domingo, 14 de enero de 2024

LA PRINCESA DE EBOLI – (1540-1592)

 

Su verdadero nombre fue Ana de Mendoza y de la Cerda, y era hija única y por tanto heredera de una de las familias más nobles de la España del siglo XVI. Nació en Guadalajara, en 1540. Su leyenda ha superado con creces la realidad. El parche que llevaba en su ojo no se supo nunca con certeza si lo perdió en un accidente de esgrima, en una caída, o si por el contrario lo utilizó únicamente para ocultar un ojo bizco.

Hija de nobles y heredera de rancio abolengo, es prometida con apenas 12 años y casada a los 17 con un noble portugués mucho mayor que ella. Hoy nos puede parecer una barbaridad pero era muy común en aquella época, en la que los intereses dinásticos y familiares eran muy importantes. Tuvieron 6 hijos (el primero a los 19 años de edad),  y lograron acrecentar sus títulos y posesiones, logrando entre otros el de príncipes de Éboli. La pareja vivió cómoda y tranquila durante trece años, que fue cuando murió el marido en 1573.

La Princesa había solicitado junto con su marido dos conventos de carmelitas en Pastrana, Guadalajara. Entorpeció los trabajos porque quería que se construyesen según sus dictados, lo que provocó numerosos conflictos con monjas, frailes, y sobre todo con Teresa de Jesús, fundadora de las Carmelitas descalzas. El Príncipe puso paz, pero murió al poco tiempo. Volvieron los problemas, ya que la princesa, ya viuda, quería ser monja y que todas sus criadas también lo fueran. Le fue concedido a regañadientes por Teresa de Jesús y se la ubicó en una celda austera. Pronto se cansó de la celda y se fue a una casa en el huerto del convento con sus criadas. Allí tendría armarios para guardar vestidos y joyas, además de tener comunicación directa con la calle y poder salir a voluntad. Ante esto, por mandato de Teresa que en 1574 fundó en Segovia otro convento al que pasaron las religiosas que estaban en el monasterio de Pastrana, que fue abandonado, dejando sola a Ana.
Fue obligada por el rey a renunciar a los hábitos Ésta volvió de nuevo a su palacio de Madrid, no sin antes publicar una biografía tergiversada de Teresa, lo que produjo el alzamiento de escándalo de la Inquisición, que prohibió la obra durante diez años. Teresa, en abril de 1575 recibió una denuncia que puso la princesa de Éboli en la Inquisición por el “Libro de la Vida”, obra escrita por Teresa.
Cuando regresó a la Corte, comenzó una vida caracterizada por la intriga y el escándalo, fruto de su personalidad caprichosa y voluble y de las relaciones con Antonio Pérez, secretario del Rey. La princesa  aprovechó la influencia de Pérez. A la muerte del rey Sebastián de Portugal (1578), la princesa colaboró con Pérez con el fin de apoyar la candidatura de la duquesa de Braganza al trono portugués, oponiéndose así a las pretensiones dinásticas de Felipe II.

Se sabe con total seguridad que Ana y Antonio Pérez vivieron un apasionado romance, el cual debía mantenerse secreto. Pero sabedor el rey Felipe del disparatado tren de vida que llevaba su secretario, pleno de lujo y ostentación, en el Madrid imperial, exigió a su secretario que pusiera fin a vida tan disoluta y se casara, para firmar oficialmente su nombramiento. Esta faceta de crápula la mantendrá Antonio Pérez durante buena parte de su vida, quien, una vez secretario, se entrega a los brazos (y a la cama) de la princesa de Éboli. Pero de esto se enteró Juan de Escobedo, secretario personal de don Juan de Austria, que ya había vencido en Lepanto y era hermanastro de Felipe II, se encontraba en Flandes luchando. Escobedo supo de la relación de Pérez y la princesa y también de las intrigas que mantenían. En aquel momento de 1576 Juan de Austria era gobernador de los Países Bajos y quería del rey fondos que sufragaran sus proyectos de paz con los rebeldes flamencos, salida de los Tercios de los Países Bajos, para utilizarlos en la invasión de Inglaterra, rescatando a María Estuardo de su prisión, casarse con ella y reimplantar el catolicismo en aquel reino, tras el destronamiento forzado de Isabel I de Inglaterra.

La cosa no fructificó por consejo de Antonio Pérez que al parecer mantenía negocios con los flamencos. Escobedo reunió pruebas de los negocios ilícitos de Pérez y sus relaciones con su pariente, la princesa de Éboli. Cuando al poco, Escobedo amenazó a Antonio Pérez con divulgar su confabulación a menos que éste apoyara las pretensiones de don Juan de Austria. Pérez temió ser denunciado ante el Rey y ordenó su asesinato, primero con dos intentos fallidos de envenenamiento y, posteriormente, el 31 de marzo de 1578  murió acuchillado por seis sicarios una noche.
Felipe II hizo averiguaciones y terminó descubriendo la verdad. La princesa y Pérez fueron detenidos. Ella fue encerrada en 1579, primero en el Torreón de Pinto, luego en la fortaleza de Santorcaz y privada de la tutela de sus hijos y de la administración de sus bienes, para ser trasladada en 1581 a su Palacio Ducal de Pastrana, donde estuvo atendida por su hija menor Ana de Silva. Y
Felipe II, por temor a que huyera con su amante, mandó poner rejas en puertas y ventanas del palacio, donde permanecía encerrada. La Princesa de asomaba una sola hora al día por la reja que daba a la Plaza, que se llama desde entonces Plaza de la Hora. Mientras Pérez, y tras once años de prisión pudo escapar y huir a Aragón en 1590, parece ser que con la ayuda de su propia mujer y con dinero proporcionado por la princesa. El 19 de abril de 1590 llegaba a Aragón, buscando amparo, valiéndose de su condición de hijo de aragonés, en los fueros de aquel antiguo reino, donde, en virtud del privilegio de manifestación, se puso bajo la protección del Justicia foral, don Juan de Lanuza. No obstante, el magistrado ordenó su reclusión en una cárcel de Zaragoza.

El conflicto generó, un enfrentamiento entre el rey y Aragón. Felipe ordenó a la Inquisición aragonesa que encarcelara a Pérez por hereje. Cuando fue liberado por el pueblo y Pérez huyó a Francia, el rey lo tomó como una rebeldía contra su autoridad y envió un ejército de 12000 hombres que avanzaron sin resistencia apenas. Suspendió los fueros, mandó ejecutar al Justicia de Aragón y reunió a las Cortes aragonesas en 1592 que reinstauraron el derecho foral acordando que el cargo de Justicia Mayor sería nombrado por el rey y podía ser destituido por él. 
Pérez una vez en territorio galo, Pérez recibió el apoyo de Enrique IV, acérrimo enemigo del rey Felipe, protección que él pagó revelando traidoramente secretos de Estado, al poner en manos de éste atractivos proyectos desestabilizadores para España. El fracaso de los intentos de invasión francesa motivó el traslado de Pérez a Inglaterra, donde también contó con importantes ayudas, ofreciendo interesante información que sirvió para el posterior ataque inglés a la plaza de Cádiz en 1596.

RECREACIÓN DEL ASOMO A LA PLAZA DE LA PRINCESA

Pero el Tratado de Vervins (1598), que dio fin a las guerras de religión en Francia, supuso el final diplomático de Pérez, que se dedicó a la escritura, llegando a publicar dos importantes obras que tuvieron un destacado efecto negativo en la figura de Felipe II: las Relaciones y las Cartas, otra base originaria de la injusta leyenda negra formada contra aquel monarca y contra España.
La Princesa llamaba al rey Felipe II en sus cartas "primo". El monarca se referiría a ella como "la hembra". Es curioso que mientras la actitud de Felipe hacia Ana era dura, siempre protegió y cuidó de los hijos de ésta y su antiguo amigo Ruy, el esposo de ella. Felipe II nombró un administrador de sus bienes y más adelante llevaría las cuentas a su hijo, Fray Pedro ante la ausencia de sus hermanos.
Finalmente Ana muere en su encierro el 2 de febrero de 1592.

viernes, 12 de enero de 2024

EL INFRAVALORADO FERNANDO EL CATÓLICO


 En su libro "Fernando el Católico: vida y mito de uno de los fundados de la España moderna" (La Esfera de los Libros) el hispanista Henry Kamen, en cuanto a su carácter, Fernando ha merecido a lo largo de la historia un saco de elogios y críticas, que, solo se basan en mitos e imprecisiones. "En realidad, sabemos muy poco sobre su vida, porque la documentación del periodo es malísima, especialmente en lo referido a la Corona Aragonesa", explica Kamen. No en vano, el primer archivo nacional surgió en el siglo XVI en Castilla y, por tanto, la documentación sobre los Reyes Católicos está monopolizada por la figura de Isabel la Católica. "Se le atribuyen a ella muchas cosas que son mérito exclusivo de él", apunta. Antes que él, solo Jaume Vicens Vives logró una aproximación solvente a la figura del aragonés a través de una biografía fuertemente contestada por los nacionalistas. 


ESTATUA DE FERNANDO II EN MADRID

"Los que están fabricando la nueva ideología de Cataluña no saben nada de historia y copian las ideas de los nacionalistas del siglo XIX, que originalmente vieron al Monarca como una figura positiva pero luego le achacaron las culpas de la crisis demográfica que vivió Barcelona durante su reinado", señala el británico. Pero no solo los catalanes han despreciado a Fernando el Católico. Tampoco los castellanos han mostrado nunca grandes simpatías por un hombre que en realidad solo hablaba castellano y, pese a nacer en la región de Zaragoza, contaba con raíces profundas en el reino vecino. La nobleza castellana sentía aversión por Fernando, al que llamaban sin fundamentos, de forma despectiva, “el viejo catalán.  A lo mejor tiene que ver con su carácter o su actitud, analiza Kamen. De esta forma, a la muerte de su esposa, Isabel, en 1504, la nobleza castellana se decantó de forma mayoritaria por el extranjero, Felipe el Hermoso y por Juana la Loca, mientras el viejo aragonés abandonaba el reino visiblemente ofendido.

La inesperada muerte de Felipe I cuando solo llevaba dos meses en el trono devolvió a Fernando el control de Castilla ante la incapacidad de su hija. La preferencia de los nobles por Felipe es más bien por su hija Juana, lo cual se ve reflejado en que serán sus hijos quienes protagonizan la sucesión, sostiene el hispanista. Siendo Rey de Aragón, Valencia, Sicilia, Nápoles y Navarra, conde de Barcelona y gobernador del Reino de Castilla, Fernando murió el 23 de enero de 1516 en Madrigalejo, intuyendo que iba a ser el último representante de la dinastía de los Trastámara y, por encima de todo, el primer Monarca en ceñir todas las coronas que constituyen la España de hoy. Fernando no fue el unificador de las Españas que reza el mito, pero sí es el iniciador de una gran aventura, asegura Kamen. En su opinión, España nació a través de matrimonios entre una misma familia y no a base de conquistas o reformas administrativas. 


Los Reyes Católicos nunca fueron conscientes de la envergadura del Descubrimiento de América y su participación en el proyecto fue muy limitada. "El ideólogo del Descubrimiento es un loco, Cristóbal Colón, que corre con la planificación y con los riesgos. Además, los descubrimientos más importantes se llevaron a cabo después de la muerte de los Reyes". En el momento en que murió Fernando, el dominio español se limitada a varias islas periféricas y en Europa apenas se conocía en ese momento datos sobre aquellas tierras. A mi juicio esto es discutible dado que por ejemplo en Tratado de Tordesillas de 1494 entre Portugal y Castilla, establece la división territorial del continente, bien es cierto que fue hecha sobre una superficie imaginaria en el mar. Aunque es verdad que no se sabía que era un nuevo continente. Recién en 1503 Américo Vespucio en su escrito Mundus Novus, relata el viaje realizado en 1501 en una flotilla de tres naves portuguesas y afirma que las costas exploradas son tierra firme continental, no islas, y añade que ese continente está "más densamente poblado (...) que nuestra Europa o Asia o África" y que es lícito llamarlo "Novum Mondum". Fernando impulsó la Junta de Toro en 1505 para la búsqueda de un atajo que hiciera más corto el camino a las Indias. Vespucio, Juan de la Cosa, Yáñez Pinzón y Juan de Solís se presentaron en la corte, entonces en Burgos en 107, ya muerta Isabel. 
En 1512 Fernando invadió Navarra, dado que existía el peligro de que sea anexionada al reino de Francia. Conquistado el territorio las Cortes le proclamaron rey de Navarra y en 151 las Cortes de Burgos incorporaron el reino de Navarra a Castilla. 
También en 1512 promulga las Leyes de Burgos.
En 1513 Vasco Núñez de Balboa cruza el istmo de Panamá y descubre el Pacífico. Pero si es cierto que trataban los territorios como islas y Fernando seguramente nunca consideró con visión la importancia, más allá de las riquezas que existían cuando supo que se había descubierto un continente enorme. 
Además es necesario tener en cuenta que la política de Protección a los nativos de América fue iniciada por Isabel y continuada por Fernando. Las Leyes de Burgos, promulgadas en 1512 y complementadas por Las Leyes de Valladolid de 1513 y la Real Cédula de 1514. Todas suponían un avance en la afirmación de los derechos a los indios. Todo esto cuando ya había fallecido Isabel en 1504.
Fernando fue un genio militar y de la diplomacia, fue prudente y seguro de sí mismo, frugal en sus gastos y no se enriqueció, murió pobre. Al fallecer apenas disponía lo  necesario para los gastos fúnebres. 
Murió en un pueblo de Cáceres, en 1516 dejando sus reinos a su hija Juana I de Castilla y a su nieto Carlos de Gante, el futuro Carlos I. Nombró regentes para la corona de Aragón y para la de Castilla y León. 

miércoles, 10 de enero de 2024

LANCEROS DE LA GUARDIA REAL ESPAÑOLA


 La Guardia Real española es la más antigua de Europa. La unidad, formada por personal procedente del Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire y los Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas, es conocida por los cambios de guardia en el Palacio Real y escoltas solemnes. Sin embargo, otras facetas de la actividad cotidiana de la Guardia Real no son tan populares y vistosas. 



El adiestramiento de perros y caballos, el mantenimiento de los vehículos y un completo museo automovilístico y de uniformes militares son algunas de las vertientes más desconocidas.​Este relevo se realiza los primeros miércoles de cada mes, rememorando los que se hacían en tiempos de Sus Majestades los Reyes Alfonso XII y Alfonso XIII. En octubre de 1702, se crean las “Reales Guardias de Infantería Walonas” y en diciembre de 1703 se configura el regimiento de “Reales Guardias Españolas de Infantería”, concediéndoles las primeras ordenanzas con fecha 29 de septiembre de 1704 y por bandera el pendón morado de Castilla. Realizaron su primer servicio en el campo militar de Alcántara, quedando disueltos en la legislación publicada en 1823.
Para protección de la Reina, mientras el Rey permanecía en los estados italianos, se crea una unidad de Caballería, el “Real de España”. Este cuerpo de Caballería, junto con la Compañía de “Mosqueteros” y otra levantada en Italia se convertirá en “Los Reales Guardias de Corps”. Con fecha 12 de junio de 1704 acompañaron al Rey en la Campaña de Portugal, prestando en Casteldavide su primer servicio a la Corona, desapareciendo los Archeros de la Cuchilla, que eran los que hasta ese momento le prestaban escolta.
Por Real Decreto número 310/1979 (Presidencia) de 13 de febrero (D.O núm. 47) se reorganiza la Casa de Su Majestad el Rey y en su artículo 2.º dispone que estará constituida por: Jefatura, Cuarto Militar, Secretaría General, Guardia Real y Servicio de Seguridad. Desaparece por tanto la denominación de regimiento, adquiriendo la denominación genérica de "Guardia Real." El mismo Real Decreto en su artículo 4º dispone que el Cuarto Militar es la representación de honor de los Ejércitos al servicio inmediato del Rey, dentro de la Casa de Su Majestad. Un teniente general o almirante en situación de actividad será el primer Ayudante de S.M. el Rey y Jefe del Cuarto Militar, con facultades de inspección sobre la Guardia Real.

martes, 9 de enero de 2024

MARIANA PINEDA

 

MARIANA PINEDA

Ejemplo de la manipulación histórica. Se la reconoce como una heroína de la libertad, republicana y andalucista. Nada más lejos de la verdad. La realidad fue mucho más prosaica. - Nació en Granada en septiembre de 1804 y fue ejecutada durante la restauración de Fernando VII en mayo de 1831.

Cuando ella, con 15 años, se casó tuvo dos hijos y enviudó al poco tiempo. Más adelante ayudó a su primo, un activista liberal a salir de la cárcel llevándole unos hábitos de monje con los que disfrazarse. Se dice que tuvo una relación sentimental con él, pero no hay pruebas de ello. Pero si tuvo como amante al abogado J. de la Peña, que después sería Ministro de Hacienda con Isabel II, del que tuvo en enero de 1829 una niña a la que Mariana reconoció como hija natural a pesar de que no vivieran juntas, aunque no así José de la Peña, que esperó a 1836 para "adoptarla", a 1846 para reconocerla como hija y a 1852 a reconocerla como heredera en su testamento. Mariana también tuvo otros amantes como el Marqués de Salamanca.

Aunque se ha insistido en el carácter progresista de Mariana, lo cierto es que nos encontramos ante una bella mujer, al que a los hombres gustaba. Pero a partir de 1831 comenzó la desgracia para Mariana. A principios de ese año la causa Liberal estaba perseguida por el reinado absolutista de Fernando VII. El alcalde y jefe de policía supo de la existencia de una bandera que se utilizaría en un alzamiento de los liberales granadinos. Aquí parece ser que dicho alcalde, Ramón Pedrosa, que requería de los favores de Mariana, había sido despechado.

Los liberales reunidos en Gibraltar decidieron encomendar a Mariana la tarea de coser una bandera. Ello no sabía bordar de modo que encargó a su vez el trabajo a las bordadoras del Albaicín. Decisión imprudente ya que una de las bordadoras, que mantenía relaciones con un clérigo, enseñó el trabajo a éste. El clérigo era liberal en realidad, pero advirtió a su padre, el doctor Juan Herrera, absolutista convencido, de que moderase sus ímpetus ya que la revolución era inminente. El secreto estaba descubierto.

El alcalde obligó a llevar la bandera a la casa de Mariana, donde hizo que fuera descubierta por la policía. La bandera no era ni republicana ni mucho menos andaluza, como se ha mostrado intencionadamente. Se había cosido un triángulo verde en la que se leía en rojo “Igualdad, libertad y ley”, lema liberal y los colores masones. Con esa prueba Mariana fue arrestada y encarcelada.

Si hubiera entregado a su amante o con Pedrosa hubiera sido complaciente quizá se hubiera salvado.

Fue ejecutada el 26 de mayo de 1831 en la actual plaza de la Libertad; solo tenía 26 años

Durante el juicio, el fiscal imputó a Mariana el delito de “rebelión contra el orden y el monarca”, castigado entonces con la pena de muerte. La defensa adujo que la supuesta bandera no tenía que ver con ninguna revolución sino con la masonería, como demostraría el lema que aparecía en ella. Sus argumentaciones cayeron en saco roto.  Fue condenada a pena de muerte a garrote vil y ejecutada.

Fue olvidada durante años pero con la Primera República Española, se erigió en su memoria un monumento público en Granada.

Su muerte pretendió dar un escarmiento a los liberales, pero la convirtió en una mártir y en un símbolo. Fue enterrada en el cementerio de Almengor, sin que nada identificase su tumba. Desde 1856, sus restos se conservan en la cripta de la catedral de Granada, bajo una sencilla lápida. Cada año, el Ayuntamiento granadino organiza la Fiesta Cívica de Mariana Pineda el domingo más cercano al 26 de mayo, aniversario de su muerte. Los actos discurren en la actual plaza de Mariana Pineda.

Regresó al olvido otra vez y posteriormente fue reconocida durante la Segunda República mediante una serie de honores militares.

El Ministro socialista Fernando de los Ríos, fue el que al parecer despertó su memoria e inculcó en el romanticismo de Federico García Lorca su interés, lo que le llevó a escribir en 1925 la obra de teatro Mariana Pineda. - Lorca no la presenta como un mito Liberal, sino que la muestra en su inconformidad histórica, en su rechazo al absolutismo y su rebelión que le llevan a la desgracia. Nada que ver como se la muestra por lo general. No pertenecía a la masonería, ni era republicana ni liberal. 

Fue víctima de las circunstancias. 

COLÓN Y LA FUERZA DE SU PASIÓN - (2)

En 1.484 Colón presentó al reino de Portugal su empresa de ir a las Indias Orientales por Occidente. Juan II le escuchó atentamente y quedó ...