Comentaba un amigo Ingeniero de minas, que cada vez que su
empresa lo enviaba a algún país, al volver su abuelo le preguntaba donde había
estado.
-En EEUU abuelo, -¿Y cómo están los gallegos allí?.
- Pues muy bien, trabajan y prosperan. -Bien, los gallegos siempre hemos sabido abrirnos camino en cualquier lugar.
La semana pasada estuve en Francia.
-¿Y allí, que tal los gallegos?. -Muy bien, igual trabajan duro y tienen sus tradiciones.
-Dentro de poco tengo que ir a Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán
- ¿Y eso dónde está?. -En Asia del sur.
-¿Y allí hay gallegos?. No abuelo, donde voy no hay gallegos.
-¿Y judíos, hay judíos?- No abuelo, tampoco hay judíos.
- ¡Coño, no vayas!, un país donde no van ni gallegos ni judíos es un país de mierda!
La anécdota es verídica. El gallego se adapta a cualquier lugar del mundo, lo ha hecho siempre. Y ha sabido formar una familia, prosperar trabajando duro y mantener sus tradiciones y su idioma.
-En EEUU abuelo, -¿Y cómo están los gallegos allí?.
- Pues muy bien, trabajan y prosperan. -Bien, los gallegos siempre hemos sabido abrirnos camino en cualquier lugar.
La semana pasada estuve en Francia.
-¿Y allí, que tal los gallegos?. -Muy bien, igual trabajan duro y tienen sus tradiciones.
-Dentro de poco tengo que ir a Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán
- ¿Y eso dónde está?. -En Asia del sur.
-¿Y allí hay gallegos?. No abuelo, donde voy no hay gallegos.
-¿Y judíos, hay judíos?- No abuelo, tampoco hay judíos.
- ¡Coño, no vayas!, un país donde no van ni gallegos ni judíos es un país de mierda!
La anécdota es verídica. El gallego se adapta a cualquier lugar del mundo, lo ha hecho siempre. Y ha sabido formar una familia, prosperar trabajando duro y mantener sus tradiciones y su idioma.
Claro está que en América Hispana la cosa fue más fácil.
A través de las comunidades gallegas en países como Argentina, Venezuela o Cuba, las tradiciones gallegas se han preservado y fusionado con las culturas locales
A lo largo del siglo XIX y XX, miles de gallegos abandonaron su tierra natal en busca de mejores oportunidades en el continente americano. La emigración fue impulsada por la pobreza, las dificultades económicas y la falta de tierras en una Galicia rural que no podía sostener a toda su población. Argentina, Venezuela y Cuba fueron los destinos principales de este éxodo masivo, que marcó un antes y un después en la historia tanto de Galicia como de América Latina.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, Argentina se convirtió en uno de los destinos predilectos para los gallegos. A medida que la economía Argentina crecía, la llegada de emigrantes gallegos permitió que se establecieran nuevas comunidades que mantuvieron vivas sus tradiciones. Estos emigrantes contribuyeron enormemente al desarrollo del país, desde la agricultura hasta el comercio, y su influencia se reflejó en la vida cotidiana, en el lenguaje, la música y las celebraciones populares.
Actualmente Buenos Aires es la ciudad con el segundo mayor número de población gallega del mundo, después de Vigo. Buenos Aires es "La quinta provincia de Galicia, a 10 mil kilómetros de distancia", señalan allí con orgullo.
La capital argentina posee un total 700 instituciones
gallegas que a su vez se agrupan en 83, dos menos que el total en España y que
representan la quinta parte de las instituciones gallegas en el extranjero.
Parroquias, teatros, panteones, hospitales, Centros culturales, Centros comerciales, empresas, etc. son la prueba que la comunidad gallega se organiza y avanza en Hispanoamérica.
En Venezuela, las comunidades gallegas desempeñaron un papel crucial en el crecimiento de sectores como la industria petrolera, el comercio y la educación. Muchos de los gallegos que llegaron a Venezuela en las primeras décadas del siglo XX se integraron plenamente en la sociedad, pero sin perder su identidad cultural. La música gallega, las festividades como la fiesta del "Santiago Apóstol" y las costumbres gastronómicas gallegas se mantuvieron vivas a lo largo de las generaciones.
Por su parte, Cuba fue otro de los puntos de referencia para los emigrantes gallegos, que dejaron su huella en la cultura isleña. En este país, la mezcla de culturas, el mestizaje y la influencia gallega se evidencian en el folclore cubano, la música, el baile y la gastronomía. No es casualidad que muchos de los cubanos de ascendencia gallega se identifiquen con las raíces gallegas, celebrando con orgullo las festividades tradicionales como la fiesta de la Virgen de la Peregrina o el Día de Galicia.
Un ejemplo de esta influencia es Fidel Castro, quien, a pesar de ser reconocido por su legado político, también contaba con ascendencia gallega por parte de su padre, lo que añade una dimensión más a la conexión histórica y cultural entre Galicia y Cuba.
Parroquias, teatros, panteones, hospitales, Centros culturales, Centros comerciales, empresas, etc. son la prueba que la comunidad gallega se organiza y avanza en Hispanoamérica.
En Venezuela, las comunidades gallegas desempeñaron un papel crucial en el crecimiento de sectores como la industria petrolera, el comercio y la educación. Muchos de los gallegos que llegaron a Venezuela en las primeras décadas del siglo XX se integraron plenamente en la sociedad, pero sin perder su identidad cultural. La música gallega, las festividades como la fiesta del "Santiago Apóstol" y las costumbres gastronómicas gallegas se mantuvieron vivas a lo largo de las generaciones.
Por su parte, Cuba fue otro de los puntos de referencia para los emigrantes gallegos, que dejaron su huella en la cultura isleña. En este país, la mezcla de culturas, el mestizaje y la influencia gallega se evidencian en el folclore cubano, la música, el baile y la gastronomía. No es casualidad que muchos de los cubanos de ascendencia gallega se identifiquen con las raíces gallegas, celebrando con orgullo las festividades tradicionales como la fiesta de la Virgen de la Peregrina o el Día de Galicia.
Un ejemplo de esta influencia es Fidel Castro, quien, a pesar de ser reconocido por su legado político, también contaba con ascendencia gallega por parte de su padre, lo que añade una dimensión más a la conexión histórica y cultural entre Galicia y Cuba.
Foto del presidente de Cuba, Fidel Castro, y el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, durante una partida de dominó en el municipio de Láncara (Lugo, Galicia), lugar de origen de la familia del líder cubano.
A pesar de las diferencias geográficas y sociales, las comunidades gallegas en América han logrado conservar sus tradiciones y costumbres a lo largo del tiempo. Las asociaciones culturales gallegas, los centros de estudiantes gallegos y las entidades de ayuda mutua han sido fundamentales para mantener este legado vivo. En ciudades como Buenos Aires, Caracas o La Habana, se siguen celebrando las festividades más importantes de Galicia, como el Día de Galicia, el Día de la Ascensión o las fiestas de los patrones gallegos.
La gastronomía es otro de los pilares fundamentales de esta conexión cultural. En los hogares de los emigrantes y sus descendientes, platos tradicionales como el pulpo a la gallega, el lacón con grelos, las empanadas o el caldo gallego siguen siendo una parte esencial de la dieta diaria, especialmente durante las celebraciones festivas. En muchos de estos países, los productos gallegos han encontrado su lugar en el mercado, gracias a la fuerte demanda de los descendientes de gallegos que no han perdido el vínculo con su tierra.
En América uno de cada tres españoles es gallego. Argentina lidera con 181.037, seguida de Brasil con 51.409 y Cuba con 48.784, Suiza 41.188, Uruguay con 40.818, Venezuela, con 32.118, por delante de Estados Unidos de América con 26.108.
La conexión con América no solo ha beneficiado a las comunidades gallegas en el extranjero, sino que Galicia también ha absorbido influencias de estos países. Con el regreso de muchos emigrantes a su tierra natal, Galicia ha experimentado una revitalización cultural que se refleja en la música, la danza y la literatura. Bandas de música tradicional gallega han incorporado instrumentos y ritmos latinoamericanos, creando una fusión única que celebra el mestizaje cultural. El regreso de emigrantes que traen consigo nuevas costumbres también ha permitido una renovación de las tradiciones gallegas, que ahora incluyen influencias de la gastronomía y la música latinoamericana.
Además, la relación económica y cultural con países como
Argentina, Venezuela o Cuba ha sido crucial para el desarrollo de Galicia en
áreas como el turismo, el comercio y la cultura. Las relaciones entre Galicia y
América continúan siendo fuertes, y los gallegos en el exterior siguen siendo
un motor económico y cultural importante para la región.
La emigración gallega a América ha dejado una huella indeleble en ambas orillas del Atlántico. Las comunidades gallegas han logrado mantener vivas sus tradiciones y costumbres a lo largo de los años, mientras que Galicia ha absorbido y adaptado influencias culturales que han enriquecido su identidad. Este vínculo cultural sigue siendo una de las grandes fortalezas de Galicia, que continúa mirando a América con cariño y gratitud, sabiendo que su historia y su futuro están entrelazados con el continente americano.
Personalmente he visto en el puerto de Buenos Aires, en los años 50 y 60 llegar barcos con muchísimos emigrantes en busca de mejor vida. Siempre tenían un familiar allí que les ayudaría a trabajar. Y por entonces salir del pueblo en España para ir a América, era prácticamente despedirse de sus seres queridos para siempre. No era como los que fueron a Alemania o Suiza ya con contrato de trabajo y con la posibilidad de volver.
La emigración gallega a América ha dejado una huella indeleble en ambas orillas del Atlántico. Las comunidades gallegas han logrado mantener vivas sus tradiciones y costumbres a lo largo de los años, mientras que Galicia ha absorbido y adaptado influencias culturales que han enriquecido su identidad. Este vínculo cultural sigue siendo una de las grandes fortalezas de Galicia, que continúa mirando a América con cariño y gratitud, sabiendo que su historia y su futuro están entrelazados con el continente americano.
Personalmente he visto en el puerto de Buenos Aires, en los años 50 y 60 llegar barcos con muchísimos emigrantes en busca de mejor vida. Siempre tenían un familiar allí que les ayudaría a trabajar. Y por entonces salir del pueblo en España para ir a América, era prácticamente despedirse de sus seres queridos para siempre. No era como los que fueron a Alemania o Suiza ya con contrato de trabajo y con la posibilidad de volver.