sábado, 23 de septiembre de 2023

REINO DE PORTUGAL

Como vamos narrando la creación de los reinos cristianos, vemos que se solapan en la narración unos con otros de los cuales aún no hemos contado su historia. Esto nos pasa con el reino de Portugal con el de Castilla.
Hubo intentos de tener una mayor autonomía en la región, e incluso la independencia por parte de los condes que dominaban el condado de Galicia y de Portucale.

Alfonso VI de León (1070 aprox.) entregó el gobierno del condado de Galicia al conde Raimundo de Borgoña, en un intento de acabar con ese clima independentista. Esto incluía las llamadas tierras de Portucale. Los fracasos militares del conde, el rey decidió dar en el 1096 al conde Enrique de Borgoña las tierras más al sur del condado de Galicia fundándose así el condado Portucalense. Se dividió el condado. Este hombre fue eficaz en la lucha contra los musulmanes y tuvo una política independentista. A su muerte llega al poder su hijo Alfonso Enríquez, y Portugal consiguió la independencia con la firma en 1143 del tratado de Zamora y reconocida por el papa Alejandro III. Alfonso Enrique se proclamó con el título de ALFONSO I DE PORTUGAL. 

ALFONSO I 
Conquistó localidades importantes como Santarém, Lisboa, Palmela y Évora. Enrique de Borgoña consiguió primero independizarse de Galicia, y luego, dado que Braga fue ascendida a arzobispado se independiza de Castilla en lo religioso, pero le siguió reconociendo vasallaje. Se puso de parte de doña Urraca contra Alfonso VII el Batallador, (1180 aprox.)
Sus dominios fueron creciendo por el sur con la ayuda de los cruzados gracias a la mediación de los templarios y hospitalarios, ordenes en cuya radicación Portugal siempre había favorecido. A la muerte de Enrique le sucede su viuda, pero sus amores con un conde gallego fueron castigados con la sublevación de su hijo Alfonso Enríquez, que le sustituyó en el trono. Sus sucesores continuaron las tareas de reconquista hasta que llegado a la famosa Batalla de las Navas de Tolosa, (1212) donde participaron voluntarios portugueses y se aceleraron las conquistas. Más tarde Alfonso III firma la paz con la Corona de Castilla gracias a su matrimonio con Beatriz de Castilla y consigue mantener el Algarve bajo poder portugués.
En su momento la independencia del Reino de Portugal fue rechazada por el ya reino de Castilla. En 1297 fue la reina María de Molina, en nombre de su hijo Fernando IV, menor de edad, la que firmó el Tratado de Alcañices con el rey portugués Dionisio I. Portugal suprimía los tratados acordados en contra del reino de Castilla por el apoyo al infante Juan de Castilla. Se establecieron las fronteras. En este tratado se establecía entre otras cosas la delimitación fronteriza entre los entonces reinos de Portugal y de León, en la que se incluía la cuestionada localidad de Olivenza. Pedro I de Portugal consigue reforzar el poder central del gobierno, eliminando la jurisdicción de la aristocracia y el clero.
El hijo de este, Fernando I en el año 1369 reclama el trono de la Corona de Castilla a la muerte del titular, Pedro I de Castilla el cruel, como descendiente legítimo por parte materna de Sancho IV de Castilla. Pero finalmente el escogido para ocupar el trono castellano fue Enrique de Trastámara

Enrique II de Castilla
hermano bastardo del fallecido Pedro I, y que fue confirmado por el papa Gregorio XI. Al morir Fernando I sin hijos, su hija Beatriz de Portugal, fue nombrada heredera del país y reina de jure, pero su anterior boda con el heredero del trono castellano, Juan I de Castilla provoca una insurrección interna de la nobleza, que veía peligrar la independencia de su país.
Recordemos que años antes, en la batalla de Aljubarrota de agosto de 1385, entre tropas portuguesas e inglesas al mando de Juan I de Portugal, y el ejército castellano de Juan I de Castilla, del que formaba parte la mayoría de la nobleza portuguesa, el resultado fue la derrota de los castellanos, el fin de la crisis portuguesa de 1383-1385 y la consolidación de Juan I como rey de Portugal. Con la llegada de este rey, se instala en Portugal la dinastía Avis en 1385.
El segundo rey fue Eduardo I de Portugal padre de Juana de Avis, que se casó con Enrique IV de Castilla y, aunque éste por lo visto era impotente, nació una hija Juana, a la que todo el mundo conoce por “La Beltraneja”, que hubiera sido reina de Castilla, interponiéndose su tía Isabel, ya que no creía que fuera hija natural de su hermano de padre Enrique IV, y de que los reyes eran primos segundos y casados sin la bula papal necesaria, con lo cual, en todo caso la hija Juana no era de matrimonio legitimo con lo cual no podía heredar, por lo que a ella no se le otorgaba nada, solo se cumplía la ley hereditaria, y además de que se hubieran unido las coronas de Portugal y Castilla a manos de un rey portugués y eso no convenía ya que por avatares podría perderse Castilla para siempre en beneficio de Portugal. (Acordada la herencia a favor de Isabel en el Tratado de los Toros de Guisando). Aunque al proclamarse Isabel como reina, dos años después comienza la guerra entre Portugal y Castilla, que si bien militarmente no hubo una victoria clara, en lo político y por astucia y rapidez de Fernando de Aragón, Castilla se adjudicó la victoria de la Batalla de Toro, saldándose con un acuerdo entre ambos reinos. También Francia apoyaba a Portugal ya que tenía serios problemas con Aragón en Italia, y Fernando heredaría la corona de Aragón.
Esta guerra y su acuerdo han sido fundamentales para ambas coronas, porque Castilla no tenía ambición sobre Portugal en su gobernación, pero Portugal si anhelaba la corona castellana para la esposa del rey portugués, Juana la Beltraneja, que tenía 13 años en aquellos momentos. 

ALFONSO V DE PORTUGAL 

Es decir, que el portugués Alfonso V hubiera gobernado Castilla, y sus descendientes serían los herederos. La historia en la Península hubiera cambiado muchísimo.

viernes, 22 de septiembre de 2023

REINO DE GALICIA

Con la caída del Imperio romano y la invasión de los pueblos germánicos, el territorio de Gallaecia forma parte de los foedus (tratado romano con extranjeros) que efectúan los diferentes pueblos invasores. 

GUERREROS BÁRBAROS 

Los suevos, 30.000 individuos de los que solo 8.000 eran varones con capacidad para luchar, se concentran entre el Duero y el Miño, en la zona de influencia de Bracara Augusta (Braga). Llegados en el año 409, se acuerda un foedus con Roma en el 410 por el que los suevos se establecen en la provincia romana de Gallaecia.
Sabemos que la zona que hoy es Galicia juntamente con Asturias y Cantabria fueron los últimas regiones en ser sometidas por los romanos. Los pueblos eran los galaicos, astures y cántabros. Seguramente vencidos hacia el año 20 a.C. Esto fue producido por la fuerte resistencia y unidad social y territorial que tenían estos pueblos. Es cuando la provincia romana de Gallaecia, galaicos, (llamada así por los romanos por su parecido a la forma de luchar de los guerreros de las Galias), aún no estaba constituida política y administrativamente, cuando aparecen los castros. Una reciente investigación aclara que existió una vinculación celta entre este pueblo y los de Bretaña, Gales e Irlanda. Los galaicos eran unos de los pueblos celtas, o “celtizados”. Hubo unas cincuenta tribus de galaicos, cada una con diferente nombre. Asentados en el norte de Portugal y el área de la Galicia actual, introduciendo en esta región la cultura de los castros o castreña.

CASTRO DE SANTA TECLA

Roma lleva su cultura y su poder. Fundan tres ciudades, lo que hoy son Lugo, Braga, y Astorga. Con Diocleciano se unifica en una provincia separada de la Tarraconense, Gallaecia.
Los castros yo no tenían importancia defensiva para los romanos, aunque siguieron siendo habitados durante varios siglos. Roma llevó además de organización administrativa, su lengua, el latín, y la religión cristiana.
Debilitada Roma ya a principios del siglo V, llegan a la península los vándalos los alanos y los suevos procedentes del norte de Europa, y se puso fin al dominio romano en la región. Los suevos, de religión arriana, se establecieron en la Gallaecia creando un reino independiente que duraría ciento setenta años. Hasta que en el año 585, que habían entrado los visigodos, que ya dominaban el resto de la península ibérica, invaden la Galicia sueva incorporando ésta a su reino.

Como sabemos en el 711 llegan los islámicos y en el 715 entran al sur de Galicia, aunque no durarían más de unas pocas décadas, ante el avance de los reinos cristianos. El norte de Galicia cayó bajo el dominio político de Alfonso I de Asturias, que instaló en la ciudad de Lugo al obispo Odoario. El territorio de Galicia quedó desde el 760 bajo la autoridad de los monarcas que tenían su espacio político y de poder en lo que hoy es Asturias, en una débil posición que tuvo que ser consolidada por su sucesor, Fruela I, que aplastó una insurrección de los gallegos. Galicia, aunque fue independiente durante breve tiempo, siguió existiendo y por entonces estaba incorporado al Reino Astur, como Reino de Galicia, corona dependiente de Asturias primero y de León después. Al sur del río Miño, que en 1139 se independizaría con el nombre de Reino de Portugal.
Pero cuando Alfonso III de Asturias traslada la capital de Oviedo a León, llamamos aquí el reno Astur leonés o simplemente reino de León. Y fue precisamente esta la entidad que absorbió al Reino de Galicia, que finalmente sirvió como base para conformación contemporánea de la región de Galicia. El descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago fue la consolidación del reino de Galicia. primero dependiendo del reino de León y posteriormente de la Corona de Castilla. La primera integración se produce con Alfonso I de Asturias. Más adelante durante el reinado de Alfonso III se pretende mantener las tierras de Galicia bajo el control mediante el nombramiento de herederos de la casa real para su gobierno. Estas medidas no calmaron los conflictos entre los nobles gallegos y los monarcas asturleoneses. Alfonso III deja a su hijo Ordoño II el reino de Galicia fijando se capital en Braga.

CASTRO-VIVIENDA CELTA 

Al final del reinado de Alfonso II, los tres hermanos se levantaron en armas contra su padre, y a su muerte en 910 fue sucedido en el trono leonés por García, siendo el principal de los hermanos. A la muerte de éste en el 914 le sucede su hijo García que al fallecer hereda Ordoño el trono leonés, y aquí acaba el primer reino de Galicia.
Quizá quedara configurado dentro del reino de León en el 1065. De todas formas las luchas fratricidas desembocan en que el reino de Galicia es dividido en dos condados, el de Portugal y el de Galicia cuyo último rey gallego fue Alfonso VI de León y Castilla hasta su muerte en el 1109.  Se incorporará por tanto a la Corona de Castilla y León en 1230 ya con Fernando III. Alfonso VI de León impuso las peregrinaciones a Santiago aunque el culto a las reliquias ya habían comenzado durante el reinado de Alfonso II.
Galicia pasa entonces a tener la configuración actual y se inicia una de las etapas más brillantes de su historia.

MIENTRAS DURE LA GUERRA (Película)

Una película de Alejandro Amenabar, dice adentrarse en un episodio de la historia de nuestro país. El discurso que Miguel de Unamuno pronunció en la Universidad de Salamanca delante del general Millán Astray en que, según dice, se posicionó en contra del régimen fascista después de haber apoyado el levantamiento militar contra la República.

MIGUEL DE UNAMUNO 

El actor que interpreta a Unamuno, Karra Elejalde, dice “Había que tener un par de bemoles para salir ahí, el día de la Raza, que a él le parecía una chirigota, no le hacía gracia, le parecía hitleriano. Y decir me inmolo, para lo que me queda en el convento me cago dentro. Habida cuenta de lo que había pasado con Lorca. Al final venció la coherencia, fue coherente y se la jugó".
La verdad es que el Levantamiento contra la República fracasó. Y entonces los golpistas pensaron en que se debía convertir en una Guerra larga. Sanjurjo, el líder sin duda, falleció en accidente de aviación. Muerto Sanjurjo y Mola, en la elección que posteriormente se hizo, el 1 de octubre de 1936, Franco fue proclamado Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos.
Eso que dice Amenabar de “Régimen Fascista” no existía aún, la Guerra recién había comenzado y Franco llevaba 10 días al frente del ejército. Tampoco existía el franquismo aún.
La famosa y falsa frase de “Venceréis pero no convenceréis” que se atribuye a Unamuno en la película dice “Conquistar no es convencer”. Se suele decir que Millán Astray responde “Muera la inteligencia” pero en la película dice “Viva la muerte” Da igual. Las dos frases del enfrentamiento verbal entre el filósofo y el fundador de la legión, José Millán Astray no existieron realmente.
Amenabar, como tantos cineastas y actores españoles, nos quieren dar “su lección de historia”, es decir, la que su ideología les marca, y en la presentación de la película asegura que los extremos vuelven y el pasado se podría repetir de alguna manera. Y es por eso por lo que hay que conocer la verdad de nuestra historia. Sólo esto último es cierto. Hay que conocer la verdad.
Don Severiano Delgado, Historiador y Bibliotecario de la Facultad de Derecho en la Universidad de Salamanca asegura que las frases las escribió Luis Portillo. Un profesor de esa Universidad que estaba exiliado en Londres.

GENERAL MILÁN-ASTRAY

En 1941, Portillo publicó en una revista británica, "Horizons", la versión de aquel conflicto verbal entre Unamuno y Millán Astray, en el que ya habla de una expresión "¡muera la inteligencia!", que atribuye al general franquista; y también cita una expresión dicha, según Portillo, por el rector salmantino de aquella época, "venceréis pero no convenceréis".
Portillo no estuvo presente en aquel acto nos asegura el historiador. Se trata de una recreación literaria sin intención de descripción histórica. Lo único que hizo fue relatar un enfrentamiento literario posible entre el bien, que representaba el demócrata Unamuno, con el mal, que atribuye a Millán Astray.
Y este relato literario es el que ha ido pasando por historiadores como Hugh Thomas, que en 1961 publicó en inglés su primera Historia de la Guerra Civil española, quien asumió la teoría de Portillo como si fuera una fuente histórica. Hugh Thomas, que siempre ha pasado como un especialista en la Guerra Civil española, la verdad es que se podía haber quedado en Inglaterra. Como dijo Pérez-Reverte, “Empiezas dejando que un inglés te toque los huevos, y nunca se sabe”.
También otros lo han asumido como verdadero, Ricardo de la Cierva, el famoso historiador español, publicó en 1970 su "Historia Ilustrada de la Guerra Civil Española", en la que recoge la versión de Portillo.
La versión que se publicó en la época fue la del escritor Emilio Salcedo (1929-1992). Según Salcedo, Unamuno dijo: "vencer no es convencer y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión; el odio a la inteligencia que es crítica y diferenciadora, inquisitiva, mas no de inquisición". Incluso Salcedo reconoce en su texto periodístico que Millán Astray "pronunció muy pocas palabras, justificando la situación del hombre de armas, los motivos del levantamiento militar y, al fin, perdido el control, gritó “Mueran los intelectuales y Viva la muerte”.
Severiano Delgado reconoce que para su trabajo ha utilizado textos históricos que se pueden encontrar en Internet para contrastar la versión histórica de la periodística.

jueves, 21 de septiembre de 2023

CASTILLOS MEDIEVALES ESPAÑOLES

La palabra castillo es un diminutivo de “castro”, y significa fortaleza aislada. Construida casi siempre en un lugar dominante para la defensa de pueblo o de las comarcas.  El origen se remonta a tiempos primitivos ya que las tribus conquistadores o colonizadores se aseguraban en lugares estratégicos, a ser posible favorecidos por defensas naturales como mesetas, cumbres de cerros, etc. El hombre, desde siempre necesitó defenderse de animales u otros enemigos con construcciones de algún tipo. Así nacieron los castros y fortificaciones en colinas.



CASTILLO DE ALMANSA
Los romanos al llegar a estos territorios encontraron enemigos que se defendían en colinas fortificadas. Aunque primitivas, eran efectivas y requerían del uso de armas y otras técnicas de asedio para superar las defensas. Los mismos romanos construyeron obras levantadas sobre el terreno por los ejércitos en campaña, hasta construcciones permanentes en piedra. Los fuertes romanos se construían con planta rectangular y torreones con esquinas redondeadas. Establecieron para la seguridad de sus fronteras muchos puestos militares, campamentos permanentes y cuando no pudieron disponer de fuerzas suficientes para guarnicionarlos, por los continuos ataques de los bárbaros y necesitaron aumentar el valor defensivo de las obras, surgiendo los castillos fronterizos en puntos estratégicos para la custodia de campamentos, costas, caminos y poblaciones. Nos han llegado hasta nosotros aquellos castros, (castellum)  que los invasores iban devastando en su irrupción y solo nos han llegado el recuerdo de sus cimentaciones. Torreón de planta cuadrada, recios muros elevados y rematados por terraza superior almenada. Luego, Roma se retiró y tras la dominación de los visigodos, que no fue larga, no dejó apenas rastro de su importancia militar.


CASTILLO DE ALMODOVAR 
Si bien los primeros castillos datan del IX, su origen es más antiguo y tienen precedentes en la arquitectura militar de la Grecia clásica. En la Alta Edad Media, se utilizaba como cerco defensivo una mera empalizada de madera, pero la evolución del armamento y de las técnicas militares hicieron inservible este procedimiento; más adelante, se confió en la solidez de las construcciones en piedra y en la altura de los muros que con este material podía alcanzarse.
En la lucha contra los árabes, de mayor permanencia, tras la batallas de la Reconquista, es cuando los castillos en España consigue su apogeo. La necesidad de conservar las conquistas realizadas por los reyes cristianos, tan sacrificadas, laboriosas y sangrientas, como costosamente conseguidas, impusieron la necesidad de realizar las fortificaciones al punto de ser escasos los pueblos que se quedaron sin castillo. O cuando menos sin murallas con foso y almenas. Los más antiguos, siglos IX a XI eran de piedra toscamente labrada. Y posteriormente se instalaron con vivienda señorial, al principio sencilla y a partir del siglo XIV más amplios y decorados. Los primeros eran incómodos, promiscuos y de malas condiciones para el  personal, y luego con el apogeo de las residencias castellanas, son el fastuoso dominio de la nobleza.

MANZANARES EL REAL 
Fueron surgiendo las más variadas edificaciones militares hasta los complicados y vastísimos ejemplares que aún podemos contemplar. Castillos señoriales, castillos-palacios, algunos imponentes más que la de la realeza, producto del feudalismo. Lujosas dependencias para los señores. Torres del homenaje, patios de armas cuartel para la tropa, cuadras, alojamientos varios, aljibes, prisiones, etc. en realidad eran un exceso de vanidad de una clase privilegiada y una constante amenaza al poder real.
Pero esta profusión de fortalezas, finalmente vino a ser exceso de poderío de una ambiciosa clase noble, que el poder real llegó a verla como una amenaza, y la atacó por sus cimientos., con estrategias políticas desmantelando por peligrosos los que no se acomodaran a la sumisión del rey. 

CASTILLO-PALACIO DE OLITE 
Desde el siglo XIV muchos castillos fueron derribados. Primero  por orden de Enrique IV en el siglo XV, más tarde por los Reyes Católicos. Y finalmente por el Cardenal Cisneros. Esto nos parece una barbaridad hoy en día, pero respondía a la necesidad de aplacar el poder militar de muchos nobles y casas nobiliarias rebeldes a los reyes del momento.
El descubrimiento y el uso cada vez más habitual de las armas de fuego cambió las estrategias y la forma de lucha por completo.
Pero los románticos enamorados de lo retrospectivo, de la historia y de la arquitectura con mayúsculas, no nos interesan estos asuntos en sí mismos, sino las edificaciones, lo que encierran, las aventuras y desventuras que inundan su vida, que es la de nuestro país. Son testimonio de tiempos que no han de volver, peo que poseen un encanto, un misterio y embrujo al que no son ajenos la literatura, el cine y la pintura.

CASTILLO DE JADRAQUE 
Felipe II en el siglo XVI mandó hacer una estadística de los castillos existentes, pero quedó incompleta. Se sacó la impresión del lamentable estado de abandono, que ya en su momento tenían por su papel secundario a que los relegó el invento de las armas de fuego. Otros por su hermosura o por su fortaleza fueron habitados o transformados en residencias palaciegas por las casas nobiliarias. No siendo ya necesarios, fueron reduciendo su material y la dotación del personal hasta quedar solo con sus domésticos que ya se retiraron a vivir en el poblado.
Los castillos vacíos se llenan de poesía y en los claros de las lunas heladas resuenan canciones de amor y hierro. Muchos han sucumbido, y otros siguen dando la cara a la desgracia, tal como el Cid cabalgando sobre Babieca después de muerto.
Con el tiempo, tanto en España como en Francia y en toda Europa la guerra cambió la suerte de los hombres y de la vida, y con los señoríos se hundieron los castillos. Hoy son esqueletos de su pasado, recuerdo de hechos épicos y también sueños de vanidad, orgullo y alardes de conquistas.
Castillos guerreros, señoriales, monásticos y de distinto origen aparecen hoy igualados en su fin: la ruina, el abandono y el expolio. Sólo algunos mimados por la suerte perduran, bien cuidados por sus propietarios, pero los más, el recuerdo de su épicas acciones, hechos políticos de trascendencia y románticas leyendas, amenazan perecer, con estos monumentos a la historia de la nación, que en su día enseñoreo al mundo y como la hiedra trepadora de sus muros, descarna finalmente, llevando consigo la memoria de un pasado que debemos defender, como quien defiende a su propia familia.
Por suerte unos pocos se han convertido en Paradores Nacionales, bien conservados y que es un gusto pasar en ellos unos días, como hoteles de primera que son.
DE CASTROJERIZ 
Los castillos son parte importante de nuestra historia, porque al fin y al cabo, de aquellas gentes venimos, y para bien o para mal, están también allí, nuestras raíces.
Hechos y personajes como la batalla de Las Navas de Tolosa, las luchas del Cid, los Reyes Católicos, Fernando el Santo, las órdenes religiosas-militares como Los Templarios, Los de Calatrava, la enorme cantidad de batallas y guerras habidas, la dinastía Borgoña, la de los Trastámara, etc. todo esto sigue viviendo en los libros de historia y debería ser bien conocido por las nuevas generaciones.
Seguro que sabríamos valorar lo que hemos tenido, lo heredado y lo que realizamos por el bien de este maravilloso y antiguo país, que se llamó Hispania, doscientos años a.C.
 

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...