevas conquistas del reino de Toledo. Noticiado el Cid Campeador de la situación de su rey, abandona la taifa de Zaragoza (que era vasallo del rel Alfonso VI) y se presenta en Toledo para ponerse a las órdenes de su señor. Será entonces, en 1087, cuando Alfonso VI envíe al Campeador a Valencia con órdenes de asegurar a al-Qadir, el antiguo rey de Toledo, al que el cristiano había ofrecido Valencia a cambio de Toledo. El Campeador pasa por Zaragoza donde se refuerza. La llegada de Rodrigo obliga a retirarse a Berenguer Ramón II conde de Barcelona que estaba sitiando la ciudad.
El año 1088 Alfonso VI ordena a Rodrigo Diaz de Vivar  que se una al ejército real que se dirigía hacia Aledo (Murcia) para levantar el asedio que sufría. Pero hubo algún fallo y se produjo un desencuentro. Con este fallo aprovechado por los enemigos de Rodrigo le acusaron ante el rey de traición y desobedecer a su rey. El Monarca creyó estas acusaciones y declaró reo al Campeador, confiscando sus bienes y apresando a su mujer e hijos. Declarado traidor por Alfonso, a partir de este momento el Campeador tendrá que sobrevivir en territorio musulmán mediante su espada; tampoco volverá a servir a ningún otro príncipe taifa, como había hecho antes durante cinco años, entre 1081 y 1086, cuando se puso al servicio del Rey de Zaragoza. En el verano de ese mismo año se instala en la huerta de Valencia donde es agasajado por al-Qadir y recibido por el Rey de Lérida.

ALFONSO VI DE CASTILLA 
No era ninguna novedad que musulmanes descontentos con sus señores, situaran la fe en un plano secundario y lucharan a favor de un jefe cristiano. El propio Rodrigo Díaz habría hecho algo parecido durante los años que sirvió a los príncipes de Zaragoza, servir a un señor musulmán en sus guerras contra enemigos cristianos. El gran poder adquirido por el Campeador en Levante alarmó al Rey de Lérida, que reclamó la ayuda del conde de Barcelona Berenguer Ramón II, que no podía olvidar la afrentosa derrota sufrida a manos del Cid cinco años atrás. Llegada la primavera de 1090 Berenguer se puso en camino con un inmenso ejército. Unos primeros momentos difíciles para Rodrigo, que fue derribado del caballo, la lucha acaba con la más estrepitosa derrota de Berenguer II que cayó prisionero de Rodrigo con otros 5.000 guerreros más. La libertad del conde fue convenida mediante el pago de un rescate. Poco después los dos enemigos, Rodrigo y Berenguer Ramón, llegan a un acuerdo de paz por el que el conde cede a Rodrigo las tierras del levante incluyendo Valencia. Al-Cadir pagaba los impuestos al Cid, aunque era dinero de Alfonso VI. Invadió los territorios de su rey y estando en la Taifa de Zaragoza fue perdiendo influencia en Valencia por lo cual los valencianos entregaron la ciudad a los almorávides que estaban ocupando Al-Andaluz.  Rodrigo era imbatible. Pero fracasó ante Valencia. El saqueo de la Rioja habían puesto de manifiesto que Rodrigo sobresalía por su valor y capacidad como militar y por su habilidad política en crear y mantener un protectorado sobre Valencia y todo el Levante. Alfonso comprendió la realidad y como gran monarca que era, dejó de lado olvidando los antiguos conflictos y envió a Rodrigo su perdón y vuelta a la gracia real más amplia y generosa, devolviéndole todos sus bienes. El Cid se sintió muy agradecido con su rey y a partir de ese año de 1092 hubo concordia entre ambos.

AL-QADIR
Al-Qadir era el rey de la taifa de Valencia y algunos musulmanes deseaban acabar con el gobierno y con el protectorado del Cid. Por lo que aprovecharon la ausencia de Rodrigo para abrir a los almorávides las puertas de Valencia, asesinando a Al-Qadir en octubre de 1092. Vuelto Rodrigo al mes siguiente se entabla la lucha contra los almorávides y comenzó a hostigar y a preparar el asedio de la ciudad de Valencia, ahora enemiga, y en julio de 1093 puso sitio a Valencia, y decidió actuar en interés propio aprovechando el conflicto interno entre partidarios y opuestos a librar la ciudad a los almorávides.
Año y medio duraron estas operaciones hasta que finalmente en junio de 1094, tras un terrible cerco con todos los horrores y espantos del hambre, Valencia se rindió sin condiciones.
Esto enfureció al emir almorávide que pocos meses después enviaba otro segundo ejército contra el Cid. Las fuerzas almorávides iniciaron pero la mañana del 21 de octubre de 1094, sorprendidas por una salida de los sitiados y por una emboscada tendida durante la noche, al ver perdido su campamento, presas del pánico se dieron a la fuga abandonando un inmenso botín.
Tras la victoria el Cid cambia de estrategia. Ya no se conforma con someter el levante como un protectorado que paga por su defensa militar, sino que se lanza a la conquista de Valencia para crear un principado hereditario. Deja de ser el jefe de un ejército que cobra tributo a los reyezuelos locales para asumir todo el poder en la zona de forma directa, sin intermediarios. Después de espantar la amenaza almorávide, el Cid se centra en los asuntos internos y pone en marcha una durísima represión contra sus enemigos en la ciudad y en las poblaciones vecinas con las técnicas habituales de la época: ejecuciones sumarias, torturas, incendios, saqueos, destierros... Expulsa de Valencia a todos los musulmanes partidarios de los almorávides y los sustituye, en apenas dos días, por mozárabes a los que traspasa sus posesiones. Después de las purgas, se autoproclama príncipe de la ciudad, aunque antes declara formalmente la plena vigencia de la legalidad del Corán. Pero es que además de tener en sus tropas guerreros musulmanes llega incluso a designar para cargos administrativos y organizativos importantes a algún musulmán. Es el caso de su almojarife, llamado Abenabduz, encargado de gestionar el cobro de tributos (diezmo) y administrar las rentas del Campeador. 

EL CID CAMPEADOR
Rodrigo Díaz construyó en aquel arrabal anexo a Valencia un prototipo de villa islámica, donde convivían musulmanes, cristianos, judíos y había cierta libertad de culto. Sonará extraño para los que piensan que toda la Reconquista era una guerra contra los musulmanes. El paladín de la cristiandad en aquella época, permite que sea legal el Corán en un territorio que domina. Es que entre sus filas se encontraban numerosos guerreros musulmanes, como hemos dicho anteriormente. El Cid, el Sidi, se convierte así en Soberano Cristiano de un Principado Musulmán, una difícil posición que no sólo supo mantener hasta su muerte sino que incluso consolidó.

jueves, 13 de febrero de 2025

HISTORIA DE LA LENGUA VALENCIANA

Existen multitud de documentos anteriores a la llegada del Rey Jaime I de Aragón al Reino de Valencia que atestiguan que en los Reinos Taifas, que más tarde fue el Reino de Valencia, se hablaba el “Romance”.  La lengua valenciana nació en el siglo IX , 400 años antes de que en el 1238 llegara Jaime I a Valencia, según el Catedrátrico de Filologia de la Universidad Complutense de Madrid, Sr. Gallego.  Nos estamos refiriendo a las Jarchas, que son canciones eróticas en romance, de cuyos autores podemos destacar. Ibi al Labbana de Denia, muerto en 1113; Ibn labsum, señor de Muviedro, contemporanedo de El Cid y Ibn Ruhaim, del periodo almorávide, de Bocairent, quien fue visir de Sevilla.

Monasterio de San Miguel de los Reyes, sede de la Academia de la Lengua Valenciana.
En el año 1010 se crea la Taifa de Valencia o Reino de Valencia. Con lo cual la población cristiana que se quedó en Valencia pasaron a ser “mozárabes” y siguieron hablando el mismo idioma de siempre, es decir el romance, una derivación del latín romano.
En el 1031 surgen los primeros Reinos de Taifas, donde Toledo es muy importante y se asocia el de Valencia.
Valencia es tomada por el Cid en los años mediante un sitio entre 1092-1094.  Años después, muerto el Cid fue su viuda quien mantuvo el control, hasta el 1102, pero hubo de dejarlo por el ataque musulmán almorávides. Con la batalla de las Navas de Tolosa se marca el inicio del derrumbamiento del poder almohade. Y es en 1224 cuando aparece en escena el poderoso e inteligente rey aragonés Jaime I llamado el conquistador.
Ahora un inciso: El catalán don Antonio Rubio y Lluch, en su libro “Documents per a la historia de la cultura catalana mitgeval”, editado en 1908, nos dice, sin lugar a dudas, que la primera vez que aparece el nombre de “lengua catalana” fue en 1362, cuando Pedro el Ceremonioso ordenó que el libro francés de caballería Lancalot fuera “reduit en llengua catalana” (traducido a lengua catalana). Hasta esa fecha, pues, la lengua catalana no existía.
Sancnis Guarner, en su libro “La lengua de los valencianos” confirma lo de Rubió y Lluch, y añade: “Es la primera vegada que apareix aquesta explícita denominació.” (Es la primera vez que aparece esta explícita denominación.)
Si a Valencia la conquista Jaime I en 1238 y la lengua catalana no existe hasta 1362, nadie de los que vinieron a la conquista, ni aun el mismo puñado de catalanes que llegaron con el Ejército aragonés, podría hablar una lengua que aún no existía: la catalana. Le faltaba ciento veinticuatro años para existir.

JAIME I EL CONQUISTADOR 
Entonces, ¿qué lengua existía y hablaban las gentes contemporáneas de Don Jaime y trajeron a Valencia los que con él vinieron a la conquista? ¿De qué lengua se deriva, pues, la valenciana? Los pueblos de la Corona de Aragón hablaban en “romanz” o en “romanç”. Esa era la misma lengua única que hablaban todos los pueblos de España; romance. Por eso en 1238 es el romance lo único que podían traernos, y nos trajeron, las huestes del Conquistador, las cuales procedían de todas partes de España. Así, todos los documentos de la época de Don Jaime, o están escritos en latín, que es la lengua oficial o documental, tanto para la Iglesia corno para la Cancillería real, o lo están en la otra lengua única que es el romance.
Es falso que no quedasen mozárabes tras la reconquista, las lenguas romances del este peninsular y sur de Francia tenían gran parecido entre ellas estando en continua convivencia por influencia de los trovadores y al Reino de Valencia fueron pobladores del norte de la Corona de Aragón y Francia, que a pesar de ser una minoría, dejaron numerosos prestamos lingüísticos. Cabe recalcar que estos repobladores hablaban provenzal y occitano por lo que la afirmación de que el valenciano es una lengua romance, con dialecto del mozárabe e influencia del dialecto provenzal y del occitano, dialecto de lenguas romances, que a su vez son dialectos del latín, se acercaría más a la realidad.
Con la conquista de Valencia por Jaime I se habría producido una especie de vacío que fue llenado con la llegada de pobladores de origen aragonés, catalán y castellano, habiendo por lo tanto un antes y un después, sin solución de continuidad, a la Reconquista. Por lo tanto, esta teoría defiende que el valenciano no sería más que el habla catalana, a pesar de ser, el idioma catalán, posterior a la Reconquista, traída por los recién llegados con ingredientes aragoneses y castellanos no se sostiene.
Lo que hoy llamamos Cataluña, en el siglo IX entonces era sólo Marca Hispánica creada por Carlomagno, y hablaba provenzal, del que desciende el catalán. A diferencia del valenciano que viene de la lengua romance y una buena muestra es el libro de San Pedro Pascual, escrito en romance, y que se conserva en el Escorial.
La documentación existente se puede consultar: Los fueros del reino de Valencia se escribieron en latín; pero además en 1261, para que todos los habitantes del Reino los entendiesen y pudiesen cumplirlos, Don Jaime ordena que se traduzcan a la lengua que el pueblo habla, el romane. No hay otra. Una vez terminado la traducción completa se le llevó al propio Don Jaime para que los revisara, los aprobara, los firmara y, al fin, los jurase; lo que hizo el 7 de abril de 1261, poniendo una mano sobre el texto latino y la otra sobre la versión en romançe.
El Rey, antes vio y repasó fuero por fuero. Añadió o incrementó lo que consideró oportuno. Y lo tradujo personalmente, y así está consignado ciento cinco veces.
Añadiéndose siempre como coletilla final, que el propio Rey había hecho la traducción al romanç, diciéndose: “Arromançat per lo Senyor Rey”. O bien: “Romançat per lo Senyor Rey.” Siempre la expresión “arromançat o romançat”; es decir, arromanzado, traducido al romanç.
Así se demuestra claramente que en esos años en Valencia se hablaba el romance.
En el siglo XIX la burguesía catalana afrancesa su lengua distanciándola de la valenciana, y Prat de la Riba en 1906 encarga al ingeniero industrial Pompeyo Fabra la fabricación de la lengua catalana.
En 1912 se publica la primera gramática catalana independiente de la valenciana, mezcla de arcaísmos, valencianismos, galicismos y palabras inventadas por Fabra. La pretensión de imponer esta jerga o esperanto catalán a valencianos y mallorquines para amalgamarlos en el aberrante ente de "Países Catalanes", responde a un chauvinista y práctico deseo catalán de dominar estas dos regiones que acaparan el setenta y cinco por cien de la riqueza española.
Carles Fenollosa, licenciado y doctor en Filología Catalana por la Universidad de Valencia, repasa en su último ensayo la evolución del idioma y la literatura en valenciano para alertar de un presente inédito: cada vez nuestra lengua tiene más prestigio y cada vez se habla menos.
“O hacemos del valenciano la lengua de los valencianos, o nos podemos preparar para ser definitivamente otros”. Con esta rotundidad (y en valenciano) se expresa en el epílogo-manifiesto con el que cierra "Irreductibles. Una història de la llengua i la literatura dels valencians". Un ensayo que, como su propio autor explica, es una reacción al momento actual de un idioma escrito y estudiado y respetado institucionalmente, pero que está cada vez más cerca de perder la calle: "Se está deshaciendo un pilar fundamental que nos ha identificado y ligado durante siglos como pueblo sin que el relato político dé respuesta a este proceso de disolución".
 

miércoles, 12 de febrero de 2025

AL-ANDALUS - SIGLO XI - (PARTE 6)

El militar y político Almanzor, durante el califato de Alhakén II ocupó importantes cargos administrativos. La muerte de este califa en el 976 marcó el comienzo de la época donde destacó el desgraciadamente recordado Almanzor. Ejerció un poder extraordinario en el Estado andalusí, en toda la península ibérica y en parte del Magreb, mientras el califa quedaba relegado por Almanzor. Protagonizó entre 977 y 1002 cincuenta y seis campañas militares, en su mayoría, contra los reinos cristianos del norte peninsular.

ALMANZOR 
El culmen de su barbarie llegó en el 997, cuando arrasó y saqueó Santiago de Compostela. “Destruyó iglesias, monasterios y palacios y los quemó con fuego”. Sus huestes solo respetaron el sepulcro del apóstol, nunca sabremos porqué. Hizo no menos de cincuenta aceifas o incursiones en los reinos cristianos en busca de esclavas que vender en Córdoba y cautivos por los que pedir rescate, llegó a arrasar Zamora, León, Pamplona, Barcelona y Santiago de Compostela, entre otras muchas poblaciones cristianas, hasta hacer más de 200.000 prisioneros entre esclavas, niños o cautivos para pedir rescate o intercambiar por cautivos musulmanes y con ello poder financiar sus campañas. Almanzor utilizó el terror como arma de guerra, en Barcelona lanzaba cabezas de cristianos contra las murallas y pasó a cuchillo a todos los soldados, en Santiago incendió la ciudad y traslado las campanas a Córdoba llevadas a mano  por los cautivos y esclavos. En Córdoba se montó un mercado de esclavos que cubrió los deseos más lascivos y los más bajos instintos de la corte califal, de lo que se aprovechó para gobernar sin ser califa, proporcionando fondos a los para las siguientes aceifas. Entre las esclavas más apreciadas estaban las vasconas que fueron las madres del califato y en segundo término las doncellas gallegas, los infantes y jóvenes eran sodomizados. En fin, fue un cruel personaje, no construyó nada, no escribió nada y solamente se dedicó a batallar y secuestrar, esclavizar, etc. Después de la muerte de este despreciable carnicero en el 1002 el Califato de Córdoba duró veintinueve años más, creándose después los reinos de Taifas.
Las causas profundas del declive del califato de Córdoba no están clara, si bien parece que la militarización profunda es una de las más importantes.
Pero muerto el califa Al-Hakan II en el 976 fue cuando comenzaron los últimos años del califato.

TERRITORIO DEL CALIFATO DE CÓRDOBA
El Califato  Cordobés fue una época de esplendor, un desarrollo impresionante en todos los sentidos. Pero hemos de tener en cuenta que fue mantenido por un poderoso ejército y dos califas que supieron gobernar.
Entre los moros en el Califato de Córdoba, el nuevo  reparto de cargos y zonas de influencia en el territorio condujo a enfrentamientos entre los conquistadores bereberes y árabes y con las oleadas de inmigrantes. Al ser los conquistadores, primeros eran los inmigrantes los perjudicados por el método de conquista mediante pactos. Los últimos años del califato vieron desfilar a una sucesión  de nombres y la paulatina división del territorio en Taifas. Las intrigas por el poder eran constantes. Continuos cambios de gobernador. Existía el partido árabe enfrentado al eslavo y al partido beréber. El nuevo califa había enrolado como soldados a numerosos cordobeses tras su participación en la revuelta que le había llevado al poder y había reclutado entre ellos a su guardia palatina. Entre un poder que buscaba el apoyo de la población y los dos grupos, siempre presentes, de eslavos y de beréberes magrebíes, que era la fuerza más segura del poder amirí precisamente por ser extraños a la sociedad andalusí, no podía haber armonía. Estas rivalidades fueron aprovechados por los cristianos para aliarse con los bereberes, junto a los cuales asaltaron Toledo y luego el general árabe Muhammad II se alió con tropas cristianas para saquear Córdoba y más tarde se unió con los eslavos para matar a su señor. Los bereberes continuaban asolando Al-Andalus y pusieron cerco a Córdoba que cayó en el 1013 y fue saqueada nuevamente. Se sucedieron varios califas en el trono cordobés y el último Omeya, Hissam III fue derrocado en el 1031.
Ese corto periodo de cien años es cuando al-Andaluz controla casi toda la península, no sin luchas. Es decir, que la dominación era en cierta forma relativa, tuvieron que defenderse constantemente de los reinos cristianos y de las revueltas internas.


Desde el 1031 los musulmanes se dividen en “banderías”, o pequeños reinos, “Taifas” y cada una de ellas dominaba una región  determinada. Hubo tres etapas de los reinos de Taifas. Tras el debilitamiento de los almorávides y los almohades, surgieron los llamados segundos (1144 y 1170) y terceros reinos de taifas (siglo XIII). El origen de todas las dinastías de las taifas era extranjero, salvo el de los Banu Qasi y los Banu Harún, que era muladí.
Cada Taifa dominaba una región determinada y cada una tenía su rey. Las grandes taifas eran, Zaragoza, Toledo y Badajoz, Granada y Sevilla. Habían sido las primeras en constituirse. En las primeras Taifas a su frente la dirección de cada una de estas divisiones se las repartieron distintas etnias, litigantes ya dentro del Califato. Como fuere que sus reyes gobernaban en su propio provecho creció un malestar entre la población de los grupos étnicos. Algunas de las taifas no obstante progresan en la agricultura, acuñan moneda y funciona bien el comercio. Hubo un mecenazgo en las artes y las ciencias. Los ejércitos eran imprescindibles para la defensa. Las taifas gozaron de riqueza y cultura, pero no de fuerza militar, lo que las condenó al pago de parias a cristianos y al alza de impuestos entre sus súbditos. Este hecho junto a la fragmentación de la comunidad islámica y la carencia de legitimidad política de algunos dirigentes, provocaron la crisis a finales del siglo XI. Los impuestos se incrementaron provocando el descontento en la población. Máxime cuando gran parte de ese dinero iba a parar a manos cristianas pagando los tributos como protección o vasallaje.

GUERRROS ALMORÁVIDES 
Dichos reinos tuvieron una vida muy corta, ligeramente superior al medio siglo, pues fueron barridos antes de que concluyera la undécima centuria por los invasores almorávides. Los taifas más importantes fueron el de Zaragoza, el de Badajoz, el de Toledo, y ante todo, los de Granada y Sevilla. Los reyezuelos taifas, en contraste con lo sucedido en la época califal, eran muy débiles políticamente. Se hallaban a merced de los reyes cristianos, lo que se tradujo en el pago de parias o tributos, a cambio de los cuales pedían protección militar a aquéllos. Para hacer frente a esa situación, así como para mantener a los ejércitos, integrados básicamente por mercenarios, los dirigentes taifas no tuvieron más remedio que elevar los impuestos, lo que motivó un creciente descontento entre la población.
Careciendo de las tropas necesarias, las taifas contrataban mercenarios para luchar contra sus vecinos o para oponerse a los reinos cristianos del norte. Incluso guerreros cristianos, como el propio Cid Campeador, sirvieron a reyes musulmanes, luchando incluso contra otros reyes cristianos. Esto no fue suficiente. Los reinos cristianos aprovecharon la división musulmana y la debilidad de cada taifa individual. Al principio el sometimiento era únicamente económico, pagar un tributo anual, las parias. Sin embargo, en el año 1083 Alfonso VI rey de Castilla y León toma Madrid. La consecuencia de que Alfonso VI (1040-1109) tomara Toledo en mayo de 1085  y toda la zona que hoy es Castilla la Mancha (ya nunca volvió a manos musulmanas), y en el 1086 marcha a tomar Zaragoza, fue lo que alarmó a los andalusíes, y tomaron la decisión, de llamar en su auxilio a los curtidos guerreros almorávides, facción que predicaba el cumplimiento ortodoxo del islam. La pérdida de Toledo fue el desencadenante.
Los reyes de las taifas pidieron ayuda al sultán almorávide del norte de África, Yúsuf ibn Tasufin, el cual pasó el estrecho asentándose en Algeciras y no solo derrotó al rey leonés en la batalla de Zalaca (1086), sino que con la excepción de los beréberes nuevos de Granada y los eslavos de Baleares, las demás taifas de estos grupos fueron conquistadas por los almorávides, ya que eran muy débiles desde el punto de vista político. Estas Taifas tuvieron una vida muy corta, ligeramente superior al medio siglo, pues fueron barridos por los invasores almorávides (1090), que puso fin a estos reinos  independientes, se conoce en la historiografía tradicional como época de las primeras taifas.

martes, 11 de febrero de 2025

EMANCIPACIÓN DE BUENOS AIRES – MAYO DE 1810

Napoleón coloca a su hermano José como rey de España en junio de 1808. Un mes antes el pueblo de Madrid declara la guerra a Napoleón, no el ejército, sino el pueblo. Comenzaba así la Guerra de la Independencia.
Se había conseguido la ayuda de los ingleses. Y así es como Inglaterra pasó de ser enemigo (en Trafalgar) a aliado. No olvidemos tampoco a las dos invasiones inglesas a Buenos Aires en 1806 y 1807 que terminaron en fracaso inglés. Lo cierto es que a los ingleses les interesaba el debilitamiento de Francia y su emperador, así como el de España y su imperio Americano. Con la Guerra de Independencia española contra Napoleón, mataban dos pájaros de un tiro. El pago a su ayuda sería con el comercio de los virreinatos americanos. Y solapadamente ayudaron en las emancipaciones de los virreinatos americanos. 

Guerrillero contra un soldado francés
La guerra de Independencia duró desde 1808 hasta 1814. En ese periodo precisamente se fraguan las ideas independentistas de los criollos americanos. Los virreinatos eran la prolongación de la corona española, es decir que aquellos territorios eran España. Pero a los criollos, que eran los hijos de españoles nacidos en América, y por lo tanto españoles, hijos del liberalismo y de la Ilustración, para ellos el rey español suponía un atraso, volvería el absolutismo, el viejo régimen. El ejemplo de Francia con su revolución, de EE. UU. con su independencia, y de Inglaterra con su ayuda y comercio, fueron las condiciones precisas para que las ideas emancipadores se desarrollaran. Inglaterra aún en la Guerra de la Independencia Española era un peligro para España.
En Buenos Aires, el pequeño ejército (realista), y la participación de las milicias populares en la Reconquista de los dos intentos de invasiones inglesas, que al mando de Santiago de Liniers obtuvieron un rotundo éxito, aumentó el poder y la popularidad de los líderes criollos militares e incrementaron la influencia y el fervor de los grupos independentistas. Paralelamente, estos motivos se convirtieron en uno de los catalizadores de la causa emancipadora. Un antecedente inmediato de la Revolución de mayo de 1810 que dio inicio al proceso de Independencia de lo que ahora es Argentina.

    Santiago de Liniers 
Por entonces el rey Fernando VII era prácticamente prisionero de Napoleón. La fidelidad de Liniers al rey, por el que se estaba luchando en España hicieron que se nombrara a un sustituto en reemplazo de Liniers a Baltasar Hidalgo de Cisneros. Santiago de Liniers era un héroe popular, pero se había retirado. En 1810, cuando ya estaba preparado para regresar a España, le llegó la noticia de la Revolución de Mayo. Una revolución sin violencia, ni apoyo popular, ni manifestaciones ni nada de nada, solamente el acuerdo de criollos, de los cuales seis eran nacidos en Buenos Aires, dos en la España Peninsular y otro, Saavedra, en lo que es Bolivia. De las demás regiones del virreinato, ni uno. En la pintura que se dispone en Buenos Aires no se ve ninguna persona que pueda ser un gaucho, un campesino o un indígena. Tan solo personas de cierto nivel social y cultural.
Liniers, contrario a la Revolución que sustituiría al virreinato se unió al grupo que pretendía oponerse a la Primera Junta surgida. Fue cuando escribió “Será necesario considerar como rebeldes a los causantes de tanta inquietud. Como militar estoy pronto a cumplir con mi deber. Y me ofrezco desde ya a organizar las fuerzas necesarias. La conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria, en la que se halla debido el atroz usurpador Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente se salvaría, lo asesina en la cama para heredarlo”.

Miembros de la Primera Junta Revolucionaria 
El héroe ante las dos Invasiones Inglesas (fracasadas), que el Imperio británico emprendió en 1806 y 1807 en Buenos Aires, con el conocimiento de algunos criollos revolucionarios y organizadas por espías ingleses, Santiago de Liniers, fue fusilado por orden de Mariano Moreno y Juan José Castelli, miembros de la Primera Junta Revolucionaria de Gobierno. La revolución no caló en las áreas rurales donde surgieron grupos armados contrarios a los independentistas, integrados por nativos, llaneros, mestizos, negros y mulatos. Estos grupos significaron el enfrentamiento abierto entre las clases populares y la burguesía criolla.
Por los que hoy son llamados “patriotas” de Mayo, deberíamos preguntarnos de que patria hablaban cuando impulsaron la revolución de mayo. La única patria era precisamente España. En un territorio despoblado, con ganadería extensiva y agricultura casi inexistente, todo hace pensar que el propósito de aquellos personajes no pretendió una emancipación, (eso vino seis años después), sino hacerse con el poder para disponer de libertad para negociar directamente sobre todo con Gran Bretaña. Su propósito no pasaba por la igualdad de las provincias ni de la participación popular en asuntos públicos. 

Cabildo de Buenos Aires en la actualidad
La muchedumbre que acudió al Cabildo abierto de mayo pudo refugiarse cómodamente bajo la pequeña Recova cuando empezó a llover. Realmente eran muy poca gente. La revolución en Buenos Aires, en mayo de 1810, sin participación popular, instituyó la Primera Junta Revolucionaria. El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros fue depuesto. Al año siguiente, en España, en la batalla de Bailén, primera derrota del ejército napoleónico destaca por su valor un joven oficial, José de San Martín. Más adelante, en 1811 en España en La Batalla de La Albuera, una de las de la Guerra de la Independencia combatieron fuerzas aliadas compuestas por tropas españolas y anglo-portuguesas contra el ejército del Imperio Francés. En esa batalla José de San Martín combatió a las órdenes del general William Carr Beresford, el mismo que cinco años antes había invadido Buenos Aires. Ironías del destino, pero que deja a las claras el españolismo de San Martín. Tras esta fulgurante carrera en el ejército español, y poco después de estallar la revolución emancipadora en América, San Martín, que había mantenido contactos con las logias masónicas que simpatizaban con el movimiento independentista. El sentimiento de su identidad americana y su ideario liberal, desarrollado en el clima espiritual surgido tras la Revolución Francesa y en la lectura de los enciclopedistas e ilustrados franceses y españoles, lo determinaron a contribuir a la libertad de los territorios americanos. Siempre se ha dicho que fue San Martín el libertador de Argentina, Chile y Perú, cosa imposible pues esos países no existían aún. San Martín fue iniciado masón en la logia Integridad de Cádiz (1808). Estuvo en Londres por 4 meses. Allí participó de la fundación de la Logia Caballeros Racionales. Con la masonería londinense, acordó los detalles finales de su viaje al río de la Plata a bordo de la fragata “George Canning” junto a sus hermanos masones Alvear, Zapiola, Holmberg, Chilabert y otros. Ya en Buenos Aires se pusieron en contacto con Julián Álvarez, venerable maestro de la logia Independencia, y con su ayuda fundaron la logia Lautaro, cuyo primer venerable maestro fue Alvear.
El 24 de mayo de 1814 constituyó la logia Lautaro de Córdoba. Con su hermano masón Manuel Belgrano, a través de misivas y documentos, instó entonces a la convocatoria de un congreso que finalmente se reunió en Tucumán y resolvió la Independencia el 9 de julio de 1816. Semanas más tarde, el director supremo Juan Martín de Pueyrredón nombró a San Martín General en Jefe del Ejército de los Andes. La relación con Bolívar fue difícil. Bolívar en realidad soñaba con una Sudamérica unida de la cual él tendría que ser el gran dirigente panamericano. Estaba enfrentado a las ideas de San Martín que pretendía una federación de naciones independientes con carácter monárquico español en principio. Él temía que los criollos americanos, que siempre dependieron de las autoridades coloniales que representaban al Rey, no fueran capaces de gobernarse a sí mismos, pues carecían de la experiencia política necesaria, lo que podría desencadenar en una cruenta guerra civil por querer llegar al poder. No se equivocó, pues tras su partida y especialmente, tras la partida de Bolívar unos años después, los caudillos militares desataron un gran caos político en casi toda Hispanoamérica, para satisfacer sus ansias de poder, que aún hoy perduran.

Batalla de Ayacucho
 Generalmente en Sudamérica se entiende por “ejército realista” a las tropas llegadas desde España a combatir contra los emancipadores americanos. Nada más lejos de la realidad. Sólo por poner un ejemplo, en la gran batalla de Ayacucho, que significó el final del dominio de España en América del Sur, acaecido el 9 de diciembre de 1824, de todos los soldados del ejército realista, solo 900 eran nacidos en España. ¿Y el resto? Las unidades se formaban por tropas originarias americanas, y su componente social y étnico era el reflejo de su población local. Los oficiales y suboficiales del Ejército Real del Perú hablaban en la lengua quechua o aimará para dirigir a las tropas amerindias ya que la inmensa mayoría sólo hablaban su lengua nativa por lo cual los oficiales debían conocerla para poder dirigirlos. Los hombres identificados con las múltiples castas de amerindios mestizos (cholos), o de negros mestizos (mulatos o pardos), junto con negros esclavos liberados fueron el grueso de la tropa realista dependiendo del predominio étnico en la población. Mirado de otra forma las guerras de emancipación americana realmente fue una gran guerra civil en el continente.

LOS MOZÁRABES

A los cristianos que viven bajo el poder musulmán que invade España desde el 711 se les llama “mozárabes”. Desde el siglo IX están en minorí...