Pocos son los que se acuerdan de la página más trágica del
Estado Español en democracia.
GAL es la abreviatura de "Grupos Antiterroristas de Liberación", una organización parapolicial que llevó a cabo acciones terroristas en España y Francia entre 1983 y 1987, con el objetivo de combatir a la organización terrorista ETA. Los GAL asesinaron a 27 personas y se demostró que estaban financiados por altos funcionarios del Ministerio del Interior del gobierno español, liderado por Felipe González.
GAL es la abreviatura de "Grupos Antiterroristas de Liberación", una organización parapolicial que llevó a cabo acciones terroristas en España y Francia entre 1983 y 1987, con el objetivo de combatir a la organización terrorista ETA. Los GAL asesinaron a 27 personas y se demostró que estaban financiados por altos funcionarios del Ministerio del Interior del gobierno español, liderado por Felipe González.
Fue creado por
altos cargos del gobierno del PSOE, no disidentes ni hijos incontrolados de la
dictadura franquista. Estas acciones se enmarcan dentro de la denominada
"guerra sucia" o terrorismo de Estado. Además, tenían unos objetivos
políticos claros y eran supervisados por altos mandos de las fuerzas del orden,
tanto de la Guardia Civil, como de la Policía y de la inteligencia militar. Lo
que esto implica es que, creando a estos grupos terroristas, el gobierno
español, democráticamente elegido, estaba a favor de asesinar a terroristas de
ETA sin un juicio, en un país donde la pena de muerte estaba abolida. Y no solo
a terroristas de ETA: los GAL estaban dispuestos al asesinato de civiles,
considerándolo un daño colateral, pero efectivo en la consecución de su
objetivo más importante: el fin de ETA y su apoyo social.
El fin de la llamada guerra sucia comenzó el mismo día en que la Audiencia Nacional condenó a más de 108 años de cárcel a cada uno a los policías José Amedo y Michel Domínguez, por organizar los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). La sentencia, dictada el 18 de septiembre de 1991, fue la primera de una serie que provocaría el encarcelamiento de varios miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de la cúpula del Ministerio del Interior durante los gobiernos del PSOE.
Aunque la justicia nunca respaldó la existencia del grupo como tal, y negó que su estructura “se encontrase inserta en los aparatos del Estado”, más de una decena de altos cargos de la Administración fueron condenados por alguna de las acciones atribuidas a los GAL.
El fin de la llamada guerra sucia comenzó el mismo día en que la Audiencia Nacional condenó a más de 108 años de cárcel a cada uno a los policías José Amedo y Michel Domínguez, por organizar los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). La sentencia, dictada el 18 de septiembre de 1991, fue la primera de una serie que provocaría el encarcelamiento de varios miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de la cúpula del Ministerio del Interior durante los gobiernos del PSOE.
Aunque la justicia nunca respaldó la existencia del grupo como tal, y negó que su estructura “se encontrase inserta en los aparatos del Estado”, más de una decena de altos cargos de la Administración fueron condenados por alguna de las acciones atribuidas a los GAL.
ATENTADO EN MADRID DE ETA
Papeles de los GAL aparecen en un bolsillo de Segundo Marey,
un español residente en Francia secuestrado al ser confundido con un etarra. El
entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, y el director para la
Seguridad del Estado, Rafael Vera, secretario de Estado para la Seguridad,
ambos miembros del PSOE, encabezaron la lista de responsables de la lucha
antiterrorista acusados por el fiscal de utilizar contra ETA sus mismos
métodos, fueron encarcelados.Por otro lado las cuentas abiertas en Suiza a nombre de las mujeres de José Amedo y Michel Domínguez, en las que se han llegado a ingresar alrededor de 400 millones de pesetas, las declaraciones que involucran directamente a sus jefes, al gobernador civil Julián Sancristóbal secretario de Estado de Seguridad, gobernador civil de Bizkaia y alcalde de Ermua en los años 80, siendo condenado en 1998 por varios casos de corrupción y terrorismo de Estado. Y a Ricardo García Damborenea secretario general del Partido Socialista de Euskadi en el secuestro con la disposición de los “Fondos Reservados”.
ETA ANUNCIA EL FIN DE LA VIOLENCIA ARMADA
Felipe González ha sido acusado de estar tras la misteriosa
figura del "Sr. X" (nombre con el que se refieren los medios de
comunicación al hipotético dirigente del entramado GAL, cuya identidad real no
ha trascendido), toda vez que el entonces Presidente del Gobierno declarase, en
relación con los GAL, que "me enteré por la prensa". El PSOE siempre
ha negado toda responsabilidad respecto a los GAL y González nunca ha sido
acusado formalmente ante un tribunal por estos hechos. Sin embargo, durante su
administración, González no permitió la investigación completa de los fondos
reservados con los que se había financiado a los GAL.El sur de Francia había sido un “santuario” de ETA. Como consecuencia de los asesinatos de los GAL se produjo el final del santuario francés. Los atentados afectaron a inocentes ciudadanos franceses, creando una situación de miedo en el sur la zona exigiendo al gobierno el fin de la “protección” a los etarras.
MONUMENTO A SANTIAGO BROUARD ASESINADO POR LOS GAL
Ricardo Arques, fue el lobo solitario que descubrió el caso
GAL, el periodista que destapó la guerra sucia contra ETA. Sus investigaciones
en “Diario 16” lograron la condena de los policías Amedo y Domínguez.Ese mismo medio periodístico destapó la actuación de Luis Roldán, del PSOE, entonces Director General de la Guardia Civil, que aprovechándose de su cargo se ilegalmente y acumuló un enorme patrimonio, además de cuentes millonarias ocultas en Suiza. Huyó de España y fue detenido en 1995.
Muchos españoles apoyaron al GAL en aquel momento porque se decía aquello de "el mejor etarra el etarra muerto". O simplemente hacían la vista gorda ante un grupo de gente que asesinaban terroristas..
Fue uno de los casos más claros de corrupción con miembros de la organización robando fondos reservados para gastárselos en putas.
Cuando por fin Felipe González comparece en el Congreso echa balones fuera, por lo tanto mucho más escándalo, provocando poco a poco el fin del felipismo.
El juez Baltasar Garzón le tenía muchas ganas a Felipe González porque habían hablado de que sería nombrado Ministro de Justicia, pero luego lo engañó.
REFUGIO DE UN ETARRA EN FRANCIA
El gobierno francés no era inocente.El Gobierno galo consideraba que estos terroristas eran
“refugiados” que habían huido de un país en el que su libertad no estaba
asegurada. Esta postura fue sostenida incluso después de la muerte de Franco,
la llegada de la democracia a España e, incluso, de que el País Vasco gozara de
un estatuto de autonomía con unas cotas de autogobierno impensables para
cualquier provincia francesa.
Solo aceptó el asunto y
miró para otro lado. Y después comenzaron las extradiciones de los etarras.
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