España
había retomado la Guerra de Flandes tras la Tregua de los Doce Años en 1.621. El
rey Felipe III murió ese mismo años poco antes de que terminara la tregua. Fue
sucedido por su hijo de 16 años, Felipe IV, y tuvo que formarse el nuevo
gobierno bajo el mando del conde-duque de Olivares. La opinión en el gobierno
español era que la tregua había sido ruinosa para España pero las finanzas
españolas seguían beneficiándose de la plata americana. Inglaterra tenía
vínculos militares con las Provincias Unidas de los Países Bajos, que fue un
Estado formado por las siete provincias del norte de los Países Bajos, agrupadas
desde la Unión de Utrecht (1579), a las que había apoyado en la guerra de
Flandes.
CARLOS I DE INGLATERRA
En Inglaterra, reina Jacobo I y su hijo Carlos pretende a la hija del Rey español. El Príncipe de Gales en marzo de 1623 viaja a Madrid, para organizar los detalles de su boda con María Ana de España, pero las negociaciones fracasaron: los españoles pedían la conversión al catolicismo del príncipe y heredero de la corona inglesa, algo que no fue aceptado por los ingleses. Al regresar a Inglaterra, el Príncipe de Gales solicitó que se declarara la guerra a España. En marzo de 1.624 Jacobo I, que hasta entonces había seguido una política pacifista, declaró la guerra a España con el apoyo de la Cámara de los Comunes, con el fin de impedir que los Países Bajos cayeran en poder español. El rey inglés Jacobo I muere en marzo de 1625 y le sucede su hijo Carlos I y su valido el duque de Buckingham, y con el apoyo de las Provincias Unidas de los Países Bajos, organizaron una gran flota angloholandesa con el objetivo de atacar algún puerto español importante y capturar la flota de Indias proveniente de América.
Mientras los avances del duque de Espínola eran totales y culminan con la conquista de la ciudad de Breda en 1.625 y el éxito de la guerra comercial contra las Provincias Unidas, hizo que los holandeses fueran lentamente recuperándose.
El duque de Buckingham, encargado de la organización nombró a Edward Cecil como almirante de la flota. Robert Devereux, III conde de Essex era vicealmirante. Ninguno de los dos tenía experiencia naval.
La planificación fue un desastre, de las tres semanas que se había pensado, se hizo todo en una sola. Las tropas de leva no habían recibido instrucción, y su disciplina era escasa; los marinos fueron reclutados a la fuerza. la temporada del año era propicia a peligrosas tormentas en el Atlántico.
En Inglaterra, reina Jacobo I y su hijo Carlos pretende a la hija del Rey español. El Príncipe de Gales en marzo de 1623 viaja a Madrid, para organizar los detalles de su boda con María Ana de España, pero las negociaciones fracasaron: los españoles pedían la conversión al catolicismo del príncipe y heredero de la corona inglesa, algo que no fue aceptado por los ingleses. Al regresar a Inglaterra, el Príncipe de Gales solicitó que se declarara la guerra a España. En marzo de 1.624 Jacobo I, que hasta entonces había seguido una política pacifista, declaró la guerra a España con el apoyo de la Cámara de los Comunes, con el fin de impedir que los Países Bajos cayeran en poder español. El rey inglés Jacobo I muere en marzo de 1625 y le sucede su hijo Carlos I y su valido el duque de Buckingham, y con el apoyo de las Provincias Unidas de los Países Bajos, organizaron una gran flota angloholandesa con el objetivo de atacar algún puerto español importante y capturar la flota de Indias proveniente de América.
Mientras los avances del duque de Espínola eran totales y culminan con la conquista de la ciudad de Breda en 1.625 y el éxito de la guerra comercial contra las Provincias Unidas, hizo que los holandeses fueran lentamente recuperándose.
El duque de Buckingham, encargado de la organización nombró a Edward Cecil como almirante de la flota. Robert Devereux, III conde de Essex era vicealmirante. Ninguno de los dos tenía experiencia naval.
La planificación fue un desastre, de las tres semanas que se había pensado, se hizo todo en una sola. Las tropas de leva no habían recibido instrucción, y su disciplina era escasa; los marinos fueron reclutados a la fuerza. la temporada del año era propicia a peligrosas tormentas en el Atlántico.
GEORGE VILLIERS (Duque de Buckingham)
Las armas que deberían usar, días después de zarpar se descubrió que algunos de los mosquetes no tenían ánima, y que la munición era de un calibre equivocado. Algunas de las naves tenían los mástiles sueltos, las velas y los cabos estaban podridos y las quillas agujereadas; la carga venía mal estibada, la flota no tenía cartas de navegación adecuadas ni inteligencia de los puertos españoles, las provisiones eran escasas y tuvieron que ser racionadas pocos días después de zarpar.
Parten de Plymouth el 15 de Octubre de 1625 nueve galeones de la armada británica más una gran cantidad de buques de transportes de tropas. Unas 90 naves en total. A estos se le une 15 barcos holandeses bajo el mando de Guillermo de Nassau. Ciento cinco barcos Y diez mil soldados. Les sorprende una tormenta lo que los devuelve a puerto . Vuelven a zarpar. Y otra tormenta le sobreviene a la altura de Oporto causándoles cuantiosas bajas. Navegaban con avanzadillas a 50 kilómetros de la costa para no ser vistos. El golpe a Cádiz debía ser mortal.
No tenían planes claros. Se trataba de tomar alguna ciudad de importancia y esperar a la flota de Indias. De camino concretaron en Cádiz y en desembarcar en el Puerto de Santa María, para conquistar Sanlúcar y de ahí saquear.
En Cádiz se avista la flota el 1 de noviembre y al principio se pensó que era la flota de indias, pero al verse el error cundió el pánico en los habitantes. El duque de Medina Sidonia fue avisado y alertó al resto de la provincia. En la Bahía solo había entre 8 y 15 galeones que resguardaron el puente de Suazo, única conexión por tierra con la Península. En la Bahía los invasores tuvieron conocimiento por un comerciante inglés, de la poca guarnición de la ciudad, lo que decidió el ataque contra Cádiz. De nuevo como en 1596 intentan desembarcar en el Puntal. Pero resultó un desastre. Los angloholandeses se disparaban entre ellos. Al final toman la torre del Puntal, que estaba en construcción, dejando con vida por su valentía en combate a las tropas capturadas, y quedando la mayoría de tropas inglesas atrincheradas en Torregorda.
Las armas que deberían usar, días después de zarpar se descubrió que algunos de los mosquetes no tenían ánima, y que la munición era de un calibre equivocado. Algunas de las naves tenían los mástiles sueltos, las velas y los cabos estaban podridos y las quillas agujereadas; la carga venía mal estibada, la flota no tenía cartas de navegación adecuadas ni inteligencia de los puertos españoles, las provisiones eran escasas y tuvieron que ser racionadas pocos días después de zarpar.
Parten de Plymouth el 15 de Octubre de 1625 nueve galeones de la armada británica más una gran cantidad de buques de transportes de tropas. Unas 90 naves en total. A estos se le une 15 barcos holandeses bajo el mando de Guillermo de Nassau. Ciento cinco barcos Y diez mil soldados. Les sorprende una tormenta lo que los devuelve a puerto . Vuelven a zarpar. Y otra tormenta le sobreviene a la altura de Oporto causándoles cuantiosas bajas. Navegaban con avanzadillas a 50 kilómetros de la costa para no ser vistos. El golpe a Cádiz debía ser mortal.
No tenían planes claros. Se trataba de tomar alguna ciudad de importancia y esperar a la flota de Indias. De camino concretaron en Cádiz y en desembarcar en el Puerto de Santa María, para conquistar Sanlúcar y de ahí saquear.
En Cádiz se avista la flota el 1 de noviembre y al principio se pensó que era la flota de indias, pero al verse el error cundió el pánico en los habitantes. El duque de Medina Sidonia fue avisado y alertó al resto de la provincia. En la Bahía solo había entre 8 y 15 galeones que resguardaron el puente de Suazo, única conexión por tierra con la Península. En la Bahía los invasores tuvieron conocimiento por un comerciante inglés, de la poca guarnición de la ciudad, lo que decidió el ataque contra Cádiz. De nuevo como en 1596 intentan desembarcar en el Puntal. Pero resultó un desastre. Los angloholandeses se disparaban entre ellos. Al final toman la torre del Puntal, que estaba en construcción, dejando con vida por su valentía en combate a las tropas capturadas, y quedando la mayoría de tropas inglesas atrincheradas en Torregorda.
El
día 2 llegaban los refuerzos pedidos. Entraba Luis
Portocarrero por el puente Suazo con 2.300 hombres y Diego Ruiz salió de Cádiz
también con tropas a hostigar a los ingleses. Edward Cecil, responsable militar
de la expedición, se ve en medio de los dos y decide ir con 8.000 hombres al
encuentro del primero, Luis Portocarrero y una vez
que inicia el ataque se da cuenta de que no le llegaba la intendencia y no
tenían comida ni pertrechos. Suspende el ataque. Las tropas inglesas fueron a
por alimentos. Los ingleses no habían comido desde el desembarco en el Puntal.
Entrando en los caseríos cercanos, encontraron barriles de vino, almacenado en
espera de la llegada de la flota de Indias, con el que se emborracharon,
amotinándose contra sus mandos. En una casa se hospedaron los almirantes
ingleses con gran provisión de alimentos y vino y fueron atacados por su propia
tropa. Mientras, Cádiz se abastecía con embarcaciones que partían desde
Sanlúcar y Chiclana y cruzaban las líneas enemigas para surtir de víveres la
ciudad.
DUQUE DE MEDINA SIDONIA
Ante
tal situación ni se plantean atacar la ciudad fortificada de Cádiz. La mañana
del día 4 de noviembre Cecil ordena la retirada dejando tras de sí 100 hombres
a los que le podía más la resaca del vino de Jerez que el miedo al Duque de
Medina Sidonia, los cuales fueron ejecutados sin demora por Portocarrero. El
día 7 salieron de Cádiz con mucha más pena que gloria, pero aun así deciden
esperar en Faro por si llegara la Flota de Indias. Las malas condiciones de las
naves y falta de suministro hacen que el 26 de Noviembre decidan partir a
Inglaterra. El 29 pasaba por allí la flota de Indias. Regresaron ingleses y
holandeses sin honores ni botín alguno. El viaje de
regreso fue desastroso. Los barcos holandeses, hastiados de la incompetencia
inglesa, se marcharon sin previo aviso. Con mal tiempo, sin comida ni bebida,
las enfermedades se extendieron entre los marinos y soldados de la flota
inglesa. Llegaron a diferentes puertos ingleses e irlandeses en los meses
siguientes.
Consecuencias
En España esto se sumó a otras operaciones militares contra Inglaterra desde 1585, igualmente exitosas. Pero la guerra continuaría hasta 1630.
En España esto se sumó a otras operaciones militares contra Inglaterra desde 1585, igualmente exitosas. Pero la guerra continuaría hasta 1630.