lunes, 27 de noviembre de 2023

REINO DE ARAGÓN - (3) -

Murió Alfonso I “el batallador” el 7 de septiembre de 1133, sin tener hijos descendientes. Ya explicamos en el capítulo anterior que su testamento de 1131 no fue aceptado por la nobleza, y eligieron a su hermano Ramiro II en Aragón y a García Ramírez el restaurador en Navarra, dividiendo su reino.


RAMIRO II DE ARAGÓN
Alfonso I el Batallador, fue el prototipo de rey medieval, dedicado a la lucha contra el infiel que duplicó la extensión de los reinos de Aragón y Pamplona tras la conquista de Zaragoza en 1118.
Durante la Edad Media, el topónimo latino Hispania, sus deformaciones (como «Yspania» o «Spania») o cualquiera de sus versiones romances (como “España”) se usaba, en singular o en plural, para referirse al total de la península ibérica. Fue Alfonso I “Imperator totius Hispaniae”, traducido del latín “Emperador de toda España” título que nació de los monarcas de León. Expresión de una idea hispánica unitaria, que implicaba la supremacía política de León. Según algunos autores los reyes leoneses defendían ser los herederos directos del último monarca visigodo.
Posiblemente Alfonso I no consideró a su hermano Ramiro como heredero por su condición de clérigo.
Pero el rey de Aragón fue Ramiro II que había nacido en 1086. Al heredar el trono colgó lo hábitos y fue coronado en Jaca en 1134 aunque solamente gobernó tres años. Su nombramiento fue rechazado por os reyes de Pamplona y de Castilla, por el papa y por parte de la nobleza aragonesa. Hubo de firmar treguas con los vecinos musulmanes para asegurar sus fronteras. la propia división del reino de Pamplona y argón fue causa de serios conflictos que se saldaron con negociaciones con García Ramírez, el restaurador, reconociéndose mutuamente Ramiro rey de Aragón y García rey de Pamplona.


GARCÍA RAMÍREZ DE PAMPLONA 
Por otra parte Alfonso VII de León tomó La Rioja y se apoderó de Zaragoza pero solamente con guarniciones, gracias a la mediación de Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona. A todo esto se unía la contraofensiva almorávide y un pánico se extendió por el valle del medio Ebro y el único que podría garantizar una protección era Alfonso VII de Castilla y León, por eso es que al llegar éste a Zaragoza lo reconocieron como su señor.
Ramiro fue traicionado por García Ramírez que se unió al castellano presentándole vasallaje y entregándole La Rioja y el señorío de Zaragoza a cambio de conseguir la región vasca y de ser reconocido como rey de Pamplona.
Ramiro se vio obligado a refugiarse en Besalú en el 1135y para solucionar conflictos le aconsejaron arrancar de una vez las malas hierbas. Así que cuando volvió a Jaca dijo que iba a construir una campana que se podría oír en todo el reino, (la llamada campana de Hueca), Muchos nobles fueron a ver la campana para reírse del rey y este los condujo a una sala en la que serían decapitados unos siete o más. Los enemigos de la corte desaparecieron.
Ramiro aunque tenía el voto de castidad, viendo que debía dejar un heredero se casó en 1135 con Inés de Poitou o Inés de Aquitania, viuda, con fama de ser fecunda. Efectivamente un año después nació Petronila y se separaron los esposos, Inés marchó a un monasterio.

INÉS DE POITOU

Alfonso VII de León y Castilla quiso reconciliarse con Ramiro devolviendo Zaragoza y la promesa de matrimonio de la pequeña Petronila con el heredero del leonés, Sancho. Por lo que el pamplonés García Ramírez se ofendió porque se quedaba sin fronteras con los musulmanes y no podría expandirse y atacó Aragón y Alfonso VII atacó Navarra.
Mientras el proyecto de casar a Petronila con Sancho fracasó porque la nobleza aragonesa recelaba de los castellanos y prefería la unión con un pequeño estado feudal como el condado de Barcelona y sus influencias cercanas. A Aragón le venía bien acercarse al mar ya que al separarse de Pamplona había cortado el acceso al Cantábrico. Se prometió a Petronila con un año de edad a Ramon Berenguer IV conde de Barcelona, que tenía más de veinte años. Se casarían cuando ella tuviera catorce años, es decir en 1150. Ramiro II cedió el gobierno de Aragón a Ramón Berenguer con el titulo de príncipe, conservando él  siempre el de rey aunque se retiro a un monasterio. El acuerdo establecía que si del matrimonio nacía un heredero éste heredaría tanto el reino de Aragón como el Condado de Barcelona, (como así sucedió). Resultó pues una unión dinástica conservando cada uno  sus fueron, territorios, leyes, costumbres, instituciones, etc.).
Esta unión garantizaba la independencia frente a Pamplona y Castilla. Poco a poco las Ordenes militares fueron cediendo sus derechos heredados de Alfonso el batallador, y se terminó el contencioso que por ese motivo se mantenía con el papado.

PETRONILA DE ARAGÓN 

Dado que Alfonso había sido Templario, éstos por su renuncia a la herencia recibieron numerosos bienes libres de cargas señoriales y otras prebendas.
Los acuerdos matrimoniales por los que se rigió el enlace se establecieron según el derecho aragonés. Esto supone que, al no haber heredero varón, el esposo cumple la función de gobierno, pero no la de cabeza de la casa, que solo se otorgará al heredero. Ello significaba que, aunque cada territorio mantuviese leyes y fueros propios, quedaban bajo el dominio de un único poder, el del Rey de Aragón. El título de "Rey de Aragón" siempre precedió al de "Conde de Barcelona". Ramón Berenguer IV era conde de Barcelona, Gerona, Osona y Cerdaña, y “princeps de Aragón”  que en la época significaba primus inter pares y gobernaba según las leyes aragonesas. Negoció con la Orden del Temple y con el patriarca de Jerusalén y para conseguir el reconocimiento de su título por parte de Castilla, se declaró vasallo de Alfonso VII de Castilla en el Tratado de Tudellén en 1151, por el cual los dos reinos se dividían el territorio musulmán por conquistar. Además de Navarra. En el reparto a Aragón le correspondió Levante y Murcia, mientras que para Castilla el resto de la península. Fruto de este acuerdo Alfonso VII tomó Almería, Tortosa, Fraga y Lérida. Y en 1153 ocupó los últimos reductos musulmanes en Cataluña, situados en el interior de Tarragona e hizo tributario al rey de Valencia de Cataluña y Aragón.
Ramiro II murió en el monasterio como rey de Aragón en 1157.

RAMÓN BERENGUER IV 

Petronila fue considerada reina, pero en Aragón las mujeres no pueden reinar, con lo que su esposo Ramón Berenguer IV que era príncipe de Aragón era el que gobernaba el reino, cosa que se considera que hizo acertadamente, y lo hizo a la vez que gobernó los condados de Barcelona, Gerona, Osona, Besalú, Cerdeña y Conflent.
Se reunió el conde con el rey Alfonso VII de León y Castilla, y ratificaron el acuerdo contraído por el fallecido Ramiro un año antes. Ramón Berenguer recibió las tenencias de Zaragoza, Tarazona, Calatayud y Daroca a cambio de su vasallaje al rey castellano.
Ramón Berenguer IV fue un gran político, vio que los condados, región marítima, aislada de las interiores, de territorio escaso y fuera de toda comunicación, había de ser o una república al modo de las italianas, la más similar Génova, país de aventureros y piratas y a la larga presa de los interiores, o una región fraccionada en pequeños condados en pugna perpetua. La unión con los aragoneses daba un hinterland a los condados para que alimentara su comercio; ella le daba un poderío militar que por sí sola no tenía; ella, en fin, fusionándola políticamente con un reino interior, que casi tocaba con el Atlántico, aseguraba el progreso y la posición militar.
El reino de Aragón era entonces un conglomerado de comarcas independientes entre sí, con solo el vínculo político que creaba obedecer a un soberano único y el mismo para todas. Cataluña no existía aún como la conocemos hoy. Era un conglomerado de comarcas gobernadas directamente por condes, que reconocían la soberanía del de Barcelona; ni siquiera era conocido el nombre con el que luego fue y es conocida la región; ni sus habitantes se llamaban catalanes. El condado de Urgel era, de hecho, independiente y fluctuaba entre las dos influencias, la de Aragón y la de Cataluña. Ramón Berenguer IV falleció en 1162.

domingo, 26 de noviembre de 2023

REINO DE ARAGÓN -(2) -

Ascendió al trono Alfonso I el batallador en septiembre de 1104, tras la muerte del rey, su hermanastro Pedro I y amplió radicalmente el reino. Fue rey de Aragón y Pamplona.  



ALFONSO I DE ARAGÓN, EL BATALLADOR
Duplicó el territorio con la conquista fundamental de Zaragoza, además de Tarazona y Calatayud. Por su matrimonio con Urraca I de León, gobernó sobre León, Castilla y Toledo y se hizo llamar entre 1109-1114 “Emperador de León y rey de toda España” hasta la anulación del matrimonio. Sus campañas militares lo llevaron hasta Córdoba, Granada y Valencia y a infligir a los musulmanes severas derrotas.
Después se volcó en problemas castellanos como consecuencia de su matrimonio mal avenido con Urraca de León, hija del importante rey Alfonso VI de León. Ella era viuda, y contaba con un hijo, el futuro Alfonso VII. El matrimonio se celebró en 1109.
Los nobles gallegos eran contrarios a este enlace debido a la pérdida de los derechos al trono del reino de León y Castilla del entonces infante, hijo de Urraca de su primer matrimonio, Esto contradecía el pacto matrimonial firmado entre Urraca y Alfonso I de Aragón, que estipulaba que los derechos de sucesión pasarían al hijo que tuvieran.
En 1110 la Taifa de Zaragoza amenazó Olite, en Navarra. Alfonso les venció en la batalla de Valtierra.
Alfonso, que aunque tenía unos treinta y seis años probablemente fuese estéril.  La falta de hijos del matrimonio fue un problema. La nobleza gallega encabezada por el obispo y el conde de Traba, se rebeló y proclamó rey al hijo de Urraca, el futuro Alfonso VII de Castilla y León, contraviniendo lo pactado entre los esposos.

Abd al-Malik

Llegaron los almorávides a Zaragoza en mayo de 1110 lo que obligó al monarca a hacer un paréntesis en su actividad en Castilla-León para atacar la capital del Ebro y consolidar una alianza con “Abd al-Malik”
Fueron derrotados por el Batallador en León, en el año 1111. Con esta situación las discrepancias entre Urraca y Alfonso I se acentuaron. Comenzó una guerra civil entre los partidarios de una y otro. Alfonso I el Batallador encerró a su esposa. Se marchó sobre Castilla y sometió a Palencia, Burgos Osma, Astorga, Toledo y Orense. A todo esto el conde de González de Candespina aprovechó para liberar a Urraca y dejarla en su fortaleza en Segovia.
El Batallador vence en la batalla de Candespina  el 12 de abril de 1111, cerca de Segovia. Más tarde los cónyuges fueron excomulgados en León y conminados a separarse, hasta que se llegó al año 1114 en el que el propio Alfonso I el Batallador, de gran religiosidad, repudió a la reina Urraca pasando a dejar el reino de León.
Otra facción contraria a la elección de Alfonso I de Aragón fue la de los eclesiásticos franceses de origen borgoñón, bajo la protección del primer marido de Urraca, Raimundo de Borgoña. Eran señores de muchos territorios, por lo que se oponían además a las políticas del rey aragonés.
El 26 de octubre de 1111, con la victoria a los partidarios de Urraca en Candespina, no impidió que la reina se aliase con el arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, que le proporcionó ayuda militar en el transcurso del año siguiente.
La guerra civil se transformó entonces en un conflicto endémico, con guarniciones aragonesas que se comportaban como tropas de ocupación, nobles rebeldes y simples saqueadores que infestaban los caminos. El final de la aventura castellana no cerrada del todo hasta el siguiente decenio, puesto que Alfonso conservó varias plazas castellanas.

URRACA DE LEÓN

En 1118, en Toulouse durante el concilio que aprobó los beneficios espirituales propios de una cruzada para una magna expedición de Zaragoza, numerosos nobles del sur de Francia se aliaron con Alfonso para iniciar el asedio a la ciudad a la que el rey pudo entrar en la aljafería. Alfonso I acordó con los notables de la capital que quienes lo deseasen podrían emigrar, y quienes prefirieran permanecer bajo la protección real debían abandonar el recinto urbano como había sucedido en la conquista de Monzón, Huesca y Barbastro. Abandonaron el escenario seguidos por la población, no obstante, tanto en Zaragoza hubo grupos de mudéjares que se integraron en la sociedad.
Alfonso I prosiguió y en los meses posteriores tomó Tudela y, Tarazona y las tierras del somontano del Moncayo, y, por fin, Calatayud. El rey inició la población de las áreas fronterizas de Soria. Un ejército almorávide avanzó hacia Zaragoza para recuperar la región, pero fue destrozado en la batalla de Cutanda. La victoria cristiana ratificó la definitiva pertenencia del valle del Ebro al reino de Aragón.
Alfonso el batallador dedicó la primera mitad de la década de 1120 a consolidar este enorme avance territorial con la repoblación del entorno de Zaragoza, dirigiendo la instalación de inmigrantes montañeses y francos en las ciudades y áreas contiguas a la capital.
Comenzó entonces una intervención militar en Al- Andalus que llevó a las tropas alfonsinas a recorrer el levante peninsular y Andalucía (septiembre de 1125-junio de 1126). la expedición llegó en octubre a Valencia, a Denia a finales del mes, para proseguir hacia Murcia, Baza, Guadix y avistar Granada el 7 de enero de 1126.  Alfonso fue a Córdoba, Cabra, Lucena, Aguilar,  Motril, Salobreña y Velez-Málaga, e iniciar el trayecto final hacia Aragón devastando los alrededores de Granada, hacia Guadix, Murcia, Játiva y, finalmente, volver al valle del Ebro. Este resumen apenas hace justicia a las dimensiones y la complejidad organizativa de la expedición y, sobre todo, al impacto que tuvo en el universo almorávide, cuyos gobernadores y emires fueron incapaces de frenar las evoluciones de Alfonso.
El 8 de marzo de 1126 murió Urraca y le sucedió en el trono su hijo Alfonso VII de León, cuya primera preocupación era obviamente acabar con la ocupación aragonesa de Burgos. Se apoderó de Burgos, lo que provocó la respuesta del batallador, que en julio avanzó hasta el valle de Támara, donde se llegó a un acuerdo tras amplias negociaciones por el cual el rey de Aragón aceptaba restituir estas posiciones fundamentales a su homónimo. sin embargo, Alfonso retuvo en su poder las tierras que habían formado parte de Navarra hasta 1054, es decir, parte de la Castilla vieja y Álava, además de la Extremadura soriana, pero aceptó entregar Atienza, Sigüenza y Medinaceli, dado que confrontaban con la zona de Soria.


ARZOBISPO DIEGO GEMÍREZ

Alfonso I inició la etapa final de su reinado, con el sitio durante todo un año (octubre de 1130-octubre de 1131) de Bayona. En los últimos días del cerco, Alfonso dictó un testamento y arrancó el juramento de respetarlo a un buen número de nobles. Un testamento que preveía que el reino fuera repartido entre las órdenes militares del temple, san Juan de Jerusalén y el Santo Sepulcro.
Desde junio de 1133, Alfonso acampaba en las inmediaciones de Fraga, que resistió durante todo el año siguiente, gracias al apoyo de Ibn Ganiya, gobernador de Valencia y Murcia.
El 17 de julio de 1134 se trabó una batalla con un resultado nefasto. “La grande y terrible matanza de cristianos en Fraga, en la que casi todos perecieron por la espada, salvo unos pocos, que, sin armas, se dieron a la fuga con el rey”.
Enfermó a principios de septiembre en Huesca, donde murió el 7 de septiembre, sin tener hijos descendientes, no sin antes haber hecho aprobar una vez más su testamento de 1131 por los nobles que le rodeaban. El testamento no fue aceptado por la nobleza, que eligió a su hermano Ramiro II en Aragón y a García Ramírez el restaurador en Navarra, dividiendo su reino.
En el testamento dejaba herederos al Sepulcro del Señor, al Hospital de los Pobres de Jerusalén y al Templo de Salomón. Además de órdenes religiosas militares, dejando así el reino sin rey.
Los nobles se vieron obligados a aplicar la ley navarra, que impedía testar sobre otra cosa con no fuese los territorios conquistados. El patrimonio heredado anteriormente pasaría a su hermano Ramiro, quien de esta forma reunía el patrimonio a excepción de Navarra.


viernes, 24 de noviembre de 2023

NACE EL REINO DE ARAGÓN –(1)-

Al hundirse el estado visigodo ante el Islam en el siglo VIII, surgen algunas resistencias cristianas en el norte. La cornisa cantábrica no les interesaba mucho a los musulmanes porque lo consideraban de poco interés económico y estratégico al ser una región pobre, fría y montañosa. Estos pobladores, hispano visigodos, (astures y cántabros) llamaron al rey de los francos, Carlomagno y en el 778 éste entró en la península. Cuando el Imperio Carolingio gana terreno a los musulmanes establece una zona denominada Marca Hispánica, dependiente de los reyes francos. Se establecieron regiones administrativas, condados. Destaca la figura de Aureolo, u Oriol que con la protección de Carlomagno estableció una guarnición en el castillo de Loarre, aunque hay diversas versiones, lo cierto es que la zona gobernada estaba al sur de los Pirineos, frente a Zaragoza y Huesca. A la muerte del caudillo los musulmanes ocuparon el territorio, pero fueron desplazados posteriormente por Carlomagno quien nombró nuevo conde a Aznar I Galíndez quien fundaría la dinastía condal del condado de Aragón.
Aragón que se haría condado independiente en el 809 con el conde Aznar, Urgel condado con dinastía propia desde el 815.

AZNAR I GALÍNDEZ 

En el 824 un gran ejército de francos y gascones al mando de Aznar I se dirigió a Pamplona donde el rey Íñigo Arista rey de Pamplona los mantuvo a raya y fueron atacados por la retaguardia obligándolos a huir y debido al desconocimiento del terreno fueron derrotados por los vascones en la llamada segunda batalla de Roncesvalles. Pero Aznar I fue apresado y así Pamplona y Aragón quedaron como aliados. Por matrimonio se unieron el condado de Aragón y el reino de Pamplona.
Galindo I Aznárez (conde de Aragón del 844 al 867), recibió los dos condados de su padre (Urgel y Cerdaña) y, en algún momento anterior a 833, fue designado gobernante en Pallars y Ribagorza hasta que fue expulsado. Tras un período de gobierno en Pamplona, volvió a Aragón en 844 para asumir la herencia de Galindo Garcés, que había muerto sin descendencia.
Ya en el 922 a la muerte del conde Galindo II Aznárez, Sancho Garcés de Pamplona ocupó las tierras aragonesas. A partir de aquí hubo diversas transferencias y ocupaciones de poco tiempo por diferentes condes y así llegamos al año 1035 que es cuando Ramiro I se proclama rey de Aragón, el primer rey de Aragón, al morir su padre y heredó el condado de Aragón y con trono en Jaca, que no era más que una villa, que ocupaba la Marca Superior o Extrema que estaba en la zona fronteriza. Como rey le reconocieron los reyes de Pamplona.

RAMIRO I DE ARAGÓN 

Cuando era zona de los  musulmanes existía un jefe de la marca, nombrado por el Califato de Córdoba, que residía en Zaragoza, esto hasta el siglo X, pero el Califato desaparece en el 1035 y se constituyeron reinados musulmanes independientes llamados Taifas. En el 1044 fue asesinado su hermanastro menor, Gonzalo, rey de Sobrarbe y Ribagorza por lo que se agregaron al reino de Aragón y se establece una sólida alianza, y la unión de sus fuerzas permitió a Ramiro conquistar los castillos con lo que impedía a Ramón Berenguer I, conde de Barcelona, que había comprado castillos en la zona, en tierras que los condes “catalanes” reconocieron pertenecer al condado de Ribagorza como parte del reino de Aragón.
Esto hizo asaltar a la poderosa fortaleza de Graus, que el rey de Zaragoza Al-Muqtadir fue a defender en persona al frente de un ejército que incluía un contingente de tropas castellanas al mando de Sancho, el futuro Sancho II de Castilla, que pudo contar en su mesnada con el joven caballero 

RODRIGO DÍAZ DE VIVAR     
Los castellanos socorrían al emir zaragozano en virtud del vasallaje que este había prestado al rey leonés. Al-Muqtadir primeramente perdió plazas al norte de Barbastro, pero consiguió rechazar a los aragoneses que perdieron en esta batalla a su rey Ramiro I en mayo de 1063 en Huesca siendo asesinado por  un musulmán que hablaba romance  y disfrazado de  cristiano le clavó una lanza en la frente. No pudo apoderarse de Navarra, pero consiguió reforzar las fronteras.  Tras ese primer rey de Aragón le sucedieron otros cinco monarcas, hasta que Ramiro II de Aragón y el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV unieron el reino y el condado al desposarse la hija del aragonés, Petronila,  constituyendo así la Corona de Aragón.
Le sucedió su hijo, Sancho Ramírez de Aragón, quien también fue proclamado rey de Pamplona como Sancho V. Esta nueva situación en que Aragón y Pamplona estaban gobernadas por el mismo rey  duraría cincuenta y ocho año.
Retrocediendo unos años, en el 1076, cuando Sancho IV de Pamplona es asesinado en Peñalén a manos de su hermano Ramón, ése quiso ser rey  pero el pueblo de Pamplona se opuso. Este vacío de poder fue aprovechado por los reyes de Aragón y de Castilla y León para ocupar los territorios de Pamplona. Por lo que, despreciando a los hijos herederos menores de edad, el reino de Pamplona quedó dividido en dos, uno para Sancho Ramírez I de Aragón con Pamplona y la parte oriental de Guipúzcoa y fue aclamado como rey de Pamplona y el otro territorio constituido por Las Rioja, Álava, Vizcaya y la parte restante de Guipúzcoa, ocupada por Alfonso VI de Castilla y de León, quien lo anexionó a Castilla. Por lo que Pamplona dependía de Aragón y eso duraría cincuenta y ocho años, hasta 1134.

CASTILLO DE LOARRE

Sancho Ramírez I se iba asegurando con la construcción de castillos para protección de los territorios conquistados. Fortificó el castillo de Loarre y construyó importantes fortalezas como Montearagón, Artasona o Castilicar.
Conquistó Estada gracias a su hijo Pedro que gobernaba tomó la plaza de Monzón.
Fortificó varias localidades para rodear Huesca, en manos musulmanas. Apoyó a Alfonso VI de León en la batalla de Sagrajas y en la defensa de Toledo, firmando un acuerdo con Rodrigo Díaz de Vivar. Murió en una batalla en el sitio a Huesca en junio de 1094.
Pero continuemos con cada rey. Murió  Sancho Ramírez de Aragón en el 1094 y fue sucedido por su hijo Pedro I quien solo reino diez años. Siguió expandiendo el territorio aragonés. Conquistó Huesca en 1096. En la batalla de Alcoraz. Combatió junto al Cid en la batalla de Bairén al año siguiente derrotando a los almorávides que habían acudido con objeto de recuperar Valencia, que había sido conquistada por el Cid.
Tomó Barbastro en el 1101 e intentó tomar  Zaragoza. No lo consiguió pero consolidó la supremacía de las tropas cristianas y murió en septiembre de 1104 en el Valle de Arán.

CASTILLO DE MONTEARAGÓN 
Ascendió al trono Alfonso I el Batallador y amplió radicalmente el reino. Fue rey de Aragón y Pamplona. Ascendió al trono al morir su hermanastro. Luchó contra los musulmanes y duplicó el territorio con la conquista fundamental de Zaragoza, además de Tarazona y Calatayud. Por su matrimonio con Urraca I de León, gobernó sobre León, Castilla y Toledo y se hizo llamar entre 1109-1114 “Emperador de León y rey de toda España” hasta la anulación del matrimonio. Sus campañas militares lo llevaron hasta Córdoba, Granada y Valencia y a infligir a los musulmanes severas derrotas.

jueves, 23 de noviembre de 2023

CORONA DE CASTILLA-LEÓN - (10) -

 Juan II de Aragón estaba interesado en casar a su hijo Fernando con la princesa con lo cual envió emisarios para ir tratando el matrimonio. Estamos en 1468. El arzobispo Carrillo fue un entusiasta defensor de esta causa, ya que buscaba reforzar su influencia.


Isabel envió a sus fieles hombres Chacón y Cárdenas, personas de su absoluta confianza a Cataluña para negociar y firmar los capítulos sobre su matrimonio con Fernando. Dejando de lado la literatura, para los historiadores es importante destacar que para Isabel revelaba su decisión de ejercer funciones de soberana y que tampoco quería reducir a Fernando al mero papel de consorte en Castilla. Debía establecerse un sistema que pudiera compartirse. Para Isabel estaba claro que la mujer podía estar capacitada para gobernar, y que había diferencias, pero no debía haber desigualdad. Por ejemplo, ya casados, los bastardos que Fernando había tenido, fueron llevados a la Corte, donde la reina se cuidó de situarlos convenientemente. 

Durante el matrimonio no hay documentación ni seguridad para afirmar que hubiese aventuras extramatrimoniales, y si las hubo, fueron silenciadas cuidadosamente.
En febrero de 1469 en nombre del soberano aragonés a quién representaban, Peralta y Carrillo juraron que se cumplirían al pie de la letra todos los capítulos que por los procuradores de ambas partes acordaron. La princesa Isabel poco después les entregó una nota, escrita de su propia mano, diciendo que desde ese momento consideraba a Fernando, ya como su esposo “y a mi mandéis lo quisierais que haga ahora, pues lo tengo que hacer” Una palabra dada para toda la vida.
Fernando firmó las capitulaciones tal cual estaban negociadas, bastante perjudiciales para Aragón, a las que Isabel incluyó una solo condición, que Fernando reconociera a Enrique IV como el único y verdadero rey de Castilla. Esto demuestra la firmeza y honestidad de las ideas de Isabel. Isabel sería soberana en Castilla y Fernando su consorte, mientras que Fernando sería soberano en Aragón e Isabel asumiría el papel de consorte. No suponía la creación de un Estado unificado, sino la unión dinástica. A la postre, ambos serían conjuntamente soberanos y compartirían la toma de decisiones y la dirección efectiva de los asuntos de cada reino. Ambos reinos mantendrían, además, sus propias leyes y costumbres, su moneda, lengua e incluso aduanas para el tráfico de mercancías. También se reunirían por separado las Cortes de cada reino, debiendo legislarse de forma individual para cada territorio. En resumen, la unión dinástica significaba una especie de alianza entre dos Estados que se iban a apoyar mutuamente en todo lo que fuera necesario, pero que no iban a fundirse en una misma estructura estatal.
Como dijimos quedaba la cuestión de la dispensa papal. Solicitada esta, es de suponer que Paulo II debió estar en un mar de confusiones. Deseaba la paz entre cristianos y a la vez no podía enemistarse con los reyes y los futuros reyes de Castilla ni con el de Aragón, como tampoco con el de Portugal. Con lo cual, dejó pasar el tiempo. Dejó en suspenso la solicitud de Fernando, dado que era unilateral. Sólo la solicitaba Aragón.

JUAN II DE ARAGÓN 

Los eclesiásticos que rodeaban a Isabel, con Carrillo a la cabeza la convencieron de que podía casarse sin preocupaciones de conciencia. No había orden papal de casarse con el portugués ni tampoco rechazo a casarse con Fernando. Carrillo aseguró que guardaba una bula con fecha de cinco años atrás a nombre de Fernando, para incluirla en el acta en su momento. No figuraba el nombre de la futura esposa para evitar un escándalo. A Veneris, el nuncio papal ante la corte de Enrique IV, y además embajador en Roma, doy su consentimiento al igual que Carrillo, con lo cual Isabel quedó convencida de la legalidad. El embajador de la Santa Sede y el más importante arzobispo de Castilla-León apoyaban la decisión, lo cual no era cualquier cosa. Al nuncio se le pagó generosamente, según era costumbre en la Cámara de Sicilia, la promesa de la sede episcopal de Orihuela y la villa de Tortosa cuando fuera posible.
Quedó entendido que la ceremonia de la boda sería en Castilla, donde luego se radicarían. Se necesitaba organizar el viaje de Fernando y sacar a Isabel de Ocaña, donde era prácticamente una prisionera. Enrique IV tenía que ir a Andalucía e hizo jurar a Isabel que no innovará nada en su matrimonio entes de que él volviera. Con lo cual queda claro que conocía las negociaciones con Aragón.


Dado que pronto se cumpliría el primer aniversario de la muerte de su hermano Alfonso, con la excusa de organizar las honras fúnebres, anunció a las damas que le cuidaban que viajaría a Ávila o a Arévalo. Le llegaron noticias que los caminos estaban siendo vigilados. Cambió la ruta y se fue a Madrigal. Estando allí llegaron otra vez los embajadores franceses para volver a ofrecer a su candidato, el de Guyena. Rechazado nuevamente por Isabel. Carrillo llegó oportunamente y con sus fuerzas la condujo a Valladolid, donde se sintió protegida y libre. Hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos cada territorio, cada señorío era una especie de isla con medios para defenderse. Desde allí Isabel escribió al rey explicándole que de los tres pretendientes había escogido a Fernando, y que éste le reconocía también como su legítimo rey. Isabel se movía dentro de la legalidad con astucia.
Fernando tenía dieciocho años, pero era todo un hombre, incluso iba a contar con dos hijos bastardos concebidos antes de casarse. En septiembre de 1469 Fernando estaba en Zaragoza y el camino hasta Valladolid era largo, pasaba por Calatayud a Soria. Se enteró que el duque de Medinaceli, Luis de la Cerda, había ordenado bloquear los caminos. Los aragoneses idearon un plan, se enviaría a dos negociadores para las cuestiones que interesaban a ambos reinos, y en la comitiva vestidos de forma de confundirse con los criados se insertaron Fernando, y otros dos personajes importantes. Salieron de Zaragoza y sin hacer un alto llegaron a Dueñas donde pasaron la noche en casa de un hermano de Carrillo.

ISABEL ACUERDA CON CHACÓN 

Isabel volvió a escribir al rey anunciándole que venía Fernando, sin armas ni intención de escándalos y males. Y pedía la aprobación del rey. Pero el rey que no había respondido a la carta anterior, tampoco lo hizo a esta. Sabemos que el que calla otorga con lo cual Isabel se consideró libre para obrar en consecuencia. Carrillo envió a ambos un escrito que debían firmar donde se especificaban los pasos que se darían a continuación. Eso es lo que entendieron los novios, pero Carrillo había redactado un documento para que le reconocieran como gobernante a él mismo, al igual que lo había sido Álvaro de Luna en su día.
El día 14 de octubre de 1469, por la noche ya, llegó la comitiva al caserón de los Vivero, (hoy Palacio de los Vivero) donde se conocieron Fernando e Isabel. Dado que nunca se habían visto, Cárdenas señalando con el dedo a Fernando, le dijo a Isabel “ese es”. En recuerdo de ese detalle, años después dispuso la reina que dos eses figurasen en su escudo.
El día 19 jueves, se celebró la misa de velaciones en el altar mayor de la iglesia románica de Santa María la Mayor, que ya no existe, y aquella noche, marido y mujer consumaron matrimonio cumpliendo con las rudas condiciones que entonces eran preceptivas. Fue exhibida la sábana de cómo la princesa había entregado su virginidad al marido y al reino, anulando de este modo aquellos actos que pudieran quedar pendientes de que el papa quisiera confirmarlos.
Nadie, absolutamente nadie formuló acusaciones o dudas de la validez del matrimonio.
Bueno, pues ya se habían casado el jueves, 19 de octubre de 1469 en Valladolid. La boda no tenía el consentimiento expreso del rey Enrique. Lo sabía y tampoco había dicho algo al respecto. Pero los contrarios a Isabel comenzaron a difundir comentarios y tratar de socavar la legitimidad del enlace. Los esposos y el arzobispo Carrillo escribieron al rey explicándole como se había realizado el enlace y que se declaraban obedientes al monarca y a los pactos habidos. Por otra parte, veladamente señalaban que no había alternativa. En román paladino, todos querían meter mano en la cuestión. Carrillo se consideraba el gestor único del proceso y a partir de ahora decidiría los pasos a seguir. Juan II de Aragón, el padre de Fernando también enviaba cartas con sus consejos. Otros nobles y prelados también aconsejaban “desinteresadamente”, ya que el asunto, tarde o temprano se convertirían en reyes de Castilla y Aragón, y había que ir tomando posiciones. Fernando demostró que no se dejaba manejar fácilmente, e Isabel ahora con más razón, al verse apoyada por su marido y coincidiendo en sus planes, escuchaban, callaban y procuraban ganarse a la mayor cantidad de gente que se adhirieran a su causa. Aparte de enviar Procuradores al rey, para que oficialmente realizara la aprobación, reclutaron una guardia de mil hombres que serían pagados con las rentas de la Cámara de Sicilia, que les pertenecía.

MIGUEL SERVET

Hace 472 que la Inquisición francesa quemaba en la hoguera,  junto a sus libros, al sabio Miguel Servet, teólogo y científico aragonés. Inve...