viernes, 27 de junio de 2025

COLÓN EN AMÉRICA -4-

Colón y sus hombres realmente estaban en lo que hoy llamamos Las Bahamas. Pero hay teorías en que se aseguran que Colón conocía la existencia de esas tierras, porque por sus cálculos no era posible llegar a "Cipango" un  términa referido a Japón que se utilizaba en la edad media y el renacimiento, incluso en los libros de Marco Polo, que como dijimos en otro capítulo, Colón había leído. Marco Polo lo popularizó en Europa al describir una tierra rica en oro y especias. 

MARCO POLO 
Colón basó sus expectativas en mapas y relatos de la época, como el mapa de Toscanelli, que situaban a Cipango en una posición que, en realidad, correspondía a la costa oeste de México.  Durante su primer viaje, Colón llegó a varias islas del Caribe, incluyendo Cuba, la cual llegó a pensar que era Cipango, debido a la información que había recibido de los nativos y a la creencia de que estaba cerca de Asia.  Aunque Colón no llegó a la verdadera Cipango en sus viajes, siempre mantuvo la esperanza de encontrarla, mencionándola en sus diarios y cartas como un objetivo a alcanzar.Pero todo se fue torciendo.
Los indígenas eran gentes que andaban desnudos, les pareció pobres y humildes y los convertiría a la fe por convencimiento y no a la fuerza. Cambiaban sus cosas por bagatelas que les sorprendían, Colón pensaba que esa sería la manera de conseguir oro y riquezas. 

Se han encontrado restos y monedas acuñadas en aquellos años en las tierras donde vivían el pueblo Arahuaco, que ya no existe. Lo que hoy llamamos El Salvador. Dos días estuvo allí el descubridor. Luego se dirigieron a lo que hoy llamamos Cuba. Le habían indicado que allí encontraría riquezas inmensas. Al desembarcar no encontró tales riquezas. Siempre pensando que estaba en Oriente, envió una expedición tierra adentro con un intérprete que hablaba latín, hebreo caldeo y árabe y también llevaba una carta de los Reyes, era un judío converso. Llegaron a una aldea donde fueron bien recibidos.
Fray Bartolomé de las Casas, tiempo después describió que esas gentes llevaron tabaco y lo dieron a conocer. Colón probó el fumar y vio que era agradable, pero no se dio cuenta de la importancia que podía tener el tabaco en el futuro. El seguía pensando que estaba en Japón o en China. Su deseo era ver al gran Khan.

MAPA DE TOSCANELLI. CIPANGO ESTÁ DONDE SE ENCUENTRA AMÉRICA

El día 22 de noviembre Martín A. Pinzón se marchó solo en busca de mejor fortuna a bordo de La Pinta. Navegando entonces con dos naves llegó a otro lugar mejor aprovechado, Baracoa. Pensó que ese lugar era bueno para instalarse. En su diario expuso que los Arahuacos no tenían religión, pero estaba equivocado. Escribió del buen carácter de los indígenas.
A principio de ese año se fue a una isla llamada Bohío, que era donde le dijeron que encontraría los tesoros que buscaba. En realidad aún no había encontrado algo de auténtico valor que presentar en Europa. A un día de navegación estaba en esa isla. La llamó La Española, ahora Haití y República Dominicana. Quedó maravillado de la hermosura de aquellas playas y tierras. Fueron recibidos por unas 100 barcazas y los indígenas subieron a los navíos, hombres y mujeres. Iban desnudos, no tenían complejos ni vergüenza, tampoco eran celosos los hombres. El jefe máximo de aquellas gentes, que estaban organizados en varios grupos con jefes de menor importancia, se llamaba Guacanagarí. Fue el primer aliado de Colón, le regaló pepitas de oro. Por fin lograba lo que había soñado. 

Colón no encontró luego nunca minas de oro en Haití, pero algunos hombres que le siguieron fueron más decididos y excavando encontraron la mina.
La nochebuena de ese año la nave Santa María encalló pues el timonel había confiado en un grumete. Tratando de desencallar el barco se fue abriendo en las junturas de los tablones. Finalmente naufragaron. El jefe Guacanagarí le prestó su ayuda y rescataron todo lo que pudieron del navío. Colón mandó disparar una andanada contra la nave para demostrar su poder ante los indígenas. Estos quedaron impresionados y Colón les regaló ropa y algunos enseres. Mandó construir un fuerte que llamó Navidad y dejó allí 40 hombres y se marchó con la esperanza de que a su regreso encontrase los tesoros ansiados. Solo le quedaba La Niña y ya no podía demorar mucho su regreso a España. Paró donde un río desemboca en el mar para recoger agua dulce, y cuando los marineros sacaron los barriles, éstos traían polvo dorado en los aros metálicos. Lo llamó Rio de Oro, pero en realidad no se sacó gran cantidad. Todavía hoy se trabaja en busca de oro con bateas a orillas del río.
Colón pensaba en el regreso y además en que Pinzón iba por delante y podía legar antes, falsear las cosas y llevarse la gloria.
Otra sorpresa esperaba todavía. Avista a La Pinta y Pinzón subió a saludar a Colón, éste creía que la codicia de Pinzón le habría llevado a buscar el oro. Llevaba una buena cantidad pero arreglaron sus diferencias porque ambos sabían que era muy arriesgado cruzar el mar solos. Colón capturó varios indígenas para ser llevados a España.
El 16 de enero de 1493, con las dos naves restantes, La Pinta y La Niña, emprendieron el viaje de retorno. Levaron anclas y enfilaron rumbo a Europa. Pero las peripecias de este primer viaje colombino aún no terminarían. El jueves 14 de febrero, cuando faltaba poco para llegar a las Azores, una violenta tormenta hizo que las dos carabelas perdieran el contacto. La Pinta, comandada por Martín Alonso Pinzón, se alejó para siempre y Colón nunca más volvería a ver a quien había sido su mano derecha. Pinzón, en vez de intentar reunirse con el Almirante en las Azores, continuó su periplo por el océano, movido por la ambición de llegar primero a España con las noticias de su descubrimiento. Sin embargo, el destino quiso otra cosa. Pinzón arribó al puerto de Bayona en Galicia a finales de febrero, y luego se dirigió a Palos a principios de marzo, adelantándose a Colón. A pesar de ello, la corte real le negó una audiencia y a los pocos días, Pinzón falleció a causa de una desconocida enfermedad.

PRIMER VIAJE DE COLON
La Niña, mientras tanto, salvó con muchas dificultades la tormenta. Colón incluso llegó a temer lo peor y lanzó un pergamino con el relato de su viaje al mar, con la esperanza de que quien lo hallase, lo hiciera llegar a los reyes. Los tripulantes de La Niña al verse a punto de naufragar realizaron el denominado voto colombino., que era una promesa religiosa realizada para cumplir al llegar a España. Por fortuna, el reducido grupo pudo continuar su viaje hacia las Azores, donde repusieron sus fuerzas.
Según un manuscrito posterior de Bartolomé de las Casas, Colón decidió echar en suerte entre los tripulantes el ir en peregrinación a dos centros religiosos: primero el Monasterio de Guadalupe, en Extremadura, que le tocó al propio Almirante; y segundo al Santuario de la Santa Casa, en los Estados Pontificios (Italia), que le tocó a un marinero. Un tripulante propuso entonces que se sortease también ir en peregrinación al Monasterio de Santa Clara (Moguer), lo cual le volvió a tocar a Colón. Además todos acordaron ir juntos en procesión a alguna iglesia de advocación mariana en la primera tierra que tocasen.
Finalmente Colón, con La Niña, el 15 de febrero de 1493, al fin llega la carabela a las Bocas del Tajo, como quien dice a Lisboa. Va a tener que hacer partícipes de la noticia a los portugueses antes que a los castellanos. Todos piensan que a la Pinta se la tragó el mar.

jueves, 26 de junio de 2025

LAS DESAMORTIZACIONES

Después de la Guerra de Independencia contra Francia, al morir Fernando VII en 1833, ya en franca derrota en las luchas de las Independencia en América, aparecieron las Guerras Carlistas, por la decisión del hermano del finado rey a heredar en lugar de su sobrina Isabel, que era menor de edad  pero la regente al reino era su madre, María Cristina Borbón Dos Sicilias. hasta 1840. Pero debido a las guerras, las perdidas de los vireinatos con América y su consiguiente monopolio comercial, las arcas del país estaban en bancarrota. Hacía falta recaudar dinero a un país cuyos habitantes estaban en la ruina.

La Desamortización fue un “Proceso por el cual se liberalizan los bienes que no podían ser enajenados", bien por estar vinculados a un linaje (mayorazgo) o a instituciones (Iglesia, ayuntamientos, Estado, hospitales, etc.).  La desamortización fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII con la denominada “desamortización de Godoy” en el año 1798, aunque ya hubo un antecedente en el reinado de Carlos III.
La finalidad prioritaria de las desamortizaciones realizadas en España fue conseguir unos ingresos extraordinarios para amortizar los títulos de Deuda Pública fundamentalmente los vales reales que expedía el Estado para financiarse.
Persiguió acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores que fuesen propietarios de las parcelas, para que cultivaran y crearan las condiciones capitalistas y de esta forma el Estado pudiera recaudar más y mejores impuestos.
Ya en el siglo XVIII, Campomanes (1723-1802), Ministro de Carlos III y uno de los artífices de la disolución de los Jesuitas, ya había recomendado la desamortización en 1765, y no sólo para los bienes de esa Orden. Jovellanos (1744-1811) la retomó en su famoso Informe sobre la Reforma Agraria, en 1795. Y siguiendo esas indicciones, Godoy (1767-1861) inició las primeras medidas desamortizadoras, en 1801. Una desamortización que tuvo la expresa autorización papal y que Godoy volvió a utilizar más adelante. Desde finales del siglo XVIII, el Papado había ido concedido a los reyes de los países católicos, la facultad de suprimir órdenes religiosas que estuviesen integradas por 12 o menos miembros, en total, pudiéndose quedar con los bienes de las mismas a cambio de garantizar la subsistencia de los disueltos y de aplicar los bienes que se obtuviesen a finalidades de utilidad general, pública o social.
Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) también se aplicaron o decretaron desamortizaciones, tanto por el gobierno de José I Bonaparte, como por las Cortes de Cádiz. Todas ellas se suspendieron en 1814. Y nuevamente, durante el Trienio Liberal (1820-1823) se adoptaron medidas análogas, que fueron suspendidas -que no abolidas- en 1824, al restablecerse el absolutismo de Fernando VII. 
Todo ello se hizo invocando los precedentes sentados por el Papado y por la Monarquía, que habían terminado por dar a la Corona la facultad de ejecutar, por sí misma, esas medidas de disolución de órdenes religiosas, si bien acotada a los casos que puntualmente se presentasen. Esa había sido la base desde la que se habían sugerido por Jovellanos, y acometido por Godoy, las primeras disposiciones desamortizadoras. Y también fue esa misma base jurídica que la que amparó las medidas desamortizadoras emprendidas por José Bonaparte y por la Cortes de Cádiz y los revolucionarios de 1820.
Tras la muerte de Fernando VII, el 29 de septiembre de 1833, su hermano D. Carlos lanzó a sus partidarios a la guerra civil. 

La viuda del Rey, la Reina Gobernadora Mª Cristina, junto con la camarilla cortesana, comprendieron que la única manera de conservar el trono para la reina niña Isabel II era buscar la alianza con los liberales. No es este el momento de explicar las bases y causas de la Primera Guerra Carlista, pero también ésta incidió en la aceleración de las medidas desamortizadoras. En lo que se refiere a dichas medidas, entre 1834 y 1835, bajo Martínez de la Rosa (1767-1862) y Toreno (1786-1843), sobre la misma base jurídica antes referida, se retornó a impulsarlas. El Gobierno de Toreno, en 1835, promulgó la Real Orden de Exclaustración Eclesiástica, por la que se ordenó suprimir todos los conventos que contasen con doce religiosos o menos. Fue el primer paso.
La desamortización fue una de las armas políticas con la que los liberales intentaron modificar el sistema de la propiedad del Antiguo Régimen con la finalidad de implantar el nuevo “estado liberal” durante la primera mitad del siglo XIX.
Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían vender, hipotecar o ceder y se encontraban en poder de las llamadas “manos muertas”, es decir, la iglesia católica y las órdenes religiosas que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos y los llamados “baldíos”  y las tierras comunales de los municipios, que servían de complemento para la precaria economía de los campesinos.

Existía en las autoridades avanzadas una gran preocupación por el atraso de la agricultura española. Todos coincidían en que una de las causas principales del problema agrario del país era la enorme extensión que alcanzaba en España la propiedad amortizada en poder de la Iglesia y de los municipios.
Las tierras que detentaban estaban en general mal cultivadas, además de que quedaban al margen del mercado, pues no se podían enajenar, ni vender, ni hipotecar, ni ceder, con el consiguiente aumento del precio de la tierra libre, y además no tributaban a la Hacienda Real por los privilegios de sus propietarios. 
Se calcula que un tercio de las tierras agrícolas pertenecían a la Iglesia.
Las medidas gubernamentales alcanzaban desde las esferas políticas y económicas a las religiosas, sociales y educativas. La Iglesia era un estamento de mucho poder y la política desde Carlos III no pretendía combatir a la Iglesia.
Las dificultades con las comunicaciones con América a causa de la guerra con Inglaterra, impedía la recaudación y la llegada de productos. En el interior una mala red de comunicaciones dificultaba la distribución. El enfrentamiento en nuevos conflictos bélicos hacía necesaria la recaudación. Se creó la Lotería Nacional, se emitió deuda pública.
Carlos IV heredó un país con deudas y  enemigos. Y asociado a Francia, para colmo. Carlos IV lo tuvo jodido con la posibilidad de contagio con la Revolución Francesa. 
El siglo XIX fue un desastre en todos los sentidos, y en lo económico no digamos. Es fácil criticar sin tener en cuenta todos los aspectos de unas decisiones difíciles de tomar. Ojo!. Hacía falta mucho dinero, después de Trafalgar vino la Guerra de Independencia y luego las tres guerras Carlistas y conjuntamente las luchas de emancipación en América. El país estaba en la ruina. en febrero de 1836, declarándose en venta todos los bienes del clero regular (órdenes religiosas), por el que los bienes de las órdenes regulares eran declarados nacionales y se ponían a la venta en pública subasta. En 1837, por otro decreto, Juan Álvarez Mendizábal, desamortizaba los bienes del clero secular. Mendizábal aspiraba alcanzar los siguientes objetivos con la desamortización: El financiero era el más importante, puesto que había necesidad de buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado, y obtener recursos económicos para la guerra contra los carlistas. El objetivo económico: se quería aumentar la producción agrícola. El objetivo político: era necesario ampliar el número de simpatizantes al liberalismo y atraerse a las filas liberales a los principales beneficiarios de la desamortización, la incipiente burguesía. 
En la evolución económica de España, se puede observar un período de estancamiento hasta 1860, en el que se produjeron descensos permanentes de los precios, guerras y pérdidas de los territorios americanos y a partir de esta fecha, 1860, la economía se caracteriza por un ritmo de crecimiento más rápido.

CONVENTO ABANDONADO POR LA DESAMORTIZACIÓN
La revolución industrial española fue un proceso lento (desde el primer tercio del siglo XIX hasta bien entrado el s. XX), localizado (Cataluña, Asturias y País Vasco) y de poco alcance ya que en España existía un considerable atraso industrial respecto a Europa.
Pero no todo fue malo, en la desamortización: muchas iglesias y monasterios se transformaron en edificios públicos y fueron conservados para museos u otras instituciones públicas, que aún perviven. En lo urbanístico se contribuyó a la modernización de las ciudades. Se pasó de la ciudad antigua y pueblerina, muy dependiente de la nobleza y el clero, a una ciudad burguesa, propia de la época en toda Europa, con  construcciones de más altura, ensanches y nuevos espacios públicos.
En el campo se estableció el plan de reforma del agro. Se efectuó a tierras improductivas, fundamentalmente. 

LA SOCIEDAD ESPAÑOLA FUE MEJORANDO
Realmente una Reforma Agraria, algo adelantado a su tiempo, ya que eran latifundios en manos del clero o nobles, que no producían nada.

miércoles, 25 de junio de 2025

LEYENDA DEL VUELO SEVILLA-LA HABANA - 1933

El vuelo Sevilla-Cuba es bastante arriesgado pues se trata de volar más de cuarenta horas recorriendo casi 8.000 km sin escalas, de los que 6.300 serán sobre el mar. Como mínimo, se calculan 40 horas de permanencia en el aire.


Por vía diplomática, se había comunicado a las autoridades cubanas que el “Cuatro Vientos” pretendía volar desde España a Cuba y que si las condiciones meteorológicas lo permitían, el intento se llevaría a cabo el 4 de junio de 1933. Lo mismo se hizo con las autoridades mexicanas.
El día señalado, a las 4,40 horas se puso en marcha el motor y poco después el avión inició su carrera. Después de rodar los 1.500 metros de pista, se elevó en el cielo sevillano, todavía casi a oscuras. Tras sobrevolar la ciudad, dormida aún a sus pies, el pájaro blanquirrojo puso rumbo al mar, escoltado por los aviones militares y una avioneta civil que habían acudido a despedirlo.
Ya no se tendrían más noticias de ellos hasta que alcanzaran su destino, dado que el Cuatro Vientos había prescindido de la radio para ahorrar peso. Treinta y dos minutos más tarde, el avión abandonaba la costa española por Sanlúcar de Barrameda, en la desembocadura del Guadalquivir, siguiendo la ruta colombina.

Hace rato que ha amanecido y el cielo ha pasado de rojo anaranjado a azul intenso sobre el mar, pero los dos hombres a bordo del pequeño avión blanquirrojo apenas pueden disfrutar de la vista. Llevan treinta horas sentados, inmóviles en sus estrechos cubículos con el monocorde ruido del motor incansable, sin un fallo, sin ver más que el cielo y el mar, interminable, que se desliza apenas bajo las alas del biplano. El navegante se inclina afanoso sobre los mapas y el tablero de notas, mientras repasa sus cálculos. Dentro de tres horas llegaremos a la bahía de Samaná.
Hasta ahora, la navegación ha sido perfecta, aunque sólo han utilizado, poco más o menos, los mismos métodos que los antiguos navegantes, calculando los trayectos por la línea de rumbo geográfico constante, corrigiendo el rumbo que marca la brújula guiándose por el sol, la luna o las estrellas, cuya altura miden con un sextante.

El 12 de junio de 1933 habían llegado a Camagüey. Son las 15,39 horas y las ruedas del Cuatro Vientos tocan suelo cubano con sólo cien litros de combustible en su gran depósito después de volar durante treinta y nueve horas y cincuenta y cinco minutos, el tiempo que había calculado Barberán. Este vuelo fue un hito en la aviación española, cubriendo una distancia de casi 8.000 km sin escalas, la mayoría sobre el mar. La hazaña de Barberán y Collar copó las páginas de todos los diarios.
Tras ser homenajeados por la colonia española, los aviadores pernoctaron en el Hotel Camagüey. Unas visitas protocolarias mientras se revisaba el avión y poco después del mediodía, a las 14,22 horas, el Cuatro Vientos reemprendía finalmente el vuelo hacia la capital cubana. En el aire, cerca ya del aeródromo Columba, donde esperaba impaciente un gentío de más de diez mil personas, el biplano español fue recibido por cuatro aviones militares que le dieron escolta hasta que tomaron tierra a las 17,15 horas. Hacía un intenso calor y el público cubano prorrumpió en una más calurosa aún salva de aplausos, tratando por todos los medios de franquear la barrera de seguridad con la que los soldados y marinos pretendían inútilmente mantener el orden y proteger al avión y sus tripulantes del abrazo y el cariño de la multitud. Barberán y Collar acudieron a numerosos actos de homenaje y protocolo, numerosísimos los banquetes, cenas, almuerzos y copas ofrecidas por toda suerte de entidades. Hasta paseos y pesca en yate y una jornada en la playa se convirtieron en verdaderos actos de homenaje que se prolongaron hasta el día 18, cuando ambos aviadores comenzaron a preparar la última etapa, el vuelo hacia México y Estados Unidos.

El día 19 fue una jornada de descanso. Mientras, en la revisión que Madariaga y mecánicos cubanos realizaban al avión, se había descubierto una grieta por la que escapaba gasolina y se procedía a su reparación.
La siguiente etapa prevista era el vuelo hasta la capital de los Estados Unidos de México. Nadie podía imaginar que la tragedia esperaba agazapada el paso del avión español porque, aunque el vuelo atravesaba zonas de difícil orografía y áreas inexploradas de selva, sin comunicaciones y de difícil acceso, se trataba en realidad de una ruta utilizada ya habitualmente por la aviación comercial.
Mientras esto sucede, el sargento Madariaga encuentra en la revisión de la aeronave una grieta en su depósito de combustible, por lo que, auxiliado por mecánicos cubanos, procede a su reparación y a la puesta a punto para el vuelo a México.


Tal día como hoy de hace 92 años, el fatídico 20 de junio de 1933 amanece gris y con una fina lluvia que no amilanó a los aviadores Barberán y Collar que despegaron desde La Habana a las 05:52 rumbo al este.  Se documenta el paso del aparato por varios puntos y a las 11:35 sobrevuela la población de Villa Hermosa, ya en tierras mexicanas. A partir de ahí se desvanece en la península del Yucatán.
Mientras tanto el periódico mexicano “El Nacional” publica un editorial de saludo: “¡Bienvenidos!” Desde las márgenes del Bravo hasta los límites con las tierras polares del Ártico, el clamor de los pueblos es unánime en el anchuroso continente americano de habla española: “¡Bienvenidos los aviadores españoles!”. Es ese el sentir general, como antes en Cuba, y un público ansioso de más de sesenta mil personas se agolpa en el aeródromo de Balbuena. Desde muy temprano, esperan también, disciplinados, los dos batallones de infantería y el regimiento de caballería que rendirán honores y cubrirán la vigilancia. Junto a ellos, en filas ordenadas, las escuadrillas de aviones Vought y Douglas que les darán escolta en el aire. Y la espera se hace tensa, larga…


Varias horas después, a las dos y media de la tarde, la inquietud comienza a hacer mella entre las autoridades y la multitud que espera. La última noticia recibida era la de que el Cuatro Vientos había sido visto, poco después de las once y media, volando cerca de Villa Hermosa, en Tabasco. Sin noticias, se decide salir al encuentro del avión y las escuadrillas de escolta despegan a las 14,40 horas. Encuentran el cielo encapotado y poco después un intenso aguacero que les obliga a retornar a Balbuena poco antes de las cuatro. Cree el gentío que entre los aviones llega el Superbidón, pero su decepción aumenta y los ánimos comienzan a enfriarse. El tiempo ha empeorado seriamente. Más tarde un comunicado oficial informa que el telegrafista de Otumba ha informado del paso del avión por su zona y la esperanza vuelve a sonreír. Despegan de nuevo los mexicanos, incluso bajo la lluvia torrencial, pero se ven obligados a posarse de inmediato en el lodazal en que se ha convertido el terreno. A las cinco, la ansiedad se ha apoderado hasta de los más optimistas, pero todos permanecen, inmovilizados, bajo la lluvia. Algo le ha ocurrido al Cuatro Vientos. Ya no cabe la menor esperanza cuando los minutos van pasando sin ninguna noticia. Y la multitud empieza a irse.


Se inicia una intensa, prolongada y hasta exhaustiva operación de búsqueda en la que se verá implicada toda la Aviación Militar de México y en la que también participarán fuerzas terrestres  y numerosos voluntarios civiles mientras se van conociendo informes del paso del Cuatro Vientos. Todos los esfuerzos serán inútiles y varios días después, agotadas todas las posibilidades y los recursos, se da al avión por desaparecido. La hipótesis más probable que se barajó en su día y todavía sigue siéndolo es la de la caída al mar, obligados a desviarse de su rumbo por el mal tiempo. Una cámara de neumático hallada en la costa y que habría servido de salvavidas es la única evidencia encontrada de la tragedia. Lo más probable sigue siendo, como afirmara Ramón Franco en su día, que el Cuatro Vientos cayera al océano. Lo seguro es, eso sí, que su último vuelo fue directo a la leyenda.
En febrero de 1934 se les concede a Barberán y a Collar la Medalla Aérea y se dispone que sus nombres figuren permanentemente a la cabeza de las escalillas de la Aviación Militar en sus respectivos empleos.
Esto último se ha cumplido solo de manera parcial.

martes, 24 de junio de 2025

HIJOS DE LOS REYES CATÓLICOS

Isabel y Fernando tuvieron cinco hijos. Y criaron a dos más que eran hijos bastardos de Fernando, concebidos, según se cree, antes del matrimonio con Isabel. 


La verdad es que el destino fue trágico con los RR.CC. La muerte prematura de todos y cada uno de los herederos hasta llegar a Juana, tuvo como consecuencia la entrega inmediata de Castilla, León, Galicia, Aragón, Valencia y todas las tierras americanas, en manos de una dinastía  proveniente de Centroeuropa, dinastía además completamente ajena a los avatares históricos de la Península Ibérica, y muy diferentes a castellanos y aragoneses, en costumbres y forma de entender la vida. Con Juana I de Castilla, encerrada durante muchos años en Tordesillas, aunque reina nominal, gobierna su hijo Carlos I, un Habsburgo, hijo de Felipe I de Castilla, el hermoso, que murió a los dos meses de ser proclamado rey, con ella decía, termina para siempre la dinastía. En este sentido la tragedia de los Trastámara fue la tragedia de la España de entonces, que abortó como nación vertebrada bajo una corona autóctona, una Monarquía que entendiese a los españoles, con sus características de diferentes niveles sociales, máxime en un periodo histórico en el que termina la Edad Media y comienza la Edad Moderna con el surgir del Renacimiento. A esto hay que agregar la exploración, conquista y colonización del continente americano, y la defensa del catolicismo, ya que el protestantismo había iniciado su reforma hacía unos años. También se acababa de terminar la Reconquista de los territorios peninsulares a los musulmanes, y expulsando a los judíos y falsos conversos.
El sentir del pueblo español era que ninguna proeza quedaba fuera de su alcance. Así hubo un momento en que Castilla pudo ser mediterránea, siguiendo la vocación aragonesa, volcada hacia el Mediterráneo, o sólo concentrarse en sus posesiones de Ultramar, cruzando el Atlántico. La potencia de los Reyes Católicos, los más ricos y fuertes de Europa habrían permitido tal aventura con éxito.
Evidentemente se inicia una nueva época en España, nueva dinastía, nuevos proyectos y problemas, nuevos gobernantes y con el nuevo rey, Carlos I, no obstante ser extranjero, y hasta ser visto con recelo, supo poco a poco, a pesar de su juventud y de sus consejeros flamencos, ir ganando al pueblo a pesar de las rebeliones de Castilla y las Germanías, llegando a convertirse en un gran español, e incluso ser nombrado el V emperador del Sacro Imperio Romano Germano. Nacido en el año 1500, fue Rey de las coronas hispanas desde 1517 y Emperador desde 1520. Y llevó y defendió el catolicismo en sus territorios y en los que gobernaba, no sin faltar guerras y tiempos duros que tuvo que padecer. Su hijo, Felipe II, amplió aún más las tierras y supo gobernar con prudencia y organización, llegando a ser el “Imperio donde nunca se ponía el sol”.
El reinado de los RR.CC. fue desde el año 1479 hasta el año 1504 (muerte de Isabel). Los hijos de los Reyes Católicos fueron 5: Isabel, Catalina, María, Juana y Juan. El único hijo que sucedió a los Reyes Católicos fue Juana la cuál nunca gobernó por estar desplazada por enferma mental, aunque posee el título de Reina de Castilla.
En el año 1504 muere Isabel la Católica y en 1516 Fernando el Católico, siendo regente el Cardenal Cisneros, hasta la llegada de Carlos de Habsburgo.
Con los Reyes Católicos se crea el concepto de “Las Españas” dónde cada reino mantenía su autonomía.

Los hijos de los Reyes Católicos fueron los siguientes:
Isabel (1470-1498)
Juan (1478-1497)
Juana I de Castilla (1479-1555)
María (1482-1517)
Catalina (1485-1536)
Tuvo un aborto en mayo de 1475
Y un bebé mortinato en junio de 1482
Fernando tuvo dos hijos bastardos que crió Isabel
1.- Alonso  (1470-1520) con Aldonza Ruiz de Ivorra, noble catalana de Cervera. Llegó a Prelado español, arzobispo de Zaragoza y Valencia y virrey de Aragón.
2.- Juana María (1471-1510), con Juana Nicolás, una plebeya. Fue la segunda esposa de Bernardino Fernández de Velasco, III conde de Haro y VII condestable de Castilla.
Los hijos del matrimonio fueron: 

1.- ISABEL de Trastámara, (también conocida por Isabel de Aragón), fue la primogénita y por tanto la heredera de ambas coronas. Nació en Dueñas el 1 de octubre de 1470, antes de que reinara su madre, que fue proclamada reina en 1474. Isabel convocó a Cortes en 1475 en Madrigal y allí su hija fue proclamada Princesa de Asturias, (heredera de Castilla).
En 1490 y en cumplimiento del acuerdo de Alcáçovas con el  reino de Portugal, se prepara la boda de la primogénita Isabel, que ya se había “devaluado” ya que no era heredera a la corona (al nacer su hermano Juan en 1478 y ser jurado heredero en 1480), con el heredero del trono portugués, Alfonso de Portugal que había cumplido los 14 años. Los desposorios se celebraron en Sevilla en abril. Pero Alfonso de Portugal murió en julio de 1491, al año siguiente de su boda, dejando viuda a la hija de los reyes, y regresó junto a sus padres. Quiso ser religiosa con las Clarisas, pero no se le permitió.  En 1495 muere el rey portugués y se conviene la boda del nuevo monarca, Manuel I el afortunado. La princesa Isabel asintió, ya que el pueblo en su día se había mostrado bien con ella cuatro años antes y puso la condición de que en el reino se expulsara a los judíos, cosa a la que el rey aprobó y cumplió. En 1497 muere su hermano Juan, heredero a la corona, con lo cual Isabel vuelve a ser Princesa de Asturias. Tres años después Isabel tuvo un hijo, Miguel de la Paz. Nació en agosto de 1498 en Zaragoza y desgraciadamente su madre falleció en el parto. Quedó el niño al cuidado de sus abuelos, los RR CC quienes lo juraron heredero de Castilla-León y Aragón. Y también lo juraron heredero de la corona de Portugal. Las esperanzas no podían ser mayores. Pero la desgracia se cebaba con la familia de Isabel y Fernando. Miguel de la Paz  murió en Granada en julio de 1500, sin llegar a los dos años. Fue sepultado en Toledo y cuando estuvo terminada fue trasladado a la Capilla Real de Granada.

2.- JUAN, nació en junio de 1478 en Sevilla. Naturalmente la alegría era total. Pero desde el primer momento demostró una salud frágil. Era débil, inapetente y aunque siempre vigilado por médicos nunca se mostró como un joven saludable.
En abril de 1480 se celebraron Cortes en Toledo y se juró a Juan, Príncipe de Asturias y al año siguiente en el mes de mayo fue Jurado en Calatayud como heredero a la corona aragonesa. Por supuesto esto hacía que desbancaba a su hermana Isabel como heredera  a las coronas.
En junio de  1481 se juró al príncipe en Barcelona. En marzo de 1483 el príncipe Juan fue recibido en Valencia, donde fue jurado por ese reino.
Se aplicaría las leyes de Sucesión para Castilla según las cuales la corona la heredaba el primogénito. Las mujeres podrían reinar de no haber varón. La unión dinástica de Castilla con Aragón era un hecho y faltaba Navarra. Por eso a los 4 años del niño se proyectó la boda con la heredera de Navarra, Carolina, de 14 años. Muere el rey navarro, pero su esposa prefiere casar a su hija con Juan de Albret, que encuadraba así los territorios franceses de Navarra, cosa muy en contra de los intereses de nuestros RR CC. La ayuda de Francia a Portugal en la guerra contra Castilla habían estropeado las relaciones entre ambas coronas. Fracasado el intento matrimonial, (incluso uno anterior con Juana, la Beltraneja), se concertó el matrimonio del heredero Juan con Margarita de Austria, hija de Maximiliano I, rey de romanos, y también de la segunda hija, Juana con el archiduque Felipe, hijo y heredero del Emperador y Soberano de los Países Bajos por parte de madre. De esta forma se concertaron ambas bodas, sin dote.
En noviembre de 1495 el joven Juan contrajo matrimonio por poderes con Margarita. Ella llegó a España en marzo de 1497. Fue muy bien recibida, despertando un encendido amor en el príncipe. Tan sólo habían pasado dos meses del casorio cuando se evidencia en el joven una debilidad física. Sufrió un ataque de viruelas en Medina del Campo en el mes de julio. Se supone que no tuvo relación con su mujer dada la posibilidad de contagio. El príncipe enfermó gravemente en Salamanca un mes después. Avisados los reyes, Isabel se quedó para entregar a su hija a don Manuel en la boda y Fernando cabalgó sin descanso para consolar a su hijo al que vio morir el 6 de octubre de 1497. Desolados los padres y la viuda, que llevaba un hijo en sus entrañas. Pero agravando más aún la pena, Margarita perdió al hijo que esperaba a principios del año siguiente.

3.- JUANA, nace en noviembre de 1479 en la ciudad de Toledo. Realmente la suerte le fue esquiva a esta mujer. Tenía a un hermano varón y una hermana mayor, por lo que en ese momento era la tercera en línea de sucesión. Fallecido el padre de Fernando le sucedió como rey de Aragón. Juana tenía concertado el matrimonio con el archiduque Felipe, hijo y heredero del Emperador y Soberano de los Países Bajos por parte de madre. Esta boda conmocionó a toda Europa. Se celebró el 20 de octubre de 1496 con toda pompa y boato. Por decirlo rápido la española no fue bien recibida en una corte mundana, lujosa y festiva y dada a los placeres, cosa que chocaba muy directamente con la austeridad castellana y la religiosidad con la que había sido criada Juana de Trastámara. A pesar de diferencias de carácter que dieron lugar a numerosas riñas, entre Juana y Felipe surgió un afecto intenso que acabó dando a luz a seis niños. Al morir Miguel de la Paz en 1500, Juana se convirtió en la única heredera de las coronas de Castilla y Aragón, por lo que su madre, Isabel, le imploró que regresara urgentemente de Flandes a España. Por entonces nadie cuestionaba la capacidad de Juana para reinar. Sus arranques temperamentales eran del dominio público, pero se los consideraba un rasgo heredado de imponente madre, muy religiosa, y de su abuela que después de la muerte de su marido había quedado en una profunda depresión.
En cuanto Juana y Felipe llegaron a España, la reina Isabel lo dispuso todo para que las Cortes de Castilla reconocieran a su hija como heredera legítima al trono. La intención de Isabel era que Juana la sucediese en Castilla como reina propietaria, con o sin el apoyo del archiduque.
Las Cortes de Toledo en mayo de 1502 fue entonces cuando empezó a ponerse en cuestión su idoneidad para gobernar. Cuando la reina Isabel redactó un último testamento poco antes de su muerte, el 26 de noviembre de 1504, existían serias dudas en torno a la salud mental de Juana. Aunque Isabel la confirmó como heredera de sus reinos, en el documento añadía que si la reina Juana, "estando en ellos, no quiera o no pueda entender en la gobernación dellos", sería Fernando quien ejercería la regencia en su nombre.
Isabel dudó seriamente de las aptitudes de su hija para gobernar. El ferviente deseo de Juana por reunirse con su esposo chocaba con las intenciones de su madre de que aprendiera a gobernar. Las discusiones entre ambas mujeres tuvieron un grave efecto en la salud de ambas, hasta el punto de que la reina sufrió serios dolores en el pecho. Como sabemos la reina Isabel murió ese año de 1504.
En junio de 1506 Felipe firmó con su padre la concordia de Villafáfila, en la que se estipulaba que si la nueva reina no quería o no estaba en condiciones de gobernar, Felipe asumiría total autoridad y hasta continuaría siendo rey a la muerte de su esposa. Fernando se comprometió a retirarse a Aragón. La muerte repentina de Felipe el Hermoso, el 25 de septiembre de 1506, supuso sin duda un tremendo golpe emocional para Juana, embarazada de su sexto hijo.
Juana se empeñó en reabrir el féretro del esposo, mientras lo trasladaba de un pueblo a otro de Castilla.  Al negarse a tratar los asuntos urgentes, Juana había demostrado una vez más su incapacidad para el gobierno. La muerte de Felipe permitía a Fernando volver a ocupar el poder en Castilla, esta vez como regente en nombre de su hija Juana y de su nieto, el futuro emperador Carlos V, por entonces un niño de seis años. El cardenal Cisneros es elegido para ser regente de la corona, en colaboración con un Consejo del Reino. Fernando marcha a Aragón y luego a Italia. En 1507 vuelve Fernando y  se encuentra con su hija en un pequeño pueblo próximo a Burgos. Vio a Juana, acompañada por el carro con el ataúd de su esposo Felipe. Padre e hija tomaron el camino de Burgos, pero poco antes de llegar doña Juana se negó a seguir. Fernando hizo que la encerraran en el castillo de Tordesillas en febrero de 1509 fuertemente vigilada. Allí permaneció durante medio siglo, hasta su muerte en 1555. Murió siendo reina de Castilla. Fernando quedó como regente de Castilla, aunque se centró en Italia y dejó en su lugar al cardenal Cisneros como Canciller Mayor de Castilla.
Para los que opinan que Fernando la encerró en Tordesillas, hay que tener en cuenta que eso ocurrió tres años después de la muerte de Felipe. Cuando llegó a Tordesillas, Juana estaba acompañada de su hija menor, la joven infanta Catalina, y no se hallaba lejos del cadáver de su marido, depositado en el vecino monasterio de Santa Clara. En 1516 murió Fernando y al año siguiente llegó su hijo Carlos, sería proclamado rey si bien antes visitó a su madre y llegaron al acuerdo de que Carlos reinaría y ella también, figurando ambos en los documentos de Castilla, ella delante de él.
Juana I de Castilla murió el Viernes Santo de 1555, a los 76 años, tras haber permanecido confinada casi medio siglo.

4.- MARÍA, nació en junio de 1482.  Conocida como María de Aragón.Murió en 1517 como reina consorte de Portugal. Al nacer, el parto fue difícil ya que después nacer la niña a las treinta y seis horas nació otra criatura muerta en ese caso. La guerra contra Granada continuaba y tanto Fernando como Isabel trabajaron uno como militar y la otra con logísticas. En 1498 su hermana Isabel había muerto al parir dejando un hijo, que moriría dos años después, y al viudo rey Manuel de Portugal. Al año siguiente lo reyes españoles ofrecieron al portugués a María, a fin de continuar con la buena relación de los reinos, que de casarse el portugués con otra persona de familia no afín a los intereses castellanos, como los Braganza o los Medina-Sidonia, pondría en dificultades a nuestros reyes. Así, obtenida la pertinente bula papal de Alejando VI, se firmó por poderes la boda en agosto del 1500, tenía María 17 años.  Vivieron en concordia los esposos. Portugal tuvo una época de esplendor tanto en su expansión americana como en las artes, letras y arquitectura. Ambos tuvieron el respeto y el cariño de su pueblo. Tuvieron diez hijos, por lo que la sucesión al trono estaba asegurada. Destacamos a su hija Isabel, que se casaría en 1526 con su primo Carlos I de España, fue mujer de gran belleza, buena esposa y Carlos al conocerla se enamoró perdidamente de ella y fue su única esposa. Fue por tanto emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico y reina de España. Actuó como gobernadora de los reinos españoles durante los viajes de su marido por Europa. Al morir ella en 1539 Carlos entró en una profunda depresión durante varios meses que solamente la guerra obligó a seguir con sus trabajos. De esa unión nacería Felipe II, que en 1578 presentó sus derechos al trono portugués consiguiendo así cumplir el sueño de sus abuelos los RR.CC. y de Manuel el afortunado, de reunir en una sola cabeza las coronas peninsulares. 

5.- CATALINA de Aragón,  nació en diciembre de 1485 en Alcalá de Henares. La reina Isabel tenía entonces 35 años, edad avanzada para aquellos tiempos para parir. No tenía la niña aún los tres años cuando los embajadores de Inglaterra llegaron para pedir la mano de Catalina para el príncipe heredero, don Arturo.  El 14 de noviembre de 1501, Catalina se desposó con Arturo en la catedral de San Pablo de Londres, pero el matrimonio duró tan solo un año. Los dos miembros de la pareja enfermaron de forma grave, causando la muerte del Príncipe. Su papel en Inglaterra quedó reducido al de viuda y diplomática al servicio de la Monarquía hispánica. Con la intención de mantener la alianza con España, el rey Enrique VII tomó la decisión de casar a la madrileña con su otro hijo, su sucesor, Enrique VIII. Así en 1509 se casan Enrique y Catalina. Pese a la buena sintonía inicial, la sucesión de embarazos fallidos, seis bebés de los que solo la futura María Tudor alcanzó la mayoría de edad, enturbió la convivencia entre el Rey y la Reina. Con todo, Catalina adquirió gran relevancia política y supo estar a la altura en los asuntos de Estado. Catalina era una joven brillante, muy culta.  En 1513, su marido la nombró regente del reino en lo que él viajaba a Francia. Así, la Reina tuvo que ver como Escocía invadió Inglaterra.  Catalina congregó al ejército, a pesar de estar embarazada, cabalgó hacia el norte en armadura completa para dirigirse a las tropas.  Tanto fue así que Erasmo de Rotterdam la calificó como de enriquecedora conversación y despierta inteligencia. Thomas Cromwel dijo de ella: "Si no fuera por su sexo, podría haber desafiado a todos los héroes de la historia"  Pero al no tener hijo varón Enrique VIII pidió al papa anular el matrimonio y ante la negativa de éste, le llevó a romper con la Iglesia Católica. Creó la iglesia anglicana. Catalina, cristiana muy devota a pesar del peligro se negó a aceptar la anulación de su matrimonio. Catalina mantuvo su catolicismo firme e impregnó esos valores en su hija María, que cuando fue reina volvió a instaurar el catolicismo en Inglaterra.  El 7 de enero de 1536 muere Catalina de Aragón. Sus restos se llevaron a la catedral de Peterborough. Todos los 29 de enero, aniversario de su entierro, tienen lugar unos actos conmemorativos en la catedral. Hay un escrito que dice “Catalina, reina de Inglaterra”


ESCUDO DE CARLOS I DE ESPAÑA 

No tuvieron suerte en general los Reyes Católicos con la vida de sus cinco hijos. Con la llegada de Carlos de Habsburgo, hijo de Juana I, nieto de los RR CC, en 1516, se unen todas las coronas en una sola persona. Para algunos historiadores aquí es cuando nace la España como Nación, si bien era la conjunción de reinos.
Los reyes de Castilla y Aragón no fueron unos reyes que disfrutaran de la corte, de fiestas y placeres, más allá de la caza o las justas de Fernando, y algunas reuniones y comidas o charlas con nobles e ilustrados por parte de Isabel. Trabajaron conjuntamente y pusieron fin a las graves crisis del siglo XV, resultado por alcanzar el equilibrio peninsular, de un lado y de las pugnas de los nobles con el poder regio. A la vez fue el inicio de un crecimiento económico, de expansión y nuevos horizontes políticos.
Al morir los RR CC dejan un imperio, los reinos de la península quedan en la Corona de Castilla-León y Navarra, titular Isabel I, La corona de Aragón, titular Fernando II. Y el continente americano. Todo eso lo hereda Juana I de Castilla y luego su hijo Carlos I de Habsburgo, que luego sería el titular del Sacro Imperio Romano Cristiano, más las posesiones y títulos que eredaría de su padre, el rey Felipe I de España. 

LOPE DE VEGA CARPIO – EL GENIO

Uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura española. De vida polémica, muchas veces alejado de las normas y la mo...