domingo, 16 de marzo de 2025

ROMA EN EL PAIS VASCO

En el año 196 a.C. llegaron los romanos a tierras del País Vasco, con los que los antiguos vascos vivieron en paz y en cooperación. Solamente se puede encontrar feroz oposición a la conquista romana en los aquitanos. Cuando los romanos atacan a los aquitanos, éstos, para pedir ayuda, no se dirigen a los galos, sino a los habitantes del sur pirenaico, que a ellos les resultaban más próximos al ser culturalmente afines. Sabemos que esta ayuda sur-pirenaica les llegó de la mano de caudillos experimentados en la lucha junto a Sertorio y que entró en acción en Aquitania (antigua región francesa) en el año 56 a.C. contra las legiones de César,  y encidos los aquitanos  al otro lado de los Pirineos, en la actual Álava , se libra la batalla de Andagoste entre el ejército romano y tropas indígenas de la zona, en la que salen victoriosos los indígenas. Tras las guerras cántabras (29 – 19 a.C.) y victoria de los romanos frente a astures y cántabros, toda la península ibérica había sido conquistada ya por Roma, estableciéndose la "Pax Romana" (Paz Romana).

El actual País Vasco formó parte del Imperio desde antes del cambio de era, mucho antes que otras provincias como Britannia o Dacia, por ejemplo, y que a diferencia de esta última mantuvo su antigua cultura ante la inmensa presión latina. Las tribus vascas se vieron divididas en dos grandes demarcaciones políticas, por un lado Hispania (autrigones, caristios, várdulos y vascones) y las Galias (actual Francia, aquitanos) y provincialmente entre la Tarraconense (Hispania) y la Novempopulania (Galias).

El euskara (la lengua vasca) tomó contacto con el celta en el siglo VIII a.C.; por otro lado, la influencia cultural íbera llegó a la ribera del Ebro de habla vasca con posterioridad, desde Cataluña, subiendo el curso del río Ebro. Es muy posible, por tanto, que los antiguos vascos consideraran a celtas e íberos como invasores y que, ante la llegada de otros invasores más poderosos que los anteriores, se aliaran con estos últimos para expulsarlos.

PUEBLOS PRE-ROMANOS SEGÚN PTOLOMEO

La expansión territorial vascona trae consigo la extensión del euskara hacia el sur  y afianzamiento de ésta hacia el este. En Aragón los vascones colaboran con los romanos en las guerras contra los celtíberos. Una vez derrotados en el año 72 a.C., la colaboración vascona fue recompensada por los romanos con la jurisdicción sobre amplios territorios del Aragón occidental. Estos territorios, al sur, llegaban a 15 km de Salduie, la que después de su conquista sería llamada por los romanos como Cæsar Augusta, la actual Zaragoza.

Después de la conquista romana, hubo vascos enrolados en las legiones romanas en sus guerras contra los britanos, en lo que hoy es Gran Bretaña. Habiendo sido encontradas lápidas mortuorias de la época romana, con nombres eusquéricos, cerca de Londres, antigua Londinium romana. Se asentarían colonos romanos al sur de las tierras de estas tribus vascas y en zonas mineras como las de Somorrostro en Autrigonia (Vizcaya) o en las llanadas de Aquitania, lo que daría lugar a las colonias romanas de la Novempopulania (nueve pueblos), en lo que hoy en día se conoce como Gascuña (región histórica del suroeste de Francia). Unos asentamientos que darían lugar siglos después al surgimiento de las lenguas y pueblos latinos de Castilla y Gascuña, fruto de la romanización de la población vasca.

PUENTE ROMANO 

Tradicionalmente para explicar la pervivencia del euskera se ha considerado a los vascos como un pueblo primitivo, aislado secularmente del resto de los pueblos que le rodeaban y que no participó de la civilización romana, por ser una tierra de bajo interés económico para el Imperio Romano. Los hallazgos arqueólogicos en tierras vascas continuamente desmienten estas teorías, dado que demuestran que la romanización, en todos los aspectos, fue muy superior a otras tierras de la Romania. Aunque esta romanización fue más notable al sur de las tribus vascas, en las zonas costeras y en la Aquitania. Si pervivió Territorios bajo jurisdicción vascona durante la época imperial romana (siglo I d.C.), la cultura vasca, fue por la colaboración y buen entendimiento con los romanos, no por un aislamiento que nunca existió. Si bien ayudó a esta supervivencia el comercio por el Océano Atlántico, como zona económica de interés para el Imperio, lo que posibilitó que la zona vasca quedara al margen de los intensos flujos migratorios que se dieron en otras zonas de la península o en Aquitania (por su alto interés agrícola).

En las tierras vascas hubo minas, por ejemplo, en Arditurri (Oiartzun, Oyarzun Guipúzcoa), Banka (Baja Navarra), Lantz (Navarra), Eskoriatza (Guipúzcoa) o en Somorrostro (Vizcaya) donde se extrajeron minerales (hierro, plata...) para exportarlos a diferentes partes Suelo con mosaicos de la principal ciudad romana en territorio caristio, Iruña-Veleia, cerca de Vitoria-Gasteiz (Álava)del Imperio Romano; producción de cerámica en Pamplona (Navarra) o en Donazaharre (Saint-Jean-Le-Vieux; Baja Navarra); producción de vino en Falces y en Funes (Navarra); industria de salazón en la Getaria guipuzcoana y también en la labortana (topónimo proveniente del latín Cetaria, "salazón"); termas romanas en Fitero (Navarra); calzadas que unían las principales ciudades vascas con Roma; puertos en la costa vasca como Oiasso (Irún, Guipúzcoa) que comunicaban con cualquier parte del Imperio. Otro ejemplo de esta falta de aislamiento se encuentra en el hallazgo de diversas monedas acuñadas en tierras vasconas por la administración romana, ya desde los primeros años, que han sido encontradas en diferentes partes de la geografía vasca.

Siendo el íbero, posiblemente, lingua franca peninsular para muchos pueblos prerromanos antes de la llegada de los latinos. En menor medida, como en esta moneda, también se utilizó la lengua celtíbera para escribir con caracteres ibéricos, dado que en esta zona el celta era la lingua franca. De ahí que las tribus vascas hayan pasado a la historia por su nombre celta y no por su nombre vasco.

La Estela de la época romana encontrada en Gastiain (Navarra) es uno de los principales hallazgos arqueológicos de esta época, y que vuelve a rebatir las teorías de la pervivencia del euskera por falta de romanización, ha sido el reciente descubrimiento del puerto romano de Oiasso (u Oiarso, Oyarzun ), en la actual Irún. Irún se encuentra en la región de Guipúzcoa, el territorio en donde se conserva la cultura vasca con más fuerza. Oiasso era la base comercial de la rutas marítimas desde la que partía la distribución de mercancías hacia el interior, al valle del Ebro y a la gran calzada romana. Las ánforas halladas en Oiasso (Oyarzun) demuestran que, incluso al final del Imperio Romano, el aceite y el vino de Bizancio (la actual Estambul turca) llegaban regularmente a los puertos atlánticos. Además de dedicarse al comercio marítimo y ser uno de los principales puertos del Mare Externum, se dedicaba también a la minería. En las peñas de Aia han localizado tres kilómetros de galerías romanas junto a las explotaciones modernas, unas minas que se dedicaban a la extracción de plata. El hallazgo de galerías de drenaje, notable ejemplo de ingeniería hidráulica romana, indica que había detrás toda una estructura administrativa. Las excavaciones realizadas han dado como resultado 25 poblamientos de época romana en la costa bizkaína y 27 interiores. En Álava el número de asentamientos aumenta hasta los 80.

La urbanización es un fenómeno importado de Roma. En el territorio vascón hay más de 200 asentamientos romanos catalogados. En los restos del oppidum de Iruña (cerca de Vitoria), construido el siglo I a.C., se aprecian las murallas, calles y edificaciones; entre Lodosa y Mendavia se encuentran las ruinas de un centro y de un acueducto; en la cima del monte Urkulu, en el Pirineo, hay una torre en forma circular. También hay restos romanos en el litoral. Utilizaron las desembocaduras de los ríos como puertos para transportar a Burdigala (Burdeos) los minerales extraídos en las minas del País Vasco. Entre estos puertos tenemos la ría de Bilbao (explotación de minas de hierro), Vesperie (tal vez el actual Bermeo), la ría de Gernika (restos en Forua y minas de mármol de Ereño), Tritium Tuboricum (Mutriko o Deba), Menosca (Getaria) y Oiarso (Oyarzun), que era el puerto de salida para la plata y el plomo de las minas de Arditurri, junto al río Bidasoa, y las de Adarra, junto al Urumea.

Las calzadas romanas tenían una doble finalidad, militar y económica. Así, permitían los desplazamientos militares y aseguraban la pax romana, y formaban parte de la infraestructura de explotación económica. Las rutas romanas que atravesaban el País Vasco lo comunicaban por una parte con el Mediterráneo y con el noroeste peninsular, y por otra con Aquitania. Enlazaban dos grandes vías: la del norte, Narbona-Burdigala, y la del sur, Tarraco-Ad Legiones VII Geminam. Desde Briviesca y Miranda, esta vía cruzaba los Pirineos por el alto de Ibañeta, para llegar hasta Burdeos vía Dax. Entre sus puntos importantes estaban Tullonium (Dulantzi), Arakil y Pamplona. Contaba con ramales secundarios que salían desde Pamplona en dirección norte (hacia Oiasso) y sur (hacia Caesaraugusta

Fuentes:  Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco

          

viernes, 14 de marzo de 2025

MUJERES QUE REINARON EN ESPAÑA

En Castilla regía el artículo segundo de “Las Siete Partidas” de Alfonso X, que se proclamó por el siglo XIII, según la cual las mujeres, en Castilla, podían reinar si no tenían hermanos varones ya que tenían preferencia sobre los varones de parentesco más lejano. Esto no regía en la Corona de Aragón. El rey Felipe V, el primer Borbón, en 1713, intentó, sin éxito, establecer la “Lex Sálica” que imperaba en Francia. Con lo cual hubo de promulgar la “Ley de Sucesión Fundamental”, la ley de la Agnación Rigorosa, que solo priva a las mujeres de la sucesión cuando haya legítimos descendientes varones. Según las condiciones de la nueva norma, las mujeres podrían heredar el trono aunque únicamente de no haber herederos varones en la línea principal, hijos, o lateral, hermanos y sobrinos. Cuando llegó al trono su nieto, Carlos IV se aprobaron en las Cortes en 1789 una disposición para derogar la ley y volver a las normas de sucesión establecidas por el código de las Partidas. Pero esta Sanción llamada Pragmática no llegó a ser publicada hasta que su hijo Fernando VII de España la promulgó en 1830. Es por esto último se cree que Fernando VII volvió a establecer la Ley Sálica, cuando lo que hizo es poner en marcha lo que su padre, Carlos IV había sancionado “La Pragmática”, es decir volver a “Las siete partidas”. Esta distinción significante entre la Lex Sálica y la Ley de Sucesión es fundamental para comprender la pretensión jurídica del hermano de Fernando VII, el infante D. Carlos, al trono de España al cual tendría legítimamente derecho en función de la Ley de Sucesión Fundamental promulgada por Felipe V , mientras que con la restauración del compendio de Alfonso X, llamado de las Siete Partidas, lo tendría su sobrina Isabel, la que fue Isabel II. De esta pretensión fue como Carlos se autoproclamó rey de España, con el título de Carlos V, y comenzaron lo que se llamó “Las Guerras Carlistas” en el siglo XIX. 


LA REINA URRACA DE LEÓN Y CASTILLA (1081-1126) 
Fue la primera mujer que ejerció de forma efectiva el papel de reina “propietaria”, y se trata de un personaje verdaderamente insólito en la Historia del medioevo hispánico, por su condición femenina y por la incidencia que tuvo en los hechos históricos de su época como por las controversias que su persona ha generado después. Sufrió el maltrato físico y psíquico de su marido e incluso de sus súbditos, pero demostró también una fuerza y una determinación indomable que la llevo a ser de nuevo maltratada por la Historia. Hija primogénita de Alfonso VI de Castilla y de Constanza de Borgoña. Contrajo matrimonio en primeras nupcias con el conde Raimundo de Borgoña de quien nacería el futuro Alfonso VII en 1105. Urraca se convierte en la única heredera a los tronos de León y de Castilla tras la muerte de su hermanastro Sancho. Urraca enviudó y su padre la casó con el monarca aragonés Alfonso el Batallador, intentando evitar disputas ente leoneses y castellanos y garantizar la defensa de sus reinos de la amenaza almorávide. Sufrió la oposición de parte de la nobleza y tuvo tres etapas de reinado diferenciadas por las luchas militares. Fue anulado su segundo matrimonio por consanguinidad.


BERENGUELA DE CASTILLA (1179 - 1246) 
El tercer y definitivo intento de unificar León y Castilla está relacionado con la llegada al poder de otra reina titular: Berenguela de Castilla. Había sido reina consorte de León entre 1197 y 1204 por su matrimonio con Alfonso IX pero el Papa declaró nulo su matrimonio por motivos políticos alegando parentesco (eran parientes en tercer grado). Tras esto volvió a Castilla con sus padres pero sus hijos siguieron siendo legítimos. A la muerte de su hermano Enrique I de Castilla sin herederos, le sucede Berenguela como reina en 1217. En aquel momento, Berenguela era la única heredera del trono de Castilla. Sin embargo, nada más ser nombrada reina, abdicó en favor de su hijo Fernando. Berenguela permaneció en el trono brevemente, tan solo un mes, cedió sus derechos a su hijo, Fernando III, que había tenido con Alfonso IX de León. A la muerte de éste en 1230, Fernando III heredó también León y ambos reinos se unificaron definitivamente bajo una misma corona. Defendió los derechos de su hijo, fue una reina en la sombra. Fue la madre de Fernando III el Santo y la abuela de Alfonso X el Sabio


MARIA DE MOLINA (1264-1321) 
Sancho IV estaba casado con María de Molina, que llegó a reinar Castilla hasta en tres ocasiones. Una mujer de una pieza, defensora de la corona contra los buitres que rondaban. Primero reinó junto a su esposo Sancho IV, pero el matrimonio fue considerado nulo al principio y, por tanto, todos los hijos nacidos fueron considerados ilegítimos. Debe luchar junto a su marido por el trono contra los hijos de su hermano fallecido. María de Molina ya viuda, era una mujer fuerte, procuró aplacar a la nobleza, e impidió en varias ocasiones que su hijo Fernando IV fuese destronado. La peste que, en forma de terrible epidemia, atacó al ejército de sus enemigos e invasores. Esto salvó a Fernando. La mayoría se retiró, y María de Molina triunfó. Entre 1301 y 1302 María de Molina perdió el control de su hijo. Se vio además desairada por su propio hijo, quien, influido sin duda por sus nuevos consejeros, le pidió cuentas de su tutoría en las Cortes de Medina del Campo. El Maestre de la Orden del Temple en el reino de Castilla y León, se dispuso a entregar a María de Molina las fortalezas de la Orden en el reino, más la reina no aceptó tomarlas sin el consentimiento de su hijo el rey. María de Molina estaba ya descansado de sus funciones cuando muere su hijo Fernando, dejando un heredero, el futuro Alfonso XI. Las Cortes, convocadas en Palencia, decidieron que fuese de nuevo María de Molina quien se encargase de su tutoría. Por ello la reina es llamada por el Consejo de Regencia, lo que acentuó la guerra civil entre las facciones castellanas. El testamento que la reina dictó, detallaba numerosos legados piadosos. Dispuso el pago de sus deudas y distribuyó numerosas rentas, legados y propiedades. Una reina comparable en decisión y determinación a la gran Isabel I.


REINA JUANA ENRÍQUEZ (1425-1468) 
Defendió los intereses de su hijo, Fernando el Católico, y por ello ejerció el poder como lugarteniente general de los reinos de la Corona de Aragón, cuando su esposo se ausentaba, y en Cataluña, de forma permanente. Nació en Medina de Rioseco y murió por complicaciones de cáncer de mama. Reina consorte de Navarra (1447 - 1468) y de Aragón (1458 - 1468), V Señora de Casarrubios del Monte, perteneció al importante linaje de los Enríquez, rama ilegítima de los reyes de Castilla. Mujer ambiciosa e imperante, fue la segunda esposa de Juan II de Aragón y de Navarra (con el mismo ordinal para ambos territorios), viudo desde 1441, con quien contrajo matrimonio en abril de 1444, contando diecinueve años. Uno de los más grandes deseos de Juana Enríquez, hacia el que tendió hábilmente su política, fue el matrimonio (en octubre de 1469) de su hijo Fernando, de dieciséis años, con Isabel de Castilla, de unos diecisiete. No pudo verlo realizado pues murió antes.


ISABEL I DE CASTILLA (1451-1504) 
Está claro que la reina Isabel ocupa un lugar de primer plano en los anales, es por el protagonismo que le tocó ejercer en varios frentes. La unificación de los reinos de Castilla y de Aragón, por su matrimonio con Fernando II, la Conquista de Granada, el logro de la epopeya del Descubrimiento del continente americano y conjuntamente con Fernando dejar la nación en la primera línea de las potencias europeas de la época, modelo político que recogerán y ampliarán los Austrias y que se mantendrá por lo menos hasta la extinción de aquella dinastía, a finales del siglo XVII. Isabel I de Castilla siempre manifestó y abrigaba el deseo de un poder compartido con su esposo, ejerciendo como una función, no una propiedad. Se elaboró un documento determinando la forma y circunstancia en que se llevaría el ejercicio compartido del poder real. Se firmó el 15 de enero de 1475 anteponiendo las armas de Castilla a las de Aragón. El 28 de abril Isabel entregó a su marido un documento delegando en él sus propios poderes, sin renunciar a ninguno, de tal forma que encontrándose ella presente o ausente pudiera Fernando ejercer las funciones reales. A su vez Fernando el 14 de abril de 1481, cuando entró en posesión de la Corona de Aragón, entregaría a Isabel un documento similar. Este documento figura en los Registros de aquel Archivo con esa fecha. De esta forma se completaba un proceso iniciado en 1369 con la revolución que derribó al rey Pedro I comenzando la dinastía Trastámara. La Monarquía Hispana surgía como primera forma de organización de un Estado, muy diferente a la concepción que hoy tenemos de esa Institución.


JUANA I DE CASTILLA (1479-1555) 
Fue la hija sucesora de los RR CC. Persona conflictiva por su salud psíquica que le hizo enfrentarse a su esposo, a su madre y a no querer gobernar, estableciéndose así lo señalado en el testamento de Isabel I. En Castilla y Aragón se empezaron a preocupar por la salud mental de su heredera. Sobre todo cuando Juana y Felipe están de nuevo en los Países Bajos y se acerca el momento de la muerte de Isabel. Ahí se plantean qué puede suceder en el futuro. Dudaban y les preocupaba la política de Felipe y, ya no la capacidad de Juana para regir, sino su capacidad para impedir que Felipe hiciese algo contra los intereses hispanos. Preocupaba que ella tuviera interés por regir los reinos. Según las leyes castellanas, él iba a ser rey. Muy diferente era el asunto en Aragón. Allí ella no iba a ser reina. El que iba a suceder en todo caso, y aun así las cortes tenían sus dudas, era Felipe. Al morir Felipe el Hermoso, en 1506, Juana enfermó tremendamente y los hechos fueron trágicos. Juana no deseaba el gobierno del reino. Su problemas mentales aumentaban y Fernando la encerró y ella acordó con su padre para que se hiciera cargo de los asuntos de Estado como regente de Castilla, cosa que Fernando dejó en manos del Cardenal Cisneros. Posteriormente después de la muerte de Fernando, el hijo de Juana, Carlos I, mantuvo a su madre encerrada pero no hizo más que ella firmara poderes suficientes para gobernar Castilla en su nombre. Y así fue, ella murió reina. El 12 de abril de 1555 fallecía doña Juana, tras 46 años de reclusión.


ISABEL DE PORTUGAL (1503-1539) 
Realmente era reina consorte. Merece ser citada ya que como esposa del Emperador Carlos, además de ser su prima, volvió a demostrar que las mujeres también eran capaces de gobernar. En ausencia de su marido, quien pasó larguísimas temporadas alejado de España, Isabel dirigió los designios de nuestro país con gran diligencia y sabiduría.


MARÍA CRISTINA DE BORBÓN-DOS SICILIAS (1806 -1878) 
Fue reina regente de su hija Isabel, la futura Isabel II. Fallecido Fernando VII en septiembre de 1833, su viuda se presentó de forma inmediata a sí misma como Reina Gobernadora. Esta fórmula fue la utilizada en la documentación oficial de la regencia por la minoría de edad de su hija, Isabel. María Cristina, a pesar de sus tendencias absolutistas, las dificultades generadas por la guerra carlista en el frente, las provocaciones de los antiguos voluntarios realistas y la presión ejercida por algunos militares llevaron a la regente a aceptar la existencia de un régimen representativo basado en el muy moderado Estatuto Real, siendo poyada por los liberales. Más adelante, los estallidos revolucionarios que se produjeron entre 1834 y 1836 hicieron posible la transición desde la fórmula del Estatuto Real a la Constitución de 1837. El Estatuto reconocía a la Corona prerrogativas muy amplias, pero la nueva Constitución imponía ciertas limitaciones al rey, en este caso la reina regente. El fin de la guerra carlista dio alas a la reina gobernadora y a sus más fieles seguidores, los liberales más moderados. La actuación de los progresistas en las ciudades más importantes del país y el escaso apoyo del Ejército para acabar con el movimiento revolucionario urbano de 1840, decidieron a la regente a renunciar a su cargo en Valencia el 12 de octubre de 1840 En el tiempo de su regencia se consumó la crisis definitiva del Antiguo Régimen: desapareció de forma definitiva el régimen señorial, se llevó a cabo la desamortización de las tierras de la Iglesia, se decretó la liberalización de la industria y el comercio, se empezó a racionalizar la Administración, se derrotó al carlismo y, a pesar de la resistencia de la Corona, se consolidó un régimen constitucional con la Constitución de 1837.


ISABEL II (1830-1904) 
Fue la primera reina de España, Isabel II y lo hizo por derecho y no como consorte. Pero así como la primera, nombrada La Reina Católica, con un comportamiento conyugal impecable, la segunda Isabel tuvo una larga lista de amantes que no se preocupaba en ocultar. Su reinado fue uno de los más convulsos de nuestra historia. El reinado de Isabel II ha sido, junto con el de su padre, Fernando VII, el peor que ha tenido este país. Uno de los más corruptos. Manipulada por su camarilla de ministros, cortesanos y religiosos, ella buscaría intervenir en la política del país, (llegó a postularse para presidenta de gobierno) y acabó por llegar la revolución de 1868, abdicando en su hijo, Alfonso XII dos años después.


MARÍA CRISTINA DE HABSBURGO (1858-1929). 
María Cristina tuvo que asumir la regencia de Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII, desde 1885 hasta 1902. La reina, inexperta en los negocios de la política se guio por la sensatez y el equilibrio en sus diecisiete años de regencia. El papel de Cristina en el sistema de gobierno fue más bien anecdótico, ya que no participó en los enfrentamientos entre los partidos. Durante la regencia de María Cristina de Habsburgo podría hablarse de dos tiempos en el desarrollo de la práctica política de los grandes partidos que se alternaban en el poder. En sus últimos años de regencia se agravó el problema marroquí y se agudizó la conflictividad social. También surgen los inicios del catalanismo político. Además, la pérdida de las tres últimas colonias hispanoamericanas en 1898 sumió al país en una grave crisis, que evidenció de manera clara la inoperancia del régimen de la Restauración. Su más ferviente deseo era traspasar la Corona a su hijo, deseo que vio cumplido en 1902, cuando Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad y fue proclamado rey de España.

martes, 11 de marzo de 2025

AL -ANDALUS SIGLO XIV-XV - (Parte 10)


Estamos a finales del siglo XIII. Todo se ponía difícil para la Corona de Castilla-León. Muhammad II había conseguido hacerse fuerte frente a Castilla aliándose con Aragón y con los Benimérines. La política exterior granadina con el nuevo emir, Muhammed III cambió ya que firmó un nuevo tratado con Castilla en 1303 convirtiéndose en vasallo del rey castellano. 

Fernando IV de Castilla 

Muhammad III rompió definitivamente con Aragón en 1304. Dos años después emprendió la conquista de Ceuta. Al mismo tiempo las coronas de Castilla y Aragón acordaban la paz en el conflicto por Murcia en la Sentencia Arbitral de Torrellas (1304) y el Tratado de Elche (1305), por lo que dejaban en una posición delicada al reino de Granada.
En 1308 los reinos de Castilla y Aragón firmaron el Tratado de Alcalá de Henares para iniciar la guerra contra Granada. Castilla y León atacarían las plazas de Algeciras y Gibraltar, mientras que los aragoneses conquistarían la ciudad de Almería. Jaime II atacó Almería, mientras los benimerines recuperaban Ceuta, que se rebeló contra el dominio nazarí. Las tropas castellanas, por su parte, emprendieron el sitio de Algeciras.
 Nasr el nuevo emir desde 1309, rápidamente se puso en contacto con los benimerines con los que concretó la paz. La ruptura del acuerdo tripartito hizo que fracasaran. Los castellanos solo pudieron tomar Gibraltar. La Tregua de 1310 significó la paz entre los contendientes, a la vez que obligaba a Granada a pagar.
La situación de tregua fue rota y al Azafi, señor de Ceuta,  logró derrotar a una escuadra castellana en 1316. Los castellanos, dirigidos por el infante Pedro de Castilla, tutor del rey Alfonso XI que era menor de edad, emprenden una campaña en la frontera del Reino de Jaén.
El avance cristiano fue derrotado en la Vega de Granada (1319). La tregua de 1321 permitió al sultán Ismail recuperar algunas plazas. El reino de Aragón renovó la paz con Granada en 1321.
Cuando el rey Alfonso XI de Castilla alcanzó la mayoría de edad comenzó una campaña expansiva contra Granada, obtiene la ayuda del rey aragonés Alfonso IV, que facilitó la conquista de la zona. Finalmente la campaña terminará con la Tregua de 1331 entre Castilla y Granada.
El mayor éxito de los benimerines fue la toma de Gibraltar en 1333, mal defendida y que se convirtió en la plaza fuerte de los norteafricanos. Al año siguiente se firmó la paz.
El reino de Aragón se unió a esta paz con Alfonso IV y renovada con Pedro IV el Ceremonioso, rey de Aragón desde 1336.
En 1338, al expirar la tregua, deseoso de conquistar Tarifa y derrotar a los castellanos, el sultán  pasó el Estrecho con su ejército y comenzó el cerco de Tarifa, por su parte, la alianza para esta lucha entre los reinos de Portugal y Castilla obligó a presentar batalla a los benimerines cerca de Tarifa. En octubre de 1340 se desarrolla La batalla del Salado, de las más importantes de la Reconquista cristiana. Supuso el triunfo definitivo de Alfonso XI sobre los benimerines. 

BATALLA DEL SALADO 

El rey Alfonso XI puso sitio a Algeciras. Los nazaríes intentaron socorrer a la población, pero fueron vencidos en batalla naval cerca de Estepona. Finalmente en 1344 las tropas castellanas tomaban Algeciras, dejando a Gibraltar como único baluarte benimerín en la Península. En 1344 se acuerda una tregua por 10 años entre Castilla, Granada y los benimerines. Un año más tarde se firmó la tregua entre Aragón y Granada.
Alfonso XI respetó la tregua hasta 1349, cuando decidió la toma de Gibraltar, a la que puso sitio en verano. Sin embargo, el avance de la plaga de la peste negra por Europa alcanzó el campamento cristiano en el que falleció el rey.
La gran beneficiaria, Castilla, quedaba como dueña de las plazas del Estrecho, salvo Gibraltar, pero las guerras civiles posteriores facilitaron la supervivencia del Reino de Granada y desviaron su atención en la zona del Estrecho. La rebelión de Gibraltar (1411) significó el último intento de los benimerines de mantener influencia en la Península.
Los portugueses tomaron Ceuta en 1415, Tetuán en 1437 y Tánger en 1471 cuando ya el poder benimerín había desaparecido.
La lucha por el Estrecho concluye con la toma de Gibraltar en 1462 por parte de los castellanos, superando el intento fracasado en 1436. Con ello, el Estrecho quedaba en manos castellana en su parte europea (Tarifa, Algeciras, Gibraltar) y en manos portuguesas en la zona africana (Tánger y Ceuta).

FERNANDO II DE ARAGON 
ISABEL I DE CASTILLA 

Ya solamente quedaba el reino nazarí de Granada, cuya guerra comenzaría en 1482.
El gobernador de Ronda, Mohamed al Zagrí, que se apoderó de la plaza de Zahara en 1481. Toda una provocación, y Fernando II de Aragón y esposo de Isabel I de Castilla, se acuarteló en Córdoba. Organizó un ejército con su Estado Mayor. Había nacido la guerra moderna. En las luchas los moros eran derrotados y en el Palacio crecieron las intrigas. Para colmo el rey Muley Hacén, algo viejo ya, se encaprichó con una concubina cristiana mucho más joven que él llamada Soraya. Su esposa Aixa, muy resentida por perder la condición de favorita, se conchabó en secreto con su hijo Boabdil para que le destronase y traicionase. 

BOABDIL EL CHICO, REY DE GRANADA

Boabdil, se dejó enredar. El rey moro salió a la lucha por recuperar Alhama y su hijo Boabdil aprovechó la ausencia de su progenitor para dar un golpe de mano con la ayuda del poderoso clan de los Abencerrajes, una familia aristocrática traicionera. Fernando de Trastámara, se enteró de la cuestión e influyó lo que pudo para incrementar las rencillas del palacio moro. El rey Muley Hacén, se refugió en el castillo de Mondújar. Boabdil condujo entonces un ejército hasta los territorios cristianos, donde los castellanos salieron a su encuentro, le derrotaron en Lucena y se lo enviaron a Fernando cargado de cadenas. Todos los cristianos pedían la cabeza de Boabdil, pero a Fernando eso le parecía un desperdicio. Le dejó marchar a cambio de que, en secreto, fuese su aliado y pagase una indemnización. En prenda se quedó con sus dos hijos.  El Papa había echado una mano otorgando bula de Cruzada a la guerra, lo que significaba dinero. Con el emirato partido en dos bandos Fernando se dispuso a ir troceando con paciencia los dominios del enemigo. Ronda y Marbella cayeron en 1485, Loja en 1486 y Málaga en 1487, tras un sonado asedio. Málaga era muy importante. Los reyes reclamaron soldados de todos sus reinos, y hasta allí llegaron enfervorecidas huestes de vizcaínos, guipuzcoanos, asturianos y valencianos. La flota castellana bloqueó el puerto para evitar que la ciudad recibiese refuerzos y provisiones de Marruecos. A finales de agosto se rindió. Tanto había costado doblegarla que Fernando fue cruel con los supervivientes. Lo que quedaba del emirato estaba dividido entre Boabdil, que controlaba Granada, y su tío el Zagal, que tenía en su poder Almería y Guadix. Muley Hacén había muerto dos años antes. Fernando antes dar el remate a Boabdil, que se escondía en el Albaicín, siguió y  los castellanos conquistaron Baza, envió un emisario al Zagal para pedir la rendición. El Zagal lo entendió enseguida. Entregó Almería y se largó al norte de África. Granada, la capital en 1490, era lo que quedaba. Fernando sabía que entrar a saco hubiera sido una carnicería por ambos bandos, y con resultado incierto. De modo en lugar de tratar de tomarla al asalto, la sitió. Mandó construir una ciudad junto a Granada, a la que llamó Santa Fe. Caso insólito éste; edificar una ciudad para sitiar otra. No se volvería a ver cosa igual.

ENTREGA DE GRANADA                         

Granada resistía, Isabel envió un emisario negociador. Ofreció a Boabdil un señorío en la Alpujarra, rentas y el compromiso de respetar la religión y las costumbres de los granadinos.  Se fijó el 2 de enero de 1492 para hacer efectiva la entrega de la ciudad. Al amanecer, los reyes esperaron a Boabdil a orillas del Genil. El moro se acercó derrotado; hizo ademán de besar las manos de Fernando, cosa que éste rechazó, y entregó las llaves al rey, que, a su vez, se las dio a Isabel. Era su regalo, el más preciado que una reina de Castilla pudo soñar jamás. La unión de la península era un hecho por la religión cristiana. Rodríguez de Almela, cronista e historiador les recordaba que el origen de la legitimidad de los reinos, estaba en la estirpe visigoda, que a su vez la recibiera de Roma por el primer pacto (Foedus) del 418, en Tolosa.
La noticia recorrió el continente y todos los reyes de Europa celebraron la conquista y ordenaron misas en gratitud por la victoria. El Papa hizo repicar al unísono todas las campanas de Roma.

domingo, 9 de marzo de 2025

EL CARDENAL RICHELIEU Y SU INFLUENCIA EN CATALUÑA

El famoso cardenal Richelieu será siempre recordado como el malo de Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas. Pero los españoles deberíamos recordarle como el traidor a la propia iglesia católica, que tanto defendía España en esos años. Además, ¿Qué influencia tuvo su gestión sobre Cataluña?

CARDENAL RICHELIEU

En 1621 Luis XIII propuso al Papa que hiciese cardenal a Richelieu. Sólo tres años después se convertía en primer ministro. Desde el principio, Richelieu tuvo como meta neutralizar a los Austrias españoles y alemanes, extender el imperio de ultramar y centralizar el poder en Francia. Pero para eso no dudó en apoyar a los protestantes suizos contra España y a los también protestantes holandeses y alemanes en la Guerra de los Treinta años.

Fue alentado por Luis XIII, un monarca que lo aborrecía, pero al que no se le escapaba su sagacidad política. El resultado fue un fortalecimiento de la posición de Richelieu y el exilio definitivo de la reina madre. Se produjo en un momento crucial, porque durante esa época, los protestantes alemanes estaban dispuestos a llegar a un acuerdo con los Austrias que garantizaba a estos la hegemonía a cambio del reconocimiento de la libertad religiosa. 


LUIS XIII DE FRANCIA  REY DE NAVARRA Y CONDE DE BARCELONA 

En 1635, Richelieu logró entrar abiertamente en la guerra de los 30 años de parte de los protestantes, aún siendo un país católico, pero es que veía el poder del Sacro Imperio y el de España. En 1635 declaró la Guerra a España y la situación de Cataluña era clave dado su posición fronteriza. Dejando a un lado las batallas habidas, recordamos que quiso invadir España por Navarra, y fue derrotada en Fuenterrabía. Los catalanes no quisieron acudir a esa asedio francés. Después de su derrota, casi había cortado el camino a Flandes, que usaban los Tercios para abastecerse. De ahí viene lo difícil que es poner una pica en Flandes. Se pensó abrir un segundo frente en los Pirineos, que permitiría un rápido abastecimiento a las tropas. Este frente se abriría en Cataluña, lo que posibilitaría una aportación del Principado. La presencia del ejército no era agradable para las poblaciones fronterizas. El pueblo despreciaba al ejército, los nobles no querían aportar y la situación económica que era grave, influía negativamente para que Cataluña, al igual que el resto de España, entrara en guerra.

PAU CLARÍS 

Encabezados por Pau Claris, jefe del estamento eclesiástico, se impusieron en Barcelona los radicales secesionistas. Ese mismo año de 1640 en septiembre, la Diputación Catalana pide a Francia apoyo armamentístico. En octubre de 1640 navíos franceses usaban los puertos catalanes y Cataluña pagaba a un ejército francés de tres mil hombres, para empezar, que Francia enviaría al condado.  Al mes siguiente un ejército del rey recuperó Tortosa camino de Barcelona. Al acercarse a la ciudad estalló una revuelta más importante que la del Corpus, por lo que se selló la alianza con Francia. El 16 de enero de 1641, la Junta de Brazos (Las Cortes sin el rey) aceptaron la propuesta de Clarís de poner a Cataluña bajo protección del rey de Francia.

El enviado del rey francés a Cataluña ofreció la intervención militar solo en el caso de ser reconocido como soberano el rey francés. Lo aceptaron de forma que Luis XIII de Francia pasó a ser el nuevo conde de Barcelona. Poco después, en enero, un ejército franco-catalán lucharon y vencieron en Barcelona al ejército de Felipe IV que se retiró y no volvería hasta diez años más tarde. El Presidente de la diputación catalana, proclama la República y se la ofrece al rey Francés que es nombrado Conde de Barcelona y se consideran subditos de la corona francesa. El campo de batalla entre Francia y España que era Cataluña, los catalanes querían evitar al comienzo de la guerra y por no querer costear algo su defensa en favor de España, ahora lo hacían en favor de Francia, para colmo cediendo parcialmente su administración a un extranjero.

Richelieu nombró entonces un virrey y llenó la administración catalana de conocidos pro-franceses. A Cataluña el ejército francés le salía cada vez más caro y además se mostraban como un ejército de ocupación, un invasor. Por otro lado los comerciantes franceses competían con los catalanes favorecidos por Francia, y Cataluña se convirtió en una zona mercante más. Si a esto le sumamos la guerra, su costo, la consecuente inflación, para colmo hubo plagas y enfermedades generalizadas, llevó a la población a una situación límite. Advirtieron que su situación era peor con Francia que con Felipe IV.


EL ROSELLÓN 

En 1643, el ejército francés de Luis XIII conquista el Rosellón, Monzón (en Aragón) y Lérida. Richelieu y el rey francés murieron en 1643. Por una de esas ironías de la Historia, su sucesor en el cargo sería también un cardenal, llamado Mazarino y la regente era Ana de Austria, hermana de Felipe IV. Toda una ironía del destino. La política del país apenas varió con el valido, cardenal Mazarino. En 1648 termina la guerra de los 30 años con el Tratado de Westfalia y con la retirada de la guerra de sus aliados, los Países Bajos, Francia comienza a perder interés por Cataluña. Pero la guerra en Cataluña prosiguió

El fin de la guerra se saldó con la anexión del Rosellón (que jamás se recuperaría), y otras comarcas a la corona francesa, anexión confirmada en el Tratado de los Pirineos (1659), aunque en la Cataluña francesa los fueros catalanes fueron derogados en 1660. Se estipuló también el casamiento de la infanta María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, con Luis XIV de Francia. Así se impuso la hegemonía de Francia sobre España.


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