domingo, 26 de noviembre de 2023

REINO DE ARAGÓN -(2) -

Ascendió al trono Alfonso I el batallador en septiembre de 1104, tras la muerte del rey, su hermanastro Pedro I y amplió radicalmente el reino. Fue rey de Aragón y Pamplona.  



ALFONSO I DE ARAGÓN, EL BATALLADOR
Duplicó el territorio con la conquista fundamental de Zaragoza, además de Tarazona y Calatayud. Por su matrimonio con Urraca I de León, gobernó sobre León, Castilla y Toledo y se hizo llamar entre 1109-1114 “Emperador de León y rey de toda España” hasta la anulación del matrimonio. Sus campañas militares lo llevaron hasta Córdoba, Granada y Valencia y a infligir a los musulmanes severas derrotas.
Después se volcó en problemas castellanos como consecuencia de su matrimonio mal avenido con Urraca de León, hija del importante rey Alfonso VI de León. Ella era viuda, y contaba con un hijo, el futuro Alfonso VII. El matrimonio se celebró en 1109.
Los nobles gallegos eran contrarios a este enlace debido a la pérdida de los derechos al trono del reino de León y Castilla del entonces infante, hijo de Urraca de su primer matrimonio, Esto contradecía el pacto matrimonial firmado entre Urraca y Alfonso I de Aragón, que estipulaba que los derechos de sucesión pasarían al hijo que tuvieran.
En 1110 la Taifa de Zaragoza amenazó Olite, en Navarra. Alfonso les venció en la batalla de Valtierra.
Alfonso, que aunque tenía unos treinta y seis años probablemente fuese estéril.  La falta de hijos del matrimonio fue un problema. La nobleza gallega encabezada por el obispo y el conde de Traba, se rebeló y proclamó rey al hijo de Urraca, el futuro Alfonso VII de Castilla y León, contraviniendo lo pactado entre los esposos.

Abd al-Malik

Llegaron los almorávides a Zaragoza en mayo de 1110 lo que obligó al monarca a hacer un paréntesis en su actividad en Castilla-León para atacar la capital del Ebro y consolidar una alianza con “Abd al-Malik”
Fueron derrotados por el Batallador en León, en el año 1111. Con esta situación las discrepancias entre Urraca y Alfonso I se acentuaron. Comenzó una guerra civil entre los partidarios de una y otro. Alfonso I el Batallador encerró a su esposa. Se marchó sobre Castilla y sometió a Palencia, Burgos Osma, Astorga, Toledo y Orense. A todo esto el conde de González de Candespina aprovechó para liberar a Urraca y dejarla en su fortaleza en Segovia.
El Batallador vence en la batalla de Candespina  el 12 de abril de 1111, cerca de Segovia. Más tarde los cónyuges fueron excomulgados en León y conminados a separarse, hasta que se llegó al año 1114 en el que el propio Alfonso I el Batallador, de gran religiosidad, repudió a la reina Urraca pasando a dejar el reino de León.
Otra facción contraria a la elección de Alfonso I de Aragón fue la de los eclesiásticos franceses de origen borgoñón, bajo la protección del primer marido de Urraca, Raimundo de Borgoña. Eran señores de muchos territorios, por lo que se oponían además a las políticas del rey aragonés.
El 26 de octubre de 1111, con la victoria a los partidarios de Urraca en Candespina, no impidió que la reina se aliase con el arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, que le proporcionó ayuda militar en el transcurso del año siguiente.
La guerra civil se transformó entonces en un conflicto endémico, con guarniciones aragonesas que se comportaban como tropas de ocupación, nobles rebeldes y simples saqueadores que infestaban los caminos. El final de la aventura castellana no cerrada del todo hasta el siguiente decenio, puesto que Alfonso conservó varias plazas castellanas.

URRACA DE LEÓN

En 1118, en Toulouse durante el concilio que aprobó los beneficios espirituales propios de una cruzada para una magna expedición de Zaragoza, numerosos nobles del sur de Francia se aliaron con Alfonso para iniciar el asedio a la ciudad a la que el rey pudo entrar en la aljafería. Alfonso I acordó con los notables de la capital que quienes lo deseasen podrían emigrar, y quienes prefirieran permanecer bajo la protección real debían abandonar el recinto urbano como había sucedido en la conquista de Monzón, Huesca y Barbastro. Abandonaron el escenario seguidos por la población, no obstante, tanto en Zaragoza hubo grupos de mudéjares que se integraron en la sociedad.
Alfonso I prosiguió y en los meses posteriores tomó Tudela y, Tarazona y las tierras del somontano del Moncayo, y, por fin, Calatayud. El rey inició la población de las áreas fronterizas de Soria. Un ejército almorávide avanzó hacia Zaragoza para recuperar la región, pero fue destrozado en la batalla de Cutanda. La victoria cristiana ratificó la definitiva pertenencia del valle del Ebro al reino de Aragón.
Alfonso el batallador dedicó la primera mitad de la década de 1120 a consolidar este enorme avance territorial con la repoblación del entorno de Zaragoza, dirigiendo la instalación de inmigrantes montañeses y francos en las ciudades y áreas contiguas a la capital.
Comenzó entonces una intervención militar en Al- Andalus que llevó a las tropas alfonsinas a recorrer el levante peninsular y Andalucía (septiembre de 1125-junio de 1126). la expedición llegó en octubre a Valencia, a Denia a finales del mes, para proseguir hacia Murcia, Baza, Guadix y avistar Granada el 7 de enero de 1126.  Alfonso fue a Córdoba, Cabra, Lucena, Aguilar,  Motril, Salobreña y Velez-Málaga, e iniciar el trayecto final hacia Aragón devastando los alrededores de Granada, hacia Guadix, Murcia, Játiva y, finalmente, volver al valle del Ebro. Este resumen apenas hace justicia a las dimensiones y la complejidad organizativa de la expedición y, sobre todo, al impacto que tuvo en el universo almorávide, cuyos gobernadores y emires fueron incapaces de frenar las evoluciones de Alfonso.
El 8 de marzo de 1126 murió Urraca y le sucedió en el trono su hijo Alfonso VII de León, cuya primera preocupación era obviamente acabar con la ocupación aragonesa de Burgos. Se apoderó de Burgos, lo que provocó la respuesta del batallador, que en julio avanzó hasta el valle de Támara, donde se llegó a un acuerdo tras amplias negociaciones por el cual el rey de Aragón aceptaba restituir estas posiciones fundamentales a su homónimo. sin embargo, Alfonso retuvo en su poder las tierras que habían formado parte de Navarra hasta 1054, es decir, parte de la Castilla vieja y Álava, además de la Extremadura soriana, pero aceptó entregar Atienza, Sigüenza y Medinaceli, dado que confrontaban con la zona de Soria.


ARZOBISPO DIEGO GEMÍREZ

Alfonso I inició la etapa final de su reinado, con el sitio durante todo un año (octubre de 1130-octubre de 1131) de Bayona. En los últimos días del cerco, Alfonso dictó un testamento y arrancó el juramento de respetarlo a un buen número de nobles. Un testamento que preveía que el reino fuera repartido entre las órdenes militares del temple, san Juan de Jerusalén y el Santo Sepulcro.
Desde junio de 1133, Alfonso acampaba en las inmediaciones de Fraga, que resistió durante todo el año siguiente, gracias al apoyo de Ibn Ganiya, gobernador de Valencia y Murcia.
El 17 de julio de 1134 se trabó una batalla con un resultado nefasto. “La grande y terrible matanza de cristianos en Fraga, en la que casi todos perecieron por la espada, salvo unos pocos, que, sin armas, se dieron a la fuga con el rey”.
Enfermó a principios de septiembre en Huesca, donde murió el 7 de septiembre, sin tener hijos descendientes, no sin antes haber hecho aprobar una vez más su testamento de 1131 por los nobles que le rodeaban. El testamento no fue aceptado por la nobleza, que eligió a su hermano Ramiro II en Aragón y a García Ramírez el restaurador en Navarra, dividiendo su reino.
En el testamento dejaba herederos al Sepulcro del Señor, al Hospital de los Pobres de Jerusalén y al Templo de Salomón. Además de órdenes religiosas militares, dejando así el reino sin rey.
Los nobles se vieron obligados a aplicar la ley navarra, que impedía testar sobre otra cosa con no fuese los territorios conquistados. El patrimonio heredado anteriormente pasaría a su hermano Ramiro, quien de esta forma reunía el patrimonio a excepción de Navarra.


CAPTURA DEL STANHOPE - 1710

Blas de Lezo, el almirante “Medio Hombre” , debido a la pérdida de una pierna a los 17 años en el combate naval de Vélez (Málaga), un ojo tr...