LA
CONTRA-ARMADA INGLESA. El
intento de invadir Inglaterra y crear la Gran Armada Española por parte de
Felipe II costó la vida a 1.000 hombres, eso lo sabemos, pero muchos no saben
que en 1589, un año después del desastre de la Gran Armada,
Inglaterra reunió una flota aún mayor que la española y que fue derrotada en
los puertos españoles y portugueses. Se la conoce como la Contra-Armada y fue
desastrosa para los intereses ingleses. Pero Inglaterra consiguió ocultar la
vergonzosa retirada, en la que murieron 20.000 hombres, durante siglos. Sin
embargo, el relato ha permanecido completamente oculto en el acervo cultural
popular. Y además se supone que tras el fracaso de Armada Española se iniciaba
la caída del Imperio Español. Nada más lejos de la realidad.
Recordemos
que existía una guerra no declarada entre Inglaterra y España , de lo cual hemos
hablado en anteriores capítulos, y que comenzó en 1585. En octubre de ese año
Drake, saqueó Vigo y Santiago de Cabo Verde, además de intentar hacer lo mismo
en La Palma, donde el asalto no tuvo éxito; cruzó a las Indias Occidentales
capturando Santo Domingo y Cartagena de Indias, por cuya devolución exigió a
las autoridades españolas el pago de un rescate, y San Agustín (en la Florida).
Luego vino la victoria inglesa en Cádiz en 1587. La flota inglesa de Francis
Drake destruyó la armada española fondeada en la bahía. Desembarcó en el
Algarve destruyendo varias fortalezas, atacó la flota de Álvaro de Bazán
amarrada en Lisboa, y poniendo rumbo a las islas Azores. En el transcurso de la
expedición la flota inglesa consiguió destruir más de 100 barcos españoles,
retrasando los planes españoles de invasión más de un año.
Irritado por estos ataques, Felipe II mandó armar una gran flota con la misión de invadir Inglaterra, cuyos movimientos y resultados están en el capítulo anterior.
En 1589, hace ahora 432 años, los barcos españoles supervivientes a la fallida Armada Española, unos 100, se encuentran replegados en los puertos del norte de España. Inglaterra realiza un movimiento militar para aprovechar el momento de debilidad de la Armada. Frente a los a los 130 barcos que Felipe II envió a Inglaterra, Isabel I reúne una flota de entre 190 y 200 navíos para dar un golpe de suerte a España. Parten desde Plymouth el 28 de abril. También conocida como Expedición Drake-Norreys.
Sucedió en el marco de las operaciones de la guerra anglo-española de 1585-1604. Aquella expedición fue comandada por Francis Drake, que ejercía de almirante de la flota.
Desde el primer momento, la indisciplina de las tripulaciones inglesas se hizo notar. Drake se negó a atacar Santander como se le había ordenado, alegando vientos desfavorables y el temor a verse cercado por la flota española en el golfo de Vizcaya. En su lugar, Drake decidió poner rumbo a La Coruña.
Irritado por estos ataques, Felipe II mandó armar una gran flota con la misión de invadir Inglaterra, cuyos movimientos y resultados están en el capítulo anterior.
En 1589, hace ahora 432 años, los barcos españoles supervivientes a la fallida Armada Española, unos 100, se encuentran replegados en los puertos del norte de España. Inglaterra realiza un movimiento militar para aprovechar el momento de debilidad de la Armada. Frente a los a los 130 barcos que Felipe II envió a Inglaterra, Isabel I reúne una flota de entre 190 y 200 navíos para dar un golpe de suerte a España. Parten desde Plymouth el 28 de abril. También conocida como Expedición Drake-Norreys.
Sucedió en el marco de las operaciones de la guerra anglo-española de 1585-1604. Aquella expedición fue comandada por Francis Drake, que ejercía de almirante de la flota.
Desde el primer momento, la indisciplina de las tripulaciones inglesas se hizo notar. Drake se negó a atacar Santander como se le había ordenado, alegando vientos desfavorables y el temor a verse cercado por la flota española en el golfo de Vizcaya. En su lugar, Drake decidió poner rumbo a La Coruña.
El
ataque a La Coruña se produjo desde el 4 al 19 de mayo de 1589. Las defensas de
La Coruña eran bastante deficientes. El gobernador de la ciudad tan solo podía
contar con unos 1500 hombres. A pesar de todo, la población civil de la ciudad
se dispuso a ayudar a la defensa en todo lo que fuese necesario, lo cual
resultaría decisivo. Tan solo se contaba con el galeón, una nao, la urca Sansón
y el galeoncete San Bernardo, así como con dos galeras.
Unos 8000 ingleses desembarcaron en la playa de Santa María de Oza, llevando a tierra varias piezas de artillería y batiendo desde allí a los barcos españoles que no podían cubrirse ni responder al fuego enemigo.
Durante los siguientes días, las tropas inglesas atacaron la ciudad, tomando sin demasiada dificultad la parte baja de la misma, saqueando el barrio de La Pescadería y matando a unos 500 españoles, entre los cuales se contaban numerosos civiles. Tras esto se lanzaron hacia la parte alta de la ciudad, pero esta vez se estrellaron contra las murallas coruñesas. Apostados tras ellas, la guarnición y la población de la villa, incluyendo a mujeres y niños, se defendió con total determinación del ataque inglés, matando a cerca de 1000 asaltantes. Fue durante esta acción donde se distinguió la que hoy en día sigue siendo considerada heroína popular en la ciudad de La Coruña: María Mayor Fernández de la Cámara y Pita, más conocida como María Pita. La leyenda cuenta que muerto su marido en los combates, cuando un alférez inglés arengaba a sus tropas al pie de las murallas, doña María se fue sobre él con una pica y lo atravesó, arrebatándole además el estandarte, lo que provocó el derrumbe definitivo de la moral de los atacantes. Otra mujer que aparece en las crónicas de la época por su distinción en los combates fue Inés de Ben. María Pita fue nombrada por Felipe II Alférez Perpetuo, y el capitán Juan Varela fue premiado por su actuación al mando de las tropas y milicias coruñesas.
Unos 8000 ingleses desembarcaron en la playa de Santa María de Oza, llevando a tierra varias piezas de artillería y batiendo desde allí a los barcos españoles que no podían cubrirse ni responder al fuego enemigo.
Durante los siguientes días, las tropas inglesas atacaron la ciudad, tomando sin demasiada dificultad la parte baja de la misma, saqueando el barrio de La Pescadería y matando a unos 500 españoles, entre los cuales se contaban numerosos civiles. Tras esto se lanzaron hacia la parte alta de la ciudad, pero esta vez se estrellaron contra las murallas coruñesas. Apostados tras ellas, la guarnición y la población de la villa, incluyendo a mujeres y niños, se defendió con total determinación del ataque inglés, matando a cerca de 1000 asaltantes. Fue durante esta acción donde se distinguió la que hoy en día sigue siendo considerada heroína popular en la ciudad de La Coruña: María Mayor Fernández de la Cámara y Pita, más conocida como María Pita. La leyenda cuenta que muerto su marido en los combates, cuando un alférez inglés arengaba a sus tropas al pie de las murallas, doña María se fue sobre él con una pica y lo atravesó, arrebatándole además el estandarte, lo que provocó el derrumbe definitivo de la moral de los atacantes. Otra mujer que aparece en las crónicas de la época por su distinción en los combates fue Inés de Ben. María Pita fue nombrada por Felipe II Alférez Perpetuo, y el capitán Juan Varela fue premiado por su actuación al mando de las tropas y milicias coruñesas.
Finalmente,
y ante la noticia de la llegada de refuerzos terrestres, las tropas inglesas
abandonaron la pretensión de tomar la ciudad y se retiraron para reembarcar el
18 de mayo, habiendo dejado tras de sí unos 1000 muertos españoles, y habiendo
perdido por su parte unos 1300 hombres. Tras hacerse a la mar, otros diez
buques de pequeño tamaño con unos 1000 hombres a bordo decidieron desertar y
tomaron rumbo a Inglaterra. El resto de la flota, a pesar de no haber
conseguido aprovisionarse en La Coruña, prosiguió con el plan establecido y puso
rumbo a Lisboa.
Estamos en la primavera de 1589. Isabel I de Inglaterra estaba empeñada en disminuir el poder de la corona española y Portuguesa en esos momentos en manos de Felipe II. Un pretendiente portugués a la corona, el prior de Crato, heredero final de la Casa de Avis, le pidió ayuda, y ella vio una oportunidad en esto. La realidad es que la inglesa deseaba obtener una base en las islas Azores desde la que atacar a los mercantes españoles y finalmente, arrebatar a España el control de las rutas comerciales a las Indias.
La flota inglesa fondeó en la ciudad portuguesa de Peniche el 26 de mayo de 1589 e inmediatamente comenzó el desembarco de las tropas expedicionarias. Los ingleses perdieron 80 hombres. Inmediatamente la fortaleza de la ciudad, bajo mando de un seguidor de Crato, se rindió a los invasores. Acto seguido, el ejército inglés, compuesto por unos 10 000 hombres, partió rumbo a Lisboa. Paralelamente, la flota comandada por Drake también puso rumbo a la capital portuguesa.
Estamos en la primavera de 1589. Isabel I de Inglaterra estaba empeñada en disminuir el poder de la corona española y Portuguesa en esos momentos en manos de Felipe II. Un pretendiente portugués a la corona, el prior de Crato, heredero final de la Casa de Avis, le pidió ayuda, y ella vio una oportunidad en esto. La realidad es que la inglesa deseaba obtener una base en las islas Azores desde la que atacar a los mercantes españoles y finalmente, arrebatar a España el control de las rutas comerciales a las Indias.
La flota inglesa fondeó en la ciudad portuguesa de Peniche el 26 de mayo de 1589 e inmediatamente comenzó el desembarco de las tropas expedicionarias. Los ingleses perdieron 80 hombres. Inmediatamente la fortaleza de la ciudad, bajo mando de un seguidor de Crato, se rindió a los invasores. Acto seguido, el ejército inglés, compuesto por unos 10 000 hombres, partió rumbo a Lisboa. Paralelamente, la flota comandada por Drake también puso rumbo a la capital portuguesa.
El ejército inglés tuvo una durísima marcha hasta llegar a Lisboa. Además, las autoridades españolas habían vaciado de materiales y pertrechos utilizables por los ingleses todos los pueblos entre Peniche y Lisboa. La esperada adhesión de la población portuguesa no se produjo nunca. La ciudad se aprestaba a la defensa. La guarnición lisboeta estaba compuesta por unos 7000 hombres entre castellanos y portugueses.
Inmediatamente las galeras de Bazán atacaron a las fuerzas terrestres inglesas desde la ribera del Tajo causando numerosas bajas a los invasores con su artillería. La noche siguiente montaron su campamento en la oscuridad para evitar ser detectados por las temibles galeras. De Bazán ordenó simular un desembarco, cayeron en la trampa y fueron abatidos. Drake con su flota alegaba que no tenía posibilidades de entrar en Lisboa debido a las fuertes defensas y al mal estado de su tripulación. Lo cierto es que mientras las tropas terrestres llevaban todo el peso de la batalla. En junio entraban en Lisboa otras nueve galeras de la escuadra de España, transportando a 1000 soldados de refuerzo. Esto supuso el punto de inflexión, y el 16 de junio, siendo ya insostenible la situación del ejército inglés, Norreys ordenó la retirada. Inmediatamente se ordenó a las tropas hispano-lusas salir en persecución de los ingleses. Tras la dura derrota sufrida por el ejército de Norris, Drake decidió abandonar con su flota las aguas lisboetas y adentrarse en el Atlántico. Por su parte, los marinos españoles se dispusieron para la persecución del enemigo.